Capitulo 31. "¿Por qué a mí?".

Rin miraba la escena frente a ella como si fuera ajena del dulce momento en el que sus hijas se enfrascaron con Sesshomaru.

Las dos hablaban sin parar sobre los nuevos amigos que habían hecho, todos los postres que habían probado y de todas las películas y obras de teatro a las que su madre y Shiori las habían llevado.

Rin no podía evitar sentirse aliviada al ver las caritas brillantes y alegres de sus pequeñas mientras le relataban con lujo de detalle la obra de "Alicia en el País de las Maravillas" que habían ido a ver la semana pasada. Setsuna había sonreído más en esta media hora que en toda la semana. Towa también parecía más que extasiada cada vez que Sesshomaru le dirigía una mirada.

También tenía una sensación de advertencia en su mente, que le avisaba que esto podía ser, como todo en su relación, temporal. Él se podía desaparecer de nuevo en cuanto se aburriera o cuando se celebrara su inminente matrimonio.

Pensar en eso aun hacia que se le revolviera el estomago.

Aun así, ¿Le hacia una mala persona el que no le importara la prometida de Sesshomaru cuando este la estaba besando dulcemente hacia unos minutos en su cocina? Probablemente.

-...Luego salieron unas mariposas y volaron por todos lados. –Towa hacia movimientos con sus manos como si fueran esos pequeños insectos de bellos colores.

-A Towa le dieron miedo las de color negro. –Setsuna dijo riendo mientras hacia una gran esfera con los dedos e imitaba el tamaño que supuestamente tenían.

Rin sonrió, eran tan lindas cuando trataban de acaparar la atención de alguien. Ya era difícil que no lo captaran a la primera, porque a cualquier lado al que entraban llamaban la atención, tanto por el color del cabello de Towa, por la fuerza de la personalidad de Setsuna, o el hermoso color de ojos que tenían las dos.

-Van a sacarla otra vez mañana, ¿Puedes llevarnos? –Preguntó Towa, haciendo ojitos de cachorro abandonado.

Sesshomaru apartó la mirada de la pequeña para ver a Rin.

Rin casi se atragantaba con su café. ¿Qué debería responder?

Si decía que no, la culpa la carcomería y las niñas estarían disgustadas con ella; pero si decía que sí, también era contraproducente. Si él no quería ir, lo estaba comprometiendo cuando no le concernía, y eso solo estaría empeorando toda esta situación, ya de por si delicada.

-Niñas, vayan a lavarse los dientes, ya nos vamos a ir.

Ambas se quejaron e hicieron pucheros, pero obedecieron. Setsuna beso la mejilla de Sesshomaru antes de salir detrás de Towa.

Rin cruzó los brazos. –Bien, el desayuno estuvo delicioso. No es necesario que recojas, yo lavare después de que te vayas.

Sesshomaru la miró arqueando una ceja. No tenía derecho a verse tan varonil y guapo, pero si eran justos, ella no era exactamente objetiva con él. Por eso, mientras más lejos estuviera, mejor.

-¿Qué? ¿Pensaste que simplemente llegarías a mi casa y nosotras cambiaríamos toda nuestra vida por ti? Pues piénsalo de nuevo.

Sesshomaru se levantó y se paró frente a ella.

-No es mi intención el perturbarlas... Pero tampoco pienso dejar Inglaterra hasta que hablemos como se debe.

Rin se sentó en su silla acojinada y se terminó su café con la mayor lentitud que pudo.

-Entonces, te doy la bienvenida a Londres. Tal vez tardes en acostumbrarte al clima y al tránsito, pero por lo demás, todo está bien.

-Rin...

-Conseguir un apartamento aquí no es sencillo, pero con todo el dinero que tienes supongo que te alcanzará para uno decente.

-No eres tan graciosa como piensas.

-Me alegro, porque estoy siendo completamente seria ahora.

Si era completamente honesta, no confiaba en sí misma para estar a solas con Sesshomaru y seguir diciendo "no". Su resolución se dispersaba cuando Sesshomaru la miraba con esos intensos ojos dorados y sus manos tocaban cualquier parte de su cuerpo. Rin hacían pensado –deseado– haberse ido de Estados Unidos la ayudara, pero se había equivocado. En el momento en que había visto a Sesshomaru, su primer impulso fue lanzarse sobre él y besarlo hasta quedar sin aliento, lo cual era patético en tantos niveles que era triste.

Rin hizo una mueca por el pensamiento. El último medio año, había estado decidida a estar con cuanto chico guapo viniera a ella. Había querido demostrarse a sí misma que podía hacerlo. Había querido probarse que ella no era la mujer de ojos apagados que veía en el espejo.

Por supuesto, cualquiera que no estuviera pasando por su situación podría tacharla de lo que quisiera, pero no le importaba. Y aunque lo hubieran pasado, no era la misma situación, todos superaban sus relaciones fallidas de diferentes maneras.

Aun así, ni ella podía escapar de sus pensamientos carcomiéndola por la culpa cada vez que cerraba los ojos al dormir. Pensaba en el espantoso ejemplo que estaba poniendo, en lo que se estaba exponiendo, en que estaba decepcionando a su hermano, en que estaba dándoles la razón a sus padres... Y en que Sesshomaru la odiaría absolutamente si lo supiera.

-Mira, no voy a ser así. No quiero pelear contigo... No porque no te lo merezcas, sino porque a la larga, serán las niñas las afectadas por esto. –Era en ellas por lo que tenía que concentrarse.

-¿Y qué es lo que sugieres?

Rin levantó la barbilla. –No confió en ti. Ya no. Tuviste una oportunidad y lo arruinaste. Nada me garantiza que mañana te arrepientas y vuelvas a tu lujosa vida con tu familia mentirosa y tu preciosa prometida...

-No tengo una prometida.

Una pausa. -¿Qué? ¿Entonces viniste después de la Luna de Miel?

-La boda no se efectuó.

-Pero yo escuché...

-Sí. Tú y la mitad del mundo escuchó acerca de mi inminente matrimonio con la hija de un viejo amigo de mi padre. Todo fue una pantalla de humo para ocultar el accidente que mi padre tuvo hace unos meses.

-¿Qué? ¿Él está bien? –A pesar de todo, había sido la única persona amable con ella y sus hijas cuando fue a casa de la familia Taisho, junto con la señora Kagome. Técnicamente era el abuelo de sus bebés. Su preocupación era genuina. –No vi nada de eso en los medios.

-Por supuesto que no. Mi madre se aseguró de que nada de eso pasara, porque sabía que afectaría tarde o temprano a la familia. Tiburones comerciales y comerciantes de dudosa reputación se acercarían a extender una supuesta ayuda, solo para tratar de llevarse lo que pudieran.

-Creí que no te importaba eso.

-No lo hace.

-¿Y qué tiene que ver tu matrimonio con todo esto?

-Podríamos alegar que mi padre estaba disfrutando de un pequeño retiro mientras su hijo planeaba la unión familiar de dos grandes familias.

-Es decir, ¿Qué ibas a casarte solo por las apariencias?

-No iba a haber boda. Solo era pretender hasta que padre despertara o...

Rin lo miró, algo nerviosa. Si él estaba aquí, entonces el señor Taisho estaba...

-Acaso el...

-No. El viejo está recuperado y listo para seguir con su vida como si no hubiera pasado nada.

Rin respiró aliviada. De alguna manera eso hacia todo un poco menos pesado. Pensar que el señor Taisho pudo morir había sido bastante aterrador.

Aún así... ¿Eso justificaba todo el daño que este idiota hizo por no ser sincero con ella?

-Pudiste habérmelo dicho, tonto.

-No quería que estuvieran involucradas.

Rin suspiró y miró sus zapatos.

-Sabes que eso no justifica tus acciones.

-Soy muy consciente de ello. Pero al menos explica los motivos para mi actuar.

-Eso tampoco significa que cambie algo entre nosotros. No vamos a regresar a América. Tenemos una buena vida aquí. Hablo enserio. Finalmente encontré estabilidad en mi vida, y las niñas tienen finalmente un ambiente agradable. Cambiarnos repentinamente de nuevo no solo las afectaría psicológicamente, también seria de manera emocional. No puedes hacernos eso. Si quieres estar cerca de las niñas de nuevo, tienes que demostrarme que vas a estar con ellas cuando te necesiten.

Sesshomaru la miró por largo rato, probablemente analizando su situación, pero terminó asintiendo.

-Bien. Lamento que tenga que dejarte, pero le prometí a las niñas que iríamos al acuario, y solo compre tres boletos. Y antes de que digas nada, no, no puedes venir con nosotras. Quiero que pienses seriamente en lo que te dije, porque de verdad ellas te han extrañado y más vale que decidas si realmente estás listo para comprometerte con ser padre. No voy a presionarte o a juzgarte. Si decides que no quieres, está bien, no hemos necesitado nada de ti y podemos solas. Pero si realmente, realmente quieres intentarlo, eso es todo, serás parte de su vida hasta que mueras. ¿Te quedó claro?

Los ojos de Sesshomaru la miraron de nuevo fijamente, antes de asentir lentamente. Era claro que no quería que se fueran, pero al menos estaba respetando sus condiciones. Eso era algo bueno, ¿Verdad?

-Bien, te recomiendo que te vayas antes de que Kagura llegue. Ella de seguro tratara de arrancarte la garganta, y algunas otras partes de tu anatomía, si te ve aquí.

Las niñas llegaron poco después con sus botas para la lluvia y chamarras impermeables. No parecía un día muy lluvioso, pero en Inglaterra nunca se sabía.

-¿Papá no viene con nosotros? –Pregunto Setsuna al ver que las tres salían solas.

-No, amor. Hoy solo seremos las tres. –Cuidadosamente trató de no darle esperanzas a la pequeña de que Sesshomaru podría acompañarlas otro día. Si el decidía no quedarse, al menos trataría de no romper el corazón de su hija.

Towa y Setsuna abrazaron a Sesshomaru antes de irse, algo cabizbajas, hacia la puerta. Rin miró a Sesshomaru antes de salir.

No iba a haber presión.

Era decisión de él.

Solo suya.

Si él no deseaba ser parte de su vida... Al menos ella se estaba preparando mejor para la inminente separación.

. . .

La entrada del Sea Life London Aquarium estaba repleta de gente. Tuvo que agarrar la mano de Towa con fuerza y cargar a Setsuna. Las reglas eran claras para las niñas: si tenía que soltarle la mano, Towa se agarraba a su pierna.

En momentos como este, pensaba que no era mala idea comprar unas correas para niños.

Afortunadamente, había tomado la previsión de comprar los boletos por Internet para evitar filas.

Pero al parecer, este no era su día.

La entrada principal estaba bloqueada con un cartel que decía "Cerrado por evento privado". Había algunos empleados y elementos de seguridad que trataban de calmar a la multitud enfadada, y otros que ofrecían reprogramar los boletos o devolverles el dinero.

-"Genial". –Pensó Rin, mientras se alejaba un poco de la masa de gente indignada en la entrada. –Parece que tendremos que venir otro día, nenas.

La cara de decepción de las niñas la hizo sentir horrible. Tal vez podrían ir por un helado o ir a ver una película, si lograba que le devolvieran su dinero. También había un par de restaurantes japoneses muy buenos justo al lado.

-¡Señorita Towa!

El rostro de Towa se iluminó y miró hacia todos lados, buscando con sus grandes ojos rojos a quien gritó su nombre.

Rin miró al pequeño niño de cabello rojo y lindos ojos verdes saliendo por una puerta que decía "Solo Personal Autorizado".

Towa rápidamente tomo la mano de su madre, y la jaló entre la multitud de gente para llegar hasta el chico.

-¡Riku! –La niña se lanzo sobre él, muy contenta.

Rin quiso reírse por lo efusiva que llegaba a ser su hija.

-¿Qué están haciendo aquí? –El niño dijo, una vez que pudo librarse del agarre mortal de Towa.

-Veníamos al Acuario para ver los Pingüinos, pero hoy está cerrado. –Dijo Towa refunfuñando y haciendo pucheros.

-No está cerrado. En realidad, mi padre reservó el Acuario para él. –Riku dijo con una sonrisa.

-¿Qué? ¿El señor Kirinmaru apartó para él Todo el Acuario? –Rin dijo sorprendida.

-Así es. ¡Ya se! ¿Por qué no vienen con nosotros? Estoy seguro de que no le molestará.

-¿Eh? N-no creo que sea buena idea, Riku. –La mente de Rin trabajaba a mil por hora, tratando de encontrar una excusa para no tener que ver al hombre. No había hablado con él desde ese día y le ponía incómoda pensar en la idea.

-¡Insisto! Rápido, antes de que nos vean. –El niño tomo la mano de Towa y la metió por la puerta.

Rin tuvo que entrar rápido, principalmente porque no iba a dejar que Towa fuera sola.

-Riku, de verdad, creo que deberíamos irnos. –Rin murmuró, aferrándose a Setsuna como si fuera su tabla de salvación.

-No hay problema. Díganle que fue idea mía. –El niño dijo de manera risueña sin soltar la mano de Towa.

-"Pero si fue idea tuya". –Pensó Rin miserablemente.

Bueno, si él hombre realmente quería ir al Acuario y disfrutar de la soledad, podría simplemente dejarlas irse sin ningún problema en cuanto las viera.

Eso esperaba.

Efectivamente, el apuesto hombre pelirrojo estaba en la entrada del túnel, con un rostro preocupado. Parecía que buscaba a alguien, presumiblemente a Riku.

-Padre, mira lo que he encontrado.

Los ojos verdes se posaron en Riku, antes de ver a Towa y luego elevarse hasta Rin y Setsuna.

Rin trató de sonreír y rezar porque no se notara su nerviosismo.

-Lo siento. No queríamos interrumpirlo, solo...

-Señorita Rin. Ha pasado un tiempo desde que no nos veíamos. –Se acercó y le sonrió de manera amable.

Sintió las manitas de Setsuna aferrarse a su abrigo.

-Am, sí, eso parece.

-Lo lamento, me gustaría charlar con usted, pero vine aquí con mis hijos para que pasáramos un tiempo en familia. –Dijo antes de mirar con Severidad al niño. –Se suponía que nadie más debería entrar.

-No, lo sentimos, nos iremos en este momento. –Rin dijo rápidamente tomando la manita de Towa. No quería que regañaran a Riku por culpa de su presencia. Seguro el pequeño solo había querido ser amable.

-No. Discúlpeme si soné muy brusco. –Kirinmaru rápidamente volvió a su faceta amable. Era algo escalofriante. –Lo que sucede es que vine aquí con mi hijo y mi pequeña hija, no tengo mucho tiempo libre y quería traerlos.

Rin se sorprendió un poco, no sabía que él tuviera una hija aparte de Riku.

-Ya veo... Pero, ¿Por qué rentar todo el Acuario?

El hombre suspiro, un poco cansado, y miro de reojo hacia una columna antes de ver hacia Rin.

-Mi hija menor, Rion, tiene miedo a los extraños y a los ruidos fuertes. Tiene tres años y es muy inteligente, y adora a los animales. Quería venir aquí, pero me preocupaba que sufriera algún ataque de pánico si convivía con tanta gente. Decidí entonces rentar el lugar completo por este día para que disfrutáramos un poco de tiempo juntos.

Rin observo con algo de admiración al mayor. Desde luego, era un poco exagerado, pero claramente se preocupaba genuinamente por su hija.

-Ya veo. Discúlpenos. No pensé que estuviéramos molestándolo.

-Bueno... Si Rion no tiene problemas con que nos acompañen, supongo que podrían disfrutar con nosotros del día.

-Bueno, es que yo... –No era posible que tuviera que pasarle esto, justo en este día.

-Podemos jugar con la señorita Rion. –Dijo Towa emocionada.

Setsuna parecía algo dudosa. Rin tuvo que bajarla porque empezaba a dolerle la espalda de tanto cargarla.

-Pero, ¿Esta seguro? Nosotras podemos venir otro día. –Dijo algo apenada, y nerviosa.

-No hay problema. Además, estoy seguro de que le hará bien a Rion convivir con gente, empezando con pocas personas al menos.

Rin asintió. Si no le agradaba a la niña, simplemente saldrían por pies y se iría con sus hijas a cualquier otro sitio lejos de aquí.

-Está bien.

-Rion. Ven.

Hubo un momento de silencio seguido de esas palabras severas. Rin pensó que la niña ni siquiera estaba en la habitación.

Pero entonces la vio.

Una niña pequeña se asomaba por detrás de la columna, con los ojos verdes muy abiertos y cautelosos, una larga cabellera roja enmarcando su linda carita. Ella era adorable. Después de sus hijas, nunca había pensado que vería a alguien igual de lindo. Y el aire de vulnerabilidad e incertidumbre sobre ella tiró de las fibras del corazón de Rin de una manera en que solo sus niñas lo habían hecho.

Se encontró caminando hacia adelante y arrodillándose frente a la niña.

-Hola. –Dijo suavemente.

La pequeña, Rion, la miro fijamente.

Tenía los ojos más aguamarina que verdes, pero era muy parecida a su padre, pensaba Rin distraídamente mientras le sonreía a la niña.

-Mi nombre es Rin. ¿Cuál es tu nombre?

La pequeña no dijo nada. Solo miraba a Rin. Otra cosa que tenía en común con su padre.

Cuando el silencio se prolongó, y quedó claro que Rion no iba a hablar con ella de ninguna manera, Rin se sintió más decepcionada de lo que probablemente debería haberlo hecho.

-Entiendo, siento haberte molestado. –Miró sobre su hombro a las niñas. –Towa, Setsuna, despídanse para irnos. –Dijo mientras se ponía de pie.

O lo intentó.

Una pequeña mano la agarró del brazo.

Kirinmaru inhalo bruscamente, su cuerpo se tensó. Había claramente una orden silenciosa de que no lo arruinara.

Rin apartó los ojos del hombre hacia la niña que se aferraba a su brazo.

-¿Ma-mi? –Susurró la niña con incertidumbre, sus palabras apenas inteligibles.

Eso le rompió el corazón a Rin.

Antes de que pudiera decir o hacer algo, Rin tuvo el regazo lleno de una niña pequeña llorando contra su pecho.

¿Y era su imaginación o sentía dos auras pesadas detrás de ella?

Excelente.

Simplemente fantástico.

Una vez más, pensó que no debió haberse levantado de la cama ese día.