(8)^0^(8)

Capítulo doble!

Ok... tenia casi listo este capítulo y dije... ¿Por qué no? Así que lo dejo espero les guste jojo.

ShadowTamerBlack

Gracias por la bienvenida amiga, seguí tu consejo y disfruté un día más de vacaciones para no perder el hilo del fic!

Así es, a Silke no le gusta quedar en segundo lugar, está acostumbrada a hacer todo bien por lo que era necesario que volviera al juego.

La actitud de los Majestics es algo que creo difícilmente se les va a quitar, tienen su propia forma de hacer las cosas y desafortunadamente para Silke le guste o no las cosas son así u_u por eso MA ni les dice nada, ya que sabe que no tiene caso pelear una discusión que no ganará.

Si! Los latinos son geniales! Creo que para ser su primer campeonato vienen bien preparados, y aprenderán mucho más a lo largo del torneo. A mi también e parece que Las chicas serán buenas amigas a futuro.

Si, los rusos, no me los imagino teniendo una amena charla en un café comiendo pastelillos, pero que tal en una taberna de mala muerte? XD

Bueno, la intriga de Tala no es para más, podrás descubrirlo en este capítulo ;)

Gracias por todo Ira, nos vemos en el Cap. 18 OwO!

MaryMishe00

Y he aquí el capítulo 17! Hurra! Esos santos si que son efectivos!

Silke siempre será de esas personas que intentan ayudar a salvar el equipo y no a salvarlo como suele hacer Kai a su manera tan... difícil de comprender!

UFF! Yo igual pensaba en que sentiría Silke al estar a nada de tocarle con su hermano y los nervios más que otra cosa O_O Por suerte se salvaron!

Si, ya conoces a Tala y Kai, son muy observadores, nada se les escapa.

Y con respecto a Johnny, pues claro que la quiere, pero más como una hermana por eso se pone tan loco cuando ve que se cambió de bando, en especial con Kai a quien respeta pero no le tiene tanta confianza.

Silke en un bar! Que Robert y compañía no se enteren por que ahí si creo que habría una guerra santa o algo D:

Tu comenta todo lo que quieras! XD a mi me encanta responder las reviews n_n

Pues espero que el 17 sea de tu completa satisfacción y bueno, aquí te lo dejo!

Besos amiga y ánimo con tu ONE SHOT! Lo sigo esperando *_*

¡Buena lectura! =^w^=


Capítulo XVII

- ¡Prepara tu beyblade! - Ordenó Tala llamando su atención en la enorme sala.

El capitán se encontraba esperándola situado a un extremo de un beyestadio de piedra con su blade cargado en su lanzador y Kai se hallaba de pie un poco alejado, mirándola con seriedad.

-¿Sucede algo? - Preguntó Silke posando su vista primero en uno y luego en el otro, sospechando que estuvieran confabulados en su contra.

-Me surgieron ciertas "dudas" con respecto a tu forma de jugar beyblade, así que como capitán te exijo que tengas una batalla conmigo, será como un entrenamiento, no es necesario preocuparse por quien gana o pierde, ¿lista? - Cuestionó levantando su lanzador en dirección a ella un poco amenazante.

Silke retuvo la mirada sin moverse, comenzaba a cansarse de que cuestionaran sus habilidades como blader, pero les demostraría de una vez por todas que no había nada de malo con su forma de jugar, así que sin más se aproximó hasta el beyestadio y preparó a Gekiryu en su Luger para enfrentarse a Tala.

Ian, Bryan y Spencer llegaron para distribuirse en distintos puntos de la sala de entrenamiento, algo que incomodó aún más a Silke, eso significaba que a pesar de todo nadie en ese grupo confiaba en ella.

-Cuando quieras. - Indicó la chica con el semblante severo.

-3, 2, 1, ¡Let it rip! - Señaló Tala dando la salida de los blades.

A penas tocaron el fondo del estadio y Gekiryu embistió a Wolborg con toda su fuerza, sacándolo de inmediato de la arena de juego, devolviéndolo hacia su dueño quien lo atrapó en medio del aire.

Silke sonrió satisfecha.

-¿Y bien? - Preguntó convencida de que no habría más incertidumbre en su contra.

-Tu beyblade tiene un balance perfecto y a causa de su estatura puede dar golpes temibles como este. - Decretó Tala cargando nuevamente a Wolborg, a lo que Silke intentó recuperar a Gekiryu siendo detenida por la voz del capitán - Espera, esto es sólo entrenamiento, quiero probar unas cosas contigo, así que vuelve a atacarme. - Indicó enviando a Wolborg de vuelta al plato.

Silke frunció levemente el ceño pero no dijo nada. Notaba de reojo como los otros cuatro chicos la miraban con recelo, por lo que fastidiada atacó con fuerza a Wolborg sacándolo de nuevo del beyestadio.

-Muy bien. Una vez más. - Dijo Tala lanzando por tercera vez a Wolborg a combatir contra Gekiryu que continuaba con la potencia inicial.

Silke se sentía incómoda al ser tratada como conejillo de indias, pero entendía que debía obedecer al capitán, por lo que volvió a golpear al blade plateado con la misma intensidad de antes, desafortunadamente en esta ocasión Wolborg no alcanzó a salir del estadio, por nada consiguió mantenerse dentro de la circunferencia del plato, llamando la atención de la castaña, pero al parecer ninguno de los chicos se hallaba sorprendido de la maniobra del pelirrojo.

Tala agudizó la vista sintiéndose inconforme con el resultado y dirigió a Wolborg hasta Silke, esperando que ella lo atacara, algo que la germana no dudó en hacer.

Gekiryu impactó a Wolborg con mayor fuerza incluso que antes, alejándolo suficiente para arremeter nuevamente, realizando un coordinado ataque pero el blade de Tala no conseguía ser abatido, entonces Silke comenzó una nueva serie de golpes mucho más agresivos, propinando golpe tras golpe, dañando cada vez menos a Tala, era como si la fuerza del blade azul fuera disminuyendo.

Kai suspiró molesto, algo no andaba nada bien.

Pasaron los minutos y la batalla se extendía sin que Gekiryu pudiera derrotar al lobo; cansado del bajo rendimiento que se veía en Silke, Tala comenzó un ligero contra ataque, lo que inclinó la balanza del duelo en contra de la germana.

Al verse superada, la chica ordenó a su blade enterrarse en el estadio para poder sacarle ventaja a su oponente, algo que Tala ya anticipaba lo que lo llevó a dejar a Wolborg estático en el centro del plato esperando el ataque de Gekiryu.

Silke se enfadó al ver como Tala la esperaba tranquilo, por lo que invocó a Gekiryu que emergió de la base de piedra elevando a Wolborg por los aires y cuando supuso que su enemigo estaba en posición para darle el golpe final lo sintió de nuevo.

Su ataque se vio frustrado e incompleto cuando Gekiryu no pudo saltar lo suficiente, acompañado de una momentánea visión borrosa de su alrededor y su blade que cayó en el centro del plato sin haber golpeado a Wolborg como debía.

- Wolborg. - Llamó Tala al espíritu sagrado del lobo alado, que tan solo apareció dentro del campo de batalla, calmado al igual que su amo.

Gekiryu no perdía la ferocidad, sin embargo Silke se veía un poco confundida. No sabía por qué, pero comenzaba a sentir que inexplicablemente el aire le faltaba.

Tala no atacó, por lo que Silke dio inició a la ofensiva entre la enorme bestia bit y el lobo de hielo. Era como si la velocidad de Gekiryu se viera superada fácilmente por la gracia y agilidad de los saltos de Wolborg que evitaban cualquier ataque del gigante dragón.

Silke y Gekiryu intentaban una y otra vez apoderarse de Wolborg, pero resultaba imposible intentar atraparlo. La mirada de hielo de Tala se mantenía fija e inexpresiva. Con un movimiento de muñeca, el ruso ordenó a su bestia bit que comenzara a bajar la temperatura, algo que alentó a Gekiryu aún más.

Silke aún no se daba por vencida pero comenzaba a sentir que los ojos le picaban, como si la caída de la temperatura le diera sueño.

-¿Es suficiente esto? – Preguntó Tala con los brazos cruzados. La temperatura ya se encontraba quince grados bajo cero, los Blitzkrieg Boys no se inmutaban ante el descenso pero Silke había comenzado a tiritar, algo que cuando llegaron por primera vez a la abadía no había sucedido.

-¡Por supuesto que no! ¡Gekiryu! – Exclamó Silke dejando ver su aliento en la helada sala.

El dragón recobró fuerzas y embistió a Wolborg de frente, consiguiendo que el Lobo retrocediera sacudiendo la cabeza desaturdiéndose del golpe, sin embargo el impacto en el adversario hizo caer a Silke sobre una rodilla.

-Pero… ¿qué es esto…? - Se preguntaba exhausta inhalando agitadamente, sentía una gran presión en su pecho y su corazón palpitaba rápidamente.

Kai la miró decepcionado.

-Esto es malo. – Susurró Ian.

Silke se puso de pie con todas sus fuerzas cuando escuchó a Ian, no sabía que ocurría pero no perdería el encuentro aunque se tratase de un entrenamiento.

Su respiración agitada y desesperada hizo que Tala bajara la mirada en aceptación.

-Wolborg, ataca – Ordenó Tala a su bestia bit que contra atacó sin previo aviso a Gekiryu quien fue incapaz de esquivar los ágiles movimientos del lobo que lo golpeaba en todas direcciones, consiguiendo debilitar aún más a la chica, que difícilmente mantenía un ojo abierto.

Tala continuó peleando con Silke, sin sacarla del plato manteniendo su castigo. Ella se encontraba totalmente exhausta, el aire le era escaso y su visión se entrecruzaba, sintiendo un gran mareo.

Finalmente Tala dio el golpe final cuando supo que no podría resistirlo más ocasionando que la fuerza recibida por Gekiryu se reflejara sobre Silke consiguiendo que se golpeara contra la pared cercana y cayera al suelo boca abajo sintiendo el helado piso bajo su mejilla y el blade de Gekiryu muy lastimado yacía inmóvil sobre el plato de piedra.

-Levántate - Fueron las duras palabras de Tala en medio de la nave, donde todas las miradas estaban sobre Silke, pero nadie se preocupó por ayudarla.

Silke sentía su cuerpo muy pesado, no encontraba las fuerzas para mover un dedo si quiera, tan solo quería permanecer ahí tirada.

-¡Levántate! – Rugió Tala. No le importaba que fuera una chica, si era parte del equipo tendría que atenerse a sus reglas.

Con mucho trabajo consiguió ponerse de rodillas para intentar levantarse cayendo una vez, pero tosió un poco y lo intentó de nuevo consiguiendo ponerse de pie con mucha dificultad.

-Así está mejor. – Reconoció Tala.

Silke lentamente recuperaba su respiración normal, pero se sentía muy cansada y molesta ante su derrota.

-No entiendo… ¡qué pasó! ¡Esto no tiene ningún sentido…! – Se dijo a sí misma en voz alta sacudiendo la cabeza sin poder comprender lo ocurrido.

-Anteriormente no habías perdido ya que derrotabas a tus oponentes tan rápido que tu bestia bit a penas y se desgastaba. Eso fue lo que ocurrió cuando venciste a Kai, a Ian, Bryan y Spencer. – Concluyó Tala recuperando a Wolborg.

-¡¿Qué?! – Preguntó Silke incrédula.

-Sólo tuviste que distraerte al final de la última batalla para que sospechara de ti. – Mencionó el pelirrojo molesto recordando como Gekiryu había sido derrotado por Wolborg tras un ligero golpe amistoso.

Silke aún permanecía con la mirada temerosa al escuchar las razones de su pérdida.

-Pudiste disimularlo bien ya que tienes una bestia bit increíblemente poderosa, si el Beyblade fueran peleas de gallos, tu nunca serías derrotada, pero no sabes una cosa, en este deporte la batalla es entre un beyluchador y su bestia bit, cuando te enfrentas a una deidad no solo luchas contra ella, sino contra el que la domina, por esas dos razones perdiste frente a Tyson, y frente a mí. Todo este tiempo has dejado que Gekiryu sea el único que pelee. – Dictaminó Tala.

Entonces todo tuvo sentido para Kai. Tyson se encontraba tan molesto por el cambio de jugador que no se había confiado de Silke como fue cuando ellos lucharon en el Lobby de las empresas Hiwatari, apretó sus puños mirando a Silke. ¿Cómo había podido perder con una novata?

-¡No, eso no… es cierto! – Negaba incrédula la chica ante lo que decía el pelirrojo.

-Vaya, en serio no lo sabías… - La miró Bryan un poco sorprendido.

El capitán gruñó inconforme y comenzó a hacer preparativos para enmendar el error.

-Esto es un problema, los otros equipos no tardarán en darse cuenta… tal vez si la cambiáramos… - Decía Tala pensativo.

-¡Por favor! Entrenaré muy duro lo prometo y…!- Suplicó la alemana temiendo que la sacaran del equipo.

Kai interrumpió abruptamente – No quisiera desilusionarte pero si lo consigues será cuando seas una anciana, nosotros hemos entrenado desde siempre para esto. Haz desperdiciado toda tu juventud.- Sentenció seriamente.

Tala se encontraba un tanto decepcionado al conocer la terrible debilidad de Silke por lo que escuchaba el punto de Kai.

- Nos quedaremos discutiendo respecto a este asunto, vuelve a tu habitación. – Exigió Kai.

- ¡Tú no eres el capitán! – Silke estaba muy molesta por lo que le contestó de mala gana

Sin embargo Tala se aclaró la garganta para llamar su atención. – Concuerdo con Kai, retírate. – Le ordenó despreocupado.

Silke desistió, entendía que se sintieran molestos, hasta ella se sentía así, asintió con la cabeza, recogió a Gekiryu junto con su equipaje y salió por la puerta aceptando su responsabilidad.

-Te dije que sólo nos estorbaría- Le recordó Kai bruscamente a Tala.

-¡No me digas! ¡Aquí el responsable eres tú! – Respondió inmediatamente Tala.

-¿¡Cómo dices!? – Se indignó Kai.

-De no haber estado fanfarroneando durante el entrenamiento nos hubiéramos dado cuenta del problema, ¡pero estabas muy ocupado comportándote como un niño! – Vociferó Tala.

Kai sólo gruño molesto pero aquello era cierto, se enfocó tanto en llevarle la delantera a Silke que ella no tuvo que esforzarse mucho.

La sala de entrenamiento quedó en un penoso silencio, hasta que alguien surgió con una idea.

-Y entonces… ¿la sacamos del equipo?- Preguntó Bryan.

-Hagamos una votación - comunicó Tala y sus compañeros asintieron. – Levanten la mano los que quieran que Silke se quede. – Solo la mano de Ian y Bryan se alzaron.

-Bien… levanten la mano si prefieren que Silke deje el torneo. – Su mano y la de Spencer se levantaron. Kai permaneció de brazos cruzados.

-Kai, antes querías que se fuera y ahora no votas en su favor o en su contra, necesitamos saberlo ya. - Indicó Tala cansado.

-Antes de dar mi voto tengo que saber algo. – Respondió Kai.

-Encárgate entonces. – Ordenó Tala sin más que decir.

El bicolor dejó la habitación y solo su bufanda se hondeaba en el pasillo, mientras los otros cuatro se miraban entre sí divididos por la votación.

-Creí que Silke te agradaba. – Le dijo Bryan a Spencer.

-¿Por eso quieres que se quede? ¿Porque te agrada? – Respondió Spencer.

Bryan subió los hombros y sencillamente respondió – Me ganó en buena ley y no me molesta aquello, aun así me siento tan sorprendido como ustedes por su debilidad. -

Spencer escuchó aquello y dirigió su mirada a Ian, quien respondió a su manera.

-Su bestia bit es fabulosa, podría ser de categoría 4, tal vez 5 si estuviera bien entrenada, veo a Silke más como un beneficio que como un estorbo. – Respondió el de menor estatura. - ¿Y qué hay de ti? – Le preguntó al rubio.

-¿A caso no se preocupan por ella? Tyson es un beyluchador tranquilo, pero si le tocara con alguien como nosotros, podría resultar seriamente herida, vean como la dejó Tala con esa pequeña demostración. – Indicó Spencer haciendo entrar en razón a los otros dos.

-Eso es cierto, aunque no somos niñeras de nadie, en todo caso ella misma se pone en riesgo, así que si se queda se atiene a nuestra forma de entrenar, no veo por qué habría que tratarla de manera especial. – Decretó Tala mirando a los otros casi como si les diera una orden algo que todos comprendieron.


Al llegar a la habitación de Voltaire, Kai llamó a la puerta pero no obtuvo respuesta. Volvió a tocar más fuerte y nada, suponía que Silke lloraba desconsoladamente así que abrió la puerta para ver la habitación vacía. Era extraño, su mochila de viaje permanecía sobre la cama así que no había escapado. Decidió buscar en otro lado no sin que algo llamase su atención. El libro que leía. Se introdujo en la habitación y lo levantó pareciéndole extraño. La cubierta no le decía mucho, solo el dibujo de una runa. Lo abrió y el título en ruso de la portada interior decía "Mitología Escandinava". No le daba ninguna pista, repentinamente una luz azulada destelló afuera de la ventana y alcanzó a ver una aleta caudal de gran tamaño entre los tonos naranjas de la puesta de sol.

-Gekiryu…- Pronunció e intuyó donde buscar.

En el techo de la nave, Silke se encontraba haciendo maniobras muy rápidas con Gekiryu, que intentaba escalar el muro del campanario, intentando llegar cada vez más y más alto.

El blade cayó a penas a cinco metros de altura, por lo que Silke lo atrapó y le miró.

-Gekiryu… ¿en serio te he forzado sin ayudarte…? – Preguntó la chica a su blade azulado.

Silke inhaló profundo y cargó nuevamente a Gekiryu.

-¡Corregiré mi falla de inmediato! Debo hacerlo a la perfección, para entonces derrotar a Robert y… - Dijo lanzando su blade nuevamente contra el muro para que subiera verticalmente consiguiendo llegar más arriba que su anterior marca.

Kai Hiwatari subió por la escalera marina(1) dentro del armario de limpieza del primer piso al igual que lo había hecho Silke, por lo que abrió la trampa(2) del techo apareciendo ante su socia. El ruso subió hasta encontrarse al nivel de la chica quien inmediatamente se molestó.

-¡Largo de aquí! Deja de importunarme. – Declaró Silke fríamente.

- Son palabras grandes para una damita. – Respondió Kai burlón aproximándose hasta ella.

Silke lo miró inconforme, si él no se iba ella lo haría. Atrapó a Gekiryu en el aire y caminó en dirección a Kai, apenas un paso detrás suyo la voz del beyluchador la detuvo.

-Sabes que no puedo dejarte ir así nada más. – Pronunció dominante.

-Tú no me asustas – Manifestó continuando su caminar sobre el techo de la nave hacia la única salida, sin embargo Kai frunció el ceño y disparó a Dranzer en dirección a Silke escasamente zumbando cerca de su cabeza.

Dranzer cayó frente a ella cerrándole el paso, mientras un muro de llamas azules se levantó por un instante en medio de la ventisca que iniciaba.

-Estás comenzado a exasperarme. – Le indicó Silke mirando de reojo a su agresor.

-Al menos he conseguido que sientas algo. – Declaró ya que por vez primera obtenía una reacción por parte de ella.

-Mira quién habla. – A Silke no le importaba, no pelearía con Kai sólo porque a él le apetecía, así que pasó por encima de Dranzer convencida de que Kai no la quemaría realmente, entonces el joven tuvo que persuadirla de otra manera.

-"Victoria", ¿no es así? – Le llamó.

Silke continuó su camino sin prestar atención a aquello.

-¿Cómo puedes tener un nombre así y deshonrarlo? – Le preguntó.

-¿¡QUÉ!? – Exclamó parándose en seco metros antes de llegar a la trampa. – Repítelo. – Dijo girando lentamente hacia el ruso con una mirada sombría.

Kai sonrió perversamente, al fin Silke había mordido el anzuelo, tenía la misma debilidad que los Majestics, cuestionar su honor sería su perdición.

-Dije que no le haces justicia a tu nombre – Le respondió fascinado por tener el poder en hacerla enfurecer.

-¡Eres un jovencito malcriado! ¡Te enseñaré buenos modales! - Dijo en un cambio inmediato de actitud donde su serenidad había desaparecido.

- ¿En serio? –Respondió Kai tras llamar a Dranzer para prepararlo contra la chica.

Silke se encontraba muy molesta, a pesar de haber perdido contra Tala y que Kai hubiera encontrado su debilidad, no caería ante su presumido socio, ganaría rápido para no desgastarse y lo haría tragarse esas palabras. Nadie se burlaba del nombre que le habían dado sus padres.

-¡3, 2, 1, LET IT RIP! – Exclamó molesta Silke disparando su Luger apuntando hacia la trayectoria en que suponía Dranzer sería lanzado por su contrincante.

Ambos blades chocaron en el aire rebotando hacia sus dueños nuevamente. Silke no se inmutó ante aquello, sentía un poco de cansancio pero su furia podía más.

Sin decir nada condujo su blade hacia Kai quien divertido por la oportunidad que se le presentaba mantuvo la distancia con Gekiryu y lanzó las plumas de Dranzer cual dagas consiguiendo acertar contra Silke sacándola de balance, algo que sintió en su cuerpo como si una fina aguja se hubiera clavado en su pecho.

Silke alzó la vista inconforme y se recuperó de inmediato intentando alcanzar al blade azul rey.

-¡Gekiryu! – Le llamó a su inmenso dragón que apareció al instante.

-¡Dranzer! – Invocó Kai cuando vio que la chica sacaría la artillería pesada.

-¡Despluma a esa ave! – Exigió Silke a su compañero que podía sentir la ira en la castaña, y sin demora se lanzó contra el pájaro de fuego.

Kai ya no dudaba, era su oportunidad de vengarse de todo lo que Silke había provocado. Sin problemas Dranzer esquivó las fauces de Gekiryu dejándolo morder la nieve que se acumulaba en el techo.

-Silke, tú no estás a la altura de nuestro equipo y te lo voy a demostrar. – Le dijo certero haciendo rabiar a la chica cuando el ataque de plumas de Dranzer se convirtió en un tornado que rodeaba a Gekiryu.

Las plumas no tenían un gran efecto sobre las escamas metálicas de Gekiryu pero el calor que emanaba de ellas hacía rugir al Dragón de dolor y Silke podía sentir su agonía y sufrimiento a través de su propio cuerpo.

-¡No dejaré el equipo sólo por esto! – Exclamó molesta haciendo a un lado la dolencia.

-Entonces explícame una cosa, antes te daba lo mismo estar o no en el equipo, ¿por qué de pronto cambiaste de parecer?- Preguntó Kai tranquilo.

-¡Ese no es asunto tuyo!- Respondió Silke.

Kai frunció el ceño y aumentó la temperatura en el cuerpo de Gekiryu haciéndolo caer pesadamente sobre el techo, un ataque tan fuerte que Silke perdió el equilibrio pero consiguió mantenerse de pie. La castaña respiraba con trabajo pero su mirada desafiante no cedía.

-El ataque daga de viento de Griffolyon es mucho más poderos que esto, no podrás ganarle, deberías renunciar. – Dijo Kai soberbio.

Silke se sobresaltó al escuchar eso, Kai había descubierto su coartada. Ella miró a Gekiryu siendo dominado por Dranzer. Cerró los ojos para meditar aquello, había mucho más en juego de lo que Kai o cualquiera podría entender. Al abrirlos reveló una mirada radiante e invencible.

-¡Jamás Renunciaré! – Determinó. En ese instante, Gekiryu se liberó de la prisión de Dranzer. Lleno de energía acertó un fuerte cabezazo que descontroló al fénix sorprendiendo a Kai haciéndolo retroceder inesperadamente unos centímetros de su posición.

El ruso quedó impresionado ante el ataque sorpresivo y la fuerza con que Silke lo golpeó. Sintió algo tibio sobre su labio inferior, por lo que aproximó su diestra para limpiarse un hilo de sangre que la germana le había cobrado. Aquel líquido carmín consiguió enfervorizarlo. Su mirada violeta se levantó acompañada de una sonrisa ambiciosa hacia su adversaria.

-Sabes jugar rudo… eso me agrada, ¡así no tendré que preocuparme por esto! – Dijo Kai muy animado, algo que en su personalidad asustaba.

Silke aguardó con precisión la maniobra de su oponente ignorando su propio cansancio, cuando observó a Dranzer dirigirse con todas sus fuerzas hacia ella.

-¡Spiral Fireball! – Exclamó ansioso por eliminar a Gekiryu de una vez por todas, lanzando el mismo ataque que sólo había sido usado con la última persona que lo había llevado hasta dichas instancias, Brooklyn.

Los ojos de Silke empequeñecieron al fijarse en la incandescente luz anaranjada en que Dranzer se había convertido, y que se dirigía hacia ella a toda velocidad. Antes de que la bola de fuego la impactase, una poderosa barrera azulada retuvo el ataque. Gekiryu había protegido a su ama de aquel imparable ataque, pero Kai no cedía. Lentamente comenzó a empujar a Silke y a Gekiryu de su posición hacia atrás, despojándolos de su terreno inicial. La castaña instintivamente colocó sus brazos al frente suyo protegiéndose del intenso calor que sentía como quemaba la piel de su rostro y el cuerpo de su bestia bit. Era imposible ver algo detrás del resplandor de Dranzer, y todo intento de frenarlo o contrarrestarlo era inútil. Ahora a Silke le costaba respirar más que nunca, no solo debido a la pérdida de energía sino al escaso oxígeno que restaba en ese ardiente ambiente.

Kai se divertía con lo que acontecía, aun así le parecía que Silke estaba resistiendo bastante bien su ataque final, no cabía duda en que Gekiryu era una bestia bit extraordinaria pero no había explotado su poder al máximo por lo que decidió acabar con el encuentro liberando la energía que le quedaba.

Silke no se rendía a pesar de que sus pies se deslizaban hacia atrás entre la nieve que ya se había convertido en agua, hasta que cayó al tropezar con el borde de la estructura y un grito ahogado fue lo último que se escuchó de ella y su bestia bit.

El fuego desapareció y Dranzer volvió hasta su blade que regresó hasta la mano de Kai quien se aproximó lentamente hasta el punto donde Silke había desaparecido. Eso había sido muy fácil de hacer para él ahora que conocía el punto débil de la chica. Pero no era suficiente para restablecer su orgullo como beyluchador y heredero Hiwatari. Echó un vistazo al vacío donde seis metros abajo, la gruesa capa de nieve de casi dos metros había amortiguado la caída de su socia.

Silke se encontraba boca arriba respirando agitadamente entre los copos de nieve, había dejado un hueco que enmarcaba su silueta y apretaba los puños sobreponiéndose de la terrible experiencia que el Hiwatari le había hecho vivir. Lentamente y con mucho cuidado se incorporó sorprendida al no sentir dolor alguno, temía haberse lastimado algún hueso, sin embargo no tuvo mucho tiempo para evaluar que su cuerpo no hubiera sufrido heridas menores ya que unos manchones oscuros se aproximaron hasta ella gruñendo peligrosamente.

La respiración de Silke se detuvo mientras su corazón palpitaba lenta y pesadamente a causa de tener tan cerca una manada de al menos una decena de lobos. Los salvajes canes la acechaban y rodeaban mientras ella permanecía sentada inmóvil y semi enterrada en la nieve. Una gota de sudor rodó desde su frente hasta su mejilla cuando uno de los lobos se aproximó haciendo sonidos amenazantes.

Kai veía todo desde arriba, quería corroborar algo, aunque comenzaba a dudar puesto que preparó su lanzador "por si acaso"; en ese momento algo sucedió, desde el beyblade de Silke que se encontraba a un par de metros de ella emergió Gekiryu rodeando con su traslúcido cuerpo a su dueña, liberando un rugido corto que hizo chillar a los lobos inmediatamente consiguiendo que se alejaran de ella tan abruptamente como habían aparecido, volviendo a su bit tras demostrar quién era la bestia dominante. Finalmente Kai encontró la respuesta que buscaba y se retiró dejando a Silke sin posibilidad de entrar de nuevo al recinto debido a tanta nieve que cubría más de metro y medio imposibilitando abrir cualquier puerta.

La castaña al fin pudo recuperar el aliento, todo aquello había resultado aterrador en muy poco tiempo. A pesar de lo ocurrido se aproximó hasta Gekiryu y lo levantó mirándolo preocupada. El blade azul cerúleo tenía grietas evidentes, el anillo de ataque había perdido el filo y el pesado anillo de defensa de metal se encontraba desgastado a causa del calor extremo que Kai había utilizado. Había perdido ya tres veces y no era coincidencia. Entonces Silke dirigió sus ojos ámbar hacia la azotea, pero no había señales de Kai. Lo que el ruso le hizo había sido extremo e innecesario, él también se tomaba el juego demasiado en serio y quiso pensar que tirarla había estado fríamente calculado por el joven a menos que en verdad hubiera esperado lastimarla de gravedad, algo malo para el negocio a fin de cuentas. Guardó a Gekiryu en su bolsillo y decidió meditar todo de vuelta en su habitación por lo que caminó trabajosamente alrededor del edificio buscando por donde entrar. Las puertas estaban cerradas desde el interior y la nieve no ayudaba, romper una de ellas tampoco era una opción o los lobos podrían entrar. Luego de varios minutos la única forma parecía ser subiendo por las ramas de un pino cercano a una torre del lado contrario del campanario.

La germana nunca había trepado un árbol en su vida, era una de las muchas prohibiciones que tenía, pero al parecer no había otra opción, ya que el viento se volvía cada vez más helado y la oscuridad de la noche se aproximaba. Se acercó hasta la base del árbol, que se encontraba al igual que todo cubierto por la nieve, y se animó al pensar que si caía, al menos la nieve amortiguaría el golpe en la forma que lo hizo previamente.

Torpemente comenzó a escalar como si se tratase de una escalera buscando entre las ramas del pino un mejor apoyo, pero los zapatos con tacones que llevaba se resbalaban con facilidad, por lo que al sentir que caería se sujetó con fuerza de una rama que se rompió debido a su peso llevándola hasta la gruesa capa de nieve. Silke no se inmutó por errar su ascenso, así que se incorporó rápidamente y volvió a tratar de escalar desde otro punto, sin embargo la tela de su vestido no paraba de atorarse con las ramas en la zona frondosa que había escogido en esta ocasión, así que nuevamente algunas ramas se rompieron dirigiéndola hasta abajo de una forma mucho más abrupta.

Silke gimió con incertidumbre, pero se levantó tan rápido como pudo más decidida que antes a escalar el árbol. Al hacerlo con menor cuidado, una rama consiguió rasguñar su rostro, haciéndola perder el equilibro devolviéndola a donde comenzó.

Esa última vez Silke se dejó caer de espaldas sobre la nieve derrotada viendo el cielo ennegrecer, sintiéndose miserable. Había vivido una mentira de la que no tenía conocimiento, y peor aún, había dejado que Gekiryu llevara toda la carga consigo… no podía dejarlo así. Sacó su beyblade y lo miró con tristeza.

-Perdóname. – Susurró. – No sabía que te hacía sufrir de esta manera, siempre has estado conmigo y fui muy egoísta al no darme cuenta que te dejaba sólo en el campo de batalla… Te prometo que me volveré más fuerte y nadie volverá a hacerte daño. – Se comprometió la castaña a lo que el bit de su blade resplandeció tenuemente.

Manteniendo su promesa, la chica trató de olvidarse del frío que sentía en su cuerpo debido a que su ropa se encontraba mojada a causa de la nieve en la que se había sumergido más de una vez, dejó de prestar atención a las palmas de sus manos que se encontraban rojas por el frío y lastimadas por la áspera corteza de los apoyos y miró al árbol segura de que superaría el obstáculo.

Su voluntad encontró como calentar su cuerpo con las pocas energías que le restaban, y comenzó a subir por entre las ramas mucho más tranquila.

Decidida a no quedarse fuera, consiguió subir casi cuatro metros hasta una ventana cercana en la torre secundaria, la cual como casi todo el complejo se encontraba cubierta por maderas clausurada desde adentro. Hábilmente se recargó contra el tronco del árbol que según la altura se iba haciendo más delgado e inestable y guardó el equilibrio sobre sus pies en una rama que se encontraba mucho más maciza que las otras para con ambas manos libres sacar a Gekiryu y su lanzador. Tenía una sola oportunidad si no quería tener que subir nuevamente aquel pino, su rostro sonrojado por la tensión no permitía que lo olvidara, así que con gran precisión disparó a Gekiryu contra la ventana sellada, rompiendo las maderas dejando un gran agujero por donde podría entrar.

Con su blade dentro del edificio, también aventó el lanzador al interior para no perderlo y se preparó para saltar una distancia de más de un metro. Silke consiguió recordar las palabras de Kai: "No estás a la altura". Claro que lo estaba y se lo de mostraría a sí misma, por lo que sin vacilar saltó hasta el alfeizar de la ventana que tenía escombros de madera, sintiendo un duro golpe en su abdomen, pero su mirada ardiente no la dejó rendirse así que con dificultad, consiguió jalarse hacia arriba con ayuda de sus brazos, para pasar primero una pierna y luego la otra, cayendo dentro del frío y sucio suelo de piedra. Silke se quedó boca arriba extendiendo los brazos inhalando y exhalando satisfecha de haber logrado su cometido. Esperó a que su respiración normal volviera y alcanzó a Gekiryu que giraba cerca de ella.

-Te lo agradezco. – Le dijo cálidamente antes de guardarlo en su vestido.

Por fin su cuerpo comenzaba a resentir todo el ejercicio de ese día. Sentía sus extremidades completamente engarrotadas a causa de su ropa empapada. Temiendo enfermarse, Silke recogió su lanzador, y se dirigió a la cocina para tomar algo caliente y posteriormente tomar un largo baño de agua hirviendo.


En la cocina el cuarteto original del equipo se encontraba cenando tranquilamente tomando algo de té caliente para esa fría noche cuando Silke apareció en la puerta con la ropa mojada y sucia, la cara roja y sudorosa y su cabello hecho un lío con ramas secas de árbol enmarañadas en él.

-¿Dónde estabas? La cena casi termina – Preguntó Tala sin prestar mucha atención a la condición de la chica.

-¿Por qué no le preguntas a Kai? – Respondió molesta con una falsa sonrisa.

-Me refería a por qué tardaste tanto. Kai me dijo que caíste fuera de la abadía pero demoraste mucho en volver. – Observó sin cuidado.

El resto de los chicos comían sándwiches elaborados con los ingredientes que ella había adquirido, y la ignoraban también.

A Silke le impresionaba como todos se encontraban tan tranquilos a sabiendas de lo que el Hiwatari le había hecho y el peligro que había corrido, pero guardó compostura y atravesó la cocina para servirse un poco de té caliente que reposaba sobre la estufa sin responder a su capitán.

Tala veía divertido como la chica había recibido un buen castigo, el cual decidió prolongar.

-Por cierto, presumo que entraste por la ventana de la torre sur. – Le dijo sin que ella reaccionara de ninguna forma. – Hay tablas y herramientas en el sótano, repárala cuanto antes. – Ordenó bebiendo un poco de té.

Silke suspiró con fuerza. Sus modales le impedían responder como quizá se merecían los rusos y se limitó a contestar recelosa. – ¡Bien! – Sin embargo la actitud de su buena amiga Marie-Angelique consiguió llegar hasta ella. -¿Algo más? – Preguntó sarcástica forzando una sonrisa.

- Sí, Has perdido nuestra confianza, espero puedas recuperarla. – Obvió Tala mirándola inexpresivo.

-¿Entonces por eso sigo aquí? – Respondió molesta alzando la voz olvidando sus modales por completo. – Tu jugador estrella casi me mata ¿Y yo soy la que debe buscar la confianza de ustedes? ¡Dime! ¿¡Qué sentido hay en eso!? – Preguntó exaltada llamando la atención de sus otros compañeros que sorprendidos miraron a la chica dulce que nunca antes había desafiado la autoridad de Tala.

-No lo malinterpretes, yo voté por que dejaras el equipo, Kai fue quien tuvo el voto decisivo. – Objetó dominante haciendo que la expresión colérica en Silke cambiara a una poco crédula. - Deberías conocer los motivos de Kai. – Continuó tranquilamente. – Sé que es difícil comunicarse con él, pero debes entender que al vencerlo lo dejaste como un tonto y el derrotarte ahora no restablece su orgullo de ninguna manera, por ello él aceptó que sigas en el equipo pero tu entrenamiento será más duro de lo que puedas imaginar. – Sentenció prestándole más atención a su taza casi vacía.

La castaña no supo que decir, había dejado que toda la ira la controlara, y a pesar de que se sentía parte de ese equipo, era difícil comprender algunas cosas. Tomó su taza llena de té y decidió beberla en su habitación, no sin antes intentar decir unas palabras apropiadas.

-Gra… - Comenzó a pronunciar.

-A nosotros no, agradece a Kai, nos aseguró que podrías con esto. – Le dijo a Tala a lo que Silke se quedó extrañada.

La chica no dijo nada más, bajó la mirada y tras una leve reverencia se retiró.

El comedor se quedó en silencio hasta que Ian habló.

-Paga. – Le indicó a Spencer aproximando su palma hasta él.

El rubio gruñó discrepante y sacó un billete de 5,000 rublos el cual entregó a Ian.

-¿Y esto? – Preguntó Tala curioso.

- Sabía que perdería los estribos con todo este asunto, pero Spencer apostó a que permanecería callada, bien por ella. – Celebró Ian guardando el billete en un bolsillo del pantalón.

-Pero que malos son… - Opinó Bryan con una sonrisa cómplice.


Aún era temprano, el reloj de la habitación del Señor Voltaire no pasaba de las 19:00 horas pero a Silke los ojos ya le pesaban terriblemente. Con fatiga tuvo que encender la chimenea, afortunadamente gracias a que era tan organizada, había dejado el balde lleno de leños antes de ir a Escocia.

El fuego comenzó a crepitar melodioso, y la alemana tomó un sorbo de su taza calentándose las manos al sostenerla. Ese delicioso trago la calentó por dentro y le recordó que aún no podía descansar.

Tras concluir su bebida, Silke se retiró la ropa mojada y sucia, tomó una ducha limpiándose toda la tierra, acículas(3) de pino y astillas de la ventana. Se encontraba vencida por toda la situación que había vivido, y aunque en parte sentía que lo merecía, pensaba que sólo eran obstáculos hasta derrotar a Robert.

Al salir del caliente baño se puso el pijama de pantalón y camisa con mangas que compró en Escocia, sus pantuflas para clima frío, y dobló su ropa de entrenamiento para evitar ensuciarse. El uniforme de enfermera se encontraba muy húmedo. Dejó su habitación con la intención de llegar al cuarto de lavado, esperando que hubiera una secadora, o pasaría el día siguiente en pijama.

Cuando estaba a punto de bajar las escaleras miró hacia una puerta, la única que no había visto abierta, y ya sabía quién era el dueño. La miró despectivamente y siguió su camino. Pisó el primer escalón hacia abajo y se detuvo de pronto para inhalar profundamente. Decidida volvió con paso apresurado hasta la puerta y tocó un par de veces, tras algunos segundos la puerta se abrió y Kai apareció extrañado por aquello, ya que su equipo nunca le llamaba, debía ser algo importante de ser así, aunque mayor aún fue su sorpresa cuando bajó su mirada hasta una molesta visita a quien observó repugnado.

Silke miraba hacia arriba, sin sus tacones era 5 centímetros más pequeña, pero su coraje no cambiaba en absoluto. La castaña le observó llena de determinación y ambos se sostuvieron la mirada por algunos instantes hasta que Silke rompió el silencio.

-Prepárate. No olvidaré esto. – Anunció la germana con una clara amenaza hacia el ruso-japonés para luego dignamente retomar su camino en dirección a la lavandería.

Kai la miró retirarse aún con el ceño fruncido, aunque conforme se alejaba sus labios se curveaban hacia arriba dibujando una malévola sonrisa. Odiaba a la alemana incluso más que antes, ya que había sido vencido por una débil principiante, aunque admitía que esa actitud inmutable avivaba el fuego que poseía. Nunca había conocido a alguien que hubiera sido derrotado terriblemente por él y volviera pidiendo más, esto provocaba que le gustara la idea de tener nuevas oportunidades de humillarla y hacerla pagar lentamente la desgracia que le había traído. Silke era un hueso duro de roer, sin embargo tarde o temprano escucharía su dulce lamento y estaría ahí para verlo con sus propios ojos y disfrutar verla quebrarse.


La lavandería se encontraba cerca del armario de los leños en el patio posterior, donde la alemana había metido su vestido en una potente lavadora semi-industrial, levantó el recipiente del jabón líquido y leyó las instrucciones de lavado que eran para una carga aún mayor, por lo que simplemente consideró el tamaño de su ropa y usó una pequeña cantidad del detergente y echó a andar el aparato en modo automático. Silke se quedó pensando en lo que le había dicho a Kai, sabía que una dama no actuaba de esa forma, aunque claro, alguien que te tira de una azotea no puede ser considerado un caballero, por lo que rebajarse a su nivel por esta vez la había hecho sentir mucho mejor.

La lavadora no tardó más de veinte minutos en dejar limpio el atuendo de Silke, el cual inmediatamente metió a la secadora siguiendo las instrucciones que se encontraban en una etiqueta al costado del aparato. Tuvo que esperar un tiempo similar, en el que sentada en una silla comenzó a cabecear mientras intentaba no quedarse dormida.

Pasado el tiempo necesario, la secadora realizó un ruido agudo dando a entender que había concluido su labor. Silke sacó su vestido que se encontraba seco y tibio y lo abrazó contra su cuerpo. Tenía tanto por hacer al día siguiente, como preparar el desayuno, reparar la ventana algo que no tenía idea de cómo hacer y soportar el duro entrenamiento que Tala se encargaría de ponerle, y no debía olvidar que Gekiryu se encontraba en mal estado, por lo que tendría que hurgar en el almacén de piezas de beyblade que yacía en el helado y oscuro sótano para repararlo.

Intentando no pensar en lo extenuado que resultaría el día siguiente, salió del cuarto apagando la luz en dirección al suyo para tratar de reponer fuerzas e iniciar la ocupada semana con el pie derecho.

Como siempre el desayuno se servía a las 08:00 horas, pero la aficionada cocinera se levantó dos horas y media antes para no errar en su turno. Silke llevaba consigo la revista que había adquirido en la cafetería de Escocia y también tenía a la mano el libro donde había aprendido la receta de los bollitos de pan que contenía más recetas rusas, eligió los platillos que haría para el desayuno y puso manos a la obra. Sabía que los utensilios de cocina podían ser peligrosos, incluso alguna vez Marie-Angelique había hecho una rabieta por una fea cortada que Oliver se había hecho en el dedo con un cuchillo cuando descamaba(4) un gran pescado, convencida de que las dos horas y media serían suficientes para elaborar cada platillo sin apresurarse y proteger la integridad de sus manos comenzó a lavar, pelar y cortar betabel(5), papa, algunas hierbas secas y grande fue su sorpresa cuando inexplicablemente sus ojos comenzaron a arderle al picar una cebolla.

Exigiéndose perfección aún en un área desconocida para ella, continuó preparando los ingredientes de una sopa Borscht que venía muy bien explicada en el viejo libro de la abadía, para luego continuar con un procedimiento que la revista llamaba "marinar" donde colocaba algunas salsas con la cebolla y trozos de carne madura en un recipiente hondo y debía dejarlo por al menos una hora antes de cocinar. La chica se dio cuenta que aquello no era tan fácil como Oliver lo hacía parecer, por lo que vio la hora y se aterró ya que faltaba un cuarto de hora para las 07:00 de la mañana.

La presión comenzó a caer sobre sus hombros, pero respiró profundamente y dio unas vueltas a la sopa, la cual probó con ayuda de una pequeña cuchara y se alivió al sentir que el sabor era similar a la sopa que había probado en casa de Kai, por lo que se relajó tan solo un poco y comenzó a preparar la masa de los bollos, a los que esta vez agregó algunos frutos secos como decía en la receta variante de la original que ya conocía.

Al terminar encendió el horno y dejó que se calentara por algunos minutos mientras preparaba un gran sartén para freír las brochetas de carne. El tiempo parecía avanzar inexplicablemente rápido, y aún le faltaba meter el pan al horno y hervir el té.

Cuando la sopa, la carne, el pan y el té estuvieron listos, a la germana le habían sobrado cinco minutos, los que aprovechó para colocar todo sobre la mesa y sentarse bebiendo un vaso de agua fría, a la vez que pensaba en lo mucho que debía agradecer a Liesl y sus cocineros la próxima vez que los viera, ya que la cocina no era algo fácil.

A las ocho en punto su equipo entró al comedor. Ninguno dijo nada pero era un poco difícil ocultar el asombro ante la chica que yacía sentada en perfecta posición solo admirándolos.

Los cinco se sentaron con ella y comenzaron a servirse un poco de todo, esta vez para variar Kai tomó asiento frente a Silke y no paraba de dedicarle una mirada sombría y de pocos amigos, algo que la alemana correspondió muy orgullosa.

Ian, Bryan y Spencer intercambiaban miradas de asombro respecto al desayuno sin hacer un solo ruido. Esa había sido la mejor comida preparada en esa Abadía en cualquier otra en la que hubieran estado, pero no podían decirlo.

Cuando Kai probó la sopa evitó reaccionar mientras tragaba despacio. Silke no dejaba de mirarlo desafiante, y él sólo pudo torcer sus labios. Era imposible desaprobar aquella sopa con la sazón perfecta. El bicolor rompió aquel duelo de miradas y se dedicó a comer sin prestarle atención, a lo que Silke reaccionó mucho más contenta degustando lo que había cocinado saliendo victoriosa en la batalla con Kai quien fue incapaz de decirle algo. Continuaría esforzándose a lo largo de la semana demostrándole que ella podía llegar a ser mejor que él en lo que fuera.

-Buen trabajo. – Aceptó Tala en una breve pausa y siguió tomando su desayuno, algo que puso a Silke de mejor humor.

Silke fue la primera en terminar ya que sus porciones solían ser la mitad de tamaño que las de sus compañeros por lo que se levantó y colocó sus platos sucios en el lavavajillas.

-Discúlpenme, los veré más tarde en la sala de entrenamiento. – Comunicó informalmente y abandonó el comedor sin esperar una confirmación.

-¿Cuál es su prisa? – Preguntó Bryan sirviéndose un poco más de borscht.

-No me importa, más vale que esté a tiempo o le pesará. – Opinó Tala sirviéndose un segundo tazón de sopa.

-Me preocupa su blade… ¿cuánto crees que le dure? – Preguntó Spencer sirviéndose también.

-Bueno si se va a quedar, yo podría fabricarle uno nuevo. – Se ofreció Ian cuando Kai levantaba la cazuela de la sopa de remolacha y vertía un poco más en su plato sin emitir un sonido.

-No se lo facilitaremos tanto, quiero ver que hace y ya veremos si merece un blade diseñado por ti. – Le dijo Tala a Ian mordiendo un bollo con frutos.

-Muy bien.- Respondió el más joven antes de sobresaltarse cuando intentaba servirse más sopa. - ¡Kai! ¡Te acabaste todo el borscht! – Le reclamó molesto al que se sentaba a su lado.

- Haces demasiado escándalo por una simple sopa. – Respondió sin darle mucha importancia.


Silke ya había descendido hasta el segundo sótano acompañada de una lámpara más potente que había adquirido en el aeropuerto a su regreso. Tenía una caja con diversas herramientas y sacaba tablones que poco a poco se iban volviendo más y más pesados desde la puerta consecutiva al almacén de uniformes. Puso todas las maderas sobre la caja y la arrastró hacia la escalera produciendo mucho ruido en el helado piso pero gracias a su abrigadora ropa el frío no la afectaba en lo más mínimo. Antes de subir, abrió la puerta de repuestos de beyblades, y encontró toda clase de piezas para cualquier tipo de blade. Se tomó su tiempo con Gekiryu en la mano buscando segmentos similares a las que lo componían, y cuando las tuvo se sentó en una silla frente a una mesa de trabajo donde desmanteló su blade armando uno nuevo de similares características, exceptuando que había colocado un anillo defensivo mucho más pesado para contrarrestar ataques como el Novae Rog.

Al terminar guardó las piezas originales de Gekiryu en una pequeña caja de cartón que se encontraba vacía sobre la mesa y la colocó en su vestido para referencias futuras, terminó por colocar su bit sobre el nuevo blade de color blanco con letras rojas que decían "prototipo" en ruso.

Satisfecha con lo que pudo hacer en poco tiempo por su blade, llegó hasta la escalinata e hizo al menos cinco viajes de abajo a arriba subiendo la caja de herramientas y los tablones de tres en tres. Todo ese ejercicio la había hecho sudar y aún tenía que subirlos a la torre sur, pero lo dejaría para más tarde por lo que fue en dirección a la nave.

En el centro de entrenamiento Tala y Kai se batían a duelo contra Bryan y Spencer, e Ian los observaba verificando el funcionamiento del pistón dentro de los beyblades. La batalla concluyó cuando Tala vio de reojo a Silke y recuperó su blade.

Silke llegó hasta ellos esperando órdenes.

Lucharás contra todos al mismo tiempo, espero estés lista.

Silke asintió ligeramente preocupada. Resistiría todo por volverse más fuerte, pero enfrentarse a los cinco al mismo tiempo… le parecía casi imposible.

Los seis se dirigieron al segundo estadio de mayor diámetro colocándose alrededor y prepararon sus lanzadores.

-Por cierto, tienes prohibido deslizarte debajo del estadio. – Advirtió Tala consiguiendo sorprender a Silke quien acató la decisión sin más.

-3… 2… 1… ¡LET IT RIP! – Exclamó Bryan, y seis beyblades cayeron en el enorme estadio, cinco de los cuales se dirigieron indiscriminadamente contra el blanco perteneciente a Silke. La chica intentaba esquivarlos en lugar de confrontarlos como solía hacerlo antes, ya que no quería malgastar el blade recién armado del cual no estaba segura de su durabilidad, por otra parte, ahora comprendía que si intentaba frenarlos, Gekiryu y ella se desgastarían en poco tiempo. Sin embargo los Blitzkrieg boys no eran ningunos aficionados, ya que tenían muchas jugadas, y cuando menos lo esperaba, Ian la golpeó dirigiéndola contra Spencer que inclinó su blade para que la chica lo usara como rampa y entonces Bryan la sacara de un golpe.

-No pasaron ni dos minutos, y finalmente no hiciste nada. La finalidad de este entrenamiento es que resistas más y más, así que inténtalo de nuevo y no nos hagas perder el tiempo. – Exigió Tala.

Silke tomó de nuevo su blade y se preparó para cambiar su estrategia. Debía encontrar el punto medio entre esquivar y resistir dependiendo de la situación.

-3… 2… 1… ¡LET IT RIP! – Dijo Spencer y todos los blades volvieron a salir en su dirección.

Silke observó cada blade por separado, intentando memorizar el patrón de ataques de cada uno. Tala era resistencia, Spencer defensa, Bryan ataque y Kai e Ian equilibrio al igual que ella, por lo que tenía dos adversarios que conocía ligeramente y tres que tenía que memorizar para aprender a defenderse.

Era complicado, todos ellos jugaban muy rápido y cada vez que esquivaba a uno, otro aprovechaba para atacarla. Arriesgándose tomó el centro del bey estadio y cuando Bryan intentó atacarla, hizo aparecer a Gekiryu para contrarrestarlo. El halcón retrocedió debido al poder del dragón a quien Silke desvaneció nuevamente para modificar su posición. Esa jugada había resultado mejor, por lo que más confiada se dirigió hasta Tala quien la esperaba preparado. Antes de impactar al lobo, Gekiryu volvió a aparecer pero en lugar de asestar el golpe contra él, se dirigió contra Seaborg que se encontraba detrás de ella, engañando a ambos jugadores. La bestia bit volvió a desaparecer y esta vez sí golpeó a Tala pero no con la esperanza de sacarlo de balance, sino más bien para rebotar y alejarse un poco del centro de atención. Esto le dio algunos segundos para respirar, comenzaba a cansarse, lo que al menos la hizo darse cuenta de que había aumentado su rendimiento y su energía se gastaba con provecho. No tuvo más tiempo de receso ya que Kai la impactó con fuerza desde un costado. El blade azul golpeaba al blanco en todas direcciones, pero aun así Silke no sacó a Gekiryu, solo esperó y esperó hasta que Ian también se dirigió a embestirla, fue el momento adecuado para que Gekiryu apareciera y alejara a ambas bestias bit de su territorio. Silke ya se había dado cuenta que sería imposible vencerlos a todos juntos pero sus jugadas parecían hacer el juego menos obvio.

Repentinamente los cinco atacaron el blade prototipo sacando chispas y comenzaron a frenarlo, era su última oportunidad, así que Gekiryu apareció una vez más enviando los blades hacia el perímetro de la circunferencia y desapareciendo después. Pero los Blitzkrieg Boys unieron fuerzas e impactaron a Silke al unísono destruyendo por completo el trompo.

La alemana se alegró un poco de que hubiera concluido y comenzó a recuperar el aire, sabía que esas piezas no durarían demasiado.

Tala se aproximó hasta el centro del bey estadio y revisó las piezas rotas que Silke había utilizado. Para ser una aficionada al menos tenía la vaga idea de cómo se conformaba un blade. Levantó el bit de Gekiryu y se acercó hasta ella entregándolo.

-¿Quién hizo tu blade original? – Preguntó seriamente.

-Nadie, compré varias piezas al azar y cuando me sentí cómoda con el tipo y tamaño, pedí las piezas por internet de mejor calidad. – Dijo sacando la caja donde guardaba el blade azul de su bolsillo.

Tala volteó a ver a Ian.

-No es una mala forma de gastar casi 10,000 euros. – Confirmó Ian quien ya había corroborado la calidad del beyblade de Silke.

-Hoy demostraste que puedes seguirnos el paso, Ian te hará un nuevo blade, repórtate mañana a seguir con el entrenamiento. – Decidió Tala alejándose hacia un estadio más pequeño a entrenar por cuenta propia.

Cada uno de los chicos volvió a lo suyo, así que Silke solo se retiró hacia el corredor donde había dejado las tablas. Lentamente y sin prisa comenzó a subirlas, ya que sería el único día libre que tendría para hacerlo.

Cuando tuvo todo dentro de la torre sur, Silke cruzó los brazos preguntándose que iría primero. No parecía haber libros para sellar una ventana por lo que observó con cuidado las tablas rotas que aún permanecían adheridas a la ventana con ayuda de clavos. Se quedó pensativa y decidió que primero quitaría las tablas viejas. Intentó jalarlas con las manos desnudas pero solo consiguió astillarse un dedo. Perdió tiempo sacando dicho objeto que lastimaba su mano y buscó entre la caja de herramientas encontrando una palanca de metal de un tamaño más pequeño a la que Spencer había usado para abrir la puerta de la abadía. Pensó que podría resultar peligroso usarla, así que se colocó unas gafas protectoras sobre los ojos e intentó imitar a Spencer.

Las tablas parecían aflojarse pero necesitaba más fuerza con la que no contaba, así que apoyó un pié sobre el muro para hacer una mejor palanca a la madera. Repentinamente las tablas se liberaron haciéndola caer sobre su trasero dolorosamente un metro atrás.

-¡Wah! Eso dolió… - Se quejó sobando su parte trasera, pero al menos ya se había deshecho de los escombros.

A continuación se puso de pie y llevó una tabla hasta el marco de madera de la ventana, al llegar se dio cuenta que se había olvidado del martillo y los clavos. Volvió a la caja y vio clavos de diferentes tamaños, así que agarró los que más se parecían a los que tenían incrustadas las tablas rotas. Tomó dos y el martillo, ahora pensaba en que necesitaba un par extra de brazos para sostener la tabla, y usar el martillo con los clavos. Se le ocurrió recargar el codo izquierdo contra el extremo de la tabla y con la misma muñeca sostener un clavo. Con la mano derecha sujetó el martillo y golpeó ligeramente el clavo, consiguiendo que se cayera al piso. Suspiró cansada, tendría que soltar la tabla para recogerlo, por lo que usó el segundo clavo que tenía, y esta vez golpeó más fuerte consiguiendo que se clavara un par de centímetros en la madera. Considerando la fuerza que debía utilizar golpeó nuevamente y la madera cedió ante el clavo. Asintió para sí, las cosas siempre debían salirle perfectas por lo que golpeó una vez más y falló aplastando la punta del pulgar de su izquierda.

-¡Ah! ¡Duele! – Se quejó dejándose caer de rodillas mientras se apretaba el dedo con su otra mano sintiendo muy caliente la zona del golpe.

Un interesado Kai observaba silencioso desde la puerta. Una sonrisa de placer se dibujaba en su serio rostro.

De pronto un ruido atrajo la atención de ambos cuando la tabla que con tanto trabajo había colocado se vino abajo cayendo a un lado de Silke ya que el clavo que la sostenía no iba en línea recta, por lo que no había perforado el marco de madera.

Silke reaccionó gimiendo molesta, Kai esperó pacientemente, sentía que Silke explotaría.

-¡Chis…pitas! – Maldijo en voz alta. - ¡Chispas y más chispas! – Se quejó usando el lenguaje más vulgar que conocía aun sujetando su pulgar. – ¡Dios! ¡¿Por qué me pasa esto a mí!?- Se preguntó en medio de su desgracia.

-Al fin las cosas se ponen en su lugar. – Dijo Kai en voz baja alejándose de la torre sur divertido de los gritos de Silke.


Glosario:

1) Escalera Marina: Escalera totalmente vertical.

2) Trampa: Es una "puerta" horizontal que se coloca en los techos.

3) Acículas:Por extensión, los órganos aciculares son aquellos con forma larga y fina, muy especialmente las hojas de los pinos

4) Descamar: La acción de retirar las escamas a un pescado.

5) Betabel: O remolacha.

Personalmente este capítulo me gustó por que tuvo de todo jaja. Saludos, nos vemos en el 18 en dirección a Italia! D: