Capitulo 12. "Confesión".

-No lo entiendo. –Dijo Kagura, una semana después, mirando a su mejor amiga, sentada del otro lado de la mesa de la cafetería donde estaban almorzando. -¿Por qué esta siendo tan imbécil contigo? Quiero decir, el siempre es un imbécil, pero últimamente su imbecilidad se triplica cuando se trata de ti.

Rin se tragó un suspiro. Kagura tenía razón, por supuesto. Taisho-sensei la había estado tratando como a una mierda toda la semana. No es como si eso fuera completamente una sorpresa.

-Es enserio, ¿Mataste a su gato? O, ¿O dejaste un pollo ensangrentado en la puerta de su casa, o algo así? –Kagura negó con la cabeza, frunciendo el seño enojada. –Tiene que haber alguna explicación, no puede tratarte así solo porque es tu profesor. Sé está poniendo ridículo. Debería armar una campaña contra ese hombre o algo así, la gente está comenzando a hablar-

La taza de chocolate caliente de Rin se detuvo a medio camino de su boca. -¿A Hablar?

-No importa. –Kagura hizo una mueca, viéndose un poco incomoda. –Solo algunos rumores estúpidos.

-¿Qué rumores, Kag?

Kagura tomo un sorbo de su café. –Algunos piensan que es sospechoso que Taisho no te reprobara a mitad de periodo, dado tu historial de asistencia.

Rin dejo de respirar. -¿Qué?

-Algunos dicen que lo has chantajeado para que te de una calificación aprobatoria. ¿Ves? Te dije que era estúpido.

Rin se relajó visiblemente, recostándose en su silla. –Sí, muy estúpido.

-Aunque en realidad, es un poco extraño, ¿No crees? Yo pensé que de seguro te reprobaría solo para poner un ejemplo, aunque no te lo merecieras. Pero no lo hizo, y ahora él es un idiota total contigo. Todo esto es muy raro. –Kagura le lanzo una mirada analítica. -¿Estas segura que no me estas ocultando nada?

Rin sintió una punzada de culpabilidad. Tomó un sorbo de su chocolate, sintiendo la urgencia de beber ese dulce brebaje para ahogar la amargura en su interior. Miró a su tasa. –Puede ser...

-Muy bien, suéltalo. –Dijo Kagura, mirándola fijamente.

Rin tamborileo sus dedos en la mesa, sintiéndose un poco extraña. –Yo... ¿Recuerdas el consejo que me diste? ¿Sobre Taisho-sensei?

Kagura rodo los ojos antes de soltar una risita entre dientes. -¿Sobre coquetearle?

-Bueno... Taisho-sensei no me dio una calificación aprobatoria por que le di lastima o me tuviera compasión, Kag.

Las cejas de Kagura se fruncieron. Luego abrió los ojos y la boca en redondas "o". –No es cierto... ¿De verdad seguiste mi tonto consejo?

Rin hizo una mueca. –No exactamente. –Miro su sándwich en el plato y tiro del queso que salía por los bordes. –Hice más que coquetear.

Un sonido metálico le hizo regresar su mirada al frente. Kagura dejó caer su tenedor con el que comía su ensalada y la miraba con los ojos muy abiertos. –Me estás tomando el pelo.

-Ojala.

Kagura miró alrededor de ellas y luego acerco más su silla a la de ella. –Entonces, ¿Qué te hizo hacer?

-¿Y tú qué crees? No me puso a hacer planas.

-¡No es cierto! ¿Le hiciste una mamada?

Rin asintió, roja como un tomate.

Kagura se tapo la boca para no soltar una carcajada. –Wow, nunca pensé que serias capaz de coquetear con alguien. Mucho menos con él, y mucho menos... Bueno, entonces, ¿Cómo fue?

Rin la miro mal.

-Quiero decir ¿Te dio asco? –Tomo un sorbo de su café.

Rin estuvo tentada a decir que sí. Habría hecho todo más sencillo. Pero no podía obligarse a sí misma a mentir. Kagura era su amiga, la única que realmente consideraba una amiga, y a pesar de sus horribles habilidades con los niños y su falta de decoro a la hora de detallar su vida sexual increíblemente activa, siempre podía contar con ella cuando realmente la necesitaba y aunque ella nunca le decía de sus problemas, la guapa mujer de enormes ojos rojos siempre tenía la solución a algún problema de una manera u otra. Merecía conocer la verdad, o al menos su versión. De hecho debió decirle desde el principio la situación, pero no quería a más gente siendo testigo de su vergüenza.

Era hora de ser honesta.

-No. Estuvo bien. –Rin miro a otro lado. –Incluso la primera vez.

Kagura se atragantó con el café y empezó a toser. Rin se aterró, se levantó y le dio palmaditas en la espalda.

-¿Estás bien?

-¿Primera vez? –Preguntó en vez de responder cuando la tos finalmente cedió. Rin se sentó a su lado para que no tuvieran que alzar la voz. -¿Quieres decir que lo hiciste más de una vez? ¿Todavía te obliga a hacerlo por una calificación?

Rin se preguntaba si prostituirse a sí misma por una nota era mejor que prostituirse a sí misma por dinero. No estaba segura.

-Mira. –Rin se tapo la cara con las manos. –Yo realmente no quiero discutir de eso. Sí estuvo sucediendo por unas semanas, pero lo importante es que ya pasó. Yo termine el acuerdo. –Tronó los dedos. –Se finí. No va más.

-Pero tú... Tú sabes... ¿Tuvieron sexo?

-Sí. –Dijo Rin, luchando por mantener su voz normal.

Kagura sonrió, ojos rojos brillaban con picardía. -¿Cómo estuvo él? ¿Estuvo bien?

Aguantando una risa, Rin negó con la cabeza. –Vamos, ¿Tenemos que hablar de eso?

-Por supuesto que tenemos que hablar de ello. Tuviste sexo con Taisho. ¡Taisho!

-Cállate. –Rin dijo entrando en pánico, mirando histéricamente a todos lados. –No quiero hablar de ello. No hay nada que hablar. Y no, no apestó, pero realmente me alegro de que todo el asunto haya terminado. –Sintió los ojos de Kagura sobre ella, estaban inusualmente serios e inquisidores. Rin se removía bajo su escrutinio. -¿Qué?

-Entonces, ¿Por qué está tan enojado contigo si se ha acabado? –Dijo Kagura, cruzando los brazos sobre sus pechos.

Rin tenía una idea del porque, pero no era algo sobre lo que quisiera discutir. –Ni idea.

Kagura le dio una mirada escéptica, pero no insistió más y miro su tasa. Se quedó en silencio, con una expresión distante y pensativa en su rostro.

Rin miró a su amiga. Pensándolo bien, Kagura había estado un poco distraída todo el día. -¿Sucede algo malo?

Kagura miro a los bonitos ojos cafés de su amiga. –No en realidad, solo... Mi papá insiste en que vaya a Inglaterra. Dice que allí sería más fácil para mí terminar mis estudios y conseguir un prestigio mayor en el futuro.

Rin se sorprendió, conocía al padre de Kagura desde hace años. Él era un hombre frío, cruel e implacable, y solo quería que sus hijos tuvieran lo mejor para alcanzar sus metas... ¿Pero mandarla lejos?

-¿Es tan malo?

-Me tomaron una foto besándome con otra chica y un chico besando mi cuello en una fiesta. Se la enviaron a papá, y él está muy enojado por eso. Tuvo que pagar una gran cantidad de dinero para que no la publicaran.

-¿Le molesta que seas bi sexual?

-No... Le molesta que sea una exhibicionista, no le importa quién me guste, pero preferiría que fuera más pudorosa.

Rin miro a su amiga con tristeza, Kagura no era mala persona, solo tenía demasiada energía y personalidad, lo que la hacía imposible entrar en el papel de la perfecta hija de un empresario prestigioso. Si no fuera tan agradable, todas las mujeres en la tierra la odiarían.

Kagura era una mujer inteligente y hermosa, pero no se la imaginaba con traje de sastre yendo a trabajar a una aburrida empresa. Probablemente se suicidaría a los 5 minutos, lanzándose de su oficina.

-No iré, y el dijo que no iba a presionar, pero...

-Pero sientes que ya te presiona con solo mencionarlo.

-Exacto. ¿Cómo le digo sutilmente que me gusta estar aquí?

-Sáltate una fiesta y que te vea estudiando por una vez, para variar. Juró que no te matará estar un día tranquila en tu casa.

Kagura le enseño la lengua y sonrió. –Al menos me divierto, y no me acuesto con el "Youkai de Ojos Dorados" porque no salgo con otros chicos guapos. Vamos, dime que él tiene un pequeño pene. Eso alegraría mi día.

Rin se rio graciosamente y sacudió la cabeza. –No, el no es pequeño en lo absoluto. Y yo ya no salgo con él. Se terminó.

Levantó su taza y la llevó a los labios, evitando los ojos de Kagura.

Pensó en la forma en que Taisho la había estado mirando en la clase. Enojado y tan malditamente intenso que hizo que sus braguitas se mojaran en un instante.

Pensó en como había pasado la mitad de la clase fantaseando con que caía de rodillas ante Taisho y chupaba su miembro duro y delicioso, delante de toda la clase.

Pensó en sus otras fantasías. Como quería subir al regazo de Taisho, hacerlo callar con besos y luego obtener su duro pene dentro de ella.

-¿Estás bien? –Dijo Kagura. –Te ves sonrojada.

Rin forzó una sonrisa. –Sí. Estoy bien.

Estupenda.

-Disculpe, ¿Eres Jundo Rin?

Kagura abrió los ojos como platos al ver detrás de ella. Rin volteó. Había un guapo muchacho sonriéndole amablemente mientras cargaba una gran mochila en su espalda.

-Sí, soy yo.

-Me alegro. Soy Kohaku, del programa de "Asesorías" del último año. La profesora Ayame me asigno contigo ya que solicitaste el apoyo de un Tutor.

-¿De verdad? Muchas gracias. –Rin brillaba mientras se hacía a un lado para darle permiso al chico de sentarse.

Kagura miro del chico a Rin, y de regreso, antes de suspirar. El chico era guapo, se veía agradable, y no había quitado los ojos de su amiga para verla todo el tiempo. Y está niña no había echo ni un solo movimiento para coquetear con ese adonis.

-Bueno, te dejo, yo tengo otra clase. –Kagura se puso de pie, terminando su café. –Ni creas que hemos dejado esté tema.

-Sí, sí. Te veo mañana. –Rin se despidió antes de sacar su libreta, y ambos chicos se sumergieron en una conversación sobre la materia.

Kagura negó con la cabeza. El chico había caído en dos segundos, y su amiga solo se había quedado ahí estudiando. ¿Cómo rayos hizo para coquetear con Taisho para darle una mamada en su oficina? La mujer casi parecía asexual con sus nulas intenciones de conseguir una pareja... Quizá ella podría darle unos consejos al pobre chico, que parecía verla como si fuera de oro.

Oh, sí, definitivamente la idea le agradaba.

. . .

El profesor Koga impartía una clase sobre Embriología Animal a un grupo de estudiantes que trataban de seguir el ritmo con el que el profesor escribía. Nadie hablaba, más por el hecho de que el profesor hablaba tan rápido y explicaba a la velocidad de la luz que era casi imposible de entenderlo si parpadeabas más de lo debido. Si alguien hablaba, aunque fuese para pedir un lápiz, estaba acabado.

-Con esto terminamos el tema de hoy. En base a esto realicen un ensayo de 1000 palabras sobre la diferencia entre el proceso de gestación de una vaca y un elefante.

Los suspiros de sus alumnos fue lo único que escucho antes de que la campana sonara y todos empezarán a guardar sus cosas.

Koga negó con la cabeza. Si los jóvenes creían que por ser estudiantes debía de tenerles compasión, estaban muy equivocados. Eso les enseñaría a prestar atención. Claro que su clase y método de enseñanza no eran los más difíciles en esta carrera. Ese título lo ostentaba el Profesor Taisho...

-"Hablando del rey de Roma".

El dichoso profesor de cabello rubio platinado, y ojos ámbar estaba sentado al fondo de la clase, leyendo un libro. El hombre era aburrido como el infierno. Nunca hablaba con ninguno de los demás profesores si no era para algo relacionado con la Universidad, no salía a las reuniones que hacían los últimos días de clase, ni se acercaba a nadie en los cumpleaños para felicitarlos.

No eran amigos, pero a veces tenían temas de conversación y eso era ya un logró en sí mismo.

-No pensé que te apasionara la Embriología Animal, Profesor Taisho. –Dijo el de ojos azules, sonriendo mientras colgaba su saco sobre su hombro.

-Es el lugar más cómodo para leer. –Dijo sin querer continuar la conversación con su colega. Sabía que el hombre era arisco, pero con un demonio, en los últimos días no había quien lo aguantara. Gruñía por todo, y siempre tenía un aura de "Aléjate", que ocasionaba que los estudiantes se aterraran.

¿Y la novedad era?

Bueno, el hombre nunca había sido un rayo de sol, pero ahora el aura a su alrededor era casi toxica. Además, había algo que llamaba su atención.

Ambos salieron del aula. Koga saco una botella de agua, dándole un gran trago que mato su sed. Al mirar de nuevo a su colega, noto que tenia la mandíbula tensa mientras miraba algo al otro lado del barandal del pasillo. Frente a ellos estaba el edificio de la cafetería, que era más pequeño que otros en el Campus, y podían ver la terraza. ¿Que podría haber allí que causara su curiosidad?

-No pensé que fueras fanático del paisaje, Taisho.

-Te estás imaginando cosas. –Dijo secamente.

En todos los años que conocía a este hombre, sabía que él no era conversador o amigable, pero su comportamiento lo sorprendía.

-"Tal vez solo me lo estoy imaginando". –Pensó mientras abría su maletín para guardar el libro que aun tenía en su mano.

Alzo la mirada al escuchar un ruido sordo a su lado. Se sorprendió al ver que el peli plateado había cerrado con fuerza el libro que tenía entre sus manos, su cuerpo tenso como una cuerda de arco y notaba cierto brillo asesino en su mirada.

-¿Esta...?

-¡Koga! –Ayame, su linda novia y coordinadora de la sección de Biología, se acercó, dándole un beso en la mejilla. –Por fin le conseguí a Jundo un tutor competente. Estoy segura de que él puede ayudarle con sus calificaciones. Además es muy lindo, quien sabe, tal vez pueda también ayudarle a ser más sociable. –La pelirroja resplandecía mientras se asomaba por el barandal para ver a la terraza del otro edificio.

-Ayame. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Tú trabajo es asegurarte de que los estudiantes vayan bien en sus materias, no hacer de Cupido y meterte en su vida personal.

La pelirroja hizo un puchero. –Pero yo creo que harían una hermosa pareja. Kohaku es un chico lindo y agradable, todo el mundo lo adora en su salón, es muy sociable, responsable y amable. Además su familia es muy respetada...

-No tienes que vendérmelo a mí, amor. –Beso el puchero en los labios de su novia. –Pero no es nuestro problema si Jundo le hace caso o no. Ellos necesitan los créditos extra y mejorar sus calificaciones, respectivamente, aunque si quisieran liberar el estrés...

-Tengo cosas que hacer. –Taisho se dio la vuelta y se marcho.

Koga entrecerró los ojos, y miro de vuelta a donde veían ellos dos. En efecto la jovencita era hermosa y el muchacho la miraba como si cada una de las palabras que salían de la rosada boca de Jundo fueran sagradas. Una idea llego a su mente. Dirigió una mirada a la espalda del peli plata que se alejaba. -"No, no podía ser". –El hombre era demasiado inteligente para eso, tenía que ser otra cosa. ¿Correcto?

-¿Pasa algo, Koga? –Ayame pregunto al ver que su novio estaba sumergido en sus pensamientos.

-Nada... Solo, una teoría que seguramente es errónea. –Rogaba a quien pudiera escucharlo que estuviera equivocado.

. . .

Hola. Sé que me tarde, pero trabajo y tengo clases Online, y la materia de este mes apenas y me dejaba escribir, así que aprovechando que se terminó finalmente, me apuré a escribir este capítulo para ustedes. Espero que lo disfruten leerlo tanto como yo disfrute escribirlo. Tratare de no tardar tanto para el próximo, pero ténganme paciencia.

Cuídense y recuerden usar cubre bocas. ¡Ja-ne!