¡Feliz Año 2019! ¡Iniciando con el pie derecho, reportándome con el capítulo 32! Debo confesar que desde el capítulo 29 hasta el 32 se iba a tratar de un solo capítulo… ¡Qué equivocada estaba! Pero siento que no podía resumirse en pocas palabras, para que diera continuidad y credibilidad a esta parte central de la historia. Así mismo quería subir esto el 31 de diciembre pero me atoré en un par de párrafos donde quería evitar en lo posible ser predecible ^^U. Espero que la conclusión de esta etapa del fic sea de su agrado, y sobre el capítulo 33 ya tengo bastante, estoy confiada en que estará para mediados de Febrero. La verdad es un proyecto muy exigente, pero debido a los retrasos en todo el año pasado, ya es tiempo de que concluya, una disculpa si lo dejé demasiado abandonado, lo cierto es que no estaba segura de como continuarlo, pero hasta ahora me ha parecido satisfactorio : D
Respondiendo a los Reviews ^0^
rebeca . miguel
¡Me da mucho gusto tenerte de nuevo por acá! ¡Y qué bueno que te alcancé para que pudieras leer el Shippeo que ya te debía desde hace mucho jeje!
La verdad es que sentí complicadísimo y algo pesado hacer tanta descripción del sitio, pero quería transmitir el sentir de cada uno de los protagonistas, y doy un respiro de alivio al leer tu comentario y saber que bastó para este tipo de capítulos.
Respecto al shippeo… Tienes absoluta razón, no les iba a ser nada fácil "agradarse", ambos son muy reservados y centralizados en sus propios asuntos, sin embargo creo que pueden ver más allá de la atracción física si la situación es propicia para que se desarrolle cierto interés… Veamos qué puedo hacer y si es que puedo conseguirlo, porque platicaba con mi novio y le decía: "¡Rayos! ¡Parece que los alejo más que acercarlos!" Es difícil juntar a este par, pero será entretenido como terminan : )
De la actitud de Kai… ¡Ese niño es taaan especial! Pero así lo amamos :V
Y es alguien que aunque no es de los villanos, tiene tan bien organizadas sus prioridades que es capaz de hacer hasta lo imposible por cumplirlas. Se reserva a compartir esos deseos pero con Black Dranzer creo que se vuelve muy confiado y por eso habla de más. Ya verás que es lo que BD tiene que decir a cerca de ello en este capítulo O_O
¡Y estoy totalmente de acuerdo contigo! ¡Esa Silke! ¡¿Está loca o que le pasa?! (Risas) ¡Por mí que Kai me haga todo lo que quiera! "Pégame pero no me dejes" XD ¡Ay dios! Quien no querría que nuestro amado Hiwatari nos sedujera intentando robarnos (o regalarnos) un beso fufufu…
¡Amiga lectora! ¡Agradezco muchísimo que te pases a leerme, y que le des tan alta calificación al proyecto! ¡No sabes cuánto me ayudan tus reviews a tratar de seguir mejorando en cada párrafo! Sé que no hay mucha audiencia, aunque supongo también es mi culpa por no haber estado tan constante este 2018, pero ya estamos aquí con toda la actitud para darle el final épico, y esperar que estés satisfecha con el proyecto concluido.
¡Muchas gracias amiga! ¡Te mando un fuerte abrazo y un gran 2019!
Sarah Kilensky
¡Hola Sarah! ¡Qué lindo vernos de nuevo! Yo también me ausenté olímpicamente por buena parte del año anterior jeje y finalmente dí el gran paso que por tantos meses no me atreví a dar, pero henos aquí, con esta parte que tuve que dividir en tantos capítulos a causa del desarrollo que necesitaba tener.
Hace bastante que esperaba estar ya con las escenas de Black Dranzer, amé verlo actuar en la serie animada pero quería aprovechar su antagonismo para este fic. Me divertí mucho planeando el aspecto que tomaría la personalidad de Kai a causa de Black Dranzer, ya que lo pensé por mucho y Kai ha madurado y ya no se dejaría controlar tan fácilmente, por lo que el fénix negro va lento pero seguro invadiendo su mente, convenciéndolo de que ambos buscan el mismo fin, y en Kai, no es un secreto que solo busca la perfección. Por todo esto creo que Kai se siente más confiado consigo mismo, que todo lo puede, y es merecedor de la admiración de cualquiera, he ahí sus razones para ponerse tan seductor con Silke y pensar en si vale la pena ayudarla. No te preocupes por Kai, teniendo a Black Dranzer es "casi" invulnerable.
Nuestro querido capitán Tala se mantiene listo para su pelea personal. Sé que ha sido difícil para él tener que dejar a su equipo continuar, pero esta es una batalla que tiene lazos personales muy fuertes con él, y confían tanto en su equipo, que deja en sus manos al Jörmundgand.
Respecto a Driger, me hubiese encantado tenerlo aquí, en verdad que sí, el elemento del rayo falta mientras que elementos tipo agua me han sobrado, pero necesitaba tener una buena razón para que las bestias bit que están en la abadía fueran las que son. Los White Tigers se enfrentaron a los Blitzkrieg Boys antes de que Silke entrara formalmente al torneo, por lo que nunca se enfrentó a ninguna bestia bit de ese equipo : ( Yo también quería ver esa batalla…
Y bueno amiga, espero que este capítulo cumpla con tus expectativas, se vienen algunas escenas fuertes. O_O
¡Muchas gracias por tus deseos navideños y para este año 2019! ¡Igualmente espero que hayas pasado una linda navidad y que este año cumplas todos tus proyectos! ¡Saludos!
¡Buena Lectura! =^w^=
Capítulo 32
Las columnas se resquebrajaban cayendo a pedazos metros detrás de Silke. Perdió de vista a su compañero y a las Bestias bit. Se quedó quieta sujetándose de la columna, verificando temerosa que esa estructura soportara el movimiento telúrico que había conseguido derrumbar parte de la bóveda central.
El sonido era ensordecedor, y la desesperación de no poder hacer nada para ayudar a Kai sólo se amedrentó un poco cuando la sacudida terminó y una densa capa de polvo y escombros inundó la sala en todas direcciones.
Silke se mantuvo adherida a su columna mientras el polvo la cubría totalmente. Se tapó nariz y boca con la diestra mientras trataba inútilmente de analizar el sitio en busca de señales de vida, pero la harina grisácea repleta de partículas no dejaba pasar siluetas, solo la débil luz que duró unos instantes más hasta que lentamente, por secciones comenzó a apagarse.
Silke se percató de esto, aprovechó al máximo las bombillas que iban restando para hallar a su camarada.
¡Kai! – Gritó nuevamente buscándolo con angustia, mientras carraspeaba para sacar el polvo inevitablemente inhalado.
El tiempo de luz concluyó.
Silke se detuvo automáticamente, no escuchó respuesta por parte de Kai, se sintió perdida en ese infinito vacío y empezó a sentir la ansiedad fluir por cada nervio de su cuerpo. Sus pupilas se dilataron ante la falta de luz y se sujetó la cabeza con ambas manos desesperanzada.
-¡Por favor… otra vez no…! - Se resistió a caer nuevamente en el mismo horror que la torturaba. – ¡Kai! – Tosió. - ¿¡Dónde estás!? – Siguió buscándolo a pesar de no ver absolutamente nada.
Quería mantener su mente ocupada, pero el miedo aceleró, su corazón empezó a palpitar pesadamente y sus inhalaciones se volvían más rápidas. Sentía que no tardaría en desfallecer cuando concibió cierto temblor en sus piernas y sudor frío recorrer su espalda.
-¡No quiero! – Se gritó a sí misma. - ¡Sal de mi cabeza! ¡Por favor…! – Mencionó lo último desilusionada cubriendo su rostro con ambas manos. En su mente se cruzaban imágenes perturbadoras, aromas nauseabundos y silencio sepulcral.
Comenzó a marearse, sentía que la oscuridad daba vueltas, y al mismo tiempo se compactaba a su alrededor.
Una silueta se deslizó en la oscuridad con el rostro cubierto hasta la nariz por su bufanda blanca. La observaba resistirse, luchaba contra sus propios demonios y lo buscaba a él, no para salvarse, sino para cerciorar su seguridad. Nuevamente veía al rival de hacía unas semanas. Quería dominar su temor pero no le era fácil. Parecía que iba a desvanecerse.
¿Qué haría él?
Silke no era como ninguno de ellos, lucía tan frágil y temerosa y aun así había sido capaz de seguirles el paso, mucho mejor que otros entrenados en la abadía, y había demostrado su valentía en más de una ocasión, ¿qué pasaría si en lugar de burlarse decidía darle fortaleza? ¿Valdría la pena para uno más de sus méritos? Ahora que tenía a Black Dranzer, él mismo podría encargarse de Gekiryu, pero si ella lo conseguía, en un futuro esa sería una batalla fascinante entre ambos.
Kai sonrió cautivado.
Silke hiperventilaba apretando sus puños, sentía como si su propio peso la llevara hasta el suelo, empezó a tener pánico respecto al piso que podría tragarla, cuando una fuerza externa la sostuvo de los hombros ayudándola a mantenerse de pie.
-No puedes caer ahora. – Se escuchó la tranquilizadora voz del bicolor.
Silke mantenía los ojos bien abiertos, no veía nada, pero sentía el calor de las palmas de Kai sobre sus hombros y su voz le rosaba sutilmente el oído.
-Ya no puedo más… - Admitió paralizada con un toque de nerviosismo sabiendo que alguien la escuchaba.
-Tienes que enfrentar esto, de lo contrario, Gekiryu estará perdido. – Le aseguró certeramente.
-Gekiryu… - Pronunció Silke recordando la razón de todos los sacrificios de ese día, en su mente apareció la imagen del dulce dragón que estaba con ella en todo momento, opacando los malos recuerdos.
-Has llegado hasta aquí por ti misma, tienes el valor para el último trayecto, por tus compañeros, tu familia y tus amigos. – La motivó. – El Jörmundgand está tan asustado como tú, una vez ya te salvó, ahora tú debes corresponderle. – Le recordó Kai lo último bajando las manos de Silke de su rostro, descubriéndola de su falsa protección.
Cuando estaba aterrada al punto de la enfermedad, incapaz de dormir o comer; fue entonces que vio al monstruo que se convertiría en su guía, confidente y mejor amigo, prometiendo quedarse a su lado por siempre sin importar que. Tenía que demostrarle que él también contaba con ella.
-Es cierto… Aquella vez… ¡Se lo debo! – Reflexionó ganando nuevamente control de sus músculos.
El miedo en Silke se desvaneció por completo y reparó en observar la silueta de Kai en la penumbra quien se retiró la bufanda del perfil; sin darse cuenta sus ojos se habían adaptado a la casi completa oscuridad, de algún lado salía un poco de iluminación que le permitía distinguirlo; él estaba confiado, transmitía seguridad y valentía, de las cuales ella no podía carecer después de haber recorrido toda la abadía para llegar tan cerca de su cometido.
-Y… ¿Si no me escucha? – Dudó incierta, no quería volver a decepcionar a nadie más.
-Lograste que yo accediera a una beybatalla contigo, puedes conseguir lo que sea. – Obvió acomodando un mechón de pelo por detrás de la oreja de Silke; haciendo a un lado que ella lo hubiera hundido en un negocio, tenía un rostro agradable a la vista.
Silke apreció un estremecimiento al sentir los dedos de Kai rozando su mejilla, esa caricia había resultado bastante agradable, y sus palabras eliminaron por completo el vacío que la acosaba en su mente, la energía regresó a su cuerpo y volvió a concentrarse en la misión.
Se escuchó movimiento entre los escombros y una luz roja y candente dejó entrever a Black Dranzer sobrevolando el espacio de pelea del que rugidos y chillidos provenientes de Dragoon y Dranzer revelaron que aún estaban dispuestos a dar pelea y no dejarlos avanzar.
Kai se alejó de Silke dándole la espalda para hacerse cargo.
-Te cubriré hasta que llegues, no lo eches a perder. – Volteó hacia ella sonriendo como un cumplido.
Silke juntó las cejas y asintió con seriedad, se dio la vuelta y de inmediato pudo distinguir de dónde provenía la escasa luz, el túnel que resultaba ser la única salida visible hasta Gekiryu.
Dranzer intentó seguirla mientras Dragoon atacaba a Black Dranzer, pero tal como dijo Kai, su bestia bit embistió a Dragoon haciéndolo a un lado y alcanzó con agilidad a Dranzer, jalándolo de la cola con ayuda de su pico, salvaguardando a la chica.
Silke se dirigió corriendo hacia la luz al final del túnel, confiada de Kai, dejando en sus manos la batalla.
Dragoon y Dranzer demostraban tener una resistencia superior a la de Draciel y Kai parecía fascinado ante ello.
-¡Vamos! ¿Qué sucede? ¿¡Es que no son competencia para mi Black Dranzer!? – Demandaba saber burlesco.
Silke atravesó a toda velocidad el túnel oscuro, que ya sólo era eso, piedra ensombrecida, había dejado de tener ese sentido lúgubre para ella, que cada metro recorrido se aproximaba más a una pantalla de luz clara y azulada que no la permitía ver lo que había del otro lado. No tenía más dudas, estaba lista para superar lo que fuera estuviese al frente.
Al atravesar el umbral, Silke se detuvo respirando un poco agitada por la carrera, se limpió el polvo de la cara, permaneciendo cubierta de una capa grisácea en su vestir y parpadeó un par de veces tratando de comprender todo lo que veía en esa última sala.
Había llegado a una cueva, una gran burbuja de aire excavada en la piedra negra sólida, diferente a cualquier caverna que ella hubiera visto antes en libros o documentales. Las paredes estaban en su totalidad conformadas por roca volcánica, y el brillo azulado se debía a cientos de puntos brillantes en el techo y lecho de la gruta que resultaban ser organismos vivos propios de cuevas así. Sin embargo no representaban el total del resplandor. En ese sitio tan surrealista, se encontraban cristales mucho más altos que ella como espadas sobresaliendo de los muros amorfos de los que emanaba una luz tenue, zonas con pasto y plantas típicas de selvas.
Silke aunque sorprendida, comenzaba a comprender un poco el nuevo destino del planeta si no detenía al Jörmundgander.
En el centro de la gruta, el cuerpo de una serpiente se alzaba inmóvil con la parte inferior hundida en la roca. Parecía estar dormido en una posición un tanto extraña, recostando su cráneo sobre una esbelta meseta de piedra que se alzaba quince metros. Silke no se contuvo y avanzó segura de sí misma. No podía darse el lujo de sentir miedo, tenía que poner el orden ante su propio desastre.
-¡Gekiryu! – Le gritó autoritaria.
La bestia siguió inmóvil en la misma posición.
-¡Gekiryu! – Gritó con más fuerza, pero aún no hubo respuesta.
Avanzó determinada en su dirección cuando escuchó un chillido resonando en la gruta, no le fue fácil identificar de dónde provenía pero en el último instante logró tirarse al piso, evitando un impacto certero de Falborg que consiguió cortarle unos cabellos con sus afiladas garras al pasar con tal velocidad.
Silke se alzó molesta, descubrió que el atacante de Ian estaba ileso, y esperaba vengar a su compañero. Tomó una roca del piso y se puso de pie dispuesta a enfrentarlo.
Falborg atravesó la cueva en un semicírculo, retomando velocidad para atacarla. Silke aguardó lista para defenderse, pero una silueta más grande que ella misma proyectó una sombra que la impidió de identificarlo y capturó a Falborg llevándolo hasta al suelo.
-¡Bryan! – Exclamó con asombro y alegría.
El de cabello gris sometió a su propia bestia bit con ambas manos y una rodilla encima, el halcón se agitaba y chillaba como loco queriendo liberarse y contra atacar.
-¡Qué estás esperando! – Gritó Bryan trabajosamente.
Silke asintió, no era momento de preguntarle cómo había dado con su posición. Soltó la piedra y retomó su camino.
Los ojos de Gekiryu brillaron extrañamente y del piso donde él se encontraba surgieron grietas de las cuales emergían, crecían y se marchitaban flores y altos pastizales.
Silke prestó especial atención a esto, el Ragnarök estaba ocurriendo ya cuando la serpiente se alzó en su totalidad.
El pavimento debajo de sus pies empezó a sentirse como si perdiera dureza, hasta que sintió como se hundía por el peso de su huella. Se detuvo dando un salto hacia atrás para quedar sobre tierra firme cuando todo el piso en una circunferencia alrededor de Gekiryu se transformó en un lago obscuro subterráneo al que no se le apreciaba el fondo.
Silke lo analizó por un instante, no era una atleta pero de algo servirían las clases de natación que había tomado regularmente durante su vida, se preparó para lanzarse de un clavado después de tomar una bocanada de aire. Ya dentro, el agua se percibía tibia y salada, así que se impulsó con ambas piernas aunque su ropa invernal pesaba alentando su desplazamiento. Brazada tras brazada distinguió a lo lejos que aún había un islote de roca sólida cerca de Gekiryu hacia el cual dirigió su cuerpo.
Kai y Black Dranzer continuaban la batalla interminable en medio de la oscuridad. Aunque su dúo era hábil, el dragón y el fénix no paraban de atacar. Kai en un principio se había mostrado dispuesto a prolongar la batalla por mera diversión, sin embargo no había contado con que su cuerpo comenzaba a resentir el poco descanso que había tenido desde el encuentro con Johnny y los Dingo Crash en París, y todo el drama que Alexander causó esa misma tarde.
-Empiezo a cansarme… - Admitió aflojando un poco la bufanda a la altura de su garganta. Sus cálculos habían resultado erróneos en gran medida.
Después de tres campeonatos y el actual, estaba seguro de conocer la máxima capacidad de Dragoon y Dranzer, pero ambos estaban muy por encima de ese promedio, y no se daban por vencidos ante Black Dranzer, que recibía cada golpe proyectando el siguiente con más fuerza.
-"Déjame a mi"- Sonó una voz.
Kai alzó las cejas y buscó al dueño de esas palabras mientras Spencer había conseguido llegar hasta ese desolado escenario.
El rubio observó detenidamente lo que acontecía oculto entre escombros y una columna. Si mantenía un perfil bajo en medio de la opacidad podría llegar hasta el último sótano a través de un túnel. Sin embargo prestó especial atención a Black Dranzer. Por el momento parecía que Kai lo tenía domado. Apresuró el paso, había sentido el mismo terremoto que había dañado esa sala, y quería apoyar en lo que fuera llegando hasta el Jörmundgand.
En el espacio desgastado, llamaradas y cenizas revoloteando a causa de corrientes de aire dejaban entrever a las tres bestias bit que luchaban sin parar al centro. En un momento de leve distracción a causa de ese soneto, Dragoon y Dranzer consiguieron dominar a Black Dranzer. El pájaro rojo, inmune al fuego, empujó al negro contra el suelo desde la bóveda derrumbada, algo que Dragoon aprovechó para intentar clavar sus garras en el pecho del fénix negruzco, el cual por muy poco evito la conclusión de la batalla, y solo parte de su ala derecha resultó afectada.
-¡Black Dranzer! – Se preocupó Kai, pensando que la cruzada estaría comprometida.
-"Déjame a mi" – Reiteró la voz.
Finalmente Kai comprendió que quien le hablaba era Black Dranzer.
El beyluchador frunció un gesto.
Dejar que la propia bestia bit se encargara de la batalla...
-¡Retrocede! – Ordenó Kai, y su fénix disparó un ataque de plumas que alejó a sus enemigos para volver hasta su amo.
-"Tenemos el mismo deseo" – Afirmó el ave observándolo de reojo sin dar la espalda a sus enemigos.
Kai la admiró. La perfección era lo que los unía, el deseo que los permitía sincronizar tan bien; aun así, sabía poco de esa bestia bit. Era un experimento ultra secreto. De acuerdo a las palabras de Tala, el ADN de Dranzer se había mezclado en un pájaro común y corriente, al que le habían agregado algunos artilugios "mágicos" y tecnológicos según Boris, además de muchos billetes, convirtiéndola en una bestia bit categoría 5 sólo comparable con la Serpiente de Midgard.
Black Dranzer lo miraba expectante. ¿Sería de fiar?
-"Sé lo que quieres, y al final tendremos la batalla que anhelas con esa mujer, ganaremos."-
Kai sintió un escalofrío, pero no de temor, por el contrario, le excitaba la idea de enfrentar con todo a Silke, batirse contra la bestia bit más poderosa y alzarse victorioso.
-Está bien. – Aceptó con una amplia sonrisa. – Luego iremos por el Jörmundgand. – Concluyó cerrando el trato con el fénix negro.
Black Dranzer asintió y extendió las alas concentrando un nuevo lanzallamas, se disparó como un rayo y llegó a un mayor alcance que obligó a Dranzer a volar por entre las columnas, sin embargo esta vez, el fuego era tan candente que las derritió golpeando directamente al fénix rojo contra el muro dañado que se derrumbó sobre él inhabilitándolo definitivamente.
Dragoon enfureció y preparó sus garrar para atacar ya no al ave, sino a Kai. Black Dranzer lanzó su ataque de fuego nuevamente y el dragón lo resistió, continuó avanzando, sin embargo, Black Dranzer se aproximó hasta él y lo tomó con sus garras del hocico, azotándolo contra el piso, mientras quemaba dejando la marca de sus garras ante los llantos del Dragón del Este cuyo cuerpo retozaba de dolor.
Kai miraba fascinado, sintió todo el calor de la batalla recorrer su cuerpo revitalizado y comenzó a reír con locura. Era fácil. Tan fácil.
Una batalla congelada se llevaba a cabo pisos arriba. Todo el espacio estaba recubierto con una gruesa capa de escarcha, no había un solo rincón que no estuviera pintado de blanco. La única iluminación provenía de tiras de led debajo del techo.
Wolborg brincaba con agilidad entre los muebles de ese laboratorio tratando de atrapar a Tala el cual leía todos sus movimientos.
El pelirrojo estaba muy consciente de que si se acercaba a Wolborg, este no dudaría en congelarlo. Por eso necesitaba cansarlo, acorralarlo e imponerse ante él.
Wolborg gruñía y respiraba ligeramente agitado, tal y como Tala lo había planeado.
-¿Ya me escucharás? – Preguntó el de los ojos azules.
Wolborg respondió con una nueva embestida, a la que Tala aguardó, solo esquivando en el último instante consiguiendo hacer un delicado corte en la articulación de la pata delantera derecha del lobo.
El cánido chilló con un soplido triste que de inmediato se volvió un bufido, cuando su pata le dolió al apoyarla, la recogió para lamerla limpiando la sangre.
Tala no cambió su expresión, se mantenía serio y concentrado.
Su estrategia funcionaría, ya había sido probada años atrás, justo cuando Kirill casi se convirtió en el beyluchador de Wolborg. En esos días, el castaño era el más adecuado para convertirse en el líder del equipo oficial que BioVolt usaría para dar el golpe durante el primer campeonato mundial de Beyblade. Sólo restaba una insignificante prueba, domar al recién creado Wolborg.
Kirill estaba preparado para usar el beyblade con el bit por primera vez. Había estado presente al igual que otros chicos, Tala incluido, cuando Boris apuntó y disparó al lobo blanco, el más grande de la manada.
Para el castaño no era más que un sirviente, una criatura destinada a obedecer y cumplir órdenes. Pero en el lobo, aunque modificado física y mentalmente, aún prevalecía su espíritu salvaje. No actuaría como un perro faldero que movería la cola como Kirill esperaba, se limitó a actuar como siempre lo hizo, como el líder que era. Se volteó contra el ojiverde rugiendo, asustándolo, consiguiendo que tropezara y cayera de espaldas, causando que el Beyblade se saliera de control y destruyera el plato en la sala de pruebas.
Cuando llegó el turno de Tala, el pelirrojo sintió temor, no quería que ese blade tan poderoso lo lastimara, sin embargo si Kirill había sido incapaz de controlarlo, ¿qué lo haría diferente?
Tala lanzó el beyblade al nuevo plato de juego y llamó a Wolborg. El lobo alado apareció con la misma agresión en su espíritu, exigía miedo y respeto. Al ver a un niño más pequeño que el anterior, se lanzó contra él, sin embargo el segundo resistió en su posición. Tala tenía miedo, pero no quería volver a la calle, quería probarse a sí mismo que valía algo después de todo. El lobo permaneció de frente al joven Ivanov mostrando sus colmillos mientras levantaba las orejas imponiéndose, mas Tala no se doblegó. Wolborg rugió como última advertencia y Tala dio un paso al frente.
-¡Retrocede! – Le ordenó con la voz clara y firme, sin subestimarlo, siempre siendo respetuoso de la deidad.
Wolbog bajó ligeramente las orejas, no dejó de gruñir pero retrocedió y desapareció en su bit. Tala alzó la cara, la vida era difícil para los animales y los hombres, si quería ser el mejor, el miedo debía quedar fuera de sus sentimientos.
Aquella había sido la prueba que colocó a ese par juntos en el mismo camino, desarrollando lentamente un lazo inquebrantable, donde se comprendían el uno al otro.
Esta vez era exactamente lo mismo, solo que a un nivel un poco más complicado, el cual superarían juntos nuevamente.
-Cuando te conocí, sentí admiración por tu espíritu. – Empezó a hablarle tranquilo, bajando el cuchillo, guardándolo en su cinturón, mostrándole que él no representaba una amenaza. – Te quitaron todo lo que eras, tu vida, a tu familia, tu libertad, pero aun así, no te diste por vencido. En el laboratorio seguiste luchando, negándote a seguir la vida que te asignaban, y cuando llegaste a mí me mostraste lo que tú creías. –
Wolborg seguía molesto, pero escuchaba el tono de voz de Tala con un toque de interés.
-De nada servía ser fuerte si no podías proteger a los que te importan, y viví creyendo eso hasta ahora y lo seguiré haciendo, por eso necesito que dejes de escuchar al Jörmundgand, no dejes que otros te digan cómo vivir. - Le pidió sincero. – ¡Reacciona Wolborg! – Exigió el pelirrojo.
El lobo lo observaba, veía a una presa, pero quería y al mismo tiempo se negaba a atacarlo. Sentía la necesidad de congelarlo, y la intención de bajar las orejas y hacer caso de todo lo que decía.
Desesperado al no saber cómo actuar, se lanzó nuevamente contra él. Tala lo esperó y sujetó con fuerza el pelaje detrás del cráneo, controlando la dirección de la mordida.
El lobo tenía mucha fuerza, de pie era casi de la estatura del pelirrojo y buscaba tirarlo o morderlo a toda costa, pero su opositor aplicaba fuerza en puntos adecuados para controlarlo.
-¡Ya basta Wolborg! – Exigió Tala pateándolo en el abdomen, sin conseguir que este disminuyera su ataque.
Dentro del sótano 20, Silke se apresuraba en el agua, aunque parte del cuerpo de Gekiryu se encontraba debajo de ella, aún no había intentado detenerla. Tenía que aprovechar esa única ventaja.
-¡Falborg! – Gritó Bryan desde la orilla sobre el magnífico ejemplar. - ¡Maldición amigo! ¡Quédate quieto! – Ordenó angustiado por el comportamiento tan agresivo de su compañero de batallas.
El halcón azulado seguía queriendo escapar, aún tenía una orden en su mente, proteger al Jörmundgand, la cual estaba fallando.
Silke sentía su corazón palpitar aceleradamente a causa de todo ese ejercicio, estaba convencida de que si lograba que Gekiryu la viera, podría detenerlo.
-¡Cuidado Silke! – Se escuchó una voz diferente a la de Bryan gritarle con fuerza.
La castaña volteó en medio del lago que acababa de nacer y reconoció a Spencer a lo lejos quien preocupado señalaba algo.
El canto de un cetáceo se transmitió por el agua y la mitad delantera del cuerpo de Seaborg salió con fuerza, para dejarse caer formando un gran oleaje. Gracias a la advertencia de Spencer, la castaña se sumergió rápidamente evitando resentir todo el golpe de agua, que bajo la misma aún consiguió revolverla alejándola de la ruta más corta hasta Gekiryu.
Bryan tuvo que soltar a su ave para ponerse a salvo y Spencer hizo lo mismo subiéndose a uno de los cristales dejando pasar el feroz oleaje.
Silke nadó a la superficie, necesitaba con urgencia llenar sus pulmones, se mantuvo a flote asustada, no veía a Seaborg o sus compañeros por ningún lado.
La ballena quiso sorprenderla detrás de ella cuando un disparo se escuchó y la alejó de su presa.
Silke miró hacia una abertura en la parte superior de la cueva donde alegre reconoció a Ian que había acertado maravillosamente con su fusil.
El pelinegro le sonrió.
-¡Sigue avanzando! ¡Yo te cubro! – Le gritó.
Silke tomó coraje y nadó con mayor velocidad, otro miembro de su equipo acababa de llegar, lo que la hacía sentir más segura para completar la misión.
Se escucharon más disparos que intentaban frenar a Seaborg, que enfurecía con cada nueva herida.
-¡Detente Seaborg! – Ordenó Spencer.
La ballena fijó sus ojos asesinos, y con ayuda de su cola lanzó una pesada cantidad de agua que Spencer alcanzó a esquivar, de lo contrario lo hubiera lastimado contra las rocas amorfas.
Silke veía la orilla del islote, ya estaba cerca, muy cerca, sentía sus músculos desfallecer pero no podía darse por vencida. Ian tenía una posición privilegiada desde lo alto, era capaz de ver dentro del agua gracias a su ángulo y mantenía al enemigo marino alejado de su camarada femenina hasta que Falborg voló hacia él y le jaló el fusil con sus garras, haciendo que un round completo de balas se disparase, entre el forcejeo, Ian descubrió impactado que algunos metros delante de Silke tentáculos brillantes se deslizaban debajo de la oscura superficie, aguardando por ella.
-¡Detente Silke! – Trató de advertirle dándole un golpe al ave de presa con el cañón metálico.
Silke lo escuchó con atención, no avanzó más y se quedó flotando sin comprender, hasta que sintió un vacío al diferenciar la avispa de mar perteneciente a Tami que subía desde la profundidad del lago al frente, impidiéndola llegar a tierra. De inmediato se puso nerviosa, no debía permitir que la tocara o resultaría fatal.
-¡Gekiryu! – Volvió a gritarle esperanzada.
La gran serpiente la ignoró por completo, Silke se alejó usando sus brazos para desplazarse por encima del agua hacia atrás manteniendo la distancia con la medusa, hasta que una sombra negra atravesó el espacio aéreo y sacó con sus garras ardientes a la medusa del agua.
-¡Finalmente! – Dijo Spencer al ver a Kai emerger del túnel sonriente.
-Bien hecho Kai. – Completó Bryan.
El bicolor no les prestaba atención, por el contrario, Black Dranzer voló hacía Ian y con un cabezazo alejó a Falborg del pelinegro.
Silke corroboró que se trataba de Black Dranzer, no desaprovechó esa última oportunidad y nadó los metros restantes hasta llegar a tierra firme.
Seaborg aunque herida con sangre escurriendo por los costados, se concentró en el centro del lago y usó toda el agua disponible para crear un maremoto y atacar a Black Dranzer con él.
A Silke las piernas le fallaban, casi no las sentía por todo el esfuerzo, pero al ver como el agua comenzaba a ganar terreno, empezó a escalar la roca para llegar hasta el campo de visión de Gekiryu.
Black Dranzer no se inmutó por enfrentar a Seaborg, lanzó a la medusa contra un muro, herida y quemada sin posibilidad de volver al combate y disparó un ataque de afiladas e incandescentes plumas contra Seaborg, atravesando el campo de agua que la protegía, dañándola mientras cantaba con un denso lamento y buscaba refugiarse sin éxito bajo el agua.
-¡Creo que tenemos pendiente una revancha Seaborg! – Determinó Kai ansioso por acabar con la poderosa ballena.
Ian llegó corriendo a través de la tormenta hasta sus camaradas que se habían reunido detrás de Kai.
-¡Maldito enano! – Fue todo lo que Bryan pudo decir lleno de júbilo del más pequeño.
-¿En serio creíste que moriría con eso? – Sonrió sarcástico el pelinegro. -¿Y Tala? – Reparó en preguntarle a Spencer.
-Se me adelantó, pensé que estaría aquí. – Confesó el más alto.
-No demorará. – Aseguró Ian mirando a Black Dranzer.
-Creo que esta vez lo tiene controlado. – Mencionó el de cabello gris mientras Kai yacía de pie en la orilla dándoles la espalda dirigiendo al fénix negro.
-Basta con que deje a Silke llegar hasta Gekiryu. – Opinó Spencer.
Los tres miraron en dirección a la castaña, ya casi conseguía subir hasta la parte más alta, al tiempo que se libraba una última batalla entre el fuego y el agua.
Silke sentía ardor en sus dedos debido a la porosidad de las rocas, estaba extenuada, pero deseosa de terminar con todo eso. Escuchaba tras de sí los golpes, explosiones, cantos de un par de bestias bit, una quería destruirla, y la otra solo buscaba ganarle tiempo.
-¡Falta poco! – Dijo animándose, al tiempo que Gekiryu rugía ensordecedoramente.
De pronto el piso comenzó a temblar de nuevo, y rocas cayeron del techo, obligando a los chicos a cubrirse. Kai saltó lejos de su posición cuando una roca de gran tamaño por poco lo aplastaba. El bicolor miró a la Silke quien resistía el movimiento y seguía escalando.
Silke sujetó una piedra que se rompió, pero alcanzó a aferrarse de una nueva, hasta conseguir llegar a la parte más alta y plana de esa formación rocosa, donde el Jörmundgander brillaba liberando energía, se sentía como una leve onda expansiva que movía las rocas más pequeñas bajo sus pies, creando oleaje, y propulsando aire caliente y frío de manera intermitente.
En la superficie, el evento se proyectó hacia todo Moscú. En la ciudad, las personas despertaron a causa de esa sacudida y salieron a las calles; la capital de Rusia no solía tener terremotos de esa magnitud. Incluso el tren en el que Kirill viajaba, el cual estaba por arribar a la central de Moscú, tuvo que frenar su marcha pocos kilómetros antes por seguridad.
En el epicentro Marie-Angelique fue sorprendida por el evento, salió del auto y se sujetó de la carrocería del mismo, viendo a lo lejos como los pinos detrás de la abadía se movían tirando la nieve que los coronaba. Perdió la esperanza, aquello no podía ser normal, así que envió un mensaje a sus más confiables pilotos en Mónaco.
Silke no podía ponerse de pie a causa de la corriente de aire que la empujaba hacia atrás. Juntó todas sus fuerzas y gritó lo más fuerte que pudo.
-¡Jörmundgand! –
En ese momento la serpiente se detuvo, escuchó su nombre, el apodo que originalmente los hombres de Midgard le habían dado, el terremoto cesó.
Buscó al autor de ese llamado, y se asombró al identificar a la diminuta y curiosa criatura que se ponía de pie sobre la roca. Bajó amenazador su enorme cabeza, moviendo los bigotes y mostrando sus fauces.
Silke tragó saliva. Nunca había visto a Gekiryu como un enemigo, tal vez su vida entera se había olvidado de reparar en lo peligroso que lucía.
La bestia rugió sonora, fácilmente podría devorar a Silke, ella cerró los ojos y soportó el reclamo que movió la tela de su vestido y su cabellera por completo.
Abajo Ian se preocupó, parecía que Silke no estaba controlándolo del todo.
-Ian. – Susurró Spencer.
El del fusil prestó atención.
-Apunta a su ojo. – Indicó Spencer.
-¡Alto! ¡Debes darle oportunidad a Silke! – Intercedió Bryan.
-Si se la come de un bocado se acabarán las opciones, en estas circunstancias ni siquiera Black Dranzer podrá derrotarlo. – Sentenció Spencer frío y seguro.
Ian estuvo de acuerdo, se preparó y revisó el cargador. Ya solo le restaba una bala, así que apuntó, dejando el gatillo libre.
-Lo tengo. – Confirmó.
Black Dranzer trataba de acercase a Silke sin embargo Seaborg tenía el control total alrededor del Jörmundand. Cada vez que el fénix intentaba colocarse sobre el lago, una columna de agua a presión le atacaba.
La atención entera del Jörmundgand recaía únicamente en Silke, quien debía emplear sus palabras adecuadamente. Estaba nerviosa, en realidad no necesitaba hablar mucho con él, sus emociones eran recíprocas entre ambos, pero ahora se encontraban desconectadas. Silke cerró los ojos, bajó la cabeza e hizo una reverencia colocando su mano derecha sobre su corazón inclinándose un poco hacia adelante, demostrando humildad hacia la bestia.
-Creo que nunca nos presentamos formalmente. – Susurró abriendo los ojos. – Soy Silke, segunda hija de la familia Jürgens, y tú eres el Jörmundgand, también conocido como Uroboros o la Serpiente de Midgard. – Señaló retomando la compostura con seriedad y modestia.
El dragón gruñía por lo bajo, no entendía de qué se trataba pero atraía su atención.
-Hace algún tiempo, nos conocimos en medio de la oscuridad… Yo tenía miedo, prefería morir a vivir así, hasta que apareciste. No recordabas nada más que una extensa oscuridad que borró todo de tu mente, y ahora sé lo que sufriste por tantos años... Debiste sentirte muy solo. – Concluyó con tristeza, sabía lo suficiente por parte de Kai.
La gran serpiente dejó caer su pesada cola al piso, y se acercó solo un poco más a ella.
-Y aún así, tuviste tiempo para forjar un lazo de confianza conmigo, siempre guiándome y compartiendo tu sabiduría, - Pausó sonriendo con dicha. - Por eso yo quería devolverte tus memorias, desaparecer la niebla de tu pasado, sin embargo, cuando vi la información que se refería a ti, sabía que parte de ella estaba equivocada. - Exclamó ante la bestia dando pasos lentos hacia ella.
La serpiente de Midgard siseó en advertencia moviendo sus bigotes sin conseguir intimidarla.
-Tienes un poder extraordinario, puedes destruir y crear, pero... - Reflejó con tristeza. - Si no detienes el Rägnarok, será más de un vínculo el que se rompa, lazos entre espíritus sagrados y humanos se desvanecerán. - Dijo desde el fondo de su corazón, sentía una enorme tristeza al saber que la carencia que ella sentía por la pérdida de Gekiryu, era comparable con el de sus compañeros y sus bestias bit.
El Jörmundgand cerró los ojos por un momento, y sintió a través de su cuerpo el dolor y confusión de los espíritus que rondaban malheridos los corredores de esa abadía, los cuales habían acudido a su llamado; abrió los ojos y observó detenidamente a los chicos que se encontraban en el lugar. Todos tenían sangre en la ropa roída, pero sus miradas determinadas demostraban la valentía que los había llevado hasta ahí.
-Gekiryu.- Pronunció sobresaltando al monstruo. -No quiero que nadie vuelva a la oscuridad. - Negó con la cabeza implorando.
La enorme bestia de metal recordó a la pequeña niña asustadiza que le había llamado de esa forma hacía tan pocos años para la vida inmortal que él poseía. Ella era diferente de los hombres que lo habían sellado, al igual que sus compañeros, dignos de un lazo inquebrantable con los espíritus sagrados. El mundo tendría que cambiar tarde o temprano, pero juzgando los corazones de los que se encontraban ahí reunidos, podría posponer el Rägnarok por un tiempo más.
Una corriente de aire que rápidamente se debilitó, se esparció por la cueva moviendo ligeramente el cabello de todos, disipando la energía que el Jörmundgand había estado acumulando.
Gekiryu aproximó su hocico hasta Silke soplando cariñosamente su cabello a lo que ella se abrazó sin temor de las fauces cerradas mientras sentía nuevamente las emociones de la bestia, dejando escapar una lágrima de felicidad, sin poder expresar lo agradecida que estaba de haber recuperado a su amigo.
Tala luchaba sin parar con Wolborg. Su ropa ya se encontraba roída y desgastada debido a los arañazos y mordiscos del lobo. Wolborg estaba harto y Tala se veía cansado, así que el lobo aprovechó para tirarlo al piso y matarlo con un mordisco a la Yugular.
Tala alcanzó a sacar el cuchillo táctico y lo atravesó en el camino del ataque de Wolborg.
Aquel trozo de acero era lo único que impedía que la vida de Tala concluyera. El peso del cánido vencía los brazos del beyluchador, gotas de saliva cayeron en la mejilla de Tala, cuando la mirada asesina de Wolborg cambió a una confundida. El lobo cesó la presión y se retiró, permitiendo que Tala se reincorporara.
-¿Wolborg? – Preguntó Tala conmocionado sin bajar el arma.
Su lobo lo reconoció. Bajó las orejas hacia atrás mostrando sumisión y se acurrucó en el pecho de Tala.
El líder no podía creerlo. Una sonrisa de alegría se le escapó y acarició a su mejor amigo detrás de las orejas sobre el grueso pelaje. Silke había cumplido su palabra, había devuelto las bestias bit.
Seaborg dejó el control del agua, y se sumergió cesando la pelea con el fénix, que permaneció aleteando en el mismo sitio, dirigiendo su atención a la gran serpiente.
Gekiryu hizo a un lado sus instintos, desconectando el vínculo que mantenía con todas las bestias bit que había atraído, recostó su cabeza a un lado de Silke manso, quien tomó asiento sobre su hocico, cuidadosamente la bestia la bajó hasta el piso de la cueva, fuera del lago donde se mantuvo recostada recibiendo los cariños de Silke cuyo gozo llenaba su corazón.
En la sala, Falborg voló hasta Bryan quien se puso en guardia, sin embargo el halcón se posó tranquilo sobre su hombro ante el asombro y conmoción de su dueño.
Seaborg se dirigió a la orilla, en dirección a Spencer, quien cauteloso se acercó y colocó su palma en la frente del cetáceo, aunque muy herido, se encontraba tranquilo.
En toda la abadía, las bestias bit derribadas reaccionaron, desconocidas observaban el lugar extraño en el que se encontraban.
Silke y Gekiryu habían conseguido retomar ese lazo de cariño y amistad que los unía. La bestia del centro de la tierra se amansó perdiendo su propósito de destrucción en el peor momento dejando de lado que un ave negra cual flecha le atacó del costado hiriéndola con sus candentes garras sobre la yugular.
La serpiente se alzó indefensa sacudiendo su cabeza tratando de deshacerse de su atacante quien furioso le lanzó fuego directo al rostro y cuello, debilitando la coraza de acero sobre la cual comenzó a picotear en repetidas ocasiones, jalando las escamas con sus afiladas garras.
Silke observó esto impactada, sintió como Gekiryu se desvanecía en cámara lenta debido a aquella ave de rapiña a quien de inmediato reconoció y giró su rostro anonadado con ojos asustados hacia el hombre que caminaba en su dirección.
-¡No…! – Dijo con un débil hilo de voz y mirada cristalina.
Kai Hiwatari caminaba inexpresivo con los ojos llenos de gozo al ver sometido al Jörmundgand ante su espléndido Black Dranzer. Silke sentía como temblaban sus manos a causa del motín, escuchaba los rugidos adoloridos de su mejor amigo indefenso ante el pájaro de fuego, por lo que interceptó al único que podía detener todo. Corrió hacia el extremo de la cueva teniendo cuidado con el cuerpo de Gekiryu, cuya cola azotaba contra todo para librarse del fénix. Ian, Bryan y Spencer se apresuraron para frenar a Kai, sin embargo, desde su posición Black Dranzer volteó en dirección a ellos, y de un solo aleteo, envió un muro de fuego que los mantuvo a distancia del Hiwatari.
-Ustedes tres no interferirán. – Sentenció Kai detrás de la barrera.
-¡Maldita sea! – Exclamó Bryan incrédulo ante el comportamiento de Kai y Black Dranzer. – ¡Falborg! – Comandó a su halcón quien se alzó en vuelo y fue a la defensa de Gekiryu.
-¡Tú también Seaborg! – Ordenó Spencer, a lo que su ballena se sumergió pasando debajo del fuego y lanzó un chorro de agua a presión contra el fénix.
Falborg golpeó con sus garras la cabeza de Black Dranzer distrayéndolo de Gekiryu, cuando el impacto de Seaborg le acertó en las alas, evaporándose al instante. Black Dranzer enfureció pero se desquitó con el dragón, a quien ya le sangraba la cabeza debajo de una de sus aletas, y no se detenía, ni siquiera con Falborg atacando una y otra vez.
-¡Ian! ¡Dispárale a Black Dranzer! – Ordenó Spencer.
El pelinegro apuntó con precisión, soltó todo el aire que quedaba en su cuerpo para evitar moverse, disparó, pero Kai yacía alerta, indicó a Black Dranzer propulsar una llamarada a su alrededor en medio de las alturas, con la que la bala se desintegró, y Falborg cayó sin poder levantarse, la columna de rocas en el islote se desplomó en pedazos sobre el lago obligando a Seaborg a retirarse al fondo del agua.
Silke llegó rápidamente hasta Kai y trató de impedir su avance.
-¡Basta! ¡Porfavor! ¡Gekiryu ya es inofensivo! ¡No tienes que seguir con esto! – Le suplicó colocándose al frente sin lograr que la mirara o se detuviera.
-Entonces dile que se levante. – Respondió inhumano. - Black Dranzer no está satisfecho y cuando se apodere del Jörmundgander será la bestia bit más poderosa bajo mi mando.- Le dijo a Silke convirtiendo sus labios en una psicópata sonrisa. – Dile que si no se defiende lo mataré. – Le ordenó con sus pupilas enfocadas en el indefenso dragón que agonizaba.
Silke estaba asustada, no lo reconocía, pero el temor que sentía no se comparaba con el cariño que tenía por Gekiryu.
-¡No! – Renegó extendiendo ambas manos, sus lágrimas desaparecieron y enfrentó a Kai directamente. – ¡Ya no habrá más peleas! -
Determinó ganándose una mirada de desprecio ante lo que Kai veía como una patética súplica que le impedía reclamar su victoria. Le respondió asqueado igual que siempre, aburrido de ella, cansado de que interfiriera, pero los ojos ámbar, totalmente opuestos a los fríos violetas mostraban calidez y compasión.
-¡No mereces poseer al Jörmundgand! ¡Eres una cobarde! – La calificó duramente.
Silke negó con la cabeza. Ese no era el mismo chico que le tendió una mano y la inspiró a continuar por el duro camino.
-Creí que lo era, pero allá atrás, tú me diste el coraje que necesitaba para seguir adelante. – Recordó con regocijo y una media sonrisa. Nunca olvidaría ese sentimiento, esa caricia de su parte.
-No me digas… -Intuyó la treta. - ¿¡Tú quieres que yo confíe en ti!? -Escupió una risa sarcástica mofándose de ella.
-Sólo por esta vez. – Contestó sutilmente haciendo caso omiso a la burla.
Silke bajó las manos y dio un paso hacia él, abrazándose de su torso ante la incomodidad de este.
-No eres tú hablando, el Kai que conozco tiene su propio camino, uno que es difícil de seguir, donde el esfuerzo constante lleva a la perfección. – Le susurró suavemente recargada bajo su mentón.
-Suéltame. – Exigió molesto y peligroso pronunciando cada sílaba con desdén, no le gustaban los abrazos, mucho menos de una mujer como ella que desafiaba su orgullo.
-No dejes que ese camino se corrompa. – Musitó cerca de su oído separándose de él.
Kai observó atento la tonta sonrisa triunfal que Silke le obsequió cuando se alejó de él un par de pasos.
Decidida, volteó hacia Gekiryu y alzó el arma que retiró detrás del cinturón de Kai acertando en el cuello a Black Dranzer, haciéndolo caer al suelo, dejando al dragón malherido desplomarse inconsciente.
-¡¿Oye que haces?! – Gritó Kai tratando de llegar hasta ella para arrebatarle el arma ahora descongelada, sin embargo, perdió el equilibrio y colapsó sobre una rodilla.
Silke lo observó debilitarse, puso el seguro al arma y la ajustó entre su cinturón.
Precavida se acercó a él.
-¿Qué está pasándome…? - Se preguntó el ruso sintiendo repentinamente un mareo salido de la nada. Un guerrero no podía caer ante algo tan insignificante. Se puso de pie orgulloso, y alcanzó a apoyarse del hombro de Silke para evitar caer, era como si la fuerza que Black Dranzer le había otorgado abandonara su cuerpo súbitamente.
-¿¡Te encuentras bien!?- Exclamó Silke al sentir como él era incapaz de controlarse por lo que se dispuso sujetarlo.
Kai no podía sostenerse más en pie, su cuerpo perdía rigidez desvaneciéndose en los brazos de Silke quien intentó sostenerlo pero su peso la venció así que lentamente se arrodilló sustentando a su compañero para evitar que cayera al suelo.
-¡Kai! – Le gritó abrazándolo contra su pecho detrás de la barrera de fuego.
El muchacho no respondía, su respiración disminuía ante los intentos desesperados de Silke por reanimarlo.
El ave negra se reincorporó, no había presentido ese sucio ataque. Su conexión con Kai se cortó. Elevó a temperatura de su cuerpo emplumado, cauterizando la herida de bala. Avanzó homicida sobre sus patas hacia la causante de todo.
-"Aléjate de él" – Dijo una extraña voz que sacó a Silke de sus pensamientos.
La castaña buscó desesperada la fuente de aquello mirando asustada a su alrededor hasta que vio a Black Dranzer que la miraba fijamente.
-¡Qué le hiciste! – Demandó saber Silke mientras no paraba de abrazar a Kai contra su pecho.
-"Le doy lo que siempre ha querido… Poder" – Dijo el ave.
-No… ¡Eso es lo que tú quieres! – Respondió irritada.
-"Tú no eres nadie para saber lo que él desea."-
-Soy su amiga. – Aseguró.
-"Él no tiene amigos, no los necesita, me tiene a mi"-
-¡Tú lo has manipulado! ¡No finjas! ¡Me di cuenta, él nunca sería tan arrogante y prepotente!- Anunció encarándolo con el arma cargada, dispuesta a disparar, sin embargo sintió como esta se calentaba rápidamente, por lo que la soltó, observando incrédula como el arma de metal se derretía igual que una figura de chocolate sobre agua caliente. Black Dranzer la desarmó y continuó sin prisa.
-"No lo deja ver, pero en el fondo lo es, me alimento de sus deseos más profundos, todo lo que él ha hecho es real, deja de buscar excusas niña."-
Silke apretó los dientes, sabía que Kai no era así, la ambición lo había corrompido como a cualquier buen hombre lo tentaba el poder.
-Es cierto que él no deja que nadie se acerque a su verdadero yo, pero lo he visto… ¡Es una buena persona! ¡Es honorable, compasivo y perseverante, y tú solo tergiversas sus deseos para convertirlos en tus ambiciones! – Le desenmascaró.
-"No eres nada tonta, ya veo por qué le pareces interesante"- Sonrió a través de su antifaz dorado sobre sus ojos obscuros.
Silke apretó a Kai más fuerte. Tal vez nunca llegarían a entenderse, pero se habían demostrado confianza mutua.
-"Pero ya no puedes hacer nada por él."-
-¡No me importa! ¡Él estuvo ahí cuando más lo necesité! ¡No lo abandonaré! – Fijó valerosa frente a la bestia de fuego.
En ese momento, una silueta blanca saltó lanzando un rayo congelante apagando las llamas que evitaban al equipo aproximarse hasta ellos.
El fénix encolerizó, levantó el vuelo poniéndose al frente de sus rehenes y analizó a sus nuevos adversarios.
-Aléjate de mí equipo. – Ordenó Tala cruzado de brazos con Wolborg respaldándolo.
-"Ustedes." – Los reconoció. - "Incapaces de sincronizar con mi poder, débiles de mente, no son nada" – Se burló atacándolos con fuego mientras Silke y Kai quedaban rezagados detrás del enemigo.
Wolborg contrarrestó con su aliento helado la ráfaga de fuego, creando una cortina de vapor en medio del campo de batalla.
-La razón por la que nadie puede unirse a ti es debido a que eres una abominación, otro experimento que salió mal y aunque el responsable no se encuentre aquí, nosotros nos encargaremos de destruirte. – Amenazó Tala inexpresivo.
-"¡Solo conseguirán quemar sus espíritus!" – Declaró levantando el vuelo para capturar a Ian quien estaba más lejos.
Ian lo notó, no tenía donde resguardarse o cómo defenderse, su mejor oportunidad sería saltar en el último momento. Para su sorpresa, Wyborg apareció zigzagueando, entre las rocas amorfas, usó a Ian para propulsarse por detrás de su espalda y brincó hasta la cabeza de Black Dranzer obligándolo a cambiar de dirección.
El fénix realizó giros peligrosos que consiguieron tirar a la serpiente, aunque débil, regresó al lado de Ian para protegerle bufando al enemigo.
-Wyborg… - Se sorprendió el pelinegro ante el impensable ataque.
-Bryan, Ian, Spencer. – Llamó Tala a los tres. – Mostrémosle a Black Dranzer el poder de los Blitzkrieg Boys. – Ordenó.
Los tres asintieron.
-¡Wyborg! –
-¡Falborg! –
-¡Seaborg! –
-¡Wolborg! –
Llamó cada uno a su bestia bit, que aunque exhaustas y heridas, estaban dispuestas para combinar un ataque definitivo.
Wolborg se apoyó de la pared de la cueva, voló hacia el fénix y lo pescó de la cola, la cual inmediatamente comenzó a generar una gruesa capa de hielo que le evitaba virar con eficacia. Falborg atacó sus alas a toda velocidad con ayuda de sus garras haciéndole perder sustentación al destruir parte de su plumaje. Wyborg aguardó a que planeara cerca de sí, entonces saltó y mordió la pata izquierda del fénix que chilló de dolor a causa del veneno punzante, inclinándose hacia ese lado sobre el lago, cuando Seaborg saltó por encima suyo, dejando que su enorme cuerpo lo aplastara contra el agua desvaneciéndolo en ella.
Silke veía incrédula la batalla que rápidamente concluyó con las bestias bit de sus camaradas ejecutando un plan táctico que cualquiera hubiera pensado que habían tardado meses en memorizar, pero solo era el resultado de años de duro entrenamiento en la abadía. Las bestias de BioVolt volvieron con sus dueños, los chicos con los que habían crecido en ese oscuro lugar, en quienes confiaban ciegamente.
-¿Cómo está Kai? – Preguntó Tala a la distancia mientras hacía contacto visual con Wolborg, apreciando el buen trabajo realizado por el lobo.
Silke estaba por responder cuando el agua empezó a hervir con burbujas estallando en la superficie, Seaborg comenzó a debilitarse ante los ojos aprensivos de Spencer.
-¡Seaborg! ¡Sal de ahí ahora! – Gritó Spencer impotente.
La ballena cerró los ojos, no podía más con la temperatura sofocante. Wolborg voló hasta ella y formó una burbuja de hielo con su aliento helado que la protegió del tremendo aumento de temperatura.
-¡No puede ser! – Se quejó Bryan anonado con Falborg aleteando incrédulo a su lado.
Tala frunció el ceño. El Black Dranzer seguía vivo.
Del agua, ante la estupefacción de todos, emergió diez metros en el aire la bestia suprema que Boris había creado. Aleteaba majestuosa, llena de vida dejando escapar ceniza ardiente de sus plumas. Los observaba a todos con una actitud pretenciosa.
-"Decepcionantes, en verdad esperaba un poco más…" – Dijo casi sonriendo a través del pico.
Con un par de aleteos disparó sus plumas negras como proyectiles, Wolborg lanzó una ventisca que resultó inútil ante la temperatura de las plumas que se deslizaban como un cuchillo caliente sobre mantequilla, acertando sobre el cuerpo del lobo alado, que se alzó para proteger a Tala del ataque. Por otra parte, Ian, Bryan y Spencer junto con sus bestias bit, tuvieron escaso tiempo para cubrirse, quedando inhabilitados momentáneamente sobre el piso.
Silke se alarmó por todo su equipo, nadie podía hacer nada contra el fénix.
-¡Ya basta! – Gritó desesperanzada.
Black Dranzer se dirigió a ella.
-"Sólo tú puedes detener esto." – La tentó a la batalla. – "Comanda al Jörmundgand o serás la que sigue."- Amenazó divertido.
Silke observó a Gekiryu dañado contra la pared de la cueva.
-Dije que no habría más peleas. – Repitió sensata, ese día ya había resultado en demasiada violencia entre humanos y bestias bit.
-"Entonces no me sirves para nada"- Declaró el ave alistándose contra ella, cuando un ágil felino saltó por entre las piedras y la bestia desplegó sus alas atacándolo por detrás, clavando sus garras sobre la envergadura del pájaro negro, conduciéndolo con toda su fuerza hasta impactarlo contra las rocas al pie de la cueva.
-¡Griffolyon! - Pronunció Silke con alegría y asombro.
El Grifo tenía el plumaje desaliñado y heridas en diferentes partes del cuerpo, que no habían impedido que se dirigiera a donde un miembro de su familia lo requería. Aprovechando la intervención de Griffolyon, la castaña recostó a Kai en el piso y empezó a moverlo y hablarle.
-¡Kai! ¡Despierta! ¡Te necesitamos! – Suplicó sujetando su mano entre las suyas. Si Kai recobraba la consciencia era posible que controlara a Black Dranzer una vez más y acabara con la batalla.
Griffolyon voló a la parte más alta de la cueva y lanzó su mejor ataque "Daga de Viento", acertando como agujas quirúrgicas en el cuerpo de Black Dranzer. Pero esto solo causó que se generara una fuerte explosión, de la cual emergió el fénix negro, impactando a Griffolyon con un lanzallamas contra el techo quemándolo gravemente, dejándolo fuera de combate.
Black Dranzer no tomaba prisioneros, en seguida alcanzó con facilidad a Falborg, aunque era más pequeño y ágil, lo sujetó con una pata como un águila a una tórtola, lanzándolo contra Seaborg, donde Wyborg esperaba, saltó hacia el cuerpo de Black Dranzer para morderlo cerca de la cabeza, pero el ave incrementó la temperatura de su cuerpo al máximo, obligando a la serpiente a soltarse por su propia voluntad y cuando esta caía, voló hasta ella, atajándola entre su pico para azotarla contra las rocas.
Tala observaba todo con la quijada apretada. Black Dranzer era mucho más poderoso de lo que imaginaba, sin embargo, el lobo se puso de pie frente a él.
-¿Wolborg…? – Preguntó el pelirrojo dudoso.
El lobo asintió con su mirada fija en su amo. Estaba herido, pero sabía que era la única bestia bit en pie apta para seguir luchando.
-Entiendo. – Sonrió Tala confiado. – Si tú no te das por vencido, yo tampoco lo haré. – Determinó el capitán sacando su cuchillo, no dejaría a Wolborg solo en el campo de batalla.
-"Sólo quedan ustedes…"- Dijo el ave lista para atacarlos.
El fénix se lanzó en picada arrojando una lluvia de fuego proveniente de su pico, dejando un laberinto de fuego sobre la piedra que ardía a una altura de tres metros por lo menos. Wolborg guardó su terreno y esperó la indicación de Tala.
-Prepárate. – Mencionó calculador, esperaría a que Black Dranzer estuviera tan cerca como para lanzar una ventisca y clavar su cuchillo en él.
Rápidamente la distancia se acortaba acompañada del lanzallamas, cuando estuvo en rango Tala dio aviso.
-¡Novae Rog! – Ordenó.
Wolborg comprendió que el ataque debía ser certero, por lo que apuntó al pico del ave, causando que una bruma pesada y caliente se creara cegando la vista de todos los presentes, esto no detuvo el avance del fénix, por lo que Tala le lanzó el cuchillo a la cabeza antes de saltar hacia un lado. Se escuchó un chillido proveniente del ave, confirmando que el arma blanca había conseguido su propósito.
Silke no conseguía ver nada desde su posición. Había escuchado el grito de Black Dranzer pero desconocía el estado de Tala o Wolborg.
El resto de los Blitzkrieg Boys se mantuvo en silencio, expectantes de la situación.
Ian se quitó una de las plumas que había acertado en su pierna izquierda y se puso de pie ayudándose de una roca cercana. Era imposible ver cualquier cosa, sin embargo buscó a Wyborg con la mirada tratando de no revelar su posición. Spencer aguardaba a un costado de Seaborg, había alcanzado a llegar hasta él repeliendo el ataque de plumas de Black Dranzer; Bryan recogió a Falborg que se encontraba inconsciente a causa del maltrato del ave más grande, el de cabello grisáceo se sentía confundido, ¿cómo era posible que una sola bestia bit les hubiera dado la vuelta de esa forma?
Wolborg tenía un excelente sentido de la ubicación del que se valía no solo de la vista, sino del oído y el olfato, por lo que rápidamente encontró a Tala en medio de la neblina. El pelirrojo se alegró de tener a alguien que le cubriera la espalda, sobre todo en ese momento en que corrientes de aire caliente los asechaban a su alrededor.
-"Detesto las armas…" – Se oyó una voz muy sutil, difícil de ubicar. –"Cobraré esa cortada de la misma forma…" – Sentenció el ave como una amenaza, cuando el cuchillo pasó silbando cerca de la cabeza de Tala, clavándose un par de metros detrás suyo.
Wolborg gruñó feroz y Tala intentaba descubrir en que ángulo los atacaría.
Desde la altura, Black Dranzer se dejó caer sobre Wolborg haciéndolo aullar, al tiempo que su envergadura oscura despejaba la niebla revelándose ante un expuesto Tala que a esa distancia no podría esquivarlo; un último lanzallamas se preparó desde su cuello sangrante para quemar al que lo había dañado, en eso, otro lanzallamas golpeó con fuerza a Black Dranzer, propulsándolo lejos, liberando a Wolborg y salvando al pelirrojo.
-¡Dranzer! – Exclamó Tala asombrado e incrédulo.
El Fénix del Sur, aunque lastimado y exhausto, llegó para enfrentar a la bestia bit malvada.
Black Dranzer enfureció al ver a su homólogo, rugió colérico fijando su vista en la molesta copia.
Dranzer no se limitó a salvaguardar a Tala, voló trabajosamente hasta Black Dranzer el cual lo recibió de frente. Ambos se tomaron de las garras buscando empujar al otro contra los cristales que sobresalían desiguales en las paredes, hasta que el negro mordió el cuello del rojo, ahogándolo momentáneamente, para estrellarlo contra una columna de cristales haciéndolos añicos. Parecía que el negro había vencido, pero el rojo se incorporó pesadamente, rechazando el dominio de su copia.
-"De donde sacas la fuerza…"- Empezó a preguntar Black Dranzer, cuando volteó a ver a un inconsciente Kai que era resguardado por la mujer.
Silke se inclinó sobre Kai, veía sus labios moverse de forma diminuta, y alcanzó a escuchar una palabra.
-Dran… zer…- Clamó en un débil suspiro el muchacho.
-Has vuelto… - Musitó Silke con alegría.
-"¡No!" – Exclamó indignado el fénix negro. Podía sentir como las emociones de Kai eran las mismas de Dranzer, ya no tenía interés en luchar en conjunto contra el Jörmundgand.
-¿Qué le pasa? – Se cuestionó Tala mientras atendía a Wolborg, sin comprender el actuar confundido de Black Dranzer.
Dranzer recobró un poco de fuerza, logró empujar a su agresor con un esplendoroso lanzallamas contra las rocas, permaneció en medio de la cueva extendiendo sus alas, no permitiría que dañara más a Kai o a sus compañeros. Black Dranzer por su parte, había perdido el control de la situación. Fácilmente podría vencer a cualquier bestia bit, pero si Kai interfería, perdería su oportunidad de ser la más fuerte, igual que hacía cuatro años.
-"¡Inútil! ¡Estábamos tan cerca!" – Exclamó frustrado Black Dranzer desde las rocas.
Estableció su mirada cazadora en el único que podía contrarrestarla. Todo se había venido abajo. Si quería tener garantía en triunfar, tendría que deshacerse de él.
-"Lo haré yo mismo" – Concluyó envolviéndose en fuego, se lanzó girando sobre sí mismo, golpeando a Dranzer haciéndolo a un lado para llegar hasta el que en algún momento había sido su reflejo.
-¡Silke! – Gritó Tala abatido.
Silke lo vio venir imparable, el ave extendió sus alas negras situando toda su fuerza en su pata contra su antiguo dueño; incapaz de alejarse, la castaña sólo le dio la espalda desde su posición protegiendo a Kai con su cuerpo de la garra dorada que la sujetó por la espalda imprimiendo un calor insoportable en la chica, el fuego se introducía dolorosamente debajo de su piel en su torso, y su única réplica fue un alarido de dolor que llenó de gozo a Black Dranzer.
Esta respuesta hizo reaccionar a un moribundo Gekiryu quien al instante y con sus últimas fuerzas se alzó inesperadamente y consiguió morder al ave que disfrutaba de hacer sufrir a su ama liberándola de la poderosa garra.
Ambas bestias bit chocaron contra las rocas, cayendo pesadamente al suelo lejos de Kai y Silke. Gekiryu respiraba con dificultad y sangraba de la cabeza, sin embargo, el poderoso Black Dranzer había sentido los colmillos de Gekiryu como espadas atravesar su pecho. El ave de fuego se revolcaba y gritaba sumergida en un veneno tan potente que desintegraba rápidamente sus tejidos.
Griffolyon se acercó caminando lo más rápido que pudo sobre sus cuatro patas y Dranzer voló trabajosamente hasta su compañero de batallas. La quimera silbó para que Silke supiera que estaba a su lado. Mientras que Dranzer se arrodilló para despertar a Kai acariciando su mejilla con su pico.
-¡Silke! – Exclamó Tala impaciente corriendo hacia ella con su equipo detrás suyo.
La castaña percibía todo nublado, no escuchaba ninguna clase de sonido, solo un eco grave a su alrededor, sentía como el oxígeno que entraba a su cuerpo era caliente e imposible de procesar, se mantenía sobre sus brazos aun protegiendo a un inconsciente Kai cuando vio dos siluetas las cuales pudo distinguir como Bryan y Tala pasar entre las bestias de los Jürgens y Hiwatari.
-¡Por favor…! ¡Ayúdenlo! – Suplicó refiriéndose a Kai mientras ella luchaba por controlar los espasmos que su cuerpo sufría.
Spencer e Ian se aproximaron hasta Kai, alejándolo de Silke para poder revisarlo mientras que Tala se preocupó por el delicado y deteriorado estado de su compañera quien parecía ser incapaz de respirar. El de cabello gris puso una mano sobre la prenda de vestir de Silke que lucía intacta y se quemó la mano de pronto al tiempo que Silke gritaba como si ese ligero contacto la hubiera dañado.
Tala se apresuró a usar el cuchillo recuperado para romper la prenda de la chica por encima del hombro hasta la cintura, descubriendo una espantosa marca rojiza con la silueta de la garra de Black Dranzer quien chillaba a lo lejos debido al mordisco del dragón. Comprendiendo lo que sucedía, sometió a Silke contra el piso ante un bufido del grifo que de inmediato quiso atacar a Tala cuando Falborg y Wolborg se interpusieron, el lobo gruñó defensor enfrentando al enorme grifo.
-¡Bryan que no se levante!- Ordenó con fuerza ignorando el desafío de Griffolyon.
-¡¿Pero qué haces!? ¡Necesita un doctor! – Negó Bryan sin comprender hasta qué punto estaba en sus manos.
-¡Si no lo resolvemos aquí morirá cocinada! ¡Ahora sujétala! – Ordenó desgarrando la tela hasta tener toda su espalda descubierta, cortando también el sujetador que ella portaba para tratar la quemadura.
Bryan no sabía si resultaría pero hizo lo que Tala le pidió sintiendo como Silke cada vez se movía menos.
-¡Wolborg! – Llamo el pelirrojo a su bestia bit que se acercó prudente dejando al grifo a raya. –Lanza tu aliento congelado a esta herida por favor. – Pidió Tala nervioso, su lobo asintió comprendiendo lo que estaba en juego y diminutos cristales de hielo se introdujeron en la marca.
Silke empezó a tratar de moverse y a gritar de dolor sin éxito por liberarse ya que el peso de su compañero la mantenía quieta para ese procedimiento de emergencia.
Gekiryu se alzó nuevamente, aproximó sus fauces sobre Dranzer y Griffolyon intimidando a los Blitzkrieg Boys, verificaba lo que le hacían a su ama.
-No la lastimaré, solo queremos salvarla. – Dijo el pelirrojo sincero al Jörmundgand.
La serpiente de Midgard no hizo nada para evitarlo, sólo observó al pequeño grupo de mortales. En su larga vida, la fortaleza que tenían los humanos no dejaba de impresionarle.
Mientras Wolborg frenaba la expansión del calor hacia los órganos internos de Silke, Spencer revisaba los signos vitales de Kai, contando las palpitaciones del chico con la yema de sus dedos índice y corazón en su garganta.
-Su presión es baja, pero dentro del rango normal, creo que se debe al gasto de energía.- Dictaminó Spencer.
-Las hierbas malas nunca mueren. – Recitó Ian el viejo dicho.
Dranzer acercó el pico a la zurda de Kai, rosándolo con cariño.
-Gracias por venir Dranzer… - Le sonrió Spencer al fénix que correspondió con un débil chiflido.
Repentinamente, todos los presentes fueron testigos de algo inimaginable.
Un pequeño pájaro negro descendió hasta llegar a un metro de Silke. Griffolyon abrió las alas amenazándolo, evitando que se acercara más a un miembro de su familia. La castaña tenía la mirada borrosa pero podía distinguir al ave oscura posada sobre el suelo. Tala lo miró a detalle, no se trataba de un cuervo que hubiese bajado desde la superficie, le resultaba familiar hasta que verificó la ausencia de su pata derecha.
El cuervo agachó la cabeza ante Silke y se fue volando.
Ian reparó en la ausencia total del Black Dranzer.
-Ese cuervo… Se parece al que Alexander rescató hace mucho tiempo… - Se atrevió a decir a Spencer.
-Otra víctima más de Boris – Dijo Ian negando con la cabeza ante la crueldad del Abad.
Tala dejó de prestarle atención y se concentró en la herida mortal de Silke. Afortunadamente pudo ver como lentamente la marca dejaba de expandirse y Silke dejó de gritar cayendo en un profundo sueño.
-Ya está bien, sólo se desmayó. – Dijo Bryan confirmándolo.
La herida se contuvo debajo de la piel de Silke gracias a los poderes de Wolborg, pero la marca rojiza sobre su piel tal vez nunca sanaría. Tala se retiró la chamarra, colocándola sobre su compañera. Estaba impresionado por el actuar de Silke, le había hecho frente a Black Dranzer salvando la vida de Kai a costa de la suya, sentía un gran respeto por ella tras ver su valentía.
En eso, Wolborg recargó su hocico contra su compañero, a lo que Tala correspondió con un abrazo. Tener a Wolborg de esa forma era algo especial; siempre que beybatallaban lo sentía en su corazón, pero esta vez podía sentir su pelaje en sus dedos, su respiración en su pecho y su cariño en su mirada.
Bryan, Ian y Spencer podían compartir ese mismo sentir con sus compañeros de batallas.
Falborg se posó animado sobre el brazo de Bryan sin lastimarlo, haciendo sonreír al ruso, quien por un instante se imaginó a sí mismo practicando un deporte antiguo con su compañero, la cetrería. Era un ave hermosa e inteligente y no podía estar más feliz de que hubiera vuelto a él.
Ian acarició a la serpiente casi del tamaño de una boa constrictor pero tan ágil como una serpiente marina deslizándose en el agua. Esta se alzaba como cobra frente a él, sintiendo el agradable calor proveniente de la mano del pelinegro, quien desde siempre había sido un amante de los reptiles, aunque nunca pensó tener de amigo a uno tan inusual.
Spencer observaba a Seaborg a lo lejos. La ballena no apartaba su mirada de él. Había transcurrido tanto tiempo desde la última vez que había sentido el agua alrededor de su piel, por lo que lo disfrutaba y el rubio se sentía dichoso, saber que lo que Boris le había hecho no había cambiado la personalidad que él siempre había conocido, un gigante amable.
El feroz Griffolyon se había acurrucado a un lado de Silke. Era una bestia bit mortífera, pero gentil con los miembros de su clan. Dranzer por su parte recostó su cabeza sobre el pecho de Kai, transmitiendo un agradable calor al cuerpo inconsciente de su dueño.
Gekiryu los observaba uno a uno. Todos los que estaban ahí mostraban el mismo lazo que Silke tenía con él. Era posible que humanos y espíritus sagrados vivieran en paz y armonía, comprendiendo las palabras de Silke. La gran serpiente soltó un leve gruñido, que llamó a todas las bestias bit, las cuales asintieron.
Wolborg miró a Tala y este le sonrió, comprendiendo que era hora de que todo volviera a la normalidad. El lobo dio un lengüetazo antes de perder su forma física y transformarse en luz, la cual encontró su camino hasta el cinturón de Tala, del cual él obtuvo su blade para confirmar que Wolborg estaba de vuelta en su bit.
-Adiós compañero.- Sonrió Bryan a Falborg acariciando por última vez su pecho emplumado.
Ian no se contuvo y abrazó con fuerza a Wyborg antes de que se desvaneciera.
Spencer sacó su blade y le sonrió a Seaborg quien asintió lista para volver a su bit.
Griffolyon comprendió que esa era la despedida con Silke. Miró a Gekiryu ante el cual bajó su cabeza en señal de respeto y se convirtió en una luz violeta que atravesó el techo.
El fénix rojo no quitó la mirada de Kai, volvió a su forma espiritual y halló el camino hasta él.
En toda la abadía, las desorientadas bestias bit se volvieron destellos de luz, libres de volver con sus dueños.
En la superficie, la princesa observó el juego de luces de colores que se dispersaron por el cielo estrellado en diferentes direcciones, hasta que una luz verde se introdujo debajo de su abrigo. La rubia de inmediato sacó su blade y alegre notó a Moinemerlyon de vuelta en su bit.
-¡Lo consiguieron! – Exclamó animada e impresionada.
Su gozo solo incrementó cuando vio a un gran helicóptero sobre el espacio aéreo de la abadía, al cual le hizo señas para salir de ahí de una vez por todas.
Gekiryu permaneció aún tangible en medio de la cueva. Cerró sus ojos y debajo de su cuerpo, la roca volcánica comenzó a desvanecerse, dejando visible nuevamente el pavimento metálico que conformaba esa última sala donde se ejecutaban las pruebas más peligrosas. Todo lo que no debía estar ahí desapareció, el lago, los cristales, rocas, todo se fue dejando que la luz blanca proveniente de paneles sobre el techo los iluminara.
La gran serpiente de Midgard, ejecutora del Rägnarok posó su vista en ellos. Ian se atrevió a acercarse un poco hasta Silke, dejando el beyblade azul turquesa junto a ella sobre el piso.
-"Son interesantes"-
Resonó una voz dentro de la cabeza de cada uno, antes de que la bestia dejara su forma mortal y volviera en un haz de luz al beyblade de la castaña.
¡Espero sinceramente que este capítulo haya cumplido con todo lo que el fic ha venido desarrollando! ¡Pero descuiden, esto aún no se acaba! ¡Gracias por leerme y nos vemos en un mes!
