¡Buenas noches! ¡He venido con el capítulo 11! Lamento el retraso, fue una semanita un poco pesada, pero ya todo listo para seguir con el fic. Y tengo dos saludos muy especiales, el primero para mi querida amiga ShadowTamerBlack; me alegra que te vaya gustando el desarrollo de la trama, así como las peleas entre los Majestics, la discusión de Hilary con la princesa y lo que más intriga, el nuevo jugador de los BBA Revolution, y aquí entre nos, espero seguirte sorprendiendo en cada capi, muchas gracias!. Y el otro saludo es para Sabaku no Akari, me halaga mucho que te agrade mi escritura y el OC ya que me tomó varios años convertirla en lo que es ahora, y espero que pueda evolucionar más a lo largo de la historia. De Tala no te preocupes que a partir de este capítulo comienza su actuación estelar junto con los principales. Muchas gracias por tu review, me motiva a seguirme esforzando cada vez más, espero que te agrade la continuación! Y agradezco mucho el apoyo de todos los que se toman su tiempo para leer este fic, en verdad gracias por dejarme compartirles las aventuras de mi mente.
¡Que tengan una Buena lectura! =^x^=
-Capítulo XI-
Era más de medio día en la capital rusa, sin embargo no se veía ningún rayo de sol, solo un cielo gris cubierto de nubes en quietud. El viento se encontraba al mínimo y había comenzado a nevar de forma casi imperceptible. El equipo y su acompañante esperaban que el propietario de la casona se dirigiera a ella.
Al llegar a las puertas principales, estas se abrieron dando la bienvenida al joven amo. Él, como era de esperarse, no dijo nada, solo avanzó seguido por los otros y la chica a quien de inmediato una mujer de avanzada edad y cabellera canosa se aproximó diciendo algunas cosas en ruso.
-"Bienvenida señorita, permita que llevemos su equipaje a la habitación de huéspedes".- Dijo animada la anciana.
-"Se lo agradezco mucho, mi nombre es Silke Jürgens y es un honor estar aquí con ustedes"- Respondió en un perfecto ruso que tomó por sorpresa a su socio y a su equipo, mientras uno de los sirvientes tomaba el equipaje de la chica dirigiéndola a un ala inferior de la casona.
-"Joven Kai, la habitación para sus amigos está lista."- Dijo la anciana en ruso a lo que el bicolor solo se retiró con los demás sin pronunciar una sola palabra.
Silke era guiada hasta un par de puertas blancas con adornos sobrios en los bordes. El sirviente las abrió y con la mano indicó a la chica que pasara primero, siendo acompañada por la anciana. Ambas entraron al fondo de la habitación, y tras dejar el equipaje, el empleado se retiró.
-"Señorita Jürgens, me presentaré, soy Ludmila, el ama de llaves del Señor Voltaire Hiwatari. No sabíamos de su estancia, pero si necesita cualquier cosa, estamos para servirle"- Dijo la mujer consentidora con la visitante.
-"Le agradezco mucho su gentil bienvenida, puede llamarme Silke" – Respondió con una cálida sonrisa.
-"Debe encontrarse cansada después del viaje, esta habitación tiene todas las comodidades así que esperamos tenga una estancia satisfactoria con nosotros, en un par de horas estará listo el almuerzo, una empleada la estará esperando afuera de la puerta para llevarla hasta el comedor, ¿necesita algo más?"-Indagó el ama de llaves antes de retirarse.
-"Si, disculpe, ¿el Señor Hiwatari se encuentra aquí? – Preguntó con tono serio la joven.
-"Lo lamento, él se encuentra ahora mismo en Japón atendiendo unos asuntos, volverá en un par de semanas, creí que el joven amo se lo habría informado." –
-"De hecho no le pregunté, así que no hay razón para que me lo hubiera comunicado"- Respondió con cortesía.
-"Sé que a veces el amo Kai suele ser poco expresivo, pero en el fondo tiene buenas intenciones".-
-"No hay problema, comprendo a la perfección que su actitud se ajusta a las responsabilidades que debe atender."- Concluyó la alemana.
-"Veo que no le será difícil trabajar en conjunto, me retiro para que se ponga cómoda señorita, con permiso"-
En otra parte de la Mansión, Kai ya se había retirado a su habitación, quería descansar debido a que en pocas horas tendría que revisar los contratos con Silke, además de guardar tiempo y energías para entrenar con los Blitzkrieg Boys. Esa mujer lo mantenía molesto, ya que no podía olvidarse de que su orgullo como Beyluchador y como heredero de los Hiwatari se había visto superado por una chica que no deseaba darle la revancha. Si fuera un hombre, ella entendería que debía corresponder a su rival, pero al ser del sexo opuesto, no parecía haber algo en la tierra que pudiera obligarla a cambiar de opinión, y a pesar de todo, ahora se encontraba en su casa.
El resto de los Blitzkrieg Boys se encontraban en el amplio cuarto designado para ellos, al otro lado del corredor contrario a Silke, y se veían menos silenciosos que de costumbre, al parecer solo estaban esperando encontrarse lejos de Kai y de la chica para dar sus opiniones.
-Pobre Kai, mira que tener que soportar la humillación, incluso en su propia casa… - Se mofaba Ian mientras acomodaba sus cosas en un buró.
-A propósito no lo culpo, la princesita sí que es odiosa. – Bryan se aclaró la garganta e hizo una voz chillona imitando a Silke. – "Nunca me he subido a una bicicleta".
-Te queda bien esa voz Bryan. – Criticó Spencer desde un sofá.
Tala era el único de los cuatro que se mantenía callado recostado boca arriba sobre su cama viéndolos interactuar.
-Oye Tala, porque no nos das tu opinión al respecto. – preguntó Ian.
-Creo que aún es demasiado pronto para hacer conclusiones, además, ustedes tres se están comportando igual de inmaduros que Kai con respecto a ella. - Respondió con seriedad el capitán del equipo.
-Oye, no tenías que ser tan amargado, con Kai nos basta y sobra. – respondió incómodo Bryan.
-Alguien tiene que ser el adulto en esta situación. – Obvió el pelirrojo terminando con la discusión. Sin embargo dentro de sus pensamientos sabía que debía mantenerse atento con respecto a las acciones de la invitada.
En el tiempo que transcurría antes de la hora de comer, Silke había sacado de su equipaje una carpeta gruesa, cuyo contenido eran los documentos a firmar por los Hiwatari. Todo se encontraba listo y en forma debido a que desde pequeña ella había sido educada para ser perfecta en cada aspecto que el día o la noche exigiera. Íntegro a que todo estaba en su sitio, no tuvo más que hacer por lo que volvió a sacar su antiguo libro y se sentó en un cómodo sillón en una de las esquinas de la habitación para retomar la lectura.
Pasadas las dos horas llamaron a la puerta.
-"Adelante." – Respondió Silke en ruso desde su asiento.
La puerta se abrió lentamente y una joven con el cabello color violeta y uniforme se dirigió a ella desde el pasillo.
-"Señorita, el almuerzo se encuentra listo". – Dijo respetuosamente.
-"Muchas gracias, vayamos entonces" – Respondió amablemente mientras se ponía de pie dejando el libro sobre el mueble para seguir a la mucama.
Silke y los rusos se encontraron en el pasillo, por lo que la chica les saludó con una pequeña cortesía, a lo que ellos solo la miraron indiferente y siguieron a la mucama hasta el comedor en la planta baja de la mansión.
Los invitados ingresaron al espacio cuyos muros color rojo escarlata con remates en la parte superior de madera obscura de ébano les daban la bienvenida. Un antiguo candelabro de cristal colgaba sobre el centro de la mesa de caoba en la cual había diez asientos de color oscuro. Al fondo había una gran pintura de estilo japonés con el tema de un fénix posado sobre las ramas de un árbol enmarcado en metal dorado, debajo de la cual se encontraba sentado Kai bebiendo un poco de café de una taza de porcelana a la espera del resto de sus compañeros. Ludmila ya se encontraba expectante, por lo que llamó la atención de uno de los mayordomos para que se aproximara hasta Silke.
-"Señorita, sígame por favor" – Se dirigió a ella en el idioma local, lo cual la dama aceptó sin problemas, siendo conducida hasta el asiento contiguo a Kai como lo dictaba el protocolo de presidencia inglesa, el cual establece que un huésped de especial relevancia se sitúe a la izquierda del anfitrión.
Al llegar al mencionado sitio, el mayordomo se acercó hasta la silla, alejándola lo suficiente para que Silke tomara asiento. Esto significaba un fastidio para Kai, por lo que llamó con una seña de la mano a Ludmila al tiempo que su equipo se sentaba en el lado contrario a Silke.
La anciana se aproximó hasta el amo y se inclinó un poco.
-"¿Si joven Hiwatari?" – Preguntó servicial.
-"Después hablaremos de la etiqueta en la mesa." – Le corrigió sin flaquear.
-"Como diga joven amo." – Respondió Ludmilla casi riendo ya que conocía a Kai desde que era pequeño, y podía sermonearlo tanto como quisiera.
De inmediato el ama de llaves se retiró para comenzar a enviar los platillos desde la cocina.
Nuevamente podía sentirse la tensión sobre el elegante comedor. La mirada violeta de Kai que aborrecía a Silke era ignorada por la chica quien se mantenía en excelente posición tras colocarse la servilleta sobre su regazo a la espera del almuerzo. Tala que se encontraba situado frente a Silke solo miraba a ambos rivales ya saciado de tan indiferente espectáculo al igual que sus acólitos.
Para salvar la tarde, aparecieron seis mayordomos con charolas de plata, las cuales colocaron al frente de los comensales, para luego retirar la tapa revelando una exquisita rebanada de pan blanco con una delicada capa de mantequilla y caviar negro encima, el cual resulta ser la hueva de pescado más cara del mercado, considerada un lujo y solo permisible para la gente adinerada.
En copas de cristal, les sirvieron un poco de agua con una rebanada de lima flotando y los sirvientes se retiraron para ir por el siguiente plato.
El caviar es bien sabido que no es del agrado de todo el mundo a pesar de ser un alimento tan exclusivo. Ian era uno de los que pensaba así, por lo que hizo una mueca antes de comerlo. En contraste para Spencer, ese era uno de los momentos en que valía la pena ser compañero de Kai, Bryan y Tala no se quejaban, sin embargo, no era el platillo favorito del mitad japonés pero no se podía hacer nada, después regañaría a Ludmila por haber abierto una de las latas que su abuelo tanto atesoraba. Silke por su parte lo degustó sin problema alguno con diminutas mordidas apropiadas para la ocasión.
Los platillos siguieron llegando uno tras otro con espacios de siete minutos, iniciando con una sopa borsch, seguido de shashlik de distintas carnes rojas con una guarnición de coles, hasta llegar al té negro y postre de blini.
Cuando el festín concluyó, Silke se limpió suavemente los labios con la servilleta de tela, y se atrevió a hablar llamando la atención de todos con su serena voz.
-La gastronomía de tu país es excelente, al igual que el gran trabajo que hicieron tus sirvientes, te agradezco mucho el banquete. – Correspondió al joven binacional que hacía de anfitrión aquella tarde mientras su equipo le observaba aun degustando el postre.
-Si ya terminaste de adular vayamos a los negocios. – Le respondió con tono serio poniéndose de pie.
La expresión de Silke se mantuvo amable como siempre a pesar de lo descortés que sonaba el ruso ya que ella no perdía su elegancia, no importaba que tan rudo la tratase, lo que solo conseguía enfadarlo más. La chica colocó finamente la servilleta sobre la mesa y se puso de pié sin esperar a que el mayordomo que la atendía pudiera auxiliarla en la tarea.
-Ciertamente. Vayamos entonces. Buen provecho caballeros. – Se dirigió con tranquilidad a Tala, Bryan, Ian y Spencer mientras Kai salía del comedor seguido de cerca por la alemana quien le dirigió unas palabras en ruso a la mucama que les había abierto la puerta para que abandonaran el salón. –"Por favor, ¿sería usted tan amable de traerme la carpeta de piel que dejé sobre el tocador?" – A lo que la mucama asintió y se dirigió a paso veloz hasta la alcoba que le habían concedido a la invitada.
Las puertas se cerraron tras ellos, por lo que los Blitzkrieg Boys se mantuvieron en silencio por algunos segundos antes de que Bryan comenzara a reír golpeando firmemente la mesa con el puño.
-¡Lo juro! ¡No me había divertido tanto en años! – Se expresó el segundo ruso más alto casi con una lágrima en el ojo. –Por un instante creí que Kai usaría el cuchillo del shashlik contra ella… solo veía sus ojos sobre el cuchillo y luego sobre Silke… fue como ver a un gato frente a la jaula abierta de un canario, ¡demasiada tentación! -
-La que me impresiona es la chica, no sé si es demasiado tonta o muy astuta para notar las indirectas de Kai, pero sabe dónde está su orgullo. – Opinó Ian con una sonrisa maliciosa comiéndose el último pedazo de su crepa rusa.
-Supongo que ella sólo tiene buenos modales y por eso no le contesta como se merece. – Comentó Spencer bebiendo de su té.
-Esto comienza a enfermarme. – Señaló Tala con una voz apagada frente a sus camaradas quienes se helaron ante el tono de su líder, el único que se mantenía serio. – Este asunto sólo nos está quitando tiempo, así que mejor olvídenlo y comencemos a entrenar, aún falta decidir quién de ustedes tres se integrará a la batalla por equipos para desarrollar una estrategia adecuada. – Recordó Tala en medio de la anarquía.
Los tres jóvenes volvieron a la realidad con las palabras de su capitán. El ver a Kai en una situación complicada en la que él no tenía el control era algo nuevo para todos, y una ironía de la vida verlo tan molesto por algo insignificante, sin embargo, había un torneo que ganar. En la primera noche habían tenido una buena actuación contra el equipo veterano y ni hablar sobre los novatos, sin embargo, cabía la posibilidad de que en la segunda noche resultaran sorteados con los Majestics o los BBA Revolution, por lo que tendrían que comenzar a diseñar una estrategia para cualquier caso.
-Lo siento Tala, empezaremos en seguida. – Dijo Bryan asumiendo su responsabilidad con respecto a su comportamiento anterior.
-Para empezar debemos llevar al extremo nuestras habilidades o podría pasarnos lo mismo que a Spencer – Observó Ian, a lo que el rubio asintió algo incómodo recordando la forma en la que fue derrotado cuando el poder de Seaborg se le salió de control.
-Así está mejor. – Les reconoció Tala mientras esperaba que su pareja volviera a concentrarse como era debido; el tenerlo distraído con una tonta venganza no ayudaría en un duelo por equipos.
La biblioteca de la mansión Hiwatari era un cálido salón con algunas cabezas de alce empotradas en la pared, un emblemático jarrón de apariencia babilónica y una pareja de espadas sobre el muro de la chimenea que se encontraba encendida, en el centro una elegante alfombra estilo persa, y más alejado estaba el escritorio principal donde se encontraban un par de sillones ejecutivos delante de un amplio ventanal que se topaba por encima de la planicie en la cual Kai solía entrenar, era posible ver a una gran distancia en días despejados y soleados, sin embargo la ligera nevada que los recibió al llegar se había transformado en una tormenta grisácea donde los copos de nieve se arremolinaban en todas direcciones, los pronósticos del tiempo habían acertado esta vez, lo que no le preocupaba a Silke ya que pensaba hacer el largo viaje en tren hasta Letonia y tomar un barco con destino a Estocolmo donde los Jürgen tenían sus industrias. Silke se sentó en la silla más sencilla frente a Kai y abrió la carpeta que la mucama le había llevado, donde se encontraban los contratos, los cuales dispuso en la cubierta de granito de la mesa.
-Me gustaría que revisaras los documentos de la transacción, si hay algún error o algo no está claro, te ruego me lo informes.- Respondió la chica colocando sus manos sobre su regazo con serenidad.
A pesar de que detestaba como había resultado el acuerdo, sostuvo el contrato y se puso de pie para leerlo cerca de la luz ámbar que la chimenea proporcionaba. El silencio era casi sepulcral a excepción de las llamas que crepitaban levemente con temor de molestar al amo de aquella casona. Kai se tomó su tiempo leyendo cada párrafo, hojeaba de vez en cuando y tragaba un poco de saliva al llegar a las partes donde se mencionaban grandes cantidades de efectivo las cuales calculó rápidamente para cerciorarse de que estuviesen dentro de los parámetros; a la espera, Silke solo dirigía su vista a la interminable ventisca que dificultaba la visibilidad a pocos metros del observador.
Finalmente después de unos veinte minutos, el heredero devolvió los papeles a la mesa.
-Todo está en orden.- Concluyó mirando en dirección al fuego. Silke permaneció callada mirando al bicolor quien tras unos instantes dirigió su mirada hacia ella. – Pero Voltaire ya no tendrá ningún cargo en el convenio, así que necesito que los documentos estén a mi nombre.- Exigió el ruso.
-Ya lo suponía, tu ama de llaves me dijo que el Señor Voltaire no se encontraba aquí, tenía pocas esperanzas de que llegara pero aun así él es el dueño predilecto de la compañía. – Comentó atando cabos.
-Hubo un cambio de planes. Yo tomaré toda la responsabilidad.- Respondió cortante.
-Muy bien. Tendré que estipular una nueva cláusula en la que no quedarán dudas acerca de tu jurisdicción sobre este trato. - Pausó sin indagar en el asunto. – Dicho esto, retiraré el nombre de tu abuelo, aunque respecto a esa cláusula, requeriremos su firma donde acepta que te cede sus derechos, por lo tanto esto ya no se nos ofrece. – Dijo tranquilamente poniéndose de pie, tomaba el contrato y se acercaba al fuego, colocando en él los papeles que pronto comenzaron a verse devorados por las lenguas de fuego. – En un par de horas tendré listos los documentos nuevamente, podrás firmarlos y me retiraré mañana mismo en tren a la fábrica para dar inicio a la producción lo antes posible. -
-Que así sea. – Dijo algo inconforme el ruso observando la ventana. Silke levantó la carpeta de cuero y para retirarse por la puerta sin hacer ruido en dirección a su alcoba.
Cuando la chica salió, Ludmila que aguardaba afuera, entró a la biblioteca para notificar si algo se le ofrecía al beyluchador.
"Amo Kai, ¿necesita algo?"- Preguntó tan servicial como siempre la anciana.
-"¿Dónde están los otros?" – Inquirió gruñón sin dejar de ver el clima exterior.
-"Se encuentran en el salón de juegos practicando." – Respondió de inmediato.
-"Trae a Tala." – Ordenó agudizando la mirada en dirección al exterior.
-"Como diga amo Kai." – Concluyó antes de retirarse para realizar el encargo del bicolor.
Nuevamente se quedó solo, así que metió la mano a su bolsillo sacando su blade azul con el reluciente bit de Dranzer. La sagrada bestia bit se encontraba ansiosa de luchar nuevamente contra Gekiryu, pero por ahora tendría que conformarse con el lobo.
Silke llegó hasta su habitación, inmediatamente sacó de su maleta roja una delgada laptop la cual pesaba pocos kilos y la colocó sobre el fino escritorio de madera blanca para volver a buscar entre su equipaje y obtener una delgada impresora portátil. Definitivamente Silke era una persona precavida, así que era imposible que algún impedimento estropeara su organizada labor.
La chica comenzó a conectar ambos aparatos siendo interrumpida por el sonido de ligeros golpes sobre la puerta.
-"Adelante" – Respondió con suavidad mientras se incorporaba para recibir a quien la buscaba.
La puerta se abrió revelando a Ludmila quien traía una bandeja de plata con una tetera del mismo material, una pequeña taza de cristal y un elegante plato con distintas galletas para la refinada dama. El ama de llaves ingresó y se aproximó hasta la alemana.
-"Sé que se encuentra trabajando, así que le traje té con algunos dulces" – Informó la anciana de buena intención.
-"Ludmila, es usted muy amable, le agradezco mucho el gesto, ya que el frío comienza a sentirse y un té me vendría muy bien en especial con esos deliciosos biscochos." – Agradeció sonriéndole cuando la mujer colocaba la bandeja en una mesita inferior al costado del escritorio.
-"Que lo disfrute señorita, si requiere algo más puede levantar el teléfono y marcar el número cero." – Comunicó a la chica antes de retirarse nuevamente.
-"Lo haré, muchas gracias." – Indicó Silke antes de encender la máquina y ponerse cómoda tomando una galleta con un adorno de mermelada en el centro.
Cuando estuvo segura de que Ludmila no volvería, levantó su manga izquierda, donde llevaba consigo una costosa pulsera a base de delicadas cadenas de oro con algunas incrustaciones de diminutos rubíes sobre una laminilla de oro sólido. Cuidadosamente la retiró de su mano, y la acercó a su computadora portátil, embonándola en uno de los puertos USB del aparato.
Enseguida la pantalla se tornó de un color negro, y en la parte superior izquierda un "guión bajo" parpadeaba. Silke procedió a escribir un largo código que solo ella conocía, luego de presionar la tecla "Enter", la pantalla se puso negra nuevamente y tuvo que repetir el procedimiento dos veces más con contraseñas distintas pero igual de largas. Un programa comenzó a ejecutarse de inmediato y el escudo de los Jürgen coronado por Griffolyon se mantuvo por algunos segundos hasta que el archivo del contrato hizo su aparición.
Silke se dedicó entonces a borrar en todas las hojas que lo solicitaban el nombre y la firma de Voltaire Hiwatari, para proceder a redactar la importante cláusula donde Kai Hiwatari quedaba como el único responsable de todo el negocio a efectuar.
A las afueras de la mansión, la pareja semi-finalista se encontraba colina abajo, a un par de kilómetros en medio de la violenta ventisca practicando en base a lo aprendido el día anterior sobre su duelo contra los chinos. A pesar de que el clima se encontraba a nada de convertirse en una tormenta congelante, los dos beyluchadores la encontraban adecuada para llevar una batalla en la que nada se atreviera a interrumpirlos.
-¡Dranzer! – Exclamó Kai llamando a su ardiente bestia bit al helado campo de batalla.
-¡Wolborg! – Gritó Tala enseguida, invocando al canino alado.
Ambos beyblades chocaban el uno contra el otro, generando un remolino de nieve que comenzaba a crecer y a elevarse cada vez más. Aparentemente el escenario era lo que más disfrutaban los dos, porque elevaba un poco la dificultad y les daba oportunidad de engañar a su rival con la nieve y el viento moviéndose incontrolablemente, unas veces a su favor y otras veces en su contra.
Dranzer lanzaba cual balas sus ardientes plumas rojas, pero Wolborg se encontraba como pez en el agua, por lo que no se le dificultaba esquivarlas. Repentinamente Tala hizo una maniobra que tomó por sorpresa a Kai, consiguiendo sacarlo de balance por un instante.
-¿Qué te pasa? – Demandó el líder de los Blitzkrieg Boys.
-¿De qué hablas? – Le respondió agresivo mientras se recuperaba y devolvía el fuerte golpe consiguiendo que Wolborg se alejara un poco de su terreno.
-No estás concentrado, no pudiste leer ese movimiento. – Le regañó el pelirrojo.
Kai no dijo nada, así que respondió por medio de los violentos ataques de su blade azul, arremetiendo una y otra vez contra el lobo, quien comenzó a igualar su ritmo hasta conseguir estar parejos nuevamente.
-Mucho mejor, más vale que no te distraigas en el torneo. – Continuó picando en la herida del orgullo.
-¡¿Vas a seguir hablando?! – Reclamó Kai. – Porque hasta ahora no has peleado con todo lo que tienes.- Señaló molesto tratando de ignorar que en poco tiempo tendría que colocar una firma suya en un contrato que se le había ido de las manos.
-Tu tampoco, tu falta de seriedad en este juego me está cansando. – Dijo Tala sensatamente.
-¡Entonces a ver si puedes controlar esto! – Exclamó determinado a derrotar a Tala con un solo golpe.
-¡Vamos Wolborg! ¡Acaba con él! – Reaccionó el amo del lobo automáticamente.
Los contrincantes consiguieron expulsar todo el poder que sus bestias bit contenían, creando una cortina circular de aire que alejaba con gran fuerza los copos de nieve y la niebla que los acosaba, limpiando la atmósfera en el campo de batalla.
Ambos blades habían chocado y ninguno cedía un centímetro de terreno. Era impresionante ver como habían mejorado el manejo de sus nuevos beyblades, algo que Ian, Bryan y Spencer aún no conseguían lograr en su totalidad.
Habían pasado algunos minutos midiendo sus fuerzas, donde aún no podía notarse quién de los dos saldría victorioso. Los dos rusos estaban concentrados en sus blades, cualquiera que se distrajera podría significar su derrota, sin embargo los agudos reflejos de ambos lograron percibir al mismo tiempo como un objeto desconocido se aproximaba a toda velocidad hasta ellos desde la dirección contraria a la mansión.
De inmediato sus blades se separaron prestando atención a lo que acontecía.
-¿Es un…? – Se cuestionó Tala extrañado al ver como un beyblade negro giraba unos metros delante de ellos.
Kai frunció el ceño y apretó su puño derecho fuertemente. –Silke… - Pronunció llamando la atención de Tala.
-¿Qué dices? – Preguntó Tala sin comprender nada.
Repentinamente el blade se dirigió a toda velocidad contra Wolborg rebotando al chocar con él, llegando lejos de Tala quien pudo distinguir fácilmente que ese blade negro era de una fuerza inferior.
-¿Pero qué demonios es esto? – Dijo casi en tono de burla cuando otro blade le golpeó por detrás. – ¡Maldición! – Exclamó al notar que eran más de uno.
-¡Ahí vienen! – Le comunicó Kai poniéndose en posición defensiva, listo para contraatacar cuando los tuviera a la distancia apropiada.
De entre la espesa niebla apareció un pequeño batallón de blades negros acompañado de un sonido similar a un chirrido que apenas y se distinguía entre el silbido del viento.
Los blades se dividieron en dos grupos y procedieron a atacar a cada beyluchador. Tala usaba los ataques congelantes de Wolborg al mismo tiempo que Kai lanzaba fuego con Dranzer, sin embargo los blades eran bastante resistentes a diferencia de la escasa fuerza que tenían.
Silke llevaba cerca de una hora redactando una hoja completa donde el Señor Voltaire debía firmar en la parte inferior cediendo todos los movimientos a su nieto y heredero solo por esa única ocasión. La alemana releyó nuevamente toda la cláusula mientras estiraba sus brazos hacia el techo para descansar un poco su espalda, cuando una pequeña bandera roja sobresalió en la esquina inferior derecha del documento digital. Esto llamó su atención, ya que en cuestión de segundos su documento se cerró y al dar "click" sobre la pequeña señal se desplegó un mensaje que decía en alemán: "Intrusos en el sistema".
Silke alzó la ceja derecha y sintió como si le hubieran tirado un balde de agua helada encima.
- No lo creo, no sería capaz de llegar a tanto… - Dijo para sí misma incrédula pero molesta por lo que no quería pensar.
Le tomó cerca de un minuto tomar la decisión, así que retiró la USB y se la volvió a colocar alrededor de la muñeca izquierda, se levantó y tomó su capa junto con sus pertenencias más indispensables, siendo su teléfono móvil, su monedero donde llevaba efectivo y su pasaporte además de su beyblade por supuesto. Todo lo colocó dentro de los bolsillos de su capa y sacó de su maleta su lanza-lanzador que se encontraba retraída en una sola barra de metal de unos cuarenta centímetros, la cual logró esconder parcialmente dentro de su bota, y que su capa ayudaría a encubrir.
Silke salió de su habitación con paso decidido en dirección a la biblioteca, sin embargo fue interceptada por Ludmila en el camino.
-"Señorita Jürgen, no necesitaba salir de su habitación, pero dígame, ¿qué se le ofrece?"- Preguntó la mujer.
Silke se encontraba un poco agitada pero lo disimulaba a la perfección, por lo que le preguntó de forma seria. – "Discúlpeme Ludmila, es solo que me surgió una duda acerca del contrato, y deseaba resolverlo con Kai yo misma, ¿pudiera decirme donde se encuentra?"-
-"Oh, el joven se fue con su amigo Tala a entrenar afuera, si es muy urgente puedo hacer que vayan por ellos" – Se ofreció la mujer a dar una solución al problema.
-"Le agradezco la intención, pero ya conoce a Kai, seguro se molestaría, y eso sería perjudicial para nuestro acuerdo. Yo iré, solo dígame como llegar."- Suplicó un poco insistente.
-"Bueno, en realidad no se encuentran lejos, usualmente practican debajo de la colina, el problema es la tormenta, se perderá entre tanta niebla sin mencionar el frío de la ventisca."- Le aconsejó.
-"Eso no es más importante que esta nueva imposición…" – Silke lo meditó un poco, necesitaba llegar hasta donde Kai a la mayor prontitud sin que nadie más interfiriera. En ese momento no podía confiar en nadie, ni siquiera en los sirvientes. Así que pensó rápido y dijo lo primero que se le vino a la mente. –"Ludmila, tal vez sea un abuso lo que voy a solicitarle, pero ¿de casualidad tendrán caballos?"- Preguntó esperanzada.
-"Por supuesto señorita, tenemos diez, pero me temo que sería arriesgado para usted a menos…"- Ludmila se quedó pensativa a lo que Silke se mantuvo expectante. –"En realidad el caballo del amo Kai pudiera ser una buena opción, ya que está entrenado para volver a la mansión desde cualquier punto dentro de la extensa propiedad, pero ¿acaso usted sabe montar?" –
Eso era lo que Silke estaba esperando. –"Desde luego que sí, desde los cinco años fui instruida con la silla femenina, así que sería de mucha utilidad si tuvieran una." – Respondió aliviada.
Ludmila la miró por algunos segundos y se dirigió a un teléfono cercano sobre una mesita. La mujer marcó un número e hizo una petición en ruso.
-"Buenas tardes, ¿pudieran preparar a Zar para salir de inmediato? Ah y por favor ensíllenlo con la albarda de la Señora Hiwatari"- Terminó por colgar tras recibir la respuesta afirmativa de aquello.
Silke se mantuvo quieta esperando escuchar a la anciana.
-"Todo está en preparación, en seguida haré que un sirviente la lleve hasta las caballerizas; la silla es un poco anticuada ya que pertenecía a la abuela del joven, espero el asunto se arregle pronto." – Le respondió con una sonrisa a la que Silke correspondió, sin embargo se sentía avergonzada por tener en mente que quizá toda esa amabilidad era una farsa y quizá estaba siendo guiada hasta una trampa, por lo que debía tener cuidado.
Un empleado llegó con paso veloz y le solicitó a Silke que lo siguiera, la alemana se despidió de Ludmila y fue detrás del hombre, quien la llevó por algunos pasillos un poco revueltos, lo cual ella temió que la tratasen de confundir, pero debía fingir que no pasaba nada o podrían ponerse en su contra. Por fin emergieron de los que eran pasillos de servicio, para salir por la parte trasera de la mansión con dirección a los establos.
Dentro de las cálidas caballerizas, se encontraba fuera de su corral un hermoso caballo con el pelaje mediano de color grisáceo y la crin plateada, muy adecuado para tolerar los crudos inviernos rusos. El orgulloso equino posaba recto cual caballo de desfile, y tenía sobre su lomo una elegante albarda de cuero claro con algunas flores dibujadas. Al costado izquierdo del animal se encontraba una pequeña escalinata que constaba de tres escalones de madera. Silke se aproximó hasta él luego de contemplar su belleza, y subió sin ayuda de nadie a la silla, la cual estaba acostumbrada a usar, acomodando su capa sobre los cuartos traseros del animal para que no estorbase, pero cuidando que su lanzador se mantuviera escondido. El cuidador le entregó las riendas de cuero rojas y le dio algunas indicaciones.
-"Buena tarde señorita, Zar es un caballo muy inteligente, por lo que no requerirá de un fuete para hacerlo correr, solo debe darle los siguientes comandos en japonés: debe decir "Iku" para aumentar la velocidad, si desea detenerse "Mate" y una cosa más, si llegase a perder el camino, solo diga la palabra "Uchi", y de inmediato él se dirigirá hacia acá."- Le informó dando un par de pasos hacia atrás para que pudiera partir.
-"No lo olvidaré, muchas gracias"- Le dijo gentilmente para luego dirigirse al caballo. –"Muy bien Zar, "Iku"!" – Le ordenó al animal quien de inmediato comenzó a galopar a gran velocidad saliendo de la cálida habitación en dirección a la cruda tormenta que azotaba a la intemperie.
La invitada se aventuró en compañía del caballo de su difícil socio. Su capa se movía con el viento y el galope del animal, y la escasa luz restante de la puesta de sol se difuminaba confusamente entre la niebla y los copos de nieve que caían sin cesar. La temperatura decreciente no conseguía llegar hasta ella, debido a que se sentía molesta por lo que había ocurrido en su habitación. La actividad de Kai no terminaba de parecerle sospechosa, ¿cómo era que alguien deseaba entrenar en medio de un clima tan extremo como ese? Quizá hasta ese pelirrojo le estaba ayudando respecto al aparente "hackeo" de su información. No quería creerlo, ya que el chico parecía ser muy orgulloso y decente, por lo que no podía ser que intentara apropiarse de la información ajena de otra compañía. El asunto podía llegar a complicarse en términos legales, por eso era de vital importancia esclarecer todo a la brevedad.
Al mismo tiempo, Kai y Tala se encontraban en desventaja numérica en medio de la ventisca, no era que aquellos blades fueran un gran adversario, pero la cantidad era difícil de controlar. Rápidamente los estaban haciendo retroceder y los desgastaban con cada minuto que pasaba a diferencia de los misteriosos blades que no perdían fuerza rotativa. Lo más complicado era que no podían volver a lanzarlos ya que eso significaría que estarían indefensos por unos instantes.
-¡Pero que molestos! ¡Son como cucarachas! – Reclamó Tala deshaciéndose de un grupo de cinco blades a la vez, entretanto otro grupo llegaba a seguir arremetiendo contra Wolborg.
-Estas cosas deben tener algún tipo de motor en su interior, por ello no se detienen. – Dijo Kai comenzando a cansarse de lanzar el fuego de Dranzer sin ningún resultado.
Tala también comenzaba a sentir la fatiga que implicaba seguir peleando una y otra vez contra blades indestructibles, lo que comenzó a preocuparlo a cerca del autor de tal ataque.
-Si no los destruimos pronto estaremos en problemas… - Comentó incómodo por la realidad del inconveniente.
Intentaron mantener el control un poco más, pero necesitaban un respiro para recuperarse y volver a lanzar a Dranzer y Wolborg quienes comenzaban a ir más y más lento. De alguna forma, el pelotón de al menos cincuenta blades lo notó por lo que decidieron atacar con todo cuando los jugadores ya se encontraban demasiado debilitados. Los rusos vieron esto como un golpe inminente e intentaron prepararse para resistir ese que podía ser el ataque final, toda la batalla comenzaba a ponerse en su contra hasta que un blade distinto cortó parte de la línea de ataque de trompos negros haciéndolos volar por los aires. Kai de inmediato reconoció aquel beyblade aguamarina, solo se giró para ver entre la ventisca a Silke con su lanza cabalgando sobre Zar a quince metros de distancia de toda la acción.
-¡¿Quién te prestó mi caballo?! – Fue lo primero que dijo Kai - ¿Y de dónde sacaste es ridícula silla?-
-Ludmila dijo que podía usarlo, y la silla era de tu abuela. – Aclaró Silke tras descender con cuidado de Zar corriendo en dirección a ellos.
-¡¿Qué haces?! ¡No deberías estar aquí! – Le refunfuñó Kai.
- Creo que no pude haber llegado en mejor momento. – Respondió Silke desde su posición.
-No necesito ninguna ayuda así que vete de aquí. – Le contestó Kai de mala manera desconfiando de la chica.
- ¿De qué hablas? Ustedes están perdiendo. – Le reprochó Silke poniéndose igual de seria y con buenas razones para ello.
- ¿¡Quieren discutirlo más tarde!? – Gritó Tala dirigiéndose a ambos poniendo el ejemplo lo que cesó la discusión para obligarlos a concentrarse. –Aquí vienen nuevamente. – Susurró Tala.
Silke se puso frente a Tala sorprendiendo al pelirrojo.
-¿Qué están esperando? Relancen sus beyblades, yo los cubriré. – Indicó Silke disponiéndose a enfrentar los cincuenta blades ella sola.
Kai y Tala se miraron, no tenían de otra que confiar en ella, y esa confianza estaba a prueba, por lo que tomaron nuevamente a los desgastados Dranzer y Wolborg preparándose a lanzar cuando fuese apropiado. Esto les otorgó unos segundos de descanso cuando la chica embestía con Gekiryu al grupo que se disponía a atacarla nuevamente.
La tremenda fuerza de Gekiryu no demoró en mostrarse, prácticamente hizo chuza (1) con los enemigos haciéndolos volar por los aires, sin embargo, ni esto fue suficiente ya que al caer continuaron girando con la misma potencia de antes, lo que llamó la atención de Silke.
-Qué raro… - Pronunció para sí viendo como una vez más venían contra ella.
Esperó paciente al notar cómo se dividían en tres grupos, y dos de ellos pasaban a su lado derecho e izquierdo, impactando con Wolborg de un lado y con Dranzer del otro. La chica miró a ambos jugadores.
-Ahora estamos más parejos. – Le dijo Tala, a lo que Silke le asintiera con seguridad.
Cada jugador intentaba destruir los blades con sus propios medios pero eran demasiado persistentes, parecía que luchaban más contra una máquina que contra otro jugador.
A pesar de los certeros golpes de Gekiryu, los blades zumbaban pasando demasiado cerca de Silke quien usaba su lanza para protegerse de ellos, lo que fue una llamada de atención para Kai quien notó como tenía algunos errores de novata, sin embargo se esforzaba en continuar peleando a la par con ellos.
Lentamente los blades los hicieron retroceder modificando su estrategia de juego hasta que los tres estuvieron espalda con espalda.
-¿Alguna idea? – Preguntó la chica apretando los dientes.
-El material de esos blades es casi indestructible. – Respondió Kai.
-Tal vez nos vaya mejor si podemos debilitarlo. – Intuyó Tala al verse rodeados por completo por el pelotón negro.
-Un cambio drástico de temperatura quizá lo haría. Silke, tu primero, vuelve a elevarlos por los aires. – Le impulsó Kai con la voz más seria que se le pudiera escuchar. Él había confirmado la fuerza descomunal que poseía aquella bestia bit de gran tamaño que pertenecía a Silke, por lo que quizá si ella conseguía volver a levantar a los blades de su sitio como había hecho antes, estos estarían vulnerables a los ataques de los dos Blitzkrieg Boys.
-¡Muy bien! ¡Yo los cubriré hasta que estén listos!- Exclamó Silke observando cual sería la mejor estrategia para ello. – ¡Lo tengo! – Respondió triunfante. – ¡Gekiryu aparece! –
Del blade azul aguamarina apareció una luz que brillaba entre los escasos rayos de sol que quedaban en la explanada, hasta que una inmensa bestia bit apareció poniendo en duda todo lo que Tala conocía a cerca de dichos espíritus sagrados. El imponente Dragón se dirigió contra los atacantes que circulaban a los tres jóvenes, consiguiendo levantarlos inclusive a mayor altura que la primera vez por encima de las cabezas de los jugadores.
-¡A un lado Silke! – Gritó Kai.
La castaña hizo que Gekiryu desapareciera para protegerlo de la fuerte llamarada que daba de lleno a los indefensos trompos que comenzaban a caer del cielo.
-¡Wolborg! ¡Novae Rog! – Tala continuó el ataque después de Kai para congelar los blades después de aquel inevitable incremento de temperatura.
-¡Mi turno! – Pensó la chica rápidamente al ver caer los pequeños bloques de hielo en los que estaban inmersos los blades enemigos. -¡Vamos Gekiryu! ¡Acábalos! – Ordenó la chica a su bestia bit que terminó por destrozar los cubos de agua sólida en miles de pedazos que cayeron alrededor de ellos.
Todo había terminado. Habían trabajado en equipo sin siquiera haberlo planeado y el resultado había sido la victoria, la cual no hubieran podido conseguir solos. Los tres se miraron sin decir nada, y cada uno tenía sus propios pensamientos al respecto, siendo Kai quien dudaba que Silke hubiera llegado tan "convenientemente", Tala que se encontraba satisfecho con el buen trabajo que habían realizado en conjunto y Silke quien quería verificar las pistas de lo acontecido intentando relacionarlas con el hackeo de su información.
La chica avanzó un par de pasos. -Eso fue extraño… me pregunto de que estarán forjados- Dijo Silke mientras levantaba un trozo de anillo de ataque entre sus dedos.
Repentinamente algunos trozos de los blades empezaron a parpadear con una tenue luz roja, lo que hizo a Kai reaccionar rápidamente, consiguiendo llegar hasta donde Silke para sujetarla de la cintura y alejarla de un jalón de su posición original a la par de Tala quien se cubría en dirección contraria.
Nieve voló por todo el sitio detrás de un espantoso estruendo ocasionado por los restos de beyblades. Kai y Silke se encontraban parcialmente sepultados por la nieve, hasta que la alemana pudo ponerse de rodillas tosiendo un poco de nieve que tenía en la boca.
-¿Estás herida? – Preguntó Kai mirándola.
-Estoy bien… solo un poco aturdida… - reconoció Silke sujetándose ambos lados de la cabeza.
-Se acabó. – Exclamó Tala llamando la atención de ambos a la par que tomaba su celular y tecleaba algunos números. - Spencer, traigan la camioneta al páramo, de prisa. – Ordenó Tala a uno de sus compañeros.
Silke se levantó con cuidado, aun sintiendo un zumbido en el oído izquierdo, sin embargo se acercó a donde alcanzó a divisar un objeto rojizo el cual levantó revelando solo una parte de su lanzador.
-Ay no… se rompió. – Se lamentó la chica viendo lo que ahora solo era la punta de una lanza.
Los rusos no dijeron nada y se miraron mutuamente intercambiando miradas que indicaban cierta preocupación.
De pronto se vieron iluminados por los faros de una camioneta negra, la cual Ian abrió la puerta intermedia.
-Silke, súbete con Ian – Ordenó Tala, más que una petición.
La castaña se aproximó sin contratiempo y tomó la mano de Ian para ayudarse a subir a los asientos de en medio.
-Kai, ¿qué esperas? – Preguntó Tala desde el vehículo.
-Zar, "Uchi" – Indicó Kai tras acariciar la frente del animal que de inmediato partió en dirección a la mansión.
El bicolor también subió a la camioneta y la puerta se cerró.
-¿Y… a dónde? – Preguntó Bryan quien iba al volante sin comprender mucho, como el caballo, la chica y la petición de Tala.
-Sólo sal de aquí- Ordenó el líder con una mirada helada que causó entendimiento en el conductor quien solo comenzó a avanzar rápidamente.
*1 Chuza. Es la acción de tirar los diez pinos de un solo tiro en el boliche. En inglés la palabra es "Strike".
Aprovecharé para hablar un poco de la princesa, Marie-Angelique es un personaje que surgió tras pensar que a Silke le hacía falta una persona con quien hablar y que la entendiera, lo que ser verá en capítulos más adelante, ademas de que es un buen contraste con la personalidad de la OC principal del fic. Tengo algunos bocetos que aún no he terminado, pero cuando esté listos dejaré el link de mi deviant art para ilustrar a este par de OC´s a quienes les he tomado mucho cariño (más del que me pudiera imaginar 3 ).
