¡Buenas noches! Aprovechando las vacaciones me he concentrado al 100% en este proyecto. Ya tenía muchísimo avanzado, pero me faltaba conectar algunas cosas, por eso ahora mismo actualizo, la tercera parte de este capítulo que originalmente iba a ser solo uno, en la abadía, la subo para el 31! Yei!

Espero que les vaya gustando como va hasta ahora, y sin más rodeos, el capítulo de shippeo para las que ya desde hace mucho lo pedían :D

Saludos! =^x^= Buena lectura!


Capítulo 31

Los golpes y chillidos se escuchaban en algunos pasillos adyacentes al estadio, y Kai reparó en ello, sonaba a que alguien disputaba una batalla con alguna de las bestias bit. El bicolor prestó atención al ruido, y buscó la mejor dirección a través de escaleras y una puerta de madera con una inscripción en ruso: "Наша дорога возрождается", "Nuestro camino renace", el lema creado por Voltaire para la familia Hiwatari. Accedió por ella hasta salir al palco desde el que Boris y su abuelo solían observar desde un punto seguro las feroces beybatallas de los beyluchadores que serían seleccionados para formar el mejor equipo que el mundo hubiera conocido, los Demolition Boys. El vidrio de seguridad protegía la zona que tenía plumas violetas clavadas sobre distintos muebles, Kai se asomó cauteloso y distinguió a Griffolyon embistiendo una y otra vez la banca de espera a un lado de la arena. Desde el tablero, accedió fácilmente a las cámaras que se reflejaban en una pantalla donde se podía observar con detalle diferentes ángulos del beyestadio, descubrió que Silke se resguardaba en ese lugar y solo mantenía su pistola apuntando la zona en que la protección perdía fuerza.

Kai analizó la situación, en esas condiciones, Silke no podría derrotar a Griffolyon sola; el estadio contaba con una gran altura y la bestia bit de Robert tenía la ventaja de poder luchar a larga y corta distancia; se acababa el tiempo, siendo Silke la única que podría controlar a Gekiryu. Rápidamente, Kai desactivó la protección del palco en el que él se situaba y cuando el vidrio se replegó, sacó su propia arma para llamar la atención del grifo, sin embargo, al tratar de dispararle, la pistola no permitió la acción del gatillo, la miró con detenimiento, percibiendo una delicada pero fuerte capa de hielo en todo el cuerpo metálico, sujetó de nuevo el arma inservible en su cinturón y todo se resumió a usar el plan de respaldo.

Silke estaba ansiosa, vio como cayó un trozo de vidrio de alto calibre y Griffolyon no desaprovechó para introducir su pico e intentar lastimarla, en respuesta, Silke no se contuvo y disparó una vez hacia la cabeza del grifo, el cual esquivó el proyectil como si esperara que ella realizara esa acción, Silke sonrió perdida, la ironía de ser despedazada por la bestia bit de su familia era quizá lo que se merecía por sus acciones, por haber querido probarse a sí misma, sabiendo que sin importar el camino que tomara, el final sería siempre el mismo.

El vidrio crujió, terminó por caer hecho añicos disolviendo la última barrera que la mantenía a salvo de las garras de Griffolyon; Silke experimentó el que sería su último intento, presionó el gatillo concentrada en acertar al cuerpo quimérico cuando no pasó nada. Se había quedado sin balas.

Silke permaneció incrédula de su suerte, y el grifo se preparó alzando sus garras para propinar un zarpazo final hacia la chica que se pegó al muro lo más que pudo protegiéndose con ambos brazos. Entonces el ataque no llegó, Silke dirigió su mirada hacia Griffolyon y abrió mucho los ojos al encontrar plumas negras revoloteando a su alrededor y a un gran pájaro interceptando el golpe de la quimera con su formidable plumaje.

Las grandes garras del ave soportaban el peso del grifo apoyándose contra el piso de la arena, Silke percibió desde su posición que a diferencia de Hindor, esta bestia podría levantar a Spencer con una sola pata.

Los ojos ámbar de Griffolyon se retaron con unas pupilas negras y oscurecidas, la nueva ave de un tamaño equiparable a su contrincante cantó con fuerza y lo empujó lejos de Silke, entonces Griffolyon abrió sus alas y emprendió el vuelo seguido de cerca por el pájaro negro.

Silke sintió como toda la adrenalina de hacía unos momentos la abandonaba, ocasionándole un malestar exhaustivo, estaba completamente segura que Griffolyon la mataría, soltó su arma y respiró ajetreada viendo a lo lejos a la criatura que salvó su vida peleando contra aquella que se suponía protegía a los Jürgens de cualquier enemigo.

El grifo trataba de salvaguardar distancia suficiente para usar la daga de viento nuevamente, sin embargo su contrincante lo perseguía muy de cerca, embistiendo duramente una y otra vez con su oscuro plumaje produciendo un alarido de dolor por parte de Griffolyon.

Silke presenciaba la majestuosidad de esa ave, la cual le resultaba familiar.

-¿Black... Dranzer? – Susurró escéptica al distinguir las tres colas del fénix negro.

En eso, sintió una mano que se posaba sobre su hombro izquierdo. Silke se sobresaltó y siguió la extremidad hacia su dueño, pudiendo reconocer a Kai de pie. No había equivocación, eran Kai y Black Dranzer los que la habían rescatado.

-¿Estás herida? –

La chica negó con la cabeza sin retirar sus ojos de los de Kai.

-Bien, ahora quédate cerca de mí, te mostraré como derrotar completamente a Griffolyon. – Sentenció frunciendo un poco el ceño aproximándose al centro de la arena, preparándose a comandar al Black Dranzer contra una de las bestias bit más poderosas.

Silke lo siguió y se situó un paso detrás de Kai para darle espacio, juntó ambas palmas entrelazándolas contra su pecho. Adoraba a Griffolyon, había crecido con historias y leyendas de su grandeza y valentía, era doloroso ver como incluso el honor que él representaba, hubiera sido corrompido por un monstruo mitológico que ella portaba tranquilamente en su bolsillo.

-¡Black Dranzer!- Comandó Kai recibiendo la obediencia militar del ave que se detuvo al instante aleteando mientras aguardaba instrucciones. – ¡Sable de fuego! –

La temperatura incrementó en la arena de pronto, y de entre las plumas de Black Dranzer emergieron llamas rojas que ayudaron a que este se propulsara a una velocidad muy superior a la anterior mostrada, consiguiendo asestar rápidos golpes al grifo aturdiéndolo en medio del aire, en el cual la quimera sobrevolaba indefensa recibiendo quemaduras superficiales sin poder contra atacar.

Kai sabía que ese primer ataque no derrotaría a Griffolyon pero reduciría su defensa para el siguiente movimiento de su estrategia, y no solo él, Silke también observaba la resistencia de la bestia bit de su familia, se veía acorralado ante un enemigo más veloz, sin embargo, un espíritu tanto terrenal como celestial tenía la capacidad de ver más allá de los elementos naturales.

Griffolyon dejó por unos momentos más que Black Dranzer disfrutara del ataque, hasta que el primero consiguió descifrar el patrón de movimiento del fénix negro, y con un certero tajo proveniente de su garra derecha, atinó a un fuerte golpe en la cabeza de Black Dranzer, tumbándolo al piso donde una nube de polvo se levantó a causa del peso que estremeció el lugar.

Silke se cubrió detrás de Kai, quien no se inmutó ante el contra-ataque de la quimera manteniendo su posición.

Griffolyon aleteó con fuerza lanzando la daga de viento contra los tres que lo desafiaban, al mismo tiempo Black Dranzer se puso de pie protegiendo a Kai y Silke desplegando su envergadura, la cual incineró al instante todas aquellas plumas filosas un metro de distancia antes de hacer contacto con ellos. El grifo enfureció y repitió el ataque con más fuerza prolongándolo, y aunque sus plumas eran incapaces de lograr su cometido, el viento entorpecía la visión y puntería del fénix si este deseaba contra atacar.

Silke no podía mantenerse de pie, el aire comenzaba a moverla alejándola de la zona segura en la cual Black Dranzer mantenía el calor ardiente a su alrededor, si salía de ese perímetro no solo las plumas de Griffolyon la dañarían, el aire caliente también la quemaría. Kai no distrajo su mirada, giró un poco su cuerpo y con la diestra tomó a Silke del brazo atrayéndola hacia él en medio del viento caótico.

-¡Sujétate! – Gritó encima del agudo silbido sin flaquear.

Silke alcanzó a abrazarse con ambas manos del torso de Kai, a penas y podía abrir los ojos en medio del ataque, pero le asombraba la fortaleza de su compañero que no cedía un centímetro.

Kai aguardó hasta que Griffolyon disminuyera la intensidad, al presenciar las batallas de Robert se había percatado del tiempo regular de su ataque principal, no necesitaba que se detuviera, solo que bajara un poco la guardia antes de volver a lanzarlo. Black Dranzer tampoco lucía cansado, por el contrario, cuidaba adecuadamente su energía gracias a las instrucciones del Hiwatari.

El momento esperado llegó, y en una fracción de segundo, los deseos de Kai se hicieron realidad, él y Black Dranzer sincronizaban con tanta fluidez que al ave sólo le tomó medio segundo lanzar un lanzallamas que atravesó la tempestad, esbelto, potente y certero como un rayo que impactó a Griffolyon en el centro de su cuerpo, impulsándolo hacia las gradas superiores donde fracturó el concreto con su pesado cuerpo.

La tormenta cesó, y Silke pudo abrir los ojos completamente asombrada del poder de Kai y Black Dranzer combinados. Kai se mantuvo templado, no podía dejar las cosas así.

-Black Dranzer, ¡Blazing Gigs! – Confirmó, entonces su bestia bit sobrevoló el estadio un par de veces, preparando el mejor ángulo para lanzarse en picada contra Griffolyon envuelta en una bola de fuego.

Al hacer contacto, una explosión se produjo, Silke se encogió contra Kai y este sólo cubrió su cara más no sus ojos ligeramente con la zurda, tenía que presenciar hasta el final su jugada concluida.

Una fumarola grisácea y escombros se alzaron cegando parcialmente la sala donde la potencia de las luminarias del techo no era suficiente como para penetrar la densa capa de humo.

Solo una figura alada emergió de entre la cortina negruzca, y con ayuda de sus alas, alejó el humo revelando a una bestia bit derrotada totalmente. Griffolyon yacía inconsciente con decenas de plumas violáceas a su alrededor, sus garras inmóviles y su pico entreabierto revelaron su derrota.

Silke miró esto con tristeza, aflojó el agarre de Kai y se irguió consternada por el estado de Griffolyon, quiso acercarse un poco pero Black Dranzer descendió de las alturas cerrándole el paso, alzándose triunfador. La castaña lo miró ligeramente temerosa, podía tener una silueta exactamente igual a la de Dranzer, pero sentía temor al mirarlo directamente a las profundas pupilas, a diferencia del esplendoroso fénix rojo.

Kai se acercó a Silke admirando a la bestia bit de la familia Jürgens.

-Griffolyon incrementa la intensidad de su ataque reduciendo la defensa, si se prolonga la Daga de Viento, hay una ventana de medio segundo para acertar en su contra. – Explicó Kai.

Silke bajó la mirada, él era muy observador, nunca había reparado en aquello y aprovechó esa debilidad para triunfar.

-Supongo que eso ya no tiene importancia, - Pausó. - debemos continuar. – Advirtió la alemana girándose hacia Kai ocultando las emociones respecto a Griffolyon.

-¿Puedes caminar? – Preguntó de pronto Kai observando los pies de Silke.

Ella alzó una ceja por la pregunta, su pie izquierdo le dolía al pisar pero no pensaba que se notara.

-Estaré bien, tenemos que… – Empezó a decir con seriedad hasta que Kai la interrumpió.

-Necesito saber si puedes correr, no siempre tendremos esta ventaja. – Señaló refiriéndose a Griffolyon. – Déjame ver. – Insistió sonando como una orden.

Silke reconocía que Kai se mostraba muy intimidante, y no quería ser responsable si más adelante no podía seguirle el paso. Caminó algunos metros hasta la banca detrás del los trozos de vidrio rotos, y percibió más dolor que antes en el tobillo. Se sentó y cuando estaba a punto de levantar un poco la falda del vestido para acceder a las cintas que sujetaban la bota hasta la mitad de su muslo, vio a Kai con una rodilla en el piso frente a ella, de inmediato jaló el vestido hasta que cubriera ambas piernas.

-¿¡Qué haces!? ¡Dáte la vuelta ahora mismo! – Exigió totalmente sonrojada mientras Black Dranzer se acicalaba las alas despreocupadamente.

Kai rodó los ojos acompañado de un gruñón suspiro.

-¿Otra vez con eso? – Cuestionó cansado. – Ya deja de ser ridícula, tú tienes dos piernas y yo también, no pienso propasarme contigo, es solo que eres muy lenta y tenemos prisa. -

-¡Si me dieras un segundo puedo quitármela yo sola! – Se defendió exaltada.

Kai giró su cara hacia un lado y comenzó a contar.

-Uno… -

Silke no mal gastó el escaso lapso de tiempo y se desabrochó las cintas, incluso más rápido que con Hixolotl, cuando Kai regresó la mirada, ella ya había aflojado completamente la bota y él le ayudó a retirarla.

El tobillo de Silke se encontraba enrojecido pero no había inflamación evidente, la misma Silke aún colorada frunció el seño, se había lastimado por no haber caído apropiadamente al tratar de escapar de Griffolyon.

Kai sujetó con ambas manos su pie y empezó a moverlo de un lado al otro hasta que consiguió que ella reaccionara con un pequeño quejido al hacerlo hacia arriba.

-Es leve, fue a causa de los zapatos que llevas. – Dictaminó despreocupado quitándose la bufanda. – Lo mejor sería que no usaras tacones pero en vista de las circunstancias no tienes opción. – Dijo sujetando de un extremo la bufanda con una mano y con la otra jaló con fuerza desgarrándola para obtener algunos centímetros de un trozo de tela con la cual improvisó un vendaje para presionar la lesión.

Silke vio conmocionada la acción de su compañero que ajustaba la tela blanca sintiendo un alivio casi instantáneo al obtener mayor soporte. Todo era confuso respecto a ese muchacho. La chica evitaba juzgar a las personas antes de conocerlas, pero con ese beybluchador simplemente no sabía que pensar; anteriormente había concluido que era una buena persona que no gustaba de mostrarle esa parte a todos, sin embargo la forma en que la usó de carnada para sus propios intereses, había hecho recapacitar sus pensamientos, y aún así tras ayudarla en medio de la desesperación, pudo volver a confiar en él. Era extremadamente complicado poner la balanza de un lado u otro, pero la astucia, fuerza y valentía que Kai poseía, eran dignas de admiración.

Kai concluyó el vendaje anudando el extremo con la misma tela entrelazada, y le ayudó a colocarse la bota nuevamente.

-Gracias. – Dijo Silke con media sonrisa.

Kai no prestaba mucha atención a las palabras de gratitud de ella, y evitó corresponder haciendo una nueva pregunta.

-¿Por qué tu bota se siente pegajosa y húmeda? –

La ropa de Silke se había secado casi por completo gracias al viento de Griffolyon y el incremento de temperatura de Black Dranzer en el beyestadio, pero sus zapatos de material más grueso, no habían tenido la misma suerte.

-Me encontré con Hixolotl y ese cocodrilo de la chica americana… -

-Caimán. – Señaló Kai ajustando los broches en la parte baja de la bota. – Suelen ser más dóciles que los cocodrilos, sino, no estarías aquí. –

Silke juntó las cejas y apretó los labios. Kai no le daba suficiente mérito, de pronto volvió a desagradarle su actitud.

-Como sea, llegué hasta aquí, pero Bryan e Ian… -

-No te preocupes por ellos, son más fuertes de lo que crees. – Aseguró levantándose.

Silke asintió ante aquella afirmación, continuó amarrándose la bota hasta que pudo ponerse de pie también experimentando de nuevo comodidad al poner todo su peso en ambas piernas, en eso Kai le acercó un objeto el cual la sorprendió.

-Toma, llevas más de seis horas sin comer, necesitas energía. – Dijo ofreciéndole una barra de chocolate, uno de los productos surtidos que Lyonya había traído para el equipo.

Silke se apenó, estaba tan preocupada que se había olvidado de comer, de inmediato tomó el chocolate, lo abrió y empezó a consumirlo sin replicar. Nuevamente la balanza mental de Kai se inclinaba hacia el lado positivo, parecía que estaría eternamente confundida con respecto a él, podría ser que incluso el resto de los chicos se sintieran así.

Esa pieza de dulce superaba a cualquier otra que hubiera probado en toda su vida, era deliciosa, rápidamente se sintió más despierta y su mente se concentró en otros asuntos.

-¿Cómo supiste que Black Dranzer se materializaría y no sería controlado por Gekiryu? – Cuestionó tras pasarse el último trozo de chocolate.

-Tengo la teoría de que Gekiryu solo puede controlar a las bestias bit con las que ha tenido contacto directo previamente. – Mencionó cruzado de brazos prestando atención al cuerpo de Black Dranzer.

Silke se quedó pensativa por un instante y corroboró parte de la teoría de Kai.

-Puede que sea verdad, conozco a cada bestia bit con la que nos hemos encontrado, significa que no las atrajo a todas, pero, ¿por qué lo hace? – Preguntó sintiéndose aliviada a su vez de nunca haber enfrentado a bestias bit tan destructivas como Amphilyon.

-Las bestias bit son espíritus sagrados, muchas de ellas representan elementos y caras de la naturaleza, si la finalidad del Ragnarök es crear un nuevo mundo, tal vez quiera usarlas. – Intuyó Kai.

Silke apretó el puño derecho, tenía que llegar con Gekiryu antes de que destruyera todo lo que conocían.

Black Dranzer alzó la cabeza hacia el palco de Voltaire poniéndose en guardia, Kai presintió lo mismo de inmediato.

-¿Qué sucede? – Se preocupó Silke al ver la reacción de ambos.

-Parece que otra de las Bestias Bit con las que te has enfrentado ha venido a luchar con nosotros. – Respondió Kai con prudencia.

Silke sintió vibrar el piso de una forma un tanto extraña, no era como Rockbison, era algo más lento y mucho más pesado.

El siguiente contrincante no se hizo esperar, y uno de los muros empezó a fracturarse del lado contrario en el que se encontraban, cerca del lugar donde el grifo se hallaba inconsciente.

Silke apretó los dientes, la nueva amenaza no podría compararse con Griffolyon, lo que ya era decir mucho para referirse a la bestia sagrada, la tortuga del Norte.

Draciel de coraza gris obscura y extremidades violetas emergió de entre los escombros, se movía sobre sus patas traseras y enfocó sus ojos hacia ellos.

Kai alzó una ceja y dirigió una mirada a Black Dranzer a su izquierda, ambos comprendieron el plan a seguir de inmediato, así que el fénix bajó la cabeza hasta el suelo y se recostó momentáneamente sobre sus patas.

-Esa bestia bit es de agua… ¿Qué vamos a hacer? – Preguntó Silke con nerviosismo sin apartar los ojos de Draciel cuando una acción la sorprendió. -¡Eh! –

Sin avisar, Kai la tomó por detrás de la cintura levantándola en un rápido movimiento para colocarla sobre el cuello emplumado de Black Dranzer. Silke sintió un escalofrío, no terminaba de acostumbrarse a que Kai la tocara sin tener la gentileza de avisarle antes de hacerlo. En seguida Kai montó tras ella de un salto.

-¡Espera! ¡Deberíamos discutir esto primero! – Exigió asustada sin saber dónde poner las manos, no creía estar preparada para volar sobre una bestia bit desconocida y enfrentar una batalla contra otra al mismo tiempo.

-Draciel inundará todo el lugar, a menos que quieras nadar esta es la mejor opción. – Confirmó seguro y confiado, arrancándole a Silke una mueca de incredulidad. De verdad lo iban a hacer.

Sin advertencia, Draciel escupió una bocanada de agua en dirección hacia ellos, Black Dranzer levantó vuelo ágilmente esquivándolo a las órdenes de Kai, mientras Silke se afianzaba como podía sobre la superficie emplumada y resbaladiza, temerosa de caer al vacío.

Kai no lucía importunado por las preocupaciones de Silke, dio una palmada al cuello del fénix para sobrevolar un par de veces el estadio por encima de la tortuga negra y estudiar el mejor ángulo de ataque. Draciel no parecía contento, bufó como el siseo de una serpiente, después de todo, las bestias bit sagradas de Japón habitaban los puntos cardinales, y el Fénix del Norte y la Tortuga del Sur eran rivales naturales.

Tal como Kai lo predijo, Draciel empezó a expulsar grandes cantidades de agua por las aberturas de su coraza que rápidamente cubrieron la arena sólida para darle ventaja a la tortuga.

-¡Kai! – Le habló Silke alarmada. - ¡Hay que hacer algo! – Exigió viendo su única oportunidad hundirse bajo la habilidad de Draciel, no podían dejar que les tomara la delantera.

-Tranquila, el combate no sería divertido sin un poco de dificultad. – Sonrió convencido de que Black Dranzer ya poseía la superioridad en ese duelo.

Silke frunció el seño. No se suponía que estaban ahí para jugar, y esas palabras viniendo de un Kai que usualmente era serio le sonaron extrañas.

Draciel no demoró en llenar los primeros dos metros del líquido, así que alzando sus extremidades, levantó peligrosas columnas de agua por todo el estadio, obligando a Black Dranzer a hacer maniobras evasivas escapando de cada ataque que el reptil empuñaba.

Silke se sujetaba con fuerza percibiendo el vértigo tras cada giro, pérdida y ganancia de altitud, sin embargo su compañero detrás suyo se divertía en grande.

-Black Dranzer, acerquémonos a su cabeza. – Ordenó Kai de buen humor.

Silke negó imperceptible un segundo antes de que el ave se lanzara en picada ágilmente entre las columnas de agua que para ese momento empezaron a girar entre sí, un par de ellas consiguieron golpear el ala derecha y la cola del fénix, haciéndolo perder la dirección de su vuelo, Silke sintió que caería a causa de la turbulencia, sin embargo Kai recargó el peso de su cuerpo contra el de ella para mantenerla en su lugar.

-Pensé que eras más aventurera. – Le dijo con simpatía, le causaba gracia verla estremecida.

-¡Sólo termina con él! – Le suplicó mareada, no se estaba divirtiendo en absoluto.

-Que aguafiestas… - Respondió sarcástico y sonriente. – ¡Black Dranzer, lanzallamas a su cabeza! – Comandó y el fénix cantó antes de lanzarse como una flecha que atravesó sin problema alguno los obstáculos de agua evaporándolos enseguida. Draciel se limitó a meter la cabeza a su caparazón, y el fuego ardiente golpeó directo con las costillas endurecidas que recubrían su cuerpo en la parte superior, seguidos de una estela de agua provocada por la alta velocidad del ave que rápidamente enfrió la zona ardiente.

-Así se hace Black Dranzer. – Felicitó Kai satisfecho a su montura.

-¿De qué hablas? ¡No le afectó en nada! – Observó Silke.

-Estás muy ansiosa por que esta batalla concluya, ¿por qué no disfrutas de ver a un verdadero Beyluchador triunfar? – Le replicó.

Silke no respondió. Desde que pertenecían al mismo equipo, Kai no paraba de decirle que no malgastara su tiempo y fuera directo al grano en una batalla, y ahora él hacía lo que quería solo para fanfarronear, o eso era lo que ella percibía.

Draciel sacó nuevamente su cabeza para atacar creando esta vez un ciclón empleando toda el agua que había reunido en el beyestadio. De inmediato Black Dranzer tuvo que batir las alas con mayor rapidez para no dejarse llevar por la corriente, al mismo tiempo que incrementaba la temperatura del lugar evaporando parte del agua, lo que ayudó a que se refugiara en la densa niebla.

La tortuga no podía verlos, pero mientras se encontrara dentro del tornado de agua que lo cubría a su alrededor, estaría a salvo, sin embargo, esta vez por detrás sintió como la combustión proveniente del pico de Black Dranzer impactó su caparazón, seguido del agua que se evaporó al instante sobre la coraza liberando un sonido de siseo. Draciel se sintió indefenso, el fénix era mucho más veloz que su corriente de agua, la atravesaba una y otra vez y le disparaba ráfagas de fuego que en seguida se apagaban con la misma agua que se movía con él.

Silke se sintió más cómoda con ese nuevo ataque, Kai mantenía estable a Black Dranzer y Draciel ya no podía contraatacarlos, parecía que el duelo terminaría pronto.

Una y otra vez repitieron el procedimiento en el ambiente brumoso, hasta que se escuchó un fuerte sonido un instante antes que el agua que se alzaba cayera sin fuerza.

La niebla de disipó un poco y Draciel ya lucía agotado, sosteniéndose con trabajo sobre sus cuatro patas.

-¡Increíble Kai! ¡Lo lograste! – Felicitó Silke, siempre había creído que la defensa de la tortuga era impenetrable, en especial para el elemento contrario que resultaba ser el fuego.

Kai sonrió con orgullo, al fin ella reconocía abiertamente sus habilidades.

-Y aún no has visto nada. – Respondió decidido a darle un fin magistral al encuentro.

-¿Qué…? – Preguntó Silke dudosa de lo que proseguía.

Black Dranzer se lanzó verticalmente, Silke se preocupó al darse cuenta que el blanco era Draciel, chocarían contra él, y Kai no lo iba a impedir.

El ave cayó con fuerza sobre Draciel aplastándolo con sus garras contra el suelo, y perforó con ayuda de su pico la indestructible coraza de la tortuga, consiguiendo que chorros de sangre brincaran en todas direcciones.

Silke se petrificó ante esa acción. Black Dranzer triunfó de nuevo. Draciel había caído, y su terreno se había evaporado ante las altas temperaturas del ave que Kai controlaba.

-¿Qué te pasa Draciel? ¿Se te acaba el agua y ya no puedes pelear? – Preguntó Kai burlón.

La tortuga soltó un quejido el cual sonó más como un reto, trataba de no darse por vencida y Kai aceptó el desafío. Black Dranzer alzó su pico ensangrentado cantando, extendió sus alas en señal de victoria, y colocó su garra derecha sobre la cara de la tortuga haciéndola rugir de dolor al impregnar la densa temperatura que corría por su cuerpo. Silke miró anonada la escena, mientras Kai saltaba hasta el suelo casi tres metros desde el cuello erguido del fénix.

Draciel se negaba a arrojar la toalla, ya no tenía defensa, Black Dranzer se había encargado de ella dilatando y contrayendo su escudo usando el fuego y el propio elemento de Draciel en su contra.

Kai sonreía vanidoso, la Tortuga del Norte había sido derrotada finalmente por él y Black Dranzer. Una de las cuatro bestias representativas de los elementos fundamentales yacía conquistada por él.

-¡Vamos! ¡Levántate! – Exigía cruelmente.

Silke presenciaba esto con impotencia, le repudió el gesto altanero de Kai, el gozo que se reflejaba en su rostro, y dado que no podía arriesgarse a lastimar más su tobillo al dejarse caer como Kai, se deslizó por entre la espalda y las alas de Black Dranzer hasta llegar al piso; se aproximó hasta Kai corriendo y tiró de su brazo derecho desconectándolo de su entretenimiento a lo que correspondió de mala gana.

-¿¡Qué es lo que quieres!? – Demandó saber fastidiado.

-¡Ya fue suficiente! ¡No puede pelear más! – Le insistió ella con determinación en su voz sin soltar su brazo.

Kai se mantuvo serio por unos instantes, para luego sonreír enseñando los dientes, la pobre niña no parecía comprender nada de la situación.

El mitad japonés liberó gentilmente la mano que Silke le apresaba y la colocó sobre la cabeza de ella dando leves palmadas.

-La compasión es una debilidad… - Observó soberbio tras dejar la caricia. Parecía querer intimidarla y al mismo tiempo seducirla hacia el sentimiento de placer que nacía de tener a Draciel bajo su control.

Silke quedó intrigada por esa invitación, podía sentir como el ego de Kai crecía tras cada victoria, sin mencionar el exceso de confianza que se tomaba con ella.

-No hay honor en humillar a un enemigo derrotado. – Oró con sabiduría. – Yo creía que el honor era importante para ti. – Pronunció sensata.

Ante aquello, Kai parpadeó con un semblante diferente, era como si esa oración realmente tuviera sentido.

-"¿Honor?" – Se preguntó a sí mismo, y observó detenidamente a un moribundo Draciel. De pronto sintió un ligero malestar en la boca, perdió el chiste hacer sufrir al fiel amigo de Max.

Silke lo analizó, él se había percatado de haber faltado a sus propios principios. Kai posó su vista en Black Dranzer y este retiró su garra candente del reptil moribundo.

-El sótano 19 se encuentra en seguida. – Dijo Kai cortante señalando la siguiente parada, de pronto sintió que le debía una disculpa al rubio.

Silke se adelantó a él pasando a un costado de Draciel, y luego despidiendo con la mirada el cuerpo de Griffolyon; percibió cierta prepotencia en su compañero, pero de un momento a otro había vuelto a ser el mismo. Necesitaban apresurarse, esa abadía realmente cambiaba a las personas.

El fénix negro se mantuvo pendiente de ambos jóvenes, se dispuso a seguirlos por el agujero que había hecho Draciel hacia una rampa que los redirigía a un nivel inferior.


El frío salvaje recorría cada célula del cuerpo de Tala.

Conforme se adentraba, el piso se tornaba más resbaloso y los muros reflejaban su paso con una finísima capa de hielo que actuaba como un cristal. Ese microclima no lograba persuadirlo a abandonar su avance, como habría hecho con cualquier otra persona, pero no él, no el lobo alfa de los Blitzkrieg Boys.

Tala empujó un par de puertas abatibles que daban a un laboratorio de pruebas para los beyluchadores, percibía que el encuentro con Wolborg estaba próximo. Ese lobo blanco y el niño pelirrojo habían sido sincronizados casi por la fuerza. Tras un duro entrenamiento físico para convertirse en beyluchador, había llegado el momento de crear una bestia bit para la calidad de un guerrero como el joven Ivanov.

Por aquellos tiempos, Boris solía experimentar con lo que le diera en gana, y el lobo macho alfa de una manada que recorría en invierno los bosques cercanos a la abadía, no fue la excepción.

El capital de Voltaire Hiwatari no se limitaba al desarrollo de tecnología o al entrenamiento y manutención de muchachos talentosos; también se utilizaba para monitorear especies animales adecuadas para extraer sus espíritus sagrados de una forma mucho más eficaz que la mencionada por Rasputín.

Falborg había sido un ave capturada con la misma intención, un experimento exitoso a diferencia del cuervo inválido que un pequeño Alexander había intentado resguardar sin conseguirlo. Y como aquel cuervo de una sola pata, muchos otros animales al igual que muchachos, cruzaron las puertas de BioVolt para nunca más salir.

Sin embargo, Wolborg no fue capturado, fue asesinado a sangre fría por Boris, de un solo disparo, dejando a la manada desprotegida. Esto no importó al retorcido Abad, pero dejó un profundo sentimiento de tristeza en Tala, el cual fue erradicado completamente con lavados de cerebro durante cinco largos años.

Años en los que consiguió dominar a la bestia, un cánido con el espíritu de un lobo alado, serio, protector y poderoso, en el que Ivanov, lentamente, vio reflejada su alma.

A partir de entonces, se habían tenido el uno al otro para superar los malos tiempos, intensos entrenamientos, batallas perdidas y por encima de todo una conexión inquebrantable. Nada antes de ese día, había podido separarlos.

Tala se mantenía incrédulo. El poder de Gekiryu para controlar otras bestias bit y reorganizar el mundo era algo que ni Boris o Rasputín hubiesen podido imaginar. Y si querían tener alguna oportunidad de derrotarlo, debía ser con sus bestias bit. Tenía que intentarlo, por Wolborg, él no querría volver a ser usado por nadie, ya fuera un humano u otra bestia bit.

Un suspiro atrajo su atención al frente.

Wolborg aguardaba de pie sobre una camilla metálica, la cual se encontraba completamente escarchada. De la base de sus patas, despedía una estela de cristales congelados que revoloteaban todo el lugar, entonces las puertas abatibles detrás de Tala crujieron, se congelaron al instante impidiendo que Tala escapara.

El pelirrojo no perdió su mirada llena de ferocidad y autoridad. Sacó el cuchillo intimidando a Wolborg de la misma forma en que él lo hacía.

-Me estabas esperando. – Le comentó familiar, aún sentía los colmillos del lobo clavándose en su brazo izquierdo.

Wolborg gruñó, y no desvió sus ojos amarillos de su próxima presa.

-Bien, que así sea. – Aceptó Tala el desafío, cuando el lobo brincó ágilmente hacia él.


Draciel había dejado el evidente camino marcado hacia el sótano 19 y al mismísimo Jörmundgand. Sin embargo, parte de la estructura original destruida por el paso de la tortuga, se veía recubierta por una piedra negra, densa y porosa. Kai se detuvo y pasó su mano por encima de ella.

Silke aguardó a mitad de una rampa que descendía tenuemente.

-Roca volcánica. – Dictaminó Kai.

-Pareciera como si se hubiera solidificado recientemente. – Apuntó Silke.

-Estabas indispuesta, pero en el diario de Rasputín, se mencionaba una cueva donde había estado la última morada del Jörmundgand, esto se asemeja bastante. –

-Entonces estamos más cerca. – Aseguró Silke mirando hacia el fondo de esa nueva sala que lentamente se iba abriendo a una de mayor tamaño.

-A menos que el camino esté bloqueado, si continuamos por aquí accederemos al sótano 20. – Concluyó Kai a lo que Silke asintió.

Conforme se adentraban, el techo crecía paulatinamente y el piso cambió del color usual de los tabiques grisáceos a placas de mármol completamente blancos. Así mismo, aparecían menos muros y más columnas que sostenían todo el complejo eclesiástico sobre ellos.

El pequeño grupo transitó en silencio, verificando que nada los pudiera sorprender, hasta que alguien de manera inusual inició la charla.

-Sabes Silke, lo he estado pensando y me da curiosidad saber que ganas tú con esto. - Interrumpió Kai la ausencia de sonido por el alto corredor que mezclaba roca volcánica con materiales constructivos modernos.

-Vaya, que pregunta, solo quiero evitar que el mundo se destruya. – Respondió apresurada en salir de ese pasillo y llegar hasta Gekiryu.

-Me expresé mal. – Pausó. – ¿Qué es lo que gana una señorita noble al meterse en tantos problemas? –

-Me temo que no te comprendo. – Siguió sin hacer mucho caso al bicolor.

-Pudiste haber permanecido en tu casa, hacer todo vía internet, no sé por qué insistías tanto en la reunión conmigo, para la mayoría de los socios una video llamada hubiera bastado. –

-Fui educada al modo antiguo, mi padre siempre asistía a sus juntas donde quiera que fuesen. –

-Entiendo, pero la pregunta aún no se resuelve, ¿para qué necesita una chica como tú trabajar tanto? Al final solo te casarás y no podrás involucrarte más con negocios de los Jürgens, si hubieras hecho eso, no estaríamos metidos en este embrollo. -

Silke se detuvo y giró para enfrentar a Kai quien nuevamente la subestimaba y por ende la culpaba, se marcaba el enojo en su rostro de finas facciones.

-¿Por qué hablamos de algo tan irrelevante en un momento crucial como este?- Argumentó cruzada de brazos.

-Porque estoy aburrido, además no pensé que fueras tímida para estos temas. – Obvio alzando los hombros.

-Me casaré con alguien que sea apropiado para compartir lazos de sangre con los Jürgens, no es la gran cosa, sin embargo para ello necesito tener buenos méritos, por eso me esfuerzo tanto. ¿Respondí tu pregunta? – Concluyó esperando haber saciado la abrupta curiosidad de Kai para poder continuar con la misión.

-Es otra forma de decir que te casas por dinero, te vendes al mejor postor. – Sonrió soberbio.

Silke correspondió ese gesto entornando los ojos con desagrado, sintió la sangre hervir cerca de sus mejillas, y unas casi incontenibles ganas de golpearlo en el rostro.

-Hablas como un auténtico idiota, ¿lo sabías? – Reveló inesperadamente ante las afirmaciones de Kai entrecerrando sus ojos ambarinos.

-Vamos no te enojes, es solo que pienso que tienes potencial. – Insistió en el tema.

-No presumas de conocerme. – Respondió ella con hostilidad. – Los matrimonios para personas como nosotros son un simple negocio, si no lo sabes aún te falta mucho que madurar. – Concluyó siguiendo su andar, las palabras de Kai solo la hacían perder tiempo. Repentinamente el serio y fuerte beyluchador se convirtió en un niño malcriado que no hacía otra cosa que sacarla de quicio ignorando el peligro inminente que el mundo corría.

Kai miró a Black Dranzer burlándose con un gesto ante las palabras de ella, el ave correspondió cómplice respaldando a su amo.

A Kai le divertía fastidiarla con aquello, y dado que no había rivales dignos de momento, optó por molestarla más.

La siguió de cerca con Black Dranzer detrás suyo. Ella era interesante muy a su manera. Tanto en Japón como en Rusia se consideraba que las mujeres "ideales" debían mostrarse sumisas en público, resguardar su cuerpo bajo ropajes poco reveladores de sus atributos y nunca coquetear directamente con un hombre que no fuese su pareja formal. A pesar de lo mucho que Silke se esforzaba por cumplir esos estándares, él ya había tenido el privilegio de observarla en bikini y ropa interior a corta distancia, y aunque ella, la señorita "perfección" le desagradaba, no estaba ciego para negar la atracción que le provocaba.

-Oye Silke, llevamos más de un mes conviviendo. – Mencionó de pronto.

-¿Conviviendo? Yo no diría eso, esta es la conversación más larga que hemos tenido y creo que no me está gustando. – Rechazó la charla entrecerrando los ojos para distinguir al fondo de esa gigante habitación lo que parecía un túnel.

-¡Oh vamos! - Insistió poniéndose al frente de ella interrumpiéndola. – Apuesto a que sé más de ti que tu propio hermano. –

-Y yo apuesto a que no, pero si con esto puedo hacer que me dejes en paz está bien. Dime una, una sola cosa que Robert ignore. – Aceptó el reto convencida en que él no aprobaría.

-Muy simple, no te gusta el caviar, y aun así te lo comiste porque creíste que sería descortés no hacerlo en casa del anfitrión. –

Silke alzó ambas cejas y abrió mucho los ojos. Solo Marie-Angelique sabía de su odio secreto al caviar; como futura esposa de alguna familia de prestigio, debía asegurarse de comer toda clase de comida para acostumbrarse fácilmente a los gustos culturales de su nueva casa, y saber que alguien como Kai lo había distinguido, la hacía ver que su actuación no era tan buena como ella creía.

Kai comprobó con ese gesto que había acertado, así que le sonrió triunfante antes de reclamar su premio aproximando sus labios a los de una aún sorprendida Silke. Aunque la distancia era corta y segura, no consiguió su cometido.

Silke colocó su índice de la mano izquierda sobre los labios de Kai deteniéndolo con la mínima fuerza.

-¿Se puede saber qué es lo que haces? – Demandó saber la castaña con una mirada inquisidora y penetrante.

-¿A caso no es obvio? – Preguntó Kai sonriente aún presionando contra la yema de su dedo.

Silke negó con la cabeza.

-No. No lo es. – Reiteró furiosa. Quitó el dedo de los labios de Kai y se arrancó la gaza de la mejilla izquierda presumiendo el hematoma violeta. – Hace unas horas me obsequiaste esto, ¿lo recuerdas? Y aunque agradezco que me hayas sacado de este horrible lugar, no olvido lo mucho que disfrutaste del espectáculo. – Declaró frunciendo el ceño con cara de pocos amigos. – ¡Sólo me interesa una cosa, recuperar a Gekiryu! ¡Y ya estoy cansada de que te burles de mí! – Le gritó lo último exaltada por la repentina actitud osca y seductora.

-¿Burlarme? ¿Crees que soy de los que juegan? – Se extrañó Kai sin encontrarle nada raro a su actuar.

-Saber quién eres me llevaría toda una vida, pero con certeza puedo decir que este no eres tú. – Negó ella con la cabeza. – Nunca te comportas así. Eres orgulloso y un poco presumido pero jamás has sido irrespetuoso y ahora actúas como un patán. – Calificó ella sin cuidar el uso del lenguaje, después de tantas veces en que él había expresado el nulo interés que sentía por ella, inclusive minutos atrás, ese cambio de actitud le repugnaba, y una dama siempre debía darse a respetar.

Las palabras de Silke no borraban la sonrisa insolente del bicolor. Black Dranzer se entretenía con ver a su amo imponerse hasta que la temperatura incrementó varios grados, obligándolo a ponerse en guardia.

Kai y Silke dejaron de lado su discusión cuando el hermoso Fénix bermellón del Sur bajó de las alturas al otro lado de la sala.

Dranzer cerró el paso veinte metros adelante. Lucía un plumaje espléndido, en el que cada una de sus plumas parecía brillar independiente de las otras como si chispas juguetearan a lo largo de su cuerpo. El fénix rojo retó cantando amenazador.

El bicolor sonrió al reconocer a su bestia bit.

-Black Dranzer. – Llamó Kai a su ahora leal fénix negro.

El ave asintió con un obediente chillido, levantó el vuelo y fue a encontrarse con Dranzer.

Silke se mantuvo llena de incertidumbre y no a causa de dos aves exactamente iguales en todo exceptuando el color, sino en su compañero, empezaba a desconfiar de él y sus motivos, ya no estaba segura de que pertenecieran al mismo bando.

Kai lucía gustoso de poder medir a Black Dranzer con su antiguo Dranzer, la última vez en el lago Baikal, el fénix rojo lo había sorprendido con su velocidad, pero este día no sería así.

Dranzer aguardó hasta que su sombra se aproximara lo suficiente para recibirlo con un fuerte lanzallamas, el cual fue correspondido a la par con uno del mismo calibre, aumentando en consecuencia el calor en esa cámara subterránea.

Los dos gases en combustión explotaron tras unos segundos, y las dos aves retomaron posiciones entre las columnas. Cada una esperaba ser la cazadora y no la presa.

Dranzer y Black Dranzer no paraban de aletear produciendo una densa corriente de aire caliente que rápidamente hizo que la castaña se acalorara en ese ambiente que comenzaba a asemejarse a estar sobre el cráter de un volcán activo. Silke empezó a abanicar su rostro con ayuda de su mano sin éxito, sentía sudor escurrir por su nuca y sus mejillas se ruborizaron, sin embargo Kai soportaba muy bien ese incremento de temperatura, veía con detenimiento como cada una de las aves atacaba, esquivaba y recibía golpes de la contraria. Estaban muy parejas pero Black Dranzer tenía la ventaja, podía sentir las órdenes de Kai desde la distancia, y siempre estaba un paso al frente de Dranzer.

Los minutos pasaron y Kai solo se mantenía de brazos cruzados, disfrutando la batalla, no parecía sentir prisa por terminarla. Ante esta situación, Silke decidió que sería mejor continuar sola, dio un par de pasos hacia el frente cuando él llamó su atención.

-¿A dónde vas? – Demandó saber a su compañera.

-Tengo que seguir adelante. – Respondió obvia y completamente sonrojada a causa del calor.

-Vas a morir si te acercas más a ellos. – Advirtió.

-No es mi culpa que no seas tan bueno como crees. – Lo provocó exhausta por el calor obligándolo a torcer lo labios. – Si fueras más fuerte ya lo hubieras derrotado. – Retó ella esperando que el beyluchador le demostrara lo contrario.

-Vaya, vaya, mira quien se burla de quién ahora… - Comentó sarcástico y ligeramente ofendido. – ¡Black Dranzer! ¡Acaba con ese perdedor! – Ordenó dejando las pruebas a un lado, a lo que su fénix negro arremetió un ágil golpe a la cabeza de Dranzer con sus garras, desorientándolo lo suficiente para embestirlo, y propulsarlo contra un par de columnas que se destruyeron con el peso de la víctima.

Silke miró la escena impresionada, y luego a Kai, sabía que era fuerte pero desconocía que la fuerza del Black Dranzer superara por mucho a la del original, en tan solo unos segundos, el duelo concluyó.

Kai le sonrió complaciente.

-Te dije que no estaba jugando. – Aseguró orgulloso.

Silke bajó la mirada aceptando su equivocación, le devolvió una sonrisa llena de confianza que consiguió cautivar la atención de Kai por un instante, perdiendo la concentración total sobre su bestia bit, justo en el momento en que Dranzer se levantó y aleteó con fuerza lanzando plumas incandescentes contra ellos, algo fácil de retener para Black Dranzer quien respondió como un espejo con la misma técnica, sin embargo le fue imposible reflejar el ataque a Dranzer y por el contrario, las plumas aumentaron su velocidad acertando en el cuerpo del fénix negro al mismo tiempo que algunas sobrevolaban cual dagas negras y rojas contra Kai y Silke.

Kai se percató muy tarde del ataque que se dirigía hacia ellos, sólo pudo tirar a Silke al suelo cubriéndola con su cuerpo para dejar pasar la ráfaga de viento fresco que se produjo repentinamente en el túnel detrás de Dranzer.

Silke no estaba preparada para esa acción, cayó pesadamente de espaldas golpeando su cabeza contra el piso, percibió como toda su visión se distorsionaba, no quería que todo se volviera oscuro, aún estaban en peligro, enfocó su vista en su compañero, apretaba los ojos y un quejido oprimía su pecho. La castaña se reincorporó lentamente y horrorizada descubrió una pluma roja incrustada sobre la espalda de Kai.

-¡Kai! ¿¡Estás bien!? – Exclamó asustada, todo había sucedido muy rápido y Kai la había salvado, esta vez resultando herido.

-Quítala… - Ordenó ante el agudo dolor que no le permitía moverse.

Silke se apresuró a retirarla, sorprendida de la longitud, la sujetó con la diestra, algo que fue muy útil porque el vendaje que llevaba la protegió del calor halando hacia arriba en un solo movimiento, liberando la presión en el torso de Kai.

-¡¿Qué hago?! ¡No te desangres por favor! – Exclamó preocupada al ver sangre fluir de la herida, a través de su chaleco negro hasta llegar al piso blanco, donde un par de gotas carmesí se estrellaron.

El bicolor no se movía, y Silke lo tomó con ambas manos del rostro para asegurarse de que estuviera bien, por el contrario, Kai alzó la mirada correspondiendo al desafío, sonrió excitado por aquello, e inspiró miedo momentáneo en Silke quien de inmediato lo soltó.

-Me las va a pagar… - Jadeó colérico el ruso.

Silke no comprendió a lo que se refería, cuando un rugido distinto al canto de las aves resonó detrás de Dranzer.

Kai se puso de pie y Silke hizo lo mismo, pudieron reconocer al Dragón Azul del Este perteneciente al campeón mundial emergiendo por la única salida.

Dragoon y Dranzer estaban confabulados para vencer al invasor Black Dranzer que había recibido el ataque de su doble y el propio gracias a la intervención del dragón.

Black Dranzer se alzó, desplegó su envergadura y quemó las plumas que se habían clavado en su cuerpo. Tanto él como Kai se notaban molestos e incitados por esa situación. Les hervía la sangre de poder medirse con dos bestias sagradas a la vez.

Silke se asustó, eran dos contra uno, y el dragón de Tyson no había reparado en querer matarlos.

-Son muy cobardes para enfrentarme solos, ¿no es cierto? – Sonrió soberbio al Dragón del Este y el Fénix del Sur. – ¡Pero cuando acabe con ambos no quedarán dudas de quien es el más fuerte! -

No hizo falta que Kai hiciera esa declaración de guerra, Dranzer lanzó una cortina de plumas propulsadas nuevamente por Dragoon, cuando de un salto, Black Dranzer cubrió a Kai y a Silke con su cuerpo oscuro, desplegando sus alas lleno de vigor quemando cada uno de los afilados proyectiles rojizos y reduciendo la velocidad del viento.

Kai se mostró poco impresionado por la repetición del ataque, por otro lado Silke se sorprendió al ver la facilidad con que Black Dranzer disolvía el fuego y el viento.

-Patético. – Mencionó Kai decepcionado. – Black Dranzer, dales una lección. – Ordenó, recibiendo como respuesta el sonoro canto de su ave, que a gran velocidad se impulsó envolviéndose en fuego, golpeando a Dragoon y rebotando contra Dranzer.

El dragón, colérico por ese primer encuentro, usó su cuerpo serpenteante para refugiarse entre las columnas y sorprenderlo por detrás mientras Dranzer peleaba empleando sus garras doradas. Dragoon lanzó un torbellino pequeño pero poderoso para debilitar al fénix negro, sin embargo este lo anticipó, usó su pico para sujetar a Dranzer de una pata y lanzarlo hacia el remolino de viento, debilitando al fénix y obligando al dragó a cambiar de posición. La nula estrategia no funcionó, Kai tenía perfectamente medida la velocidad y agilidad de su propia bestia bit y la de su rival Tyson, era imposible que pudieran sobrepasar a Black Dranzer, ni siquiera trabajando en sincronía.

Silke abrió mucho los ojos, era impresionante observar al pájaro negro de fuego batirse simultáneamente con sus adversarios sin desperdiciar un solo movimiento. Desde luego que quería que Kai venciera, pero había algo en él que estaba cambiando, le preocupaba, era como si él no se diera cuenta, pero vaya que lo disfrutaba, como en esa beybatalla con los All Starz.

Silke sacudió un poco la cabeza, esto era muy diferente a una beybatalla; todas las bestias bit que habían encontrado tenían las intenciones de matarlos, posiblemente a causa de Gekiryu. Y a pesar del cambio de personalidad tan radical en Kai, en el último instante optó por salvarla arriesgándose a sí mismo. Ella asintió convencida mirándolo. Si querían resolver ese conflicto, recuperar a sus bestias bit y salvar al mundo, necesitarían confianza y no olvidar que eran un equipo.

-¡Vamos Black Dranzer! ¡Puedes hacerlo! – Se escuchó la porra de ánimo de Silke.

Kai reparó en ese extraño grito de apoyo y miró a Silke descontento.

Ella volteó a verlo directamente, no le importó que él se incomodara, sólo le sonrió dejando la batalla en sus manos.

Altivo le dedicó media sonrisa, ella aceptaba su superioridad y eso le dio más motivos para una victoria rápida.

Dranzer se había debilitado por la tormenta de su aliado, Dragoon optó por lanzar una ofensiva a corta distancia, así que sin más abrió su hocico contra el pájaro negro que recibió una mordida sobre el cuello, sin embargo las fauces no se cerraron, y Dragoon de inmediato lo soltó, se había quemado al contacto con el cuerpo de su enemigo.

Black Dranzer no se detuvo ahí, así que contraatacó con un lanzallamas que tumbó a Dragoon al piso dejando libre el paso hacia la última sala.

-Ahora si puedes correr. – Indicó Kai a Silke.

-¡Bien! – Exclamó ella atenta a lo que ocurría y echó a correr cubriéndose con las columnas mientras Black Dranzer aleteaba fuego con gran fuerza y velocidad obligando a Dragoon a retroceder, cuando el fénix rojo lo impactó furioso por un lado.

Silke se refugió contra una columna al centro de la sala, y observó los movimientos de las tres bestias bit, parecía que no habían notado su presencia, necesitaba que se entretuvieran para poder continuar hasta la salida.

Black Dranzer buscó nuevamente picotear a Dranzer en las patas para hacerlo perder el equilibrio, por lo que él ave roja alzó vuelo y la negra la persiguió al instante. Ambas aves giraban y se atacaban con garras y pico violentamente, perdiendo parte de su hermoso plumaje, chillaban agresivas como dos gallos de pelea en un ruedo, con el dueño de ambas observando entretenido.

Silke aprovechó esto y siguió corriendo, ya faltaba poco, podía distinguir una luz azul al fondo del túnel.

Sin previo aviso, perdió el equilibrio y se retuvo de una columna, Kai también notó aquello, el piso empezó a moverse, y un terremoto de fuerte magnitud comenzó a sacudir las altas columnas que sostenían parte de la abadía. Se escuchó un fuerte rugido, diferente a Dragoon.

-¡Gekiryu!- Exclamó Silke reconociendo el llamado de su bestia bit.

Dragoon reaccionó a la bestia bit suprema, se alzó fatigado y lanzó una última tormenta, la cual dañó por lo menos siete columnas al centro de la sala, Silke volteó preocupada buscando a Kai con la mirada cuando parte del techo comenzó a derrumbarse.

-¡Kai! –


Quería comentar a cerca de la mitología de las Bestias Bit de los protagonistas de la serie.

Las cuatro bestias sagradas de la mitología china se llaman Seiryu el Dragón del Este (Dragoon), Byakko el Tigre Blanco del Oeste (Driger), Suzaku el Fénix del Sur (Dranzer) y Genbu la Tortuga del Norte (Draciel). Estas bestias sagradas son muy populares en diversos animes y la cultura de China y Japón. Por ejemplo, si son fans de InuYasha, el padre del protagonista muere a causa de las heridas que recibió al pelear y sellar a Seiryu. En el anime y manga original, ese es el nombre de las bestias bit, aunque para nosotros por el doblaje americano, los conocemos de la otra forma

Nota: El caparazón de las tortugas son en realidad sus costillas :P