La culpa siempre es del queso.
París, 1996, a pocos días de editarse el final del manga.
-Enhorabuena, Takahashi-san. ¡Lo has conseguido otra vez! Esta es la conclusión más espectacular que he leído nunca. ¿Quién se hubiese imaginado que Ranma se animaría a tanto? ¿Y Akane? ¿Esa mosquita muerta? Desde luego, todavía no me lo puedo creer. ¿Así que por eso…no se atrevían a confesarse? ¿Justo, justo por eso? Y yo que creía que era algo tan inocente. Pero no te preocupes…ya hablé con los abogados y dicen que no hay problema. Lo publicamos como un "especial" hentai y ya nadie puede quejarse del contenido extra erótico del final.
Doña Takahashi sonrió. El placer del deber cumplido, del trabajo bien hecho, de la meta alcanzada…una extraña mezcla de satisfacción recorría su diminuto cuerpo a través de sus venas. ¡La mismísima directora de la editorial Shogakukan había accedido a desplazarse en su jet privado hasta París y solo para felicitarla! Ya hacía años que se había ganado el aprecio y respeto de todo el mundo en la revista Shonen Sunday pero esto era diferente. Quien estaba felicitándola ahora era la jefaza de la editorial que producía la revista o dicho en palabras mercenarias, la dueña de la pasta. Una mujer seria, de traje y vestido serio. Una señora que según las leyendas urbanas solía comportarse con aspereza y cierto don de gentes nabikiesco. En suma, un ser humano incapaz de decodificar el arte con otros baremos que los simplemente económicos. Y sin embargo, allí estaba, platicando con ella sobre los pormenores del argumento. De allí a un aumento de sueldo había un solo paso. Tan solo insinuar que un ciclo se terminaba y otro nuevo podía iniciarse con la Shonen o en otro sitio…pero antes, antes tenían que terminar la cena. Y por supuesto, dado que estaban en Francia, tocaba un típico postre galo. Mejor dicho, el postre por excelencia del país de Ranmond y Akanui, el queso.
-No, gracias, Rumiko. No te lo tomes a mal pero no me gustan mucho los platos con olores fuertes.
La mandíbula de la mangaka número uno de Japón tembló sobre su sitio.
-P-pero…lo he preparado yo misma. Con estas virtuosas manos de dibujante experta. Le aseguro que está riquísimo.
-Y-ya….quiero decir…-una gota de sudor frío recorrió buena parte de su bellísimo cabello azabache- soy…estem…soy intolerante a la lactosa. ¡Eso mismo! Intolerante a la lactosa. No es mi culpa.
-No hay problema –dijo Rumiko con una sonrisa malévola entre sus labios-. Tengo aquí preparadas un par de jeringas con medicina específica para ese tipo de trastornos. Le aseguro que solo será un pinchazo y…
Por un momento ambas mujeres palidecieron. Luego sobrevino la gran carcajada de una y otra.
-Jajajaja. Incluso fuera del trabajo, eres muy cómica, Takahashi-san. Me encantas. ¿Qué tal si hablamos sobre tus próximos trabajos? ¿Tienes algo en mente?
-Claro, claro. Pensaba hacer una secuela con los hijos de Ranma y Akane…y claro, habría un villano…no sé…no lo tengo muy claro todavía…creo que una señora trajeada que solo piensa en el dinero y no es capaz de comerse un simple quesito por su mangaka número uno. Algo así.
Esta vez el tenso silencio duró unos cuantos segundos más. Los que separan una divertida ocurrencia de una escena directamente incómoda. Claro que una experta negociadora como la directora de la editorial Shogakukan no solía darse por vencida tan fácilmente.
-De acuerdo…supongo que es lo justo…a propósito –dio un mordisco al queso y simuló masticar con una sonrisa inglesa-…tengo aquí un cheque en blanco…para…financiar tu próximo proyecto…¿qué suma le ponemos?
Buena estrategia. Aguantar el mal sabor de boca durante buena parte de la velada bien valía la pena si a cambio lograba firmar un buen contrato con su artista estrella. Sin embargo…
-Ohhh, da igual la suma. Eso es lo de menos. Terminemos de cenar y ya hablaremos de negocios. Todavía…veo un trozo de queso en tu plato.
¿De verdad? ¡Pero si acababa de sacar a relucir su estrategia negociadora número uno! Nadie nunca antes se había resistido al cheque en blanco y menos aún un artista que, como todos nosotros sabemos, en el fondo son los más capitalistas de todos.
-Yo…estem…¿Y qué más da un trozo de queso cuando estamos por firmar un contrato mucho más suculento que este plato? –perdió por fin la paciencia y señaló el extenso pliego a medio firmar que sostenía entre sus dedos ampollados de tanto trabajar con papeles.
"¿Qué más da un trozo de queso…?". Aquellas palabras retumbaron en la cabeza de Rumiko durante unos cuantos segundos y luego provocaron una imprevisible reacción de causa-efecto.
-Pues una cena sin postre es como un manga sin final. ¿No pensará dejarme con una cena abierta? Es como si yo…como si yo…¡COMO SI YO ACABARA RANMA ½ SIN UN DESENLACE! ¡INACEPTABLE!
Minefine7, así se llamaba la directora de la Shogakukan a fines del siglo XX en Japón, tragó saliva. ¿Comer un trozo de queso o cercenar el maravilloso, feliz e hipercerrado final de su parejita de manga número 1?
Fin.
Historia bonus.
La culpa siempre es del queso.
Mi mujer, Minefine7, odia el queso. Y el queso la odia a ella. Se trata de una antipatía milenaria como la del viento y los castillos de naipes o la de Disney y las madres de los protagonistas. Si por ventura encontráramos a un queso asesinado en una gran Mansión de California, el tercer sospechoso principal sería su hijo californiano, ese que deseaba heredar pronto para poder costearse sus juegas. La segunda, la violenta mujer celosa de todas sus exóticas amantes. Y en primer lugar, Minefine7 que vive aquí en España y no ha salido de la península ibérica en los últimos años pero que les tiene tal inquina a los quesos que, (¿qué duda cabe?) solo ella pudo apuñalarle tantas veces sin verse luego tentada a probar un poco del cadáver.
Y por supuesto, todo lo malo del mundo ocurre, ha ocurrido y ocurrirá por culpa de un queso. ¿Qué había de cenar en la última cena? Pues, un queso obviamente. ¿Con qué se cortó su propia oreja Van Gogh? ¡Exacto! Con un cuchillo de cortar quesos. ¿Quiénes sobrevivirán a la gran guerra atómica del siglo XXIV? Las cucarachas y los quesos. De hecho, más quesos que cucarachas.
Un verdadero Apocalipsis, si es que los artífices de tal calamidad se toman el temita en serio, ha de ser un Apocalipsis quezombie. Y ahí os quiero ver, oh, amantes de los quesos y escépticos a las advertencias minefinescas. Porque tenedlo por seguro, cuando el Apocalipsis llegue y un queso gruyere te esté engullendo ambas piernas, Minefine7 pasará con su escopeta y mientras te salva, exclamará, asqueada: "¡Te lo dije!".
Por supuesto, todavía estamos a tiempo. El Apocalipsis se puede evitar o al menos posponer. Tan solo hace falta renunciar masivamente al queso. Acabemos con semejante genocidio. Y tal vez, solo tal vez, si decidimos perdonarles la vida a los pobres quesos, quizá ellos también, llegado el momento de la masacre, opten por darse media vuelta y devorar a los verdaderos enemigos de la humanidad y la quesidad: a los abogados. He dicho.
Fin
Comentarios
Estimada bluecheeserkjes. Eso mismo. Siempre tengo razón. Especialmente los lunes a la mañana.
Estimada cheddarmuchis. El mundo no está en tu contra. Lo sé porque Minefine7 siempre dice que está en contra de ella y no es posible que esté en contra de las dos al mismo tiempo. El dolor de muelas ya se pasó y sin tener que ir al matasanos. O eso, o adquirí cierta inmunidad al dolor. Probablemente lo segundo.
Estimada Mozzarella desconocida. Siiiii, Minefine7 es muy, muy, muy paciente. Y yo…bueno, yo soy su paciente. Si no fuera porque me cuida a todas horas, ya no habría Sensei. Es verdad que a veces, cuando choco por cuarta vez con el mismo obstáculo en menos de media hora, me mira con cierta cara de hastío pero me lo merezco.
"Con la edad llega la sabiduría". No lo sé…yo siempre fui sabio…¿o siempre fui viejo?
Claro que tienes talento. Tú sigue escribiendo y deja que los demás decidan si lo tuyo vale o no.
Estimada Roquefort Sánchez. Valiente afirmación en el capítulo 1 de 156. Ya veré si cumples con tu PROMESA de leerlo todo. Y por supuesto, me encantará echarle una ojeada a lo que se te haya ocurrido sobre los eternos prometidos.
Estimada aquisofindoscabras. Que te diviertas en Matadalandia.
Estimada Provolaune. ¿Qué tal tu trabajo apostolar?
Estimada Parmedaina. Suerte en los exámenes.
Estimada Emmentalfino7. Mmmmmm. Me gusta el emmental. Irónico, ¿verdad?
