Nota: este capitulo esta dedicado a Xanxisk-chan


Capítulo tercero:

Un Ser Inigualable

"-¿Que quieres hacer qué¡Hija, te has vuelto absolutamente loca!

La joven de cabello largo y pelirrojo negó con un gesto. Llevaba una bolsa con sus escasas pertenencias, algo de comida y su viejo arco; aquel que su padre le había regalado la última vez que lo vio.

-La danza es mi vida, madre. Lo siento.- suspiró- Se que no lo apruebas, pero¿qué puedo hacer yo? La música me llama, siempre ha sido así. Aunque te haya decepcionado, aunque no pueda volver a pisar mi hogar. Lo necesito, madre, lo es todo.

-Ya hemos hablado de esto… No permitiré que te conviertas en un mero juguete de masas. ¡Y menos que rondes por este mundo como una muerta de hambre!

Los bucles del color del fuego de la muchacha cubrieron su hermoso rostro, sus lágrimas. Debía escoger, entre su madre y su hogar y su pasión. Desde el principio, había sido imposible para ella tener ambas cosas. Porque su madre no la comprendía. Y ella había sido incapaz de entender las razones que movían a su progenitora a actuar así.

La joven no podía evitar verse como un ser ruin y egoísta, pero, aún así, debía seguir su corazón o acabaría marchitándose como una rosa arrancada de su hogar de tierra. Poco importaba lo demás cuando la música era camino y destino, madre, hija y amante.

Sin pronunciar palabra, y haciendo oídos sordos a los gritos y súplicas de su madre, cruzó la puerta, y, corriendo, se perdió en la noche."

¿Cuánto tiempo había pasado desde aquello¿Dos¿Tres años? De nuevo¿acaso importaba? Había abandonado la música, había dejado atrás lo único que la había arropado. Quizá todo aquello que en el presente ocurría había sido la pena que debía pagar por sus crímenes. Maldita, desertora, asesina, Freya.

Y aún recordaba cuando, llena de ilusión y construyendo hermosos castillos en el aire, había comprado aquel viejo látigo a una bailarina retirada, a su llegada a Comodo.

El látigo que, una vez desenterrado de su tumba, sostenía en las manos.

"Eres joven y hermosa. Bailas bien; asombrosamente bien. Sé que llegaras lejos. Tanto, que hasta los mismos elementos se postrarán a tus pies" había dicho la mujer.

-Pero fueron los elementos los que me lo quitaron todo- musitó Freya- ¿Por qué? Sigo sin entenderlo…

Volviendo a suspirar, se levantó, caminando otra vez sin rumbo alguno, a donde su subconsciente la llevaba. Cruzó las playas, las alegres fiestas, las casas, alegremente iluminadas por los fuegos artificiales que constantemente eran lanzados en Comodo. Llegó a la zona oscura y mal iluminada en la que se alzaban las viviendas de los más pobres; las pasó de largo sin mirarlas siquiera. Hasta que se detuvo frente a una de las muchas chozas.

Sabía dónde estaba. Y sabía también por qué había ido allí.

Con nudillos temblorosos, llamó a la puerta. Sin tener que esperar mucho tiempo, alguien salió a recibirla.

-Sabía que, tarde o temprano, acabarías regresando a verme- dijo la persona en la puerta- Freya, gran leyenda… Alma perdida.

-Alei- susurró la bailarina como respuesta.

La mujer, una anciana de cano cabello y ojos azules rodeados de arrugas, se apartó, invitándola a pasar y ofreciéndole asiento en una ajada mecedora, que Freya reconoció como aquella en la que se había sentado cuando, siendo una bailarina novata, acudió buscando consejo y un arma a bajo precio con la que defenderse. Ella, a diferencia de los demás, la acogió y le enseñó a canalizar su gran amor por la danza al exterior.

-Ya veo, mi pequeña mariposa, que lo que cuentan es cierto. Tu vuelo ha finalizado; ya no eres la misma- sonrió, tan dulcemente como la muchacha recordaba- Y supones que yo, que nunca llegué a ser tan grande como tú, tengo la respuestas que tu corazón ha sido incapaz de hallar en los dos últimos años.

-Quiero saber, Alei- susurró Freya- Comprende que lo necesito. En todo este tiempo, nadie me dijo por qué. Tú debes comprender las razones; me dijiste que llegaría a dominar los elementos, y, sin embargo, ellos acabaron conmigo. Tú lo sabes. ¿Por qué?

La antigua bailarina se acercó a la joven acurrucada en la mecedora, acariciando con su apergaminada mano lo que quedaba de sus bucles pelirrojos.

-Volaste demasiado alto, pequeña. Eso fue lo que hiciste mal- respondió- Te acercaste demasiado al sol y éste te quemó las alas.

-Yo… no comprendo…

-Contéstame a esto entonces¿qué era la danza para ti? Cuando llegaste aquí era tu amor, tu orgullo. Aún no la controlabas, pero deseabas aprender; dejarte llevar por la música y, de ese modo, sentirte realizada, pero¿no cambió eso después? Dime, querida¿qué te ocurrió cuando los demás comenzaron a alabar tu modo de bailar?

Freya abrió la boca para contestar, pero no halló respuesta posible. No la tenía. O, al menos, no una que quisiera oír.

-Te responderé- continuó Alei- Tu ego se infló. Te sentías mejor que ninguna, pensabas que nadie podía superarte. Bailabas todas y cada una de las canciones que se componían en tu honor por el simple hecho de demostrar que podías hacerlo mejor que ninguna otra. Rechazabas las ofertas de emparejarse contigo de modo permanente de todos los bardos que te lo ofrecían porque te considerabas demasiado buena para ellos. Mirabas por encima del hombro a las jovencitas que acudían a ti en busca de consejo. Tú eras la Diosa del Amor, título que considerabas símbolo de tu perfección. ¿Quién más que tú tenía el rostro digno de un ángel y ojos de ámbar que brillaban como el oro bruñido¿Qué otra poseía unos bucles de fuego como los tuyos, inimitables entre hombres y dioses¿De qué persona que no fuera la hermosa Freya podrían enamorarse los hombres a primera vista, con solo verla bailar? Nadie era como tú, nadie podía igualarte. Sólo te faltaban dos cosas, mi niña, para ser la mejor entre las mejores¿no lo recuerdas? Una de esas cosas era un dúo perfecto con un bardo, pero¿qué importaba¿Había alguno lo suficientemente nuevo para sincronizarse contigo? Pero la otra cosa… ¿lo recuerdas, Freya?

La bailarina pelirroja miró a Alei con los ojos muy abiertos, y los labios cubiertos con una mano: tenía razón. Todo lo que la anciana decía era cierto. Lo había olvidado, o quizá nunca había querido admitirlo, pero era así. La Diosa del Amor se había auto divinizado.

Y, como la Diosa que había creído ser, había deseado controlar los elementos, hacerlos suyos, como Alei había vaticinado cuando la conoció. Cada vez que sus pies se habían movido para efectuar un nuevo paso de baile, el principal propósito había sido controlar el agua, el aire, la tierra. El fuego. Hacerlos inclinarse ante ella, danzar a su ritmo, como ya hacían el resto de seres vivos.

-Quise… hacerlos míos- musitó con un hilo de voz.

- Y los elementos se volvieron contra ti. El fuego prendió, el viento sopló, el agua salvadora se apartó del edificio. La tierra admitió bajo ella a todos los que estaban allí, concediéndoles eterno descanso. Menos a ti. Tú, que creíste ser una Diosa, fuiste castigada por los cielos, y aún así, nunca llegaste a comprender tu culpa.

Los ojos de Freya se cubrieron de lágrimas, mientras la bailarina enterraba la cabeza en las rodillas y se echaba a llorar. No era su danza la que hacía daño a la gente, sino ella. Se había llamado asesina, se había maldecido, pero, en el fondo, había esquivado su culpa. Se había odiado, pero, por encima, había odiado a su danza. Por eso no había vuelto a bailar, por eso no había pagado su penitencia.

-¿Qué… qué debo hacer, Alei?- preguntó.

-Redime tus pecados, Freya. Deja a la diosa atrás y vuelve a ser humana. Vuelve a empezar; haz a la gente feliz. Y recuerda siempre que debes ser la más humilde, porque…

La bailarina se levantó y caminó hacia la puerta, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.

-…Porque no mereceré sus sonrisas, ni sus aplausos, ni su adoración. Porque no bailo para agradarles, sino por amor. Porque no deseo controlar, sino dejarme llevar por ellos. Porque no soy una Diosa, sino un mero instrumento.

Se perdió en las sombras de la noche, andando con paso calmo y seguro, y con los ojos de ámbar finalmente brillando de nuevo.

-Y porque así…- completó Alei cuando la joven ya no podía oírla-…llegarás a ser la más grande, Freya, Diosa del Amor, Alma Perdida.


Notas de la autora:

Bueno, y aqui esta el tercer capitulo de DdF, varios meses despues del segundo xD pero en fin, ya me voy acercando a donde queria llegar, y como tal, al final. Supongo que la historia ya solo tendra 1 o 2 capis mas, 3 como mucho, y que conste que me va gustando, aunque solo pueda escribirla cuando estoy altamente inspirada porque es algo complicada.

Aish, y, habalndo del fic, quien esperaba que, cuando bailaba, Freya fuera una egoista que se creyera una diosa? Parece que, en su estado actual, eso es imposible, pero por otra parte estaba cantado que todo tenia q ser asi y q tenia que ser castigada U Era algo que salio con el personaje mismo... mas contradicciones xD

Y ahora, reviews xD


raven-vidaurreta:

Si, supongo que el capitulo anterior estaba ddicado a todo lo bueno que tenia Freya, y que aun le queda, y este, sin embargo, esta dedicado a lo que tenia malo que hizo que se hundiese. La vrdad, la forma de narrarlo me esta quedando un poco rara, pero me sigue gustando xD

Lady Idril:

Weno, se que el capitulo 3 ha llegado con un poco de retraso, pero aqui esta. Espero que puedas llegar a leerlo .


Y otra cosa importante, este capitulo, como ya dije arriba, esta dedicado a Xanxisk-chan, que ademas de tener unos muy buenos fics (leedlos si podeis) es una chica estupenda. Espero volverte a ver pronto por aki Xanxisk xD