Pobre Akane. Primera parte.
Y por fin un día descubrí el inquietante secreto de Ryoga. Fue durante el entierro de mi querido Pe-chan, atropellado por un conductor borracho a las dos de la madrugada. Nunca entenderé qué demonios estaba haciendo allí fuera, bajo la lluvia con Ranma chica…incluso creo que llegué a pensar mal de él por un instante. Pero no, desde luego que no. Si al pobrecito de Ranma le afectó su deceso más que a mi. Me lo encontré llorando con su trenza colorada pendiendo sobre el hocico sin aliento del cerdito. Estaba completamente fuera de sí. Y no lo soltaba. Antes gritaba con su traje chino rojo teñido de la sangre carmesí aún más oscura de Pe-chan:
-Llamad a Tofu. Llamadle, por favor.
¿Por qué? ¿Por qué lloraba tanto él? ¿Por qué lo hacía, cuando yo, turbada por la sorpresa, apenas si dejaba caer alguna lágrima? Él mismo me dio todas las respuestas a continuación.
-Salvad a mi amigo.
¡Claro! ¡Qué tonta que había sido todo este tiempo! Pe-chan era su amigo. Por eso peleaban tanto. Le quería al nivel de Ryoga y por tanto, le expresaba cariño de la misma manera; usando la fuerza, único medio que su tierna personalidad parecía conocer para expresar las emociones. Esa noche, también, descubrí el gran secreto de Ranma. Me amaba. Estaba claro. Lloraba igual que cuando creyó perderme en Jusenkyo y declaraba por fin su afecto hacia mi mascota cuando sabía que el aludido no podía oírle. "Salvad a mi amigo". "Te amo Akane". La sensación de deja vú era evidente. Salvo que mi buen cerdito no volvió del camino al Mas Allá para decirle un inverosímil "te he oído" o un más lógico: "oink". Llevaba más de diez minutos sin respirar cuando por fin junté el valor para acercarme. A enfrentar la realidad de mi perdida y a consolarle. Sí, sí, a consolarle. Aunque me doliera, aunque claramente debiera afectarme más a mi que a él la perdida de mi mascota. No podía permitirle ni permitirme que él siguiera tan fuera de su compostura ni un segundo más.
-Akane…yo…-tartamudeó al verme-. No lo vi…
-Ya lo sé. No hace falta que…
Y no dije más. Me abrazó con todas sus fuerzas, ocultando sus lágrimas en mi hombro y empapando poco a poco mi vestido. Nunca le había tenido así. Pensaba que le había visto derrumbado instantes atrás. Pero no…el derrumbe se dio en mis brazos. Le conocía de sobra. Tanta pelea, secuestros, salvatajes y entrenamientos nos daban la ocasión y excusa para hacer contacto físico seguido. Y aún sin haberlos tocado, a simple vista, se podía apreciar la potencia de sus músculos. Aquella noche simplemente se deshizo abrazado a mi. Suave, escurridizo, blando. Parecía un Ranma de arena que había pasado demasiado tiempo al sol. Frágil como para temer incluso al viento. Delicado como nunca pensé que pudiera serlo.
-Está muerto.
-Era…solo un cerdo…-me sorprendí diciendo unas (valga la ironía) puercas mentiras. Tenía tantas ganas de llorar por Pe-chan, de derrumbarme como él. ¡Maldito afortunado me había ganado de mano! Y a mi me tocaba ser la valiente en lugar de la agraviada.
-No…no lo entiendes…-tartamudeó de nuevo- no podrías…no sabes lo que…hace diez minutos no llovía. Yo…peleaba con Ryoga…aquí mismo…
¡Ryoga! ¡Genial! ¡Eso es lo que necesitaba! Alguien que me ayudara a recuperar la compostura de Ranma. Miré en todas direcciones, extrañada. No estaba. Se había esfumado.
-¿Dónde está?
Nada. Mi estatua de arena simplemente miraba a Pe-chan y al cielo intercaladamente. Tragaba saliva o simplemente lloraba.
-Él podría ayudarnos…-traté de argumentar.
Solo entonces, Ranma meneó la cabeza y volvió a abrazarme.
-No, no puede…se ha ido….
-¿Otra vez se perdió? Si será tonto. Hasta en los momentos importantes se pierde…
Extraño. Por un momento sentí el brazo de Ranma tensarse como cuando se enfadaba realmente con un enemigo. Y luego me empujó contra la pared del dojo.
-N-no…por favor…no vuelvas a hablar así de mi amigo. ¡ÉL ERA MI AMIGO!
Le brillaban los ojos de furia y al mismo tiempo los tenía apagados. Sin pasión. La mirada exactamente contraria a la que me solía dedicar. Vale, acababa de protagonizar una mini-tragedia. Yo también estaba triste. Pero ¿dónde se había ido toda su ternura y debilidad de instantes atrás? ¿Por qué apretaba tanto el puño?
-Voy a avisar a los demás. Mañana le enterraremos. Ponte algo formal…por favor. Yo buscaré un ataúd adecuado.
¿Ataúd? ¿No bastaba con una bolsa y una pala? Daba igual. Por fin me había dejado sola. Y entonces finalmente di rienda suelta a mi tristeza, la que había generado en mi alma la pérdida de Pe-chan y también la que había absorbido de Ranma. Una media hora después entré a casa, enjugando las lágrimas. Esperaba el abrazo maternal de Kasumi, la reconfortante madurez de mi hermana mayor que me daría la oportunidad de llorar como una niña y desahogarme otra vez. Les sorprendí cuchicheando en ronda. Genma me tapaba casi toda la visión con su enorme trasero de panda. Aún así, logré advertir que la familia al completo participaba de la conversación. Creo que alcancé a distinguir la voz entrecortada de Nabiki diciendo: "¿En serio? ¿Él también sufría de eso? Akane debería saberlo". Y la respuesta lacónica de mi prometido: "No, se lo prometí. Es lo mínimo que puedo hacer por él ahora. Mantener mi promesa".
-¿Qué promesa? –interrumpí-. ¿Qué es lo que debería saber?
-Que Pe-chan…Ryoga…-otra vez lo malditos tartamudeos ranmescos que me comían la paciencia.
-¡Ya lo sé, Ranma! –le solté todo perdiendo la paciencia-. Siempre lo supe. No soy tan tonta ¿sabes? Los dos tenían el mismo pañuelo. Y luego, nunca aparecían juntos en la misma habitación. Sé, que Ryoga me quería. Los temblores al verme le delataban. Y sé también que Pe-chan era un regalo suyo. Uno que nunca se animó a confesar que me había hecho y del que prefería huir cada vez que le veía. Y entiendo perfectamente que le tuvieras celos por eso, Ranma. N-no…debí…haberlo aceptado en primer lugar…pero era tan bonito…-snif-…tan buena mascota…a veces –snifff- parecía que entendía todo lo que le decía…tan inteligente para ser solo un cerdo.
Ranma volvió a abrazarme por tercera vez en la noche -¿por qué siempre tenía que morir alguien para que se ablandara un poco?-. Se sentía…bien. Reconfortante. No era Kasumi. No me acariciaba la cabecita en dirección horaria como ella. Pero me valía para olvidarme un poco de todo.
-Tienes razón, Akane. Pe-chan fue un regalo de Ryoga.
Cerré los ojos sobre su pecho. Su mentón se sentía puntiagudo y húmedo. Maldita sea. Otra vez lloraba. Le aparté con furia.
-Déjame llorar a mi de una puñet&%$·% vez.
Todos se me quedaron mirando con pena. Disfrutando de un triste secreto que solo yo parecía desconocer, uno que hacía más dolorosa la pérdida a los demás y que nadie se animaba a confesarme.
-¡Madura, Ranma! Si tanta culpa sientes por lo que ocurrió. Espera unos meses a que haga el duelo y me compras tú otro cerdito. Uno que elijas por tu cuenta y del que no desarrolles celos enfermizos.
Nuevo golpe bajo (no sabía bien cómo ni por qué) que ensombreció aún más la cara de todos. Nabiki le acarició el hombro a Ranma.
-A lo mejor deberías decírselo. A mí por lo menos, Ryoga no me pagó lo suficiente para aguantar esto.
Entonces sí, tuve todas las piezas del puzzle en mi mente. Antes, bajo la lluvia lo dijo muy claro: "Ryoga era mi amigo". ¿Era? ¿Cómo que "era"? ¿Y ahora?
-¿Qué pasó Ranma? ¿Por qué Ryoga ya no es tu amigo? ¿Te peleaste? ¿Él tuvo que ver con lo de Pe-chan?
-Akane…no lo has entendido bien…yo…
Genma se echó un poco de agua hirviendo sobre la cabeza. Había observado la escena entera, recostado, en modo panda sobre una silla mecedora. En cuestión de instantes superó la posición de Ranma, pasó por donde estaba Kasumi esquivando una taza temblorosa de té que llevaba destino de romperse, hizo a un lado a Soun con un suave movimiento de manos y se colocó justo frente a mi.
-Eso mismo, Akane. Ranma es muy noble para decirte la verdad…pero yo no. Ryoga no va a volver porque es el culpable de la muerte de tu cerdito.
Un puñetazo, uno de esos que solo saca Ranma de su arsenal cuando algo le saca literalmente de sus casillas impactó en la cara de Genma y le hizo saltar un diente.
-¿Por qué mientes, papá? ¿Qué piensas ganar?
-Pienso ganar tranquilidad para Akane Además, piensa, hijo. ¿Realmente miento? ¿Quién te despertó para pelear a las dos de la mañana? ¿Quién eligió el escenario? ¿Quién decidió lidiar por un sitio por donde pasan muchos coches? ¿Quién estuvo a punto de matarte por su extrema falta de sentido común? Ryoga, ¿verdad? Luego no miento. Él es el culpable de la muerte del cerdo.
-Omites detalles importantes, papá. Detalles que convierten toda tu historia en una sarta de patrañas.
-Akane –se giró Genma hacia mi posición-, te aseguro que los detalles son sangrantes y dolorosos. ¿Realmente quieres saberlos? Yo te doy mi palabra de honor que nada de lo que dije es mentira y que todo lo que omito te hará sentir el mismo dolor que sentimos todos nosotros.
Observé el rostro sombrío de mi familia. Especialmente el de Kasumi. ¿Qué me ocultaban? ¿Acaso Ryoga y Ranma peleaban por mi? ¿Acaso por culpa de algún siniestro efecto mariposa yo era la raíz y mayor culpable de la muerte de mi mascota? ¿Quería averiguarlo? No. Desde luego que no.
-Gracias, Genma. Seguiremos con esto mañana. Ahora…estoy exhausta mental…y físicamente también. Ya son casi las cinco de la mañana y no he dormido nada.
Nadie pronunció palabra mientras me marchaba a mi habitación y si lo hizo, se le atragantó en la punta de la lengua. Como siempre. Me recosté entre lágrimas y pensando en todo lo ocurrido. ¿Sería posible que dos chicos tan guapos pelearan por mi? ¿Por la marimacho que no sabía cocinar? ¿Igual que los tontos del instituto antes de que apareciera Ranma…pero en este caso sintiendo ambos amor del verdadero? Normal que cayera mi cerdito. El amor en manos fuertes y corazones débiles era un arma demasiado peligrosa.
Al día siguiente, el veredicto de toda Nerima era uno solo: "Pobre, Akane". Me lo decían mis compañeros, sus padres, los vecinos y también los desconocidos. Tanto que hasta "pobre" parecía mi apellido. Incluso un desconocido llegó a preguntarme por el paradero de "Pobre Akane", la prima de Tendo Akane, la ingenua que había sufrido la pérdida terrible sin llegar a enterarse de las circunstancias.
Para cuando volví a casa, Ranma se había ocupado ya de organizar y traer la mitad de las cosas que necesitaríamos para la ceremonia. Yo esperaba una simple pala y dos o tres amigos. Y sin embargo, allí había un ataúd, sillas, una plataforma, y una pequeña multitud. Todo el mundo hablaba, luego cuchicheaba y al final, el clamor se tornó en murmullo en el mismísimo momento en que franqueé la puerta.
El cofre mortuorio era ridículamente grande. Del tamaño de un humano. Eso…todo eso…me ponía de los nervios. Yo solo quería un poco de discreción y a cambio ¿el semejante energúmeno me preparaba esto? Lo iba a matar. De verdad que sí y por muy impropio que pareciera en un entierro, pensaba golpearlo en la cabeza con el mazo, una silla o el mismísimo ataúd si tenía oportunidad…solo que esta vez le protegía un ejército de normas sociales, a cada paso que daba, más y más personas me ralentizaban la marcha con sus pésames y sus "lo siento de todo corazón". "¿Lo sientes?" –pensaba yo-. "Pues déjame pasar que en cuanto le dé su merecido a Ranma me sentiré mejor".
Mientras tanto, mientras pasaban los eternos veinte minutos que tardé en avanzar seis metros…, Ranma tapaba el ataúd abierto con todo su cuerpo y echaba voces a uno y otro lado.
-Rápido, rápido. Que Akane llegó antes. Ayudadme a taparlo.
Nada. La maldita tapa del ataúd simplemente se había atascado. Y no cedía ni a su fuerza, ni a las argucias de Nabiki ni al aceite que trajo Kasumi de la cocina.
Por fin, el destino quiso que yo llegara a la caja lúgubre antes que ellos pudieran ocultar nada. ¿Qué se pensaban que me iba a pasar? ¿Desmayarme por ver a un animalito aplastado? ¿Tan débil emocionalmente me creían? Obviamente iba a llorar pero estabas en mi derecho ¿no? ¿Acaso no era ese el propósito de los entierros? ¿Que la gente llorara a placer y sin culpa?
-Akane…-me recibió con media sonrisa falsa-…has llegado muy pronto.
Intenté asomarme sin contestar hasta en dos ocasiones…en la tercera ocurrió lo directamente inaceptable…amagué con irme por izquierda, esperé a que bajara la guardia como hace siempre cuando le rozó las costillas con la punta de mis dedos y me volteé a la derecha. Di un paso y…¡Broooom! La puerta del ataúd se cerró de golpe…empujada nada más y nada menos que por el truco de las castañas. Antes llegué a oírle susurrar: "Lo siento, Pe-chan. Es por su bien".
¿Por mi bien? Antes debería haber pensado un poquito en su propio bien. Porque le di un buen golpe en la base del estómago que le quitó el aire y las ganas de tanta tontería. Luego abrí la puerta que momentos atrás me habían cerrado.
-Upss, lo siento –dijo Nabiki al tropezar conmigo-. Mucha gente.
-Mira lo que has hecho –me quejé con amargura-. Le has mojado con el vaso de agua que llevabas.
Allí estaba mi cerdito, en un compartimiento excesivamente grande para su pequeño cuerpito y empapado. Le sequé con una toallita de papel y cerré el ataúd. Ya estaba preparada para pasar página y deshacerme de toda esa gente que me agobiaba el corazón.
-¿Comenzamos? –me preguntó Ranma que le daba un fajo de billetes a Nabiki (probablemente para pagar el entierro) y se colocaba mi lado como si nada hubiese pasado.
-Antes, deberíamos esperar a Ryoga.
-Él simplemente no llegará tiempo. Es inútil esperarle. Ya lo sabes.
-Pues ve a buscarle –insistí-. Tú siempre le encuentras cuando te interesa.
-Yo…no hay momento en que no piense que debería ir con él. De hecho –volvió a quebrársele la voz (menudo blandengue estaba hecho ese día)-, iba a ser yo el que fuera a donde está ahora…pero a último momento me empujó y tomó mi lugar. Dijo que yo debería quedarme contigo. Que a él le extrañarías menos.
¡Caramba! Realmente habían estado peleando por mi y al parecer Ryoga se había dado cuenta de quién era mi preferido. Había que quitarle hierro al asunto y había que hacerlo ya.
-¡Qué tontos que sois! Si siempre se va por una o dos semanas. Si crees realmente que deberías estar con él, ve con él.
Su mirada cambió totalmente, si en algo le había servido la espectacular parafernalia que había montado para hacer duelo por Pe-chan, mis palabras le devolvieron al estado de ánimo de la noche anterior.
-¿Eso crees? Yo…tienes razón. Es mi culpa que se marchara después de todo…creo que solo podré sentirme mejor si trato de seguir por su camino.
¡Plafui!
-Nabiki, -me sorprendí-. ¿Tú también sabes cachetear así de fuerte? Pero, ¿por qué le pegas?
Mi hermana, la codiciosa y testaruda hermana del medio, me miró con la misma mirada de Ranma de ayer. Furiosa y despasionada. Encendida y apagada a la vez.
-Ranma se queda contigo. Se lo ha prometido a Ryoga. ¿Verdad que lo has prometido? –se dirigió a él y luego de vuelta a mi-. Y él siempre cumple sus promesas. Y nunca se deja vencer por sus sentimientos. Antes los reprime y se los traga. Es su especialidad.
Más allá, cerca del cofre mortuorio más y más personas miraban el cuerpo sin vida del cerdito y repetían las mismas dos palabras: "Pobre Akane".
Fin de la primera parte.
Historia bonus
El viernes pasado nos invitaron a unas precipitadas vacaciones para esta misma semana. Demasiado sobre la hora para que yo pudiera aceptar. Tenía toda la semana cubierta de compromisos. Pero Minefine7 y los niños sí que podían irse unos días. Así que desde el lunes hasta mañana me las estoy arreglando solo en casa. He realizado hazañas únicas como cocinar (¿poner algo de fiambre entre dos panes cuenta como cocinar?), tirar la basura, hacer las compras (al parecer en algunas zonas de España todavía no existe el trueque y hay que pagar con dinero), etc. Luego tuve algunas batallas de resultado más incierto como no perder las llaves (dos horas en la cerradura del lado de afuera), dormir (literalmente imposible sin Minefine7 a mi lado) y por último, lo que denomino mi gran aventura contra el refrigerador irónico. Lo normal es que nosotros los humanos nos aprovisionemos e ingiramos los alimentos que le robamos, día sí, día también, de sus entrañas… ¿Y si un día decidiera tomarse venganza? ¿Y si un día decidiera invertir los papeles y ser él quien nos coma a nosotros? Pues algo así me pasó. Luego de descubrir que no se rellenaba mágicamente solo como yo pensaba y luego de acabar con todo su contenido, antes que rendirme a la evidencia de que debía bajar a hacer las compras, decidí intentar algo realmente osado. En el congelador tenemos una rejilla a unos cuatro centímetros del tope. Entre el techo interno del congelador y esta, hay una durísima capa de hielo que hermana a ambas entidades como si fuera una sola cosa y en medio, prisionero desde hace dos o tres meses, un paquete de palitos de pescado. Opción número 1, descongelar, opción número dos, picar hielo. Opción número tres meter un dedo por un pequeño agujerito en una zona libre entre el techo y el hielo y hacer presión. Escogí la tercera y ante el éxito parcial de hacer el agujero un poco más grande…., metí la mano entera. Y…se me quedó enganchada…Por suerte estaba tan frío todo que ni me dolió los tres o cuatro minutos que me quedé atrapado. ¿Qué hacer ante una situación tan ridícula? ¿Llamar a Minefine7 para que avise a urgencias? ¿Dejar la puerta abierta y esperar a que se descongele…? ¿Tirar con más fuerzas aprovechando la pérdida de sensibilidad? A los cuatro minutos, en un acto de genial lucidez, hallé mi respuesta. Dejar de apretar la bolsa de palitos. Claaaaro. Eso mismo me hubiese dicho Minefine7 si hubiese estado allí. Solo que se me había olvidado que estaba haciendo presión con los dedos porque ya no sentía nada en toda la mano. Lo triste del asunto es que los palitos de pescado tienen la forma, tamaño y color, precisamente de unos dedos. Para más inri, vienen casualmente diez por paquete. ¿Casualidad? No lo creo. En fin me comí los palitos de pescado, convencido de que, a lo mejor, una fuerza invisible había intentado intercambiar mi mano por los palitos en una especie de reivindicación justiciera ante el constante saqueo de la raza humana sobre los refrigeradores. Es eso o admitir que no puedo vivir más de dos días en ausencia de Minefine7 sin meterme en líos exasperantemente ridículos.
A propósito, nunca intentéis hacer un huevo frito en el microondas. No funciona muy bien.
Si sobrevivo, saludo a todos hasta el próximo capítulo. Y si no, decidle a Minefine7 que el hacedor de camas automático está roto o al menos no funciona tan bien como cuando está ella en casa.
Comentarios
Estimada Minefine7. Perdió Argentina, llevo dos noches sin dormir y volvieron algunos de los dolores de viejo. Luego, casualmente, mato a Ryoga. Pobre Akane.
Estimada evanmychem (cap. 122). Claaaro, tendría que haberlo colgado de la trenza. A veces se me olvidan detalles obvios de Ranma como que tiene trenza o se transforma en mujer. Pobre, Ranma.
Estimada evanmychem (cap. 123). En realidad Akane va a confesar su amor en el próximo capítulo escogiendo mal las palabras y va a ser brutalmente rechazada. Pobre Akane.
Soy hombre. No es que me guste especialmente el fútbol; me gustan todos los deportes en general. Además, tengo la necesidad de verlos desde mis épocas de estudiante. Como conté en la historia bonus pasada, me aficioné a estudiar con ruido de fondo y por tanto, puesto que soy el Grinch de la música y no puedo usar música, utilizo siempre, la tele de fondo mientras leo. Pero como en general lo que pasan por la tele es aburrido y previsible desde la trama..., optó por oír un partido de lo que sea en los que no hay un guión preestablecido. Y eso es lo que necesito para concentrarme. No ponerme a pensar en qué va a pasar después.
Estimada spoilerfin02. Un sueño...y ya voy...no sé, ¿cinco seis one-shots resueltos de la misma manera? En realidad sí que hice trampa porque lo medio redacté durante lo de "Anticlímax rules". Ohhhh, Feria del libro...parafraseando a Amnar: "Yo...quiero". Eso de las llaves te pasa por andar secuestrando gente. Justicia divina.
Tomo nota. Fobia a las alturas. Es bueno conocer las debilidades de mis lectores (¿Y por qué Mizaki se cae cada dos por tres de algo alto o se trepa a un árbol a hablar con Ryota?).
No es de terror convencional. Más bien de tortura psicológica, expuesta desde la enfermiza ingenuidad de Akane. Pobre Akane.
Estimada Akyfin02. Pues Bulmita, la niña que es literalmente "de todos los equipos" y que hace 4 años se burló de sus padres diciendo: "parece que los argentinos están nerviosos", en el día de la final se puso a llorar a lágrima viva porque perdió Argentina. Pobre, Bulmita.
Estimada Ai. Sí, te he extrañado. Y aún se me hace extraño que no comentes seguido. Supongo que ambas palabras tienen una etimología similar.
Lección aprendida. Nunca más le pediré nada. Bueno, si la veo, le pediré un autógrafo para la gente del club, pero nada más. Y que termine bien Ranma 1/2. Pero nada más. Y que incluya un especial de Ibuki en el final. Pero nada más. Y que...
Claro. Los exámenes de verano siempre son una matanza. Para separar la paja del trigo. Los que se lo tomaron a risa, de los que lo hicieron tan seriamente como si fuera clase normal. En ese sentido, aunque haya errores, se suele notar quién pertenece a cada grupo y las notas suelen ir en esa dirección. Yo no me preocuparía mucho.
¿Has cambiado Windows Vista por Windows7. Bien...ESCUCHAD TODOS Y METEOS ESTA VERDAD EN LA CABEZA: Windows Vista es peor que un virus. Para empezar, el virus SI funciona. Además el virus...¡es gratis! Si Windows Vista fuera un aerolínea,la terminal sería bonita y colorida, con simpáticas azafatas, fácil facturación de equipajes y embarque, además de un despegue perfecto. Tras unos diez minutos en el aire, el avión estallaría sin el menor aviso o explicación.
Vale, vale, me he pasado. Bueno, no...una más:
-Mamá, mamá, en clase me dicen Windows Vista.
-No les hagas caso, hijo y ponte a hacer algo útil para variar.
Musa nunca se va. Solo adopta otras formas y te ayuda para otro tipo de creaciones. Siempre sigue allí a tu lado, admirando todo lo que crees, sea una buena historia o la canción: "Qué llueva, qué llueva".
Snifff, 500 palabras. De verdad que lo extrañaba. Pobre, Sensei.
