Hola buenas noches! Demoré muchisimo en este capítulo, pero por fin lo traje gracias al apoyo de mis amigas, mi novio y mi deseo por cloncluir este fic (siendo honesta no creo hacer otro fic luego de dar por terminado este, jeje). Las cosas van a empezar a cambiar un poco, pero espero que le de la sazón que le falta al fic para que la historia se vuelva un poquito más real.
Muchas gracias a tod s por seguir leyendo este fic, aún faltan muchos misterios por desentrañar así que sigamos!
Capítulo XXI
El sanitario de caballeros también había perdido la electricidad, más sin embargo las ventilas de vidrio permitían que un poco de luz se filtrara al interior, pudiendo distinguir algunos objetos, pero nada de esto ayudaba a Silke a comprender por qué la privaban de su voz y movimiento. Un hombre la tenía contra su pecho inmovilizada con el brazo izquierdo y la mano derecha vestida con un guante cubría su nariz y boca algo que le causaba un tremendo desagrado. Intentaba zafarse pero todo era inútil, nisiquiera podía alcanzar su blade, y podía sentir como su corazón palpitaba rápidamente debido a la incertidumbre del momento. Todo se volvió más terrorífico cuando fue llevada en contra de su voluntad hasta el tercer y último cubículo, donde temiendo lo peor, comenzó a moverse con mayor fuerza intentando que la soltaran.
-Guarda Silencio. Nos buscan. – Le susurró una voz familiar sobre su oído derecho.
La alemana desistió de su escape al reconocer a su captor. Asintió con la cabeza y solo entonces Kai la soltó lentamente para cerrar con cuidado la puerta del sanitario. Silke suspiró sigilosa y más relajada, ya que por un segundo pensó que no volvería a ver a sus compañeros y que estos nisiquiera se percatarían de lo que le había ocurrido, aunque no veía el por qué de la actitud de su compañero ruso.
Kai se subió encima de la tapa del wc y le indicó a Silke hacer lo mismo. Ya arriba la chica se pegó contra la pared trasera del cubículo mientras el bicolor le hizo una ceña, poniendo un dedo sobre sus propios labios. Silke no entendía lo que acontecía aún así asintió preocupada pero confiada a la espera de nuevas indicaciones.
Junto a la pista de baile, la luz de diez lámparas de mano alumbraba los rostros de pocos amigos de los Blitzkrieg Boys a tan solo medio metro de distancia.
No hubo órdenes por parte de los sujetos que los rodeaban, sin embargo el equipo ruso evitó movimientos bruscos. Los cuatro se quedaron en silencio, y Tala se mantuvo tan quieto como una estatua con medio trago de camino a su destino.
Lentamente se escucharon pasos desde el acceso al bar, aquellas pisadas confiadas se aproximaban cada vez más, pasando entre las mesas y bancos caidos, pateando de vez en cuando cualquier objeto que se interponía en su camino.
-"Este parecía un lindo lugar, no como las pocilgas que suelen visitar" – Mencionó en ruso una voz que arrastraba las palabras la cual perfectamente era reconocida por el cuarteto de beyluchadores.
Ian miró inconforme a su líder, quien le devolvía la mirada ignorando al recién llegado situado a una mesa de ellos. Bryan alzó una ceja extrañado y Spencer bajó la mirada. Los cuatro se preguntaban en silencio por qué él estaría ahí en ese preciso momento.
El sujeto tranquilamente alzó una botella que aún permanecía en pie sobre una mesita y olfateó el envase.
-"¿Vodka italiano? ¿Pero que clase de bebida para niñas es esta?" – Preguntó ofendido, para luego lanzarla contra un muro, haciéndola mil pedazos creando un sonido violento.
Aquel comportamiento era casi infantil, ridículo y poco profesional, por buenas razones él no era bienvenido en el círculo de los que yacían sentados a la espera de ver concluida su rabieta para saber de qué demonios se trataba.
-"Y bien buenos para nada, ¿dónde está Kai?" – Dijo finalmente acercándose a la mesa, recargando ambas palmas sobre de ella mientras miraba de un lado al otro reconociendo esas caras familiares.
-"Ese es tu trabajo, no el mío." – Respondió Tala cortante, degustando rápidamente su trago para devolver el caballito vacío a la mesa.
-"¡Tan amistoso como siempre Tala!" – Insinuó sarcástico el chico que se revelaba castaño entre las luces, de unos veinte años con una cicatriz que cruzaba verticalmente los párpados de su ojo derecho, quien inmediatamente realizó una seña con la mano y dos de sus acompañantes se alejaron de la mesa introduciéndose más al bar revisando cada rincón, mientras él cómodamente tomó el asiento vacío contiguo al pelirrojo. –"Supongo que apenas escuchó peligro y el joven Kai huyó como siempre, ¡bah! No sabe hacer otra cosa…" – Continuó hablando mientras se ajustaba un chaleco de vestir por encima de una camisa blanca que llevaba una corbata roja encima.
El sujeto vestía formalmente, definitivamente no podía ser un beyluchador y no hacía falta decir que los hombres con linternas que rodeaban la mesa estaban a sus órdenes.
Sus ojos mostraban odio en contra de los jugadores, y su vista se dirigió a la taza roja de porcelana con la crema batida ligeramente derretida, soltó una risa triunfal y estiró su mano para alcanzarla.
-"¿Ahora toman bebidas sofisticadas como esta? ¿A caso la chica que juega con ustedes los trajo a esta pijamada?" – Insistió el ruso. – "¿Dónde está fraülein Jürgens?" – Preguntó antes de lamer con la punta de su lengua un poco de la crema batida que comenzaba a deshacerse.
Ninguno de los cuatro respondió, haciendo al recién llegado forzar una mueca desagradable.
En el sanitario de caballeros, Silke y Kai habían escuchado un cristal romperse, pero nada más, lo que hacía imposible saber si debían salir o permanecer ocultos.
No tuvieron que esperar mucho, ya que el picaporte de la puerta comenzó a hacer ruido cuando alguien del otro lado intentaba forzarlo. Entonces el estruendoso sonido de la puerta de madera cediendo ante un solo golpe sorprendió a la castaña más no a Kai. Una luz iluminaba el pasillo en el suelo, hasta que el haz pasó debajo del cubículo, alguien registraba el baño. Lentamente sus pasos hicieron eco conforme avanzaba en dirección a los cubículos individuales.
Se detuvo, y un seco golpe sonó cuando pateó la primera puerta azotándola descubriendo que no había nadie. Confiado avanzó al siguiente haciendo lo mismo; sin saber por qué, Silke se sentía nerviosa conforme se aproximaba. La luz de la lámpara determinó su posición andante hacia el tercero donde ellos se encontraban. Kai hizo frente a la amenaza y cuando Silke esperaba descubrir al sujeto del otro lado, Kai se sujetó de una tubería del techo, se balanceó con rapidez ganandole el golpe a su adversario, abriendo la puerta hacia afuera contra el hombre que al momento quedó noqueado sobre el piso. Silke lo observo desde su posición gracias a la lámpara que ligeramente alumbraba el piso. El tipo llevaba un uniforme grisáceo, un par de gogles oscuros sobre sus ojos, y aterradoramente Silke alcanzó a distinguir un arma mediana. Kai levantó la lámpara y la apagó alejándose inaudible del cubículo en la mediana oscuridad dejando a Silke sola. La castaña dudaba que hacer, él solo le dijo que callada, pero nada más. Pasaron unos segundos, y el sudor frío recorría su espalda, tragaba saliva con pesadez, y no sabía que más hacer. Nuevamente vio como una pequeña luz se aproximaba, esperaba que fuera Kai, aunque algo no la dejaba tranquila. En un instante un hombre de la misma apariencia que el que yacía tirado la apuntó con la luz. Silke se asustó tanto que no supo como reaccionar cuando el sujeto fue impactado brutalmente desde su costado izquierdo golpeandose duramente contra la pared, cayendo inconsciente también.
-Muévete. – Le dijo Kai sin mucho tacto apagando la segunda luz.
Silke había perdido la respiración momentáneamente, no entendía nada pero la mirada seria y el tono de voz absoluto de Kai la obligó a seguirlo pasando por encima de ambos hombres. El Hiwatari avanzaba lentamente delante de ella quien caminaba cuidadosamente de puntillas para que sus tacones no resonaran sobre el piso de loseta, algo que era un poco complicado debido a la falta de luz.
Al salir al pasillo desde el área de sanitarios, Kai se asomó afinadamente sin darse a notar y observó al resto de su equipo rodeado donde la luz los marcaba, frunció el ceño al reconocer al joven que los cuestionaba, se giró y miró a Silke aproximándose amenazador sobre ella.
-Vete de aquí. – Le ordenó a lo que ella inmediatamente replicó.
-¡Por supuesto que no! – Susurró inconforme. – No los dejaré sol…-
-Serás un estorbo si te quedas. – La silenció sin vacilar mirándola con el desagrado de siempre.
-¡Per…! – Intentó insistir.
-Puedes escapar si pasas por debajo de la barra de bebidas, ellos no te verán, no vuelvas al hotel, nosotros te buscaremos. – Le indicó empujándola ligeramiente del hombro al tiempo que él comenzaba a avanzar hacia el resto de sus compañeros dejándola sin opción desconcertada en la oscuridad.
Kai caminaba haciéndose notar hasta el círculo de hombres que le miraban sin dejar de apuntar a los Blitzkrieg Boys con las lámparas y discretas armas.
-"¡Kai! ¡Qué bien que te nos unes! Creí que había enviado un par de hombres a buscarte, seguro se perdieron en este pequeño establecimiento, aunque aún no se donde está Silke"- Dijo el chico dándole la bienvenida demostrando la poca importancia que sentía por sus hombres caidos.
-"Ella nos iba a alcanzar aquí, pero supongo que tú y tus terroristas la asustaron, seguro se fue con su hermano" – Dijo Kai con los brazos cruzados guardando la distancia.
-"El señor Jürgens y su equipo se fueron a Milán esta tarde, dudo que ella los haya alcanzado, así que ¿por qué no nos dejamos de juegos absurdos y nos vamos todos juntos? Tu abuelo quiere ver a todo el equipo" – Dijo el joven sonriéndole con la mirada verdosa al Hiwatari arrojándo lejos la taza de porcelana roja rompiéndola también.
Silke escuchó el estruendo desde su nueva e incómoda posición a gatas detrás de la barra, Kai parecía conocer al sujeto con el que hablaban, pero este tenía información incluso de los Majestics, y la alemana no podía evitar preocuparse de quien vigilara a su familia y amigos, le gustaría saber más pero por ahora ella tenía que obedecer a Kai.
Los Blitzkrieg Boys se cuestionaban más aún, Voltaire no solía tener mucha conversación con ellos cuando se trataba de los mundiales de Beyblade, ya que sabía que ellos podían hacer el trabajo sin que fuera necesaria una desagradable comunicación, aunque en esta ocasión algo extraño pasaba.
-"De acuerdo, ya me cansé" – El castaño chasqueó los dedos al no ver intenciones en los rusos por cooperar y los hombres que lideraba se aproximaron en pares para escoltar a los rusos.
-"Andando" – Le dijo uno de los sujetos a Spencer quien ignoró la órden.
Los cuatro que estaban en la mesa permanecieron inmóviles.
-"¡Oye! ¿¡Acaso no escuchas!?" – Le dijo un segundo poniendo su mano libre sobre el hombro derecho del rubio.
Velozmente Spencer se puso de pie girando por un costado dándole un codazo al primer hombre en el rostro haciéndolo caer y al mismo tiempo sujetó al segundo con una mano de la cabeza y con la otra le hizo una llave a su brazo obligándolo a soltar el arma mientras lo sometía contra la mesa.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Ian le dio una patada a la silla vacía tirándola en dirección del chico castaño que a penas y alcanzó a reaccionar, Bryan soltó un puñetazo al hombre que tenía más cerca consiguiendo que perdiera el equilibrio y llegara hasta la barra de bebidas cayendo ruidosamente detrás de ella, Kai le arrebató el arma a un guardia que se distrajo con el estruendo y le golpeó el rostro tirándolo al piso, hasta que el castaño sacó un arma y apuntó a centímetros de la cabeza de Spencer.
-"¡Baja el arma Kirill o te emparejaré el otro ojo!" – Rugió Tala apuntando a Wolborg contra el que amenazaba la vida de su camarada.
-"¿Estás seguro Tala? Para entonces Spencer tendrá la cabeza totalmente vacía" – Respondió emocionado y retador Kirill al capitán del equipo quien a su vez tenía un par de hombres apuntándolo, así mismo Kai, Ian y Bryan les apuntaban con sus blades.
La tensión aumentaba, y la única chica en medio del caos áun se encontraba detrás de la barra justo cuando un hombre cayó inconsciente y sangrando del rostro justo frente a ella. Esto la horririzó totalmente, el sujeto a penas y podía respirar y Silke sintió pena por él. Sus ojos ámbar no podían soportar tanta violencia y ahora escuchaba amenazas en contra de vidas humanas. Dejó de importarle lo que Kai le dijo, así que sin más se puso de pie a un metro del final de la barra, y su salida del lugar.
-"¡Deténganse!" – Exclamó molesta llamando la atención de los que aún se mantenían en pie.
Kai le dirigió una mirada inoportuna, ya estába a nada de alejarse de todo aquello y ahora también se veía involucrada.
-"Con que ahí estas… me temo que aún no nos conocemos" – Dijo el de la cicatriz sonriendo sin dejar de apuntar a Spencer.
-"No. Pero conozco a Tala, y si dice que le hará una nueva cicatriz en el rostro, tenga por seguro que lo hará" – Aseguró Silke firmemente.
Kirill no desistía con aquellas palabras, al contrario, parecía emocionarle la idea de que todos se mataran ahí mismo, a Silke esto no le dio buena espina, sus amenazas surtían efecto nulo, y una gota de sudor frío se deslizó por su mejilla. De pronto escuchó ruido detrás suyo hasta que el hombre que se hallaba inconsciente con sangre sobre su ropa se puso de pie, ella intentó alejarse pero él la sujetó por el brazo pegándola contra su cuerpo.
-"Bien hecho Egor" -Felicitó Kirill desde el rabillo, notando como Kai apuntaba al captor de Silke.
-"¡Pero como se atreve a tocarme! ¡Yo soy Silke Jürgens! ¡Suélteme de inmediato o enfrentará severas consecuencias!"- Decretó la alemana en ruso con gran asco ante el hombre que se aprovechó de la situación.
En el bolsillo de Silke un gran poder se desencadenaba en contra del ser que intentaba lastimar a la germana, podía sentir el asco que su ama desarrollaba por el hombre detrás suyo…
-"Suficiente de esto" – Mencionó una voz masculina desde la entrada del bar mientras se aproximaba hasta ellos revelando con la escasa iluminación a un solitario hombre de unos cuarenta años de tez pálida, ojos penetrantes detrás de unas gafas cuadradas y el cabello negro con algunas líneas de canas. Su vestimenta era un pulcro saco gris con corbata negra y parecía no sorprenderse de ver a Silke, quien nunca lo había visto. "Egor, suelta a la señorita, si la lastimas será malo para el negocio de los Hiwatari y tendrás que vértelas con el Señor Voltaire." Indicó sin perder la tranquilidad en su voz.
El sujeto soltó a la chica quien de inmediato se alejó guardando su distancia entre Egor y el que había dado la órden. En seguida el hombre se dirigió al grupo que aún se amenazaban en torno a la mesa.
-"Suficiente de esto" – Dijo cansado. – "Siempre es lo mismo, Kirill, ya baja el arma" – Determinó autoritario.
Kirill se encontraba muy molesto ante la repentina llegada de alguien por encima de si mismo, inconforme bajó el arma primero, siendo seguido por Tala, los beyluchadores y el resto del cuerpo de seguridad. Finalmente Spencer soltó al miembro que tenía sometido quien de inmediato se alejó adolorido por aquella llave.
Silke soltó un suspiro de alivio, miró a Tala pero este no le devolvió el gesto, sólo guardó a Wolborg y esperó expectante a seguir el procedimiento del recién llegado.
-"Qué quieres" – Emitió Kai rápidamente la oración que sonaba más a orden que a pregunta una vez que todo se había vuelto más civilizado.
-"No creo que sea necesario explicar" – Respondió el hombre ajustando sus lentes con su índice, cuando entonces se enfocó totalmente en Silke quien lucía desconfiada y confundida. –"Ya sabes como funciona esto, si tu abuelo te llama y tú no acudes tenemos que llevarte, así que decide como será esto, por las buenas o por las malas" – Inquirió el hombre sin preocuparse.
Kai no se movió, sin embargo Silke intervino.
-"Disculpe, ¿llevarnos a dónde?" – Preguntó en perfecto ruso con poca amabilidad y un tono serio en su voz.
-"Es muy cerca de aquí, sólo tiene que entregarnos su lanzador y podremos llegar pronto" – Respondió el sujeto.
-"¿Y si me niego?" – Preguntó Silke desafiante a lo que Kai respondió.
-"Usarán sus métodos y te llevarán de todos modos" – Mencionó con frialdad sin quitar los ojos del hombre.
-"Ahí lo tiene, así que… quisiera saber que va a escoger, aunque antes que diga algo quisiera comentarle que esta petición es del señor Voltaire, es un… acto de buena fe para el negocio que tienen si usted lo quiere ver así" – Insistió el hombre intentado usar las palabras adecuadas.
Silke se mantenía seria, no quería dejar su lanzador pero la actitud de Kai no le dictaba alternativa. Inconforme pero cuidadosa asintió con la mirada, removió su lanzador del cinturón y lo extendió hacia el hombre.
-"Una Luger, muy interesante. Kirill, recoge el resto de los lanzadores y que tus hombres recuperen a los caidos, el Señor Voltaire no es muy paciente." – Al finalizar la orden se dirigió a Silke. -"Fraülein, después de usted" – Señaló el sujeto abriéndole el paso a Silke en dirección a la salida del bar.
-"Ya sabe mi nombre, quisiera conocer el suyo." – Preguntó antes de avanzar.
-"Desde luego, ¿dónde están mis modales?, soy Cheslav, jefe de seguridad del Señor Voltaire Hiwatari." – Respondió tranquilo.
-"Un gusto" – Respondió Silke cortante y avanzó con el rostro en alto por el oscuro pasillo hacia la salida seguida de cerca por Kai a quien entregó su lanzador azul al sujeto que atrapó a Silke.
Kirill se acercó a Tala y pidió con la mano el lanzador obsequiando una mirada divertida al pelirrojo.
-"No te me vuelvas a acercar" –Le dijo Tala con la mirada salvaje de un lobo tras poner el lanzador sobre su mano.
Kirill soltó una leve carcajada y siguió hacia Ian quien realizó la misma acción.
Cheslav esperó a que todos los Blitzkrieg Boys abandonaran el sitio para dirigirse a su segundo al mando.
-"En serio Kirill, si quieres mi trabajo tienes que aprender a controlarte, seguir órdenes y dejar tus problemas con Tala a un lado"- Reprendió con seriedad el más adulto.
-"Ellos sólo entienden a golpes…"- Su oración fue cortada por una fuerte bofetada por parte de Cheslav.
-"Al igual que tú, no olvides que algún día Kai será el amo y tendrás que hacer lo que él o su familia te pidan, así que mejor madura o te olvidas del puesto para siempre." – Le recordó antes de caminar hacia la salida dejando a un molesto ojiverde cargando los lanzadores con desprecio.
Silke estaba confundida, pesativa y un poco asustada, esas eran armas reales, y quienes las llevaban eran conocidos que su equipo. Tenía muchas preguntas, las cuales suponía no serían respondidas con facilidad por sus compañeros. ¿Quiénes eran realmente ellos? ¿A caso Johnny hablaba en serio tras enviarle aquel video? ¿En verdad era apropiado que ella estuviera involucrada en semejantes asuntos?
Al salir del sótano encontraron tres camionetas negras estacionadas esperando por ellos en la solitaria calle, con algunos cuerpos de seguridad bien vestidos que no parecían armados, al menos por ese momento. Cheslav, Kirill y los hombres del castaño los alcanzaron cuando el de mayor edad acomodó a los beylchadores por parejas.
-"Tala, Bryan. Spencer, Silke. Kai, Ian." – Determinó Cheslav señalando cada camioneta conforme decía los nombres de las parejas.
Silke miró a Kai quien solo asintió levemente, ella prefería irse con el Hiwatari pero este le comunicó que hiciera lo que le pedían, así que se dirigió al vehículo con Spencer.
-"Kirill, tu vas con Kai" – Le detuvo Cheslav con la voz ya que el joven tenía toda la intención de ir en el mismo auto que Tala.
Los seis Blitzkrieg Boys abordaron por separado, yendo cinco agentes de seguridad incluyendo a los heridos con cada dúo que los vigilaba desde los asientos de enfrente.
Silke estaba sentada al lado de Spencer, y el hombre al frente suyo no dejaba de vigilarla. Ella detestaba ese comportamiento, lo veía como una falta de respeto, y la trataban como una criminal; deseaba hablar, decirle que ya desistiera de aquello, que la incomodaba pero prefería mantener el silencio. Repentinamente Spencer le dio un amistoso y ligero codazo llamando su atención.
-No te preocupes. – Le dijo sin mirarla. Esto le ayudó a olvidarse de todo lo que había visto atrás y decidió fijar su atención a la ciudad detrás de los vidrios oscuros de la camioneta.
El viaje siguió por algunos minutos mientras el convoy subía y bajaba colinas, giraba de vez en cuando entre calles angostas, hasta que iniciaron el ascenso, desde el cual podía distinguirse el mar como un horizonte negrusco debajo del cielo estrellado. De pronto atravesaron un portón de rejas metálicas e ingresaron dentro de un espacio cercado con un alto muro de ladrillos, que con la escasa luz y el color opaco de los vidrios bien podría tratarse de una prisión o algo parecido.
Repentinamente la camioneta en la que Silke y Spencer viajaban se detuvo detrás de la primera. Uno de los sujetos desde adentro abrió la puerta.
-"Bajen" – ordenó en ruso.
Spencer poco convencido avanzó hacia la puerta y Silke lo imitó esperando que fuera la decision correcta. Extrañamente lo lúgrubre que todo lucía desde adentro de la camioneta con vidrios oscurecidos había desaparecido ante una elegante y moderna mansión mediterranea al frente. Kai y Tala se encontraban mirando curiosos y molestos el edificio al igual que Ian y Bryan afuera de la última camioneta.
-"Siganme" – Indicó Cheslav antes de comenzar a avanzar hacia el interior del iluminado lugar al atravesar unas puertas blancas de madera con detalles en coloridos vitrales.
Nadie en el equipo dijo nada, y el grupo era cerrado de cerca por Kirill dejando a los hombres armados afuera. Accedieron por un gran pasillo de mármol blanco, donde había mucho movimiento de personas con vestimentas adecuadas para el clima tropical moviendo cajas, guardarropas, bocadillos, y otras cosas incoherentes, que se desplazaban a travez de varios salones con puertas y ventanas de cristal e iban llenando los espacios de pisos de madera clara en la mansión carente de amueblado. Luego de subir una escalera y atravezar corredores, Cheslav se aproximó a abrir una puerta a mitad del pasillo. Al interior había una amplia habitación casi vacía, solo se encontraba una mesa redonda de madera rojiza y estilo victoriano, con una decena de sillas que hacían juego, un estuche elegante de madera y metales preciosos que contenía tabaco con sus accesorios y al fondo un hombre daba la espalda con el cabello a la altura de los hombros y algunas canas.
-"Señor Voltaire, los Blitzkrieg Boys como solicitó" – Indicó respetuosamente Cheslav.
El abuelo de Kai se giró y los recibió con la pipa en la mano derecha, extrañamente feliz de verlos. Demasiado feliz para el gusto de Kai.
-"Buen trabajo Cheslav" – Terminó por decir el anciano a lo que el hombre de gafas pasó a retirarse, sin embargo Kirill se giró golpeando a Tala en el hombro quien reaccionó dandole un puñetazo en la nariz tumbandolo al piso haciendo que comenzara a sangrar a chorros.
-"¡Me rompiste la nariz hijo de…!"- Le reclamó a Tala con una mirada llena de ira.
-"Te dije que nunca te me volvieras a acercar" – Respondió el pelirrojo tranquilo.
Silke no podía dejar de ensombreserse respecto a semejante comportamiento. Miraba aterrada al sujeto que no paraba de ensuciar el piso con el líquido carmín. Voltaire y Cheslav no decían nada, solo miraban, incluso parecía que lo disfrutaban.
-"Kirill ya levantate, es hora de marcharnos" – Dijo con un suspiro el jefe de seguridad.
El castaño miró con desprecio a Tala, se apretó la nariz con la diestra y se levantó como pudo para salir de la habitación antes de que Cheslav cerrara la puerta. El silencio reinó y Voltaire se aproximó al equipo. Lentamente pasó frente a cada uno de ellos, aunque se detuvo ante Silke a quien dirigió un rápido vistaso. La chica incómoda por lo que pasaba gustosa devolvió el saludo. Voltaire terminó de pasar lista visual y dio la espalda al equipo nuevamente.
-¿Saben por qué están aqui?- preguntó el viejo virtiendo mas tabaco en la boquilla de su pipa.
Nadie respondió. El anciano paciente apretó con el instrumento adecuado la chimenea de la pipa y encendió un fósforo obtenido del elegante estuche. Se dispuso a avanzar hacia la silla detras de la mesa y se sentó observándolos con satisfacción. Entonces sacó un periódico de entre su capa y lo aventó con un poco de fuerza, dejando que se deslizara sobre la superficie de madera doblado por la mitad.
-Ahí tienen su respuesta- dijo con una sonrisa.
Incrédulo Kai se aproximó y tomó el periódico, tras desdoblarlo no pudo evitar exclamar extrañado.
-¡¿Pero qué es esto?!-
Al escuchar semejante tono de voz el resto se aproximó de inmediato. Era cómico ver a todo el equipo apretujándose para ver lo que contenía el documento informativo. Los ojos sorprendidos de todos se hicieron notar y un suspiro ahogado por la mano de Silke confimó la gravedad del asunto.
-Si ven la fecha es la primera plana del diario europeo de mañana.- Dijo con tranquilidad Voltaire, intentando ayudarles a digerir la noticia.
En la portada había una gran fotografía de los Blitzkrieg Boys en traje de baño, un gran público los rodeaba desde vallas de seguridad y un pequeño niño recibía una firma de Kai.
-Parece que su arrogante actitud con el público al fin rinde sus frutos, aunque debo decir que esta gran publicidad fue idea de la princesa de Mónaco – Dijo el abuelo con una sincera pero maliciosa sonrisa. Silke se estremeció al armar el rompecabezas y sintió las penetrantes miradas del equipo ruso. Kai dejó el periodico sobre la mesa y alzó la vista hacia el viejo.
-¿Y qué sigue? No enviaste a tus matones por nada. – Lo enfrentó de inmediato temiendo una respuesta que definitivamente no les gustaría.
-Hoy se tomaron muchas fotografías, tanto profesionales como aficionadas, andan dando vueltas en la red y como podrán imaginar, el hecho de que ustedes y no los G-Revolution o los favoritos Majestics esten en la portada ha atraido la atención de patrocinadores con grandes influencias, quienes antes eran fieles a Tyson, pero es un hecho que un tres veces campeón mundial comience a aburrir a la gente, así que ahora grandes marcas quieren apostar por un nuevo talento…-
La mirada de Kai lucía fastidiada tras descifrar el inusual llamado de su abuelo, la mansión y las personas que habían visto en la misma… el viejo hizo que los llevasen hasta él por que no lo harian por voluntad propia.
-Para empezar, renté esta maravillosa mansión para varias sesiones de fotos que hay pendientes, la revista japonesa "Bladers" quiere para mañana mismo un especial de los Blitzkrieg Boys con fotografias en traje de baño y datos personales, luego tenemos que grabar algunos comerciales con una marca de bebidas energéticas y una línea deportiva de playa, y también es necesario que Silke sea el rostro de un nuevo perfume, eso es todo por esta semana, además de que si se convierten en campeones mundiales, las ganancias subirán enormemente, y entonces Kai podrás pagar el dinero que perdiste en el contrato de la familia Jürgens.- Concluyó el abuelo con un jaque mate a su nieto quien se sorprendió por esa buena noticia.
-¡No lo haré!- Exclamó Silke rompiendo el silencio, causando que todas las miradas se dirigieran hasta ella, ya que nadie se atrevía a darle un "no" por respuesta a Voltaire. – ¡Y no pueden obligarme!-
-Pero firmó un contrato... – Dijo Voltaire prestando especial atención a su pipa ignorando las quejas.
Silke se extrañó y un poco dudosa respondió con más calma – Eso no es cierto… -
-Si lo es. – Respondió Kai serio mirándola. – Tú y todos nosotros… -
Silke se asustó y miró hacia Voltaire desconcertada.
-Esta es su firma, ¿no es así faülein Jürgens? – Preguntó mostrándole la sencilla hoja con los nombres de los miembros del equipo Blitzkrieg Boys.
Los ojos de Silke se petrificaron de la impresión, al ver su delicado nombre plasmado en el papel de su puño y letra.
-Parece que no es tan astuta como solía presumir ¿no? – Se burló Voltaire. – Creo que esta vez no leyó las letras pequeñas cuando se unió a estos jóvenes. El equipo me pertenece así como sus jugadores por toda la temporada. Hará lo que se le dice. – Concluyó el anciano, no se le veía tan feliz desde que Biovolt casi tomaba el control mundial cuatro años atrás.
Voltaire se aproximó triunfante hasta la chica incrédula y la tomó de la barbilla con sus arrugados dedos, girando el fino rostro con brusquedad en distintas direcciónes con los ojos ámbar de Silke clavados sobre él. A pesar de lo mucho que a Kai le desagradaba Silke, le hastiaba la forma en que el viejo la analizaba, era como si Voltaire estuviera comprando un caballo, se veía reflejado en ella como su abuelo trataba a todos como simples objetos.
-Este es tu ángulo bueno. – Dijo refiriéndose a la parte izquierda de su rostro y finalmente la soltó. – No olvídes sonreír a las cámaras desde este lado. – Voltaire pausó por un momento y le dio a Silke un consejo. – Jovencita, soy un hombre generoso haz bien tu parte y firmaré todo lo que necesiten los Jürgens para entrar a Japón. – Aseguró tranquilo. – Después de todo, tú generarás el dinero con el cual pagaremos nuestra unión con ustedes.- Dijo soltando una divertida carcajada con su voz rasposa.
Las mejillas de Silke se tornaron de un vivo color rojo debido a la impotencia ya que no tenía forma de como contrarrestarlo.
-Bueno, creo que no hace falta decir que tienen prohibido perder el campeonato. – Recordó el viejo avanzando hacia la salida tan contento como si ya tuviera el torneo en el bolsillo. – Iré a revisar como van los fotógrafos, tienen veinte minutos para cenar. – Autorizó al salir por la puerta de un excelente humor.
Al quedarse solos, los rusos se mantuvieron espectantes mientras Silke intentaba hallar la forma de zafarse de todo aquello.
-Tendrás que hacerlo, solo recuerda agradecérselo a tu amiga. – Dijo Kai irónico cruzándose de brazos al notar como Silke no podía contener la molestia de que le habían ganado en su propio juego.
-Déjala fuera de esto, ¿quieres? – Defendió Silke girándose de inmediato.
-Silke, ella nos usó de la misma forma en que lo hace Voltaire – Le dijo Tala más calmado cerrando los ojos. - ¿Cómo puedes defenderla? – Preguntó el pelirrojo.
-A ella le confiaría mi vida, además es un negocio que nos ayudará a todos, es sólo que hubiera deseado que fuese de otra manera. – Dijo sonrojada pensando en que tendría que volver a usar un ridículo traje de baño, y esta vez para una revista que cualquiera podría comprar.
-No tenemos opción. – Observó Spencer sin darle más vueltas al asunto.
-Es una molestia, pero con algo más de dinero podré comprarme el auto que quiero. – Comentó Bryan cruzando sus brazos detrás de su cabeza mientras calculaba la cantidad que le faltaba.
-Entre más pronto le demos lo que quiere mejor. – Dijo Ian acertivo alzando los hombros.
Silke los observó despectiva, a estas alturas estaba tan confundida que no sabía que tanto podía confiar en su equipo para este tema, pero era claro que no planeaban evitar el trabajo que Voltaire les acababa de encomendar.
Afortunadamente la puerta se abrió y un joven de vestimenta casual que usaba un par de auriculares entró empujando un carrito de servicio, sobre el cual había algunas bebidas, aderezos, platos, servilletas y por lo menos seis cajas de una pizzería local, lo dejó cerca de la mesa y salió sin molestar a nadie.
-¡Genial! ¡Ya tenía hambre! – Exclamó Ian al acercarse y abrir la caja de la parte superior revelando una pizza con distintos ingredientes sobre los que destacaban principalmente grandes trozos de carnes frías.
-Yo quiero de eso. – Dijo Bryan con una sonrisa y tomó para sí mismo una segunda caja cuya pizza lucía diferente a la de Ian.
Tala, Kai y Spencer no dijeron nada y solo abrieron al azar cajas para tomar pedazos diferentes y ponerlos en su plato.
En ese momento la masa horneada circular era el centro de atención, y a pesar del aroma, Silke no podía evitar contemplar la salsa cátsup que vertían sobre las rebanadas y el charco semi seco de sangre en mitad del salón, por lo que solo robó una botella con agua y se sentó en el asiento más alejado de las pizzas alzando el periódico de nuevo, mientras miraba la foto y leía la nota que toda Europa conocería al día siguiente.
"Tras una feroz beybatalla, el único equipo invicto accedió a firmar un banderín a uno de sus fanáticos, un hecho sin precedentes. Muchos aficionados intentaron comprar el invaluable pedazo de tela, pero el pequeño se negó reconociendo que cuando creciera quería ser un beyluchador de clase mundial igual que la estrella del equipo ruso Kai Hiwatari. Así mismo está por confirmarse si los trajes diseñados por la Princesa Marie-Angelique Lemoine serán subastados tras su exhibición en Milán, la capital de la moda italiana."
Silke suspiró aburrida. Sin embargo su atención fue atraída por Bryan quien se sentó del lado contrario a ella con varias rebanadas de pizza sobre su plato.
-¿No cenarás? – La cuestionó extrañado, ya que ella no había comido nada desde el desayuno.
-No tengo hambre. – Dijo Silke bebiendo un sorbo de la botella dirigiendo su mirada a la ventana.
-Como quieras. – Le respondió el ruso disfrutando de su colación.
Silke había perdido el apetito tras ver tanta sangre hacía una hora atrás, sin poder sacar esto de su mente, su mirada ámbar se deslizó hasta los nudillos enrojecidos del dueño de Falborg.
-¿Te duele? – Preguntó curiosa al notar sus ojos grises en ella.
-¿Qué? ¿Hablas de esto? No es nada, o ¿es que te incomoda?- Preguntó sonriente con afán de molestarla.
-... – La castaña prefirió responder con su silencio y volver a mirar a la ventana recargando su barbilla sobre su mano. No tenía ganas de hablar de ello.
-Seguramente nunca había visto a un hombre sangrar como a Kirill – Determinó Kai indiferente del otro lado de la sala entretenido con su pizza, Silke solo reaccionó frunciendo el ceño sin dejar de mirar a la ventana ante la asertividad de Kai.
-Dijiste que no tenías miedo. – Le recordó el bicolor con rudeza.
-Así que es eso… - Supuso Tala analizando el comportamiento de la chica. – Pensé que luego de la explosión sabías en lo que te estabas metiendo. –Observó pasando cerca de Silke dejando su plato vacío sobre la mesa cerca de ella.
Silke sentía que explotaría, por primera vez desde que se había unido al grupo era incomprendida.
-Eso fue una cosa, pero este comportamiento inapropiado es algo que no puedo olvidar tan fácilmente… la sangre en esos hombres, o lo que pudo haber sucedido si ese sujeto Kirill le disparaba a Spencer, no midieron las consecuencias. – Respondió inconforme siendo realista con la extrema situación.
-Lamento que te parezca inapropiado, pero lo que hiciste esta noche, dar tu nombre y creer que serás respetada por ello fue algo estúpido que no te funcionará en situaciones así. – Le dijo Tala sin cuidado a ofenderla.
Silke se cruzó de brazos recargándose contra el respaldo de la silla y le dirigió a Tala una mirada desafiante. Tala la notó y con una imperceptible señal que Ian asumió, el más joven sujetó a Silke rápidamente pasando su brazo por debajo de su cuello presionándola con fuerza contra la silla. La castaña se asustó de inmediato e intentó quitar el brazo de Ian del agarre pero le resultaba imposible. Perpleja de que los otros tres no hacían nada para ayudarla cerró los ojos al notar a Tala tan cerca de ella.
Pasaron algunos segundos y fue entonces que Ian la liberó mientras Tala soltaba una divertida carcajada que hizo a la castaña abrir extrañada sus ojos.
-¡¿Qué tiene de gracioso?! – Gritó molesta de inmediato al ver a Ian riéndose también.
-¿Crees que te golpearé?- Preguntó divertido el pelirrojo.
-¡No te atreverías! – Se opuso la chica retomando valor.
-Sólo si te lo mereces. – Le dijo calmado.
-¿¡Qué!? – Se ofendió ella de inmediato.
Repentinamente Bryan soltó una carcajada que llamó la atención de la chica quien se había puesto de pie sin notarlo.
-Y lo dice muy en serio… ¡Ay! ¡Esto me trae memorias! – Mencionó dejando a un costado su plato vacío y aclarándose la garganta para contar lo sucedido. - Una vez, una chica le faltó al respeto a Tala, ella le dio una cachetada y entonces él se la devolvió…
-Bryan. - le dijo el lobo intentando callarlo.
-... y entonces ¡ella se la regresó y se golpeaban el uno al otro! – Bryan a penas y podía controlar las carcajadas que brotaban conforme iba contando la historia, haciendo creer a Silke que el chico ruso ya había perdido la cabeza. – ¡y entonces…!
-Bryan... – Siguió sin éxito de callarlo.
-¡Y entonces ambos tropezaron y se dieron un tierno bes…! – El segundo ruso más alto no pudo terminar la oración por que Tala había lanzado la botella de agua de Silke, acción que había sorprendido a la alemana por su rapidez y puntería. Tala fruncía el ceño y movía la cabeza en total desaprobación.
-¡Qué no fue un beso! – Insistió Tala torciendo los labios.
-Fue francés- Agregó Kai tomando refresco de un vaso haciendo enfurecer más al lider
-¿Qué es eso? – Preguntó Silke olvidándose del susto que Ian le había dado y un poco más curiosa por el cómico comportamiento del líder.
-Es cuando usan la lengua- Dijo Ian guiñandole un ojo
-iu... ¿eso se puede? – Pregunto de nuevo la castaña llamando la atención de los presentes.
-Silke, ¿nunca has besado a nadie? – pregunto Bryan alzando una ceja mientras se sobaba la cabeza donde la botella llena de agua había acertado.
-Desde luego que no – Respondió ella seria y orgullosa.
-Pues Tala sí. – Agregó Bryan cuando Ian lo sujetó de la misma forma en que hizo con Silke y el pelirrojo tomaba una botella de refresco, la volteaba y torturaba a Bryan haciendo que bebiera continuamente el agua carbonatada.
Silke no sabía si reír o preocuparse del castigo de Bryan cuando el rubio llamó su atención.
-Ellos apenas eran unos chicos malcriados cuando pasó eso; lo que Tala quiere decir es que no hay tratos especiales en estas situaciones, ya seas una chica, una dama de sociedad o una beyluchadora, él te lo dice por tu bien. Si te vuelves a encontrar en circunstancias así debes ser inteligente, no mostrar miedo, levantar la cara y manejar la situación, no dejar que esta te maneje a ti, ¿entiendes? – Le dijo con seriedad a la chica.
Silke comprendió sus palabras y entonces comenzó a reír al ver a Bryan terminarse toda la botella haciendo enfurecer más a Tala por la tortura fallida.
-Si, entiendo. Sólo necesito asimilar lo que pasó, es todo. – Respondió con una media sonrisa sobre sus labios y ahora comprendía que incluso Kai había querido protegerla cuando pensaba que solo intentaba deshacerse de ella.
Una vez más llamaron a la puerta, consiguiendo que se detuviera el escándalo y nuevamente Voltaire entró a la habitación acompañado de un hombre que llevaba consigo un largo perchero con varios trajes de baño de mujer colgando.
-Silke, estamos indecisos con respecto al traje de baño que usarás, así que ve a probarte este a tu habitación, se encuentra al lado. – Le indicó el anciano cuando el empleado le ofreció un bikini azul obscuro colgado de un gancho metálico y un par de sandaleas de tacón.
Silke retomó su mala cara y se dirigió dignamente hasta su nuevo "jefe", demostrando que tenía valentía y que haría el trabajo con la finalidad de conseguir lo mejor para su propia familia. Sujetó de mala gana las prendas y salió por la puerta buscando la habitación.
Entró al cuarto de la puerta abierta y la luz encendida a unos metros de donde aguardaba el equipo y cerró su puerta. Pudo verificar que era la suya ya que su lanzador se encontraba sobre la mesa del tocador, sacó su blade de su vestido y lo colocó ahí mismo mientras empezaba a desabrochar los botones del traje de enfermera que usaba. Ordenadamente colocó su ropa doblada sobre el borde de su cama y se vistió con la incómoda prenda. Le tomó algunos minutos amarrar el bikini detrás de su cuello y espalda, para luego calzarse y dirigirse al espejo.
Su rostro volvió a enrojecer cuando se miró, esta vez un 90% descubierta, y la reveladora prenda a penas y cubría la mitad de sus glúteos, y sentía que los cordones que sujetaban la zona de sus pechos podrían desamarrarse y causarle un embarazoso accidente; sin embargo se miró a los ojos retomando confianza.
-Puedes hacerlo, ¡hazlo por el bien de la familia! – Se dijo en voz alta señalándose. Inhaló profundamente y dirigió sus pies a la salida.
Tras abrir la puerta Kai y Tala estaban a la espera.
Silke se sonrojó más aún debido a la sorpresa y al bikini que poco le cubría.
-Distrae demasiado. – Opinó Tala cruzado de brazos mientras ambos inspeccionaban el traje, aunque Silke sentía que no era lo único a lo que le prestaban atención. - Da la vuelta. –Indicó Tala haciendo una seña circular con el índice de su diestra.
-Creo que ya han visto suficiente. – Se defendió Silke seria pero roja de molestia y vergüenza.
-Quítate eso. – Ordenó Kai repentinamente con la mirada sobre la escasa prenda.
-¡¿Qué?! – Se exaltó Silke asustada.
-No digo que te desnudes, pónte esto. – Le dijo entregando otro traje de baño, el cual era completo y clásico de color blanco y azul claro, con sencillos adornos, para luego ambos retirarse.
Silke se sorprendió por esa actitud… debía obedecer a Voltaire pero Kai era el segundo al mando en la empresa y prefería el elegante traje completo que un bikini.
Cinco minutos después Silke llegó hasta Voltaire y los Blitzkrieg Boys que ya se encontraban listo para la sesión de fotos, sólo que el bañador completo de la chica ocasionó que el anciano se molestara.
-Ese no es el que te di.- Gruñó. – Vuelve cuando traigas el otro. – Ordenó pero fue interumpido por Kai.
-Ese es el apropiado. – Se opuso el bicolor con un elegante pantaloncillo que llegaba por arriba de sus muslos y tenía diversos aditamentos, entre ellos ya se encontraba Dranzer.
-Ese no es el que más vende. – Dijo el abuelo.
-¿Y entonces el equipo de los Blitzkrieg Boys tendrá como fanáticos a puros pervertidos? No necesitamos esa clase de gente siguiéndonos. – Se defendió Kai.
-Ningún padre quiere que sus hijos tengan como ejemplo a una chica provocativa, ese es el principal atractivo de Silke, y por ella estamos aqui. – Respaldó Tala.
Silke suspiró aliviada, Kai y Tala tenía un buen punto.
-¡No me importa si la tienen que desnudar mientras traigan mi dinero! – Respondió Voltaire cediendo ante la opinión de su nieto y el capitán del equipo.
Una voz femenina interrumpió en ese mismo momento ingresando sin pedir permiso a la habitación.
-Bien chicos, las cámaras ya están preparadas, por favor vayan al salón para la sesión de fotos ahora mismo ya que deberán ser impresas esta misma noche. – Mencionó una mujer rubia que peinaba su cabello con unos lentes de sol y leía unos documentos pertinentes al trabajo de última hora.
-Bien… ¡vamos! – Se dijo Silke siendo acompañada por sus camaradas ante la nueva misión que les imponían.
Quiero agradecer a mi amiga ShadowTamerBlack por estarme apoyando casi desde que empecé a escribir el fic, y por eso hice un mini cameo de su OC Ira Alekzandra Kozlova, quien en la historia de mi amiga termina cautiva en la abadía siendo explotada por Boris como beyluchadora y en cierta parte se pelea con Tala y... de ahí la historia que hace a Bryan reír como un maniático, incluso Kai le hecha más leña al fuego jeje. Muchas gracias amiga, me encantó que me compartieras lo que llevas de tu fic y espero que te haya gustado lo que escribí sobre Ira, un personaje muy fuerte y tenaz que no huye a las batallas de ningún tipo, alguien que indirectamente le da un apoyo a Silke para comprender mejor las cosas que están ocurriendo y darle el valor que necesita para afrontar el terreno desconocido de Voltaire Hiwatari. Un beso y un abrazo amiga!
