¡Feliz Navidad! Este es un pequeño presente para ustedes, gracias al grupo de Facebook CuentosdelOeste1001 , con el desafío de la tercera imagen "Accidente Navideño".

Descargo de responsabilidad: InuYasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes.

Advertencia: Trabajé bajo presión y dos litros de CocaCola, no me hago responsable de lo que provoque lo siguiente que van a leer.

Haz brillar una luz en mi

Accidentes navideños

Kagome había tenido una pésima semana, primero su editora le había dicho que el nuevo personaje que quería introducir a su saga no tenía sentido o una presencia lo suficientemente impactante para no perderse a medio camino, por lo que le recomendó cambiarlo o eliminarlo; ella no quería, necesita esta nueva figura para que fuera un villano a la larga, pero ser rechazado tan contundentemente le hizo pensar si sería capaz de llevar el peso de su propia historia, lo que la llevó a hablarle a su novio de casi 7 años para buscar un consejo sobre qué hacer y bueno…

Terminó con ella 8 días antes de Navidad y su cena familiar.

Y si pensó que nada peor podía pasar, se equivocó rotundamente, pues su ahora ex resultó estar involucrada con su prima desde hace meses, ¿qué tan estúpida fue para no darse cuenta de las señales?

Y aunque al descubrirlo se enfureció tanto que fue necesario que sus amigas vinieran para decirle que era una pésima idea destrozar el automóvil, bueno Sango, porque Ayame estaba más que dispuesta a destruirlo con ella, si había traído un mazo lista para la acción nadie podía comprobarlo; pero sí, se quedaron en el departamento de Kagome que había compartido con su ex por tres años, comiendo helado y planeando –hipotéticamente- como asesinarlo y esconder el cuerpo hasta que Ayame le ofreció que se mudara con ella para no tener que seguir viviendo en un lugar que le traía tantos malos recuerdos; a lo que la morena le pidió un poco de tiempo para asimilar todo.

Si tomó todas las cosas de él y las aventó por la ventana para que se regaran en la casa calle, bueno, la navidad había llegado antes para las personas sin hogar.

Ahora en plena nochebuena estaba en una cafetería con un vaso de chocolate caliente entre sus manos, vestida para la cena familiar sin querer en realidad ir, no cuando sabía quiénes estarían ahí.

Suspiró mientras le daba un trago a su bebida tratando de no sentirse más incómoda de lo que se sentía con la mirada de los meseros y algunos comensales al verla tan elegante en su vestido corto color azul oscuro con escote, hombros descubiertos y mangas caídas con un bonito lazo del lado izquierdo que enmarcaba perfectamente su cintura; ¿no podía ponerse bonita simplemente para tomar un rico chocolate caliente? ¿Era ilegal acaso? Llevó su mano hacia su cabello apartando un mechón que se había salido de su peinado, ni siquiera había revisado su celular que estaba sobre la mesa bocabajo, no quería ver las decenas de mensajes o llamadas, llegaría a la cena cuando ella así lo quisiera.

O simplemente se quedaría hasta que la sacaran a la hora del cierre.

Era un excelente plan, de no ser por el hombre que de repente se sentó frente a ella, con un traje perfectamente amoldado a su cuerpo, cabellos teñidos con luz lunar y unos ojos increíblemente áureos que parecían sacados de una novela de fantasía, ¿quién demonios era?

—Disculpa la tardanza —habló una vez se acomodó y la miró—, mi celular se quedó sin batería por lo que no pude avisar.

Kagome parpadeó confusa.

—Oh... no hay problema.

—Entonces, Sara, ¿verdad?

Ella rió al darse cuenta de lo que estaba pasando, miró a su alrededor intentando ver a alguna otra chica, pero sólo encontró parejas, por lo que era obvio lo que había pasado, la chica o no había llegado o se marchó al ver que no llegaba y no le contestaba; pensó en corregirlo, pero sinceramente no quería estar sola, no ahora.

—Sí, hoy me siento como una Sara —rió ante la confusión sincera del otro—. Así que tú eres mi cita, ¿no?

Él se recostó contra el asiento.

—Mi hermana menor pensó que podríamos entendernos lo cual dudo.

—Auch, golpe bajo.

—No quiero ofender, pero sólo acepte la reunión para hacerla feliz, no porque esté buscando una relación.

Kagome tarareó mientras volvía a probar su chocolate que ya comenzaba a enfriarse, el hombre era muy guapo, pero no tenía el tacto ni la amabilidad en su habla, por lo que seguramente era un empresario o un profesor universitario, interesante.

—Eres un hermano mayor muy complaciente, entonces, debes quererla mucho para aceptar una cita a ciegas, a menos que te haya hablado de mí.

—Rin es muy testaruda y terca cuando algo se le mete a la cabeza, eres su amiga deberías de saberlo y no me contó más allá de tu nombre, quería que te conociera por mí mismo.

—Esos rasgos definitivamente los comparto, aunque intentó mejorar; quiero decir, no quiero que Sōta emule mis malos hábitos, es un buen muchacho.

—¿Sōta?

—Mi hermano menor, no sólo tú tienes uno, ¿sabes? Espero lo acepten en la universidad.

—¿Universidad? Pues, ¿qué edad tiene?

—20 años.

—La misma que mi hermana, ¿es tu mellizo?

—¿Quién? ¿Sōta? Claro que no —sonrió ante el pensamiento—, tengo 25 años si lo preguntas.

—Pensé que eras amigas de Rin.

—¿No has pensado que en Sōta es su amigo y al enterarse que tenía una hermana mayor pensó que era suficiente para querer concertar está cita?

El hombre parecía querer decir algo, antes de cerrar la boca pensativamente.

—Eso suena a algo que ella haría, sí.

Kagome se rió abiertamente, porque es algo que de igual manera Ayame encontraría divertido de hacer, si supiera lo que estaba pasando ahora, estaría más que encantada y emocionada por los detalles.

—Tu hermana es de armas a tomar, me agrada —se inclinó hacia adelante apoyando ambos brazos en la mesa—. Si está cita sale mal, no me arrepentiré de nada, saber que existe otra tormenta además de Ayame me dice que Japón será arrasado y me parece perfecto.

—Así que te gusta el… caos.

—No precisamente, pero parece que últimamente es algo que me rodea —suspiró bajando la mirada para encontrarse su taza vacía—. Pero sabes, otra taza de chocolate caliente compensaría el caos de esta semana y tu retraso, ¿no crees?

Él embozó una sonrisa.

—Lo creo —se levantó para ir al mostrador y solicitar la bebida.

Kagome lo observó marchar antes de levantar su celular, deslizó su dedo para desbloquearlo, mirando que efectivamente tenía varios mensajes y llamadas perdidas, frunció el ceño al ver el nombre de su ex entre las llamadas perdidas, que descaro el suyo, ¿en serio se creía con el derecho a llamarla?

—Estúpido —murmuró.

—Espero no ser el destinatario de esa palabra —habló el hombre que venía con dos tazas, ella se sorprendió al ver lo fácil que las manipulaba sin derramar ni una gota del líquido.

—Oh no, no, definitivamente tú no has hecho nada para merecerla, ¿o crees que sí? —Preguntó con humor mientras aceptaba la taza.

—Llegue tarde.

Kagome lo pensó un poco.

—Eso depende, ¿por qué llegaste tarde?

—Trabajo.

—¿Trabajólico?

—Si digo no, ¿me creerías?

—Veamos —tarareó—, trabajando una noche buena hasta tarde, aun sabiendo que tiene un compromiso, a regañadientes, pero compromiso después y todavía así llegas con retardo. Por lo que mi respuesta sería un rotundo, no. No te creería ni un segundo.

Y le sonrió mientras jugaba con sus tacones.

—Curioso.

—¿El qué? —Preguntó curiosa.

—No pareces molesta por mi retraso o que el motivo de eso sea el trabajo.

—Sería muy hipócrita de mi parte molestarme por algo que me pasa muy seguido, por eso ya no me citan para reunirnos en algún lugar, sino que siempre van por mí. Si lo piensas es una buena estrategia, más si tienen las llaves de tu departamento para invadirlo —rodó sus ojos mientras recordaba todas las veces en que Ayame llegó de la nada para sacarla casi arrastras para que se despejara.

—¿Trabajólica?

—Si tu hermana pensó que yo ayudaría a salir o ser más social, se equivocó. Mucho.

—Ella estará decepcionada, sí.

—Aunque tengo una amiga que definitivamente querría ayudar con eso.

—¿Me buscas una cita en nuestra cita?

—Oh no. Ayame está muy comprometida con su novio y ese novio es policía, no querrás meterte con la ley.

—Suena a que tu amiga se mete en muchos problemas.

—Ya he perdido la cuenta.

Ambos sonrieron.

—Delincuentes.

—Sin pruebas no hay crimen —le guiñó el ojo.

Él no pudo evitar volver a embozar una sonrisa, lo cual era raro, no solía mantener conversaciones por más de 5 minutos antes de aburrirse, no esperaba que la mujer con la que Rin concertó una cita lo hubiera interesado lo suficiente para comprarle otra bebida y mantenerla ahí. Desvió la mirada a su taza de café negro, pero sus ojos fueron atraídos hacia el bolso abierto de su cita del cual sobresalía un libro que podría reconocer a distancia.

—Interesante gusto literario el que tienes.

Kagome siguió la mirada del hombre hasta encontrar el libro.

—Me encanta su historia —confesó mientras se inclinaba para sacarlo con cuidado—, creo que leerla es como regresar a casa.

—¿Regresar a casa?

—Sí, regresar después de un largo tiempo fuera. Nostálgico y avasallante.

—Nunca había escuchado a nadie describir está historia así. Emocionante y aventurero. Rin ama a esta escritora, me ha hecho comprar cada libro o compilación donde la mencionen, es una verdadera fan.

Kagome sonrió de oreja a oreja.

—Entonces, creo que disfrutara de este libro en concreto, sólo déjame anotarle algo —añadió con rapidez mientras tomaba una pluma que siempre usó para después deslizarlo hacia el hombre.

—Rin ya tiene este libro.

—Créeme, está es una edición que ella amará tener.

—¿Si? —Lo tomó—. ¿Y qué lo hace especial?

—Bien, pues —se interrumpió con la pantalla de su celular se encendió y el nombre de su hermano parpadeó, suspiró dándose cuenta que simplemente ya no podía seguir ignorándolos—. Disculpa, tengo que contestar. ¿Sōta?

¡Hermana! ¿Estás bien? Estaba muy preocupado.

—Lo siento, lo siento, estoy bien, ahora mismo estoy con mi cita.

¡¿Tienes una cita ?!

Kagome alejó un poco el celular ante la exclamación, y logró reconocer la voz de su ex y de ¿Ayame?

—Sōta, ¿Ayame está ahí?

Eh… sí, ¿no te lo dijo? Llegó mucho antes que todos, estuvo ayudando a mamá con la comida.

Kagome no pudo evitar sonreír con cariño, por supuesto que su amiga estaría ahí, a pesar de tener sus propios planes con Kōga, así era ella, si podía cargar con un algo de tu infelicidad lo tomaba sin dudar, todo por hacerte sentir mejor.

—No. No me dijo, pero creo que será mejor que haga acto de presencia antes de que la cena se vuelva una escena de crimen.

Pueeeeees…

—… Dios, ¿qué hizo?

Digamos que si quieres ponche no hay, porque todo termino accidentalmente, obvio, sobre él y nuestra prima.

—Oh Dios, no puede ser, dime que lo grabaste.

Kōga lo hizo.

—¿También arrastró a Kōga a la cena?

¿Qué te puedo decir? Esto se volvió una cena muy extraña y-

¡Hola preciosa!

La voz de Ayame la saludo con energía y encanto.

—Ayame, he escuchado que andas tirando ponche sobre los invitados —Kagome levantó la vista al oír como su cita reía, aunque trataba de ocultarlo detrás de su taza de café.

Y he escuchado que estás en una ¡cita! ¡¿Cómo sucedió eso ?! ¡¿Dónde lo conociste ?! ¿Es guapo?

Kagome sonrió al escuchar la exclamación ofendida de Kōga.

—¿Si mi cita es guapo? —Sus ojos se encontraron con los contrarios que le miraron interesados—. Veamos, ¿cómo podría llegar a describirlo? Alto, pero no jorobado, tiene una buena postura como un bailarín de salón, erguido y sin bajar la barbilla; un muy buen porte, pero nada comparado con sus ojos, dorado solar o el brillo del oro pulido, mmmm… no, me quedó con el oro, porque de lo contrario me cegaría y no podría seguir admirándolos, ¿no lo crees?

Aunque la pregunta estaba dirigida a su amiga, en realidad, estaba viendo las reacciones del hombre frente a ella, no podía decir que era una mentira lo que dijo, sin embargo, estaba adornando demasiado su descripción. No es que se arrepintiera de ello, no cuando eso es lo que hacía para vivir.

Y, tal vez, sólo tal vez, podría esta confusión marcar algo nuevo en su vida.

Suena espectacular. ¿En dónde lo tenías oculto?

Kagome sonrió.

—Te contaré ahora que llegué —prometió antes de despedirse rápidamente y colgar la llamada.

—Entonces, ¿te vas?

—Al parecer mi amiga decidió colarse a mi cena familiar navideña y hacer un poco de caos contra mi ex pareja y mi prima, que ahora es su novia; es necesario que vaya, no necesito pasar el resto de mi noche declarando en una estación de policía. Así que —se levantó de su asiento—, gracias por la plática y el chocolate caliente, en realidad, me hizo feliz.

Sesshōmaru se levantó enseguida para acompañarla, había algo en esa mujer que le estaba resultando muy atrayente, nunca espero que esa noche acabara así; le abrió la puerta de la cafetería saliendo al frío invernal de la noche, las luces navideñas que decoraban la calle eran cálidas y brillantes.

Que se reflejaban perfectas en los ojos celestes de su cita.

No quería dejarla ir.

—Puedo llevarte a tu casa si quieres —ofreció al verla mirar la calla en busca de un taxi, ella se giró para enfrentarlo, consideró considerar la oferta por unos segundos antes de sonreír.

—No esperé que fuera del tipo caballero de armadura brillante, ¿sabes?

—Porque no lo soy. No hay nada de caballero en no querer dejarte ir, me acercó más al tipo villanesco o antihéroe.

Y Kagome rió.

Fuerte y feliz.

Esa era la respuesta que había estado buscando.

Levantó su brazo izquierdo para hacer una señal al taxi que venía.

—Tendré que negarme, hay cosas que tengo que poner en orden primero, pero si después aún quieres saber si me gustan los chicos villanescos, búscame.

El taxi frenó a su lado.

—Tengo tu número.

Él abrió la puerta para que ella entrara.

—Estoy segura de que aún no —se inclinó hacia el conductor para darle la dirección teniendo cuidado de que el otro no pudiera oírla—. ¡Recuerda, encuéntrame!

El taxi arrancó dejando al hombre en la acera con la cara llena de confusión, pero despidiéndose con un suave movimiento de su cabeza; Kagome se sintió más feliz y plena que en años, como si una luz estaba floreciendo en su pecho, gentil y aventurera.

Tomó su celular.

—Hola, disculpa que te hablé tan tarde y en plena noche buena, sólo quiero informarte que tenías razón el personaje que te presenté no va a sobrevivir, pero el nuevo que tengo en mente definitivamente lo hará. Te mandaré los detalles en la mañana.

Porque se sentaría a escribir hasta que le diera forma a su nueva creación.

Miró el paisaje que cambiaba rápido, se recostó y sonrió.

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Querida Rin:

Tu hermano me contó que eres gran fan de mis obras,

espero esto compensé el hecho que le robé a tu

amiga su cita esta noche.

Con amor, Kagome Inoue.

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¡Espero les haya gustado! Seguro no se esperaban algo así por la temática que me toco, pero los accidentes no siempre tienen que traer caos o dolor, a veces esos accidentes son casualidades que la vida te pone en el camino y de repente todo tiene sentido.

Por eso esto salió mientras oía la canción de Shine A Light de BANNERS , espero la escuchen y la gocen tanto como yo.

Y respecto a la firma de Kagome en su dedicatoria a Rin que le puso en el libro que le dejo a Sesshōmaru, es porque tomó el apellido de soltera de su madre Naomi (que en realidad en el apellido de la seiyū que le dio su voz en japonés).

¡Que hayan tenido una excelente navidad y que disfruten este regalo de mí para ustedes!

Con amor

FiraLili

25/12/2021