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Mi sombra

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10: Pacto (2)

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Rechazó casi por instinto la copa que le ofreció cuando llegaron a la habitación de Vlad. Sabía que le estaba dando una victoria al mayor, pero Allen lo valía. Se repitió que estaba haciendo una locura, pero era como tratar de frenar un huracán con un ventilador desenchufado. Se sentó en la cama, sacándose las zapatillas, mientras escuchaba los pasos del mayor cerrando puertas y ventanas y prendiendo luces tenues. Intentaba no sonrojarse, pero no podía evitarlo. Dio un respingo cuando Vlad lo abrazó por detrás.

-Como te dije antes, soy un experto en éstos temas- le besó la nuca y Danny se estremeció, con una sensación nueva. Vlad sonrió.

Empezó a besarle el cuello y a pasar sus manos por sobre la ropa del menor que le cubría el pecho. Tenía un sabor extraño, como a menta y chocolate, pero quería probar sus labios. Le tomó la nuca y lo hizo girarse para poder invadir su boca. Danny no se resistió.

Se sentía extraño el saber que su primera experiencia sexual iba a ser con alguien mucho mayor. Intentó grabar cada momento en su cabeza, aunque no sabía si sería bueno hacerlo. Vlad lo estaba abrazando de frente, acariciando su espalda por debajo de la ropa, hasta que empezó a tirar de su remera hacia arriba. Danny dejó que se la sacara, y se sintió un poco desprotegido. El mayor lo notó y también se sacó la parte superior de su ropa, dejándole ver su pecho fuerte y masculino.

Danny lo abrazó, más para que no se le notara lo que empezaba a ser miedo que por otra cosa. Vlad le acarició la nuca con una mano, y puso la otra bajo su barbilla, haciéndolo levantar la vista. Le dio un largo beso francés, casi dulce, hasta que Danny sentía que se ahogaba. Se separó con un jadeo y el mayor aprovechó para deslizar una mano bajo su pantalón y posarla sobre la piel de su trasero. El respingo hizo que se desconcentrara, y Vlad le desabrochó el pantalón.

Ahora sí tenía miedo.

Temblaba, y Vlad lo notó. Decidió ir más lento, y pasó su mano por sobre el pecho del menor. Danny sintió cómo volvía a sonrojarse cuando vio cómo Vlad bajaba la cabeza hasta su pecho y empezaba a lamer sus pezones. No había mentido; sabía bien cómo hacerlo, y pronto el miedo fue sustituido por excitación. Gemía casi sin darse cuenta, y el mayor sonrió.

Lo acostó en la cama, bocabajo, con delicadeza. Le acarició la espalda con lentitud, disfrutando los gemidos del menor, besándolo en los hombros, el cuello y la nuca hasta que dejó de temblar. Tenía sabor dulce, de eso no había duda.

Danny intentaba no pensar, pero era imposible. Las manos y la lengua de Vlad tenían mucha experiencia, y no podía evitar el gemir. Intentaba visualizar su objetivo, encontrar a Allen, pero su cerebro estaba en otro lugar. Ahora era su cuerpo quien tenía el control, y quería más placer. Se sorprendió al sentir cómo lo daban vuelta y lo levantaban, y cómo la lengua de Vlad volvía a invadir su boca, ésta vez con hambre.

Y con más deseo.

Vlad deslizó el pantaló de Danny por sus piernas hasta sacárselo, haciendo lo mismo con el propio. Metió su mano en el calzoncillo de Danny, acariciando su pene, que estaba despierto y empezaba a erguirse. El menor jadeó, sorprendido y excitado. La mano del mayor se cerró y empezó a moverse, con una lentitud torturante. Cuando Danny empezó a temblar, y no por el miedo, el movimiento se detuvo.

Vlad había sacado dos objetos del cajón de la mesa de luz, uno pequeño y plano y un pote de algo, pero Danny no podía ver bien qué eran. El mayor volvió a abrazarlo por la espalda, y empezó a acariciarlo, bajando por su pecho, hasta que volvió a acariciar su parte más sensible. Lo sentó sobre su regazo, pecho contra espalda, y Danny podía sentir la excitación de Vlad a través de la tela. Sabía lo que vendría dentro de poco.

Jadeó al sentir cómo Vlad aumentaba el ritmo, mientras le besaba los hombros y el cuello. La transpiración le corría por el cuerpo, y mientras el mayor lamía su cuello, Danny llegó al orgasmo, reprimiendo un grito. Su cuerpo se tensó y luego se relajó, siendo sostenido por el pecho por Vlad, quien levantó sus dedos llenos de semen y los lamió con deleite, frente al rostro de Danny.

Pero él aún no estaba satisfecho.

Dejó a Danny sobre la cama, y fue a buscar los objetos que había buscado. Tomó el sobre con el preservativo y se lo puso, deseando que fuera el chico quien se lo pusiera a él. Luego abrió el pote de lubricante y lo untó en sus dedos. No quería ser tan brusco ni dejar pistas.

Regresó con Danny, quien aún respiraba agitado y sonrojado, y volvió a atacar sus pezones, ésta vez mordiéndolos con más fuerza. Cuando el chico reaccionó, tomó una de sus piernas y la puso sobre su hombro, mientras llevaba sus dedos a la entrada de Danny. El chico tembló, asustado, pero Vlad volvió a estimular sus pezones y su cuello, rozándolo con sus dientes (y cómo hubiera deseado estar en su forma de fantasma para poder clavarle sus colmillos) hasta que dejó de temblar. Con cuidado, deslizó uno de sus dedos, viendo la expresión de sorpresa del chico. Cuando se hubo calmado, metió otro dedo, oyendo un gemido ahogado que era más de placer que de otra cosa. Empezó a moverlos despacio, preparándolo para lo que seguiría, hasta que los retiró.

Se acomodó despacio, y, tomando la cadera de Danny con una mano y la pierna sobre su hombro con la otra, empezó a empujar, lento pero seguro. El chico jadeaba, estrujando las sábanas, sintiendo cómo su cuerpo era invadido. No sentía tanto dolor como esperaba, gracias al lubricante y al preservativo, pero era algo nuevo para él. Y sabía que no lo olvidaría.

Quería haberlo hecho primero con Allen...

Intentó no gemir demasiado alto, por miedo a que alguien pudiera oírlos. Cuando se sintió lleno por completo, pudo sentir los testículos del mayor contra su trasero, haciéndolo estremecerse. Cuando su cuerpo se acostumbró, sintió cómo se retiraba despacio, hasta medio camino, para volver a entrar más rápido. Podía ver el rostro sonrojado y lujurioso de Vlad, entre sus lágrimas y las oleadas de placer, que ganaban terreno con rapidez frente al dolor. No pudo reprimir más sus gemidos, y dio un grito cuando sintió que tocaba un punto sensible dentro de su cuerpo.

El mayor sonrió. Era mucho más delicioso de lo que pensaba.

Se inclinó, sin dejar de embestirlo, y lamió sus lágrimas. No sabía si era para calmarlo o para saborear la victoria de ésa batalla. Danny sentía que no podía más, y explotó por segunda vez en la noche, pero Vlad siguió embistiéndolo hasta que llegó al orgasmo.

Se sacó el preservativo, le hizo un nudo y lo tiró en un basurero cercano a la cama. Luego volvió hacia donde estaba Danny, quien luchaba contra el sueño a brazo partido. No quería que terminara así, tenía que ir a donde estaba Allen, por más que las piernas no dejaran de temblarle y su cuerpo no le obedeciera. Tampoco quería que Vlad volviera a besarlo, como tantas veces lo había hecho ésa noche. Pero supo, al sentir cómo le daba algo de beber de su boca, que no se iría sino hasta muchas horas después.

Vlad lo abrazó, sintiendo cómo el sedante iba haciendo efecto en el joven cuerpo, agotado por el sexo y las emociones. Sólo lo dejó sobre la cama para poder taparlos con las sábanas, tras lo cual volvió a tomarlo en sus brazos, posesivo. Había logrado una victoria.

Pero la guerra aún no iba a terminar.

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(1) Bus, ómnibus, bondi, etc.

Este capítulo apareció en mi cabeza cuando me fui a dormir, después de leerme unos cuantos mangas Yaoi que me había bajado de Internet. Prácticamente apareció en la frontera entre el sueño y la vigilia, y es el primero que aparece así.

Ni yo puedo creer lo que hizo Danny con tal de reencontrarse con Allen... Jorobar, el chico tomó vida propia y ahora es él quien me obliga a escribir (en serio)

Nos leemos

Nakokun