Dark: Hola y bienvenidos al capitulo dos de esta historia!
Nico: Sabes qué?
Dark: Qué? ¬¬
Nico: Creo que los lectores son bastante capaces de saber que capitulo es y tu siempre lo repites!
Dark: Bueno...y eso qué?... es decir, soy libre de decir lo que me plazca en el fic que escribo!
Nico: Si, claro ¬¬
Dark: Ya, si tienes un problema entonces no tienes que decir el disclaimer!
Nico: Yo?...yo no tengo ningún problema n.n U... Dark Janubis no es dueña de Yugioh! Ni de ninguno de sus personajes...
Dark: Entonces, ya que estas a mi favor ahora, comencemos con el fic!
La vida de un príncipe
Cinco años de edad...
Tener cinco años de edad era un gran logro para el pequeño príncipe Yami. Su padre lo miraba con orgullo mientras el niño jugaba con un gato de su madre. Oh sí, la vida era simple. Despertar, comer, jugar, jugar, comer, jugar, bañarse, comer y dormir.
-Ven gatito, ven gatito, jajaja-decía el pequeño Yami mientras trataba de sujetar al gato plomizo que siempre se le escabullía.
-Jaja, eso es hijo, demuestra quien manda a ese gato tramposo!-animaba su padre, mientras miraba a su primogénito corriendo tras el desdichado animal.
-EL príncipe tiene mucha energía el día de hoy-decía Shimon entre risas.
-Si, eso demuestra su fuerza!-respondió el rey.
De pronto se oyó un suave llanto y el rey levanto la mirada. Yami estaba sentado en el suelo, llorando mientras sujetaba su mano. El faraón se le acercó algo alarmado.
-Yami, hijo mío, que te ocurre?-preguntó al pequeño, quien volteó y lo miró.
-Papa, gato...el gato me araño la mano-dijo mientras se limpiaba sus lágrimas.
-Déjame ver- Yami le mostró su mano y el faraón pudo ver en ella tres arañazos, no muy profundos, pero estaban sangrando un poco-oh, Yami, esto no es nada-dijo levantando la cabeza de su hijo con su mano-Yami, escúchame bien, un príncipe no debe llorar por una heridita tan leve-dijo cálidamente a su hijo quien detuvo su llanto-ahora, demuéstrale a tu padre que eres un joven valiente y ve con Shimon a que Sheila te cure la herida, de acuerdo?
Yami se puso de pie y asintió silenciosamente con su cabeza, limpió las lágrimas que aun tenía en el rostro y fue a donde Shimon quien le estaba esperando.
-Ese es mi hijo!-dijo el faraón lleno de orgullo.
Ooo
Siete años de edad...
Yami ya estaba tomando sus cursos de preparación para convertirse en faraón. Lo primero que le enseñaban era a escribir y leer, un poco de introducción a la política y la economía egipcia, y cortesía y conducta.
Para tener siete años Yami era un estudiante bastante bueno. Lo que se le enseñaba una vez quedaba grabado en su joven mente como en una roca esculpida. Es más, cuando se le daba la oportunidad de opinar sobre algún tema, podía dejar sorprendido a su tutor. No había casi nada que pudiese confundir por mucho tiempo al pequeño príncipe.
Y si algo en su carácter ya era obvio, era su gran sentido de competitividad. Era impresionante la cantidad de juegos que el pequeño ya sabía dominar. El Senet (antiguo juego de mesa egipcio) era pan comido. Los dados, ni hablar. En toda clase de juegos, algo era seguro, Yami iba a ganar. Su talento le llevo a hacerse rival de su joven primo. Seto, que estaba siendo entrenado para ser un sacerdote, siempre buscaba una excusa para competir con su joven primo. Y una vez que habían jugado todos los juegos que a la edad de siete y ocho años se podían comprender, entonces empezaron a retarse en cosas distintas. Cómo, quien llegaba más temprano a clase; quien aprendía más en el menor tiempo; o incluso quien sacaba a Shimon más rápido de sus casillas! Y eso si que les dio muchos problemas.
Pero, aunque Yami siempre salía victorioso, a Seto más que la victoria le gustaba la emoción de un reto, además que le encantaba perder el tiempo con su primo.
Las cosas les iban muy bien.
Ooo
Diez años...
La madre de Yami había fallecido un año atrás y esto había causado un fuerte golpe en el corazón de su padre. Cada día, el gastado faraón parecía volverse más callado y más serio. Yami extrañaba mucho ver sonreír a su padre, pero estaba feliz de saber que al menos estaba aun con vida.
Pero las cosas se le iban poniendo más difíciles. Cómo ese día...
-Príncipe?...PRÍNCIPE!-gritaba Shimon al distraído Yami.
-Uh?...qué?-dijo despertando de sus sueños.
-Mi señor, soy consciente de que esta agotado, pero debe prestar atención-dijo Shimon con algo de preocupación.
-Lo lamento Shimon-dijo bostezando suavemente-no volverá a pasar
-de acuerdo-dijo Shimon mientras continuaba su clase de relaciones públicas.
Yami estaba realmente cansado. Como su padre se veía cada vez más agotado, los consejeros temían que el faraón pronto fuese incapaz de dirigir al reino y por ello mandaron que el príncipe recibiera una intensificación en sus clases.
La agenda era muy dura. Ahora que tenía diez años tenía que aprender muchas cosas. Tenía que levantarse todas las mañanas al salir el sol. Durante la mañana, practicaba su lucha cuerpo a cuerpo y lucha con espada. Luego tenía clase de estratagemas de guerra, seguida por estrategias de protección en momentos de paz. Luego podía tomar un relajante baño, pero tenía que ser rápido, ya que luego tenía que almorzar al medio día exacto. Luego, al atardecer, tenía sus clases de dominio de las sombras, y había que decir que esa era su hora favorita del día, realmente no le costaba mucho trabajo. Luego venía la clase de política, economía y organización de recursos. Después, derechos y justicia; seguido por un breve descanso de diez minutos. Luego tenía clase de etiqueta social, relaciones exteriores e interiores y relaciones públicas. Luego tenía clase de escritura en papiro para mejorar su caligrafía y por último tenía una hora de sesión con su padre en donde el faraón le probaba en sus conocimientos del día antes de mandarlo a dormir antes de la media noche.
El príncipe realmente se estaba extenuando demasiado y luchar con el estrés en a tan corta edad le costaba. Para su suerte, Seto venía de vez en cuando y podía jugar con él un rato. Por su parte, el joven aprendiz de sacerdote tampoco las estaba pasando muy bien. Al tener que subir a su cargo en el instante en que su primo lo haga, Seto tenía que ser preparado tanto como Yami. Así que cuando los dos estaban juntos se liberaban de todo el stress que los agobiaba.
Pero aun agotado y muy cansado, el príncipe seguía continuando con su vida lo mejor que podía...
Ooo
Doce años...
Una terrible tragedia. El faraón había fallecido. Y terrible más aun para Yami. El joven adolescente había tenido que subir al trono y las presiones de una vida como faraón eran terribles.
Claro, la mayoría de las personas harían lo que fuera por tener un cargo tan impresionante, pero Yami no podía soportar la presión. Para su suerte, no estaba solo. Seto se había convertido en su sacerdote principal. A su lado, había ascendido Ishizu, como la protectora del collar del milenio, y sucesora de la sacerdotisa Sheila. También estaban Mahado, Shada, Karim y el tío de Yami, Akunadín. Y como aun era joven e inexperto, tenía siempre a su lado al antiguo protector de la llave del milenio, amigo y tutor, Shimon. Yami no estaba solo.
Sin embargo...
Algo dentro de él parecía decirle que algo faltaba. No estaba solo...pero se sentía solo. Tenía a todos estos amigos...pero se sentía solo. Una soledad agobiante y desesperante. Como cuando murió su madre. O cuando fue el turno de su padre. Yami se sentía mal...pero aun así se esforzó por continuar dando una buena cara a su pueblo.
Ooo
Dark: Bueno...ahí lo tienen...
Nico: Para qué fue eso?
Dark: EN el siguiente capi, hablaremos de cómo le fue a Yugi, espero que las personas lectoras les den una comparación a estas dos vidas...
Nico: AH, ok
Dark: Si!
Nico/Dark: Hasta la Próxima!
R&R
