Ojo por ojo. Diente por diente

Segunda parte

Domingo por la mañana

Mismos protagonistas y mismo lugar que el día anterior.

-¿Otra "mamografía", hermana?

-Sí.

-¿Estás bien?

-Sí.

Nabiki entrecierra los ojos.

-Te encuentro muy monosilábica… y seria. No es propio de ti. Sabes que puedes contármelo.

-Lo sé.

Ambas hermanas entreabren la boca durante unos instantes. Lo suficiente para que quede bien claro que las dos han recordado el mismo hecho desagradable del pasado a la vez.

-De acuerdo –responde al fin Nabiki-. No me lo digas. ¿Mismo trato que ayer? ¿Tengo vía libre?

-Casi. Después de lo del sábado, ya no me fío de nada. Sigues con vía libre… pero para conseguir que no hablen ni se junten en mi ausencia. Con tus habilidades, no debería costarte demasiado…

-Sigues muy fría. A mamá…

-¡NO LA NOMBRES!

Nabiki no lo hace. Por el contrario y a pesar de que se le encoge el corazón, pone en práctica la regla número uno de la manipulación y estira la palma abierta.

-Mejor así. Aquí tienes –le suelta un fajo de billetes más discreto que el del día anterior-. La mitad ahora y la otra mitad cuando vuelva y comprueba que has tenido éxito.


Domingo por la mañana, una hora después.

Durante los últimos sesenta minutos, dos temibles colosos han luchado dentro del cerebro de Nabiki. En la esquina azul del ring cerebral, su deseo de cobrar la mitad faltante del dinero prometido por Kasumi. En la esquina verde, la necesidad de divertirse a costa de Ranma y Akane. Curiosamente y sin que valga de precedente, en esta ocasión vence el coloso verde. Y por tanto, comienza a continuación el entrenamiento de Akane para vengarse de Ranma y Shampoo.

-Vamos, hermana. Tú puedes –le grita megáfono en mano a Akane-. Abraza a ese maniki con más fuerza. Sí, sí, así. Muy bien Akane. Otra vez. No, no. Más provocadora. Así, perfecto. Ahora con menos ropa. Menos aún. Epa, para. Tampoco te desnudes. Uffff, ¡qué calor que hace aquí de repente! Vamos otra vez. Restriégate contra el Nabiki digo… el maniquí. Eso. Restriégate contra el maniquí. Consigue que a Nabiki… digo… al maniquí le recorran unos sudores febriles por los pómulos. ¿Tienes un pañuelo? Gracias. Lo necesitaba. Sigue. No todo es desparpajo. Aquí hay mucho de técnica involucrada. Aprende a encajar tus apéndices corporales con los de él como si ocurriera por casualidad. No tropieces, no dudes. Atenaza. Deslízate. Resbala hasta que ya no puedas más. Y luego no caigas. Vuelve a repetir la operación. Ser Shampoo no es fácil. Se trata de una ciencia antiquísima. La ciencia más antigua del mundo.

¡Pausa! Ambas muchachas se paran a descansar.

-Entiendo que esto le moleste a Shampoo, hermana. ¿Pero estás segura de que Ranma va a sufrir? A lo mejor lo disfruta. Todos los hombres son unos cerdos.

-Eso es verdad…

-Bueno. No todos –aclara Akane-. Ryoga es un caballero.

-Mientras no se moje…

-¿Qué?

-Nada, nada. De hecho, creo que has tenido una idea excelente, hermanita. Deberías usar lo aprendido con Ryoga. Que Ranma sienta lo mismo que sufres tú a diario cuando se le tira Shampoo encima. Ojo por ojo. Diente por diente.


Domingo por la tarde.

Una Tendo débil y calculadora, Nabiki, corre con todas sus escasas fuerzas en dirección norte. Al parecer y según pudo entender de las palabras que soltaba Akane entre llanto desgarrador y llanto desgarrador, es en esa dirección que el muchacho acababa de abandonar el Dojo… ¡para siempre!

"¿Será posible?" piensa Nabiki mientras comienza a fallarle el aliento. "¿Por esa tontería la abandona? ¡Si él le hace a diario cosas peores! ¿A santo de qué se siente con derecho de ofenderse?".

Por suerte para el buen desenlace de la historia, la red de espías que Nabiki tiene dispersa por toda Nerima, pronto da con el joven de la coleta. Tres silbidos agudos. Dos largos. Y uno grave. ¡Perfecto! Ranma se encuentra a dos calles de allí. Le basta con tomar un atajo para interceptarlo en menos de lo que Kodachi dice "Hohohohoho".

-¡Alto ahí, idiota! ¿Se puede saber a dónde vas? Mejor dicho, ¿por qué te vas?

Silencio. El rostro sombrío del muchacho, tan serio como inexpresivo, hace dudar por unos instantes a Nabiki. ¿Le habrá entendido bien a Akane? Y aún así, ¿tendrá todas las piezas del puzzle en su cabeza? Después de todo, su hermanita se caracterizaba por tomar decisiones apresuradas y parciales. A lo mejor, habría que darle el beneficio de la duda a su cuñado, precuñado, excuñado o lo que sea que es Ranma ahora para ella.

-¿Qué… qué ha pasado?

-Lo que ha pasado, Nabiki –rechina los dientes Ranma mientras sigue caminando en dirección norte-, es que tu hermana me ha traicionado. Y de la peor manera.

-Por "de la peor manera" te refieres "a lo Ranma" –retruca Nabiki-. ¿No le das esperanzas tú a otras interesadas a diario?

-¿Esperanzas? Se le ha tirado literalmente encima a Ryoga.

-Lo mismo que hace Shampoo contigo.

-No es lo mismo. Ella viene de una cultura sin tensión sexual porque no hay hombres en su tribu. Lo hace inocentemente.

-Claaaaro. ¿Y lo del mazo? ¿Eso también fue "inocente"?

Ranma se para en seco y responde con firmeza.

-Para nada. Eso se lo pedí yo.

-¡AJÁ! ¿Por qué eso está bien y lo de Akane, no?

-No lo hacía con ánimo de herir. De hecho, ella nos descubrió mientras intentábamos ocultarlo.

-Lo estás empeorando.

Esta vez Ranma le devuelve una mirada siniestra. Casi criminal.

-Estaba entrenando.

-¡Ja! Voy y me lo creo.

-Cree lo que quieras. No es mi problema.

Nabiki se para un segundo a pensar. Todavía es pronto para usar su carta ganadora y sin embargo, Ranma ha vuelto a ponerse en marcha y esta vez lo hace demasiado rápido. No tiene más remedio que usarla.

-Sabías que le harías daño a Akane. Si no, no lo hubieses ocultado. Supongamos que te creo y acepto que, de alguna manera retorcida, lo del mazo te servía para hacerte más fuerte, que no había ningún otro tipo de interés en el entrenamiento…, aún así, has puesto por delante tu ansia de hacerte más fuerte sin importarte los sentimientos de Akane. Todo esto es TU culpa –lo señala con el índice bien estirado en su dirección.

-Yo… no entrenaba para hacerme más fuerte… quería confesarme.

-¿¡Qué!?

-Vamos, Nabiki. Todo el mundo sabe que estoy enamorado hasta la médula de Akane. Hasta los por-Kodachi lo saben. Pero soy un artista marcial excelente. Sé perfectamente cuando alguien me golpea solo con el 5% de su máxima potencia. ¿Qué crees que pasará si me confieso y ella decide rechazarme con el 100% de sus energías? No te canses. Ya contesto yo por ti. Lo que pasará es, que no contaré el cuento.

-Espera, espera, espera –se frota las sienes Nabiki-. ¿Estás queriendo decir que nunca te has confesado Akane por miedo y no por timidez? Si serás burro. ¡Por supuesto que no te rechazará!

-Segura. Ya he probado una vez. Cuando sabía que estaba tan débil que no podría darme con el mazo. Y solo me ha respondido con un "te he oído". No puedo confesarme hasta que no sea capaz de soportar su rechazo. Es demasiado pasional. Perfectamente capaz de darme al 100% mientras me dice "yo también te quiero, fenómeno".

-Supongo que … podría pasar.

-No lo dudes. Es exactamente lo que pasará si soy claro. Por eso la molesto siempre, para practicar. ¡Hoy en día, soy capaz de aguantar un mazazo al 25%!

-Awwww. La molestabas para ser capaz de confesarte. ¡Qué romántico… supongo! Pero no lo entiendo. Si ya estabas practicando con Akane, para qué recurrir a Shampoo. ¿Por qué justamente a ella?

-Shampoo es la única que tiene una fuerza similar a la de Akane. Y he tenido que recurrir a un entrenamiento extra porque se me acaba el tiempo. Kasumi me ha hecho prometerle que me confesaría pronto… antes de que, en sus palabras, "ocurra algo muy triste y cruel en el Dojo". No sé qué es pero a Kasumi mejor hacerle caso siempre.

Fin de la segunda parte


Historia bonus

El 25 de septiembre es mi cumpleaños. Se me había olvidado. Cosas de la vejez, parece. Me pregunto cuántos años cumpliré. Veamos, es 2021 y nací en el 76. ¡Tengo 45 años! Soy mejor en matemáticas que acordándome de datos superfluos. Así que cuando alguien me pregunta la edad, siempre hago lo mismo: calcularla. Y del resto de la gente casi nunca me acuerdo del cumpleaños. Bueno, por razones obvias de supervivencia sé que Minefine7 cumple el 18 de enero (me costó tres o cuatro años aprenderlo). Y los nenes han tenido el buen gusto de facilitarme la tarea. Los dos nacieron en agosto en un día terminado en 9. Gohan el 29 y Bulmita el 9. No sé bien por qué, pero Gotenska no nació el 19 de agosto.

Y por supuesto, San Valentín es después de enero y antes de julio. Navidad es después de mi cumple y antes del de Minefine7. Más o menos…