El terrible tormento de ser hija de Ranma y Akane 2.
Hola a todos. Mi nombre es Seiko Saotome. Ya tengo diecinueve años. Y esos que siguen gritando en el piso de arriba son mis padres. Hoy se cumplen veinticuatro meses más o menos desde que comencé a salir con Ryuho gracias a la oportuna intervención de mis padres (cap. 1 para los despistados). En aquel momento no tenía ni idea de todas las cosas extrañas que vendrían a continuación ni que mi foto se convertiría en portada de algo tan largo. Porque ya es hora de que lo sepáis: esa Akane en miniatura que adorna esta colección no es mi madre. ¡Soy yo! Yo, Seiko Saotome soy la que le da la bienvenida a todos y cada uno de los ingenuos lectores que se aproximan al caos más absoluto. Yo, Seiko Saotome, soy la que con mi ternura sutil engaña a los pobres tontos que esperan encontrar en los siguientes capítulos, historias normales y familiares de sus personajes favoritos. Si no fuera por mi, Seiko Saotome (heredé de mi padre cierta tendencia a querer llamar la atención), los Anticlímax, Ibukis y Yusufs apenas si serían conocidos. ¿Les he pedido algo a cambio a mamá y papá por realizar tan complicada tarea? ¿Acaso les cobro por lectura o review conseguido? ¿Verdad que no? ¿Entonces por qué no pueden hacer, a cambio, algo por mi tan sencillo como no avergonzarme demasiado? Es que…es que..awasawawassaw. No estoy pidiendo la luna. ¡Ni siquiera que no me avergüencen! ¡Solo que no lo hagan en demasía! ¿Es tanto pedir? Por ejemplo ahora mismo, ¿qué se supone que debería hacer? ¿Matarle delante de Ryuho? Ni de broma. ¿Huir despavorida? Ya quisiera yo. Pero tampoco se puede. Dadas las circunstancia toca…"la poco fructífera en almas infantiles" diplomacia.
-Papi, podrías, por favor -rechino los dientes-, si no es demasiada molestia –aprieto los puños-, dejar de pisar la cara del padre de Ryuho? –le dedico una mirada matadora mezclada con una sonrisa al estilo tía Kasumi-. ¿Por favor?
-¿Éste? –señala la oreja de Ryoga bajo su suela-. ¿El padre de Ryuho? ¿Estás segura? Porque…digo yo…¿cómo hicieron sus espermatozoides para llegar al óvulo? ¡Ahora entiendo! ¡Por eso fabricamos tantos espermatozoides juntos! Para que gente como este sujeto pueda tener descendencia. ¡Es que la naturaleza está en todo!
¿Cómo podría describir el nivel de vergüenza que un comentario de semejante calaña provoca en mi ego de adolescente supuestamente fina y elegante? Hay algunas palabras que simplemente se encuentran fuera de mi vocabulario aunque las conozca: chucrut, escupitajo, Noruega y por supuesto, espermatozoide. ¡Y encima osa pronunciarla frente a mi novio! ¡Como si se tratara de un vocablo inocente al estilo "alelí" o "danish robot dancer"! ¿En qué momento me pareció buena idea invitar a ambas familias a tomar un tentempié en casa para celebrar los dos años de noviazgo? Y sobre todo, ¿por qué está cayendo una sartén con comida quemada sobre la cabeza de papá y le azotan con ella repetidamente sin detenerse a pensar que están llenando de hollín y restos de patatas carbonizadas todo el comedor?
-¡Suelta a Ryoga, idiota! –le grita mamá sin detener los golpes-. ¿No ves que estás avergonzando a la niña? Además se ha quemado todo por tu culpa.
-Sí, claro…por mi culpa. Engaña a Ryuho si te place. Pero los padres te conocen desde que te teñías el pelo de azul.
-¡Por dios! Esto no está pasando. No está pasando. No está pasando. Mejor cierro los ojos y ya. Me imagino que soy otra Seiko que vive en un mundo de alelíes y robots bailarines daneses. Eso…un momento…¿qué dijo papá? ¿Que mamá se teñía el pelo de azul? ¡No es posible!
-Mamá…¿tú…?
-Shhht –se tapa la boca con su tembloroso dedo índice izquierdo-. No le hagas caso, Seiko. Está senil.
-¿Cómo que senil? Cuéntale, U-chan.
Ryuho. El bueno de mi Ryuho observa la escena, azorado. Su padre en el suelo. El mío sobre él. A mamá abollando su última sartén sana sobre su cabeza y mis lágrimas que se escapan sin que pueda remediarlo. ¡Está claro! ¡Ahora mismo está pensando en cómo dejarme de la manera más educada! Estoy, muerta, muerta, muerta. Difunta, cadáver, fallecida, fenecida, palmada, espirada y destruida.
-Señora –interrumpe Ryuho la danza caótica de idioteces-, he visto fotos de mamá y usted cuando eran jóvenes. El azul le sienta bien. Al menos no es morado, ¿verdad?
Por un momento parece que la paz puede reinar. El gesto maravilloso de Ryuho surte efecto sobre mamá que comienza a acariciarse sus cabellos castaños y rememorar épocas antiguas. Ryoga aprovecha el momento de distracción para escurrirse de entre las manos de papá y sentarse junto a su esposa. Luego…lo de siempre, mi padre abre la boca.
-También tuvo una época "dorada". ¿Quién quiere ver fotos de Akane, rubia? Nabiki me las vendió bien baratas.
Quince minutos -y una hermosa escultura del perfil de mi padre hecha con una cacerola por la gran artista (marcial) Akane Tendo- después, los seis integrantes de las dos familias nos sentamos a la mesa. No sé muy bien cómo lo ha hecho, pero Ukyo-san ha preparado un plato exquisito en cuestión de instantes para reemplazar el manjar carbonizado.
-Pobrecita –susurra Ryoga al verme engullir el plato-. Debe de ser la primera vez que come algo cocinado en su punto. Con razón parece tan desnutrida.
¡Ouch! Eso duele. Y por partida triple. Primero porque critica mi figura. ¿Cómo se atreve? Segundo, porque se ríe de mamá…(claro, papi, ahora que tienes excusa, en vez de pegarle te la pasas zampándote la comida…muy bonito). Y tercero porque tiene razón. ¡Maldita sea, está delicioso!
De golpe, un extraño brillo resplandece a mis espaldas. No puede ser. ¿Otra vez peleando? Son peor que unos críos pequeños. En todo caso, normal. Seguro que papá está cometiendo el mismo pecado que yo. Disfrutar de forma demasiado evidente los pulpitos con salsa de soja…bastará con girarme para observar la misma eterna escena de siempre. El colérico ki colorado de mamá chocando con el sereno azul de papi. Menos mal que papá es un caballero y nunca utiliza su dragón volador con mamá. Yo creo que la mata. Me volteo y efectivamente ambos kis están encendidos al máximo. Solo que rodeando a mis progenitores de manera armoniosa se encuentra una única aura morada.
-¿Has visto, Ranma, cómo la niña se atiborra con lo que cocinó su madre favorita?
-Sí, sí. Y se ve que tiene miedo que lastime a su padre favorito. Por eso quiere casarse con Ryuho. Para que la adopten los padres educados que cocinan bien. ¿A que tengo razón, Akane?
-Sin duda, querido. ¡Qué pena! ¡Haber perdido a nuestra querida hija así! ¡Espero que la pequeña sea feliz con su nueva familia!
¿Están…celosos? ¿De verdad? ¿Es que acaso se puede ser más necio? Supongo que no…aunque muy en el fondo me gusta que sean así de tontos. Si es por enfadarse, más que sus estúpidos celos, me molesta la cara de triunfo de la tonta madre de Ryuho y que Ryoga lleve quince minutos desde que se fue a la cocina a lavar los platos sin encontrar el camino de regreso al comedor. Pero sobre todo me enerva la estruendosa pasividad de mi novio. Pareciera como si todo lo extraño que ocurre aquí le resultara normal y corriente. Ni come a velocidad del rayo los manjares de su madre (lo normal dada su exquisitez) ni se atraganta cuando mis padres hacen una de las suyas. Bien visto, parece un robot silencioso que mide cada bocado para que dure exactamente lo mismo que el anterior y el siguiente. Es simplemente…"enervante" que es la forma que tenemos las señoritas educadas de asimilar los comportamientos erráticos de nuestras parejas en lugar de depositar el caro mobiliario familiar sobre sus bonitas cabezas.
De pronto, una gota de tinta de calamar, una de esas terribles y totalmente imborrables gotas de tinta de calamar cae sobre la camisa blanca de papá. Luego caen otras ocho por otros sitios de su anatomía hasta completar un gran estropicio.
-Ups…me he manchado.
-¡Pero Ranma! –protesta mamá-. ¿Tienes idea de lo difíciles que son esas manchas de lavar?
-¿Para ti? ¿O para un ama de casa normal? Además, es tu culpa, asesina de tenedores.
Ryuho, para variar, se mantiene en silencio en su sitio, ajeno al carnaval de egos crecidos, celos, actitudes infantiles y demás parafernalia de nuestros padres. En suma, ajeno a mi. ¿Le aburro? Preferiría mil veces su total desagrado a esta terrible y punzante indiferencia. Joder, Ryuho, que papá acaba de llamar a mamá "asesina de tenedores". ¿No te da curiosidad semejante apelativo? A mi sí. Cualquiera con sangre en la venas se arrojaría ya mismo sobre su casi suegro y le preguntaría a qué demonios se refiere con esa frase. Pero no. Antes mi novio simplemente bosteza.
-¿Te aburres, Ryuho?
-No…estoy bien. ¿Y tú? ¿Tampoco verdad?...bueno…será mejor que vaya a buscar a mi padre antes de que encuentre una ventana abierta y acabe en Tailandia por accidente. Ya vuelvo
Tres horas después (Ryuho y su familia se han retirado hace dos pero mamá y papá se la pasaron compitiendo sobre quién lavaba los platos mejor y más rápido, lo que derivó en muchos trozos de porcelana rota por toda la casa) llegó la horas de las disculpas. Claro que a la manera Saotome-Tendo. Es decir, insistiendo en la estupidez.
-Bueeeno, hija. Veo que los padres de Ryuho te caen mejor que nosotros. A lo mejor tu madre debió casarse con Ryoga.
-¿Y por qué iba a casarme con él?
-Porque…
-Da igual, papi –les interrumpo-. He hablado con Ryuho antes de despedirme y le expliqué que a partir de ahora iba a darle una oportunidad también a Shinosuke hijo y a Tatewaki junior.
Ambos se quedan patidifusos en sus posiciones durante al menos veinte segundos. Y eso que según papá, nadie adopta una mejor posición patidifusa que el tío Mousse.
-Ohhhhhhhhhhhh, ¡qué pena! –me abraza papá-. ¿Habéis roto, calabacín?
-No, no. Es lo que se usa ahora. Salir con varios …para probar.
-¡Pero, hija! –me suelta de improviso; casi con violencia- ¡Qué dices! Ya me cuesta aceptar que tengas un novio…¿y pretendes tener tres?
-Como tú, papi.
Papá se frota un poco la sien, abre la boca, la cierra. Eleva su dedo índice con un gran ademán que muere antes de terminarse y finalmente mira a mamá.
-Akane, dile algo.
-Como tú, papi.
-Muy graciosa. Vamos a ver –se gira hacia a mi-. ¿Por qué demonios quieres salir con tres chicos al mismo tiempo? ¿No te alcanza con Ryuho? Entiendo que no tiene los genes de un gran artista marcial pero tampoco me cae tan mal…al menos tiene algunas virtudes…como que es uno solo y no tres.
¡Maldición! Esto se está poniendo tan denso que no tendré más remedio que confesar la verdad.
-Lo que ocurre es que cuando terminamos de comer, los padres de Ryuho…
-Cofff. Tus padres..cofff…preferidos…coff
-¡PAPI! Que estoy hablando en serio…los padres de Ryuho…
-Coffff los que no pelean…cofff…y no avergüenzan coffff a su hijo.
-Mamá ¿tú también? En fin, me han dicho que soy perfecta para él...no sé…me dio miedo que quisieran que nos casemos ya. ¿Estoy loca, papi?
Papá menea tres veces la cabeza mientras mami pone una de sus expresiones preferidas, la de "soy una pobre Tendo viviendo en una casa de Saotomes".
-No, no, no. No estás loca. Es un comportamiento…perfectamente normal. Claro que conociendo tus genes, esto podría alargarse durante décadas…estem…¿qué te parece si tu papaito, los mata a los tres y te resuelve el problema? Luego podríamos ir a tomarnos un helado en familia como en los viejos tiempos. Te compraré un globo y unos rotuladores y…
-¡PAPI! Estoy hablando en serio.
-Yo también hija, yo también. Akane, ¿podrías ayudarme?
Interesante vuelta de tuerca. Mamá que ya se estaba escurriendo por la puerta de mi habitación golpeando una de mis almohadas que raptó oportunamente mientras nadie la veía, se da media vuelta y en un enorme alarde de madurez, decide actuar como madre en lugar de adolescente cuarentona.
-Mira, hija. ¿Tú quieres que Ryuho tenga un muñeco vudú tuyo escondido y le clave alfileres a todas horas y que piense que eres un afeminado pervertido…perdón, una chica de ideas ligeritas? Pues olvídate de esas zorras…perdón, zorros…de esos chicos. Y habla con él sobre lo que no te gusta de su forma de ser. No es tan difícil.
No, que va. Solamente tengo que hacer uso de la locuacidad para el amor que heredé de papá (cri cri cri) y si eso falla, la que herede de mamá (cri cri cri).
-Akane, estoy empezando a creer que todavía me guardas resentimientos por lo de Shampoo y Ukyo.
-Y yo estoy empezando a pensar que nuestra pobre hijita –me tapa los oídos- ha heredado tu estupidez emocional.
-Mejor mi estupidez –también me tapa los oídos, posando sus manos sobre las de mamá- que la tuya, asesina de tenedores.
¡Ya está bien! ¿Por qué todas las conversaciones trascendentales de mi vida tienen que terminar con el recuerdo de un pobre tenedor asesinado?
-¿Me vais a contar alguna vez lo que pasó antes de casaros o no?
-No, hija –se muerde el dedo índice en señal de sufrimiento extremo-. Es demasiado horrible.
Claro que con lo que no cuenta papi es que, si soy la imagen de esta colección y la cancerbera, es entre otras cosas porque poseo el don de la omnisciencia. Así pues, hago un breve flashback al pasado. ¡Qué curioso! No es por presumir pero mamá se ve preciosa con el pelo azul y papi, bueno…el anciano estaba en forma a mi edad. Bueno, un poco más joven. Tienen dieciocho ahora y siguen viviendo en el Dojo como hermanitos prometidos a la fuerza. Claro que la situación se torna ya tan insostenible que por algún lado se cuela la verdad y ese lado es de lo más tierno aunque ahora se crucen dedicándose secos y vacíos insultos.
-Buen día, afeminado.
-Buen día, pecho un poco menos plano.
El abuelo Soun les mira con un poco de rabia. Que se hayan aficionado a comer con instrumentos occidentales del demonio en lugar de con palillos le parece un horror y error inaceptable.
-¿Hasta cuándo seguiréis con esta tontería, chicos? La feria occidental se acabó hace meses.
Akane, mi madre, la misma mujer que se ruborizaba de joven si papi le sonreía a siete kilómetros de distancia, contesta para mi sorpresa con total desparpajo.
-No es mi culpa, papá. Doña Cucharane está enamorada de Don Ranmedor. Tienen que estar juntos.
-Eso mismo –le secunda papi-. Aunque esta loca rabiosa sea su dueña, Ranmedor la quiere. Y se va a casar con ella a cualquier precio.
La tía Nabiki les mira con indescriptible asco. Se muerde los labios, los codos y hasta una servilletita lila que se encuentra por el camino. Hasta que al final estalla.
-Hermana, ¿Es que no te das cuenta de que estáis desplazando vuestras emociones enterradas hacia esos elementos inertes? ¡Hasta una chica despiadada como yo y sin sentimientos, nota el detalle!
Mamá se indigna.
-¡Nada que ver! El amor de estos cubiertos occidentales no tiene nada que ver con el cretino de su dueño, verdad Doña Cucharane. ¿Quieres darle un besito al guapo de Don Ranmedor ahora? ¿Sí? ¿Sí? Claro, tú te lo mereces y no esas cucharonas gordas que le pretenden.
A papi le tiembla un poco la mano. Desde luego habrá notado la verdad de las frases de la tía y se declarará ahora. ¡Con que así de sencillo fue el evento que hizo posible que yo exista! Es tan ridículamente tierno… que dan ganas de llorar. Snifff.
-Don Ranmedor, sé que no tienes olfato, aún así intenta taparte la nariz para no oler el aura maleducada de la dueña de la bella Cucharane cuando vayas a besarla –rodea a mami , dibujando un perímetro en el aire de medio metro en dirección horaria hasta que logra aproximar a ambos cubiertos-. Ahora sí, Don Ranmedor, puedes besar a la novia…Jajajaja. Ha sonado como si se casaran. ¿Qué te parece Akane? ¿Están listos para casarse?
Mamá pega dos saltitos nerviosos.
-Siiiii, wiiiiii. Voy a vestir a Doña Cucharane de novia. Espérame aquí…este es el día más hermoso de mi vida. Lástima que un cretino sea el padrino de boda.
-Pues te aguantas, Akane. Que yo tengo que tolerar de madrina a una violenta-azotadora-sin-razón-de-artistas-marciales-indefensos –se dirije al tenedor-. Vamos, Don Ranmedor, tú también tienes que ponerte guapo para el día más importante de mi vida…digo…de tu vida.
Bueno, claro. Se trata de mis padres. ¿Qué esperabais? Eso es lo mejor que pueden jugar con muñecas. El abuelo Genma se ve gracioso con el disfraz de oso panda que usaba siempre en el pasado. Ahora que le veo en vivo y en directo, resulta impresionante lo realista que es. Nada que ver con las fotos que hay en casa. De hecho parece como si ….ahhhhhh, ¡es un oso de verdad! ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Y quién es esa chica tan guapa que le está pegando y le llama padre? ¿Tengo una tía que no conozco? ¿Y dónde se fue papá? Por suerte la tía pelirroja está cuidando el tenedor por él. Al parecer, mi casa es de lo más normalita comparado con lo que tuvieron que sufrir mis padres en su juventud. Ahora que lo pienso, casi hasta podría decir que son normales. Claro que mamá se encarga de quitarme esa idea de la cabeza cuando vuelve con su hermosa cuchara totalmente ataviada para el "gran evento" y sostiene el siguiente diálogo con la tía Nabiki.
-Dime, Akane –le pregunta con rintintín-. Tengo mucha curiosidad, ¿quién se declaró primero? ¿La cuchara o el tenedor? Y más importante aún, ¿se transforma el tenedor en cuchara cuando la sopa está fría?
-Por supuesto que no, Nabiki. La sopa se toma con cuchara. ¡Qué tontería! Y sí, debo admitir que al principio se llevaban mal. Pero Ranma y yo nos dimos cuenta de que al acabar cada comida terminaban juntos. Son inseparables. Por eso descubrimos que en realidad están enamorados.
Perdón, estimados lectores. Ahora soy yo la que tiene una duda que resolver. Alguno podría decirme si igual se considera parricidio, cuando matas a tus padres antes de nacer. Al que lo sepa, ya sabe, que lo explique en el cuadradito de abajo (¿ves, papi, cómo te consigo reviews con sutileza?)
Por la noche la familia se reúne nuevamente a cenar, rito que se repite casa por casa y generación tras generación…(sí, debo confesar que me aburrí y decidí pasar a la escena de la noche; es lo malo de darle poderes de omnisciencia a una adolescente; nos cuesta concentrarnos en la misma cosa más de tres minutos seguidos y quien piense que me equivoco…ya sabe….al recuadro de abajo). Como el plato de papi es una gran sopa de miso y el de mami un okonomikyaki, mamá le sirve en la boca a papi su sopa y viceversa. La faena se realiza con tal naturalidad y delicadeza que parece una pareja de casados. Si subimos el volumen del fic que he dejado intencionalmente en "mute" la situación cambia.
-Ten cuidado, fenómeno. Vas a mancharte.
-Si lo hago será por tu pulso deficiente. Un artista marcial de verdad, movería a Cucharane con más destreza.
-Pues que te sirva Shampoo, entonces.
Papi frunce el ceño con violencia.
-Oye, Akane, te has pasado. ¿Te has puesto a pensar cómo se sentiría Ranmedor si Shampoo estuviera cerca de mi? Sabes que no la soporta. Tú eres su preferida, a saber por qué, y la única que puede darme de comer…aunque cocines fatal. No sé, será que las papilas gustativas metálicas son menos sensibles que las humanas.
-O que Don Ranmedor sí que tiene buen gusto, ¿verdad mi tenedorcito preferido? –le da besitos (puajj) con su propia boca-. ¿Quién es el tenedor más guapo del mundo? ¿Quién? Tú, claro que sí. Por eso te casaste con mi Cucharane.
Lo siento, ver a mi madre besando el tenedor de mi padre me ha provocado náuseas. Es casi como si se hubiesen besado ellos. ¡Y en mi presencia! Quién crea que habría que poner una ley para prohibirlo que vote en el cuadradito de abajo. Yo, por mi parte, pienso saltar al desayuno del día siguiente. ¡Qué extraño! Mamá no está. Bueno, habrá salido al instituto temprano. Con lo pesada que es ahora con que debo ser buena alumna y hacer mis tareas a tiempo, no me sorprendería que se encuentre ahora llegando a clase cuando todavía faltan cuarenta y cinco minutos para que el timbre haga ring. Papá tiene ante sí una gran fiambrera envuelta con una servilleta adornada de flores silvestres. Obviamente, mamá se la ha dejado según el miedo con el que la observa y registra. Finalmente, alejado a más de medio metro como si de una bomba se tratara, y con el cuerpo todo arqueado para que el brazo estirado llegue a destino, Ranmedor abre el "terrible dispositivo". Luego, un agradable olor a comida recién elaborada invade por completo el comedor.
-No, papá, -le grito olvidando que solo soy una narradora omnisciente sin voz y voto en lo que ocurre-. Conozco ese aroma. Eso no lo preparó mamá. Es de la mamá de Ryuho.
Claro que papá no me oye. Antes se acomoda la servilleta, se frota los ojos pues todavía no se cree que se haya producido un milagro en la cocina de su casa y hunde a Ranmedor en el arroz.
-¡Blasfemia! –grita mamá que acaba de bajar de su habitación-. ¿Cómo te atreves a manchar al esposo de Cucharane con un plato cocinado por ella? ¿Así haces honor a los votos de fidelidad que hiciste al casarte con ella? –le habla al tenedor (decididamente mi madre está loca)-. Mira como llora –le muestra a Cucharane y le arroja un poco de agua encima-. La has cagado, Ranmedor. Te odio.
-Oye, Akane –intenta salir del paso papá-. Yo pensaba que lo había cocinado tú. Sé que es tonto esperar todavía milagros pero realmente lo creía.
-Idiota. Esto es por tu culpa –se lo arrebata-. Tú le has contaminado su nobleza con tus comentarios hirientes; de tal palo, tal…tenedor.
Y luego el suceso que estaba esperando conocer. El terrible error de mami que todavía papá no logró digerir en tantos años de felicidad. Las manos temblorosas y frenéticas de mi madre, hacen con el cubierto lo mismo que desea hacer con su dueño, le estruja, lo dobla y con esa fuerza física fenomenal que tanto le caracteriza, le convierte en una pelota de metal que arroja a la sien de papá.
-¡Ranmedor! ¡Noooooo! Respira, muchacho…Nabiki, por favor, hazle el boca a boca. Papá, llama a urgencias del hospital…Akane…Akane…nunca te lo perdonaré. ¡Lo juro!
Y así fue aunque luego se decidiera a confesar su amor, se casara con ella y tuviera una hija tan pero tan guapa que casi ni se acordara de lo que le pasó a su protegido.
Y vuelta al presente. Al parecer mamá ha estado contándome la historia mientras yo la observaba a mi manera y digo que eso parece porque culmina su monólogo con un:
-… y ese es el único pesar que tenemos en nuestra relación, hija. Tu padre nunca me lo perdonó y yo tampoco lo he hecho conmigo. No dejes que un arrebato de nervios destroce las cosas lindas que compartís.
-¿No lo podéis arreglar? Seguro que Hachiro hace un milagro con él si se lo enviáis.
-Tu padre ya ha ido a muchos especialistas. Los que tienen la precisión de abrirlo sin astillarlo, no tienen la fuerza y los que tiene la fuerza, no son precisos. Prefiere dejarlo así, en "coma" como lo llama él. Antes que arriesgarse a operarlo y que se muera. Nadie es tan fuerte como yo y al mismo tiempo hábil como Hachiro.
De pronto un rayo de luz surca mi cerebro y se ancla en mi lengua.
-¿No me digas que Ranmedor es esa bola de metal que se encuentra en la biblioteca y que papá siempre saluda con la mirada al irse a trabajar? ¡No es posible! Eso está más liso que una bola de boliche.
Mamá deja caer una lágrima.
-Lo sé. Soy una bruta. No eches mal sal en la herida.
No lo hago. Mejor que juzgar a mis padres es hacer justicia con el destino. Justicia ridícula y difícil de entender para alguien ajeno a nuestra dinámica familiar pero justicia al fin. Después e todo, mi padre es el mismo tonto que colecciona almendras con forma de la cara de mamá. No debo privarle más tiempo de sus estupideces sentimentales porque también son las mías. Se trata de uno más de los terribles tormentos de ser hija de Ranma y Akane. Así pues, cojo la bola Ranmedor y huyo al exterior antes de que siquiera mamá se dé cuenta de lo que ocurre.
Pasadas las cuatro de la madrugada, Ryuho, una serie de acontecimientos que más valdría no relatar y yo estamos haciendo las paces en mi cuarto. Se encuentra, para variar tan guapo que la respiración se me entrecorta a medida que quita con paciencia infinita las capas que protegen el tesoro íntimo de la casa. Yo le dejo hacer, en silencio. Casi ni me muevo. No podría aunque quisiera. ¡Y no quiero! Por supuesto, papá no se lo toma muy bien. Se encuentra en el exterior literalmente histérico. Que se aguante. Me merezco esto y lo deseo de corazón.
-¡Déjame pasar! –le escucho gritarle a mamá.
-No, querido. No seas aguafiestas. Están haciendo las paces.
-Esas paces ya duran demasiado.
Mamá vuelve a interponerse entre papá y nuestra laboriosa sincronización de voluntades. Al parecer está de mi lado y le impedirá la entrada hasta que terminemos. Nunca se lo he dicho a nadie, pero en estos casos, es mi prefe. No importa lo que ocurra, siempre se pone de mi lado.
-Déjalos, querido. No me obligues a lastimarte.
-Como si pudieras.
A lo mejor no es muy prolijo que mi primera vez se dé con tanto alboroto en el exterior de mi habitación. Y que encima ocurra con mi novio. Simplemente salió así. Hachiro puede estar orgulloso. Entre la fuerza de Ryuho y mi enorme talento para armar y desarmar puzzles hemos conformado un equipo perfecto. Ya estoy lista para entrar en su taller. Antes debo entregar a Ranmedor restaurado a su dueño.
Al salir, Ryuho les observa rendidos y abrazados en el suelo muy cerca de la puerta de mi habitación. Obviamente no se le pasa por alto el detalle de que tengan la ropa hecha harrapos y ensangrentada.
-¿Te he dicho ya, Seiko, que tus padres me caen bien?
-Sí…-le doy la mano-; es tu único defecto.
Ryuho se agacha con nuestro tesoro en la mano.
-Señor Saotome, tome. Nos hemos quedado toda la noche restaurándolo. Fue como hacer un puzzle. Hizo falta la precisión de su hija para que no se rompieran las aristas y mi fuerza pero lo conseguimos. Está como nuevo. Fuera del coma diría yo.
-Gracias, chico. Te estoy "eternamente" agradecido…y si vuelves a quedarte en la habitación de mi hija más de diez segundos de la cuenta…tu "eternidad" durará muuuuuy muuuuuy poco. ¿Entendido?
-Entendido, señor.
Fin.
Historia bonus: el príncipe de las espaldas.
Corren buenos tiempos para los padres celosos….bueno…para los padres en general. Aclarar lo de "celoso" es caer en una redundancia innecesaria ("y sin necesidad" agregaría la buena de Miko Daishi del capítulo 75). Y digo que ocurren buenos tiempos porque ahora las tecnologías ayudan a los pobres e indefensos padres a hacer su trabajo mucho mejor. Claro que habrá entre mis lectores muchos jóvenes de menos de veinte años (un 80% diría yo) que no conocen un mundo sin flacebook, whatslapp, mail, etc y por tanto no saben muy bien a qué me refiero. Para ellos, relataré a continuación cómo sería una primera reunión entre el padre de la princesita y el candidato antes de que existieran cosas como el famoso "libro de caras".
-Ugh, Buenas tardes, señor. Ugh encantado de con…
-…Ugh ¿Nombre?
-Ugh, Idiota.
-Ugh. ¿Apellido?
-Ugh, Idiota. Puede llamarme Idiota Idiota, ugh, o solamente "Idio" como mis amigos.
-Ugh, ¿currículum?
-¿Perdón, ugh? Yo solo quería…salir con…bueno, ugh, he trabajado de dependiente en la tienda de la esquina…y sé usar ese programa tan raro, ugh, y tan difícil que existía antes del office97 (nota del autor: hace veinte años era 1995, horror…con razón la gente hablaba como en la época de las cavernas…¡UGH!).
-Ugh, me importa un rábano dónde ugheaste antes. Me refiero a tu currículo de novias. ¿Con cuántas saliste? ¿A cuántas las hiciste llorar? ¿A cuántas embarazaste? ¿Cuán rápido puedes correr si te apunto con mi…garrote, ugh? (Nota del autor: según estudios recientes, las pistolas no se inventaron hasta después de 2004 y no, en 2001 como se creía antes).
-Ugh…-traga saliva-. ¿Podemos irnos ya?
-Ugh, claro –palmea el garrote-. Pero regresa antes de que el reloj de sol marque las…antes de que deje de funcionar por ausencia de luz, ugh. Y recuerda que la peque es alérgica a los mamuths, así que solo comida vegetariana.
Y ahora la versión actual:
-Buenas tardes, señor. Encantado de con…
-…¿Nombre?
-Idiota.
-¿Apellido?
-Idiota. Puede llamarme Idiota Idiota, o solamente Idio como mis amigos.
¡Y fin! Con esos datos, tan solo hace falta meterse en el "libro de caras" flacebook y ya sabremos todo lo que queremos saber sobre la sabandija. Y de paso, datos muy jugosos para provocar una ruptura accidental. Luego cuando regresen, basta con decirle a la nena: "Ya me acordé de Idiota, caracolito. Es el que trabaja en la tienda de la esquina. El otro día lo vi con Zorra-de-nueve-colas entrando al cine de enfrente".
-¿¡CON SU EX!?
-Ahhhhhh, que era su ex…no sabía…¿Y cómo podría saberlo? Si los padres no entendemos nada de nuevas tecnologías.
Por supuesto, las niñas de ahora no son tontas y tienen formas de disfrazar las cosas con páginas decentes que ocultan grupos y conversaciones privadas horripilantes. Por eso, más importante que conocer bien la cara que el idiota de la peque pone en flacebook, es conocer su espalda. Porque a la gente se le juzga por lo que NO muestra. El pretendiente ideal es aquel que no tiene dobleces ni oculta nada. El que es capaz de darme la espalda, tranquilo, sabiendo que no le encontraré mancha. Y si en lugar de cara, está compuesto de pura espalda, pues mejor (cada vez que le vea, parecerá que se está marchando). Ningún idiota es aceptable, por supuesto. Pero los ancianos con el tiempo nos ablandamos y sabemos que tarde o temprano (a los 85 años recién cumplidos más o menos) la nena querrá ser feliz. En ese entonces, si encuentra a su Príncipe de las Espaldas…pues a lo mejor no le damos con el garrote…¡UGH! O a lo mejor sí. Cuando mi hijititititita tenga 85 años, yo estaré más que senil y acabado.
Fin de la historia bonus.
PS: ah, sí, sé perfectamente hackear contraseñas de cualquier tipo de medio de comunicación. ¿Nada mal para un viejo de la edad de las cavernas, no? Por ejemplo, tú, lectora 47 de esta historia, haz el favor de sacar tu fecha de cumpleaños y poner algo más complicado. No, no, no me lo agradezcas. Yo, por mis lectores, hago lo que sea. Y no te preocupes: a nadie le diré que has puesto ahora: "Anticlímax rules".
Comentarios
Estimada bry. ¿Qué tal? Tanto tiempo sin vernos…bueno…sin comunicarnos a través de esta sección de comentarios. Supongo que la necrofilia no es mala si la practicas en vida con gente viva.
Estimada jannika1990. Muy pero que muy bien. Eliges un capítulo al azar entre 131 y justo te toca el nacimiento de Anticlímax. Eso es suerte. O ironía…depende de cómo lo mires. Ojalá hayas seguido leyendo mucho como prometías en tu review :) :) :) :)
Estimada Olii´s-Chan. Síííí, como me hizo notar una lectora recurrente de mis historias, suelo mandar a Ranma y Akane mucho al hospital. Igual siempre se salvan…creo. Ya llevo más historias que neuronas en mi cabeza de chorlito. Igual puedes seguir leyendo tranquila. El final feliz está siempre asegurado. A propósito, ¿qué significa "cueris"?
Estimada Minefine7. Enhorabuena, corazón. ¡Eres el review 1212! Y ya nos aproximamos al mítico e irrepetible 1234. Me pregunto quién será.
Estimada Ai. Suerte con todas tus tareas.
Estimada Dai. Suerte con los exámenes.
Estimada Akyfin02…estem…¿suerte con tus vacaciones?
Como sé que muchos empezáis a leer por el final y eso me MOLESTA! Dejo para el desenlace un miniacertijobonus
Historia 1
Telémaco: ¿Mamá, mamá, me compras una consola troyana XR56?
Penélope: Espera a que vuelva tu padre. Seguro que te trae una.
Telémaco: No puedo esperar tanto. Soy un niño. ¡La quiero ya!
Penélope: De acuerdo, hijo. Termino de coser esta tontería y voy a comprártela.
Historia 2
Sobrina de Rumiko: Tía, tía, tía. ¡Cuánto te quiero! ¿Me compras una consola troyana XR56?
Rumiko: ¿Es un poco vieja, no?
Sobrina: Me gustan los clásicos. ¿Me la compras?
Rumiko. Sí, espera a que se casen Ranma y Akane y voy a comprártela.
Pregunta: ¿En qué se parecen Penélope y Rumiko?
