Ojo por ojo. Diente por diente. Final
Ese mismo domingo, media hora más tarde…
-Entonces…
-Sí… parece que sí…
-Vaya… ¿Estás segura?
-No… los análisis aún no llegan…
Silencio. Por primera vez en Nerima (al menos en ese sitio concreto de Nerima), se hace un silencio incómodo, espeso. De esos que se pegan a la piel y a la garganta de los presentes. De los que cuesta romper. De los que ni siquiera Ranma (y su gran capacidad de atraer desastres), puede impedir que crezca poco a poco. Hasta volverse ensordecedor. Akane mira a Nabiki, Nabiki a Kasumi y la hermana mayor a Tofu.
-No necesariamente es lo mismo que le ocurrió a tu mad…
-…¡Shhhht! –interrumpe Nabiki al galeno-. Eso ni insinuarlo…
-Sin embargo -continúa Tofu-, las similitudes en los síntomas son bastante elocuentes. Sus molestias empezaron en la misma zona y se extendieron por los mismos órganos. Además, la genética nunca ayuda en estas cosas… las probabilidades de que…
-¡Shhht! –vuelve a interrumpir Nabiki-. Por favor… no sigas.
Tofu no lo hace. No puede. A él también se le atoran las palabras y los recuerdos. Su primera paciente. Su último fracaso. Luchó tanto por impedir lo inevitable con la madre de Kasumi. Y ahora, tan solo unos años después, lo mismo otra vez… su gran oportunidad de reivindicarse pero en la última persona del mundo en la que desea intentarlo.
Las tres niñas (en realidad son mujeres pero ahora mismo se sienten niñas) miran a Ranma, esperanzadas. Si hay alguien capaz de quebrar ese silencio tenebroso, es él. Él y su inmadurez… Después de todo, se trata del mismísimo Ranma, el héroe al que siempre le aparecen enemigos ruidosos de la nada. El gran rival desde siempre del silencio, la calma y la modorra.
-Lo siento, chicas… no puedo hacerlo… aunque creo que conozco a alguien que es mejor que yo en este tipo de cosas…
¿De verdad? ¿Alguien aún más ruidoso e insensible que Ranma? ¿En Nerima? ¿Quién? ¿Kuno? Para nada. Ese tonto tiene sus días. A veces, si se esfuerza, rinde igual que Ranma. Pero en otras ocasiones, se la pasa callado y taciturno. Tan enamorado de su chica de la coleta y de Akane que hasta da pena, el pobre.
Todo esto se queda pensando Nabiki mientras Ranma huye de la situación incómoda. A lo mejor, piensa la hermana del medio, debería pagarle a alguien para que se ocupe. Va en contra de sus principios… pagar por un servicio… pero la falta de palabras la está empezando a desesperar. Somos animales sociales, después de todo. Para lo bueno y también, para lo trágico.
-Yo… hermana…
-No sigas, Nabiki… recuerda lo de los capítulo 82-84… Akane en estos casos se lo toma demasiado mal… mejor cambiar de tema…
Cierto. De las tres hermanas, Akane es la única que todavía no ha hablado. Ni llora (a Nabiki se le escaparon algunas plimps rebeldes hace unos minutos) ni opina. Tan solo se limita a esperar noticias. Acontecimientos que no llegan. Ni suena el teléfono ni se enciende la máquina de fax.
-Akane… ¿estás bien?
-Sí.
-¿Segura?
-Sí.
-Eras pequeña cuando mamá…
-Sí.
¡Genial! Una hermana enferma y la otra traumada. Solo queda ella. Ella que, en el fondo ya no puede más. Si al menos el tiempo pasara más rápido… ¿Por qué nadie viene a interrumpirlas? ¿A distraerlas? ¿Por qué nadie secuestra a Akane? ¿O al menos lo intenta? ¡Con lo bien que le vendría que una mesa salga volando partida en dos ahora mismo! Y a todo esto, ¿Por qué el cretino de Ranma tarda tanto? Como haya puesto una excusa para dejarla sola con toda la carga emocional de la familia, lo descuartiza. Le arranca los pelos de la coleta uno a uno y lo encierra en la isla de los gatos para que aprenda.
-¿Qué tal, niñas? -Dice Happosai mientras entra en la consulta con naturalidad gatuna -¿Y Soun?
-Maestro… -le enseña una silla, Ranma que acaba de entrar con él- aún no le hemos dicho nada. No tiene sentido preocuparlo sin datos concluyentes.
-¿"Datos concluyentes"? ¿Desde cuándo habláis así?
-Bueno… maestro… es una situación delicada. Hay que hablar con tacto.
-¿Tacto? ¿Tú? Claro. Y yo tengo una larga melena.
-Sobre todo, intentar no mencionar lo de…
-¿Lo de Ibuki? ¿Y por qué no? ¡Ibuki Tendo, la madre de las chicas era una actriz formidable! Y gran escritora. Todo el mundo debería hablar de ella... a todas horas.
Ranma se rasca la cabeza.
-¿Actriz? ¿Escritora? Yo… no sabía nada.
-Claro que no porque estáis todos tontos en el Dojo. Que silencio por aquí. Que no la menciones por allá. De los muertos hay que hablar. Sobre todo si los amábamos. No hay que permitir que su recuerdo se diluya en la nada.
-¿Escritora?
-Sí, sí. ESCRITORA. Con mayúsculas. Redactaba muchos de los guiones de sus piezas teatrales. Su obra, "Inuyasha entero", es un clásico entre los clásicos.
-¿De verdad? –exclama Ranma-. Pero si soy su fan número 1. Con razón me gusta tanto Akane. Es la hija de la autora de "Deseos", "En otra vida", "Un conejo negro", "Un baile el 14 de febrero". Tenía un talento innato. Maravillosa.
Akane observa a Ranma, embelesada. Por primera vez en su vida sospecha que su prometido a lo mejor sí que tiene sentimientos. Eso sin contar que acaba de confesarse por error…
-Ranma, ¿Tú has leído las obras de mi madre?
-Sí, claro. Y las de Calvo-Sensei, su maestro. Dicen que él la quería como a una hija.
-Y es verdad –asiente Happosai con los ojitos llorosos de anciano.
-Esperen un momento. No van ahora a decirme que el Maestro Happosai es Calvo-Sensei, ¿verdad? No lo soportaría…
-Pues, hazte a la idea, muchacho. Eres mi fan.
-Claro que lo soy. Gracias a Calvo-Sensei, que claramente no es usted, Inuyasha siempre terminaba con Kagome. Como debe ser. Los protagonistas son Ranma y Akane digo… Inuyasha y Kagome. Y por supuesto, tienen que terminar juntos. Sin cosas raras. ¡No puedo creer que me voy a casar con la hija de Ibuki Tendo! Tiene que ser un sueño.
De pronto y como no podía ser de otra manera, luego de una escena cómico-romántica, suena el fax. Y luego de unos instantes, empieza a imprimir el destino trágico de las Tendo sobre un folio en blanco.
Tofu lee en voz alta.
-Examen de enfermedad. Variante 1: negativo. Variante 2: negativo. Variante 3: negativo. Variante 4…
Silencio. Nuevamente, a Tofu le tiemblan las rodillas y también las demás articulaciones. Ahora mismo solo el abrazo maternal de su esqueleto, podría hacerlo volver en sí.
-Dame eso, tontaina –le arrebata Happosai el papel y sigue leyendo-. Variante 4: negativo. Variante 5: negativo. Test de pregnancia: positivo…
-¿Pregnancia? –pregunta Ranma en voz alta.
Akane le susurra al oído: "mi hermana está embarazada. Por eso la dilatación del útero. Son buenas noticias creo. Ha tardado un segundo en hacerse a la idea pero Tofu ya la está abrazando. Es el padre".
-Pero… ¿cómo puede estar embarazada por sorpresa? Si escribieron la carta a París, ya sabían que…
-Vamos, Ranma. Los niños no vienen al mundo así…
-Ah, ¿no? ¿Entonces cómo?
Akane vuelve a susurrar la respuesta al oído de su futuro marido. E instantes después Ranma exclama.
-Hoy mismo tengo que hablar con tu padre, Akane. De pronto, me han dado ganas de casarme cuanto antes.
Fin.
Historia bonus
La muñeca
No creo en estas cosas y sin embargo, llevo escribiendo este mismo párrafo cinco años. A veces se corta la luz por una tormenta, a veces muere el ordenador, o el monitor. O hay un fallo incomprensible de Word. Como último recurso, he decidido respetar los deseos del destino y en lugar de contar lo que tengo que contar, solo diré que un buen día en un momento incierto de la historia me encontré con una muñeca parlante, hija del sol y las estrellas y hermana de la aurora. Estuvo conmigo un tiempo aunque siempre me advertía que se iría volando como Mary Poppins, cuando cambiara la dirección del viento. Era una muñeca bastante curiosa. Tenía un brazo más grueso que el otro y si le apretabas la barriga te decía cosas dulces. Aunque había que tener cuidado de no apretar de más… porque tenía su geniecillo. Además, compartíamos algo en común. Los dos nacimos con el don de entender lo que pasa por la cabeza de la gente por pura observación desde lo lejos y los dos nacimos con la maldición de no ser capaces de no mirar… Solíamos hablar mucho. Y jugar al tres en raya. Nos encantaba y encanta Rumiko y Poe. El gran y tremendo Poe. Siempre decía que daba igual que fuera una muñeca, que se iba a casar con Zak Efron. ¡Ah, y qué cosas más ricas comía! Le encantaba la comida mexicana y la japonesa. También, naturalmente, escribíamos historias. A mi me gustaban las suyas y a ella, las mías. Más que nada porque en las mías nunca cambiaba la dirección del viento. Cosas de la literatura. De hecho, siempre decía que si no podía casarse con Zak, al final, lo haría con Ranmond. "¡Pobre Akanui!" decía yo. Y ella "no, no, seré yo Akanui". Como toda muñeca parlante y voladora, se creía con el derecho de interpretar todos los personajes y todas las historias. Tenía algo de Ibuki. Y también de Akane.
Le gustaba el invierno, el frío y la noche. Y también a Malzieu y sus corazones mecánicos. A veces le decía que algún día escribiría un cuento mezclando el "Corazón delator" de Poe y la historia de Malzieu. Todavía no lo hice pero ya llegará…
En fin, hace cinco años que cambió la dirección del viento. Y desde entonces, la muñeca es un personaje más en mi cabeza. Compartiendo trono en mi olimpo mental con Anticlímax, Ranmond, Ibuki y Ranma.
