"A Orillas De Tu Instinto (Remix Inimaginable)."

Por B.B. Asmodeus.


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Fandom: Sailor Moon.

Rating: Teen (por ahora).

Resumen: Había existido una razón alterna para permanecer en sus disfraces en este planeta desconocido, y se trataba de evadir este tipo de situaciones. Ni Taiki, Yaten o Seiya, habían estado interesadas en sufrir alguno de sus ciclos en un lugar extraño, y arriesgarse a terminar atadas a un humano terrestre de pacotilla. O peor aún, a una de sus dementes fans.

Parejas: Kou Seiya/Usagi Tsukino (principal). Menciones de Usagi Tsukino/Mamoru Chiba. Otras parejas serán reveladas conforme avancemos.

Advertencia: Infidelidad. Fans de Mamoru/Tuxedo Mask, sean advertidos.

Categoría: Post-Stars, Yuri, Ciclos de Celos, Fisiología y Sexualidad Alienígena, Romance, Primera vez, Drama, Malos Entendidos, Hurt/Confort, Mucha Frustración Sexual, Jaquecas para Taiki, Karma para Yaten, Lemon para Seiya, Usagi tiene más POVS en esta ronda, Crisis Existencial para Mamoru (estuviste muerto por un año entero, vete a terapia), Abuso de Karaoke, Fluff y Muchas Escenas Adorablemente Cursis (Pero Bien Hechas). ¿Ya dije Mucho Lemon para Seiya?

Nota: Esta obra es una versión nueva del fic con el mismo título, publicada originalmente hace mil años. Desde entonces, he agregado nuevas escenas, he editado unas cuantas cositas respecto a la lógica y funcionamientos de los Ciclos de Seiya, y estaré cambiando el Epilogo. Básicamente, reemplazando el Yaten/Luna por Yaten/Haruka xD. Sin embargo, dejaré las versiones antiguas publicadas en mis diferentes cuentas, porque sé que muchos lectores le tienen cariño.

Dedicatoria: A Naoko Takeuchi, ¿cómo no? Por haber hecho esa porquería de Sailor Moon Eternal. Nada me inspira más que ver cosas horrendas como ésas y seguir mi impulso de querer ARREGLARLO TODO CON SEIYA/USAGI. En serio, gracias.


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i.

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"A orillas de tu cama,
a orillas de tu instinto,
al borde de lo inimaginable..."

-José Luis Medina Jiménez.

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La primera señal no había sido algo obvia, por lo cual podías perdonar a Seiya si no la había tomado en cuenta.

¿Qué podía decir? Por el momento, había estado muy ocupada luchando contra el crimen.


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El peso de Eternal Sailor Moon nunca sería una carga.

Sailor Star Fighter apretó sus brazos alrededor de la cintura de la guerrera lunar, conforme aterrizaban—Emitió un gruñido ante el fuerte impacto contra el asfalto, sin embargo. Cuando Sailor Moon la escuchó toser para recuperar aire a sus pulmones, intentó levantarse para librarla de más molestia.

Fighter se aferró. Acarició la espalda de Sailor Moon, para tranquilizarla.

"Para un par de asaltantes de banco, vaya que son vigorosos."

Sailor Moon sonrió en conspiración con ella, sus brazos nunca soltándola, aún después de levantarse del suelo. Lo cual no molestaba a Fighter, en lo absoluto.

"¿Estás bien, Fighter?" La rubia revisó el torso de su amiga, preocupada, y prosiguió a suspirar de alivio, al cerciorarse de las afirmaciones de Fighter de "estar intacta" de la bala perdida. Una bala que se había disparado por el último de los asaltantes, antes de ser noqueado por una Tiara Lunar que Fighter no había conocido hasta ese momento. "Definitivamente, así no fue como imaginé que terminaría esta tarde." Haciendo un puchero, la rubia sobó su estómago, algo ansiosa.

Fighter sospechaba que la razón yacía en su estómago vacío. Habían estado a punto de irse a almorzar, cuando los asaltantes habían irrumpido en el banco. Así, cualquier noción de Odango de desear cajear su cheque, había salido por la ventana.

"Al menos, no fue una tarde aburrida."

"Sólo tú harías esa clase de comentarios." Sailor Moon le lanzó una mirada perturbada. Fighter se encogió de hombros. Las patrullas policíacas comenzaron a acercarse al perímetro de la escena del crimen, entonces, indicando que sería buen momento para la retirada.

Momentos posteriores, los asaltantes fueron encontrados por la Policía, atados, con estrellas en sus ojos y una nota rosa en la frente del líder del grupo.

Desde el techo vecino al del banco, Sailor Star Fighter y Sailor Moon observaron los frutos de su labor, escondidas entre las sombras. Rieron infantilmente con el mando de la adrenalina, sintiéndose en las nubes por la hazaña heroica.

Sailor Moon regresó a ser Usagi Tsukino, justo ahí, en la protección de los brazos de Sailor Fighter.

La Star Senshi tragó saliva, su risa torciéndose en algo más oscuro.

Después de todo, el cuerpo de Odango era algo… adictivo, al tenerlo tan cerca.

"Ahora tengo que encontrar una forma de decirle a mi padre que no estará cobrando su cheque de hoy."

"Estoy segura de que los empleados estarán regresando a trabajar en su horario normal para mañana." Percibiendo la cabeza ajena asentir contra su pecho, Fighter no pudo resistirse: deslizó su mano por la longitud de piel desnuda del antebrazo de Usagi, acariciándola delicadamente, hasta finalizar en la mano de la chica. "¿Quieres salir de aquí?"

No esperando por una respuesta, Fighter las transportó a unas cuantas calles lejos del alboroto. Convenientemente, aterrizaron en un callejón que les diera privacidad.

Usagi se bajó de sus brazos. O eso había sido el plan. La chica pausó un minuto en el proceso. Fighter la observó, primero con curiosidad.

No esperó la honda inhalación viniendo de la rubia.

Fighter percibió la temperatura de su cuerpo subir de golpe, concentrándose en su rostro.

"¿O-Odango?"

Usagi cerró sus párpados, su nariz casi rozando la de Fighter. "¡Mmm! Hueles… diferente."

Fighter parpadeó. "No seas tonta, huelo igual de siempre. Sólo con más sudor."

"Oi, tú eres la tonta. Y tengo razón, hueles diferente. ¡Puedo darme cuenta! Parecido a…" Odango aspiró alrededor del área del cuello y pecho de Fighter, enfatizando su extraño punto. Fighter permaneció tiesa con la inesperada exploración, sintiéndose muy parecido a un probador de perfumes.

"Si lo que quieres es que te abrace más, Odango, solamente tienes que decírmelo, no tienes que inventar excusas."

Usagi la empujó. "No empieces. ¡Estoy hablando en serio! Hueles como a manzanilla… Manzanilla con… ¿Flor de naranja? ¡Sí, eso es, a naranja! Aunque más dulce. Mmmm, huele muy rico."

Fighter rio nerviosamente. ¿Qué se tramaba está chica, al decirle algo así? "¿Estás coqueteando conmigo? Porque déjame decirte que ya es algo tarde para eso."

Como si Fighter fuera un caso perdido, Usagi roló sus ojos y suspiró fastidiada. Le dio otro empujón y se dio vuelta para comenzar a salir del callejón.

"¡Olvídalo! No tienes remedio. No me preocuparé por ti la próxima, entonces."

"¡Odango, espera!" Desactivó su henshin de inmediato. "¡Vamos, no seas sangrona! Solamente estaba bromeando."

"Bueno, ¿qué tal si no lo haces?" Usagi lo enfrentó justo a la luz del atardecer. Lucía bastante afectada para algo tan insignificante, su vestido blanco pintándose de rojo. "Por hoy, me gustaría que te frenaras."

Seiya no fue engañado. Frunció su ceño, analizando la postura de la chica. "¿Qué te pasa? Has actuado rara todo el día."

Usagi bajó su mirada al pavimento. Cuando Seiya se atrevió a minimizar la distancia entre los dos, se sorprendió al sentir su mano ser apretada por la chica. En todo el tiempo de su amistad, un gesto así nunca se había forjado viviendo de la terrícola. Siempre había sido Seiya quien había iniciado los gestos íntimos entre los dos.

Odango suspiró con tanta tristeza que el corazón de Seiya se encogió dentro de su pecho. "Lo que pasa es que… Estos serán los últimos días en que… Ya sabes. En que podamos convivir, antes…"

Seiya captó el significado a la primera. "Usagi." Fue su turno para suspirar.

Conmovido más allá de palabras, capturó la otra mano de su amiga. "Podemos visitar después, ¿sabes? ¿O ustedes a nosotros?" Sería doloroso, insoportablemente doloroso, por verla a lado de ese sujeto, pero Seiya llevaría a cabo su promesa, si fuera lo que Usagi deseara. "Vamos, no estés tan desanimada. Ya sabes que odio verte así."

"No quiero que te vayas." Usagi chilló, sus hombros cayendo como dos colinas deslindadas. "Todavía no se van, y ya comienzo a extrañarte."

-Astros, denme fuerzas. Seiya rogó en silencio. No podía creer lo que estaba escuchando. "No tienes nada que extrañar, Odango. Tus amigas están de regreso. Así como aquel novio que tanto me presumías. Estoy seguro de que Chiba-san llenará cualquier vacío que yo pueda dejar."

Usagi le arrojó una mirada llena de confusión. Sus dedos se apretaron alrededor de los de Seiya. "¿A qué te refieres? Hablas como si tú no significaras nada para mí—"

Seiya mordió su labio inferior.

"—pero, eres alguien muy preciado, Seiya. Puedes estar seguro de que tienes un lugar en mi corazón."

"Usagi…"

"No, es la verdad. Más vale que lo sepas… antes de que…" Melancolía volvió a apoderarse de los dos zafiros de la rubia. Nostalgia, así como también cierta determinación. Una determinación de la que Seiya no pudo despegar su propia mirada. Usagi guardó silencio por unos minutos antes de continuar, una agridulce sonrisa añadiéndose a su rostro. "Mamo-chan tiene su lugar, sí. Pero, también, Seiya."

Su corazón, su alma, su espíritu, su estrella interna—Todos se hincharon como mareas llenas de tempestad al escuchar tal cosa…

"Todos tienen su lugar. Así también como Yaten y Taiki. Eres mi mejor amigo."

…y se volvieron a desplomar, tan rápido y tan súbitamente, que Seiya sintió su mundo temblar bajo sus pies.

"Oh." Se escuchó a su persona responder de forma automática. "Eso es genial, Odango. Me alegra escucharlo. Ahora, ¿qué tal algo de comer, eh? Puedo escuchar tus tripas desde aquí." Antes de que a Odango se le ocurriera continuar con el terrible tema de conversación, Seiya la jaló con todas sus fuerzas hacia la dirección del CROWN. No había mejor distractor que comida, y Seiya lo consiguió, bloqueando en el camino cualquier intento de su amiga por hablar de la inminente despedida que les aguardaba.

Y si ése tal Motoki, amigo de Odango, comentó adicionalmente sobre su agradable colonia cítrica, Seiya lo achacó a sus propios encantos y carisma.

"¡Te dije que olías diferente!" Usagi gruñó entre dientes, asesinando su hamburguesa.

"Por favor, no empieces con eso de nuevo, Bombón. Obviamente el tipo trataba de coquetear conmigo. No lo culpo, mis encantos son demasiado poderosos para sus pobres defensas humanas."

Una papa frita salió volando de la boca de Usagi, su pequeño rostro redondo llenándose de rubor. "Motoki—¿De qué hablas? ¡Motoki no es así! ¡Tiene una novia!"

"Tú también, y aun así estabas sobre mi hace un rato—"

Usagi se ahogó entre sus ganas de hablar, y de masticar simultáneamente, el rojo cambiando a púrpura y luego a azul. Fue hilarante de presenciar; las risas de Seiya retumbaron por la cafetería.

Usagi simplemente respiró hondo y siguió comiendo, murmurando sobre egos gigantescos.

Dentro de poco, kétchup y mostaza se hallaron camino hacia el torso de su vestido, mostrando que tan lejos Odango estaba de ser una dama. Las risas de Seiya se suavizaron a una sonrisa, al presenciarlo. Decidió capturar el momento con sus simples ojos mortales, tatuándolo en su memoria con recelo.

Aún si doliera hacerlo.


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Irónicamente, la siguiente mañana, todo dolía.

Más literal, que metafóricamente.

Seiya gruñó entre sus sábanas, sosteniendo su vientre—Astros, ¿su vientre?

Seiya se incorporó sobre su cama, confundida.

En efecto, con un poco más de exploración, encontró la presencia de sus senos. Algo desconcertante, puesto que cuando había ido a dormir, lo había hecho en su identidad masculina. No era común que su magia de transfiguración se desactivará sin su permiso—Entonces, más profundo que los torzones y punzadas incómoda, lo sintió.

Percibió la… humedad.

-Shimatta. No.

Seiya corrió al baño de la recámara. Retiró su ropa interior en repugnancia, así como su camiseta de dormir—todo lo pateó al piso. Sin esperar a que el agua se calentara, Seiya se introdujo a la ducha, todo tipo de maldiciones despidiendo de sus labios.

Con cautela y delicadeza, sus dedos buscaron por su vientre, tanteando más allá de su ombligo y vulva.

Halló la evidencia que probaba su teoría, en una fuente de hirviente humedad en su núcleo. Humedad, que no tenía nada que ver con la de la regadera.

Seiya gruñó a todo pulmón.

-¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué ahora? ¡No puedo lidiar con esto ahora!

Esto ya le había sucedido una vez. Solamente una vez, entrando a la pubertad. Era un Ciclo natural de la vida, por supuesto. Un aviso de la naturaleza de que estaba lista para atraer una pareja biológicamente compatible, bla bla bla.

Seiya odiaba estos ciclos con toda la pasión posible. Odiaba ser débil ante las demandas biológicas de su propio cuerpo. Odiaba tener que pasar por tan horrible etapa donde estabas a la merced de terceros, vulnerable a cualquier tipo de sufrimiento que tu corazón podía adquirir. Aborrecía tener un letrero en su persona diciendo "Carne fresca, pase por un pedazo. Si te gusta, te puede llevar todo el kilo. ¡Completamente gratis!"

Había existido una razón alterna para permanecer en sus disfraces en este planeta desconocido la mayoría del tiempo, y se trataba de evadir este tipo de situaciones. Ni Taiki, Yaten o Seiya habían estado interesadas en sufrir alguno de sus ciclos en un lugar extraño, y arriesgarse a terminar atadas a un humano terrestre de pacotilla. O peor aún, a una de sus dementes fans.

Durante su primer ciclo, Seiya había sido demasiada joven para interesarle las ramificaciones de este fenómeno. Había estado muy concentrada en su sueño de servirle a Kakyuu-Hime y ganarse su lugar como Sailor Star Fighter en el escuadrón. En señal de apoyo a su entrenamiento, Severina solamente le había otorgado su medicamento supresor sin muchas explicaciones, y ese había sido el final del asunto.

Pero, su madre no se encontraba aquí.

No estaban en Kinmoku. Nada era normal. Y Seiya dudaba que las farmacias terrestres tuvieran ese tipo de medicamentos a la mano.

"¡Diablos!"

¿Y ahora? Seiya aborrecía este infamo ciclo de "Unión" aún más que antes.

Porque, podía que su cuerpo estuviera libre para llamar a "compañeros biológicamente compatibles"…

…Pero, no era el mismo caso con su corazón.


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Si Seiya había esperado simpatía de sus compatriotas, había estado equivocada.

Yaten no podía detener sus malditas carcajadas. La traidora se revolcó sobre el sofá del departamento en cuanto comprendió el dilema, y ni las reprimendas de Kakyuu-Hime sirvieron para cerrarle la boca.

Seiya no tuvo opción, agarró un cojín e hizo su mayor intento de asfixiarla. "¡Cállate, cállate, cállate, cállate!"

"¡Mowrt! ¡Weida!"

"Sabía que esto no tardaría en suceder. Aun así, Seiya." Taiki, siempre la voz de la razón, le reprimió mientras le preparaba una taza de té a Kakyuu. "No puedo creer que se te haya olvidado tu medicamento."

"¿A qué hora precisamente querías que me preocupara por eso durante la invasión de Galaxia?" Seiya saltó fuera del sofá, apuntando en dirección de Taiki. "¡Pensé que habías dicho que estaríamos fuera de peligro al utilizar la magia de transfiguración!"

"Lo sé." Taiki hizo una mueca de descontento. "Desafortunadamente, todo de lo que he dependido hasta ahora han sido teorías, Seiya. No es como si no estuviéramos en una situación única."

"¿Quieren decir que han permanecido en identidades masculinas todo este tiempo?" Kakyuu se levantó del diván de la sala, luciendo bastante sorprendida.

"Eh." Seiya intercambió una mirada con Taiki. Hasta Yaten reavivó de las profundidades del sofá. "¿Sí?"

La expresión de Kakyuu evolucionó a incredulidad. "¿Todo el tiempo?"

"A excepción de cuando activábamos nuestros henshins para combatir al enemigo, así es, Hime. ¿Algún… problema?" Taiki levantó sus cejas con inquietud.

"Ciertamente, lo hay, Sailor Maker. No debieron reprimir sus verdaderas naturalezas de esa manera por tan largo periodo de tiempo. Siempre hay consecuencias al utilizar la trasfiguración, y por ellos existen reglas para su uso. Existen límites que se deben respetar." Kakyuu miró a las tres súbditas con clara desaprobación. "Es muy posible que tu cuerpo no haya aguantado más, Sailor Fighter, y por ello tu ciclo se está manifestando de manera tan hostil. Lo mismo podría decir de ustedes dos. Me sorprende que no estén en un estado similar justo ahora."

"Kakyuu-Hime, no me asuste." Yaten lloriqueó, levantándose del sofá. Abrazó el mismo cojín con el que había sido atacada. "Yo no hice lo mismo que Seiya baka, además. Yo si tomaba descansos de la magia de transfiguración cuando tenía la oportunidad."

"¿En serio?" Taiki se mostró tan sorprendida como Seiya con la noticia.

"Ugh, ¿creían que disfrutaba ser un chico? ¡Claro que no!" Yaten alzó sus narices al techo. "Hubo muchas ocasiones donde me iba a dormir y despertaba siendo yo misma sin darme cuenta. Con el tiempo sólo lo acepté como algo normal. Pensé que a ustedes también les sucedía."

"Mm." Fue todo lo que Taiki proveyó. Seiya rodó sus ojos, impaciente.

"Supongo que este es el momento donde me dices que tu no pensaste en incluir supresores en nuestras provisiones, ¿o sí?"

"Ah decir verdad, lo hice."

Los pelos de Seiya se levantaron de punta. "¿Nani? ¿Qué estas esperando para dármela?"

"En primera, son pocos suministros, ni siquiera para el tratamiento completo de una sola persona. Los guardaba para casos de emergencia. En segunda, es demasiado tarde, Seiya." Taiki suspiró. "No tendrán el mismo efecto. El principal requerimiento para su ingesta es tomar una capsula al día por el transcurso de una semana antes de entrar en tu ciclo. Por eso se recomienda llevar una buena documentación de ciclos pasados, lo cual me imagino que tu—"

Cualquier cosa que estuviera a punto de proseguir de la boca de su aliada fue bruscamente interrumpida por el estruendo del puño de Seiya en contra de la pared.

Por un largo momento silencio reinó en la sala, inclusive con Yaten en el lugar.

Seiya no la miró moverse. Pero percibió la mano cálida de Kakyuu sobre su hombro, apretando con gentileza. Cada instinto en su ser reclamó por tirarse a los brazos de la mujer para ser protegida de esta pesadilla. El resplandor de su estrella vibró con nostalgia, sintiendo el eco de momentos previamente vividos en su cercana amistad, donde algo así no había sido considerado fuera de lo normal.

Seiya se resistió.

Fighter se resistió.

"Esto es terriblemente inconveniente, Fighter. No obstante, ya estamos aquí. No hay vuelta atrás. Ahora nos toca determinar el siguiente paso. Saber cómo sobrellevar tu ciclo de la manera más funcional para ti y para nuestros planes de viaje." El suspiro de la mujer rozó la mejilla de Seiya. "¿Quién puede negar que algunas cosas suceden por una razón?"

"Oh, no. Por favor. No trate de cederle control de la situación a eventos predestinados controlados por una fuerza mayor, Princesa." ¿No sería ésa la mayor ironía de todas? ¿Estar atada a un Destino, como Odango? "Aunque debo admitir que se siente como una enorme broma a mis expensas: Hiciste bien, Fighter. Ayudaste a salvar la Galaxia. ¡Aquí está tu premio de consolación!"

"Seiya." Taiki interrumpió con dureza. "Sé que estás pasando por un momento difícil, pero no te desquites con nuestra Princesa."

Seiya se agazapó más sobre la pared. "Gomen."

Kakyuu-Hime, sin embargo, no cedió a la agresividad de su senshi.

"Puede ser."

Ahora fue Seiya quien se retorció lejos de la pared, y en consecuencia, de la mujer. "Pues al diablo con eso. No soy esclava a mi fisiología. No soy un animal en celo."

"A decir verdad, lo eres."

"Dime, ¿quieres que te mate?" Seiya cortó el veneno de Yaten, antes de que corriera más. La dueña de cabellos plateados continuó sonriendo, cruzando sus piernas, arrogancia en todo su porte femenino. "Porque lo haré. Juró que lo haré."

"Basta, Seiya." Taiki estaba sobando su frente. "Lo que está hecho, está hecho. Kakyuu-Hime tiene razón. Ahora hay que lidiar con ello. Obviamente tendremos que adelantar nuestra hora de partida."

Una patada en el estómago hubiera dolido menos. Seiya se doblegó ligeramente, sus rodillas queriendo fallarle por debajo. "No podemos."

Taiki inhaló profundamente, todo indicando que se había estado preparando para este argumento. "Sé razonable, Seiya. ¿Qué otra opción tenemos? Aproximadamente en 48 horas, no podrás sacar un pie al mundo exterior sin arrebatar atención no deseada. Y por lo que me has contado, los terrícolas están siendo afectados por nuestras feromonas, ¿o no es así?"

La lógica y la objetividad podrían estar de lado de Taiki, pero el coraje y la terquedad estaban de lado de Seiya. "¿Y de qué servirá regresar a nuestro planeta si seré un estorbo en este estado? Ustedes estarán muy ocupadas con la reconstrucción como para jugar de mi enfermera. Acaso, ¿quieren qué me vuelva loca?"

"Buen punto."

Todas las cabezas giraron hacia la persona menos esperada.

Yaten se mostró convencida de su argumento, levantándose del sillón tras suspirar pesadamente. "¿No sería mejor dejar que acabara el periodo de Unión aquí, donde Seiya puede encerrarse en el apartamento hasta que se le pase? ¡Creará un completo caos en Kinmoku, si la llevamos así!"

Kakyuu acarició la espalda de Taiki de manera reconfortante. "Podríamos tomar el riesgo."

Seiya tragó saliva. Con fuerza.

A pesar de la previa animosidad, Yaten le envió un gesto de simpatía, sabiendo tan bien como Seiya, que Kakyuu tendría más peso en la decisión final, que cualquiera de ellas.

Kakyuu emitió otro suspiro. "Sin embargo, ponderando la velocidad y la agresividad de los síntomas que Fighter está sufriendo, no podemos correr riesgos innecesarios durante la trayectoria a Kinmoku. Sailor Healer tiene razón. Nuestra gente nos necesitará. Con mente sensata, y en todos nuestros sentidos."

Seiya cerró sus ojos en fugaz alivio.

"El bienestar de Fighter debe ser prioridad, por ahora. Ninguna de ustedes ha pasado por este fenómeno, ante el beneficio de su medicamento, pero deben ser empáticas con su situación, por favor. Es una situación que fácilmente les puede suceder a ustedes."

Healer volvió a abrazar el cojín. "De acuerdo. Continuaré burlándome de Seiya hasta mañana."

"Cuanta clemencia." Seiya rodó sus ojos en blanco.

"Basta de bromas, Sailor Healer." Kakyuu-Hime lanzó otra mirada dura a la peli-plateada. "Dentro de poco Sailor Star Fighter estará incapacitada. Necesitará nuestro apoyo. Así que, está decidido: permaneceremos en la Tierra. Sólo por un breve periodo adicional."

Escalofríos corrieron por la espalda de Seiya. No le agradó, para nada, el tono sombrío de su Princesa. "No puede ser tan malo." Intentó reír en contra de sus nervios, siempre lista de burlarse del peligro. "Nada que unos cuantos baños de agua fría no pueda aliviar."

A lado de Taiki, Kakyuu se mostró segura, manos entrelazadas al frente. "No, Fighter. Este ciclo no se debe tomar a la ligera. No ante los efectos magnificados que estás sufriendo. Este ciclo ya está comportándose de manera muy inestable."

Un bloque de cemento pesó sobre el cuerpo de Seiya, aprisionándola, hasta hacerla caer en una de las sillas del comedor. Debió de haberse visto más pálida de lo normal, porque las expresiones de Taiki y Yaten se intensificaron con preocupación. Seiya intentó sonreírles.

"¿Qué tan diferente estamos hablando? ¿Qué es lo podría esperar que sucediera en un ciclo normal?"

Su Princesa caminó de regreso al diván que había estado ocupando, antes de la conmoción. Seiya notó el libro acomodado en el brazo del diván. La mujer retomó su novela, abriéndola en el marcador pendiente.

Fue Taiki quien le brindó sus respuestas. "Los síntomas varían un poco de persona a persona, Seiya. Aunque, puedes estar segura de que llegarás a un punto donde no tendrás control de ti misma, Fighter."

"Pero, ¿específicamente hablando?"

"Bueno." Seiya no comprendía por qué tantas pautas, cuando todo tipo de información tenía extrema importancia para ella. "Tu cuerpo no permanecerá adolorido por mucho tiempo, lo cual es causado por el periodo de ovulación. Cuando tu sistema reproductivo esté listo para la siguiente fase, vendrá la fiebre. En un ciclo normal, comenzarías a sentir los inicios de fiebre en un tiempo promedio de 8 a 10 horas. Ya veremos cómo progresa en estas circunstancias. Mientras te encuentres en esa transición, el aroma de tus feromonas será más potente."

Seiya rodó sus ojos. "¿Y cualquier persona con pulso podrá olfatearme?"

"No. Solamente aquellas personas biológicamente compatibles a ti serán las que lograrán percibirlo."

Alarmas se encendieron en su cabeza. Seiya se atragantó con su propia saliva. "¿Oh? No me digas."

Kakyuu frunció sus delicadas cejas pelirrojas. "¿Fighter, sucede algo? ¿Te sientes peor? Si es así, deberías recostarte."

"No, no. Estoy bien." Aclarando su garganta, Seiya acomodó sus puños sobre el comedor con mesura, guardando para sí aquella pieza clave de información. "Dime, Taiki. Sobre las feromonas. ¿Qué clase de aroma, es exactamente, el que desprenden?"

"Hm. Varía. Es un fenómeno algo subjetivo." Seiya sintió sus hombros dejarse caer, decepcionados. Luego Taiki pareció recordar más detalles, sobando su mentón por un momento. "Suelen tener patrones similares, según los estudios que he leído al respecto. Algo que parecen tener común es que se trata de una esencia cítrica. ¿Cómo olenas?"

Olenas.

Lo que sería un equivalente a naranjas terrícolas.

-"Hueles a manzanilla… Manzanilla con¿Flor de naranja? ¡Sí, eso es, a naranja! Aunque más dulce. Mmm, huele muy rico."

Que la parta un rayo.

Y porque ésta era su clase de suerte, el teléfono del departamento resonó en ese preciso instante. Taiki respondió.

Era Kino-san.

La ciudad estaba bajo ataque.


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Incluso si Sailor Star Fighter no hubiera deseado salir a dar una mano, su presencia habría sido completamente necesitada.

Según el reporte de Kino-san, las Inner Senshis cumplían con su deber de proteger a inocentes de ataques aleatorios, esparcidas por puntos diferentes de la ciudad, junto con las Outer Senshis. Por su lado, Sailor Moon y Tuxedo Mask se encargaban de la nueva fuente de energía maligna, buscando neutralizarla.

Necesitaban refuerzos, y difícilmente, las Sailor Starlights podían rehusarse.

Tras un pequeño debate, había sido aprobaba la adición de Fighter. Siempre y cuando acabaran con este problema, rápido, optaron por confiar que todo estaría bajo control.

Además, Fighter quisiera ver a Maker y Healer intentar detenerla.

Fighter arribó al parque KISUU, justo a tiempo para ver a una extraña apretar sus pezuñas alrededor del cuello de Eternal Sailor Moon.

Tuxedo Mask estaba completamente inmovilizado a unos metros de distancia, liderando su propia batalla con cinco de aquellas criaturas.

El monstruo nunca vio venir la patada a su cabeza. "¡Suéltala en este momento!" Seguido de su ataque, Fighter añadió su láser estelar, incapacitando a la figura.

Maker se encargó de las demás criaturas, mientras Healer ofreció asistencia al Príncipe de la Tierra. Fighter, por su parte, ayudó a Sailor Moon a reincorporarse. La calidez de su estrella estuvo intacta, pulsando con su estremecedor calor. Tal vez por lo residuos de la batalla que acababan de sobrevivir, para Fighter fue natural rodearla en sus brazos.

Tal vez por la misma razón, fue natural para Sailor Moon, recibirla.

"¿Por qué siempre… tratan de… asfixiarme?" Sailor Moon tosió contra el pecho de Fighter, sus odangos tiritando con el esfuerzo. Su murmullo no sentó bien con la Star Senshi, las implicaciones de que este tipo de ataque ya había sucedido antes, hirviéndole la sangre. "¿Tuxedo… Mask? ¿Se encuentra… bien?"

Débilmente, la rubia torció su cuello a la dirección de su novio. Al verlo siendo auxiliado, gran parte de su urgencia se tranquilizó, sonriéndole a Fighter con dulzura. Con agradecimiento. Fighter no se frenó, y uno de sus dedos enguantados acarició una mejilla rosada de la joven.

"¿Lo ves? Intacto. ¿Qué hay de ti? ¿Qué demonios son esas criaturas, más Animamates?"

"No exactamente. Sailor Mercury tiene… la teoría de que… son restos…" Eternal Sailor Moon se levantó con su ayuda, una de sus manos clavadas en el antebrazo de Fighter. "De semillas estelares… que no pudieron ser purificadas de regreso."

"Ya veo."

"¡Sailor Moon!" Tuxedo Mask le llamó mientras giraba hacia ellas, a sus espaldas Healer y Maker incapacitando los últimos tres espíritus malignos para que fueran purificados por Sailor Moon. En cuanto el tipo enmascarado estuvo a centímetros de tocar a Odango, Fighter retrocedió, girando su rostro en dirección opuesta.

No contó, que cuando quiso recuperar su brazo secuestrado, la mano de Odango se aferró, rehusando a dejarla ir. Fighter se tragó su gruñido, no comprendiendo que tan débil era frente a los caprichos de la chica.

"Estoy bien. No te preocupes. ¡Sailor Fighter me salvó!" Sailor Moon replicó.

"Si lo que Sailor Mercury dice es verdad, debemos encontrar una forma de purificar estas manifestaciones de energía maligna." Maker se incluyó al grupo, después de acabar con sus enemigos.

Tuxedo Mask fue el que le respondió, asintiendo en la dirección de la Star Senshi. "Por eso estamos aquí, la fuente principal de energía maligna está cerca. Tenemos que encontrarla para que Sailor Moon la purifique con el Cristal de Plata."

Sailor Star Healer le arrebató las palabras de la boca a Fighter, acercándose hacia Sailor Moon. "¿Qué no es muy pronto para que utilices el Cristal, Sailor Moon? Pensé que era demasiado peligroso. Es lo que Luna dijo."

Eternal Sailor Moon intercambió una mirada con su novio, antes de responder con una sonrisa. "Luna suele ser muy preocupona. Si tengo cuidado, estoy segura de que todo estará bien. Además, ahora que están conmigo me será más fácil controlar el Cristal de Plata."

"¿A qué te refieres?" Maker colocó sus manos en sus caderas.

Sailor Moon chocó su hombro con el de Healer, juguetona como una niña. "Porque en su compañía me siento cien veces más fuerte, chicas."

Inevitablemente, Fighter tuvo la certeza de que su fiebre se había adelantado, un virus rojizo cubriendo su rostro. Para su alivio, Healer y Maker la acompañaron en su estado de profunda humildad.

Tuxedo Mask asintió en dirección de Sailor Moon, guardando su báculo. "Es verdad. Nada más fortalece a Sailor Moon que estar rodeada de las personas que aprecia." Ojos zafiros resplandecieron detrás de su antifaz.

Healer batió su guante al aire. "De acuerdo, tampoco hay que ponerse cursis."

"Healer." Maker le clavó su codo en las cosquillas, pero la reprimenda fue acompañada de una sonrisa. "Sailor Moon, adelante. Si nos necesitas, estaremos cerca."

Al final no fue difícil encontrar la fuente de todo el revuelo. O más bien, el Caldero.

Así es, un Caldero Mágico.

Afortunadamente, Eternal Sailor Moon cumplió su promesa, la inmensa y cálida luz del Ginzuishou siendo suficiente para desparasitar el Caldero. Mientras la Senshi lunar se concentró en su tarea, su luna dorada desprendiendo olas de poder, Fighter no pudo apartar su mirada de la serena expresión en el rostro de Odango, hipnotizada por sus gruesas pestañas en temporal descanso; embelesada por el suave rubor cubriendo sus mejillas pálidas.

Situada frente a ella, toda molécula de Fighter se encendió, dinamita encontrando gatillo, los latidos de su corazón convirtiéndose en tambores bajo su piel.

Sailor Moon abrió sus ojos, justo a tiempo para capturar los suyos. Las dos permanecieron entrelazadas de esa manera, por minutos que se sintieron como horas. Unidas a través de la distancia entre sus cuerpos, a través de la presencia de Tuxedo Mask, a través del amenazante futuro, de miedos, de la hirviente necesidad pulsando por las venas de Fighter—

—El momento fue cortado en seco, con la llegada de las Sailor Outers.

Fighter aclaró su garganta, golpeada por la realidad. Consciente de Tuxedo Mask, la Star Senshi colocó distancia. -Shimatta, contrólate, ¿quieres?

"¿Está hecho?" Sailor Uranus demandó, tras aparecer detrás de Odango.

"He cesado de percibir una amenaza en mi espejo, así que todo apunta a que sí." Sailor Neptune les sonrió a todos por arriba de su espejo. "Buen trabajo, chicos. A eso llamo trabajo en equipo."

Fighter resopló por sus narices. ¿Desde cuándo tanta amabilidad?

"Hora de irnos." Sailor Star Healer murmuró, flanqueando a Fighter. Maker le imitó, al costado opuesto. Fighter intentó presentar una objeción razonal, a pesar de lo ya pactado. Healer fue más veloz. "Vamos, Fighter. Dudo que el Príncipe vaya a apreciar tus ojos bobos sobre su novia. Tal vez la idea de continuos baños de agua fría no sea mala idea."

"Oi. ¿A dónde van ustedes tan pronto?"

Sailor Uranus. Por supuesto.

Mayormente, se escuchó curiosa con su pregunta, mucho de la usual acidez estando bajo control. Healer y Maker tragaron saliva, comunicándose a la velocidad de la luz, con sus mutuas miradas.

Maker fue la valiente. "Er… Parece que ustedes tienen todo bajo control, Sailor Uranus. Si ya no nos necesitan, nos gustaría regresar con nuestra Princesa."

"Qué lástima." Neptune agregó, haciendo desparecer su accesorio en polvo cósmico. "Estábamos pensando en que sería bueno celebrar."

"¿Celebrar qué?" Healer se cruzó brazos. Fighter alzó una ceja.

Uranus rodó sus ojos. "¿Qué tal el salvar la Galaxia? ¿No te parece suficiente? Y están por marcharse, ¿qué no? Podemos matar dos pájaros de un tiro."

Eternal Sailor Moon brincó de la emoción. "¡Uranus, que grandiosa idea!"

"Oh, no." Maker masculló. "Fighter, no lo—"

"¿Qué tenían planeado?"

"—hagas."

Uranus pareció haber estado esperando por el momento en el que su rival decidiera dejar de actuar como una momia. Levantó su mentón en reto. "Cena en Koma. 7pm."

"En el restaurante Koma, ¿dices?" Healer empujó del hombro de Fighter para apartarla de su camino. "¿Ya lo han reabierto? ¡Sugoi! ¡Pensé que estaba en reconstrucción y que no alcanzaría a disfrutar un último platillo antes de irnos!"

"Healer, no tú también." Maker gruñó.

"Pues ya acabaron." Uranus se encogió de hombros. "Tenemos reservaciones, vengan o no."

Neptune compartió una expresión de humor con Sailor Moon. "Lo que Uranus quiere decir, es que serán bienvenidas a unirse, incluida su Princesa. Esperamos puedan venir."

"Una última cena bastante simbólica." Al recibir dos pares de ojos suplicantes, Maker suspiró. "Gracias, Sailor Neptune. Lo consultaremos con nuestra Princesa."

"Espero puedan venir, chicas." Sailor Moon les envió otra dosis de imploración, sus manos juntas sobre su pecho. "Sería genial poder compartir un buen momento antes de despedirnos. Como en los viejos tiempos, ¿no creen?"

Fighter, conmovida, partió sus labios—

"Ya veremos." Maker intervino, gentil al dirigirse a Sailor Moon. "Les confirmamos por teléfono, ¿de acuerdo? Será mejor que volvamos."

Una hora después, se encontraron en un segundo debate sobre qué hacer. Sólo que ahora, Kakyuu lució divertida con la colisión de ideas que reinó el apartamento.

"No podemos ir."

"¿Por qué no? No es mi culpa que Seiya-baka sea un imán de problemas. Podemos ir y dejarla aquí."

"¿Cómo explicaríamos su ausencia, Yaten? Será imposible que las amigas de Tsukino-san no lo noten. ¡Inventar una excusa colectiva es más plausible!"

"Pero, Taiiiikiiii." El chillido hizo doler los tímpanos de Seiya, y muy seguramente de las demás presentes. "Estamos hablando del Restaurante Koma. ¡Conseguir reservaciones es casi imposible hasta para los Three Lights!"

Taiki, en su última onza de paciencia, arrojó sus brazos al techo. "Yaten." Una exhalación se soltó de la castaña, la disculpa en su voz siendo palpable. "Lo siento, desearía…"

Peor que un berrinche, Yaten se volvió quieta, su cuerpo empequeñeciéndose sobre sí mismo. Esta era Yaten, preparándose para la resignación. "Olvídenlo. Como sea."

Seiya siguió la figura de su amiga todo el camino a su alcoba. La puerta no fue cerrada en un gran estruendo, lo cual solo hizo sentir a Seiya peor. "Taiki. No hay razón para que ustedes no puedan asistir."

Taiki tomó asiento sobre el sofá, cara a cara con Seiya, y completando el triángulo con Kakyuu-Hime, quien permanecía en el diván. "Sabes muy bien que Tsukino-san será la primera persona en sospechar que algo anda mal, si no asistes con nosotras."

Seiya lanzó otra mirada a la alcoba de Yaten. "Quiere despedirse, lo sabes, ¿verdad? Todo este escandalo sobre el restaurante es sólo una excusa. Aunque a Yaten le cueste admitirlo, es obvio que desea tener un último momento de convivencia con las chicas y esa gatita de nombre Luna. No es justo que no lo tenga, por mis problemas."

"Princesa, ¿qué piensa usted?" Taiki frotó su frente.

Kakyuu-Hime cerró su libro. "Mis queridas Starlights… Ustedes construyeron vidas aquí, lo quieran o no. No me parece justo opinar sobre cómo desean concluir este capítulo. Además, temo que Serenity-Hime y sus Guardianas pudieran tomar a mal rechazar la invitación, considerando todo lo que han hecho por nosotras."

"¿Qué tal si tomo las píldoras supresoras de todas formas? ¡Puede que ayuden a retrasar los efectos!" Seiya ofreció, sabiendo que tenía que aprovechar la diminuta laguna que Kakyuu estaba presentando. "No me siento con ganas de asaltar a nadie. Podría mostrar mi cara en el restaurante al menos por un rato, inventar alguna escusa sobre no sentirte bien y luego marcharme, si los síntomas empeoran."

"Astros, ustedes dos son imposibles." Maker se recostó sobre el sofá. "Si acepto estas condiciones inestables, al menos tienes que aprender a controlarte, Seiya."

"¿De qué hablas? ¡Siempre estoy en mi mejor comportamiento!"

"Hablo en serio." Maker se reincorporó. "Deja de ver a Tsukino-san como si fuera un filete en la presencia del Príncipe. Es una falta de respeto. Podrías meterla en problemas, además. ¿Has pensado en eso? Sé que ustedes dos… son muy cercanas, Seiya. Pero, esa misma cercanía podría comenzar todo tipo de rumores, si alguien lo malinterpreta."

"Somos amigos." Seiya rodó sus ojos. "Amigas, quiero decir. Odango le es fiel a su novio. Cualquiera que piense lo contrario, se las verá con mi puño."

Kakyuu las sorprendió con una risilla. "Serenity-Hime vaya que es singular, ¿no es así? Me alegra que ustedes dos lograran formar un vínculo tan estrecho. Se nota que te tiene mucho aprecio, Sailor Fighter." Ante de que Seiya cantara victoria, Kakyuu alzó una mano. "Sin embargo, escucha a Sailor Star Maker, por favor. Las costumbres de este planeta pueden llevar a toda clase de conflictos sentimentales si no somos cuidadosas."

"Seré una buena chica, se los prometo." Seiya juntó sus palmas en súplica, guiñando un ojo.

La ceja juzgona de Taiki fue muy clara con la amenaza implícita en su mirada. "Toma las píldoras. Mantén tu distancia. A la primera señal de problemas…"

Seiya saltó del sofá, sonriendo de oreja a oreja. "¡Hai, hai!" Corrió a la puerta de la habitación de Yaten y comenzó a golpearla de manera escandalosa. "¡Vamos, Yaten-baka! ¡Deja de lloriquear sobre tu almohada, tenemos una cena para la cual alistarnos!"

"Quien sabe." Escuchó a Taiki a sus espaldas. "Tal vez, Tenoh-san intente envenenarnos y no tengamos que preocuparnos por este lio, a final de cuentas."

Con una gota de sudor sobre su cabeza, Seiya tenía que admitir que el escenario no sonaba tan descabellado.


[+]+[+]


Koma era un restaurante de reñido acceso con buena razón.

Sólo la elite de la alta sociedad de Japón rozaba codos unos con otros en el prestigioso lugar, y la comida era famosa por ser exquisita. La única oportunidad que Yaten había tenido de probar el caviar del chef, había sido durante la filmación de una novela, y desde entonces, los Three Lights habían estado peleando por subir en la lista de espera.

Seiya se preguntó que clase palancas Tenoh-san había tenido que usar para obtener reservaciones no sólo para ella, sino para todo el grupo. No lo pudo negar, una parte de ella brilló verde de la envidia por la influencia.

"Wow, las remodelaciones dejaron el lugar exactamente como lo recuerdo." Yaten fue la primera en entrar, aprovechando que Seiya había abierto la puerta. Taiki se escurrió de igual forma, dejando a Seiya en último lugar.

"¿Llegamos tarde? ¿Qué hora es?"

"Estamos a tiempo, Yaten. Cálmate." Taiki aseguró, siendo la indicada para acercarse a la host, mientras Seiya y Yaten bobeaban el área del lobby. La decoración era algo extraña, y muy exagerada para su gusto. Seiya no entendía el gusto de los ricachones.

"¡Bienvenidos a Komo! ¿Bajo cual nombre son sus reservaciones?" La anfitriona del restaurante pidió, vistiendo una sonrisa plástica.

"Intenta con Orangután." Seiya sugirió, compartiendo una risa malévola con Yaten.

"Ignórelas, por favor. Presentan un ligero retraso mental. Supongo, que están bajo Haruka Tenoh. Fue la persona que nos invitó." Taiki rascó su cuello ligeramente. Mandó una mirada aplacadora, que dio pocos resultados.

La mujer revisó detenidamente la libreta de su podio. "Oh, si, aquí están. Grupo de trece. La mayoría ya están sentados." La mujer pareció hacer cuentas en su cabeza, al tomarlas en consideración. "Todavía quedan pendientes dos personas más, pero con gusto las llevaré. Por aquí, por favor."

"Que alivio. Al menos no seremos las últimas en llegar. Imagina la vergüenza." Yaten quejumbró. Siguieron a la anfitriona hacia el corazón del restaurante, traspasando la barrera del recibidor con inquisición.

Fue imposible perder de vista la multicolor fila de cabezas acomodadas en la barra principal del restaurante, donde observaban al Chef cocinar en primera fila.

"Vaya, conque VIP." Seiya compartió una mirada impresionada con Taiki.

"¡Miren, chicas! ¡Son Yaten, Taiki y Seiya! ¡Por aquí!"

"Pueden vernos, Mina. ¡No tienes que gritar!"

Hino-san jaló a una entusiasmada Minako de regreso a su asiento, para el alivio obvio de Yaten.

Yo! ¡Hola a todas!" Seiya les guiñó el ojo con su usual carisma, esperando distraer a las terrícolas lo suficiente para que no le prestaran tanta atención al detalle que el trio se habían presentado en sus identidades femeninas.

Para su alivio, ninguna de las amigas de Odango pareció decepcionada. Mizuno-san y Kino-san las saludaron con la calidez de todo el tiempo, aunque definitivamente con más calma que Aino-san. Seiya las observó apresurarse a hacer un espacio entre las dos, y para su sorpresa, Taiki no dudó en tomar asiento junto con ellas.

"Me alegra que vinieran." Michiru-san se levantó de su asiento al final de la barra. Su vestido lujoso dejó en vergüenza a la mayoría. Su cabello estaba recogido y sus labios pintados de rojos sólo acentuaron su belleza de manera elegante. "Por favor, tomen asiento donde gusten. Estamos por ordenar las entradas."

Seiya encumbró una ceja, decidiendo dejar a Yaten a la merced de Rei-san y Minako para acompañar a Michiru-san. "¿Qué todavía no faltan invitados?"

"Ay, por favor, nos moriremos de hambre a estas alturas, si nos quedamos esperando a que Usagi se aparezca." Rei exclamó con vehemencia, aventando su menú a la barra. Se lo compartió a Yaten, una vez que la excantante se acomodó a su costado.

"Rei tiene razón." Makoto añadió con su propio suspiro. "El sentido del tiempo no es el fuerte de Usagi."

"Haruka sufrió una demora de igual forma, pero estoy segura de que no tardarán." Michiru tenía una bebida en sus manos. Seiya pronto averiguó que se trataba de una limonada con extracto de cereza. Pidió lo mismo al mesero, cuando este se les aproximó.

Tomoe-san y Meioh-san surgieron del balcón del restaurante, al aparecer tras haber estado disfrutando la vista al mar. Los rizos de la jovencita estaban alborotados por el viento, pero sonreía emocionada.

"¡Vinieron!" La chiquilla se apresuró a la barra, al verlas. "¡Deberían visitar el patio de afuera después de la cena, es hermoso! ¡Podríamos tomarnos fotografías todas juntas!"

"¿No asistió su Princesa?" Setsuna Meioh se unió a Seiya y Michiru, mientras la niña Tomoe optó por ir a platicar al lado opuesto de las terrícolas.

"Manda su agradecimiento por la invitación." Seiya sonrió. "Pero según sus palabras, no quiso arruinarnos la diversión por esta noche. ¡Debemos regresar temprano, sin embargo! ¡Antes de la medianoche, o nos convertimos en calabazas!"

Michiru-san levantó su vaso de cristal. "Suena justo. Brindis por no convertirnos en calabazas." Chocó su vaso con la recién bebida traída por el mesero. Seiya no podía creerlo. Que después de meses de animosidad. De riñas interminables y tensión con las Sailor Outers—que las risas que ahora Michiru compartió con ella fueron reales, le voló la mente.

Aclarando su garganta, Seiya jaló de su chaqueta de cuero. Los analgésicos y los supresores indicaban estar actuando a su favor, hasta ahora. Bebió de su limonada para refrescar su garganta, por un momento concentrándose sólo en la gente que le rodeó.

Taiki conversaba con Makoto y Ami en perfecta naturalidad, hasta llegando a sonreír más de tres veces consecutivas. Yaten, a pesar de sus ásperos modales, también indicó estar haciendo un esfuerzo por llevar la fiesta en paz.

"¿Un yen por tus pensamientos?"

Seiya parpadeó.

Michiru-san analizaba su bebida, sus labios encorvados en un gesto misterioso. Meioh-san estaba leyendo su menú.

Seiya resopló por sus narices. "Por lo que veo, no ocupas un centavo más." Se encogió de hombros. "Sólo trato de conservar este recuerdo. Será uno de los más preciados, sin importar lo que nos depare más adelante."

"Les deseo lo mejor." Michiru le murmuró. Elegante y efervescente. "Y aunque no lo creas, también Haruka. Estamos profundamente agradecidas por todo lo que hicieron por nuestra Princesa."

"Lo hubiera hecho de cualquier manera." Seiya murmuró. "La hubiera protegida hasta el final."

Pensar en Odango le trajo el recuerdo de sus feromonas y los supuestos efectos en su amiga. Seiya no se sintió orgullosa de tener que ocultarlo, pero no tuvo idea de cómo lidiar con ese hecho. Todavía no estaba ni siquiera segura al 100% de si sus sospechas eran reales…

"Lo hiciste." La voz de Michiru fue firme con el énfasis. "La protegiste hasta el final."

Seiya asintió. Aceptó lo dicho por lo que era. Un inicio de tregua.

"Dime. ¿Qué pasará con su legado aquí en la Tierra? Será difícil que sus fans se olviden de ustedes así nomás."

"Donamos la mayor parte de nuestras ganancias a la reconstrucción de tu país, tras la destrucción causada por Sailor Galaxia."

Fue turno de la terrícola de lucir sorprendida. "¿En serio?"

"Y a otras fundaciones de caridad." Seiya sonrió. "Sólo una mínima cantidad quedará guardada en nuestra cuenta de banco conjunta y hemos dejado estrictas indicaciones a nuestro mánager sobre cómo utilizarlo cuando sea la hora indicada. Cree que nos dedicaremos a estudiar al extranjero, o algo parecido. La verdad, no estoy segura de que tipos de historias Taiki fabricó para justificar nuestra ausencia. Pero todo esta listo. Eventualmente… Nos olvidarán." Un hombro se levantó con aire casual. "Más grupos musicales vendrán y conquistarán el mundo. Ya verán."

"Mm. Posiblemente. Por un lado, conozco mejor que nadie la facilidad con la que los fanáticos suelen cambiar de ídolos a cuáles adorar, pero por otro…" Michiru alargó su sonrisa, sus ojos aguamarinas viajando por sobre el hombro de Seiya. "…estoy segura de que habrá otras personas a las que les será difícil decir adiós."

Los escalofríos que recorrieron su nuca fueron señal suficiente. Seiya no necesitó voltear.

"¡Vaya, Usagi, hasta que se te antoja llegar! ¡Es casi una hora de retraso! ¿Qué tanto hacías?"

Odango había llegado.

"¡Lo siento mucho! ¡Muchas cosas pasaron camino aquí!"

"Como siempre." La voz de Minako se añadió a la bienvenida.

"Sí, sí, ya sé. No empieces a regañarme. Menos mal que se me ocurrió llamar a Haruka para que me recogiera." Odango rio con ligera vergüenza, sobando su nuca mientras entraba al restaurante. Justo cuando Seiya estiró su cuello para enfocar mejor su atención en la recién llegada, un par de odangos se precipitaron hacia la barra.

"¡Taiki, Yaten! ¡Vinieron! ¡Qué bien!"

"Sí, sí, como si nos fuéramos a perder la oportunidad de comer aquí." Yaten batió una manera, tratando de minimizar el claro entusiasmo de la rubia.

"Bueno, también lo decía porque…" Usagi se acercó hacia Yaten, Rei y Minako con cierto misterio, retirando de su hombro su bolso. "Verás, sé que alguien más que esperaba verte hoy."

Hubo una ronda de susurros, y un gran intento por disimular ante el chef que había una cola de gato saliendo del bolso de la chica. La expresión en Yaten fue delatadora, sin embargo. Por primera vez desde que había llegado, su rostro pareció iluminarse y suavizarse a la vez. Acomodó el bolso de Odango en su propio regazo, con la ayuda de Hino-san cubriendo a la gata de nombre Luna con su chaqueta.

Tenoh san por fin se les unió, entrando después de Odango.

Seiya se levantó de inmediato del asiento que había estado ocupando. "Bueno, me despido. Me gusta mi cabeza justo donde la tengo."

Michiru se despidió con una danza juguetona de sus dedos.

"Cielos, Odango. Al principio pensé que tus amigas bromeaban. Menos mal que todavía no ordenaba nada o—" Su bocota frenó en seco.

La falda de Odango dio un giro esplendoroso, al tornarse en su dirección. Lo primero que la mirada de Seiya registró fueron los tacones altos de la chica, subiendo poco a poco por el atuendo. Odango se había esforzado para acudir a esta cena. Seiya no recordó verla así de arreglada en previas ocasiones, ni siquiera para sus conciertos.

¡No era justo!

"Uh, quiero decir." Seiya esclareció su garganta, notando los hombros descubiertos de la blusa delicada de Odango. "Hola."

"No me regañes, no tenía idea de qué ponerme." Usagi no estuvo los mismos obstáculos en acercársele y compartirle la información en un susurro complica. "Nunca he venido a este tipo de lugares de gente elegante y no quería avergonzar a Haruka. ¡Tuve que pedirle a mi mamá algo de su ropa! ¿Ves que esta falda me queda floja de la cadera? Le haría bien a Okasan calmarse con los roles de canela—Oye, ¿Dónde nos vamos a sentar? ¡Me muero de hambre!"

La chica ajustó su brazo con el de Seiya, jalándola a diestra y siniestra, en busca de un buen lugar.

"¡Aw! ¡Veo todos los lugares ocupados!" Los ojos de Usagi amenazaron con humedecerse.

Así de fácil, el cerebro de Seiya volvió a trabajar. "¿Cómo que en dónde? Conmigo, claro." Dejando de lado a Haruka en su grupito exclusivo de mustias acaudaladas, Seiya guio a su amigo al final de la barra del lado de Minako-san. Dejó una banca de espacio, sin embargo, queriendo algo de privacidad.

"Vaya, hace calor aquí." Seiya gruñó a lo bajo. Se quitó su chaqueta de cuero con movimientos bruscos, aventándola a la banca vacía.

Usagi ya tenía las narices metidas en el menú. "Ramen, ramen, ramen… ¿Dónde está? ¿Dónde está?"

"¿Ramen? ¿Qué no me escuchaste? ¡Vas a sudar horrores!"

"¡Pero es lo quiero!" Odango lloriqueó. "¡Es todo en lo que he podido pensar desde que Haruka nos invitó a comer! Dicen que el ramen de este lugar es delicioso… ¡Aquí está!"

Seiya rodó sus ojos. "Estás demente."

"¿Y tú que vas a pedir?"

"No lo sé." Petulante, Seiya le dio otra revisión a su propio menú, sosteniendo su mentón con desgane. En toda honestidad, no tenía mucho apetito. Ni la noción de que la cena sería cargada a la cuenta de Tenoh-san le incitaba a escoger un plato en particular. "Aparte de ramen, ¿qué me recomendarías, Odango?"

"Uf, déjame ver." Como si Usagi no tuviera su propio menú en sus manos, se acercó a Seiya para leer de cerca el menú en su posesión. "Depende. ¿Qué se antoja? ¿Algo frio o algo cocinado? ¿Te gusta el sushi? ¡Tienen muchas opciones!"

"No mucho." Seiya hizo una mueca. "Le dejo esas cosas raras a Yaten. ¿Sabías que le gusta comer esa asquerosidad llamada caviar?"

Usagi sacó su lengua en mutua asquerosidad. Luego, parpadeó confundida. "¿Qué es eso?"

Una gota de sudor corrió por la cabeza de Seiya. "¡Huevecillos de pescado! Wacala."

"¿En serio?" La naricita de Odango se retorció como la de un conejo. "Tal vez a Luna a le guste."

Seiya carcajeó. "Dudo mucho que Haruka-san quiera pagar una fortuna por un platillo de esas cosas, sólo para alimentar a tu mascota."

La chica acosó a uno de los meseros en tiempo récord, saltándose por completo las entradas para irse por el plato fuerte y el postre (¿para qué esperar?). Seiya aportó su propia orden, optando por arroz con pollo, y un par de limonadas, reemplazando su propia bebida por una nueva.

"Oye, Seiya. Es cierto, ¿no vino su Princesa?"

"Quiso darnos la oportunidad de pasar tiempo juntas." Seiya alzó su ceja. "Lo cual me lleva a preguntar, ¿dónde se ha metido ese novio tuyo?"

Usagi se retorció un poco en su asiento. "Eh. Pues dijo algo muy similar. No quería afectar la cena con su presencia cuando se considera prácticamente un extraño. Traté de convencerlo, pero así es Mamo-chan, hehe. Muy formal. ¡Pero manda sus saludos!"

Seiya retornó la sonrisa gentil de la chica. "¿Qué hay de ti? ¿Ningún efecto secundario de la batalla de hace rato?"

"Para nada." Usagi meneó su cabeza. "¡Justo como se los aseguré!"

"Me alegra saberlo." El mesero regresó en ese momento con las limonadas. Música tranquila había comenzado a sonar por las bocinas del restaurante, y Seiya notó que más personas estaban llenando el establecimiento.

"¡Oye, Mina! ¡No seas egoísta, comparte de los aperitivos!" Usagi estiró su brazo a través del espacio de Seiya sin pena alguna.

Minako prosiguió a comerse el ultimo de los aperitivos frente a su amiga. En cámara lenta. "¡Tsk, tsk! ¿Quién le manda a llegar tarde, señorita?" La chica pronto comenzó a toser con sus propias carcajadas. Hino-san terminó golpeando su espalda para ayudarla.

La mitad de una cola de camarón salió volando de su boca, directo al piso.

Fue tan grotesco, que Seiya casi se cae de la banca con la fuerza de sus carcajadas, pronto imitaba por Hino-san y las demás Inners.

Hotaru se les unió en un punto de la cena, acoplándose al lugar vacío dejado por Seiya. "Usagi-chan, Seiya-san ¿quieren tomarte una foto conmigo?" De su bolsita, extrajo su cámara, levantándola en ofrecimiento.

"¡Por supuesto!" Usagi jalonó del brazo de Seiya de inmediato. "¡Vamos, Seiya, hazte más para allá para darle espacio! ¡Vamos, Hotaru, acércate!"

La chiquilla fue ayudada por Seiya a tomar la fotografía desde un ángulo más alto, mientras Hotaru se acomodó entre medio de las dos. Ya listas, Usagi mostró su señal de amor y paz con sus dedos, y Seiya pulió su buen entrenamiento de modelaje. "¡Muy bien, ¿están listas? ¡Digan quesito!"

La primera foto dio pie a muchas más, en diferentes combinaciones y ángulos.

"Genial. Ahora tendrás un recuerdo de mi belleza para la prosperidad, Odango. Lástima que no tengamos tiempo para que Hotaru las revele, o te las dejaría autografiadas."

Usagi golpeó su hombro contra el de Seiya represalia. "Uy. No empieces. ¡Como si no hubiera billboards con tu cara por toda la ciudad!" Luego, la chica levantó sus narices con aires de superioridad. "Además, ya tengo recuerdos con los cuales quedarme. Recuerdos más importantes."

"¿Ah sí? ¿Cómo qué?"

Recibió una suave sonrisa en respuesta.

Seiya tragó saliva.

Su corazón retumbó en su interior.

BA-BUM.

BA-BUM.

"¿Qué no tienen aire acondicionado en este lugar?" Seiya masculló, desviando su mirada.

"¿Seiya? ¿Pasa algo?"

Fue un accidente.

Seiya no esperó la mano de Odango tocar la suya, así que su ligero salto fue inevitable. Su limonada terminó pagando el precio, tumbada por su propia mano y la respuesta involuntaria. Seiya se disculpó al instante, empujando a Odango hacia atrás para evitar mojar su linda falda rosada.

"Gomen, no sé qué sucedió."

"No, descuida, no fue mi intención asustarte… yo sólo…"

Un mesero se apresuró a limpiar a escena del crimen. Seiya aprovechó la intervención para disculparse, usando la excusa de ir a buscar el sanitario.

Ignoró las miradas atentas de Taiki y Yaten.

Porque todo estaba perfectamente bien. Seiya estaba estupenda, con un demonio.

No arruinaría la ocasión especial. Taiki y Yaten merecían relajarse por una noche.

Tras echar un poco de agua fresca en el rostro, Seiya se sostuvo del lavamanos un momento, mirándose en el espejo gigante del sanitario. Fue extraño ver a otras muchachas entrar y salir, considerando que ya se había acostumbrado a usar los baños de los hombres por tanto tiempo. Al mismo tiempo, fue un alivio. Aunque su parecido con Seiya-El-Ídolo pudiera ser casi idéntico, que sus senos fueran notables con su top, pareció hacer el truco especial para que no la intentaran acosar.

-Inhala, exhala. Seiya frunció el ceño a su reflejo, determinada. -No podrás conmigo. No me contralarás, maldito instinto.

Salió del sanitario a paso firme—

—golpeando a Odango directo a la cara con la puerta.

"¡Aaaaah!

"¡O-Odango!" Seiya miró el accidente suceder demasiado rápido, como para poder ayudarla a tiempo. Fue una repetición de cuando la chica se había caído de las escaleras, directo a la cabeza del pobre Señor Garayán. Al menos en esta ocasión había alfombra para suavizar el colapso. "¡Lo siento, no te vi!" Se hincó frente a la chica.

"No… te apures…" Sobando su cabeza, Usagi se levantó con ojos mareados. "Ach, mi cabecita."

"¿Qué estabas haciendo escondida?"

"No estaba escondida. ¡Quería saber si te encontrabas bien!" Usagi aceptó la mano de Seiya para levantarse, a pesar de la profunda ofensa en su voz. "Ow."

"Regresemos a la mesa para pedirte algo de hielo."

"No, espera. Sólo déjame…" Usagi aprovechó una de las estructuras de decoración para sentarse, todavía sobando su posible chichón. "… descansar por cinco minutos."

"Déjame ver." Seiya retiró la mano de la chica para revisar la frente. "Como te las ingeniaste para aterrizar con tu cabeza, nunca lo entenderé. Mete las manos a la próxima, Odango. Es Sobrevivencia 101."

"Ya sabes que no soy muy coordinada que digamos."

Sonreír fue inevitable. Así, como actuar en la ternura que invadió su pecho, besando la frente de la chica para aliviar su dolencia. "¡Listo! Creo que vivirás."

No fue hasta separar sus cabezas, que Seiya se dio cuenta de su error de juicio.

Odango, completamente sonrojada, enlazó sus ojos con los de Seiya. De repente respirar se volvió un reto.

-¿Qué. Haces? Seiya tragó saliva, la voz de Taiki asimilando a su conciencia.

"Arigatou." Odango le sonrió. Jaló de su falda en gesto frenético. Un momento de silencio creció entra las dos, cada una, hundida en sus propios pensamientos.

BA-BUM.

"Ahora si sé que estás tomándome el pelo. Ya dime cual perfume es el que usas." Usagi olfateó la cercanía de Seiya. "¡Es más, parece que te echaste más que el otro día!" Bromeando, la chica empujó de su hombro, produciendo un gemido de gusto. "En verdad huele muy agradable. ¡Nunca había olido algo igual!"

Seiya sintió su cuerpo arder. Si había estado buscando una confirmación… "No empieces con eso, otra vez, mañosita." Se levantó de un salto. "¡Vamos, la cena ya debe estar servida!"

-Mierda, mierda, mierda… Seiya ignoró las miradas de Yaten y Taiki al regresar a la barra, lo más seguro pensando lo peor, al ver que Usagi la había estado acompañando. Afortunadamente, las demás chicas estaban muy entretenidas con el espectáculo de cocina del chef, como para comentar sobre su ausencia.

¿Qué significaba esto?

Comenzaron a servir la cena; Seiya apenas prestó atención a su arroz con pollo, por dentro tratando de mantener sus impulsos bajo control.

¿Qué significaba que Odango pudiera detectar sus feromonas?

"Seiya, ¿qué pasa? ¡No estás comiendo! Se te va a enfriar la comida."

Increíblemente, el enorme plato hondo de ramen estaba siendo vaciado a enorme velocidad. Seiya trató de sonreírle a la chica, tomando sus palillos para juguetear con el arroz.

¿En verdad una Compatibilidad biológica abarcaba sólo el cuerpo en un ciclo de Unión? ¿Todo se reducía a funciones de tu cuerpo y nada más?

¿O podía haber más factores involucrados?

"—Y luego Mina corrió todo el camino de vuelta del cine al parque por sexta ocasión!" La voz de Makoto-san se escuchó por la barra. "¡Fue increíble verla correr tan rápido!"

"Así como descarado." La voz de Luna brotó del bolso. Yaten estaba muriendo de las carcajadas. "¡Salir con dos chicos en el mismo día, al mismo tiempo, es una desfachatez! El pobre de Artemis no sabía dónde enconderse de la vergüenza."

"¡Pueden juzgarme todo lo que quieran, pero cuando tienes dos oportunidades de oro como ésas, no las puedes dejar pasar, chicas!"

"Y lo descarada no se te quita, al parecer." Se escuchó del bolso de Aino-san. Curiosa, Seiya picoteó los contenidos. Acto seguido, tanto Seiya como el gato blanco que se asomó, brincaron del susto. Lo bueno que el Chef les estaba dando las espaldas.

Mizuno-san se unió al relato. "Claro, las dos citas terminaron de ser trampas de un enemigo, pero la moraleja de la historia sigue siendo la misma."

"¡Nunca cites a dos chicos en el mismo día!" Mina levantó su brazo con efusión. "A menos, claro, que tengas automóvil." La chica se rio de su propio consejo, ganándose mas de una expresión estupefacta.

"Me refería a no engañar, pero no se puede negar que el automóvil sí sería una gran ayuda."

"¡Ami!"

"¡Bromeaba, bromeaba, Rei!"

"Suena a que han tenido muchas aventuras como… Guardianas." Taiki opinó, entre mordiscos de sus rollos de sushi súper sofisticados.

"¡Uf, claro que sí! Las indiscreciones de Mina son tan solo la punta del iceberg." Makoto aseguró. Justo en ese momento, una anécdota en particular pareció llegarle a la cabeza. "¿Recuerdan cuando Usagi y Minako conocieron a Haruka por primera vez?"

A su lado, Usagi se ahogó con los restos de ramen que estaba empinándose.

"Oye, Makoto, no fue nuestra culpa creer que Haruka era un chico."

"Es ciertamente una historia muy interesante." Michiru-san llamó desde su extremo. "¿Por qué no la cuentas, Haruka?"

"Nunca les dije de manera explícita que fuera un chico."

"¡Tampoco nos aclaraste que fueras una mujer!"

"¿Acaso debería entregar cartas de presentación a todas las personas que conozca en la calle? ¿Hola, mi nombre es Haruka Tenoh, y a pesar de las apariencias, tengo una vagina? ¿A quién le importa?"

Taiki escupió parte de su bebida con la sorpresa. Los rostros de las Inner Scouts se colorearon de diferentes tonos, ante la brutal honestidad.

Yaten levantó su vaso. "Touché."

Seiya le echó un vistazo a Usagi con ojos engrandecidos.

A pesar de ya haber acabado su ramen, Usagi se encontró acosando su plato de arroz con interés. "¿Te lo vas a terminar?"

"Adelante." Seiya cedió su platillo, levantando su ceja. "¿Qué más pasó, Kino-san? ¿Mina y Odango persiguieron a Tenoh-san para buscar una cita también?"

"¡P-Por supuesto que no, Seiya!" Arroz brotó de la boca de Odango. "Yo sólo estaba acompañando a Mina en los videojuegos!"

"Esa no es la versión que yo recuerdo." Rina murmuró, buscando sacar a Usagi de sus casillas.

"¿Estás diciéndome mentirosa, Rei?"

"¿Pues tú que crees?"

Seiya empujó a Usagi de regreso a su asiento cuando la chica estuvo a punto de arrojarse a través de la barra a ahorcar a Hino-san. "¡Odango, no puedo creer que me hayas traicionado de esta forma!"

"Oi." Odango casi escupió fuego por la boca. "¡No le sigas la corriente, Seiya! ¡Ya te dije que sólo acompañaba a Mina, nada más! ¡Aparte, yo ya tenía un novio apuesto desde entonces!"

"Ay, esa cantaleta ya me la sé." Seiya jaló de su parpado inferior para burlarse de la rubia. "Sigues diciendo las mismas excusas, Odango, pero me descuido y me sales con estas sorpresitas."

Usagi rascó su nuca, comenzando a reír con culpa. "Bueno, en verdad pensé que Haruka era un chico."

"Como si eso te detuviera en estos momentos." Aino-san les guiñó un ojo desde su asiento.

"Mina." Usagi siseó entre dientes, luciendo bastante escandalizada. "No sé de qué hablas."

Los ojos de Seiya asimilaron a dos raquetas de tennis, entre medio de las dos rubias.

"Ay, Usagi. Eres un caso perdido." Minako suspiró. "Conste que lo intenté."

"¿Intentar qué, exactamente?"

Confundida, Seiya aclaró su garganta. "Bueno, no las puedo juzgar. Con la primera impresión que tuve de Tenoh-san, pude haber jurado que se trataba de un chico también. Hasta Odango trató de decírmelo, pero no se lo creí en el momento."

Tenoh-baka, por supuesto, supo torcer un cumplido en un insulto personal. "¿Qué hay de ustedes? Puede que yo confunda a las masas con mi apariencia, pero ustedes tres lo llevaron a otro nivel."

Yaten fue la primera en reaccionar. "¿Qué quieres decir con eso?"

"Yaten." Taiki intervino. "Fue una estrategia, Tenoh-san. Difícilmente hubiéramos atraído la atención del sexo opuesto… utilizando nuestros géneros de origen."

Tenoh-baka les arrojó una mirada fría, el picadientes dentro de su boca siendo movido con mesura. Seiya hizo una mueca con lo fácil que lo dicho se podía mal interpretar. Cualquier las podría juzgar por engañar a sus fanáticas, y además ganar dinero por ello, pero el objetivo único que Three Lights había tenido, al alcanzar la fama, había solemnemente el de encontrar a su Princesa. Por la misma razón, había decidido usar sus riquezas para algo bueno, y de cierta manera, regresar a sus fans lo que les habían brindado.

"¿Por qué no se les ocurrió lo mismo que a Haruka? Ya saben, ¿solo vestirse de hombres?"

Seiya se tornó a Odango con una expresión escéptica. "Difícilmente podríamos hacer películas y sesiones de fotos con… ciertos apéndices…" Seiya apuntó a su pecho. "Al descubierto, ¿no crees, Usagi?"

La joven rio con picardía. "Es verdad. Pero, ¿acaso no fue difícil acostumbrarse a…" Luego, el rostro de Odango se enrojeció. "Ah, quiero decir, ¿no fue incómodo, ya saben…?"

Hasta Yaten lució divertida con el ataque de tartamudeos. "¿Traer un tercer brazo colgando, Tsukino-san?"

"¡Yaten, no seas vulgar!"

Demasiado tarde, toda la barra—con la excepción de Meioh san tapando las orejas de Tomoe-chan—explotaron en carcajadas.

"¡Bueno, debió ser raro!" Usagi no desistió, encogiéndose de hombros.

"Usagi-chan, cambia el tema ya." Luna se asoma de entre la bolsa y la chaqueta de Hin-san. "¡No es de tu incumbencia, niña!"

"Raro, no es el adjetivo que escogería para abarcar la sensación de nuestra transfiguración." Taiki respondió, a nombre de las tres. "Pero, como pudieron darse cuenta, algunos tuvieron menos dificultades para acostumbrarse, que otros."

"Yo lo odié. Nunca lo volveré hacer." Yaten hizo un buen acto de sentir escalofríos con la noción. "Nunca, jamás."

Seiya se limitó a encogerse de hombres. "Fue divertido."

Yaten rodó sus ojos. "Sí, porque estás loca."

"Oh, locura. Eso me recuerda. ¡Chicas, miren!" Minako abrió su bolso—no para sacar a su gato, sino un flyer. "Miré camino aquí que abrirán el centro de Karaoke esta noche! Está a solo unas cuadras de aquí, ¿qué tal si asistimos después de terminar de cenar? ¡Será divertido!"

"Oh, que sutil." Yaten gruñó. "¿Karaoke, Mina? ¿En serio?"

"¡Suena muy divertido! Haruka-papa, ¿podríamos ir?"

"Ugh, Hotaru, yo no canto—"

"Yo sí." La cabeza de Michiru se asomó detrás de la gruñona. "Yo me apunto, Minako-san."

Seiya le quitó el flyer a la rubia para leerlo ella misma. "¿Qué dices, Odango?"

"Pues yo tampoco canto." Usagi se acercó para leer el flyer, lamiendo helado de la cuchara de su postre. "Aunque, con mucho gusto puedo ver a Rei hacer el ridículo en el escenario."

"¡¿Ridículo, dices?!"

Seiya intercambió una mirada con Taiki, a la distancia de sus asientos. La mujer ya estaba girando su mentón en negativa, abriendo su boca…

Seiya sonrió. "¿Qué estamos esperando? ¡Apúrense a comer!"

Taiki suspiró.


[+]+[+]


"Hello daddy! Hello mom! / I'm your ch-ch-ch-cherry bomb! / Hello world I'm your wild girl! / Cherry bomb! Cherry bomb!"

"Tan calladitas que se miraban."

"No sabía que Ami supiera inglés." Usagi Tsukino murmuró con el mismo nivel de sorpresa que Seiya, ambas siendo espectadores de Minako, Ami, Makoto y Rei cantando una canción de Rock terrícola, que según Odango, era de los tiempos de sus padres. "O que Mako-chan pudiera bailar así."

"La chica tiene caderas."

Odango jaló de su chaqueta de cuero para llamar su atención. "¿Pero qué significa eso? ¿Cherry… bomb?"

Seiya fingió demencia. "Ni idea." Ni loca, le explicaría a Usagi el eufemismo sexual involucrado en la letra. Carcajeó a escondidas en su mano, mirando a las amigas de la rubia terminar la melodía con múltiples muecas, y movimientos, que se suponía debían considerarse de chicas rudas. "Pero, créeme, tus amigas son menos inocentes de lo que aparentan."

Usagi aplaudió. "¡Aw, mira! ¡Es turno de Michiru!"

Las amigas de Usagi regresaron a retomar sus asientos, ligeramente sudadas y muy sedientas. Minako hizo una ovación de despedid en el escenario. Makoto se encargó de arrastrarla de regreso a su mesa, dejando el espacio vacío para la siguiente cantante.

"¡Buen trabajo, chicas!" Usagi chocó palmas con cada una de las terrícolas.

"¡Eso fue divertido! ¿Por qué no intentas una canción, Usagi?" Makoto le sonrió con aliento, acomodándose a lado de la rubia.

Odango liberó una risa nerviosa. "No estoy segura… Ya saben que mi voz no es muy afinada que digamos, Mako-chan."

Minako se estiró con elasticidad inhumana para aparecer detrás de Makoto. "¡Usagi, lo importante es divertirte, nadie se va a burlar de ti, vamos!"

"Habla por ti, Mina." Rei jaló de su parpado inferior, al mismo tiempo que le sacó la lengua a su amiga.

"¡Uy, Rei! ¡Nadie está hablando contigo!"

"Seiya podría ayudarte cuando creas que estás desafinando mucho, hehe. Mina tiene razón, lo importante es divertirte."

Seiya tragó saliva. Nadie estuvo más sorprendida que ella misma, al sentir incertidumbre con la posibilidad de cantar junto con Odango. Sabía muy bien, que cualquier otro día, ya hubiera arrastrado a la chica al escenario, sin pensarlo dos veces.

Pero, hoy no era como cualquier otro día, ¿cierto?

"¡No lo sé! ¡No tendría idea de cual canción escoger!" Usagi intercambió una mirada de pánico con Seiya.

"¿Qué tal algo de Miki? Te gusta mucho, ¿qué no? ¡Me dijiste que te sabías sus canciones de memoria porque tu madre nunca las quitaba de la radio! Mmm. ¿Cómo se llamaba su sencillo más famoso?" Minako colocó un dedo en su mentón, pensativa. "¿Vete conmigo, o algo así?"

Usagi se mostró ofendida. "QUÉDATE conmigo, Mina. Cielos. Vaya que tienes problemas de memoria."

"¡Ésa, ésa! ¡Cántala, vamos! ¿Seiya, la conoces?"

"Gomen, no puedo decir que sí." Seiya se disculpó con una expresión de pena, por dentro queriendo tomar el escenario a pesar de ese hecho. Su especialidad era improvisar, después de todo. "Pero, tus amigas tienen razón. Es hora de que te diviertas, Usagi. ¡Eres la que más lo merece!"

Usagi sonrió, claramente conmovida, aunque todavía luciendo indecisa.

"Yo la conozco." Hotaru se les unió, sentándose a lado de Ami-san. "Yo puedo cantar contigo, Usagi-chan."

"¿En serio, Hotaru?" Infectada con la emoción, Usagi golpeó la mesa con sus manos. "¡De acuerdo, lo haré, entonces!"

"¡Shh!" Ami les mandó callar. "Michiru está por comenzar, chicas."

"¿Cómo rayos convencieron a Yaten para que la acompañara?" Seiya comenzó a carcajear. "Michiru-san debió haber recurrido a algún tipo de chantaje. ¡No hay otra forma que esa ogra esté allá arriba!"

A su lado, Usagi acompañó sus risas con más diablura. "¿Ya viste la cara de Haruka? Parece que estuviera succionando un limón súper amargo."

Seiya buscó por Taiki en la multitud. La encontró en la barra del Restaurante Bar, conversando con Setsuna-san. Al escuchar la nueva canción comenzar, sus rostros giraron hacia el escenario, curiosidad iluminando sus rostros.

Música alegre—demasiado para los gustos de Yaten—retumbaron por las bocinas. Un enérgico "¡Whoo!" fue la apertura, y Seiya brincó de la sorpresa, al experimentar al público reaccionar junto con el par, repitiendo la expresión desde sus asientos.

"¡Es una canción muy conocida, Seiya!" Usagi gritó en su oreja, moviendo su cuerpo a juego con sus amigas. En las pantallas del karaoke, Seiya prestó atención a la letra, la cual resultó ser una canción enamoradiza.

Lo más perturbador, fue que Yaten pareció conocerla bien.

"¡El amor es un prisma hecho de fantasía! Entonces deberíamos renacer. El pasado es una puerta giratoria que te lleva solo a ti. La noche es un prisma hecho de fantasía… Ahora iluminaremos la ciudad como un arcoíris. ¡Mientras estoy bailando en tus brazos!"

"Ay. ¿Por qué no me sorprende que Michiru sepa cantar así de bien? ¡Puede hacer todo!"

Seiya meneó su cabeza en dirección de la petulante queja. "No te pongas nerviosa. Patearás su trasero, ya verás."

Usagi viró su cabeza, persiguiendo el rastro de su murmullo. La música bloqueó sonidos ajenos. Sus miradas se conectaron. Fue una experiencia confusa; ver al abismo y no sentir miedo.

"Siempre has estado aquí para darme ánimos, Seiya." ¿Estaba acaso la chica sonrojándose? "No puedo recordar si ya te he dado las gracias."

"Nunca tendrás que hacerlo." Seiya tragó saliva con dificultad. "Sólo deseo que puedas creer más en ti misma, de ahora en adelante, Odango." -Porque eres increíble. Sus entrañas lucharon por sostenerse a la confesión; sus pensamientos adoptaron una sola forma, un solo sonido—una canción, dedicada para esta chica, y nadie más.

BA-BUM.

No era de extrañarse que Usagi se abochornara con la plena atención de Seiya sobre su persona. En todo el tiempo de conocerse, había sido algo recurrente. Lo nuevo de esta ocasión, lo que Seiya no esperó, fue la dulce sonrisa y la palma de la chica cayendo sobre sus dedos a través de los asientos.

"Lo intentaré, lo prometo. Por ti."

"¡Usagi!" La voz de Minako Aino cortó la densa cortina de hormonas. "¡Ya seleccioné la canción! ¡Es tu turno, vamos! ¡Rápido, rápido! ¡Oigan, ustedes, apártense, sigue mi amiga!"

"Ojalá así de efectiva fuera para otras cosas." El gatito Artemis apareció detrás de Seiya, saltando a la silla vacía, aunque permaneciendo en las sombras del bar. "Buena suerte, Usagi."

"Gracias, Artemis." Usagi sacudió sus brazos de manera cómica para despavilarse de los nervios.

Yo, Odango! ¡Tú puedes!" Seiya vociferó con sus manos alrededor de su boca.

"¡Tú también, Hotaru!" Makoto se unió a las porras.

Yaten reapareció con una botella de agua en sus manos. Se apresuró a tomar el lugar vacío de Usagi, Luna asomándose del bolso que Yaten aún cargaba. "Esperemos que esto termine mejor que cualquier otro entrenamiento de softball, ¿ne Seiya?"

"No traigas malas vibras." Seiya rodó sus ojos. Luego, sonrió para sí. "Odango puede lograr hasta lo imposible cuando se lo propone. ¿Ganamos el partido aquella vez, si bien recuerdas?"

Yaten sacudió su cabeza, murmurando entre dientes.

La música comenzó. Usagi y Hotaru tenían sus micrófonos en sus manos, mirando la pantalla que les daba la cara.

"Yes, my love to you / Yes, my love to you."

Odango se retrasó en el intro de la melodía, dejando que Hotaru abarcara los versos iniciales.

"Yo soy yo / ¡Tú eres tú!" Ambas chicas se escucharon desniveladas, los nervios de Usagi tropezando con la calma de su acompañante. Sus ojos viajaron alarmados a la pantalla, queriendo seguir el ritmo de las silabas, que se iban coloreando de manera acelerada.

"¡Odango, no leas la pantalla! ¡Ya conoces la canción, sólo recuérdala!" Seiya se levantó del asiento. "¡Cántala desde el corazón!"

Usagi tomó visiblemente un respiro hondo en el escenario, absorbiendo el consejo. El primer coro pasó a la voz de Hotaru, mientras la rubia se reagrupó.

Para la segunda estrofa, su voz se apoderó de las letras, ojos cerrados en concentración,

"Lo dijiste anoche… También te sientes de esta manera." Zafiros profundos se abrieron de nueva cuenta, encontrando enfoque en el público. "Un segundo invierno ha llegado / Y tu corazón se ha ido aún más lejos / Siempre estoy pensando en eso / Sentí que siempre estuviste allí…"

Seiya parpadeó, procesando la letra. -Oh. Es una canción… de amor.

Una brillante sonrisa apareció en Odango, en preludio al inminente coro.

"¡Quédate conmigo!"

El público probó conocer la canción, haciendo eco.

"¡Tocando la puerta a media noche!" Hotaru cantó en dirección de sus tutoras, ganándose una expresión divertida de parte de Michiru, quien se menaba en su asiento y levantaba sus brazos en ligero baile. "¡Un agujero se ha abierto en mi corazón! / Esa temporada ya está justo delante de nosotros / ¡Quédate conmigo! / ¡Desviando mi soledad!"

A Seiya le fue impensable despegar su mirada de Odango, capturada en la mezcla de emociones recorriendo su ser. Verla sonreír y divirtiéndose, le abrió un hueco en su pecho. Después de todo lo que habían sufrido a manos de Sailor Galaxia, a Seiya le robó el aliento, el ahora presenciar a su amiga, así de feliz.

Un saxofón amplió el puente de la canción, dándoles la oportunidad a las chicas de recuperar el aliento.

Quédate conmigo!" Odango cantó con más confianza. "Esa temporada ya está justo delante de nosotros… ¡Quédate conmigo! / Mientras decías lo que siempre dices / Abrazando nuestros momentos… Sin olvidarlos nunca, los mantendré vivos… ¡Quédate conmigo!"

La voz tambaleó ligeramente por no respirar adecuadamente en el siguiente estribillo. Eso no la detuvo, siguió cantando.

Orgullosa, Seiya sonrió de oreja a oreja.

Una sonrisa reciproca apareció en los labios de Usagi.

Oh.

"¡Te ruego que no vayas a casa esta noche!"

-"No quiero que te vayas. Todavía no se van, y ya comienzo a extrañarte."

El mismo estribillo se repitió hasta que la canción se fue desvaneciendo. Seiya finalmente recuperó control de sus acciones, parpadeando con desconcierto. Tosió ligeramente, bajando su mirada a su regazo.

"Seiya." Yaten no elaboró. Con sólo su nombre, abarcó miles de significados.

"Creo que es hora de irnos."

Yaten la contempló con una rara suavidad, cuando Seiya había esperado encontrar critica helada. "Hai. Iré por Taiki." La mujer aprovechó que Luna estaba enredada con las amigas de Odango para deslizarse del asiento sin atraer su atención.

BA-BUM.

"¡Wuu, wuu, Usagi! ¡Lo hiciste muy bien!"

Odango estaba siendo atrasada en su camino de regreso por Haruka-san. Lo que fuera que la bruta estuviera diciéndole, tenía a Usagi sobando su cabeza con humildad.

Seiya se levantó, la dificultad para respirar empeorando. Necesitaba aire fresco.

El establecimiento del karaoke era pequeño, hallar la salida fue pan comido. Seiya bajó el zipper de su chaqueta una vez afuera, sacudiéndola. Transpiración había humedecido su camiseta carmín.

-"¡Quédate conmigo!"

Seiya encontró santuario en la pared lateral al Bar, adhiriéndose a la firmeza de asfalto. Observó el cielo estrellado en discriminación—en coraje, y a puños cerrados.

"Lo haría. Me quedaría si pudiera hacerlo." ¿Y no era esa la mayor traición que podía cometer ante Kakyuu-Hime? ¿Querer permanecer en un planeta extranjero; reviviendo la falsa identidad de Kou Seiya, una y otra vez?

¿Cuántas noches ya, había recurrido a compartir sus discriminaciones al manto estelar, Usagi Tsukino revolviendo sus prioridades dentro de su corazón? Seiya había creído que cambiar de piel, que al dejar al ídolo atrás, esta tortura desistiría.

"¡Ahí estás!" Yaten salió junto a Taiki. "Vámonos, antes de que—"

"¡Seiya!"

"—nos encuentren." Yaten suspiró, vencida.

"Seiya, ¿estás bien?" Odango empujó de las cortinas del bar, torciendo su cabecita hasta encontrar a su objetivo. Su rostro estaba enrojecido por el esfuerzo de cantar, y el ambiente aislado del bar.

"¿Por qué tanto alboroto?" Haruka-san se asomó detrás de la rubia. Seiya gruñó a lo bajo. ¿Quién le había llamado?

"El arroz con pollo no pareció caerme muy bien, Odango." Seiya alzó su mano derecha para frenar a Odango, cuando la chica quiso acercársele. "Además, ya es tarde. No podemos dejar sola a nuestra Princesa por tanto tiempo."

Usagi bajó su mirada. "Oh. Claro…"

"Es probablemente una leve intoxicación." Taiki prosiguió. Al igual que Yaten, se apartó de las Sol Senshis para actuar de muro protector frente a su líder. "No te apures, Tsukino-san. Llevaremos a Seiya a casa para que descanse. Por favor, despídenos de tus amigas. No queríamos arruinar la noche con nuestra retirada, por eso optamos por ser sutiles."

Obviamente decaída, Usagi asintió. "Por supuesto, lo entiendo."

Haruka-san sacudió sus propios cabellos. "La peste de allá adentro ciertamente no ayuda. ¿A quién se le ocurre usar tanto popurrí en un lugar así de cerrado? No estamos en una maldita florería." La Outer comenzó a batir sus manos, en un intento por alejar el imaginario aroma.

Seiya se sintió helada por dentro.

Yaten le arrojó una mirada de alarma sobre su hombro.

Odango rio. "No se trata de popurrí, Haruka. Debe ser el perfume de Seiya lo que estás oliendo. Es muy encantador, ¿no crees? Nunca había olido algo igual."

La alarma en Yaten morfó a incredulidad.

"Demasiado empalagoso para mi gusto." Haruka achicó su mirada, barriendo a las tres foráneas con suspicacia. "Rayos. ¿En verdad vas a vomitar, eh, baka?

"Sáquenme de aquí. Ahora." Seiya gruñó a las espaldas de Taiki, mortificada más allá de palabras. En un flash instantáneo sus henshins se reactivaron para otorgar el beneficio de la tele-transportación. Las sombras fueron sus aliadas, envolviéndolas en la súbita desaparición.

En cuanto arribaron al departamento, Fighter desactivó su henshin y saltó fuera de la protección de sus amigas, amenazándolas con uno de sus dedos. "¡Ni una sola palabra!"

"¿Sabes, Seiya? En ocasiones me preguntó si tu ego es más grande que tu cerebro." Yaten le confrontó con una seriedad que le impactó. "¿Cuándo pensabas decirnos que Usagi podía percibir tus feromonas?"

"Uh, no lo sabía…"

Taiki alzó una ceja.

Seiya liberó un gemido ahogado. "No estaba segura."

"¿Cómo pudiste pensar que era conveniente estar en su proximidad, sabiendo esto?

"No estaba segura de que Odango estuviera percibiendo mis feromonas, no con certeza."

"Pero, lo sospechabas. Aun así, hiciste todo en tu poder para convencerme de aceptar la invitación de las chiquillas esta noche. Seiya…" Frotando su frente, Taiki pareció darse por vencida. "No tengo palabras, a estas alturas."

"¡Yo sí! ¿Acaso eres tan masoquista, Seiya?"

Poco sabía Yaten que Seiya se hacía la misma pregunta todos los días, en las mañanas y en las noches.

"No teníamos elección. ¡Teníamos que auxiliarlas en la batalla! Escucharon a Sailor Moon ustedes mismas, nos necesitaba a su lado para concentrarse mejor. Y por el resto, bueno, me mantuve bajo control, ¿qué no? Nada desastroso sucedió. Justo como lo prometí, opté por la retirada en el minuto que sentí los síntomas volverse más notables."

Yaten roló sus ojos, batiendo mechones fuera de su frente. "¡Ésa excusa ni siquiera tú te la crees! ¡No tienes remedio!"

"Suficiente ustedes dos, me están causando una jaqueca." Taiki se interpuso entre las dos, empujándolas en direcciones opuestas. "Lo importante ahora es que estamos enteradas, Yaten. En cuanto a ti, Seiya." Afiladas gemas amatistas congelaron a la acusada en su lugar. "Creo que no necesito decirte lo que necesitas hacer de hoy en adelante. A menos que quieras causar daños irreparables."

Mirando a Taiki retirarse a su alcoba, Yaten pausó frente a Seiya con una sonrisa totalmente diabólica. "O sí tanto te urge, ¿por qué no te vas por el Plan B? Es más probable que Haruka-san te haga el favor, a comparación de Tsukino. ¿Quién sabe? ¡A lo mejor hasta corres con suerte y te invita a un trío con Michiru-san!"

Como lo primero que tuvo a su alcance fue un florero, Seiya lo tomó como su arma de guerra, sacándole las flores para arrojarle el agua fría—fétida, además—directo en la carota de la mujer de cabellos plateados.

"¡Tonta, arruinaste mi vestido!" Yaten permaneció inerte del shock. Una mueca atravesó sus facciones mojadas. "¡Y esa agua ya estaba vieja! ¡Apesta!"

"Excelente. El olor a muelle te debe sentar de maravilla."

Seiya huyó del consecuente asalto que recibiría si no se movía rápido, corriendo a su habitación. Cerró la puerta bajo llave, riendo cuando escuchó los puños de Yaten tratar de derribar la puerta.

Eventualmente, Seiya se tiró sobre su cama, acomodando sus brazos detrás de su cabeza.

Demonios. Ni siquiera había tenido oportunidad de despedirse. Seiya había huido con la cola metida entre las patas. Sin duda, Odango debía sentirse desconcertada.

Pero, no había mucho que hacer al respecto, ¿ne?

Seiya se dio la vuelta, quedando boca abajo. Apretó su propia cabeza con la almohada. -Podría llamarla. En un par de horas, cuando ya esté de seguro en su casa. Liberó un gruñido.

-O la chica podría pasar la noche con su novio. Las uñas de Seiya se encajaron en la almohada con el pensamiento. -Después de tanto tiempo separados, apuesta a que querrán compensarlo.

Seiya arrojó la almohada al piso, girando sobre la cama de nueva cuenta. Suspiró al techo, observando el abanico girar lentamente. "Basta de soñar. Vuelve a la realidad."

Taiki tenía toda la razón.

Seiya sabía lo que tenía que hacer. Lo sabía con la misma claridad, con la que estaba segura de que el cielo terrícola era azul.

Tenía que mantenerse alejada de Usagi Tsukino—o Sailor Moon—a partir de este momento. No sería agradable, pero más valía que Seiya se afuera acostumbrando a la distancia, ¿qué no? Sería excelente entrenamiento para ir superando estos precarios y tumultuosos sentimientos por la chica.

Después de todo, Seiya sinceramente deseaba que Odango encontrara la felicidad con la persona que amaba, y por la que había sufrido por tanto tiempo. Seiya no se atrevería a poner en jaque la relación con su novio, si eso sólo llevase a su amiga a la tristeza. Lo que Usagi tenía con aquel sujeto, seguro superaba cualquier efecto de las feromonas de Seiya. A creces.

Cualquier indicio de compatibilidad biológica entre ellas, sería sólo pasajero…

Seiya acurrucó en la cama, recordando los versos del karaoke.

Aun así…

Mañana sería otro día, sí. Pero por hoy—al menos a solas, Seiya podía aferrarse a la fantasía. Podía repetir las escenas en su cabeza—Odango cantando en su dirección, sonriéndole con gloriosa radiancia.

Por lo menos, por una noche… Seiya se podía autoengañar.

Un poquito.


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Fin de Parte 1.

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Soundtrack: "Stay with me" – Miki Matsubara (Usagi y Hotaru), "Fantasy" -Meiko Nakahara (Michiru y Yaten), "Cherry Bomb" -The Runways (Inner Senshi). Algo de cultura general: todos son clásicos de su propia época. El Restaurante Koma existe, by the way. Sólo que en Singapur. ;)