Hola, he tenido más tiempo libre, por lo que quiero aprovecharlo para sacar esta historia de mi cabeza y descubrir como termina (por que ya tengo ideas pero aún nada concreto sobre el final, estoy muy emocionada :) ) y debo dar un enorme agradecimiento a ShadowTamerBlack que se ha convertido en una especie de guía espiritual para mi, ya que con sus comentarios he profundizado cositas del fic, lo que me ha ayudado a hacerlo cada vez mejor ^w^ muchas gracias! Y sin más preámbulo, aqui está el capítulo IV, ¡buena lectura!

Capítulo IV

Se acercaba la hora para el rendevouz con Silke en la entrada principal del castillo. Kai prefería ser puntual por lo que se adelantó cinco minutos, que le sirvieron para pensar en una nueva estrategia para conseguir que la empresa de los Jürgen aceptara el negocio de la familia Hiwatari.

Entre su caminar por los tranquilos corredores, se veía en medio de una nueva situación: Silke Jürgen. Hasta hacía un par de horas, no sabía de su existencia, y cambiaba su perspectiva completamente, ya que Robert podría haber sido más fácil de convencer, pero al no saber nada de su nuevo negociante, se veía en medio de un ligero inconveniente. Pensó que tendría cinco horas para analizarla durante el viaje hasta Moscú y poder crear una nueva jugada para obtener lo que deseaba. No debía ser difícil, ya que hasta ahora Silke parecía tener una dócil personalidad, solo tenía que intimidarla y conseguir lo que se proponía. Llegó a las puertas principales, donde un par de sirvientes abrieron la puerta para que el ruso saliera con sus pertenencias. Fue una sorpresa un poco inusual llegar antes de la hora y encontrarse la limusina lista y a Silke esperando al pie de los escalones, mientras leía un libro de cubierta roja y apariencia antigua, junto con Liesl cubriéndola con una sombrilla para evitar que el sol la molestara.

La sirvienta de Silke carraspeó un poco para que la alemana, quien había cambiado su vestuario por uno más invernal de color azul claro, notara la silenciosa presencia de Kai, a lo que al verlo cerró el libro y se dirigió a él con una tenue sonrisa.

-Eres muy puntual –

-Tenemos un negocio que hacer ¿no?- Respondió con obviedad

-Ciertamente. Vamos Liesl – La empleada entonces cerró el parasol para seguir a Silke.

La castaña se acercó hasta la limusina donde Gottfried le abrió la puerta para que ella se deslizara hasta su interior seguida por Kai, quien se introdujo para quedarse del lado derecho del asiento y Silke del izquierdo. El chofer y la maid se colocaron de piloto y copiloto y el viaje dio inicio con dirección al aeropuerto de Frankfurt. Tardaron apenas media hora en la que todo permaneció en silencio.

Al arribar a su destino, el vehículo se detuvo en un área del estacionamiento cercana a una de las puertas de ingreso. El chofer se aproximó para abrir la puerta, dejando que Kai saliera primero y ofreciendo la mano a Silke. Del porta equipaje, Gottfried sacó una maleta con ruedas y el equipaje de Kai por su parte Liesl tomó un portafolios. Cerraron el auto y Silke comenzó a caminar a la entrada seguida por el grupo. Avanzaron por la terminal aérea hasta llegar al mostrador de su aerolínea, donde Liesl solicitó los cuatro boletos que los Jürgen habían solicitado esa misma mañana para un viaje hasta Moscú, los cuales obtuvo sin problema y fueron trasladados a la sala de espera, donde el vuelo no demoraría en dar inicio al abordaje.

Hasta ahora Kai se mantenía atento ante cualquier movimiento no solo de Silke, sino de sus empleados, esta podría ser solo una táctica para intimidarlo justo como él pensaba hacer con ella. No podía confiar en ninguno de ellos y aun así, tenía que examinar sus personalidades a partir de cada diminuto gesto.

Al subir al avión, tomaron los asientos de primera clase, donde los sillones eran mucho más amplios y cómodos que en la parte posterior. Kai se encontraba en el asiento contiguo a Silke, quien se sentó cerca del pasillo para estar en comunicación más directa con su sirvienta y su chofer que tenían los asientos cruzando el corredor, dejando libre el asiento que se encontraba junto a la ventana al ruso, quien suponía se trataría de un viaje insoportable, recordaba a Hilary en los paseos que no paraba de hablar de cualquier cosa, probablemente Silke sería igual y no pararía de platicar con su sirvienta.

Todos tomaron su lugar, colocándose los cinturones y prestando atención a las indicaciones de la tripulación respecto a los pasos a seguir en caso de una emergencia. El avión despegó, y unos minutos después cuando el servicio de películas dio inicio, Kai se disponía a tomar los audífonos que le proporcionaban para escuchar algo de música y evitar el ruido de sus acompañantes, pero al buscarlos notó que la representante de Robert ya se encontraba entretenida con el mismo libro que había sacado de su bolso personal. Eso era un alivio, ya que él no tendría que fingir que escuchaba música, por lo que dejó los audífonos donde estaban y se dedicó a mirar las nubes por su ventanilla.

El viaje sería de aproximadamente cuatro horas, durante las cuales, Gottfried solo se colocó un antifaz para dormir, Liesl se entretuvo viendo la película que proyectaban y Silke solo hojeaba en completo silencio su libro desgastado. Las únicas palabras que la chica emitió fueron para solicitar una bebida que la azafata les ofrecía y para darle las gracias.

El vuelo no estuvo tan mal como Kai esperaba, y el avión comenzaba a descender en territorio ruso, para llegar hasta el Aeropuerto Internacional de Muscú-Domodédovo. El avión aterrizó sin contratiempos a pesar de que se veía algo de nieve adornando los árboles solo en la parte superior. El grupo de primera clase en el que ellos se encontraban fue el primero en bajar de la aeronave, y tras pasar la odiosa área de migración en la que Kai se vio exento debido a su doble nacionalidad, se dirigieron hasta una de las salidas, donde una nueva limusina de color plata los esperaba. Gottfried abrió la puerta para que sus pasajeros subieran, guardó el equipaje y se dirigió hasta donde el GPS le indicaba que era la dirección de las oficinas Hiwatari, todo ese conocimiento sin duda era gracias a la coordinación de Gustav que lo había arreglado todo para el viaje de su ama.

Transcurrieron cerca de unos cuarenta minutos hasta que se vieron recibidos por una ligera nevada al atravesar la ciudad pasando a un costado de la Plaza Roja. Llegaron hasta algunas calles con pequeños y medianos edificios, donde al final se hacía notar uno en particular que era de mayor altura comparado con el resto. La limusina se dirigió hasta el acceso de dicha estructura, donde el portero se aproximó para conversar el chofer, y una vez que se confirmó la cita, pudieron ingresar. Esta vez fueron los sirvientes del abuelo de Kai quienes se aproximaron a abrir la puerta del auto para dejar salir al joven Hiwatari, dándole la bienvenida, a lo que Kai no respondió y se dirigió hasta la entrada, siendo esta vez seguido por Silke y Liesl, quien había vuelto a abrir la sombrilla para proteger a su joven dama de los traviesos copos de nieve.

Ingresaron a las oficinas, dejando a Gottfried dentro de la limusina, puesto que el asunto no demoraría demasiado. Atravesaron el moderno lobby, donde una secretaria dio las buenas tardes en ruso, y les indicó que el Señor Hiwatari los esperaba en su despacho.

Las puertas automáticas de cristal que estaban al frente se abrieron y pasaron a un gran vestíbulo que conducía hacia distintas salas, pero Kai siguió caminando hacia el frente donde se encontraba un elevador, el cual se abrió para dejarlos subir, y de manera automática, los llevó quince pisos arriba, a la última planta.

Al terminar el ascenso, las puertas se abrieron donde un hombre de saco y corbata negra con gafas oscuras y un radio en su oreja derecha se apartó para dejar pasar al joven Hiwatari y a sus posibles socios. El espacio era iluminado con plafones luminosos tenues, los muros color verde botella, con una alfombra de fibras doradas algo opacada por el paso de los años, y en el centro, se encontraba una mesa ovalada de cristal, donde en uno de los extremos de la elipse se encontraba sentado el mismísimo Voltaire con un gran ventanal detrás suyo, lo que le daba una apariencia un tanto lúgubre. La puerta del ascensor se cerró tras ellos y él guardaespaldas personal del señor Hiwatari se colocó protegiendo la única salida de la habitación.

Liesl se aproximó un paso delante de la hermana de Robert para realizar la presentación.

-Permítame presentarle a Silke Jürgen, hija de Dagobert Jürgen y Antje Von Kleist –

La alemana tomó las puntas de su vestido y flexionó un poco las rodillas haciendo una reverencia estilo antiguo, tras lo cual se puso nuevamente de pie para hablar.

- Es un verdadero honor conocerlo Señor Voltaire Hiwatari, vengo en nombre de mi hermano Robert Jürgen para atender el asunto que el joven Kai Hiwatari ha convocado – Dijo con un tono muy respetuoso ante el viejo empresario, quien parecía indiferente ante tal introducción.

- ¿Silke? Hmm, esperábamos a un hombre para tratar un negocio tan importante, pero supongo que el campeonato de beyblade es mucho más trascendental y tú eras el último recurso de Robert.- Dijo de una forma un tanto burlona.

-En lo absoluto Señor Hiwatari, si Robert me envió fue porque soy su primera opción, por lo que le pido tiempo para conocer mi verdadero potencial – Respondió la joven sin perder la compostura ante el evidente desprecio.

-Eso está por verse, así que por favor señorita, póngase cómoda y no nos haga perder el tiempo – Dijo el anciano mientras observaba a la chica tomar el asiento que él le indicaba con su mano izquierda, un metro a su lado, mientras que a su nieto, había tomado el sitio a su derecha. Sus manos arrugadas se entrelazaron y una mirada maliciosa brilló en sus oscuros ojos.

-Le agradezco su tiempo Señor Hiwatari -

Silke por su parte se mantenía tranquila, y lo demostraba al abrir el maletín que su acompañante colocó sobre la mesa para sacar los documentos pertinentes a su negocio.

-El joven Hiwatari nos informó a cerca de un proyecto en el que sus compañías la "Corporación Biovolt" y "Empresas Hiwatari", deseaban unirse con "Tecnologías Jürgen", además de participar en conjunto en un tratado internacional mercantil. Como representante de mi familia, me gustaría conocer el alcance final de este propósito.- Dijo con seriedad.

-El proyecto implica la vanguardia armamentista de nuestra sede japonesa y las ciencias aplicadas en el campo de la genética rusa, para realizar prótesis que puedan adecuarse a cualquier extremidad discapacitada o perdida por la razón que fuese, desde un soldado, un atleta o un beyluchador. Pero necesitamos microchips de alta tecnología para operar física, biológica y electrónicamente nuestros productos – Concretó el anciano

-Muy bien, así que será con fines médicos. Nosotros somos líderes en microchips dentro del mercado alemán – Silke tomó una carpeta forrada en piel color vino y se la dio a Liesl quien se aproximó hasta donde Voltaire y la puso frente a él para que pudiera revisarla – Este es nuestro catálogo actual, podría sugerir el modelo JMC-12.3, ya se ha probado en tareas complejas como brazos robóticos para ensamblaje en marcas de lujosos autos deportivos; aunque si usted desea un microchip más exclusivo, podemos diseñarle el JMC-13, el cual ya se encuentra en desarrollo, y puedo garantizarle que cumplirá con todas sus expectativas. – Ofreció la chica sin titubear.

Voltaire sonrió y pasó la carpeta a su nieto. Silke parecía conocer lo que estaba vendiendo, pero parte del trato sería negociar su unión mercantil, la cual dejaría en manos del Hiwatari más joven, para probar la destreza del muchacho.

-Kai, ¿qué opinas a cerca de lo que nos ofrece la señorita? – Cuestionó a su cómplice quien leía los datos del JMC-12.3.

- Ella nos ofrecerá un producto nuevo pero que aún no ha sido probado, aunque al unificar nuestras empresas, no podrá quedarnos mal. – respondió Kai a su abuelo.

- Disculpe joven Hiwatari - interrumpió abruptamente ante las últimas palabras - nuestra tecnología está abierta a cualquiera que pueda pagar por ella, pero ¿qué les hace pensar que merecen ser nuestros socios? – Cuestionó Silke algo ambigua.

- Sabemos que ustedes han estado tratando de introducir sus productos a Japón sin éxito, al ser ustedes extranjeros, hay demasiados estatutos del gobierno japonés que no han podido satisfacer, y que teniendo un socio local, podrían conseguirlo, así que no necesita fingir su desinterés en esta propuesta – Observó Kai.

- De acuerdo, no lo voy a negar. Sin embargo, en la Unión Europea también tenemos algunos colaboradores que nos han confirmado los intereses de las compañías bajo su nombre en introducir sus servicios, lo que nos deja parejos en este punto, exceptuando una cosa; como Robert te comentaba, ahora mismo nos encontramos en medio de una transacción con un laboratorio americano, así que si ustedes quieren firmar con nosotros, tendrán que proponer una muy buena oferta – Respondió con sinceridad la germana.

-Señorita, disculpe mi pregunta pero ¿usted donde encontrará dos empresas que además de ser un puente mercantil utilicen su tecnología?- Respondió Kai en un tono ligeramente amenazante, para hacer reconsiderar a Silke.

-Tal vez tenga razón joven Hiwatari, pero le aseguro que ninguna otra empresa europea le dará total acceso a ese continente si no somos nosotros, lo que nos tiene en este dilema. – Silke suspiró algo pensativa, lista para proponer una solución - Si nos convertimos en socios, deberá ser por lazos mucho más fuertes que una simple venta de nuestros productos, sería mejor quizá si nos aliamos totalmente en el proyecto médico que tienen en mente y en el tratado comercial, de esta manera, ambos obtendremos un porcentaje justo y nos mantendremos unidos. – Manifestó a su vez.

El viejo Voltaire Hiwatari miraba de un lado a otro la negociación por parte de ambos herederos, sorprendiéndose a sí mismo de lo bien que sabían comerciar bajo presión mutua. El silencio cesó cuando el joven habló tras encontrarle sentido a lo que la chica acababa de formular.

-El porcentaje será 60% para las empresas de la familia Hiwatari y un 40% para la familia Jürgens, lo que es un trato más que justo, dado que nosotros poseemos dos empresas, lo que significaría que cada una de ellas tendría solo un 30% y la suya posee un 40. – Señaló firmemente el bicolor.

Silke abrió los ojos expresando sorpresa ante tales cifras.

-Bueno, me alegra que al fin nos hayamos puesto de acuerdo en algo, aunque respecto a la cifra, yo más bien pensaba 45 para ustedes y el resto para nosotros. – Confesó con tranquilidad, quizá el joven Kai se había confundido en los porcentajes.

- Será 60% para los Hiwatari y es nuestra oferta final – Dijo con firmeza.

Silke sonrió y cerró tranquilamente la maleta. – Es una pena, de todas formas, agradecemos la invitación, le informaré a Robert de todo lo que aconteció y si aún están interesados, podemos venderles el JMC-13. – La castaña se puso de pie y entregó a Liesl el maletín. – Señor Hiwatari, joven Hiwatari, gracias por todo, nos retiramos entonces. –

Silke se despidió con un gesto colocando su mano sobre su pecho y dio media vuelta para salir por el ascensor. El agente de seguridad de Voltaire no se movió, intentando intimidar a las dos mujeres, a lo que la negociante solo le sonrió aproximándose hasta el botón del elevador.

-Discúlpeme – Dijo con ingenuidad, a lo que el hombre no tuvo opción más que permitirles el paso cuando el transporte vertical llegó. Kai no se dignó a mirarlas, sin embargo Voltaire solo sonrió con la mirada tras verlas desaparecer detrás de las puertas.

-¿En serio dejarás ir esa magnífica oferta de tus manos? – Preguntó Voltaire en un tono algo cómico.

-Ella volverá al final para decirnos que acepta. – Dijo cortante Kai.

-Tal vez no lo sepas, pero el mejor modo de cerrar un trato es unos instantes después de que la junta ha terminado. Ahora mismo esa elegante señorita está pensando lo que le dijiste, por lo que es vulnerable, y obtener el cierre del trato es mucho más sencillo, además se nota que es una novata, conoce las palabras técnicas pero no sabe cómo hacer un trato –

Kai solo gruño a modo de negación ante la propuesta de su abuelo.

-… Pensé que eras más valiente, pero le temes a esa jovencita que solo sabe de buenos modales, creo que yo debería de ir a cerrar el trato, por que como lo suponía, aún no estás listo para tomar las riendas de esta empresa. – Dijo con un aire de decepción.

Kai se levantó de golpe haciendo ruido con sus palmas sobre la mesa de roble antes de que Voltaire pudiera dar si quiera un paso fuera de su escritorio.

-Si consigo cerrar el trato dejarás de aburrir con esto – Mencionó Kai muy molesto, quien ya se encontraba fastidiado de todas esas lecciones que su abuelo le obligaba a tomar y de las cuales sabía muy bien que había aprendido absolutamente todo.

-Adelante, demuéstrame que puedes ser el presidente de ambas compañías. – animó Voltaire.

El beyluchador salió por el elevador sin mirar atrás, pues estaba seguro de que conseguiría que Voltaire le dejara en paz si obtenía el contrato con los Jürgen, Silke no iba a arruinar todo por lo que él había trabajado. Rápidamente llegó al primer piso y adelantó el paso para alcanzarlas, lo que no fue difícil, debido a que ambas caminaban con total tranquilidad por el vestíbulo.

-¡Silke! – Exclamó Kai esperando detener el paso de las alemanas.

-¿Ya has recapacitado? – preguntó la germana volviéndose para encontrarse con el ruso.

-Eres tú la que necesita recapacitar. – Dijo con seguridad.

Silke suspiró cerrando los ojos, y tras una pausa respondió - …Parece que no podremos llegar a un acuerdo de la forma tradicional – se lamentó y entonces dirigió una mirada a su acompañante, quien asintió con la cabeza, y sujetó la sombrilla de una forma extraña para desarmarla y entregarle a la castaña únicamente el soporte del objeto, que tenía dos puntas en forma de diamantes, tras ello se adelantó hacia la salida con los documentos dejando a ambos herederos solos.

Kai se extrañó por aquel comportamiento pero no se dejó intimidar ante aquella nueva estrategia. Por su parte, Silke abrió su bolso personal y comenzó a buscar algo mientras se dirigía hacia el beyluchador.

- ¿Estarías de acuerdo si resolvemos esto a tu manera? – Kai la miró seriamente, ya que no estaba seguro de a qué se refería, hasta que vio como de la bolsa de la chica emergía su mano con un objeto conocido para él.

-¿Un blade? – se sorprendió al ver el pequeño objeto azul aguamarina en la mano de la elegante aristócrata.

-¿Qué dices? Si tú ganas, tus empresas quedarán 60% como dijiste en un principio, pero si no es así, los Jürgen obtendrán dicho porcentaje – Planteó con seriedad, mientras sacaba de entre la ropa que cubría su cuello una cadena con un peculiar dije para colocarlo en la corona del trompo.

Kai solo soltó una carcajada, para luego solo mirar con aire ridículo a la alemana que esperaba su respuesta.

-No gracias, no quisiera destruir el beyblade de una chica, soy un caballero aunque no lo parezca. – Respondió con sarcasmo y total confianza en sí mismo.

-Dejemos los formalismos para este juego en el que solo dos oponentes se desafían a ver quién es el último que queda girando, además si eres tan bueno como dicen, no tienes nada que temer. –

-Está bien – dijo cruzando una sonrisa malévola por todo su rostro mientras sacaba su lanzador y a un espléndido Dranzer de color azul rey. – Aunque insisto en que deberías pensarlo mejor y aceptar mi oferta desde ahora, pues te advierto que no soy nada benévolo en el juego.-

-No te preocupes, no sería justo si lo fueras. – Silke sostuvo la vara de metal con una mano y presionó un botón casi invisible, lo que consiguió que el soporte principal de la sombrilla se convirtiera en una lanza, en la cual, en la parte superior colocó el beyblade.

Kai sonrió un poco satírico, parecía que la chica que tenía en frente intentaba aparentar ser ruda como Robert y el resto de los Majestics.

-"Esto resultará demasiado fácil" – pensaba Kai, todo el asunto estaba en bandeja de plata, solo tenía que tomarlo - Entonces… 3… 2… 1… ¡LET IT RIP! – exclamó el ruso.

Silke dio un par de vueltas a la lanza que tenía entre las manos y clavó la punta directamente en el suelo de madera, consiguiendo que su blade saliera revolucionando contra el Dranzer de Kai.

Silke comenzaba a perseguir a Kai sin tener éxito en acortar la distancia con Dranzer. Por su parte el ex capitán de los Blade Brakers solo estaba comprobando que en efecto ella no tenía las mismas habilidades que Robert o el resto del equipo europeo, así que no era necesario darle más vueltas al asunto, por lo que Kai comenzó la ofensiva contra su rival, golpeando duramente al blade aguamarina haciéndolo retroceder dentro del vestíbulo, tal parecía que la batalla no iba a durar más allá de unos cuantos segundos, por lo que confiado en su victoria Kai se cruzó de brazos sonriendo, había conseguido el trato a su favor y Voltaire por fin lo dejaría de presionar.

-¿Es lo mejor que puedes hacer? Si me hubieras propuesto esto desde un principio me hubieras ahorrado tiempo – Dijo un sereno Kai.

-No sabía que te estaba aburriendo… - comentó tranquilamente - Creo que es hora de que conozcas al feroz rey de los dragones, ¡Gekiryu sal de ahí!- Ordenó Silke.

Del beyblade de la joven apareció una cegadora luz en su centro, revelando un enorme espíritu con un cuerpo similar al de una serpiente marina, donde su cabeza era coronada por tres aletas que enmarcaban un amenazante y largo hocico, debajo de un penetrante par de ojos. Su cuerpo alargado se encontraba cubierto de relucientes escamas con apariencia similar al metal y su cola terminaba en una poderosa aleta caudal; la bestia bit de inmediato atacó el blade de tono más oscuro, consiguiendo que retrocediera varios metros y perdiera el balance por unos instantes.

Kai se inmutó. No sabía si era por que dudaba mucho que la chica tuviera una bestia bit, o era el tamaño de semejante espíritu sagrado lo que lo ocasionaba. Recordó el tamaño sobrenatural del Griffolyon de Robert, pero este dragón duplicaba por mucho sus dimensione, inundando con su largo cuerpo el vestíbulo. Cuando Gekiryu golpeó a Dranzer con mayor fuerza sacándolo de balance, volvió a prestar atención. No importaba el tamaño de su bestia bit, el ya haba superado grandes pruebas como Ray, Max, Brooklyn, incluso su poder se acercaba mucho al de Tyson, era imposible perder contra ella.

-Traté de ser cortés contigo, pero no me dejas opción - replicó enfadado poniéndose totalmente serio. - ¡Vamos Dranzer! ¡Acábalo! – Era impensable que una aficionada se atreviera a jugar con la idea de derrotarlo en su propia empresa, y en su propio juego.

Del blade de Kai entonces emergió una hermosa ave color roja, cuyo plumaje desprendía chispas ardientes que iluminaban todo el vestíbulo del color del fuego más puro que pudiera existir. Toda la habitación se tornó tan caliente como el interior de un fogón, y fue entonces cuando ambas bestias bit pudieron verse cara a cara. Gekiryu solo gruñía ante el fénix que abría su envergadura de forma peligrosa, hasta que Kai dio la orden de atacar, lo que pudo verse como su blade chocaba y rebotaba volviendo a su sitio sin siquiera mover el de Silke de su lugar.

-¿Pero qué tipo de defensa es esa? – Se cuestionó el ruso mirando en dirección de la alemana a quien notó muy animada.

-Gekiryu es una de las bestias bit más antiguas de este planeta, sabe defenderse bien de cualquier elemento– Respondió Silke con una sonrisa al ver la sorpresa de Kai.

-Eso no importa, vamos a devolver a ese monstruo al olvido ¡Dranzer! ¡Blazing Gigs! –

Dranzer se lanzó contra Gekiryu a toda velocidad envuelto en una espiral de fuego, intentando atravesar su defensa, sin embargo Silke y su bestia bit se encontraban esperando que el fénix se acercara lo suficiente.

-¡Gekiryu atrápalo! – se dirigió Silke a su dragón, que retorció su cuerpo para envolver a la bestia de fuego de Kai y contenerla hasta que la batalla se detuviera, apretando cada vez más su emplumado cuerpo con sus escamas de acero, mientras tanto el blade de Kai comenzaba a tambalearse.

-¡Dranzer!¡ ¿ que haces?! – Gritó Kai en una desesperada maniobra por liberar a su bestia bit que se encontraba indefensa sin poder abrir sus alas para alejarse del monstruo marino.

-¡Gekiryu! ¡Termínalo ya! – Se dirigió Silke a su bestia bit que asintió mientras Dranzer intentaba inútilmente de zafarse de su trampa.

Esto ocasionó que el dragón apretara con mayor fuerza al fénix haciéndolo desaparecer en cuestión de segundos, lo que se manifestó en un duro ataque al blade de Kai el cual salió volando del piso del vestíbulo, hasta estrellarse contra una pared detrás de su dueño, quedando incrustado en ella. Solo el beyblade de Silke permaneció girando, hasta que su dueña llamó a Gekiryu de vuelta, consiguiendo que la gran deidad desapareciera y que su blade saltara hasta un altura apropiada para atraparlo con su mano, deteniéndose con suavidad.

El duelo había terminado. Kai se encontraba demasiado ensimismado para decir cualquier cosa, al contrario de Silke, quien se limitó a guardar su blade en su bolsa nuevamente, y cerrar la lanza hasta su forma original poco amenazante.

-Los Jürgen aceptan su oferta del 60% de las ganancias con este trato, y desde luego que sus dos empresas podrán pasar libremente por Europa a través de nosotros, enviaré los documentos por fax cuando llegue a Alemania – Silke volvió a tomar su tono cálido pero serio, tomó ambas puntas de su vestido y realizó una mínima reverencia ante su ahora "socio". – Fue un placer hacer negocios con usted, supongo que nos veremos muy pronto en el torneo. Wiedersehen – Se despidió la chica en alemán, dándose la vuelta y saliendo por la puerta automática, donde la secretaria se encontraba un poco asustada.

Kai solo se quedó estático viendo a su contrincante salir victoriosa, apretando sus puños, había perdido, ella no había tenido problemas en dominarlo, y no se suponía que fuera de esa manera. Repentinamente sintió como si le hubieran tirado un balde de agua helada a la cabeza, parece que no solo había estropeado su acuerdo de libertad. Acababa de perder el 60% de las ganancias de su empresa ante una extranjera que parecía una muñeca de porcelana, pero había resultado ser una auténtica valquiria.

Voltaire lo asesinaría.

Tras unos instantes, Kai se giró hacia la pared, para extraer a su Dranzer de la misma, lo guardó y con una mueca desagradable se dirigió nuevamente a la oficina privada de su abuelo con un paso firme y extremadamente molesto sin comprender lo que había ocurrido.


Bueno, definitivamente creo que va a arder Troya, no solo por Voltaire, recordemos que Kai suele volver más peligroso que nunca tras cada derrota, por lo que habrá que esperar para conocer su terrible venganza.

Así mismo quiero hacer una mini trivia: El beyblade Gekiryu-Oh, es canónico de la empresa Takara en Japón y Hasbro en América, si lo buscan en google con ese nombre, podrán ver a la bestia bit de Silke, ya que es un blade que se hizo para la venta de mercancía y no pertenece a ningún personaje canónico de la serie o el manga. Hay dos versiones de Gekiryu, no sé por que, una es el dragón que se describe en el fic, y la otra es un monstruo algo diferente, al que me cuesta encontrarle forma, así que no le presten atención al segundo.

Gracias por darle click a mi fic, y nos vemos en una semanita con el capítulo V.