Buena Madrugada! Me he quedado sin palabras tras haber recibido 4 Reviews! Por lo que quiero agradecer de manera muy especial:
Lectora:
Antes que nada, ¡muchísimas gracias por tu review! Me siento honrada de leer que te parece interesante la trama, la verdad me costó varios añitos llegar hasta este punto y estoy muy emocionada de saber que alguien que estudia comercio encuentra creíble el negocio de los Hiwatari y los Jürgens, en realidad me basé un poco en los contratos de compraventa que se manejan en la empresa que trabajo (venta de cocinas de lujo) y algunos términos los busqué para dar esa apariencia más profesional y me da muchísimo gusto saber que han llenado las expectativas de quienes conocen a fondo cómo funcionan los negocios. Además de que me pareció que era una buena posibilidad de explorar otras áreas desconocidas a cerca de algunos personajes como Kai, quien sabemos que en el futuro se vuelve el presidente de su compañía, eso debió haber empezado en algún lado por lo que me pareció una buena fuente de inspiración.
Por otro lado tienes toda la razón, Ian, Bryan y Spencer merecen más protagonismo por lo que al releer parte de lo que ya tenía escrito en este capítulo seguí tu consejo, edité varias cosas y los involucré más, y no te preocupes, que a partir de este momento irán integrándose más y más a la trama por lo que espero te agraden los siguientes capítulos.
Agradezco tus ánimos y así seguiré y ya con más personajes el fic dará para muchos capítulos más.
Te mando un gran saludo y gracias por leer este fic. :3
ShadowTamerBlack:
¡Hola amiga! Que gusto me da saber de ti y que te diviertas con los capítulos sobre las emociones que la acción y el drama han producido en este asunto, todo eso significa que he hecho bien mi tarea jeje lo que me pone extra contenta.
Respecto a la personalidad de Silke, será algo que se irá descubriendo lentamente pero veo que tú ya la tienes bien analizada, es cierto que es una chica que ha tenido que madurar en muchos aspectos para ser tomada en serio en el mundo laboral por lo que la relación con los rusos quizá no sea tan complicada como ellos podrían imaginar, tendrás que leer este capítulo para comprender lo que digo jojojo. Y debo reconocer que incluso para mí es un misterio el atacante O_O (mentira fufu). Quien sabe, aún faltan muchas cosas que revelar para llegar hasta ese punto, muchas de las cuales aún ando planificando :v .
Respecto al DA, ya tengo cuenta pero mi Photoshop murió y el boceto de M.A. y Silke lo estoy realizando en mi celular en una aplicación buenísima para dibujar, por lo que espero acabarlo para la próxima actualización ya que el único momento que tengo para dibujar es cuando voy y cuando vuelvo del trabajo :( jeje pero ya está un 75% terminado por lo que no demorará más allá del capi. 13. También quiero ver tu DA así que pásamelo porfa! *3*
Muchas gracias por tu apoyo incondicional, continuaré con la trama para seguirte sorprendiendo. ;)
Sabaku no akari:
¡Bienvenida nuevamente a este loco fic! Estoy contenta de que el ataque misterioso haya sido de tu gusto, es un pequeño truco para empezar a ponerle sabor al negocio que llevaban hasta ahora en el que Silke también debe participar velando por sus propios intereses, pero bueno, una chica que le responda apropiadamente a Kai no puede hacer menos que eso. En realidad yo pienso lo mismo que tú respecto a la actitud de Kai contra el rival que le derrotó. Hasta cierto punto puede ser muy machista y comportarse como un malcriado y más cuando no obtiene ninguna clase de respuesta negativa por parte de su enemigo.
Lo que comentas sobre la personalidad original de Kai es algo muy cierto, en Beyblade 2000 él hablaba poco pero lo hacía más a menudo, sin embargo en G-Revolution no solo él, sino otros personajes como Max se volvieron más serios. En cierto punto me atrevo a pensar que maduraron pero pensé mucho en cómo conseguir que interactuaran, ya que Silke igual prefiere el silencio y de ser así entonces no pasaría nada de nada en el fic ._.U por lo que el negocio fue la mejor forma de enfrentarlos, ya que por más que se odien, un negocio es algo muy serio y no les queda de otra que involucrarse.
Personalmente solo en fics cómicos acepto que cambien las personalidades originales, pero en fics más serios creo que es importante mantenerlos lo más natural posible y que si van a cambiar debido a algún asunto debe ser lenta y justificadamente para poder ver esa evolución por lo que agradezco mucho tu cumplido, y cuesta bastante trabajo, a veces cuando me quedo sin ideas veo capítulos para intentar meterme en el momento y que palabras serían las adecuadas para el personaje dependiendo de la situación.
También debo decir que demoré en los capítulos anteriores al buscar nombres adecuados y tratar de emparejar los nombres de las bestias bit a como solían ser en los equipos originales que todas tenían en el nombre al principio o al final as mismas letras, por lo que si me divertí inventándolos.
Gracias por tus ánimos, continuaré escribiendo hasta llegar al capítulo 50 (creo que por ahí andará terminando XD) :9
Lunaroja:
Muchas gracias por tus palabras, cada vez que veo la emoción que producen los capítulos que se me ocurren me animo mucho más a incrementar la trama, por lo que te dejo con el capítulo 12 y espero que te siga entreteniendo como los anteriores, te mando un fuerte abrazo y gracias por haberme dado la oportunidad de compartir mi historia. *_*
-Capítulo XII-
El silencio era sepulcral en el vehículo. Los rusos sabían comunicarse en mutismo, quizá solo la actitud callada de Kai era complicada de interpretar. Silke no decía nada, solo notaba como sus compañeros de viaje miraban discretamente diferentes puntos fuera de la camioneta. Los rusos al frente vigilaban la retaguardia con ayuda de los espejos retrovisores, Ian miraba de un lado a otro los costados exteriores desde su sitio, y con ayuda del espejo central, la alemana comprendió lo que hacían Kai y Tala, que era vigilar el frente. La chica de inmediato comprendió la situación, no estaban completamente a salvo y era lo que ella temía. Pasó cerca de media hora, hasta que entraron dentro de un profundo túnel en el que transitaban diversos vehículos a altas velocidades, por lo que tras cerciorarse de no ser seguidos, llegó el momento de discutir lo que sucedía.
-Bryan, dirígete a San Petersburgo. – Ordenó Tala consiguiendo que el conductor se distrajera ligeramente, pero dadas las circunstancias él y los demás no reprocharon nada.
Silke giró levemente su cabeza en dirección al pelirrojo, no dijo nada pero las palabras no eran necesarias para que el líder comprendiera.
-Vendrás con nosotros por ahora, tengo preguntas que hacerte. – Respondió al gesto de la chica.
-Empieza entonces, yo también tengo cosas que declarar. – Dijo sin tener problema alguno con hacer un viaje en auto de ocho horas a la ciudad "vecina" de Moscú.
-¡Esperen un segundo! No entiendo nada, ¿¡qué fue lo que pasó allá atrás!? Tenemos derecho a saber ¿o no? – Interrumpió Bryan un poco receloso.
-Es cierto, se suponía que Silke estaba dentro de la mansión. – Recordó Spencer.
Ian solo la miraba de arriba hacia abajo como si temiera que pudiera traer un arma o algo parecido.
-Solo puedo explicarles lo que me llevó hasta su ubicación. – Dijo tras un suspiro. – Me encontraba en la habitación designada terminando de hacer los cambios en el contrato cuando el sistema de seguridad de la compañía me cerró el documento para protegerlo de un intruso inminente, por lo que tendrás que disculparme pero creí que intentabas jugar sucio. – Señaló con su mirada ámbar a Kai quien escuchaba todo atentamente sin creerle mucho a la alemana desde el asiento trasero.
-¿Por qué no lo dijiste antes? Bryan vuelve a la mansión, necesitamos recuperar esos datos que… - Silke levantó su manga izquierda mostrando la preciosa pulsera de oro lo cual apaciguó la orden de Tala.
-¿A caso crees que soy tan descuidada? No iba a dejar algo tan importante. – Respondió la chica un poco ida. – Solo tomé lo necesario en caso de que todo se complicara y decidí buscar a Kai para esclarecer el asunto. Fue cuando encontré a Ludmila y me dijo dónde buscarlos. Después de eso me hallaba en la nevada con Zar cuando vi a lo lejos como ustedes dos se encontraban beybatallando, me quedé unos instantes observándolos hasta que pude notar como estaban siendo atacados, por lo que supongo tú no eres el culpable. En fin, me sorprendió mucho la resistencia de aquellos beyblades y ya ni se diga la explosión… -
Kai se mantenía frívolo, pero tanto él como Tala, habían descartado la posibilidad de que Silke hubiera causado el ataque desde el momento en que la detonación los tomó por sorpresa.
-¿Explosión? – Alzó la ceja Ian incrédulo de lo que decía la chica.
-Después de lo que has visto, la situación se ha vuelto peligrosa, además de que ya no es una coincidencia – Proclamó Tala.
-Eso supongo. – Corroboró Silke.
-Entrégame esos datos y regresa a Alemania, me encargaré de revisar si hay algún rastro. – Determinó Kai matando dos pájaros de un tiro.
-De ninguna manera, estos datos me pertenecen y la información me concierne tanto como a ti, si quieres investigarlos me quedaré con ustedes hasta dar con el sujeto. – Respondió decidida. A pesar de que los ingenieros de su compañía podrían encontrar al culpable no deseaba extender el problema.
-Podría quitártelos por las malas. – La amenazó de pronto.
-Inténtalo – Respondió ella levantando su blade frunciendo delicadamente el ceño.
-Suficiente. – Demandó Tala.
-Ah… se estaba poniendo bueno… - Se lamentó Bryan desde el volante.
-No se dan cuenta que al atacante le conviene más tenerlos separados que juntos, y que sus compañías están en riesgo. – Observó Tala haciéndolos entrar en razón.
Silke volvió a guardar a Gekiryu.
-Supongo que estás en lo cierto… de no ser por la unión de nuestras habilidades quizá nos hubieran derrotado. – Admitió Silke un poco perspicaz.
-Te propongo una pequeña alianza, te unes a nuestro equipo mientras investigamos los datos y damos con el autor de todo este problema. – Dijo Tala sin flaquear.
-No lo hará, solo nos estorbará. – Objetó de inmediato Kai alzando la voz.
-¿Dices eso a pesar de que fuiste derrotado por ella?– Cuestionó incrédulo el pelirrojo.
Kai no podía reclamar sobre eso, se tornó molesto mirando a Silke de una forma desagradable, a quien no le importaba escuchar la opinión del antiguo Blade Breaker.
-Apoyo a Kai – Intervino inesperadamente Ian alzando una mano, en quien se fijó de inmediato la autoritaria mirada de Tala. – La chica no debería quedarse. -
Silke no dijo nada mientras su compañero de asiento tomaba una actitud muy parecida a la que Kai le dedicaba siempre. Y al dueño de Wyborg se le unieron otras voces.
-Yo tampoco me siento cómodo con la decisión Tala. – Informó Bryan al volante.
-¿Tala no crees que esto es un poco precipitado? – Cuestionó Spencer tranquilizando las cosas.
- Yo soy el capitán y todas mis acciones son para bien de este equipo. La meta es llegar al primer lugar del torneo y si desafían mi autoridad puede arreglarse. – Se impuso sobre sus camaradas obteniendo solo el silencio de la aceptación. – ¿Qué dices? – Preguntó serio dirigiendo la diestra a Silke quien pudo percibir el gran carácter dominante que el pelirrojo tenía sobre los otros.
La alemana lo meditó un poco mirando la mano de Tala antes de estrecharla con la suya.
-Acepto, jugaré con ustedes hasta encontrar al culpable de todo esto, haré lo que sea necesario para descubrirlo ya que no necesito que sea un peligro en el futuro de la empresa de mi familia, hasta entonces posponemos nuestro acuerdo. – Dijo refiriéndose a Kai quien se sentía incómodo con lo que estaba sucediendo.
A Tala no le importaba la furia de Kai, ya que se había percatado del gran poder que Silke poseía, en cuanto al bicolor no le quedaban más opciones que tolerar el equipo con la nueva integrante porque a pesar de todo era imposible llegar a la final con otro grupo que no fuera precisamente ese.
-Bienvenida a los Blitzkrieg Boys – Dijo con seriedad.
-Gracias, daré mi mejor esfuerzo. – Respondió convencida de sus palabras, no sin antes agregar algo más – Sin embargo, no quiero que nadie fuera de nosotros se entere de lo ocurrido en el páramo. – Exigió sin dar opción a discusión.
-Como quieras. – dijo Tala antes de soltar su mano. – ¿Pero qué hay de Robert? ¿A caso no se preguntará dónde estás? – Cuestionó dudoso.
-No se preocupen, él confía en mí, además con todo el asunto del torneo estará muy ocupado. – Dijo despreocupada.
-No inspiras mucha confianza. – Susurró Kai antes de recostarse y cerrar los ojos ante la inevitable nueva situación.
Silke no dijo nada, comprendía de alguna forma que todo el misterio sonaba a traición pero ella tenía sus propios motivos. Bryan, Spencer e Ian, no dijeron nada más, solo aborrecían la idea de tener que lidiar con Kai y la chica quien no les agradaba del todo, sin embargo respetaban todas y cada una de las decisiones de Tala, por lo que el silencio volvió una vez más al auto.
Pasaron más de 3 horas en mutismo total, la noche ya había caído sobre la poco transitada autopista en la que raramente se veía algún otro vehículo, ya que con la construcción del tren que realizaba el recorrido en casi la mitad del tiempo, la carretera se usaba cada vez menos. El silencio se quebró repentinamente por Bryan.
-Tala, hace falta combustible. – Dijo al ver el foco indicador del tanque parpadear.
-Entonces detengámonos en la próxima estación de gasolina, y aprovechemos para cambiar de lugares, así Bryan y Spencer podrán descansar, Kai y yo nos haremos cargo. – Concluyó Tala.
Pronto, llegaron hasta un tranquilo y poco transitado camino, donde se localizaba una pequeña tienda de conveniencia que vendía combustible. Bryan detuvo el auto y Kai y Tala bajaron para proceder a cambiar de lugares, mientras Bryan e Ian revisaban los niveles de la camioneta.
-Spencer, ve a la tienda por víveres para esta semana. – Ordenó Tala, a lo que el ruso más alto acató la orden.
-Yo lo acompaño. – Dijo Silke de pronto, bajando del auto, pasando a un lado de Tala quien no dijo nada.
La puerta de la tienda se abrió tras el tintineo de una campanilla que colgaba a un costado de la misma, se encontraba atendida por una pareja de ancianos bien abrigados que se sorprendieron un poco al ver a un chico tan serio y voluminoso entrar en la solitaria noche. La mujer se preocupó ligeramente hasta que Silke entró y saludó cortésmente.
-"Buenas noches" – Pronunció amablemente en ruso.
-"Buenas noches niña, ¿que se le ofrece?"- Preguntó el anciano hombre de barba blanca.
-"Vengo con el chico de allá" – Dijo señalando a Spencer quien la volteó a ver algo extrañado ya que cargaba un par de pesados recipientes de agua potable sin mayor dificultad.
-"Oh ya veo, van de campamento" – Intuyó la anciana.
-"Algo así" – Respondió Silke sonriente.
-"Queremos té negro (0), carne seca, harina, leche, huevos, aceite, queso y vegetales enlatados, seis de cada uno"- Solicitó el ruso bruscamente.
-"Seguro joven" – Respondió el anciano mientras sacaba una caja de madera para ponerla sobre la barra y comenzar a colocar lo que el rubio había pedido.
-"Iré a dejar esto, volveré"- Informó Spencer dándose la vuelta a lo que Silke solo asintió con un gesto de la cabeza.
-"¿Todo se encuentra bien niña?"- Le susurró la anciana en voz baja tras ver la seriedad de los chicos que esperaban afuera.
-"Por supuesto, ellos son mis compañeros de equipo" – Confesó sonriente la alemana, calmando las ideas de la mujer.
-"No seas tan desconfiada esposa mía" – Reprochó el señor con una ligera carcajada –"Aquí están los víveres niña, seis de cada uno" – Dijo el anciano.
-"Muy bien, ¿cuánto sería?"- Preguntó Silke sacando una elegante billetera. –"Los víveres y la gasolina"-
-"En total sería…"- El hombre comenzó a hacer las cuentas en una hoja de papel. –" 4.995,51 rublos, ese auto que ustedes tienen consume mucho combustible."- Comentó el hombre.
Silke sacó algunos billetes, reuniendo la cantidad de 5.000,00 rublos – "Bueno es que de otra forma no cabríamos; puede quedarse con el cambio, le agradezco mucho todo, que pasen buena noche" – Agradeció la chica mientras tomaba la pesada caja entre sus manos.
-"Muchas gracias señorita, ¿necesita ayuda con eso?"- Se ofreció el anciano.
-"No se moleste, yo puedo" –Respondió sonriente.
-"Espere, por su buena compra le obsequiaré estas galletas, son buenas para el frío que se avecina" – Insistió la anciana poniendo el paquete sobre la caja.
-"Oh, vaya que amable, resultarán muy útiles, muchas gracias." – Se despidió Silke finalmente antes de salir por la puerta.
La chica se dirigió hasta donde Spencer acomodaba el agua en la zona de carga de la camioneta, dejando un poco sorprendidos al resto de los Blitzkrieg Boys que dudaban que ella pudiera levantar algo más pesado que un beyblade.
-¿Dónde coloco esto?- Preguntó Silke a Spencer quien aún no la había visto.
-Puedes ponerla a un lado del neumático – Respondió sorprendido ante la acción de la chica.
-Bien, ya podemos irnos – Dijo tras acomodar la caja y cerrar la cajuela.
-Pero aún falta pagar…- Interrumpió Spencer.
-Ya todo está saldado – Informó la alemana antes de subir nuevamente a su asiento.
-Hum… tienes razón, solo le interesa el dinero – Le comentó Tala a Kai antes de subirse a los asientos delanteros del vehículo.
Tala tomó el control del vehículo retomando el camino hacia San Petersburgo, mientras Kai hacía de copiloto. El frío aumentaba debajo de un estrellado cielo mientras ya pasaban de la media noche y los pasajeros de los asientos traseros descansaban un poco mientras Kai y Tala se ocupaban de conducir. Los cinco rusos estaban acostumbrados al frío extremo de su tierra madre, aunque a Kai le sorprendía un poco, o más bien le molestaba notar que Silke se encontrara dormida profundamente protegida por su larga capa sin ningún inconveniente. No le agradaba como había terminado uniéndose a su equipo, y su compañero pelirrojo lo había notado, por lo que susurró con tranquilidad.
-Pudiste dejarla morir, ahora tienes que cargar con la responsabilidad. – Comentó divertido consiguiendo como respuesta un resoplido de parte de Kai que miró en dirección opuesta a Tala conformándose con la irónica realidad.
Las horas continuaron transcurriendo por la desolada carretera en medio de bosques que serpenteaban y se iban convirtiendo en tundra por el alejado norte de la ciudad de San Petersburgo. Cada vez se veían menos restos de civilización, hasta que llegaron a una pequeña desviación casi imperceptible entre una pareja de tétricos árboles sin hojas donde la camioneta dio un giro a la izquierda para seguir por el camino no pavimentado. Tala disminuyó la velocidad debido a que la oscuridad era tan espesa que los faros no alumbraban más allá de cinco o seis metros.
Finalmente tras un largo e inesperado viaje, el reloj del auto marcaba cerca de las 3:00 am, y entre el camino lúgubre y ascendente con los bordes nevados, llegaron hasta una antigua construcción la cual lucía bastante desatendida. Tala detuvo el auto frente a una gran puerta de madera con adornos metálicos, y sin decir nada, Spencer, Bryan, Ian y Kai descendieron para abrir el acceso. Silke se despertó al sentir el movimiento e intentó imitar a los otros sin saber lo que sucedía cuando la puerta de la camioneta se cerró antes de que pudiera llegar hasta ella.
- No salgas. – Le dijo Tala mirándola desde el retrovisor.
-¿Qué sucede? – Preguntó extrañada y algo adormilada.
-Los lobos nos acechan desde que ingresamos a esta área. – Susurró Tala.
-¿Lobos? – Se extrañó la alemana. Así que puso atención a lo que hacían los otros abajo. Spencer llevaba en la mano un "pie de cabra"(1) que se encontraba en la zona de herramientas del vehículo en la parte posterior, y se dedicaba a forzar la gran puerta que tenían al frente para evitar destruirla si usaba su beyblade, mientras Kai, Ian y Bryan apuntaban sus lanzadores en distintas direcciones para protegerlo.
Finalmente el acceso cedió y Spencer con la ayuda de Bryan empujaron ambas puertas que se mantenían pegadas debido al hielo. Aquella fue la señal para que Tala ingresara el vehículo seguidos de Kai e Ian, tras los cuales las puertas se volvieron a cerrar.
-Ahora si puedes bajar. – Le indicó Tala tras apagar el motor, dejando las luces encendidas.
Silke no se quedó atrás, por lo que abrió la puerta y descendió hasta reunirse con los demás.
La habitación donde se encontraba la camioneta era la cochera que daba a un gran patio anterior a la fachada principal de lo que parecía ser un edificio de tipo religioso. Era difícil verlo por completo ya que solo los reflectores del auto iluminaban una diminuta parte de él.
-Vayan a buscar madera para la chimenea, dormiremos el resto de la noche en la sala de estar y mañana ya decidiremos qué hacer. – Dijo Tala a Ian y Bryan entregándoles una de las dos lámparas que llevaba el kit de emergencia de la camioneta. –Silke, ve con ellos y no te separes. Nosotros abriremos las puertas del edificio administrativo. – Dijo refiriéndose a Kai y Spencer.
Ian comenzó a avanzar en dirección este por un largo pasillo que circundaba el patio seguido de cerca por Bryan y Silke. La chica iba curiosa prestando atención a todos los pasillos que se cruzaban mientras intentaba hacer un mapa mental de como volver a donde se encontraba la entrada. Todo era muy confuso y similar. Tras algunos minutos el pasillo finalizó en una puerta, la cual Ian abrió con facilidad con el apoyo de su blade, rompiendo el oxidado candado que la custodiaba.
Al abrirla y con ayuda de la lámpara de mano se podían distinguir algunos leños cortados y apilados, listos para usarse lo que le pareció insólito a Silke, ya que todo el lugar lucía abandonado pero las cosas se encontraban ordenadas como si aquel sitio hubiera estado esperando a que llegasen.
Bryan se aproximó para tomar una gran cantidad de leños con tremenda facilidad, Ian hacía lo mismo, por lo que ella se aproximó y tomó los que pudo cargar sin importarle manchar su prenda blanca. Sus ahora compañeros la esperaban ocultando su sorpresa. Cuando la conocieron creyeron que sería una niña mimada al igual que Marie-Angelique, pero Silke era diferente, ya que mostraba su compromiso con el equipo, por lo que al verla lista, comenzaron el regreso a donde se encontraban Tala y los otros.
Al llegar al punto de partida, vieron las luces del auto apagadas, por lo que se dirigieron directamente hacia el edificio que tenía la puerta abierta, tras entrar, Ian se encargó de cerrar y siguieron su camino atravesando lo que parecía ser el escritorio de una secretaria. Más allá se encontraba un nuevo pasillo el cual cruzaron hasta llegar a una puerta entreabierta donde pudieron divisar la luz de la segunda lámpara.
Finalmente se vieron reunidos con los otros que se encontraban preparando la chimenea para colocar los leños.
Ian se aproximó y colocó los suyos dentro de la chimenea, mientras que Bryan dejó los que llevaba a un costado por lo que Silke hizo lo mismo. Lentamente la germana comenzó a sentir como su calor era robado por aquel edificio. Quizá hacía más frío dentro que a la intemperie. Cuando todo estuvo listo, Kai sacó su blade y lanzó a Dranzer contra los leños consiguiendo que un cálido fuego se encendiera rápidamente. De pronto, toda la habitación se iluminó, mostrando una sala elegante y acogedora, con papel tapiz en los muros de un color dorado un poco opaco debido al polvo acumulado. En el piso se encontraba una alfombra roja y había varios sillones de corte europeo con adornos de madera.
Tala se dispuso a hablar, por lo que todos pusieron atención.
-El viaje fue largo así que descansen. Hemos perdido un día completo de entrenamiento por lo que mañana se asignarán habitaciones y reanudaremos donde nos quedamos. Bryan, te toca el desayuno, los víveres ya están en la cocina. – Concluyó y todos rompieron filas dirigiéndose hacia alguno de los sillones.
Silke esperó a ver que hacían los demás, entonces supuso que el sillón que sobraba sería suyo por el resto de la noche. Al sentarse en él, pudo notar que se encontraba en buenas condiciones, una vez más, como si fuera nuevo. La almohada decorativa que se encontraba en él estaba muy húmeda así que decidió colocarla en el piso y se recostó acurrucándose sobre su brazo derecho. Su capa era lo suficientemente larga para cubrirla en su totalidad a manera de cobija y el calor que emanaba de la chimenea pronto consiguió que se durmiera.
Kai aguardó hasta ese momento. Se había situado estratégicamente en un sillón donde podía vigilarla, y como tenía el sueño ligero sabía que no se le escaparía, ya que seguía sin confiar en ella.
Pasaron las horas en completo silencio, con la habitación a buena temperatura, hasta que la muñeca izquierda de Bryan comenzó a vibrar. Su alarma lo despertó, tenía asignado el desayuno de ese día. Torpemente se puso de pie y salió de la habitación en dirección a la cocina llevando una de las lámparas consigo. Kai despertó tras escuchar los pasos, echó una mirada y confirmó que la nueva integrante seguía en su sitio, por lo que volvió a dormir.
Minutos más tarde, Silke abrió los ojos lentamente, reconociendo la habitación en la que se encontraba. Cuidadosamente se incorporó poniendo los pies en el suelo y miró a todos dormir. Desconocía la hora pero sabía que pronto saldría el sol, así que se retiró la capa y la dobló colocándola sobre su modesta cama para ponerse de pie y salir de la habitación sin hacer el menor ruido.
Afuera en el aún oscuro pasillo, distinguió un haz de luz vertical al fondo de uno de los extremos del mismo, por lo que fue en esa dirección. Al entrar la habitación se encontraba iluminada con largas lámparas de techo y se topó con Bryan quien maldecía algo en ruso debido a que se había quemado la mano con el sartén.
-Bueno días- Dijo Silke cuando el ruso se percató de su presencia.
-¿Silke? ¿Qué haces aquí? – Preguntó Bryan desconfiado mientras se apretaba la mano.
-Siempre me despierto antes del alba, ¿puedo asistirte? – Se ofreció con simplicidad.
-No. – respondió cortante.
Silke movió su cabeza ligeramente, haciéndole ver que no comprendía, por lo que el ruso suspiró para explicarle.
-Mira… - Empezó intentando convencerla de que se fuera. – Nos rotamos este tipo de cosas, ya llegará el día en que te toque a ti.-
- Entiendo, pero… yo nunca he cocinado, quisiera aprender o será un desastre el día que sea mi turno, ¿no crees? – Le comentó animadamente.
Bryan alzó una ceja. Ya habían pasado más de veinte minutos desde que debía haber comenzado a preparar las cosas y había demorado al abrir las conexiones eléctricas y de gas, y limpiar los empolvados utensilios, por lo que algo de ayuda y bajo dichas circunstancias, no le vendría mal.
-Está bien, pero si Tala pregunta, tú fuiste quien quiso ayudar. – Dijo aceptando la propuesta de la alemana quien de inmediato pasó a lavarse las manos.
-Por supuesto. Entonces dime, ¿por dónde comienzo? – Preguntó arremangándose la blusa y amarrando el resto de su cabello con ayuda de un listón en una cola para que no le estorbara.
-¿Ves esas bolsas de ahí? – Dijo señalando con el índice. -Es la carne seca, abre una de ellas y corta en trozos pequeños el contenido… si sabes usar un cuchillo ¿no? – Indagó dudoso de la respuesta.
-No, pero prometo hacerlo con cuidado. – Respondió ella.
Bryan comenzaba a desesperarse. Silke no les serviría de nada si le faltaban dedos para tirar del lanzador, por lo que tomó una de las bolsas, sacó el producto y le enseñó cómo se usa el afilado utensilio.
-Presta atención, lo sujetas de esta manera y colocas los nudillos de la otra mano sobre la carne así. – Explicó demostrándole. – Solo debes deslizar el cuchillo hacia adelante, y ahora vas recorriendo los nudillos hacia el lado contrario mientras vuelves a hacer el movimiento. ¿Entendiste? – La cuestionó seriamente, esperaba no tener que repetir la explicación, o perdería más tiempo.
-Sí, ya comprendo, déjamelo a mí. – Respondió confiada tomando el cuchillo y colocándose en la misma posición en la que él se encontraba.
Bryan se alejó y volvió a lo suyo, que era calentar un poco de agua en dos recipientes, uno para el té negro y el otro para colocar el contenido de una de las latas. Comenzó a mover con ayuda de una cuchara de metal por algunos minutos la mezcla de vegetales enlatados que ya liberaba algo de vapor sobre un hondo sartén cuando Silke se aproximó a él.
-Bryan. – Pronunció su nombre por lo que el dueño de Falborg giró convencido de que ella tendría una duda nuevamente, pero no fue así. – Ya está, ¿en qué más te puedo ayudar? – Dijo presentándole los trocitos perfectamente rebanados en cuadritos simétricos sobre la tabla de picar.
-Ah… déjalos aquí. – Indicó a un costado de los quemadores de la parrilla, bastante sorprendido de su rapidez y eficiencia. – ¿Crees que podrías hacer la mezcla del pan? Ahí está el libro y las instrucciones. – Le indicó sobre la mesa de trabajo donde ya había una charola y los ingredientes con cucharones medidores.
-Seguro – Respondió Silke y se dirigió a la mesa nuevamente. La castaña tomó el libro y comenzó a leer las instrucciones en ruso. Al parecer la elaboración de ese pan era sencilla, pues solo llevaba ingredientes básicos, se amasaba un poco y se hacían bolas del tamaño de la mano antes de barnizarlas con un poco de huevo y meterlas al horno sobre una charola.
Después de que la lectura le hubiera quedado clara, comenzó a juntar los ingredientes en un amplio bowl de cerámica donde colocó las cantidades exactas que se redactaban en las instrucciones, para proceder a tener una mezcla ligeramente pegajosa. Luego colocó un poco de harina sobre la mesa de madera y vació el contenido poniendo más harina por encima. Fue en ese momento en que recordó como había visto a Oliver en un concurso de cocina y los movimientos que había realizado para hacer un pan, por lo que lo imitó como su memoria mejor se lo permitió y puso manos a la obra.
Bryan miraba furtivamente por encima de Silke a quien rebasaba en altura por al menos tres cabezas, notando lo bien que lo hacía. Él detestaba hacer el pan pues consideraba que era demasiada molestia con la harina ensuciando por todas partes, pero al parecer la chica lo tenía bajo control.
Finalmente Silke consiguió que la masa ya no se pegara en sus dedos, y se dedicó a hacer pelotas para colocarlas sobre la charola. Al terminar con ello, batió el huevo que Bryan había dejado listo para barnizar con ayuda de una brocha la superficie de las mismas.
-Listo, terminé. – Celebró complacida de lo que había hecho por primera vez en su vida.
Bryan se acercó para corroborar su trabajo.
-Te quedaron bastante bien, ahora los meteré al horno por quince minutos y estarán listos. – Le explicó a la chica mientras levantaba la charola y la metía dentro de un gran horno pastelero que había en una esquina de la cocina el cual ya se encontraba a la temperatura adecuada.
- Gracias, ¿Hay algo más que pueda hacer? – Preguntó recogiendo lo que había utilizado.
-Has hecho suficiente por hoy, ya solo necesitamos el pan y podremos llamar a los demás. – Respondió cómplice mientras tomaba asiento en la mesa, ya que las cocciones estaban listas.
Silke se sentó también observando el espacio donde se encontraban. A pesar de la vista exterior, la cocina era amplia y moderna, con ladrillos rojos detrás de la zona de hornos y parrillas que eran de gran tamaño en acabados de acero inoxidable. En la parte central se encontraba la mesa de trabajo donde había hecho el pan y del otro lado se encontraban alacenas, un mueble bajo en acero y un par de refrigeradores junto con el grifo; tras admirarla y aprovechando que en un cuarto de hora no harían nada se atrevió a preguntar algo que la invadía de curiosidad.
-Discúlpame Bryan, ¿pudiera preguntar algo acerca de este lugar? – Le dijo con la voz un poco tímida.
-¿Qué quieres saber? – Le respondió extrañado.
-Para empezar, ¿a quién le pertenece, y por qué todo está nuevo? – Inquirió.
-Ah, eso. Los terrenos y la construcción son propiedad de Voltaire Hiwatari, era un nuevo centro de entrenamiento para los beyluchadores de élite de Biovolt, el cual se iba a inaugurar al finalizar el primer torneo mundial de Beyblade, pero con la victoria de Tyson todo eso se vino abajo, así que se quedó en desuso. – Le respondió Bryan con franqueza.
-Ya veo. – Respondió silenciosa, ahora todo tenía más sentido.
Al mismo tiempo en la sala de estar, los cuatro beyluchadores comenzaban a despertar a causa de un delicioso y tibio aroma que recorría la habitación.
Tras escuchar el movimiento Kai abrió los ojos en dirección a Silke. Sorprendido se levantó de golpe al ver el sillón vacío.
"¿Pero cómo?" se cuestionaba el mitad japonés, se suponía que la estaba vigilando y tenía el sueño ligero, era imposible que la chica se hubiera deslizado sin que él se percatara de ello.
-Deberías sentirte aliviado, tal vez salió de la abadía y se la comieron los lobos. – Le comentó Tala mientras estiraba los brazos.
Los cuatro salieron en dirección a la cocina mientras Ian y Spencer platicaban.
-Parece que Bryan se ha vuelto mejor con eso de hacer pan. – Comentó un hambriento Ian.
-Tienes razón, antes nos despertaba con el olor a quemado… – Se burlaba Spencer antes de callar de golpe tras abrir la puerta y ver los vasos con té humeando y la deliciosa comida que Bryan y Silke colocaban sobre la mesa.
Kai y Tala entraron también y el bicolor solo alzó la ceja al ver a la fugitiva tranquilamente colocando los cubiertos sobre la mesa.
El pelirrojo dirigió una mirada acusadora a Bryan quien solo señaló con el dedo a la chica.
-Es muy persistente. – Indicó jactándose de inocente.
Silke solo sonrió al comprender todo y se dirigió a Tala.
-Quisiera disculparme, no podía dormir y me gusta ayudar siempre que pueda. – Comentó esperando que Tala no reprendiera al otro cocinero.
-Al menos no quemaste el pan. – Dijo Tala insípidamente como una clara indirecta a Bryan y un muy escondido cumplido a Silke antes de tomar asiento.
-¡Saben que detesto hacer el pan! – reclamó Bryan sentándose también mientras tomaba un plato para servirse.
Los demás tomaron el lugar más cercano y se dispusieron a hacer lo mismo. Cada quien se sirvió la cantidad deseada en su plato acompañándolo con un cálido panecillo. El estofado de Bryan era perfecto para el frío matinal y tenía suficiente energía para el duro entrenamiento que debía reponer el día perdido.
-Sabe horrible. – Declaró Kai fríamente tras darle un mordisco al bollo, sin embargo continuó comiendo.
Silke miró el panecillo que tenía en la mano confundida, ella creía que no sabían tan mal, por lo que solo sonrió y se dirigió a Kai.
-Lo siento, prometo que mañana me esforzaré más. – Respondió antes de continuar comiendo.
Ian y Spencer miraron burlones a Kai, quien no había conseguido su cometido de molestar a la chica.
-Como sea, yo me comeré otro. – Exclamó Bryan tomando un segundo bollito que iba muy bien con el plato fuerte.
Kai continuó comiendo indiferente mientras Tala se encontraba satisfecho. La actitud de Silke era bastante buena por lo que no le molestaba tenerla en el equipo. Le gustaba apoyar a sus compañeros a pesar de no conocerlos y prometía que se esforzaría más si era posible que se equivocara por lo que se dispuso a hablar sobre la agenda del grupo.
-Debido al inesperado cambio de planes, ustedes cuatro disputarán una beybatalla para encontrar al tercer miembro activo en el equipo.-Declaró Tala interrumpiendo el momento.
Kai continuó comiendo en silencio a la vez que Silke, Ian, Bryan y Spencer se miraban entre ellos.
-Haré lo que digan. – Dijo la chica al recibir las miradas de los rusos.
-Primero necesitarás un nuevo lanzador, por lo que tendrás que aprender a manejarlo a la mayor prontitud para enfrentarte a ellos, y en segundo plano, más tarde repartiremos habitaciones, por lo que tendremos que terminar temprano hoy para tener tiempo de limpiar todo el polvo que hay. – Aclaró determinante.
Al finalizar el desayuno, cada integrante llevó sus platos a un costado del grifo, revelando que el pequeño mueble de acero era un lavavajillas, por lo que nuevamente la chica imitó a sus compañeros.
Bryan colocó un poco de jabón líquido sacado de una de las alacenas en el espacio que indicaba el electrodoméstico y puso a funcionar la máquina.
-Bien, la cocina está limpia, así que es hora de seguir donde nos quedamos. - Indicó Tala antes de comenzar a caminar fuera de la cocina donde todos le siguieron.
Llegaron hasta la primer habitación donde se encontraba el recibidor con un escritorio y salieron al patio donde se alcanzaba a divisar la camioneta. Gracias a la luz del sol que apenas comenzaba a elevarse, Silke pudo notar que se encontraban en el claustro (2) de lo que parecía ser una especie de convento o algo parecido. No tuvo mucho tiempo de admirar el lugar debido a que los chicos le llevaban la delantera por lo que apresuró el paso detrás de ellos hasta detenerse frente a una gran puerta doble. Tala sacó un manojo de llaves de su bolsillo e insertó una de ellas en la moderna cerradura. Al entrar Silke vio con asombro la gran nave (3) de unos treinta metros de largo y al menos ocho de alto convertida en un gran campo de beyblade con diferentes tipos de bey estadios a los pies y uno de mayor tamaño justo en el centro. Tuvo que salir de su ensimismamiento gracias a las nuevas indicaciones de Tala.
-Ian, Bryan y Spencer, vendré en unos minutos y quiero ver que dominen el nuevo sistema para cuando vuelva. – Ordenó con seriedad a lo que los tres rusos solo asintieron y se dirigieron a los bey estadios más pequeños a entrenar de manera individual. – Silke, ven conmigo. – Le indicó retomando el camino hacia lo que usualmente sería la sacristía (4) detrás de donde se suponía debía estar el altar principal.
La castaña y Kai continuaron por aquel camino hasta una puerta de tamaño normal que tenía tres cerraduras que al ceder revelaron una pequeña y oscura habitación. Tala encendió la luz dejando ver un escritorio, una pesada puerta de metal y una ventana que daban hacia otro espacio contiguo mucho más iluminado y de mayor amplitud.
Tala avanzó seguido por los otros atravesando el umbral de la puerta metálica, y llegó hasta un gabinete de metal en el extremo de la habitación el cual también contaba con cerradura. Tras abrirlo Silke se sorprendió de ver tantas pistolas de diferentes formas y tamaños exhibidas.
-Escoge una. – Indicó Tala haciéndose a un lado.
Silke se aproximó lentamente y notó que cada modelo contaba con una réplica casi exacta, solo que algunas de las copias tenían lo que le recordaba a las guías de beyblade. La chica miró cuidadosamente los cincuenta modelos y entonces hubo una que le llamó la atención.
-Esa. – Señaló con el índice. – Mi bisabuelo tenía una. – Comentó reconociéndola.
Tala se aproximó para tomarla. -Supongo que esta Luger (5) te vendría bien, es semiautomática, fácil de apuntar y su peso es el mínimo. – Indicó mientras buscaba en un cajón debajo de las armas donde encontró las balas adecuadas por lo que se puso a cargarla. – Aprenderás a disparar con ella. -
-¡¿Qué?! – Exclamó sorprendida Silke. – Pero creí que ibas a darme un lanzador… - Comentó preocupada.
-La parte más importante de una beybatalla es quizá el lanzamiento, y aquí todos los lanzadores son réplicas de armas reales que fueron escogidas por su fuerza y precisión, ¿cómo puedes aprender a lanzar si no sabes disparar con la auténtica? – Le preguntó.
-Si… pero… - Insistió la joven a lo que fue callada por el carácter dominante de Tala.
-Dijiste que harías lo que te pidiéramos, así que no tienes alternativa. – Indicó severo.
Silke miró hacia Kai buscando algo de apoyo pero él se limitó ignorarla por lo que no tuvo opción.
-De acuerdo, pero nunca he tocado un arma en toda mi vida. – Comentó accediendo a la orden.
-Por eso entrenarás tu puntería hasta que puedas disparar de forma certera ante cualquier situación y entonces te daré el lanzador. – Le indicó sin opción a prórroga.
El pelirrojo se posicionó en dirección a la pared contraria donde a diez metros de distancia había una hoja de papel en forma de silueta humana y con líneas negras que formaban círculos que se cerraban desde afuera hacia el interior indicando blancos en dos zonas del cuerpo, el pecho y la cabeza.
-Observa. – Señaló Tala. Elevó lentamente su brazo derecho hasta conseguir una línea perfecta entre su ojo violeta y la mira del arma.
Tiró del gatillo sin vacilar ocasionando un estruendo que hizo a Silke dar un ligero salto debido al fuerte sonido, acertando en el centro de la diana de la cabeza sin ninguna clase de desviación. De inmediato se giró hacia ella ofreciéndole el arma tomándola del cañón.
Silke lo pensó antes de acercar su mano para aceptarla. Cuando era niña no tenía permitido si quiera tocarlas, y ahora no había nada que pudiera detenerla de disparar.
Al sostener el arma se sorprendió al percibir lo liviana que era a comparación de su lanza.
-Tu turno, no olvides deslizar este pequeño botón que es el seguro y recuerda que son balas verdaderas. – Aconsejó Tala debido a las serias consecuencias que podría ocasionar no tomar en serio el ejercicio.
-Muy bien… - Dijo un poco nerviosa tomándola y retirando el seguro.
La alemana trató de imitar el movimiento de Tala, sin embargo en su primer intento, la fuerza de la pistola al dar el retroceso del cañón hizo que su tiro se desviara fuera del blanco chocando contra la pared de roca produciendo un sonido seco. Evidentemente no esperaba aquello, por lo que decidió tomarla con ambas manos, sin embargo una voz la detuvo antes de hacer el segundo tiro.
-Esa pistola no requiere de dos manos, solo entorpecerás el disparo. – Le indicó Kai.
La chica le miró prestando atención a sus palabras volviendo a la posición de antes con su mano derecha.
-Iré a ver a los otros, vigílala. – Fueron las palabras del líder antes de retirarse.
A pesar de estar molesto con ella, a Kai le divertía verla confundida con la forma en que debía disparar. Silke volvió a alzar la muñeca hasta estar en línea con su codo y hombro, y se mantuvo así durante casi un minuto mientras controlaba su respiración para conseguir que la mira se detuviera justo sobre el blanco marcado al centro del pecho de la silueta, sus ojos buscaban un ángulo adecuado para disparar. Kai notaba la concentración de Silke, la pregunta era si conseguiría el tiro adecuado.
Preparada para recibir la fuerza del cañón, Silke tiró del gatillo con su dedo índice, y en un milisegundo, la bala atravesó la línea más alejada que rodeaba el punto al centro.
La nueva integrante se relajó y bajó el arma con una leve sonrisa, eso no había estado nada mal, sin embargo Kai se aproximó hasta ella y le arrebató con facilidad el arma tomándola por sorpresa para disparar nuevamente contra la hoja de tiro, gastando las cinco balas restantes justo en el sitio donde Tala había perforado.
-Debes hacerlo con mayor rapidez, si no disparas a la cuenta del referee te descalificarán. – Le dijo el bicolor dirigiéndose hasta el estante para obtener más balas.
-Lo dominaré. – Respondió mirando hacia su contrincante de papel.
-Más te vale. – Dijo con sarcasmo mostrando como se recargaba el arma.
-Nunca me equivoco, ya verás cómo lo conseguiré. – Respondió segura de sí misma tomando la pistola de nuevo y concentrándose para un nuevo tiro.
Silke se puso seria, respiró hondo e intentó disparar más rápido que antes. En su tercer intento pudo acertar un centímetro más adentro del tiro previo lo que la hizo sonreír sintiéndose más cómoda. Kai apretó los puños. Odiaba admitirlo pero ella parecía esforzarse tanto como él, así que ya no tenía caso continuar cuidándola.
-No me gusta ser niñera así que intenta no matarte. – Le mencionó Kai dirigiéndose a la salida.
-Tendré precaución, gracias por preocuparte. – Respondió Silke con cortesía antes de volver a su propio entrenamiento, lo que fastidió a Kai por un momento.
En el salón de la nave, Tala practicaba solo hasta que Dranzer se unió a la batalla contra Wolborg.
-Creí haberte ordenado que la vigilaras. – Le recordó arremetiendo contra Dranzer.
-Es una pérdida de tiempo. – Respondió amargadamente.
Entrenaron por un par de horas, sin embargo Silke no salía de la habitación, y los disparos tampoco dejaban de resonar lo que era una buena señal. El atardecer se notó en los vitrales altos de la sala de entrenamiento así que Tala se dirigió hasta donde Silke, y se sorprendió un poco al ver varias hojas de siluetas con perforaciones cada vez más certeras en el piso al fondo de la zona de disparos, ya que Silke había encontrado los repuestos por sí sola.
Silke continuó disparando hasta que la pistola quedó vacía, respiraba un poco agitada y sentía como la muñeca y el antebrazo derecho le palpitaba a causa del peso del arma, fue entonces cuando Tala llamó su atención.
-Oye, atrapa esto. – Le advirtió desde la puerta lanzándole una llave grande de cobre, la cual recibió con su mano izquierda que se encontraba en buenas condiciones.
-¿Y esto? – Preguntó Silke confundida.
-Cuando termines puedes dirigirte a tu habitación, es la última en la planta alta, tiene todas las comodidades ya que pertenece al abuelo de Kai. – Le indicó antes de retirarse.
-¿Al señor Hiwatari? Am… ¿no crees que Kai debería…? - Dijo formulando la pregunta antes de ser interrumpida por su capitán.
-Kai preferiría dormir en la ventisca con los lobos antes que poner un pié ahí dentro. –Le explicó divertido. - Por cierto yo pondría algo de hielo en ese brazo o mañana no podrás seguir disparando. – Advirtió al ver como la mano que sostenía la pistola temblaba ligeramente.
Tala se retiró y Silke decidió que era mejor descansar hasta el día siguiente por lo que devolvió la Luger al anaquel colocándole el seguro y salió de la sala de tiro en cruzando la nave ahora vacía en dirección al claustro buscando las escaleras que en casi todas las construcciones de ese estilo conducen al piso superior desde esa posición.
La chica dio con las escaleras de roca subiendo lentamente hasta llegar a un cuadro superior con el vacío que daba al patio interior y atravesó varios cuartos con las puertas cerradas hasta divisar la última. Intentó abrir con la llave pero su mano derecha le dolía demasiado hasta para realizar el mínimo esfuerzo por lo que usó la zurda para girar la llave y abrir la habitación fijada.
Glosario:
0) Pie de Cabra: Es una herramienta que consiste en una barra de metal curvada en un extremo y de puntas aplanadas, que por lo general lleva una pequeña fisura en una o ambas terminaciones para quitar clavos.
1) Te Negro: Según un estudio realizado en 2005 el 82% de los rusos consumen té diariamente siendo el té negro el de mayor popularidad.
2) Claustro: Es un patio interior dentro de un convento o monasterio al rededor del cual hay un corredor con columnas y arcos.
3) Nave:Espacio principal dentro de una iglesia que recorre desde el acceso hasta el altar.
4) Sacristía: Habitación designada a la vestimenta de los sacerdotes de la iglesia donde mantienen los objetos destinados al culto.
5) Luger: Pistola semi-automática de origen alemán patentada en 1898 por Georg Luger, elegante y sencilla.
PD: Soy arquitecta, por eso a veces me dejo llevar describiendo los espacios, por lo que les traeré el croquis de esta abadía en el siguiente capítulo para que se den una idea de donde vivirán el resto de la semana :)
