Los fantasmas del día de los inocentes pasado, presente y futuro.

24 de diciembre, 23:40

-Vamos Nabiki –tocó Akane a la puerta de su cuarto-, baja pronto a cenar que ya casi es medianoche.

La mediana de las hermanas Tendo intentó declinar amablemente la invitación de la muchacha de pelo azul pero tan sólo consiguió exhalar una especie de bostezo atragantado. A decir verdad, a Nabiki no le hacía mucha gracia celebrar la Navidad ni la Nochebuena ni mucho menos el 31 de diciembre. Para ella el único día del año que merecía festejarse a lo grande era el 28 de diciembre. De hecho, oculto en lo más profundo de su cuarto tenía un "arbolito de la inocencia" al que se había ocupado de decorar con guirnaldas, luces y fotos de las mejores obras maestras del engaño que había protagonizado durante el año. Al final, optó por ser diplomática.

-No estoy de humor, Akane. Respeta mi indiferencia a la Navidad como yo respeto tus reticencias a salir en San Valentín. Todo el mundo tiene derecho a no entusiasmarse con cosas que a los demás sí. Es ley de vida.

Akane se rascó la cabeza.

-Supongo que tienes razón. No te pido que lo disfrutes ni que participes en nada. Tan sólo ven con nosotros. Hazlo por Kasumi. Ya sabes cómo se pone si la familia no se reúne al completo…

-Yo… no sé… ya veremos. Además… estoy un poco ocupada. Quedan tres días y todavía no cumplí con mi cuota anual de bromas pesadas. Mis fiestas son tan importantes como las vuestras.

-Abre la puerta. Te ayudaré. Por ti y también, por Kasumi.

-¡JA! Justo tú, doña inocente, vas a ayudarme a mí, la maestra del engaño, a realizar una broma pesada que corone el año. Ya no queda tiempo. En tres días a lo mejor se me ocurre algo grande y lo pongo en práctica. Pero… ¿ahora? ¿En plena Nochebuena y faltando veinte minutos para Navidad? Es imposible. Además, ya te lo dije antes. Yo respeto vuestras tonterías navideñas. No pienso molestar a nadie hasta el 26. Ni pienso salir de aquí hasta ese día.


27 de siembre, 23:40

-Vamos Akane –tocó Nabiki a la puerta de su cuarto-, baja pronto a cenar que ya casi es medianoche.

La pequeña de las hermanas Tendo intentó declinar amablemente la invitación de la manipuladora número uno de Nerima pero tan sólo consiguió exhalar una especie de bostezo atragantado. A decir verdad, a Akane no le hacía mucha gracia celebrar el día de los inocentes. Para ella los únicos días del año dignos de festejos eran los tradicionales, Navidad y Año nuevo. De hecho, oculto en lo más profundo de su cuarto guardaba junto a un árbol de Navidad diminuto el regalo que Nabiki no quiso recoger unos días atrás. Al final, optó por ser diplomática.

-No estoy de humor para que te burles 24 horas seguidas de mí, Nabiki. Respeta mi indiferencia al día de los inocentes como yo respeto tus reticencias a cenar con todos en Nochebuena. Todo el mundo tiene derecho a no entusiasmarse con cosas que a los demás sí. Es ley de vida.

Desde luego aquella escena tan parecida a la anterior exasperaba a Nabiki y por partida doble. Por un lado parecía estar burlándose de ella al repetir palabra por palabra lo que le había dicho en Nochebuena y por otro, ¡no era justo! Su ausencia no había arruinado la Navidad porque no era indispensable. En cambio, Akane sí que lo era para festejar el día de las bromas. Después de todo, se trataba de la mujer más crédula de todo Japón. Un día de los inocentes sin Akane era como una Navidad sin Papá Noel. Así de triste; así de claro.

-Yo… lo siento mucho… -tartamudeó Nabiki-. Sal y te prometo que pondré mis zapatos junto al árbol de Navidad el día de reyes. Te lo juro.

-¡No quiero!

La tercera persona en discordia, Ranma Saotome, un joven muy maduro para su edad… no sabía bien qué hacer. Por un lado, coincidía en todo con Akane. Por otro, si no salía… se quedaría él solito y a merced de Nabiki. Además, muchas de las bromas que la abnegada hermana solía gastarles consistían en conseguir que se besaran por accidente… y por supuesto, Ranma Saotome NO PODÍA dejar pasar la oportunidad de besarla sin que sea su culpa. Así que por extraño que parezca, se tejió de golpe la más inusual de las alianzas. Nabiki por la puerta y Ranma por la ventana de la habitación de Akane, intentaban dialogar con la jovencita testaruda. Peor aún, pasados unos minutos lo intentaron por las malas. O dicho con mayor claridad, por la fuerza.

¡Plafui! La respuesta de Akane tan violenta como innecesaria hizo volar a Ranma más allá del horizonte. "Da igual" pensó Nabiki "en dos minutos volverá, la distraerá otra vez y entonces aprovecharé para entrar…". Buen plan, desde luego. Muy propio de Nabiki. Calculador, divertido y aprovechando a la vez los puntos fuertes y débiles de sus víctimas. Sin embargo, algo raro ocurría…

-¡Qué raro! –pensó en voz alta-. ¿Por qué tarda tanto en volver?

-Porque ha combinado mi mazazo con la técnica Saotome para huir –respondió Akane-. Ahora mismo debe de estar a más de cien kilómetros de distancia. Reconócelo, Nabiki. Has perdido. Yo no saldré y Ranma, se te escurrió de entre las garras. Mañana no habrá día de los inocentes en este Dojo.

Efectivamente, Akane consiguió acostarse en su cama y conciliar el sueño sin que Nabiki volviera a intentar nada extraño. Por lo menos, hasta las tres de la mañana.

-¡JAJAJA! –río Akane al ser despertada por un espectro que le daba la espalda- Nabiki… ¿de verdad te disfrazas de fantasma del día de los inocentes pasados? Es una parodia digna de una mente privilegiada que tendría que estar ya mismo en el Olimpo de los dioses del sarcasmo pero… es muy evidente que eres tú… ya sabes lo fantasmas no existen. En todo caso, ¿de dónde has sacado esa blusa de mamá…? Hace años que no la veo…

De pronto, la sangre se congeló literalmente en las venas de Akane. Y con "congelar" no me refiero a que le descendió la temperatura sanguínea. No. Digo, por el contrario, que el plasma junto con sus leucocitos, eritrocitos y plaquetas dejó de fluir del todo en el mismísimo momento en que el espectro dejó ver su rostro.

-¿¡TE HAS DISFRAZADO DE MAMÁ?! ¡NABIKI! Has cruzado una línea roja. Y no me vengas con la tontería de que no sabías lo que duele verla después de tanto tiempo… tú mejor que nadie debería saberlo…

La aparición no respondió. O si lo hizo, no fue con palabras. Muda, tenue, incolora. La imagen de la madre comenzó a desvanecerse poco a poco en su sitio. Los labios cosidos, los ojos sin párpados y la mano extendida con tres dedos erguidos.

"Tres fantasmas" resonó la voz de la madre muerta en su mente a pesar de que los labios no se movían "tres fantasmas vendrán a visitarte. Tres y el primero soy yo. Espabila, hija mía, porque el último tratará de matar a Ranma".

Durante unos segundos Akane intentó mantener la calma. Los efectos especiales de Nabiki eran sublimes y aterradores. Su hermana, desde luego, había perdido el norte. Y sin embargo, no le molestaba tanto el tema de su extrema insensibilidad como lo otro. ¿Había oído a su madre directamente en su cabeza? ¿Cómo había conseguido Nabiki ese efecto irracional? Sólo había una forma de saberlo y era hacer lo que había prometido no efectuar. Salir de la habitación.

¡PlaFUI! A Nabiki la cachetada akanesca la sorprendió en medio de sus preparativos pre-día de los inocentes. El viento había cortado con tanta rapidez el aire que la pobre manipuladora no llegó a esquivar el golpe ni a entender qué demonios pasaba. Le había dado con saña y sin contenerse. Con tanto vigor que por poco y se caía sobre los tres cubos de pintura que aguardaban su turno de ensuciar algún incauto junto a un arsenal de papel picado, bombas fétidas y cojines tira-pedos. Una inmensa cantidad de bromas convencionales que hablaban más de la desesperación de su ama que de su ingenio.

-¡Ouuuuch! Caramba, hermana. ¿Justo hoy que no me lo merezco me das así de fuerte? No es mi culpa que Ranma se haya ido. Tampoco hace falta ponerse así de iracunda. Ya volverá, digo yo. Tampoco es que sea Ryoga. Se sabe el camino a casa.

-¡Deja de simular que no sabes nada o te doy otra más fuerte! Maquillarte para parecerte a mamá fue sucio y rastrero. Incluso para ti.

-¿Has visto a mamá? –dejó escapar una lágrima Nabiki-. Y-yo… yo también… buahhhhh…

-A mí no me engañas con un poco de teatro, manipuladora de cuarta… yo no me iré de aquí hasta que reconoz…

-¡MAMÁ! No te vayas…-el desgarrador grito de Kasumi resonó por todo el Dojo con impecable y angustiosa acústica.

Nabiki miró con desdén a Akane.

-Ahora dirás que he metido a Kasumi también en el ajo. Parece mentira que me creas capaz de hacer algo así. No soy un monstruo…

-Por supuesto que no lo es –dijo otra voz femenina diferente, una voz que jamás habían oído y que al mismo tiempo siempre había estado ahí, mezclada entre las respiraciones de todos y cada uno de los seres vivos y objetos inanimados de su mundo-. Déjenme presentarme. Soy Rumiko… vuestra creadora y también el fantasma del día de los inocentes presente.

Las tres hermanas, Akane, Nabiki y también Kasumi que acababan de reunirse con ellas, se abrazaron aterrorizadas.

-Se supone que eres un mito –dijo una.

-No puedes ser real –agregó la otra.

-Y sin embargo, tu existencia todo lo explica –concedió la tercera-. Vivir en este extraño bucle en el que nadie madura ni cambia. La magia de Jusenkyo… la estupidez de las tres prometidas…

La aparición en este caso no era tétrica, más que nada porque se trataba de la visión de un ser vivo. Una mujer pequeñita, de sonrisa fácil, pelo lacio cortito y un poco de mala leche al a hora de dar finales a sus historias. Sólo había una forma de tenerle pavor y era siendo una de sus creaciones. Para las hermanas Tendo, hablar con Rumiko equivalía a dialogar con el Dios que las había creado o mejor dicho, con el mismísimo diablo.

-¿A que no sabéis qué? ¡Estoy redactando un nuevo final a Ranma ½!

-¿De verdad? –preguntó Akane.

-¡NO! Por supuesto que no, hija mía. A ver si presta un poco de atención. Soy el fantasma del día de los INOCENTES del presente.

-Ah, sí. Cierto. Yo… estem… ¿esto tardará mucho?

-No, tranquila. Soy famosa por ir directamente el grano. Yo nunca estiraría la trama indefinidamente repitiendo una y otra vez la misma broma. Una y otra vez. Y otra vez. Y…

-Menos mal… ya que estamos aquí –interrumpió Nabiki-. Según los últimos censos, soy el personaje más popular de la serie. ¡Quiero un aumento!

-Sí, sí, claro. Te lo mereces.

-Y me lo dices así porque es el día de los inocentes, ¿verdad?

Y así siguió el diálogo por 38 minutos más hasta que de golpe, una de las paredes del Dojo se desmoronó luego de un gran estruendo, momento de suspenso que aprovechó la gran mangaka para desaparecer de la trama.

-En guardia, chicas –dijo Akane-. Mamá me advirtió de que el último fantasma sería violento y atacaría a Ranma. Hay que vencerlo.

Efectivamente, cuando el polvo de la pared destruida se dispersó un poco, las tres Tendo pudieron vislumbrar una imagen surrealista. Ranma sostenía entre sus enormes manos la cabeza de… Ranma y el resto de su cuerpo colgaba inconsciente desde allí.

-Hay… dos Ran… mas… -tartamudeó Nabiki.

-Sí –agregó Rumiko justo antes de desaparecer del todo-, la brillante mente a la que se le ocurrió la idea de sumar dos Ranmas 1/2 , es decir un Ranma entero, merece también un puesto en el Olimpo de los creadores irónicos.

El Ranma consciente, es decir, el más grande y vaporoso, comenzó a hablarle a Akane mientras balanceaba el cuerpo inerte del Ranma pequeño con una de sus garras.

-Hola, Akane. Soy el fantasma del día de los inocentes futuros- Ya sabes, tarde o temprano terminarás casándote conmigo y entonces seré yo y no Nabiki quien te gaste bromas cada 28 de diciembre. Pero claro… como tú no quieres celebrar tan solemne día del calendario, ¿qué sentido tiene que lo deje vivir? Así se cumplirá tu deseo, ¿no? Ya nadie, ni Nabiki ni Ranma, podrán reírse de ti los 28 de diciembre.

Durante unos segundos Akane pensó en confesarlo todo. En gritar a los cuatro vientos que amaría ese desenlace mucho más que el que la suprema diosa de Nerima le había dado. Sin embargo, el fantasma tenía la apariencia de Ranma y ella estaba todavía en posesión de su queridísimo mazo. Así que ¿para qué hablar si podía golpear?

-Jajaja –rió el Ranma del día de los inocentes futuros-. No te esfuerces, Akane. No puedes conmigo. Verás, llevo años aguantando los golpes de alguien mucho más fuerte que tú.

-¿Te has casado con Shampoo? Si no es más fuerte que yo…

-¿Me estás trolleando? ¿A mí que soy el fantasma del día de los inocentes futuros? Por supuesto que no me casé con Shampoo. Me refería a la Akane del futuro. Ella es mucho más fuerte que tú ahora. Si puedo con ella (y te aseguro que puedo), puedo contigo.

-Jajaja –rió Kasumi-. Siempre sois graciosos.

El espectro de pronto se hizo más grande y fuerte. Y con aquel incremente de tamaño también le cambió la expresión burlona del rostro por una mucho más sádica y malévola.

-¡NO! No te rías. No lo habéis entendido en lo más mínimo. Esta no es una escena cómica. Es trágica.

Efectivamente, bastó que el espectro terminara de hablar para que el Ranma verdadero cayera al suelo impelido por la fuerza bruta de un truco de las castañas de una potencia inusitada.

-Ranma… ¡NO! Se abalanzó Akane sobre el cuerpo inerte de su prometido.

-Es tarde, humana necia. Está muerto. Nadie sobrevive a un ataque de Ranma. Ni siquiera Ranma.

-Cofff cooof cofff.

Obviamente, puesto que era 28 de diciembre y por tanto el día de los inocentes, la tos provenía del Ranma malherido y parecía estar burlándose con su tenacidad de las palabras del fantasma asesino.

-¿De verdad? ¿Cómo es posible? Nadie sobrevive. Es un ataque que despedaza a todo mortal .Sin excepción.

-Ya, bueno –se rascó la cabeza nuestro héroe con una naturalidad pasmosa-. Es que yo soy inmortal. Piénsalo un poco, futuro yo. Hemos prometido no morirnos hasta no confesarle a Akane lo que sentimos y no se lo diremos nunca. Por tanto, a efectos prácticos, somos inmortales. Bueno. Yo soy inmortal. Tú, en realidad, no existes.

-Caramba –dudo un segundo la aparición mientras se rascaba el ectoplasma en la misma pose en que lo había hecho antes su versión original-. Parece que tienes razón. Error mío.

Y desapareció de Nerima justo antes de que Akane le dijera a Ranma:

-Te he oído.

-Oh, no. Has descubierto mi secreto. ¿Qué quieres hacer entonces? ¿Casarte?

-No, mi amor. Algo mucho mejor. Vayamos juntos al instituto Furinkan sin darnos la mano y si dedicar a los fans ni un mísero beso.

Fin