Toda la culpa es de Akane. Primera parte

Cuando el Doctor Tofu hizo pasar a Ranma y Akane a su consulta y les atendió con tanta amabilidad y con un brillo exultante en los ojos, ninguno de los muchachos sospechaba entonces que el motivo de la cita cambiaría de forma tan radical sus vidas. Solo Nabiki que para estas cosas tenía un olfato superior se divertía imaginando al Doctor haciendo de ginecólogo improvisado y a Ranma tartamudeando excusas poco creíbles. Sin embargo, incluso la manipuladora número uno de Nerima no había llegado a calibrar bien el alcance del cambio que se estaba por originar. Ni mucho menos había adivinado que el paciente citado era solamente Ranma y que Akane le acompañaba en calidad de "amiga" para convidarle con un poco de apoyo moral en caso de necesitarlo.

-Ranma –se ajustó la gafas Tofu apenas se sentaron ambos muchachos-, te lo diré sin rodeos. He hallado la cura para la maldición de Jusenkyo. Mejor dicho…he hallado a quién puede revertir los resultados del hechizo que te afecta –señaló a una sombra tras la puerta de su despacho que se aprestaba a ingresar.

El joven de la coleta se encogió de hombros y bostezó.

-Por favor, Tofu, otro curandero no. Llevo consultado a demasiados charlatanes, demasiados estafadores y demasiadas eminencias. Píldoras, inyecciones, dietas, yoga, taichi, danza del vientre, todo lo he probado. Desde lo más científico hasta lo directamente disparatado.

El rostro de Ranma, curtido del escepticismo más práctico y sincero, es decir, del espontáneo, evitaba hacer contacto visual con el nuevo candidato a curarle, personaje que acaba de ingresar en la sala. Buena actitud según Akane, habida cuenta de que la nueva Doctora se trataba de una de esas mujeres voluptuosas de las que conseguían poner en modo celos a cualquier noviecita primeriza y más aún a las que como Akane, ni a eso llegaban. De hecho, solo faltaba que Ranma cambiara súbitamente de opinión al notar sus curvas para que allí se armara la típica trifulca de cada día. Incluso me animaría a asegurar que esa sonrisa menos radiante de Kasumi, esa sonrisa que esbozaba solo al 99,99% de sus posibilidades mientras continuaba con sus tareas domésticas, se debía al agrio presentimiento de que una mujer hermosa acompañaba al galeno de sus amores. Y con esto no queda mucho más que decir. Un 0,01% menos de sonrisa en Kasumi me parece una prueba suficientemente seria de la gravedad de la situación. Efectivamente, bastaba que Ranma elevara la vista y reaccionara de cualquier manera lejana al desinterés para que la bomba detonara.

-Con permiso –se levantó Ranma sin siquiera saludar a la aludida-, tengo cosas más importantes que hacer que simular que soy una persona educada. Si lo mío se curara con la ayuda de matasanos, hace tiempo que se habría resuelto.

En condiciones normales, Akane le hubiese acompañado en seguida –de sobra se le notaba afectado- o al menos le hubiese pegado un buen y merecido sopapo por cuestionar la profesionalidad de Tofu. Sin embargo, Akane permanecía todavía en su sitio y lo hacía por dos razones. La primera: que Ranma había decidido huir por la ventana –imposible alcanzarle cuando se ponía así de necio-. La segunda, porque era su deber como "prometida" dar la cara en estos casos y de paso, asegurarse de que la amenaza de largas curvas se volviera por donde vino. Para acosadoras rogando por la atención de SU RANMA, con Shampoo, Ukyo y compañía tenía de sobra.

-Discúlpele, doctor. Hoy se ha levantado con el pie izquierdo. En general –se dirigió a la invitada-, le puedo asegurar que solo es la mitad de maleducado.

-No se preocupe, niña.

"¿Niña?" pensó Akane "pero si ya tengo casi diecisiete".

-Claro que me preocupo –intentó ignorar sin éxito el apelativo hiriente-. Ha estado muy grosero. Casi como un niño de pecho.

-Pues a mi me pareció muy auténtico y natural. Un hombre que decide su propio destino. Desde luego no hay nada raro en su personalidad. Yo diría –se dirigió a Tofu- que son sus compañías las que le apresan todavía en sus traumas.

¿Compañías? ¿Traumas? ¿De qué estaba hablando esa soberana hija de su madre? Ante aquellas palabras, Akane apenas si lograba contener el creciente aura de furia que poco a poco le rodeaba la silueta.

-Perdone –dijo por fin, rechinando los dientes-, está insinuando que yo tengo algo de culpa en su mal.

-No, no insinúo. Lo digo y lo aseguro.

Dijo esto con una sonrisa falsa, la típica mueca de amabilidad crónica que enseñan a todo asistente social, pero con el tono agrio y manteniendo una pose altiva: una rodilla sobre la otra y ambas manos cerradas como puños sobre ellas.

-Tendrás que disculpar a Misae, Akane –interrumpió Tofu llevándose un brazo a la espalda por encima del hombro-. Creo que ella también se ha despertado con el pie izquierdo. En todo caso, es mi culpa. Creo que no os he presentado correctamente. Misae, es una psicoanalista muy reputada. La mejor de todo Japón, creo yo.

Por un instante Akane pensó en decir una grosería en relación a la palabra "reputada". De hecho, le hervía tanto la sangre que cuestionar la honestidad sexual de su rival sería lo menos malo que temía hacerle si perdía el control como parecía que estaba a punto de ocurrir.

-Ningún psicoanalista juzgaría a una desconocida de buenas a primeras. Por lo que a mi respecta, respaldo el juicio de Ranma. Se trata de una curandera más.

Y se marchó dando un portazo.

Dos segundos después, lo que tardó el pulso acelerado de Tofu en desacelerarse, ambos médicos compartieron impresiones.

-¿Qué opinas, Misae?

-Ella y la china. No cabe duda. Ellas son su talón de Aquiles. Será mejor que se lo digas, querido –le pasó una mano por la cintura-. Ni es bueno ocultarle secretos a la niña (ya ves el portazo que ha pegado) ni lo es para nosotros.

Tofu tartamudeó.

-Y-yo…lo nuestro pensaba contarlo al final de la cita…si hubiese salido bien…lo de tu investigación secreta, simplemente no tengo el coraje. Como les diga que llevas estudiándolos en secreto tres meses, perderé toda su confianza.

Misae dejó ondear su cabello de izquierda a derecha y luego apoyó sus pechos sobre el torso del Doctor. Entre ellos, solo una camiseta y la bata de médico de Tofu y la delicada blusa que cubría a la vista pero no al tacto las generosidades de la mujer.

-Recuerda, querido, que soy psicoanalista. Sé diferenciar muy bien un obstáculo difícil de una vil excusa para no hacer lo que no se quiere.

Tofu se alejó unos centímetros.

-Y tú recuerda que soy doctor. Conozco lo suficientemente bien el cuerpo femenino como para no dejarme manipular por un truco tan básico.

-Y como Doctor que eres –volvió a acercarse-, concuerdas con mi diagnóstico. El efecto de Jusenkyo no es permanente. Hay miles de casos documentados. Si todavía sigue igual, es porque inconscientemente intenta ser lo más raro posible, para encajar en el grupo. Quita de su entorno al padre egoísta, a la madre violenta, a la niña llorona, a la manipuladora crónica, a la chinita, a todos los rivales y voila, curación garantizada.

Esta vez Tofu intentó alejarse infructuosamente, tras de sí, la pared del fondo y a su lado, una gran mesa repleta de utensilios, le cortaban el paso.

-¿Y cómo pretendes que se deshaga de todo eso?

-Fácil –le dio un beso en los labios-, casándose con la única normal. Con Ukyo.


No muy lejos de allí, en el Dojo Tendo, Genma realizaba su actividad mensual de mantenimiento del noble edificio. Un trabajo tan arduo y delicado que le dejaba totalmente agotado por las siguientes dos quincenas y que le privaba de ayudar de otra manera en las labores domésticas. Sin embargo, esta vez, al terminar de cambiar la bombilla del pasillo, notó con horror que el Dojo al completo se mantenía en una inexplicable penumbra.

-No lo entiendo. ¿Siempre queda todo tan oscuro cuando cambio las bombillas? Juraría que aquí hay de normal bastante más luz.

Quiso la suerte que pasara por allí Soun y se interesara por el asunto.

-¿Qué ocurre, viejo amigo? Si te fatiga cambiar las bombillas del pasillo una vez por mes, puedes hacerlo cada dos o tres meses. Sobre todo, no quiero que te sientas obligado a trabajar de más.

-No, no es eso…aunque acepto la oferta. Yo…ya la he cambiado y el interruptor está encendido…sin embargo no alumbra lo suficiente.

-A lo mejor has adquirido una de menos vatios.

Genma se llevó una mano a la cabeza y se rascó con ella parte de la frente.

-No. Ya lo he chequeado. Además se trata de algo general. Se ve menos en todo el Dojo, en mi habitación, en la de los muchachos. Incluso con la ventana abierta.

Durante la siguiente hora, los dos adultos revisaron concienzudamente todo el entramado eléctrico del lugar y revisaron los plomos hasta en ocho ocasiones sin advertir que bastaba con entrar en la cocina y revisar el nivel de potencia de la sonrisa de Kasumi (al 97,2% y bajando) para entender perfectamente el por qué del descenso de luminosidad general del hogar de los Tendo.

Fin de la primera parte.


Toda la culpa es de Minefine7

Cuando algo me sale mal tengo la tendencia a echarle la culpa de la adversidad a Minefine7. Básicamente porque yo soy perfecto. Imposible que algo se realice mal bajo mi supervisión sin que tenga que ver alguna influencia externa, es decir minefinesca. Desde luego podría tratarse de cualquier otra cosa (nunca jamás de un error mío) pero como yo amo a Minefine7, obviamente no concibo que nada ni nadie influya en mi con tanta fuerza como para provocar un yerro, salvo ella. Por tanto, echarle la culpa de todo lo malo que me ocurre se me antoja como una gran y romántica declaración de amor. Pocos hombres existen en este mundo, tan enamorados de sus parejas como para llegar a mi grado de demostración afectiva.

Supongamos, por ejemplo, que se me olvida de decirle algo muy importante, de ¿quién es la culpa? ¿Mía? No, por supuesto. La perfección implica un grado de concentración mayúsculo que me impide ponerla al tanto de todas mis cosas. Es su deber desarrollar la capacidad de leerme la mente y reaccionar como corresponde una vez obtenida la información pertinente. De hecho si me olvido de cargar el móvil y se apaga y luego me olvido el móvil apagado vaya uno a saber dónde, lógicamente le preguntaré con toda delicadeza y amor subyacente: MINEFINE, ¿DÓNDE PUSISTE MI TELÉFONO?

Yo sé que todo el mundo suele embellecer su día a día a la hora de compartirlo públicamente y es posible por tanto que exista algún escéptico que piense: "imposible que el Sensei ame tanto a Minefine7 como para echarle la culpa hasta de eso". Pues, queridos escépticos, os juro que la amo así y más todavía. Tanto que hasta estoy casi seguro que ella tuvo algo que ver con la crisis mundial. Y por supuesto, se ocupó muy bien de que no saliera el 37 en el sorteo de lotería de hace unos días porque no quiere que seamos millonarios.

También, desde luego, es culpable de hacerme cada día más feliz y de ahorrarnos un montón de dinero en electricidad en casa ya que sonríe más bonito que Kasumi. Pero, sobre todo, es culpable de ser rematadamente guapa (aunque de eso supongo que tendrá parte de culpa la madre que la diseñó en su tripa así).


Comentarios

Estimada the-girl-of-pig-tailed. Mmmmm. "Drama queen". Es un mote tan, pero tan, merecido. Y sin embargo ¿quién en su sano juicio se animaría a llamarla así cara a cara?

Estimada blackpanterkjes. Ser antisocial es casi una obligación moral. Existe ya demasiada gente que habla y hace cosas con gente y todo lo demás. Mejor vivir a nuestro ritmo y pensando en nuestras cosas. Solo así el planeta saldrá adelante.

Estimada ange-modecha. Siiiií, sigo vivo. Nozama sigue sin prestarme atención aunque quién puede enojarse con ellos. Te facilitan tanto la vida.

Estimada ange-modecha. Pues terminaron juntos de la siguiente manera….

(Ups respuesta a review con final abierto. Esto sí que es un golpe bajo)

Estimada ange-modecha. ¡Deadpool! Todavía no la vi. Gohan me la tiene prohibida. Dice que el personaje principal da mal ejemplo y no sé qué más. Últimamente está demasiado moralista. En fin, podría rebelarme y verla igual…pero sería darle mal ejemplo…y no quiero que Anticlímax se ría de mi.

Estimada Minefine7. Feliz día de la madre. Feliz día de la madre. Feliz día de la madre.

Estimada Dai. Saludos a tu madre.

Estimada Ai. Y también para la tuya.

Estimada Akyfin02. Y más saludos para la tuya también.

Y un saludo a todas las demás madres porque, he aquí un gran secreto de este fandom: sin madres, no habría fans ni escritores.