Historia bonus: No puedes escribir un "M".

Por única y exclusiva vez empezaremos este capítulo por la historia bonus. ¿La razón? Que Minefine7 me ha retado a escribir un fic subido de tono. Bueno, no lo ha hecho directamente. Más bien ha sostenido muy segura de sí misma que era imposible que yo lo consiguiera. Y eso a mi me ha sonado a reto. La conversación por supuesto se desarrolló dentro de los cauces de normal humildad de mi parte y paciencia de la suya.

-¿Qué puedo escribir ahora? Se me empiezan a agotar los temas.

-Si ya no se te ocurre nada, quizá vaya siendo hora de darle un fin a la colección –me dijo con malicia-. Solo te falta escribir M y es imposible que redactes uno en condiciones.

¿Qué es eso? ¿Un "M"osaico de historias entrelazadas? ¿Una "M"ierda pinchada en un palo? ¿Un "M"amuth preñado atacando a Ranma? La verdad es que no sabía bien a qué se refería con esa letra. Pero las dos primeras posibilidades ya las había logrado en varias oportunidades (especialmente la segunda) y la tercera no me parecía para nada imposible. Al menos, no para un servidor. Con mi sutileza habitual fui capaz de investigar el tema con la mano izquierda tocando la pantalla del móvil sin mirar mientras hacía grandilocuentes gestos con la otra mano para distraer. Y luego, por fin me desasné. ¿De verdad hay gente que escribe esas cosas? ¿Peor aún, existe gente que las lee? ¡Qué raro es el mundo!

-¡Puedo redactar lo que sea!

-Jiji. Pero si siempre metes párrafos sentenciosos –me replicó Minefine7-. No hay nada que dé más corte a un lector caliente que le interrumpan la acción con frases en plan "la moraleja de la metamoraleja del mejor moralejeador es que las enseñanzas no siempre son enseñadas por los mismos enseñadores".

Tenía razón, más allá de su exquisito uso de la ironía. Aunque tampoco me iba a dar por vencido de buenas a primeras…

-Bueno. Pues…-me mordí un dedo y susurré lo siguiente bien bajito- puedo prescindir de las moralizaciones.

-Y de las vueltas de tuerca.

Una gota de frío sudor resbaló desde mi sien hasta mi pómulo.

-¿Qué?

-Pues eso. Un "M" es como una porno escrita. El contexto y la historia casi no importan. Y la identidad de los personajes menos.

Pero…pero…si me sacaban las vueltas de tuerca, los cambios de identidades y las moralejas me quedaba…sin nada. Aún así…testarudo hasta el fin, me mantuve en mis trece.

-Pues haré algo cómico…

-No, no…¿lo ves? No tienes ni idea. Un "M" no puede ser gracioso. Un "M" es erotismo a flor de piel o burdo sexo. En ambos casos no apetece reírse al leer.

Esta vez le miré con suspicacia.

-Veo que sabes muuuucho del tema. ¿Qué tipos de fics lees tanto tú?

-¿Yo? Pues nada. Lo de siempre. "Escritores de fanfiction secuestrados", "Ranma entero". Y si me sobra tiempo y me obligas, algo de lo tuyo. A propósito…qué linda que te quedó la coleta que te hice recién. Te pareces tanto a Ranm…digo…al profesor X…en "Vueltas de tuercas. Para qué negarlo; no puedes vivir sin ellas".

-Ya que estamos haciendo publicidad gratuita…a mi me gusta mucho "Perdiendo los papeles".

Por un momento mi sexto sentido empático de hombre me hizo sospechar de algo. Luego, mi cerebro recuperó el mando y me obligó a volver al tema que realmente me interesaba.

-Bueeeeno, igual si escribo algo de amor como siempre…e inserto una escena de sexo…consigo mi propósito. ¿O vas a decirme que el amor también queda fuera de "hacer el amor"?

-A veces sí. Jijiji. Pero en tu caso, yo me lo pensaría dos veces. Eres meloso hasta el cansancio y cursi. Tampoco me parece un tono adecuado para un fic subido de tono.

-¿Y quién dice eso?

-Pues yo…supongo. Nunca he leído algo así en un "M".

-¡DESAFIO ACEPTADO! Si no has leído fics eróticos cursis con chistes, vueltas de tuerca, frases sentenciosas y sospechosos cambios de identidades es porque yo todavía no he escrito uno.

Minefine7 enarcó una ceja.

-¿Y el tema infantil?

-¿Qué pasa con los infantes?

-Digo…que tú estilo es infantil. Y pretendes redactar temas adultos. A mi se me antoja que ese se trata de un problema infranqueable.

¡Maldita sea! Tenía razón. Y yo que había imaginado ya a Akanneta fabricando un muñeco de madera al que le crecía otro tipo de apéndice cada vez que decía una mentira. ¡Tan bonito y brillante…! Y sin embargo, la temática infantil se encontraba en primer plano. Y lo peor de todo fue que Minefine7 adivinó la situación en seguida y decidió echar un poco de sal en la herida.

-¿Qué pasa, engreidito mío? ¿Por qué esa carita tan triste? ¿Te chafé el cuento de Akadumbo volando con las tetas? ¿O era el Rey León cantando Hentai matata?

¡Ohhhhhhh! Akadumbo….yo quisiera leer eso. Aquí y ahora mismo propongo una fuerte campaña de presión mediática para que Minefine7 redacte la susodicha historia y la publique a la brevedad. Claro que en ese momento su frase me resulto hiriente. Así que me marché dando un portazo. Desde lejos alcancé a oír a Bulmita despertarse y preguntar por mi extraña actitud.

-Mamá, ¿qué le pasa a papi?

-Nada. Que insinué que Don Perfecto no es capaz de hacer algo tonto y ahora no parará hasta que demuestre que sí lo es.

Bulmita dejó escapar un bostezo y volvió a cerrar los ojos.

-Ay, mami. Haberle dicho que no es capaz de hacerse rico.

Fin de la historia bonus.


El resfriado.

A veces Ranma estornuda. Lo sé porque observo sus fosas nasales expandirse y luego contraerse de golpe aunque luego no se oiga el acostumbrado "atchús" ni se abra realmente su boca. A ojos de una persona normal, por tanto, mi prometido nunca enferma. Hay que ser muy Akane y estar muy atenta a todas sus manías para percibir que se traga todos sus resfriados por vanidad. De hecho…es algo obvio que no admite la más mínima refutación. ¿Cómo demonios no se va a enfermar si la gente le tira alternativamente agua caliente y fría sin siquiera tomarse la molestia de avisarle? Hasta un titán -si tuviera que pasar por su peculiar día a día- terminaría con moquillos pendiendo del apéndice nasal y unas toses huracanadas. Claro que Ranma, el muy vanidoso de Ranma, tampoco tose. "Toser -en sus palabras- es cosa de niñas mimadas que desean llamarle la atención a sus padres". En ese aspecto, entiendo perfectamente que intente evitar toda actividad paterno-enfermeril…; no sea cosa que Genma le tire en medio de una colonia de gatos resfriados para "curarlo". Pero ¿y a mi? ¿Por qué no me dice nada? Llevamos ya treinta minutos de entrenamiento en los que he tenido que contenerme ya cinco veces para no aplastarle la yugular de un golpe. Y todo porque sus golpes de enfermo son tan débiles como los de Kuno. Ahora jadea en silencio mientras simula concentrar su ki. Desde luego no engaña a nadie: se encuentra literalmente exhausto. Si tan solo se rindiera…o aceptara que en esas condiciones no puede luchar. Pero nooooo, el gran Ranma Saotome no puede darse el lujo de tener un día malo. ¿Qué se supone que haga entonces? ¿Que le venza a sabiendas de que no es él mismo hoy? Sería decepcionante para él y para mí.

-Perdona, Ranma –a falta de madurez masculina de su parte, brota algo de sentido común femenino de la mía-. Hoy tengo mucho papeleo extra de la oficina. ¿Qué tal si seguimos mañana?

Mi prometido se encoge de hombros. Por un momento parece sonreír y aceptar mi regalo. Luego…lo de siempre.

-Claro Akane. Yo también buscaría excusas para no perder mi combate consecutivo numero 200 contra este "fenómeno".

-No digas tonterías, Ranma. Solo hemos entrenado juntos 189 veces y en nueve de cada diez veces no ha habido un ganador claro. Como mucho me has vencido en unas 20 ocasiones.

-¿Y tú a mi? –me retruca-. ¿Cero, verdad?

Bueno sí. Algunos de los tantos empates han sido leves victorias a mi favor. Aunque desde luego, nunca he logrado alguno de sus triunfos evidentes e indiscutibles. Uno como el que podría obtener fácilmente ahora si no fuera tan tonta.

-No sabía que éramos rivales ni que competíamos. Por favor, no me pongas al nivel de Ryoga. Yo ya soy una mujer madura que trabaja. Además nunca hemos luchado realmente. Si fuera una batalla a muerte…no tienes nada que hacer contra mi. Y si no me crees, simplemente cuenta cuántas veces te levantaba el mazo de adolescente y cuántas veces has salido volando. Yo diría que no me has logrado esquivar nunca.

¡Yo y mi enorme bocota! Apagar fuegos con gasolina y disuadir a Ranmas de batallar con provocaciones. No sé qué es más explosivo e inadecuado.

-Ohhhh, entiendo –me mira con suspicacia-. ¿Con que eso quieres? Por mi perfecto. Puedes usar el mazo en este entrenamiento, "señora madura". Si Ryoga y Mousse usaban armas contra mi antes, tú no tienes por qué ser menos.

Claro, Ranma, claro. A duras penas si aguantas mis golpes más débiles y obvios ¡y pretendes que te atice con mi herramienta más feroz! A lo mejor si tiro un poco de ironía y le digo a la cara que sé lo de su resfriado…

-Muy bien, Ranma. ¿Y quieres que te pulverice ahora o mejor después de que te tomes una sopita y medio bote de aspirinas? Igual, tranquilo, luego le pedimos la baja laboral a Tofu y mañana descansas.

Esta vez mi querido y súper maduro compañero de entrenamientos frunce ambos hoyuelos del rostro, el izquierdo y el derecho, y lo acompaña de una mueca carnavalesca.

-¿Qué estás insinuando, Akane?

-No insinúo nada, Ranma. Lo digo con todas las letras. No estás en posición de combatir y mucho menos dando tantas ventajas. Y por supuesto, mañana no vas a la fábrica. Y sanseacabó.

De pronto se pone a temblar; nada raro viniendo de alguien tan presumido y nervioso como Ranma…pero mucho más que de costumbre y sin ser capaz de mirarme a la cara. Sí, sí, lo que leéis. Ahora mismo me está rehuyendo la mirada, el muy tonto. A mi, ¡a la del rostro lindo cuando sonríe!

-¿Tanto se me nota? –empieza a dar vueltas en círculo mientras declama y se muerde las uñas-. Seré el hazmerreír de todo Nerima. Si hasta la ciega de Akane lo ha visto. Creo…que me iré una temporada a China.

¿Ciega, yo? Ahhhh, yaaaa, lo dice por lo de la identidad secreta de Pe-chan. De sobra sé que mi cerdito hace apariciones especiales en Peppa Pig y me hago la tonta para que no se avergüence por salir en cómics no nipones. En todo caso, toca aclarar las cosas. Eso de marcharse a China como que no me hace mucha gracia a juzgar por el tono colorado del ki que surca todo mi cuerpo.

-¿¡Que serás el "hazmerreír" dices!? ¿En serio? ¿Por un simple resfriado? Ni tú eres tan tonto para pensar eso.

Ranma se queda clavado en su sitio, evaluando el alcance de mis palabras. Y si, a lo mejor, esconden algún rasgo oculto de sarcasmo.

-¿Resfriado? ¿Eso crees que tengo? Claro. Eso es…un resfriado. Bueno, me tengo que ir…estem…mucho papeleo también con lo de la fábrica.

Esta vez le corto el paso sin reprimir mi fuerza en lo más mínimo. De hecho, es tan potente mi estrategia para abortar su célebre técnica Saotome, que mi querido oponente pierde el equilibrio con facilidad y cae de culo contra el suelo.

-Bruta –protesta desde su sitio-. ¿No decías que no estaba para luchar? Y mira lo que haces.

-¡O sea que lo reconoces! Te pasa algo. Dímelo o vendrán más de donde vino esa.

Como primera respuesta, Ranma esquiva mi mirada, enfocando la suya para otro lado. Luego añade:

-Ya lo has dicho tú. Un resfriado.

He de admitir que se siente bien cogerlo del kimono y hacerlo volar por sobre mi cabeza. El muy ingenuo no se esperaba que aplicara más fuerza para extraerle la verdad. Un gran halo de desconcierto surca su cuerpo despatarrado. Aprovecho para insistir.

-Dímelo. Ya ves que no me ando con chiquitas.

Durante unos segundos puedo escuchar, merced al silencio reinante, como Ranma engulle uno, dos y tres hipos nerviosos. ¿Eso será? ¿Tendrá hipo en lugar de un resfriado? Pero si eso no es en absoluto vergonzoso.

-De acuerdo, Akane. Tú ganas –se señala la entrepierna-. Me duele ahí. ¿Contenta? Ya lo he dicho.

-Oh…yo…lo siento. No habrá sido…cuando…flexioné la rodilla ayer…o…cuando…

Ranma me observa tartamudear con su tez tan blanca como el pecho de una gaviota.

-No, Akane. No. Eso se cura fácil. No me duele allí –vuelve a señalarse la zona de los genitales-. Si no…el otro "allí"…ya sabes…el de…

¿Cómo? ¿El "allí" de chica? ¡Pero si está en modo hombre!

-Ranma, obviamente tú te lavas ese otro "allí", ¿no?

-¿Estás loca? ¿Y tocarme eso? –se cruza de brazos-. Ni hablar.

¡Lo sabía! El muy idiota se ha pillado una infección de mil demonios. ¡Tan grande que hasta en modo hombre le duele!

-¡Ve al médico!

-¡Jamás! –vuelve a cruzarse de brazos-. Tendrían que examinarme…allí…prefiero morir de dolor.

-¡DE ACUERDO! –estallo al fin-. Ya entendí…yo tengo una pomada…para eso…no seas tan egocéntrico. No eres ni el primero ni el último al que le pasan esas cosas…te la presto y tema solucionado.

Pero no. Ranma simplemente gira la cabeza por tercera vez en el día para evitar hacer contacto visual conmigo.

-Es lo mismo. Para aplicarla tendría que tocarme…"eso".

-¡O te la pones tú o te juro que te la pongo yo a la fuerza!

Oh Dios mío, Dios mío, Dios mío. Por favor, queridos lectores, POR FAVOR, decidme que no he dicho eso. Mucho menos en voz alta…mucho menos, al cretino de mi novio. Se…se ha quedado mudo. Dios, Dios, Dios. ¿Qué va a decirme ahora? En cuanto abra la boca…no podré volver a verle a la cara jamás de la vergüenza. ¿Cómo pude…?

-De acuerdo…

¿De acuerdo? ¿Tanto le duele? Claro que le duele tanto…si hace semanas que no se transforma en chica. ¿Y ahora qué hago? ¿Me corto la mano y le untó con mi insensible brazo sangrante? ¿Me pongo siete pares de guantes de piel de oso? ¿Y si aún así le gusta? ¿Y si me gusta a mi?

-…pero antes tendrás que pasar por arriba de mi cadáver.

Ufffff, menos mal. Por un momento llegué a creer que…no se defendería. Mejor. Ahora solo basta con dejarme ganar para mantener intacto su orgullo y eludir el tema "raro". Luego ya veré cómo le convenzo.

-En guardia –simulo hacer arder mi ki.

-En guardia –me responde justo antes de incorporarse, balancearse torpemente en el aire y caer a mis pies. Una victoria fácil que me entrega, muy a mi pesar, el "cadáver" de mi rival en bandeja de plata. El cerebro me funciona a mil por hora. Los pensamientos chocan unos contra otros provocando un caos de tráfico enorme. Algunas ideas se despistan y vuelcan. Otras se incrustan contra los guardafaros de las que vienen de frente. Incluso, algunas aprovechan el caos para exceder el límite de velocidad permitido y fugarse al inconsciente. Por un instante, incluso, me parece un plan genial hacer la gran Nabiki y aprovechar que se encuentra dormido para que se ocupe el maestro Happosai del asunto. Luego recapacito. Ha quedado más que claro que solo en mi confía para esto. Le tiro un chorro de agua fría encima, bajo su pantalón, cierro los ojos, me unto los dedos con la pomada y…

-No, espera –me detiene el brazo a escasos milímetros del objetivo-. ¿Acaso a ti te gustaría que yo te hiciera eso a la fuerza?

¿Me gustaría? No, desde luego que…no…al menos no…a la fuerza…solo llevamos dos semanas de noviazgo…aunque…supongo que equiparar las vergüenzas es lo justo en este caso.

-¿Si te dejo –le unté la mano- me dejas?

He de recordar a quien se ha perdido el detalle, que Ranma se encuentra a mis pies en modo chica, con su busto ligeramente más grande que el mío y con su eterno cabello anaranjado. Claro que ahora mismo no sabría decir bien dónde termina su cara y dónde le comienzan los cabellos de lo colorado que se ha puesto. Mi mano sigue ahí a escasos milímetros de suavizarle el cuerpo y romperle el ego.

-Vamos, Ranma convencerle-. Tampoco es así como lo había imaginado yo…

Bravo Akane. ¡Ahora sí que te has lucido! ¡Solo tú consigues en esta situación pasar más vergüenza que el paciente!

-O sea que…-tartamudea y al hacerlo los dedos que sujetan mi mano pierden un poco de tensión- tú…tú…también…piensas a todas horas en que ya podr…

Abro los ojos. Si mi tonto guapo va a desnudarme con la mirada mientras yo hago lo propio con él literalmente, al menos he de hacerlo cara a cara. Lo bueno de caer en el abismo de la vergüenza es que ya nada más puede provocarme timidez. Teniendo la mano ahí dónde la tengo, me basta con verter un poco de agua caliente sobre su cabeza para que ambos nos desahoguemos un poco. Le examino la entrepierna…

-Ranma, si serás imbécil. No tienes una infección. Simplemente te ha bajado la regla.

-¿Es…estás segura?

-Bastante. Mírate. ¿No notaste un color rojo al mear?

-S-sí…por eso pensaba que era una infección. Sangre más dolor…infección, ¿no?

Queridos lectores, ¿es que acaso se puede ser más idiota? La respuesta es sí. Mucho más, demasiado. Hasta el infinito y más allá. Y si no me creéis, basta conseguir leyendo.

-¿Y esto cuánto dura? –me pregunta rascándose la cabeza-. ¿Dos años? Con razón estás siempre tan alterada.

-No, solo cuatro días. Una semana como mucho. Pero no te confíes –sonrío con malignidad-. Luego vuelve y vuelve. ¡Y VUELVE!

-Bah, no es nada –hace un gesto despectivo-. Puedo aguantar esto una vez cada quince semanas. A propósito…qué hacías con esa tetera de agua caliente en la otra mano…yo…ah, ya veo…-exclama triunfal y escupe cada palabra de su razonamiento con terrible soberbia-. Estabas pensando en eso…pues adelante…no te detengo.

Si será…hijo de…dan ganas de arrancarle….el ego… y retorcerle el…¡un momento!

-Déjame ver si lo he entendido bien. ¿Estás insinuando que ahora mismo no te molestaría tener relaciones conmigo?

Ranma se echa los brazos por detrás de la espalda.

-Es que veo que te apetece tanto. Y ya somos novios, ¿no? ¿Quién soy yo para negarte algo que hasta recién estabas dispuesta a tomar por la fuerza? Tranquila. No es tu culpa. Es la mía por ser tan irresistible.

En estos momentos mi libido ha descendido de erupción volcánica a iceberg titánico, valga la ironía. Aún así, antes de lanzarle a volar, tengo que saberlo. Una duda terrible carcome mi alma.

-¿Cómo demonios puedes pensar en eso, cretino, si tienes la regla? ¡Deberías sentirte, incómodo, triste y dramático!

-Bueno, soy hombre. Soy capaz de pensar en eso todo el tiempo. Incluso con regla. El otro día en el dentista, por ejemplo, te imaginaba …estem…nada…imaginaba a Shampoo…sí, eso a Shampoo…estem…me tengo que ir. Mucho papeleo.

Con tantas emociones y meteduras de pata a Ranma se le han olvidado un par de detalles. El primero es que todavía conserva los pantalones bajos, esos que pierde a mitad de camino, y lo segundo, que todavía sigue debilitado. Esta vez cae pesadamente boca abajo. Casi ni le empujo. Simplemente se desploma. Los cachetes de su trasero han quedado justo bajo mis muslos.

-Confiesa –le increpo mientras le aprieto la cara contra el suelo con una mano-. No puedes sentir deseo. Es simplemente inhumano.

-Pues da la casualidad de que no soy un humano normal, Akane –dice mientras se voltea poseso de una fuerza muy superior a la mía y luego, aprovechando la sorpresa...me…me pone una mano…en el culo…pero…si se trata de Ranma. ¿Desde cuándo es tan osado? ¿Desde cuándo conserva fuerzas para seguir "luchando"? Cierto, desde que le dije que era imposible que lo hiciera. De una forma totalmente ridícula y retorcida, todo esto, mano de Ranma en mi culo incluida, es…CULPA MÍA. Y aún así, a mi también me puede la vena competitiva.

-¿Y? ¿Verdad que no sientes nada? El dolor anula el deseo. Y tú estás sufriendo el mayor de todos. Podrías posar la otra mano en mis pechos, por ejemplo, y no sentirías nada.

-Pues claro, porque los tienes planos.

Durante unos segundos me entretengo imaginando cómo le atropella un camión y cómo una excavadora le cercena en dos por error. Luego no puedo más que admitir que su mano permanece presionando mis glúteos. Y que al menospreciar mi delantera, elogia por regla de tres, a mi trasero. Se siente tontamente dulce. ¿Quién hubiera pensado que "pechoplano" significaba en ramnesco "¡Qué buen culo que tienes, Akane!"? Debería retirarle la mano y darle su buen merecido pero si lo hago, perderé. Y por supuesto, esa es mi única motivación para dejarme manosear.

-De acuerdo, Ranma. Has demostrado tu punto. Ya puedes soltarme.

-No te veo muy convencida –me mira con suspicacia-. Creo que solo puedo borrarte esa cara de incredulidad empleándome a fondo.

Ahora sí, intento zafarme como debí haberlo hecho tres o cuatro minutos atrás. Todavía es pronto. No estoy lista. Ni él ni yo. Aunque…el forcejeo dura poco. El muy cabrón me tiene atenazada con ambas manos ahora y mis torpes intentos de huir delatan muy poco interés de mi parte por el triunfo. Si tan solo tuviera todavía dieciséis sería tan fácil mandarle a volar. Pero con casi veintitrés, a esta pose solo le falta un chorrito de agua caliente.

-Déjame ir al baño al menos…

-¿Qué? ¿Para qué?

-Para mear obviamente…

Los ojos se le ponen vidriosos y acompaña el gesto de desesperación con un denso bufido que se le escapa por el costado izquierdo del labio, ese que tiene semiabierto por mi culpa.

-¿Tardarás mucho?

-Vamos a ver, egocéntrico de mierda. ¿Me haces esperar un lustro y medio y ahora te preocupa aguardar un par de minutos?

-Ah, ¿es solo dos minutos? Lo siento. Es que con ustedes, las mujeres, lo del baño nunca es seguro. Sabes cuando entran pero nunca si algún día volverás a verlas. ¿Realmente necesitas ir?

Pues sí. ¿A quién se le ocurre? Por supuesto que necesito descargar todas las molestias para estar lo más cómoda posible.

-Ya vuelvo, exagerado.

-Esto en las películas no pasa.

No, supongo que no. Pero estamos en la realidad. Una realidad que ahora que logré deshacerme de él por un instante, me agobia tremendamente. Es muy fácil actuar de adulta pareciéndolo por fuera pero es mucho más difícil creérselo de verás por dentro. Dios mío. Vamos a hacerlo. ¿Y sí…? ¿O…? Y ya no dudo más…aunque he dicho que me había liberado de Ranma, ahora que presto atención, sube las escaleras apenas un escalón por detrás de mi y su mano izquierda ha regresado al que parece que es su hogar natural.

-Tarde o temprano tendrás que soltarme. ¿No crees?

-¿Por qué? ¿No puedes mear conmigo al lado?

-No sé. Puede…pero desde luego si me sigues tocando allí, no podré evacuar…

-Ufa. Esto en las películas no pasa. Confesión, beso y la cámara gira hasta enfocar en unas velas que nadie encendió pero que allí están, perfectamente centelleantes.

Otra vez a pesar de lo trascendente de lo que está por ocurrir, me entretengo pensando en cosas que no tienen mucho que ver con el tema. Demasiadas veces ha insistido con el tema para que le ignore. Así que le imagino encerrado en su cuarto mirando "películas" con *abre sarcasmo* grandes y enrevesados argumentos *cierra sarcasmo*. La escena mental me sobrecoge. Le imagino ahora soñando que él mismo participa del film y me pongo celosa de, a lo mejor, yo misma. Y quizá lo arruine pero no aguanto más; tengo que preguntar.

-¿Se puede saber qué tipo de películas miras tú, degenerado?

Jiji. El muy tonto, se ha puesto colorado. ¿Por qué? Si se supone que vamos a hacerlo…ahora mismo. ¿Qué más da si hablamos de cosas íntimas?

-Yo –se lleva otra tierna vez la mano a la espalda-…me refiero a películas en general…ya sabes…películas…estem…¿ya has terminado?

-Sí, Ranma, sí. Y eso que aún mantienes tu palma sobre mi cintura.

-Perdón…en estos momentos…ya sabes…-baja la cabeza y se pone colorado otra vez-. O controlo la lengua para que no diga barbaridades o la mano. No tengo suficientes efectivos mentales para ambas cosas.

Sonrío.

-¿Sabes, Ranma? Es lo más bonito que me has dicho nunca. Creo que te has ganado un premio.

-Ohhhh. ¡Chocolate! Este día no hace más que mejorar.

-No, tonto. Me refería a esto.

Y por fin le transformo en hombre. Lo siento por las lectoras de yuri pero no hay vuelta atrás. Su mano crece y se endurece en el proceso. Y yo…me dejo llevar. Las primeras prendas en caer, como no podía ser de otra manera, son mis bragas y ni hace falta que hago lo propio con sus calzones. Ya él mismo se ha ocupado de que nuestros sexos se acerquen sin obstáculos.

-Ranma…le muerdo la oreja-. Vas muy rápido. No sé tú…pero para mi es mi primera vez.

Ups. Se me escapó el tonto golpe bajo sin querer.

-¿No sabes? ¿Y qué pretendes que haga para demostrarte que también es mi primera vez? Si quieres trato de follarte mal para manifestar mi inexperiencia…aunque siendo tan perfecto seguro que igual tocas el cielo con las manos. Y-yo…lo siento…no quería…atacarte…

Tranquilo, amor mío. Hoy he aprendido un truco para controlar esa lengua inquieta. Mis dedos se deslizan sobre los suyos, las manos se entrelazan y luego…se la arrastro hasta mi trasero. Y magia. Su palma en mi culo anula toda rebeldía oral de su parte. Luego caen el resto de los soldados de la castidad. Su traje chino, mi blusa y me besa…¿en los pechos? ¡Por fin! Gané. GANÉ. GANEEEEEEÉ ¡Le gustan mis tetas! Supongo que por eso lo llaman "hacer el amor". Da igual si mi temperatura corporal sube suavemente y si me agita con la mirada. El verdadero gozo va por dentro. Y cuando Ranma decide convertir en literal mi frase anterior, "el verdadero gozo va por dentro", todo cobra sentido. Ahora por fin conozco el secreto que lo explica todo. Me creía tan inteligente e intocable en mi cápsula de decoro. Y la veía tan necia a toda esa gente desesperada por unos minutos de atención del sexo opuesto. Ahora lo sé, una vez develado el secreto, unirse con tu pareja es una necesidad más como comer o respirar. A lo mejor cuando nacemos y somos vírgenes de aire y alimento también creemos estúpidamente que podemos vivir sin esos sustentos. Y quizás por eso, un mismo órgano, los pechos, se utiliza para iniciar en la vida a los bebés y los hombres. Economía de recursos por parte de la naturaleza.

-Ranma… -vuelvo a interrumpirle-. Vas…muy rápido…yo…quiero entrar en calor…poco a poco.

-N-no…entiendo… ¿qué quieres que haga? Esto no…

-No, no pasa en las películas –termino su frase-. Lo sé. Lo sé. ¿A ver cómo te explico para que hasta tú puedas entenderlo? Lo que deseo es que…miniRanma efectúe la minitécnica Saotome por un rato y que tú aproveches para acariciarme...-me posa una mano en la cintura-. Eso muy bien –y la desliza rápidamente hacia mi centro de gravedad-…¡Pero no ahí, animal! Me refiero a que me masajees el resto del cuerpo. ¡Dios! –me cruzo de brazos-. ¡Qué básicos que sois los hombres!

Ahora es Ranma quien se irrita. Y me lo hace saber con un argumento que me deja mal parada.

-No te entiendo Akane. Antes dudabas de si era mi primera vez y ahora te ofuscas a cada rato porque no sé muy bien por dónde empezar o por dónde seguir.

¡Caramba con Ranma! El muy…hombre tiene razón. Le estoy presionando demasiado y se me olvida que a efectos prácticos está haciendo el gran esfuerzo de besarme con dolores de ovarios incluidos. ¡Solo un gran hombre podría hacer algo tan bonito por su mujer!

Así que ni me disculpo. No hace falta. Antes simplemente le doy lo que tanto quiere. Es increíble la variedad de ángulos que mi centro de gravedad es capaz de conseguir cuando me pongo en el tema. Y todo gracias a mi entrenamiento de artista marcial. Se podría decir que llevamos años preparándonos los dos para que toda sincronización sea armoniosa, perfecta y deliciosa. Como diría Anticlímax con un retoque de mi parte: Irónico, ¿graverdad?

Entonces, al pronunciar la maldita palabra prohibida, la "ironía", me detengo. Algo simplemente no va bien.

-¿Qué pasa, Akane? ¿He hecho algo mal?

-Y-yo…estem…tengo frío. No estoy acostumbrada a estar sin ropa. No soy Shampoo, ¿sabes?

¡Qué vergüenza! Mi caballero obvia el comentario desagradable e innecesario, una acusación velada que mi inconsciente persiste en traer a colación en el momento menos oportuno, y me levanta en brazos. Luego, a la cama y una linda manta rosa cubre mis vergüenzas.

-¿Así está bien?

-Y-yo…no te lo tomes a mal. Pero tengo ganas de ir al baño de nuevo.

-Si has ido hace un rato…

-S-sí...sí -asiento con la cabeza y me ruborizo-. Es el efecto colateral no deseado de ir ligera de ropa.

-Vamos a ver si entendí. ¿No puedes hacerlo si tienes ganas de orinar?

-No.

-¿Y para hacerlo tienes que estar desnuda?

-Sí, Ranma. Suele ser conveniente. ¿No crees?

-Peeeeero –desaparece el tono caballeroso y es reemplazado paulatinamente por uno lleno de sarcasmo-. Ojo al dato. Si te desnudas y te da frío, sientes ganas de mear otra vez a los quince minutos.

-Pues sí. Más o menos.

-Por tanto, solo dispongo de quince minutos para empezar. Pero para ponerte en tema necesitas al menos unos veinte minutos de juegos previos.

-Algo así.

-Por tanto, en general y salvo milagro, es casi imposible realizar el acto como en las películas. No entiendo por qué hay tanta gente en el mundo

-Creo que exageras. Aunque también es verdad –cuento con los dedos de la mano- que no podemos hacerlo ni con regla, ni prerregla ni postregla.

-Esto en las películas no pasa.

Algunas lágrimas se escapan de mis ojos sin que pueda contenerlas. Soy un desastre. Tanto hacerme la madura y al final, he arruinado nuestra primera vez yo misma y por culpa de "mis cosas de histérica" como seguramente comenzará a llamarlas de inmediato.

-¿Estás enojado conmigo?

Ranma me seca las lágrimas con un pañuelo.

-¿Bromeas? Ahora que hemos descubierto que no es tan fácil, está claro que tenemos que entrenar mucho…Después de lo de hoy no tienes excusa para que no estemos como conejos.

¡Es tan necio cuando se pone lindo y tan lindo cuando se pone necio! Y sí, por regla de tres, Ranma es el hombre más lindo del mundo. Sobre todo ahora que me levanta nuevamente en brazos, me lleva hasta el baño y aguarda pacientemente a que mi chorrito de pis se decida a salir.

-¿Qué pasa? ¿No sale? –pregunta al fin con infinita paciencia.

-No sé. Creo que me falta algo.

Cuando Ranma me posa su palma en la cintura y efectivamente logro expulsar el frío acumulado, reímos los dos. Nos faltará práctica para el sexo pero nos sobra complicidad. Y eso, amigas mías, no pasa nunca en las películas.

Fin.


Epílogo 1.

De pronto Ranma me mira otra vez con deseo en los ojos. Han pasado tan solo dos horas desde nuestra gran primera vez y disfrutamos ahora de lo mejor del sexo. El calorcito de la cama desarmada y las sábanas revueltas. Si me apretujara más contra él, creo que nos convertiríamos en una sola persona. De hecho, estoy tan cómoda así que siento un soporífico halo de somnolencia por todo el cuerpo. Y su piel se percibe tan suave al rozarla que no podría dormirme ni aunque me tomara cincuenta pastillas tranquilizantes.

-¿Has quedado satisfecha? –me pregunta de golpe.

-Sí, claro, tonto. Tú estabas conmigo y me has visto disfrutar perfectamente. ¿Por qué dudas?

-Ya, ya –sonríe aliviado-. Pero me gusta oírtelo decir. Además…-baja la cabeza.

-¿Qué te pasa, Ranma? Cualquiera diría que sí te sientes inseguro sobre algo.

¡Y lo está! Ahora que le presto atención, sus manos retuercen nerviosamente las mantas y sus pies se mueven por acto reflejo como si estuviéramos caminando. ¡Pero estamos en la cama!

-Nada…

-Vamos –me acurruco más si cabe sobre su pecho y poso mis labios en sus costillas a modo de beso-. A mí puedes decirme lo que quieras. Si has sobrevivido a tantas tonterías en el pasado, no creo que ya puedas sorprenderme con nada.

-Y-yo…no sé. A mi me ha encantado. Pero no he hecho nada espectacular como en las pelis. Me da miedo no cumplir con las expectativas

-¿Te refieres a esas pelis irreales en las que los supuestos machos alfa revolean a la zorra de turno como si fuera una muñeca inflable? ¿Y tú crees que a mi me apetecería que me trates así, tonto de pacotilla? Igual –le guiño un ojo- esos que tanto presumen de músculos no te llegan ni a los talones. ¿Te imaginas a uno de aquellos debiluchos intentando hacer el truco de las castañas?

-Ohhhhhhhhh –le brillan los ojos-. ¡HE TENIDO UNA IDEA!

Al pronunciar su última frase, se incorpora y con él también, miniRanma. Ha quedado gracioso…así…de pie y con la sábana colgando de…miniRanma. Tanto que no puedo contener la risa.

-Jijiji.

-Entonces, Akane. ¿te apetece?

-Sí, ¿por qué no? -Le invito a acostarse otra vez dando varias palmadas sobre el lugar vacante que ha quedado en el colchón.

-De acuerdo…-se pone en posición de pelea sin acostarse-. Eleva tu ki por las dudas. Nunca he intentado antes el truco de las castañas con esta parte de mi cuerpo.

-¿¡QUÉ?! Yo no lo decía en ese sentido. ¿No irás a…? ¿A…? Ahhhhhhhhhhhhhhhh. Desde luego, amor mío, esto tampoco pasa en las películas.

Fin del epílogo.


Epílogo 2

De pronto Ranma me mira otra vez con deseo en los ojos. Han pasado tan solo dos horas desde nuestra gran segunda vez y disfrutamos ahora de lo mejor del sexo. El calorcito de la cama desarmada y las sábanas revueltas. Si me apretujara más contra él, creo que nos convertiríamos en una sola persona. De hecho, estoy tan cómoda así que siento un soporífico halo de somnolencia por todo el cuerpo. Y su piel se percibe tan suave al rozarla que no podría dormirme ni aunque me tomara cincuenta pastillas tranquilizantes.

Ranma juguetea "inocentemente" con mi espalda y brazos. Aunque todavía no sé mucho de los hombres y sus humores, sospecho que las caricias dejarán de ser inocentes de un momento a otro. Antes aprovecho para hacer una pregunta vital.

-Ranma, ¿has reparado ya la gotera del techo?

-No, ¿por?

-Por nada –respondo mientras el muy impaciente ya se ha colocado otra vez sobre mis exhaustividades-. Solo que está empezando a llover.

-¿Y? –se encoge de hombros como si no fuera con él la cosa y aprovecha para comenzar a balancearse por tercera vez sobre mi centro de gravedad.

-Bueno…no es que me moleste. Pero hay una gotera justo encima de nuestra cama y esta lloviendo agua fría…

-¿Y?

Claro…los hombres tienen dos neuronas y Ranma está usando una ahora mismo para otra cosa…en fin…conozco a más de una lectora que se va a llevar una gran, gran, gran alegría.

Fin del segundo epílogo.


PD: vale, vale, no fue un M ni me acerqué. Pero conseguí que fuera cursi, gracioso e insertar unas cuantas moralizaciones que no venían al caso. Valorad al menos el enorme esfuerzo de redactar desde la óptica de Akane siendo hombre. Y aceptad también que la idea de la infección sí que daba para un yuri. En mi defensa diré que llevo varios días sin poder concentrarme bien. Básicamente porque no paro de imaginarme que Minefine7 consigue volar gracias a que...estem…le salen unas alas de hada de la espalda. Sí, eso. En fin, me tengo que ir. Mucho papeleo en la oficina.

Hasta pronto y os vuelvo a ver en el siguiente capítulo que se titulará: "El ataque del mamuth preñado".

Un saludo,

LEANDRO-XXXENXXXEI


Comentarios

Estimada Desco. "Me" a ti también.

Estimada blackpanterkjes. ¡Feliz cumpleaños! Ya, ya, a lo mejor no es hoy. Pero luego no me acordaré de felicitarte cuando realmente sea. Mejor a destiempo que nunca.

Estimada sslove. Intolerante a la lactosa y amante de los quesos…ahora me CAES MUCHO MEJOR AÚN. ¡Viva la ironía!

Estimada Desco. Seguro que lo de quemarte no fue tu culpa. Las sartenes participan de la conspiración de los objetos de cocina. Y son probablemente las más agresivas.

Los hijos vienen que radares para todo. Gohan, por ejemplo, es capaz de notar cualquier cambio en la distribución de las cosas de un sitio a kilómetros de distancia. No sé muy bien para qué le servirá ese superpoder pero confío en que en algún momento logrará salvar el mundo gracias a él.

No sé si catalogar 1,47 como "bastante bajita". He tenido la fortuna de conocer mucha gente de estatura similar en mi larga, larga vida.

Estimada bostera84. Ay, Bostera, yo tampoco. Aguante Guillermo.

Estimada Camuchis. Mmmmm, estoy pensando en servirles pizza a tu esposo, hermano y a Minefine7. ¿Qué te parece? Yo me sacrifico y me como el queso y aceitunas sobrantes :) Mmmmm. Solo me falta conocer a alguien que no le guste la corteza.