Toda la culpa es de Akane. Final.
Para ser honestos, dos días después de la aparición de Misae en Nerima, nadie de relevancia (ni Akane ni Ranma), recordaba ya lo sucedido. Básicamente porque toda la atención se la había llevado lo de siempre: las discusiones usuales, los extraños enemigos que habitualmente surgían de la nada y constantemente acababan vencidos (merced a una técnica nueva que habitualmente Ranma desarrollaba para la ocasión) y por supuesto, los objetos mágicos que usualmente eran desencantados lo suficientemente temprano para evitar que se produjeran besos indiscretos y lo suficientemente tarde para que el Dojo entero pareciera a punto de reventar por la tensión...en fin, lo habitual. Irónicamente, lo usual era también extraño y por tanto Misae, que nunca se había ido, no podía más que vanagloriarse de su pericia psicoanalítica.
-Míralos –se los señalaba a Tofu-. "Extraño" debería ser "algo excepcional" que ocurre o aparece muy de vez en cuando y "normal" debería ser "lo habitual". Sin embargo, para ellos se ha vuelto tan común lo extraño que lo toman por normal. Pues no, señor. Transformarse en chica no es normal. Y recibir golpes de un ser querido, menos aún. Su problema va mucho más allá de lo de Jusenkyo. ¿Por qué se deja golpear por Akane? Porque como cualquier víctima de violencia de género confunde "agresión" con "normalidad".
-Jajaja –rió Tofu-. Catalogar lo de Ranma como violencia de género…me parece pasarse un poco.
Misae frunció el ceño.
-Yo no le veo la gracia ni me río. Agresión continuada por razones pasionales de parte de uno. Sumisión y aceptación por parte del otro. Sin contar que le trata como una propiedad. De casa para dentro, Ranma es martirizado y nunca llega a rendir en los estándares de exigencia de Akane. Pero de la casa para fuera, se transforma en un tesoro que no se debe compartir con nadie. Cuando le conviene es malo y cuando no, es bueno.
Tofu volvió a sonreír.
-Estoy seguro de que Ranma se merece buena parte de las palizas de Akane y que Akane jamás se las daría si no supiera que puede aguantarlas. Recuerda que son artistas marciales.
-El 88% de las mujeres de boxeadores suelen denunciar al menos un episodio de violencia de género durante toda su vida. Y mejor ni pensemos en qué porcentaje quedaría la cosa si todas denunciaran.
-De acuerdo –concedió Tofu, ajustándose las gafas-, pero Ranma es el hombre. No creo que se aplique a su caso por mucho que se transforme.
Misae hizo un gesto de menosprecio.
-Ay, querido, no seas tan machista. ¿Acaso no puede una mujer ser violenta y posesiva con su pareja? ¿Y si lo hace, no debemos, acaso, condenarla igual que lo haríamos si la situación fuera la inversa?
El labio inferior de Tofu tembló sobre su mismo sitio durante un par de segundos. Si había oído bien, le acababan de llamar "machista" precisamente por sostener que una mujer no se podía comportar como un hombre machista. ¿Acaso era de intolerantes suponer que las mujeres no podían ser intolerantes?
-¡Qué demonios, Misae! Podrás darle las vueltas que quieras a la cosa pero aquí el único machista es Ranma, el triprometido. Si fuera Akane la de las tres promesas sin aclarar, el manga se llamaría Akaputa ½.
-Los jóvenes que sufren violencia de género antes o después suelen reproducir la misma violencia que ya vivieron en sus hogares durante su infancia. Lo de las tres prometidas es culpa de la raíz de sus males, Nodoka Saotome. También y sobre todo, es preciso librarse de ella.
Esta vez Tofu se quedó perplejo durante unos cuantos segundos.
-Pero…¿Es que acaso tienes respuesta para todo?
-Claro, soy psicoanalista. Mi trabajo y especialidad consiste en ser irrefutable.
El buen doctor se rascó la cabeza. Aunque no deseaba admitirlo, la verdad es que ya le dolía un poco. Más que nada por toda la jerga psicoanalítica desplegada por su compañera.
-O sea…¿que Ranma es una víctima inocente que sufre violencia de género sin que él haga nada para provocarla?
-¡Eso mismo! ¡Inconscientemente reproduce los valores dañinos que ha heredado de su familia!
-Solo por curiosidad…antes dijiste que Shampoo era tan culpable de su situación como Akane…¿podrías explicarme de qué manera podríamos catalogar las acciones de esa mujer como violentas?
-Bueno. Akane le trata como un objeto de mercado y Shampoo como un objeto…sexual. Son intereses diferentes pero parten de una misma actitud denigratoria. Pelean por Ranma como pelearían por una herencia. Por capricho, orgullo y rivalidad. Y les da igual lo que opine la herencia sobre el asunto.
-En cambio Ukyo…
-Ukyo es maravillosa, perfecta, inigualable, grácil, sacrificada, modesta y me paga muy bien por este trabajo…digo…me pagaría muy bien si fuera cliente mía porque se le nota a la legua que es muy generosa.
Mientras tanto, todavía en el Dojo Tendo, los padres de ambas criaturas (muy lejos de preocuparse por la terrible y desagradable violencia de género a la que se veía sometido el frágil individuo conocido como Ranma Saotome), hablaban sobre otros temas mucho más mundanos y prácticos.
-Sigo sin entender, querido amigo, por qué seguimos casi en penumbras luego de haber reemplazado todas las bombillas de todos los cuartos por unas más potentes.
Soun le dio una palmada en el hombro a Genma.
-Verdaderamente es un misterio. Pero cuando dos amigos resuelven formar equipo, no existe obstáculo que aparezca en el camino que no logren eludir hasta arribar a la solución. Voy a por mi capa, mi lupa y mi pipa.
Genma dejó escapar un suspiro. Desde luego, si algo detestaba de Soun era su manía de disfrazarse de Sherlock Holmes. De hecho, seguramente no tardaría ni diez segundos en empezar a repetir: "Elemental, mi querido Genmatson". Y ojito con insinuarle que Conan Doyle jamás escribió juntas en ninguno de sus libros las palabras "elemental" y "mi querido Watson". Porque entonces Soun simplemente comenzaba a echar espuma por la boca. Más aún si se insistía en el asunto y se le intentaba explicar que el latiguillo era un invento de una de las primeras películas sobre el personaje detectivesco. De hecho, es famosa la batalla que sostuvo con Anticlímax cuando este último sostuvo vehementemente que recurrir a una fórmula repetitiva para asociar una idea a un personaje era una técnica de lo más chabacana y que retrataba a su creador como un pésimo autor. Soun entró en tal grado de furia que le atacó con puños y patadas durante siete días y seis noches hasta que logró, él solito, vencerle. Irónico, ¿verdad?
Por suerte para Genma, la capa llevaba un poco de polvo encima y la lupa necesitaba un aseo urgente; lo cual le otorgaba tiempo más que suficiente para intentar resolver el misterio antes de que la teatralización diera inicio. En el fondo, el caso, era bien sencillo. Si la pérdida de potencia lumínica no se debía a una disminución de la potencia eléctrica, solo podía deberse a que otra fuente de energía de la casa no brillaba como debía hacerlo. Lamentablemente Genma debía utilizar sus neuronas en plan poético para arribar a la verdad, es decir, para averiguar que la tristeza de Kasumi todo lo ensombrecía. Y como, obviamente, ese no era su fuerte, se pasó los siguiente diez minutos revisando la transparencia de los cristales de la casa Hasta que por fin, Soun reapareció vestido de gran, gran, gran detective.
Esa misma tarde y volviendo al hilo principal de nuestra historia, Misae optó por una técnica psicoanalítica de vanguardia, tan delicada como sutil, ideal para tratar temas delicados con exquisitez. Megáfono en mano se plantó en la puerta del instituto justo a la hora de la salida y comenzó a vociferar sus consignas antiakanescas. /Violencia para las violentas. Abajo Akane/. /Amor para los enamorados. Viva Ukyo/. /Muerte a las sonrisas. Anticlímax rules/. En rigor las últimas consignas no tenían mucho sentido pero era inevitable que aparecieran. Como también era inevitable que una nube de estudiantes curiosos rodeara al nuevo personaje y comenzara a aclamarle aún sin entender de qué iba la cosa.
Nada más verle, nuevamente Ranma hizo gala de una virtud totalmente insospechada en él y por segunda vez en esta aventura hizo lo que se le supone a un buen caballero en lugar de lo esperable. Tan solo se dio media vuelta y desapareció sin dejar rastros. Ni enfrentó al nuevo enemigo, al fin y al cabo una dama, ni le dio la razón con una frasecita hiriente. Lo que se conoce en Roma y Japón como hacer un "Poncio Ranmatos" aunque Genma lo llame técnica Saotome por pura prudencia.
Y mientras la sombra de Ranma se hacía más pequeña hasta perderse en algún punto del horizonte, el aura de combate de Akane crecía…hasta tapar con su brillo, precisamente, el horizonte. Y por su puesto, a su paso, se iba abriendo un diminuto pasillo entre la nube de curiosos que seguían rodeando a Misae. No fue, sin embargo, hasta que estuvieron frente a frente que la una cerró los puños y la otra cesó de gritar incoherencias.
-Por fin la rarita me hace caso.
Akane se encogió de hombros y extendió ambos brazos, dejando las palmas abiertas.
-A palabras necias, oídos sordos
-Pues tus oídos no son muy sordos que digamos cuando las palabras necias las pronuncia "tu" Ranma.
-¡Oye! No insultes la inteligencia de las "palabras necias normales" comparándolas con la estupidez superior de las de Ranma.
El ida y vuelta de agresiones verbales se detuvo por unos instantes que utilizaron sus protagonistas para descansar las cuerdas vocales. Misae seguía sosteniendo una pose pedante muy alejada a la de una psicoanalista convencional. Y Akane…pues Akane luchaba tanto por evitar que el puño se le cerrase sobre la cara de su antagonista, que a veces ni prestaba demasiada atención a sus palabras y las pronunciaba sin pensar, es decir, a lo Ranma.
-Deja de fingir, rarita. Tu único interés en Ranma es que puede transformarse en chica.
Buen golpe. Tan directo y desubicado que aturdía. Akane se esperaba cualquier cosa, incluso irse a los golpes, menos una agresión directo a su sexualidad ¡y en público! La verdad es que la habían acorralado. ¿Después de esto, qué otra excusa le pondría a su corazón indómito para evitar que le partiera la cara? ¿Realmente iba a pelear con esa maleducada?
-No me desmientes. Señal de que he acertado. Como con la chinita rara.
De pronto, justo cuando todo iba a hacer eclosión, justo cuando Akane estaba por realizar una acción de la que luego se arrepentiría, un sol radiante, tan luminoso y normal como el sol verdadero, entró en escena. Kasumi, una mujer tan correcta, educada y femenina que cumplía a rajatabla con las exigencias de normalidad de Misae, se interpuso entre una y otra contendiente.
-¿Y se puede saber en qué es rara Shampoo? –preguntó la mayor de las Tendo.
Misae contestó sin pestañear.
-Para empezar, tiene un aspecto diferente a las demás, ¿no crees?
-Sí, es guapa. Como tú o como yo. Diría que las diferencias de aspecto básicamente se dan porque es china.
-Y habla diferente. Eso no me lo negarás.
-Porque es china –volvió a afirmar Kasumi con su sonrisa más correcta y candorosa.
-Y se comporta de una manera no muy tradicional.
-Porque es china. ¿No será que a ti lo que te molesta es que sea extranjera?
Misae dio un paso hacia atrás. Desde luego ni le gustaba el poder sedativo de la voz de su nueva contrincante ni por dónde iban ahora los tiros.
-No, no, no –meneó la cabeza de derecha a izquierda-. Eso sería ser intolerante. Imposible que…yo…además, estábamos hablando de ella –señaló a Akane.
-Sí, sí. Decías que mi hermanita es rara…y déjame adivinar…lo es porque le gusta un chico que se transforma en chica. Insinuabas que en el fondo es lesbiana. Y al parecer, una lesbiana desde tu óptica es rara…igual que un extranjero.
-Y-yo…no dije eso. Solo dije que todo lo que se sale de la norma no es normal y por tanto, no es bueno.
Kasumi dejó ver todos sus dientes al rematar la faena.
-Que es la definición exacta de intolerancia.
Cierto. Irrefutablemente cierto a decir verdad. Misae repasó por su mente todos los argumentos conocidos y muchos más que se inventó para la ocasión sin lograr rebatirle. Hasta que por fin, dio con algo que no le rebatía pero al menos la desautorizaba un poco.
-¡Qué sabrás tú de psicoanálisis! Aquí la experta soy yo.
-De hecho, sé mucho –repuso Kasumi-. MI NOVIO –enfatizó muy bien aquellas palabras- y yo hablamos de medicina en general a diario. Y algo se me pega.
Ahora era Misae la que ponía los brazos en jarra.
-¿¡Tu NOVIO?!
-Sí, claro. El doctor Tofu. Al principio se resistió a hacerme el favor de diagnosticarte pero le insistí mucho. Estaba harta de que espiaras a mi hermanita en las sombras. Y gracias a él y su actuación hemos llegado al meollo de la cuestión. Eres una xenófoba intolerante que utiliza unos pseudoconocimientos mal aprendidos para atacar a quienes no cumplen con tu visión del mundo.
Y final feliz. Más aún cuando por la noche reapareció Ranma (que obviamente ya conocía todos los pormenores de la aventura) y Kasumi y Tofu lo explicaron todo, incluso lo más jugoso; que llevaban saliendo desde hacía meses en secreto.
-¿Pero por qué? –preguntó Akane-. ¿Por qué esconderlo?
-No lo sé –respondió Kausmi-. Viendo como te martiriza papi a ti para que formalices el matrimonio con solo 16 años, no sé muy bien que esperarme yo teniendo en cuenta que soy mayor. Es capaz de pedirme nietos.
-Cierto –repuso su hermna ruborizada-. Pero…¿Cómo lo haces? ¿Cómo logras ocultar tus sentimientos sin que se note? Si yo viera a Ra…a ralguien que quiero besándose con otra, estallaría. Y tú, por lo que tengo entendido, se lo has pedido.
Kasumi hizo una mueca de disgusto.
-Es doctor, lleva haciéndole boca a boca a pacientes para reanimarles desde hace años. A veces le toca mujeres guapas y otras, ancianos con llagas en los labios. Y en muchas ocasiones tiene que ver y tocar partes pudendas de otras mujeres y de hombres también. No me gusta. Pero he aprendido a aceptar a mi pareja con lo bueno y lo no tan bueno. Tú también llegarás a aceptar el tricompromiso de "ralguien" como algo que no depende de él y por tanto, sin importancia.
Obviamente, Ralguien de la mesa no se encontraba muy a gusto con la sutileza de Kasumi porque en seguida empezó a bromear sobre todo lo que se le ocurrió, coronando su escenificación infantil con una guerrita con su padre por un trozo restante de la fuente de comida.
-Oye, Ranma –se quejó Akane-. Deja de hacer el tonto por un momento que estamos tratando de comer aquí.
-Perdón, rarita –repuso con rintintín-. Precisamente eso estoy intentado hacer yo. Comer.
Dolor, bronca, tristeza pero sobre todo, bronca. Justo cuando parecía todo más o menos resuelto, ¿cómo se atrevía a repetir esa palabrita sabiendo de sobra lo que la muy Misae quería implicar con ello? ¿Acaso muy en el fondo le daba la razón?
-¿De verdad…-le tembló la voz- tú también piensas eso de mi?
Ranma respondió la verdad con su habitual falta de tacto. Sin siquiera sospechar que opinar algo así pudiera resultar hiriente.
-Claro. Tú y Shampoo sois de lejos las dos mujeres más raras que he conocido en mi vida.
-Pero si has combatido a Saffron. ¿Te acuerdas, no? Volaba. Y a Kodachi la aguantas a diario.
Ranma simuló pensar –no lo hacía jamás- y luego concluyó con un suspiro:
-Sí, ya. No te voy a decir que sea eso muy normal pero vamos, no le llega ni a los talones a lo vuestro.
Por un momento Akane pensó en dar rienda suelta a su rabia depresiva y marcharse llorando a patear paredes. Y eso que por mucho que le doliera, buscaba desesperadamente el malentendido en sus palabras, algo que delatara aquella estúpida forma de ver el mundo de Ranma que explicaba todo y lo eximía de toda culpa. Al final, puesto que no hallaba ni rastro de duda en la expresión de su prometido, Akane se decidió por hacer lo menos previsible: defender a su rival en el amor.
-Lo mío te lo perdono. Siempre supe que eras un machista engreído. ¿Pero cómo puedes pensar así de Shampoo? Eso es cruzar una línea roja. MUY ROJA.
Si la peliazul ya se había cruzado de brazos e irradiaba un ki peligrosamente violento, Ranma no se quedaba atrás en aplomo y convicción.
-Perdón, Akane. Pero no pienso ceder en esto. Lo vuestro es rarísimo y puedo demostrarlo.
-Déjalo, Ranma –le contestó con voz agria-. No deseo hundirme en una humillante discusión sobre razas, innatismo y moralidad. Digas lo que digas me parecerá refutable, torpe y mezquino.
Ranma respiró muy hondo y luego dejó escapar todo el aire y las siguientes palabras tan rápido como pudo.
-De acuerdo, Akane. No he entendido ni la mitad de lo que dijiste. ¡Qué manía de usar palabritas raras! Y no me hace falta entenderte para ganar. Simplemente mencióname otra persona que conozcas con el pelo morado o azul. Porque que yo sepa lo normal es tenerlo negro o castaño. Y lo raro es tenerlo rubio o pelirrojo como algunos occidentales o mi otro yo. Pero salvo ustedes nunca he visto o he oído de la existencia de otra peliazul o pelimorada.
Akane se puso colorada y agachó la cabeza.
-Entonces…¿Te referías a eso? ¿Al color de nuestro pelo? Idiota. Por un momento llegué a pensar que ya no merecías mi am…amistad…eso…, mi amistad.
-Y-yo…si por mi….si por Ralguien fuera, puedes teñirte de lila, verde y naranja que nunca dejaré de am…amistosearte.
-¿Amistosearme?
-Sí, amistosearte…porque tú eres mi am…iga. Y yo soy tu am…igo. Y mejor lo dejamos así, ¿no?
-Mejor.
Final abierto pero menos que el de Rumiko.
Historia bonus
Los psicoanalistas.
Todos hemos visto en algún momento fotos graciosas por Internet de esas que contraponen un mensaje (usualmente en un cartel en una puerta cerrada), con la finalidad para la que se cuelga. Hay muchísimos ejemplos: "Arreglamos de todo. Golpee a la puerta que el timbre no funciona". O "Abierto los 365 días del año, incluidos bisiestos". Incluso de los crueles: "programa de violencia familiar. Golpee y será atendido". O simplemente imposibles: "Enseño a conectarse y navegar por Internet. Apuntarse enviando un mail a mi cuenta de correo electrónico…". Obviamente, estos contrasentidos nos causan la misma gracia por su absurda implementación como encontrarse con un nutricionista muy obeso, un médico enfermo, un profesor de yoga histérico o un maestro de lengua con faltas de ortografía. Pero lo peor, sin duda, es enfrentarse a un psicoanalista chiflado. Y mucho me temo, que nada nos garantiza que un psicoanalista esté cuerdo. Veamos un ejemplo y analicemos la labor de nuestro querido especialista en psicoanálisis fanfictero, Sigmund Ficteud (se pronuncia /Fictoid/).
Paciente 1:
-Ficteud, ayúdeme por favor, solo leo fics los días impares del mes porque los pares me parecen sospechosos. ¿Estoy loco?
-No, claro que no. Solamente tienes miedo a estar en pareja y por tanto reprimes inconscientemente todas las cosas pares. Supera tus miedos, búscate pareja y serás feliz.
-Ohhhh, gracias, doctor. Me ha abierto los ojos.
Paciente 2:
-Ficteud, ayúdeme por favor, solo leo fics los días pares del mes porque los impares me parecen sospechosos. ¿Estoy loco?
-No, claro que no. Solamente tienes miedo a estar solo y por tanto reprimes inconscientemente todas las cosas impares. Búscate pareja y serás feliz.
-Ohhhh, gracias, doctor. Me ha abierto los ojos.
Paciente 3:
-Ficteud, ayúdeme por favor, solo leo fics todos los días del mes porque no hacerlo me parece sospechoso. ¿Estoy loco?
-Por supuesto. Hay que estar loco para leer fics y más aún para hacerlo todo el tiempo. Me dan ganas de internarte ya mismo en un manicomio sin Wifi.
-Ohhhh, gracias, doctor. Me ha abierto los ojos.
Como veis, Sigmund Ficteud solamente ha tratado apropiadamente al tercer paciente, mientras que ha ignorado que los dos primeros también estaban medio locos. Se trata por tanto de una profesión muy poco confiable.
Fin.
Usualmente mi mujer lee todo lo que escribo en primer lugar y me censura estas cosas antes de que lleguen a publicarse pero justo, justo, ahora está distraída leyendo un fic. Y con esto no quiero insinuar ni mucho menos que Minefine7 esté loca o que sea recomendable internarla en un psiquiátrico. Para nada.
Fin de la historia bonus.
Comentarios
Estimada blackpanterkjes. ¿Tienes dos hermanos y un padre perfecto? ¡Qué afortunada! Seguro que si te esfuerzas, algún día llegas a su mismo nivel de perfección.
Estimada Anzu Hyuga. Estás perdonada. Debería haber una ley que otorgue Internet gratuito a todo aquel que jure que solo lo usará para leer fics.
Estimada lunaconstanza. Sí, he aprendido la lección. Ahora siempre le pongo antes del título del capítulo, el nombre de la colección "Los 1001 one-shots". Genial tenerte de regreso.
Estimada Dai: ¿Verdad que los psicoanalistas están todos locos?
Estimada Ai: ¿Qué es más probable? ¿Que un psicoanalista te diga de buenas a primeras que no es necesario acudir a su consulta o que un ingeniero reconozca que hizo mal un cálculo?
Estimada Akyfin02. ¿Si tuvieras dos psicoanalistas y te diagnosticaran cosas diferentes, a quién le harías caso?
Estimada Minefine7. Misae considera que recurrís demasiado a menudo a la violencia de género para resolver diferencias de opinión conmigo.
