Dark: Hola, bienvenidos al capitulo cuatro!
Nico: Te tardaste! 0 ""
Dark: No molestes, apurémonos entonces!
Nico: okis... Dark Janubis no es dueña de Yugioh! Ni de ninguno de sus personajes...
Dark: Comencemos con el fic!
Vida
Era otro día como cualquiera. Yami se puso de pie en su balcón y miró el esplendor de la mañana. Ahora tenía dieciséis años y las cosas habían tomado un rumbo más seguro. Después de los primeros tres años de faraón, Yami al fin había logrado dominar el trabajo. Había conseguido alejar a Egipto de varias crisis y ahora disfrutaba de un día completamente libre de reuniones. Eso era inusual, pero gracias a la planificación y al trabajo duro, pudo lograr concederse así mismo un descanso. Pero, sentía que estar ahí no era descanso alguno. Se sentía aburrido de estar en el palacio y el día de hoy el pueblo se veía muy tentador. Tal vez podría...no, era el faraón no podría,...pero pensándolo una vez más, si Yami era el faraón, tenía todo el derecho de salir a visitar al pueblo. Además, la idea ya estaba en su mente y él simplemente no podía ignorarla.
Ooo
En el pueblo...
-Cof, Cof Cof-tosía Yugi con gran fuerza-ah...ah...cocof...ah...
Dormir en un callejón, siempre había sido mala idea, pero después del particular frío que azotó a Egipto durante las noches de sequía hacía tres meses, Yugi había quedado muy mal. Su pecho le dolía como si tuviera un bloque de granito presionando. La poca, o nada, de comida que podía conseguir le empeoraba la situación. Desde que hubo llegado a Egipto no pudo conseguir ropas nuevas, así que era obvio que los pantalones holgados de esclavo le quedaran ahora a la medida, al igual que su camisa. Pero eso no era nada bueno. Antes, al menos la tela extra le ayudaba a cubrir más el frío, pero eso ya no era posible.
El fuerte toser de Yugi causaba que su rostro se pusiera rojo. Trató de respirar profundamente para clamar su tos pero tardó unos minutos en parar. Alejando su mano de su boca Yugi vio el desagradable líquido rojo que había tosido. Era sangre. Un mes atrás, el dolor en el pecho de Yugi se intensificó y cada vez que sufría de un ataque de tos, tosía sangre.
Yugi tomó un viejo trapo y se limpió la mano. Nada podía hacer para arreglar esto. Cada día se sentía más débil que el anterior, pero no podía ir a un médico, con qué pagaría? Apenas y podía conseguir comida, menos pagar un médico. El pequeño joven estaba agotado, pero al menos no estaba tan solo.
-¡Kuri!-se oyó un gritó cercano. Yugi sonrió al reconocer el saludo de su buen amigo.
-¡Kuribo!-gritó Yugi con emoción mientras abría sus brazos para recibir a su peludo amiguito.
Hacía un año y medio que Yugi había descubierto sus poderes de las sombras. Eran muy débiles y él realmente no sabía controlarlos. El que Kuribo llegara al mundo humano fue una sorpresa.
Ese día Yugi había tratado de escapar de un vendedor que lo quería acusar de ladrón. Yugi no había robado nada, había sido otro chico encapuchado, pero aun así el miedo de que ese hombre lo lastimase le hizo correr. Aunque sabía que era inocente, él sabía que si se detenía el perseguidor no le creería, y el castigo que le podrían dar sería cortarle la mano, y ¡Yugi no estaba dispuesto a quedarse Manco!. Asustado, corrió hasta un callejón sin salida. Dándose cuanta de su error, cayó al suelo y se dispuso a esperar que lo atrapasen. En ese instante él deseó, deseó con toda su alma que alguien le ayudase, que alguien viniese y le apoyase, deseo alguien que se preocupase y que estuviera dispuesto a ser un amigo. Fue entonces que Yugi sintió un extraño calor recorrer su pequeño cuerpo, luego un suave golpe en su corazón y por último una leve ráfaga de cansancio; y el aire a su alrededor se arremolino un poco. Asombrado levantó la vista y vio los grandes e inocentes ojos de una criatura peluda. Se asustó un poco y retrocedió, pero la criatura puso una expresión de alegría y se le lanzó encima acurrucándose en su pecho. Yugi no sabía que hacer, pero de pronto se oyó el grito del hombre que lo perseguía, su expresión se llenó terror. El pequeño kuribo vio la expresión en el rostro del chico y supo que tenía que ayudarle. Yugi vio a la criatura acercarse al muro que lo tenía atrapado, luego la vio trepar por el muro usando unos ladrillos que misteriosamente se iban sobresaliendo bajo sus patas. Cuando estuvo arriba, la criatura volteó a Yugi y le llamó para que lo siguiese. Sin nada que perder, Yugi le siguió. Una vez que el estuvo arriba, volteó y vio que el muro ya no tenía ningún ladrillo fuera de lugar. Kuribo jaló un poco la tela de la ropa de Yugi llamando su atención. Él no sabía quién ni qué era esta criatura...pero ciertamente le debía la vida. Yugi saltó al otro lado del muro y corrió a su callejón en donde se sentó en una vieja cesta y tomó un de sus únicas frutas. La cortó al levantar la mirada kuribo estaba ahí, Yugi le dio una sonrisa y diciéndole "gracias amigo" le entregó la mitad de la fruta. Desde entonces él y kuribo fueron amigos.
Ahora, después de vivir un año y medio con su amo, kuribo sabía bien la condición del muchacho y hacía su mayor esfuerzo por protegerle. Lo cual era un poco difícil, ya que siendo kuribo una criatura de las sombras, tenía que regresar a su mundo varias veces.
-Kuri! Kuri!-decía kuribo mientras lo abrazaban-Kuri!-se alejo un poco de Yugi , movió sus patas por su espeso pelaje, su amo lo observaba intrigado, y después de unos segundos kuribo se puso muy contento y le mostró a Yugi algo que lo hizo sentir alegre-Ku!-dijo mostrando una jugosa y madura manzana.
-Ku...kuribo...conseguiste eso...pa...para mí?-dijo con unas lagrimillas en sus ojos y una mirada tierna.
-kurikuri!-asintió el pequeño monstruo y le colocó la manzana en las manos de su amo.
-Gra...gracias...yo...yo...no sé que decir...-dijo mientras miraba a su peludo amigo.
-kuri!- grito el pequeño monstruo con gran entusiasmo.
Yugi acercó la manzana y le dio una buena mordida. Era dulce y jugosa, y para él, un sueño hecho realidad. Hacía tiempo que no había podido encontrar comida tan fresca, y ciertamente el despertar con comida así le hacía pensar que ése sería un buen día.
Kuribo tenía una tierna expresión mientras veía a su amo. Yugi no lo sabía, pero kuribo había robado la fruta de unas hortalizas, todo con el único propósito de darle al joven chico algo digno de llamarse comida. Pero toda la alegría desapareció de su rostro cuando el horrible sonido regresó.
Cof! COF!
Yugi había empezado a toser fuertemente de Nuevo. Su mano izquierda sujetaba su adolorido pecho. Kuribo se acercó y trato de ayudar, pero no sabía que hacer. De pronto, el dolor provocó que Yugi cayera al suelo, y para su mala suerte, la manzana se le resbaló de la mano y rodó por la tierra. Kuribo se colocó tras su amo usaba sus patas para darle unas palmadas, pero Yugi seguía tosiendo. Literalmente estaba tirado en el suelo, tosiendo sus pulmones. Un minuto después, dio un fuerte tosido y la sangre cubrió el suelo.
-¡KURI!-gritó el pequeño monstruo alarmado, se movió rápidamente y fue por el trapo de su amo.
Yugi estaba recobrando su aliento mientras miraba su mano cubierta de sangre cuando sintió la tela cerca de él, levantó la vista y vio al preocupado kuribo ofreciéndole el pañuelo para limpiarse. Dando una sonrisa, Yugi tomó el paño y se limpió.
Unos momentos después, Yugi hubo recobrado su compostura cuando notó que había dejado caer su desayuno. Alarmado, volteó a buscar la fruta y la vio al otro lado del callejón. Estaba cubierta de arena, pero y qué?...el solía comer frutas así todo el tiempo. No queriendo resignarse a olvidar el regalo de kuribo, débilmente gateó hasta la manzana, pero cuando la iba a tomar, tuvo que retirar rápidamente su mano. Ahí, sujetando la manzana entre sus pequeñas patas, había una rata. Era negra y se veía amenazadora, ya que le estaba mostrando los dientes a Yugi y le chillaba.
El pobre de Yugi solo pudo ver cómo la rata se llevaba su alimento hasta un agujero en la pared.
-jaja...vaya, parece que ella si tiene una casa...-dijo Yugi tratando de no llorar- que disfrutes tu desayuno!-grito con algo de rabia.
Kuribo se acercó a su amo con una mirada triste. Cosa que Yugi notó al voltear.
-Kuribo?...oye...kuribo, no te pongas así...mira, ya antes he pasado el día sin comer...-dijo con una nerviosa sonrisa, pero no animó al pequeño amigo-vamos!...si te pones triste, también lo estaré yo...vamos...arriba ese animo!-dijo con su genuina sonrisa.
Kuribo decidió no seguir angustiando a su amo, por ello fingió alegría, pero en el fondo kuribo estaba llorando. No era justo! su amo era el humano más digno, amable, inocente y sincero que existía! Cómo era posible que el destino lo tratase tan mal! Qué hizo su amo para perder todo lo que tenía, sus amigos, su familia...y porqué el destino ahora le quería reclamar su propia vida y por si fuera poco, lo hacía de una forma cruel, con una estrepitosa tos! Si el destino fuese un humano, kuribo lo huera atacado hasta que dejase tranquilo a su amo!
-Bueno, no se puede hacer mucho...ya que...me tendré que ir sin comer a trabajar!-dijo Yugi poniéndose de pie-Adiós kuribo.
Kuribo seguía metido en sus pensamientos cuando Yugi le habló y tardó un rato en analizar lo que su amo había dicho: "sin comer"..."trabajar"..."adiós"
-KURI!-grito alarmado kuribo antes de salir en persecución de su amo. Quizá su amo era el más noble, pero no era el más lógico al salir a trabajar en su estado. Kuribo tendría que vigilarle de cerca.
Ooo
Dark: Bueno, eso es todo...lamento la tardanza, pero aun me estoy re-acostumbrando al ritmo de la escuela!
Nico: lo que digas!
Nico/Dark: Hasta la próxima!
R&R
