La novia de Shampoo o 4 formas de morir a manos de Akane.
Tercera parte
Al rato de partir Ranma, Nabiki vino a hacernos su habitual visita de las diez y cuarto. De todos los potenciales inocentes de Nerima, Ranma y Akane eran una de sus presas predilectas.
-¿Y Ranma? –preguntó con ansias.
-Se fue a China.
-¿Segura? -hizo un gesto de desdén-. Siempre dice lo mismo y luego lo tenemos de vuelta por aquí sin explicar ni dónde fue ni por qué volvió tan pronto.
-Sí, esta vez estoy segura. Ya sabes que aunque procura hacerse el tonto por nobleza, yo…
-¡Y le sale muy bien! –interrumpió Nabiki-. Ha de ser un actor formidable. El papel de tonto lo hace magníficamente.
-¡NO ROMPAS MI ILUSIÓN!
Y silencio. Aquel grito tan elocuente y sincero delataba una buena cantidad de emociones: rabia contenida, esperanza y también, incertidumbre. Nabiki se pasó una mano por el pelo y se lo acomodó un poco. Tomarse unos segundos para recobrar la compostura cuando sus futuras víctimas se ponían pasionales, siempre le había funcionado muy bien. Luego, volvió al meollo de la cuestión.
-Lo siento, lo siento. Igual me estoy desviando. Tofu le mandó un montón de galletas a Kasumi…otra vez. ¿Te acuerdas de Tofu, no? Es ese doctor del que estabas enamorada antes de conocer a Ranma.
-¡HERMANA! ¡Por supuesto que me acuerdo de Tofu! Cada tanto lo veo. ¿A qué viene eso de tratarme como si fuera tonta o me pasara algo?
Nabiki tragó saliva…miró hacia la ventana como esperando el consentimiento de un fantasma y luego, procuró seguir como si nada.
-Sí, sí, hermanita. A veces me confundo. En fin, ¿quieres esta galleta de Tofu o no? También traje para Shampoo.
Akane respondió negativamente por las dos. Lo cual me mosqueó un poco porque, para ser sincera, me apetecía probarlas. Tenían buena pinta. Como aquella que me había dado a probar ayer Ranma antes de empezar a añorar a Pastadental.
-No, gracias –respondió con un gesto tajante-. No tenemos hambre. Además llevas meses dándome de esas dichosas galletas. La verdad es que no tiene sentido. Si es Kasumi la que sabe cocinar bien, ¿por qué Tofu siempre le regala comida a ella? ¿No debería ser al revés? ¿Y por qué las comparte conmigo? ¿Por qué siempre te manda a ti a que me las des? Jamás te he visto probar una.
La hermana de Akane aguantó el vendaval de preguntas con parsimonia. Como toda buena embaucadora estaba más que acostumbrada a escuchar una lista furiosa de los detalles sospechosos de sus tretas. Así que respondió solamente a la última de las cuestiones, la más inapelable de todas.
-Bueno…no las pruebo porque a mi no me gustan…
-¡BASTA, NABIKI! –elevó ligeramente la voz-. Dime la verdad. ¿Las galletas en realidad son para mí, no? Recién me has recordado que antes me gustaba Tofu…¿por qué? ¿Acaso…? –se puso colorada-. Acaso el Doctor me las cocina porque…. Le gus…Yo no hago repostería tan bien …como Kasumi. Tiene más sentido…y además, ya no soy una niña. A lo mejor se ha dado cuenta de eso antes que Ranma. Yo…
Nabiki dejó escapar una sonora carcajada. Evidentemente esa posibilidad no se le había ocurrido pues se la notaba genuinamente sorprendida.
-No, no, ¡qué tontería! –dijo al fin-. Las galletas son para todos. Especialmente para Shampoo y para ti.
-Ah, claro. Ya entiendo. Para Shampoo. Al final los polvos mágicos sí que son efectivos. Mejor. Me hubiese resultado raro tener que rechazarle.
Nabiki volvió a mirar hacia la ventana en busca de la aprobación de un ser fantasmal que yo no lograba ver. Y a pesar de que veía que Akane se encontraba claramente abatida, prosiguió con el único tema que parecía realmente importarle: las dichosas galletas.
-Entonces…¿no la quieres? Sería descortés…rechazarla.
-Yo sí querer –volví a mi papel de tonta para darle un respiro a Akane-. He de confesar que ayer me comí una cuando nadie me veía y me ha gustado. Tenía un sabor extraño…como a limón.
Akane levantó la vista, extrañada.
-¿A limón? En general saben a miel.
-Han cambiado la med…ida –aclaró Nabiki-. Ahora las hacen con mayor porcentaje de limón. Es otra receta…nueva.
Akane la olisqueó con curiosidad y luego dejó el plato sobre una mesa sin probarlas.
-Ahora no me apetece. Todavía no terminé de entrenar.
-¿Y tú. Shampoo? –insistió Nabiki-. Decías que…te gustaban…
La verdad es que la escena entera me parecía particularmente rara. Por otro lado, ¿qué no era raro en el Dojo Tendo?
-De acuerdo –mordí una y comencé a caminar hacia la ventana por la que miraba Nabiki antes-. Muchas gracias. Está más buena que la de ayer. Es el mismo sabor pero más intenso.
-¡Eso es! –exclamó Nabiki-. Mayor concentración de…limón.
En el exterior el sol todavía no estaba calentando Nerima a máxima potencia pero hacía bastante calor. Era uno de esos días bien luminosos. Sin nubes ni aire que redujera la intensidad de los rayos. No muy lejos de allí, en la esquina, Ranma platicaba con Tofu. Era extraño. Ambos llevaban puesto un delantal blanco.
Salí afuera. Aunque más que el exterior del Dojo parecía el interior sin techo de algo muy grande. Unas murallas de dos o tres metros habían aparecido de la nada rodeando toda la manzana en donde se encontraba el Dojo. Y por la calle se paseaba un montón de gente. A lo lejos me pareció ver a Kodachi con Kuno y también, por extraño que parezca, a Saffron. Todas paseaban sin rumbo fijo y sin demostrar la menor extrañeza por los muros y más raro aún, sin intentar saltarlos por la fuerza.
-Ranma –grité-. ¿Qué es todo esto? ¿Qué hace Saffron aquí? ¿Y esos muros? –señalé en todas direcciones-. ¿No te habías ido a China? ¿De dónde sacaste ese ridículo delantal?
Ranma y Tofu se miraron entre ellos con la misma expresión de duda que Nabiki había dedicado al ventanal instantes atrás. Luego, el primero se acercó hasta mi posición y se echó un vaso de agua fría a la cara. Nada. Seguía siendo él…mojado y con cara de tonto pero él. Un hombre sin maldición alguna.
-¿Qué ves?
-A ti en modo hombre. ¿Te has librado de la maldición? ¿Por q…?
-Nunca hubo una maldición –me interrumpió-. Esas cosas no pasan en el mundo real…el que por fin estás viendo ahora.
-¿¡QUÉ?!
Ranma dejó escapar un suspiro. Evidentemente, lo que fuera que estuviera que explicar a continuación, era tan difícil o largo que le costaba horrores ordenarlo en su mente.
-Creo que lo mejor será responder a tu primera pregunta. ¿Qué es todo esto? Pues, un psiquiátrico. Al parecer hemos acertado por fin con la dosis…que puedas verme a mi y al hospital tal y como es, es buena prueba de ello. Piensa un momento. ¿Quién eres tú? ¿Cómo te llamas?
-Soy Shampoo, una amazona.
-Piensa de nuevo. ¿Qué clase de nombre es ese? Un producto de limpieza, ¿no? ¿Y una amazona? Sólo en el mundo mitológico existían. Los griegos creían que Hipólita era su reina. En el mundo real, en pleno siglo XX, de sobra sabemos que se trata de un simple mito sin fundamento. Como Krypton o la Atlántida.
-Yo…
-Lo sé. Lo sé. Demasiada información que asimilar de golpe. Te ayudaré a entenderlo. Mírate al espejo –sacó uno de su bolsillo.
Me miré con miedo. Más que nada porque o no lograba apuntar bien a mi cara o aquella extraña que se reflejaba en el vidrio, no era una desconocida que había acertado a pararse detrás de mi cuando me miré en el espejo. ¡Era yo misma!
-Pero…-exclamé tartamudeando-. ¡Soy japonesa…! ¡Y aparento unos veinticinco años! Peor aún, tengo el pelo marrón.
-Obviamente no lo vas a tener morado. ¡Qué locura! Al menos no, un morado natural. Y sí, tienes veintiséis años. Todos tenemos una década más de lo que creéis.
-Entonces…Pastadental…
-No existe. Ni ella, ni Mousse ni tu venerable abuela, ni siquiera Ryoga. El único que existe es el cerdito que tiene de mascota Akane.
Creo que dejé escapar un grito de horror. O dos. O tres. No lo recuerdo bien. Aquello era tan raro y coherente al mismo tiempo que empezaba a dudar. Pero…si no me mentían, ¿Quién era yo? ¿QUIÉN ERA? Supongo que me eché a llorar. O algo así. Lo sé porque de pronto estaba sentada en el suelo y Ranma me abrazaba y me daba ánimos con tono fraternal.
-No te angusties. Igual que hayas empezado a hablar bien y a aceptar tu inclinación sexual es buena señal. Por eso intensificamos la dosis de ayer. Y voilá, ya puedes ver las cosas tal y como son. Será traumático al principio; no lo dudes. Pero una vez que te acostumbres, vivirás una vida verdadera. Como debe ser.
-Yo…no lo entiendo…¿Y Akane?
-Sufre el mismo desorden que tú. Como Kodachi y también, Ukyo. A todos los enfermos mentales de Japón los mandan aquí. Y yo estoy a cargo de vuestra patología común. ¿No te pensarías de verdad que Genma me comprometió con tres personas a la vez? Nadie es tan idiota. Es parte de la enfermedad…enamorarse de tu doctor. Primero fue de Tofu. Y cuando me trasladaron a hacer las prácticas…Akane se "enamoró" de mí. Ustedes tres llegaron cuando yo ya era el médico en jefe encargado de tratar vuestro desorden.
-No sé qué decir. ¿Y las aventuras? Nuestras peleas…
Ranma le dejó su carpeta y su bata de médico a Tofu y me hizo una seña con la mano extendida.
-Vamos, ataca con todas tus fuerzas.
Di dos, tres pasos y al cuarto, realicé el salto más alto y largo que pude. Si lo calculaba bien y lograba dar tres o cuatro volteretas en el aire por sobre su cabeza, conseguiría caer justo detrás de él. Entonces no podría negarme, al menos, que sí era una gran artista marcial. Un segundo después caí pesadamente a escasos quince centímetros de mi posición.
-¿Lo ves? Por eso ayer te venció tan fácilmente Akane. Eres una persona normal que poco a poco ve y siente su cuerpo normal. Nadie es capaz de romper muros ni tonterías de esas. Piénsalo bien. ¿De dónde saca Akane su mazo? No somos caricaturas.
-Yo…creía estar genuinamente enamorada de ti…hasta ayer…
-…cuando probaste la galleta adecuada y de pronto, recordaste a Pastadental. Lo mismo le pasará a Akane si conseguimos que las coma. Se acordará súbitamente de Sinosuke o quien sea que le guste…esa vez casi acertamos con la dosis.
Tenía razón. Akane recordó en su momento a Sinosuke de la nada igual que yo lo hice con Pastadental. Guardé silencio. Su forma de redactar. Su forma monorrítmica y fría de describir síntomas, empezaba a fastidiarme.
-Es triste. ¿No te molesta tu trabajo? Ella cree…yo creía…que sentía amor verdadero. Y puro. Tu trabajo consiste en admitir bajo tu protección a mujeres que te aman y conseguir que se desenamoren de ti…es cruel, narcisista y autodestructivo.
-Mi trabajo consiste en curarla…digo, en curarlas a todas. Soy médico. Mis sentimientos no cuentan. Sólo la salud del paciente.
-Nadie es tan frío…
-Abre los ojos, Seiko…perdón, se me olvidó decírtelo, te llamas Seiko…esto es un psiquiátrico. Veo casos brutales a cada hora. En orden de disfunción social creciente: Pervertidos, homicidas, gente que enloqueció leyendo a Rumiko…fans de Marvel que no quieren aceptar el desenlace de End Game, casos tan espantosos que una persona normal se escondería en un pozo bajo tierra por una semana después de verlos. Y yo no los veo; los trato. No voy a negarte que vosotros sois inofensivos y por tanto, mis pacientes favoritos. Pero de ahí a creer que os extrañaré cuando os curéis…a lo sumo, sentiré una gran satisfacción por el trabajo bien realizado.
Largo monólogo. Bien estructurado e inatacable. La verdad es que no parecía Ranma. Esa seguridad al hablar cercana a la fanfarronería era lo único ranmezco de la persona que intentaba consolarme. Todo lo demás me parecía nuevo y desagradable.
-¿De…de verdad…dejarías que Akane salga de tu vida? Hasta yo, Shampoo…digo Seiko…soy en el fondo, Pro-Akane.
-No sólo la dejaría –sonrió-. ¡Sería el mejor día de mi vida! Si curo a esa loca de atar, ascenso garantizado.
-Y yo que creía que no podías ser más idiota y mírate, en la realidad…lo eres.
-Bueno, así es el mundo real. Ya no me idealizas y me ves tal cual soy. Me alegro por ti. Una pruebas rutinarias, firmar unos papeles y en unas semanas estás fuera.
Cerré los ojos durante unos segundos y me pellizqué el brazo izquierdo. Ufff, dolía. Evidentemente, estaba despierta. Y por tanto tenía que asumir que yo ya no era quien creía que era…y sin embargo, eso no me preocupaba en absoluto. Solamente me angustiaba una cosa. Miré de reojo la habitación de la que acaba de salir al patio del hospital. Allí dentro seguía Akane, una mujer que amaba a un fantasma y que pronto experimentaría un dolor que solo yo podía comprender.
-Me quedo. Quizá sea una loca disfuncional pero creo que Akane es mi amiga y me necesita.
-¿Tu amiga? Os odiáis a muerte.
-Bueno, es mi enemiga. ¿Qué más da? Solo alguien te conoce mejor que una amiga y es tu peor enemiga y yo sé positivamente, que no debe descubrir al Ranma verdadero. Eres un cretino.
Durante unos segundos los ojos le brillaron con intensidad. Incluso me pareció oírle rechinar los dientes…como si los apretara muy fuerte para tragarse un insulto. Y después…lo escupió.
-¡Desagradecida! Te he curado. ¿Tienes idea de cuántas horas extra he hecho por vosotras? ¿Cuántas veces me habéis herido porque en vuestra locura idealizante me creíais invulnerable? ¿A dónde crees que me voy cuando digo que me voy a China? ¡A que me enyesen un brazo o una pierna! ¡A eso voy! A curarme. No soy un cretino. Soy un héroe.
¡Caramba! Por momentos se parecía tanto al Ranma de siempre, sobre todo al hacer ese gesto tan seguro con las manos mientras se autoproclamaba un héroe. Era y no era él al mismo tiempo. Un denso vaho de culpa me invadió de golpe. Efectivamente, llevaba la muñeca enyesada. Y si no recordaba mal, era yo la tonta que me había caído sobre su brazo la semana pasada mientras le acosaba en plan Ángeles de Charlie.
-Lo siento –le señalé el vendaje-. Oí un crack y pensé que era tu corazón que por fin se abría a quererme. Creo que sí te debo las gracias. Estaba loquísima.
Ranma sonrió.
-Mejor. Ahora que ves el mundo tal y como es, no te conviene seguir actuando como si fueras su centro. En la realidad, ni siquiera yo soy el protagonista. Somos todos actores secundarios.
Y sin embargo, aseguraba que el ascenso no se lo darían por curarme a mí. Solamente si lo conseguía con ella. Realidad, locura, fantasía, cordura. Daba igual el plano…Akane siempre era la preferida de Ranma.
-¿Por qué dices que Akane está más loca que yo? –le pregunté envuelta en una caótica nube de celos por estar menos loca que ella. No me juzguéis; en mi cabeza tenía lógica.
-Es muy fácil. Porque la enfermedad la obliga a estar enamorada de mí y sin embargo, ¡no lo admite! Es la única de las cuatro que no lo canta a los cuatro vientos.
-Es tímida.
-¡Y un cuerno! –le volvieron a brillar los ojos con fiereza-. La enfermedad te quita poco a poco toda restricción inconsciente. Si yo fuera uno de los maniáticos del sector 7-G del hospital, os habría hecho cosas horribles y vosotras, tan felices.
-Entonces insinúas que no tiene el mismo desorden que Kodachi, Ukyo y yo.
Ranma se rascó la cabeza. Por primera vez desde que desperté de mi sueño amazónico, me dejó ver algo de debilidad y duda en su carácter.
-Es Tofu quien dice que no. Él cree que es esquizofrénica terminal. Quiere trasladarla a un sitio mucho menos bonito que este. Yo sostengo que tiene lo mismo que tú pero en un grado nunca antes visto. Uno que la incita a amarme y le impide al mismo tiempo decirlo…
-Jajaja. Eso se llama amor normal, tonto. ¿Vas a diagnosticarla de "enamorada" como si fuera una enfermedad?
-No es gracioso. El amor también es una enfermedad pero mucho más leve que lo vuestro. Akane se está jugando pasar del limbo agradable en el que vive a un encierro total en un sitio lúgubre con pinchazos cada veinte minutos y guardias armados. Una verdadera celda que no se diferencia en nada de una prisión de criminales.
-Para darte igual lo que nos ocurra, se te ve muy preocupado por el tema –aseveré con malicia-. A lo mejor tú tienes la misma enfermedad que ella. ¡AMOOOR!
¡Caramba conmigo! ¿Así que esto era lo que se sentía ser normal? ¡Me curaba de mi mal y al minuto siguiente experimentaba como cualquier hijo de vecino la necesidad irrenunciable de trollearlos! ¡Por tontos, necios y cabezas duras!
-Entonces… -no pude contenerme- ¿Cuántos médicos hay pro-Shampoo y cuántos pro-Akane?
-¿Qué?
Sonreí. Era divertido sacarlo de quicio.
-Digo que habrá doctores que piensan que yo soy la más loca (los pro-Shampoo) y otros que creen que es ella (los pro-Akane).
-¡Aquí somos todos pro-Minefine7! Nadie es ni de cerca más chiflada, excéntrica y disfuncional que ella. De hecho, nadie es tan excepcional como Minefine7 perdiendo los papeles.
-¡Awwww! ¡Qué romántico! El autor le dijo a su amorcito "disfuncional" a través de un personaje y le hizo propaganda de su fic al mismo tiempo. Ojalá alguien me dijera "disfuncional" a mí.
-Sal allí fuera –señaló la puerta-. Di que eres amazona y no tardarás mucho en escuchar la palabreja.
Silencio. Cada tanto, este Ranma real, doctor y medio cretino, tenía la manía de quedarse callado. Aquello me descolocaba un poco. Me tenía demasiado acostumbrada a su locuacidad. Al final, se levantó y me invitó a acompañarle.
-Vamos. Creo que ya es hora de probar la medicina con Ukyo.
-Espera…¿Y Akane? ¿No era ella la del ascenso? ¿Qué pasa? ¿Temes que te hable de Sinosuke otra vez?
Y finalmente lo hice enojar. El muy mentecato me dijo de todo. Desde lo obvio "loca", hasta el hiriente "hija de amazona" y pasando por todo tipo de insultos normales que me comparaban con el buen animal que le robó las uvas a cuervo o con aquella abnegada criatura que amamantó a Rómulo y Remo. Luego se marchó…dejándome sola…en medio de un manicomio…estando curada y sin saber bien cómo era el mundo real. Aquella cruel soledad a la que me sometió de manera unilateral me hizo comprender lo evidente: que el Ranma normal era una persona horrible y cruel. Muy cruel. Cerca de mi pasaban todo tipo de locos. Algunos llevaban la vista perdida. Otros conservaban en su rostro una expresión que denotaba perfectamente su mal mental. Había miradas agresivas, extraviadas y también lascivas. Sobre todo lascivas. Después de todo, Seiko las tenía tan grandes como Shampoo. Era el único elemento de caricatura de mi vida que no era falso. Y maduré de golpe. De pronto, entendí que en el mundo real, mi sexualidad no era un arma para salirme con la mía…sino un punto débil más que atraía peligros hacia mí. Jamás pasaría desapercibida en un sitio donde la clave de la supervivencia era no destacar. Por suerte para mí…pronto acudió en mi rescate el Doctor Tofu.
-Tranquila, muchacha. Yo te cuidaré. Y no te enojes con el Doctor Saotome. No es malo. Solamente procura no tocar su tema sensible. Obviamente no lo sabías pero Sinosuke es su hermano y tiene vuestra misma enfermedad. Él es la razón de que haya estudiado medicina y de que esté aquí. No Akane. Su única obsesión es curar a su hermano mayor. Y por eso es tan frío a veces. En su mente no sois más que unos simples conejillos de indias. Creo que de sobra conoces el mal de Sinosuke…se le olvidan las cosas y necesita estar en constante tratamiento. ¿Te suena de algo?
-Sí, es lo nuestro. Está claro. ¿Pero y Akane? ¿Cómo es que ella lo recordó en una ocasión?
-Porque los tres se conocieron en el hospital de Ryugenzawa cuando eran niños. Allí les diagnosticaron la enfermedad a Akane y Sinosuke. En ese momento los síntomas eran muy leves y durante los tres meses que duraron los estudios, llegaron a trabar una amistad muy férrea. Por esa razón, el Doctor Saotome se ha tomado la molestia de volver a reunirlos aquí. Cree que curar a Akane es la clave para despertar los recuerdos de Sinosuke para siempre. No tienes ni idea –sonrió- de lo contento que se puso cuando probamos esa mezcla con la muchacha hace unos meses y ella empezó a recordarlo en sueños. Desde entonces…preparamos todo tipo de dosis con leves cambios hasta que por fin hoy parece que hemos dado con la proporción correcta de ingredientes.
Fin de la tercera parte. Para la próxima lo prometo, el desenlace.
Historia bonus.
Inventos que habría que inventar.
Preservativos con GPS incorporado. Yo conozco al menos dos potenciales compradores. Cofff coofff Ryoga Coffff cofff Mousse Coffff.
Dejémosnos de tonterías. Ni chocolate Light, ni chocolate bajo en calorías, ni chocolate sin chocolate. Tampoco hacen falta naves espaciales ni máquinas del tiempo ni teletransportadores. Lo que este mundo necesita urgentemente es un chocolate de 0 calorías.
3) Cinturón de castidad con GPS. Aunque a lo mejor ya existe. Esperen que voy a chequearlo por Internet. Me meto en Google, tecleo "cinturón de castidad con GPS" y…¡No es posible! Sí que existe. Y obviamente lo inventaron en la India. El cinturón es para proteger a las mujeres de posibles violaciones y el GPS es un botón de pánico que permite localizar a la afectada. En fin…están locos estos indios. Ahora tendré que mirar si hay preservativos con GPS y os aviso que como existan, voy a ponerme de muy mal humor…me meto en Google, tipeo "Preservativos con GPS" y…¡Existen! ¡Este mundo está decididamente yéndose por el mal camino! "La cadena Planned Parenthood distribuyó un total de 55.000 preservativos a estudiantes universitarios, que incluyen un código QR, que permite a los estudiantes, a través de un teléfono móvil, reconocer el lugar en el cual tuvieron sexo seguro. Según informa la web geekwire, una vez que el joven publica el lugar donde tuvo sexo, la aplicación le hace llegar un mensaje de este tipo: "¡Enhorabuena! Acabas de usar un condón para protegerte de un embarazo no deseado, ¡eres un crack! ¡El sexo seguro debe ser compartido!".
4) Da igual. Estoy decepcionado. No importa qué invento disparatado me imagine, seguro que ya existe….aunque por regla de tres, debería existir el chocolate de 0 calorías también. Casi me da miedo mirar…en fin, me meto en google, tipeo "chocolate 0 calorías" y…bueno, aquí se acabó la historia bonus. Buenas noches, me voy a dormir y a soñar que estoy publicando en la Edad Media, una época en donde no se inventaban tantas tonterías.
Comentarios
Estimada Edisa Inu. El premio de la lotería era ser citada por Akane Tendo. No es dinero pero no me eches la culpa a mí. Es por la crisis.
Estimado Ranma84. Vas muy bien. A este ritmo en unas semanas llegas a la cresta de la ola. No hay mucha gente que lo haya conseguido comentando todos los capítulos. Conquistar este Everest es solo para unos pocos elegidos.
Estimada Minefine7. Empecé hablando de la novia de Shampoo y terminé con Sinosuke. Tú dirás si hubo vuelta de tuerca o no. Y no me desafíes a contar nuestro casamiento en una historia bonus. Ya sabes que a nuestros lectores no les interesan las historias de enredos y malentendidos amorosos QUE TERMINAN BIEN. Son fans de Ranma 1/2. Ellos se conforman con que les cuente hasta que te vestiste de novia.
Estimados Kekita, LuisAngel92, Maistzen, Juancorrales19604, avefer42, , Ranma84 y RankaneNa. Gracias por agregarme a favoritos.
