Muerte en el teatro. Primera parte.
-Rumiko es Dios y tú –plafui- escribes herejías blasfemas.
Según el testigo no ocular de los hechos, eso fue lo que se oyó en el cuarto contiguo poco antes de que un bulto escurridizo se alejase entre sombras del lugar del crimen. Luego, se dio el hallazgo de un cadáver de rubios cabellos sobre la alfombra del tercer pasillo de la izquierda del famoso Hotel Tokio Blues. Desde luego, dada mi dilatada experiencia resolviendo casos misteriosos (similar en extensión y complejidad a la que podría tener Scooby-Doo), deduje en seguida que aquella frase solitaria aportaba suficientes pistas, tres en concreto, para elaborar a vuelo de pájaro una teoría convincente que guiara el comienzo de las investigaciones. 1) Dios, herejía y blasfemia. Seguramente se trataba de una secta que había elevado a rango de locura criminal su simple desviación emocional. 2) Rumiko. Desde luego debían referirse a Rumiko RIP, conocida jefa de la mafia japonesa. Habría de tratarse de lacayos suyos que interpretaban las órdenes de su líder como inapelables. De allí, que profirieran esa frase en el momento de cumplir con la orden homicida. 3) Plafui. Un sonido seco, gutural, imposible de producir con la mano desnuda. El asesino utilizó al menos un arma contundente, probablemente un bate de madera o una barra de hierro.
Desde luego, no fue hasta que los policías primerizos se apartaron un poco y dieron paso a la faena de los profesionales que pude reunir más pistas. En primer lugar, he de decir que la víctima aparentaba ser "una actriz extraordinaria" según rezaba una pegatina de su equipaje. ¡BURDA MENTIRA! Dada la forma de arribar a su final, el detalle de que dispusiera de infinitos enseres para el camuflaje y disfraces de lo más variados solo podía entenderse de una manera: se trataba de un espía, también japonesa, teniendo en cuenta su nombre. El puzzle comenzaba pues, a tomar forma. Todavía no tenía idea de qué demonios hacían una espía y un asesino oriental a escasos metros de la desembocadura del río Ebro pero lo averiguaría. En realidad, una multitud de otros detalles aparentemente nimios me despistaban y distraían del sólido eje hipotético que había armado. ¿Quién era Tomates H, a quien la víctima había jurado amor eterno en varias cartas que decidí guardar durante la pesquisa? ¿Y quiénes eran todos esos tipejos con nombres tan raros que mencionaba en ellas? ¿Anticlímax, Vega, Bu-Wei, Sandro Lensei? ¿Se trataría de una banda organizada con ramificaciones internacionales?
-Mire, inspector –me llamó la atención el bueno de Ramírez-, esta chica está forrada. Gana más dinero por hora que un alelado con complejo de Diógenes que se cura justo durante el día de mercadillo vecinal.
Interesante. ¿Qué cojones lleva a una niña mimada y con la vida resuelta a realizar actividades tan peligrosas? Por el momento no tenía ni idea. Por lo demás, no quedaba ningún otro cabo suelto, salvo la pose de mi fiel secretaria que observaba el cuerpo de la víctima desde un rincón con una cara de éxtasis que solo podía significar una cosa: "por fin le llegó la hora a esa zorra".
-¿Le conocías, Fidelia?
-¿Yo? ¿A esa buscona, aprovechada, manipuladora, traidora y exhibicionista? No, para nada. ¿Por qué?
-Por nada.
Terminal T4 del Aeropuerto de Madrid. 14:00 hs. Me gusta tomar el toro por las astas. En realidad odio a los bovinos y de ser posible, prefiero no verme en la necesidad de tocar la cornamenta de un animal vivo en mi vida. Metafóricamente hablando, presentía ese día en la base del estómago, la inminencia de un nuevo ataque homicida. Antes de que se produjera, pues, debía actuar. Y si para abortar aquella intuición debía viajar a Japón a interrogar cara a cara a Rumiko RIP, pues eso mismo iba a hacer. Tarde. Como siempre, en el inicio de una historia policial, los movimientos asesinos son los de una cheetha y los del inspector, por muy correctos y atinados que sean, se asemejan a los de un caracol ciego y cojo.
-Los caracoles no tienen pies, Dante –interrumpió mi meditación Fidelia-. Y deberías dejar de farfullar tus razonamientos. Que te oímos hasta en la T1 que se encuentra bien lejos de la T4.
-Es lo que toca, Fidelia. Los investigadores privados hacemos siempre eso. Ayuda a engrasar las neuronas.
-Y a hinchar el ego.
Como siempre, mi bellísima secretaria sabía dar donde duele. Efectivamente, relatarme a mi mismo la propia aventura y trasladarla al pasado aunque en rigor esté ocurriendo ahora mismo, me genera cierta sensación de bienestar. Como si yo mismo estuviera a la altura de uno de los grandes del género policial y como si, por ventura, tuviera tanto público como ellos.
-El único público que tienes, guapo, es la gente que hace fila para embarcar, Ramírez y yo. Hablando de Ramírez ¿dónde está?
-Se fue a comprar billetes de tren para Cuenca. Al parecer allí ha caído la nueva víctima. Podemos dar por abortado el viaje a Tokio.
-Pe..pe…pero…yo quería viajar a Japón. ¡YA ESTAMOS EMBARCANDO! ¿A mi qué me importa si se murió oportunamente otra víctima? ¿No podríamos examinar el cuerpo a nuestro regreso? ¿Desde cuando el trabajo de los detectives es ocuparse de las víctimas primero y resolver los misterios de forma ordenada?
-No sé…¿desde que Caín mató a Abel? ¿Te conté el cuento que escribí de joven sobre la investigación de ese primer asesinato de la historia?
-Solo chiquicientas veces. Y no me cambies de tema. ¡Quiero ir a Japón!
Y así fue. Fidelia, mi secretaria rebelde y de carácter difícil, mejor diseñada para ser jefa que servidora, se marchó rumbo a Tokio sin darme opción a réplica.
Para más inri, durante todo el camino de regreso tuve que aguantar los amargos reproches de mi ayudante quien, celoso y locuaz, no paraba de argumentar.
-Podría estar conociendo ahora Yokohama, Osaka o Sapporo –marcaba cada una en el mapa haciendo una pausa dramática en todas las ciudades señaladas.
No le respondí. A palabras necias, oídos sordos. Y a vocablos embarazosos, silencios anticonceptivos. En mi mente solo dos eventos reinaban y ocupaban toda mi atención. Por un lado, la pérdida de mi mano derecha en unas poco oportunas vacaciones improvisadas y la otra, el brutal aspecto de la segunda víctima en las fotos que había revelado el noticioso por el que no enteremos de la serialización del caso. Tomates H, el nuevo muerto, había caído imitando a los lastimeros campesinos retratados en el fabuloso óleo de Goya sobre el 3 de mayo. Una montaña de tomates, valga la ironía, le había sepultado.
-Hostia, inspector –se sorprendió al ingresar a la escena del crimen Ramírez con ese vocabulario informal que le caracterizaba-. Esto tomates pesan como una piedra.
-Eso es, mi buen amigo, porque efectivamente son piedras pintadas de rojo. Tenemos entre manos a un delincuente de mentalidad criminal exquisita y ejecución burda. Un maestro de la ironía. ¿Alguna idea?
-Bueno, al parecer, en este caso le acompañaba un grupo amplio de compañeros de trabajo. Podríamos interrogarles.
Buen punto. Clásico como todas las observaciones de mi mano izquierda, A vuelo de pájaro, nos acompañaba una minimultitud. Gran Teatro de Cuenca con capacidad para mil espectadores y un escenario en donde una veintena de actores practicaban sus rutinas cuando la dichosa tomatina les cayó encima. El director y su ayudante de dirección, dos sospechosos más, resaltaban sobre el resto. Si no fuera por el color de cabello y su aparente timidez, hubiese confundido a la jovencita con la mismísima Fidelia. De hecho, el tal Lensei tenía cierto aire familiar. No es que nos parecíamos física o mentalmente. Sin embargo, juraría que mantenía la misma dinámica de fricción atractiva con su acompañante. En todo caso, más allá de su aire bonachón y la simpatía que me generaban, mi gen detectivesco me obligaba a actuar. Lensei, al fin y al cabo era uno de los nombres reseñados por la primera víctima en sus cartas.
-Mire, Lensei –le abordé simulando ser el típico inspector de mal genio, impaciente y poco avispado-. Iré directo al grano. Hay dos muertes relacionadas con su compañía teatral. Mucho me temo que el criminal todavía esté entre nosotros y solo por si no he sido suficientemente claro, se lo explicaré con todas las letras: usted es uno de los principales sospechosos. Quien más medios tiene para manipular las cosas en su favor, en caso de querer librarse de sendos actores.
Lensei aguantó mi brutal ataque con calma. Extraño. Tanto si eres culpable como si no, la forma de reaccionar ante una frase así ha de ser la misma: "preocuparse". Y sin embargo, se le veía distraído. Como si estuviera cazando mariposas imaginarias con una red que por error imaginó demasiado grande para la tarea y por la cual se le colaban los aleteos invisibles de ideas aladas. O era espectacularmente tonto e inocente o se trataba del asesino y disponía de una coartada muy bien preparada.
-Disculpe –repuso al fin-, ¿el grano es de café, maíz o de qué exactamente?
-¿Perdón?
-Ha dicho que iría directamente al grano. ¿De qué tipo de grano habla exactamente? No es lo mismo acercarse a un delicioso grano de arroz que a uno aceitoso de cebada o a uno oloroso de…
-¡Un grano en el culo! –nos interrumpió Ramírez-. Los testigos que responden con evasivas son un grano en el culo. Arréstele, inspector. Seguro que está haciendo tiempo para que escape el verdadero sospechoso.
¡Mierda! Buena idea la de jugar al policía bueno-policía malo pero ¿por qué demonios tenía que ganarme Ramírez siempre a la hora de elegir el mejor personaje?
-Tranquilo –le guiñé el ojo a Ramírez-. Nuestro amigo Lensei aquí presente solo está confundido, ¿verdad? Si le dejamos pensar un poco, seguro que nos dice qué cosas extrañas ha estado percibiendo en los últimos días en su compañía. Seguro que alguien con un puesto de tanta responsabilidad –le guiñé un ojo entonces a Lensei-, habrá notado algo que pueda ayudarnos. ¿No?
-De acuerdo. Ustedes ganan. La de las cachetadas con sonido raro es Akanui y el de las ironías es Anticlímax. Pero pierden el tiempo. Ambos son incapaces de matar a una mosca aunque la primera tenga mal genio y el segundo se autodenomine villano. De eso puede estar seguro. Yo los imaginé así.
De lo único que me aseguraba aquel razonamiento era que su portavoz estaba tan pirado, al punto de confundir personajes con actores, que no podía ser el cerebro detrás de actos delictivos tan ingeniosos. Pese a todo, ya sea por rigor científico o mera formalidad, decidí hacerle caso e interrogar a todos. Al fin y al cabo, cuando sale el sol, amanece para todos por igual.
Desde entonces y por las siguientes cuatro horas y tres cuartos desfiló ante mi una comparsa de lo más particular y ridícula. Hombres, demonios y dioses con todo tipo de afectación de la personalidad que les convertía en bufones de sí mismos. Los "plafuis" "zassss", "Mastodonte descerebrado", "plimps" y demás gags estaban a la orden del día. Por raro que pareciera, la confusión de Lensei había afectado a todos esos lunáticos. Ni uno solo de ellos se veía capaz de abandonar su personaje por un instante. Incluso alguno llegó a insinuarme que en realidad se reconocía a Ibuki como "gran actriz", solo porque aquel era precisamente su rol en la compañía de "alelados sin remedio" como les llamaba Ramírez. Pasado el lapso de tiempo estipulado, solo quedaba por interrogar a quien por su impedimento para expresarse correctamente se había hecho a un lado para no molestar: Akane Mamoru, quien se presentó de la siguiente manera.
-Yo edtoy a cadgo de adtuar de Akane si ocudde alguna edcena de addión. Ledsei dice que a lo mejor ahoda tenddé que reemplazad a Ibuki.
-Interesante. Sale claramente beneficiada y encima me lo dice de buenas a primeras. ¿No teme que le acuse de su asesinato?
-Pdecisamedte. Temo eso. Y adtes de que se entede de que Ibuki y yo tenemos un pasado todmentoso pdefiedo decidlo yo midma. Odiaba a Ibuki pedo soy inocedte.
Y no mentía. Lo supe porque mi característico dolor de estómago al enfrentarme al culpable de un asesinato brillaba entonces por su ausencia y también, porque una mano tan veloz que no pude ver ni detener le pegó entonces una fenomenal bofetada que le arrancó todos los dientes de raíz.
¡PLAFUI!
-Oooohhh –cayó al suelo Akane Mamoru tapándose la quijada con ambas manos-. Eso ha dolido mucho. Y creo que ha afectado a mi capacidad de expresión. Es una muerte tan irónicamente dulce. Puedo hablar bien. Amnar, querido. Por fin, ahora que puedo, tengo el valor de confesarlo. Te a…
Y ya no dijo más. Sus pulsaciones se debilitaron tanto que a los pocos segundos se hicieron inexistentes. Ramírez intentó taparle con una sábana mientras sentenciaba: "causa del deceso, muerte por desangramiento bucal". Sin embargo, apenas si logró cubrirle la mitad del rostro cuando ya un enorme gigante nos apartaba a un lado y le cogía dulcemente en brazos.
-Akane. Akane Mamoru. Yo también te amo. ¿Me oyes? Yo también te amo. Por favor, despierta, no puedes estar muerta. No puedes estarlo. Abre los ojos, por favor y di que me has oído –luego se giró hacia el director-. ¡LENSEI! Haga algo. Búsquele la tuerca que haga falta a esto y déle la vuelta.
Nada. Antes que impactado o triste, el lunático revisaba con la vista el manuscrito que descansaba sobre su escritorio y que mal intentaba ocultar de mi vista.
-¡Aja! –exclamé con orgullo, luego de una breve carrerilla hacia la nueva pista que se saldó con un triunfo de mi parte y derrota lenseisca-. Es el argumento del nuevo acto: Amnar y Enaka. Una historia de amor protagonizada por Amnar Amnar y Akane Mamoru.
¡Por fin tenía todas las pistas en mi cabeza y ya conocía la identidad del agresor! De hecho, ya había adivinado la identidad de su nueva víctima. Solo que…demasiado tarde. Antes de que pudiera siquiera girarme, una enorme caja que pendía del techo hacía crack literalmente debido a otro "plafui" y desalojaba todo su contenido –mil kilos de músculos de utilería– sobre la cabeza de Amnar.
-Ahora sí que está muy claro, inspector. Son todas muertes irónicas y utilizando la fuerza bruta. Es evidente que Anticlímax y Akanui han decidido conformar un dueto criminal temible.
-Cierto. En el fondo, ambos son encarnaciones pasadas de Ranma y Akane. De querer colaborar, harían un buen equipo para lo que fuera. Pero no. Aquí tengo en mi mano –señalé el manuscrito- la pista definitiva.
Lensei se puso pálido.
-No creerá que yo maté a mis personajes. Eso va en contra de mis mandamientos.
-También creó al Dios de la ironía. Y sería irónico que fuera usted el culpable. Pero no. Tampoco es usted el culpable. Nadie es tan insensible para matar a sus personajes y no revivirlos. Basta con encender la televisión y mirar los noticiosos para confirmar la verdad. Apostaría un riñón a que esto mismo está ocurriendo en todo el mundo en cada una de las compañías teatrales no oficiales de Ranma y Akane.
Efectivamente, un señor de traje gris y mirada densa se encontraba en ese preciso instante narrando la nueva buena con gran detalle en el canal 7 y otro regordete y sudoroso, más acostumbrado a debatir sobre el Gran Hermano, hacia lo propio en el 5. Francia, Noruega, Italia, México y también Japón. En todos sitios se reportaban sucesos similares.
-Le odio, inspector. ¿Cómo lo supo?
-Muy fácil. Piensa un poco, Ramírez. ¿Qué tienen en común las cuatro víctimas? Ibuki y Tomates H eran los protagonistas. Y ahora iban a serlo Akane Mamoru y Amnar. Recuerda ahora la primera pista de todas: "blasfemia". Alguien, pues, está liquidando a todos los que imitan mal a Ranma y Akane. A todo lo que se sale del canon preestablecido por la "diosa Rumiko".
Ramírez me miró con esa cara que suele poner de intriga, miedo y análisis solapado.
-¿No creerá que…?
-Efectivamente –le interrumpí-. Eso creo. El asesino es el mismísimo Ranma Saotome original. Ni más ni menos.
Fin de la primera parte.
Historia bonus El sol vs. Doraemon
La semana pasada, casi sobre el filo entre temporada media y temporada baja, encontramos por fin un hueco para irnos de vacaciones. Por suerte la jugada nos salió bien y aunque en rigor tenía que hacer ya frío, tuvimos muy buen clima. Y…todo el hotel y la playa para nosotros. De hecho, ¡nos tocó en una habitación que daba al mar y de la planta más alta! Yo la verdad no necesitaba más. Habrá gente que se va de vacaciones a pasear, divertirse, jugar, consumir, etc, etc. Nosotros solo lo hacíamos con una consigna: desestresarnos. Y claro: poder ver a primera hora de la mañana el amanecer sobre el mar desde el balcón de mi habitación me pareció la cosa más plácida y relajante del mundo. Fue en este contexto que durante la primera mañana tuve el siguiente diálogo con Gohan mientras Minefine7 y Bulmita todavía dormían:
LS: Ven, Gohan. Mira esto. Está saliendo el sol sobre el mar.
G: Estoy mirando Nobita.
LS: Pero es el sol…sobre el mar.
G: Y Doraemon está usando el robocóptero. Una persona…volando.
LS: Pero el sol es de verdad.
G: ¿Estás seguro? A lo mejor hay una tele gigante en el cielo que muestra las estrellas y el sol. Y cuando se hace de noche, alguien cambia de canal.
LS: Me parece una teoría bastante consistente, Gohan, aunque…un momento, ¿estás insinuando que Doraemon mola más que el sol?
G: Sí.
LS: ¿Cómo puedes pensar eso? El sol está siempre calentándonos y dándonos su luz.
G: En realidad está solo de día. A Doraemon lo pasan en todos los canales de día y de noche.
LS: Bueno, pero el sol es enorme y nos da la vida.
G: Puerta mágica. Máquina del tiempo. Mantel de la comida. ¿Sigo?
LS: Y el color que tiene ahora y la forma tan particular al asomarse sobre el mar. Es un espectáculo imperdible.
G: La cabeza de Doraemon es más redonda que el sol.
LS: Yo…estem…eso no te lo discuto…pero…estem…
Y terminamos los dos viendo Doraemon.
Por cierto, hoy que es el cumple de Daia, me vendría muy bien la puerta mágica. Feliz daipleaños, Dai.
Comentarios
Estimada evanmychem. Nabiki tiene un radar incorporado igualito que el hada de los dientes que le dice perfectamente en qué lugar del mundo le toca actuar a cada instante.
Estimada minefine7. Estoy preocupado. Primero escribí un fic sobre dientes y acabaste diciéndome que estaba para hincarle el diente. Ahora que /atención spoiler/ maté a Ibuki, ¿qué vas a decirme?
Estimada angelikitap4emmet. Ja, todavía me acuerdo de tu nick complicado sin tener que copiarme. ¿Ya has visto la peli de Caballeros del Zodiaco? Dicen que ya están filmando la nueva de Dragon Ball. Y por fin he matado a Ibuki. ¿Contenta o has llegado a desarrollar cierta simpatía por ella?
Estimada Daia (cap.123). Muy mal. No hay que comentar con gripe. O mejor dicho, muy bien. Hay que comentar siempre sin importar el estado físico y mental. Vale, perdimos la final pero luego ganamos un amistoso. Bieeen…en fin…
Lo del descenso no era por RiBer. Porque RiBer no merece que haga comentarios de ese tipo. Era por el glorioso Deportivo de la Coruña que ya lleva varios años descendiendo y ascendiendo consecutivamente. Es lo que llamamos en Argentina, un equipo ascensor. Por esas épocas estaba por subir a primera división. Ahora ya lo ha conseguido pero va último en la tabla…snifff.
Estimada Daia (cap.122). Sí, es un poco tonto, más teniendo en cuenta que en Japón un juego como el ahogado o ahorcado es difícil de jugar pero divertido. Y sí, también. Ha sido un review cortito, perfecto y tierno. Jajajaja. La "M" ha caído justo, justo. Parafraseando la frase preferido de Lau pronunciada por Ranma "Yo no creo en las estadísticas; creo en el amor", habría que decirte: "Yo no creo en la casualidades; creo en las ironías".
Estimada Daia (cap.121). Cada vez que Gohan me gana jugando al ordenador le digo "te odio" y él se ríe superorgulloso de que su padre "le odie" por ser tan bueno en algo. Claro que luego va al cole y le dice a la profesora: "Mi papá siempre me dice que me odia. Al principio me sorprendía un poco. Ahora ya me acostumbré". También lo odio cuando me hace esas cosas…pero literalmente.
No, por lo menos mi mujer no es real. Para ser sinceros Minefine7 es mucho más Minefine7 de lo que yo podría describir con palabras. Y lo mismo para Gohan y Bulmita. Por ejemplo, la comparación entre el sol y Doraemon duró como 50 minutos y por razones de tiempo y espacio la resumí un poco.
Ja, dados los eventos recientes, lo de sacar tu lado "cursi-romántico" a relucir, ha valido la pena.
Gracias por tus palabras. Me han llegado en un momento en que las necesitaba. Casualmente ayer releí Anticlímax rules 3. Y coincido contigo. Los capítulos sueltos van con muchos altibajos pero en los especiales se nota una progresiva evolución.
Estimada Daia (cap.120). Pensar en personajes y aventuras a la hora de dormir es una buena técnica para ser feliz. Algún día me encantaría que me relataras alguna de esas historias. Yo siempre hago eso y en lugar de tener insomnio, me despierto feliz y descansado.
No hay nada que disculpar. Me encanta que apliques principios psicológicos a la lectura. De hecho, mi estilo puro y duro, el rimbombante, es filosofía pura. Ensayo sin narración ni personajes. A veces pienso como lector ideal, en alguien a quien le guste las definiciones sobre cómo funciona el mundo y desee debatir conmigo sobre esos temas.
Estimada Daia (cap.119). Curiosa definición de review corto. Por supuesto que hay gente que considera a las personas normales "pigmeos altos" o "gigantes que padecen enanismo".
Te fuiste por las ramas con la historia bonus…como tiene que ser. Fic= entretenimiento HBonus=ida y vuelta con el lector.
Estimada Daia (cap.118). Gran frase. La usaré algún día. "No importa quién sea el autor, Kodachi siempre será la loca".
Estimada Daia (cap.117). ¿Hermanita con berrinches? ¿A qué me suena? No sé. Ni idea.
Estimada Daia (cap.116). Es verdad, no lo había pensando. No existen los pro-Shampoo o pro-Ukyo. Solo los anti-Akane. Seguro que existirá, por tanto, alguien pro-que-Ranma se-muera-solo-y-triste-antes-que-casarse-con-Akane.
Estimada Daia (cap.115). "va a ser raro que un día se encuentre con un comentario negativo mio, a menos .. que alguna vez le pinte la locura de no cumplir con el final feliz XD Puedo aceptar cosas troll como las de Rumiko, pero ya finales tristes no, después ando llorando como condenada". Y luego de decirme esto, de regalo de cumpleaños mato a Ibuki. Irónico, ¿verdad?
Para compensarlo, un chiste que solo entenderíamos algunas personas y del que solo te reirías tú: "RiBer descendió. Irónico, ¿Berdad?" Jajajajajaja. Tenía que haberlo puesto en el fic de los chistes malos…aunque es tan bueno…
Estimada angelikitap4emmet (cap. 102). Oficialmente al día tú y oficialmente feliz yo. Por lo menos algunas de las escenas que escribí, sabía que te iban a gustar si te animabas a retomar la lectura. ¡Qué bueno que lo hiciste! Y por eso Ibuki es tan rica. Porque tiene la licencia del ibuprofeno y cobra 1% cada vez que a alguien le duele la cabeza, tripa, muela o similar.
Estimada angelikitap4emmet (cap. 121). Sí, es laaaaaaaaarga. Todavía no sé cómo no me aburrí por la mitad de la redacción. Hubo días en que solo avanzaba una línea. A veces ya tienes el bloque y toca hacer trabajo de escultor, picando poco a poco sobre la piedra. ¡Ñac!
Estimada angelikitap4emmet (cap. 112). Lo siento no puedo hacerte caso. Sé que Amnar es odioso. Pero como personaje es tan útil y guay. Siempre sé exactamente lo que va a decir o hacer sin tener que pararme a pensar. Me ahorra mucho trabajo y tiempo. Además, ya habrás notado que soy de redimir a mis villanos (culpa de Dragon Ball Z). Si hasta tengo ya pensada la redención de Sir Killmore y eso que mató al padre de Ranmond.
Estimada angelikitap4emmet (cap. 114). Little clock ha sido mi solución para poder digerir la tensión del libro. Ahora les tengo idéntico cariño al original y a mi personaje.
Estimada angelikitap4emmet (cap. 126). Ahhhhh, me olvidé de revivir a Ryoga. ¡Qué fallo más tonto! Pobre Ryoga….estem…era todo un sueño…o en realidad se salvó pero cuando iba a volver a contarles a todos, se perdió y luego atropellaron a otro cerdo…o…no sé…pero está vivo…porque lo digo yo. Ya sé, ya sé, Ryoga tiene un hermano gemelo que también se cayó en la misma fosa de Jusenkyo y fue a este al que atropellaron. Claro, eso es más creible.
