"A Orillas De Tu Instinto (Remix Inimaginable)."
Por B.B. Asmodeus.
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Fandom: Sailor Moon (90's).
Rating: Mature.
Resumen: Había existido una razón alterna para permanecer en sus disfraces en este planeta desconocido la mayoría del tiempo, y se tratada de evadir este tipo de situaciones. Ni Taiki, Yaten o Seiya, habían estado interesadas en sufrir alguno de sus ciclos en un lugar extraño, y arriesgarse a terminar atadas a un humano terrestre de pacotilla. O peor aún, a una de sus dementes fans.
Parejas: Kou Seiya/Usagi Tsukino (principal). Usagi Tsukino/Mamoru Chiba (secundaria). Además, en este capítulo habrá otra pareja sorpresa, la cual me emociona mucho explorar.
Advertencia: Usagi y Mamoru son unos tontos. Eso es todo, gracias por su atención.
Categoría: Post-Stars, Yuri, Ciclos de Celos, Fisiología y Sexualidad Alienígena, Romance (con una pizca de Síndrome de Estocolmo en caso de Mamoru), Primera vez (porque mi bebé Seiya es virgen, qué pues), Drama, Malos Entendidos, Hurt/Confort, Mucha Frustración Sexual, Jaquecas para Taiki, Karma para Yaten, Lemon para Seiya, Usagi tiene más POVS en esta ronda, Crisis Existencial para Mamoru (estuviste muerto por un año entero, vete a terapia), Abuso de Karaoke y del Tema de Seiya en General, Fluff y Muchas Escenas Adorablemente Cursis (Pero Bien Hechas). ¿Ya Dije Mucho Lemon Para Seiya?
Soundtrack:
Capitulo 1.
01 – "Stay With Me" – Mikki Matsumara.
02 – "Fantasy" - Meiko Nakahara.
03 - "Cherry Bomb" - The Runways.
Capitulo 2.
01 – "How Long" – Tove Lo.
02 – "Ginga Ichi Mibun Chigai Na Katamoi" – Kou Seiya/Sailor Star Fighter.
Capitulo 3.
03 – "Loves Bites" – Def Leppard. (Uy, spoilers).
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ii.
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"¿Cuánto tiempo
has amado a otra?
¿Mientras estoy soñando
con nosotros juntos?"
-Tove Lo ("How Long").
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"¿Todo está en orden?"
"Al parecer. Sólo con una densa capa de polvo." Mamoru le sonrió al dejarla entrar al vestíbulo. "¿Cómo te fue con tus amigas anoche?"
Usagi se quitó sus zapatillas, entrando al departamento de Mamoru con aprehensión.
Cielos. ¿Cuándo había sido la última vez que había estado aquí?
"¿Usako?"
Usagi parpadeó. "Oh, sí. Fue muy agradable. El restaurante que Haruka y Michiru escogieron era en verdad muy elegante, y la comida estaba deliciosa." Aunque no tanto para los estándares de Kou Seiya, al parecer. Usagi seguía sin poder creer como la exestrella no había tenido apetito. "¡Después de cenar, todas nosotras fuimos a cantar karaoke! Fue idea de Mina."
Mamoru rio desde la sala, todavía esperando a que Usagi se le uniera. "Suena divertido. Que envidia."
"Sí, mucho." Usagi giró sobre su eje en medio de la sala, en lugar de sentarse en el sillón a lado de Mamoru. Quiso familiarizarse con el lugar, de nuevo.
Justo como Mamo-chan lo había mencionado, encontró polvo en muchas de las superficies. Los muebles estaban vacíos de adornos, ningún retrato a la vista. Usagi supuso que se encontraban guardados aún.
"¿Cantaste?"
"¡S-Sí! Con Hotaru."
"¿Cuál canción?"
A la distancia, Usagi divisó la maleta que Mamoru había logrado recuperar del vuelo que había tomado varios meses atrás. Estaba abierta, sus contenidos sin ser extraídos. "¿Ocupas ayuda para desempacar?"
Mamoru siguió la línea de visión de Usagi. No respondió.
Usagi tragó saliva. Caminó lentamente al sofá. Cuando se sentó, dejó una franja de espacio entre los dos, no queriendo presionar a Mamo-chan. "Lo siento. Debe ser muy extraño haber vuelto y tener que seguir adelante como si nada hubiera sucedido…"
Un resoplido salió de las narices de Mamoru. "Extraño, apenas comienza a describir como se siente."
Usagi apretó sus manos sobre sus rodillas.
"Perdí casi un año de mi vida, Usagi. Sólo… existiendo en una dimensión alterna. El tiempo fluía diferente en Galáctica."
Usagi giró su rostro hacia Mamoru. "¿Galáctica?"
Mamoru la miró con una expresión que le fue difícil descifrar. "¿No lo sabían? Galáctica consistía en la dimensión que habitaba la Televisora Vía Láctea en el interior."
"¡Oh!" Usagi absorbió la información. Seguramente Luna y Ami querrían saberlo. "¿Cómo fue? Quiero decir…" ¿Había podido sentir? ¿Había Mamoru tenido la oportunidad de verla desde lo lejos? ¿Percibirla? "¿Estabas sufriendo de alguna forma, sin yo saberlo?"
"Usako, no te culpes por algo así." Una mano se adueñó de una de las de Usagi. Mamoru suspiró, piel con piel. "Como dije ya, el tiempo fluía diferente en ese lugar. Para ustedes fue un año, pero créeme que para mí fue… mucho más tiempo."
Usagi, sorprendida, se tornó a Mamoru. Había esperado escuchar lo contrario. Había esperado que Mamoru no pudiera recordar nada; que aquel día en el que se habían despedido en el aeropuerto fuera lo más fresco en su recuerdo.
El hombre se dedicó a examinar la alfombra, su mano sobre la de Usagi siendo la única conexión entre los dos.
"Fue oscuro por un largo tiempo. No podía ver, ni escuchar. Estuve por mi cuenta, al inicio."
"Suena muy solitario."
Mamoru permaneció en silencio por un momento.
A sus espaldas, la tetera comenzó a chillar desde la cocina.
Mamoru no mostró reacción inmediata, así que Usagi se hizo carga de la tarea de ir a servir el té. Decidió darle un momento a Mamoru para reponerse de la incómoda conversación, así como darse un momento a ella misma. Encontró dos tazas listas para usarse en la mesa y la caja con el té de limón a la vista. Debido a que Mamoru todavía no iba a comprar víveres, Usagi fue privada de echarles sus usuales tres cucharas de azúcar.
Al dejar asentar las bolsitas de té en el agua hervida, Usagi se sostuvo de la mesa, cerrando los ojos.
Respiró hondo el aroma del té.
Limón con miel.
Cítrico.
-No es el mismo. Lamentó para sí. -No es el mismo aroma.
Ese aroma, tan tranquilizador…
Si las manos de Usagi temblaron, momentos después mientras sirvió las tazas de té en la mesa de la sala, Mamoru no hizo comentario.
"Gracias." El hombre murmuró. No tomó su taza de inmediato, así que Usagi la acomodó en sus manos. Recibió una dulce sonrisa por su iniciativa. "Oh, Usako. Te extrañé."
Los ojos de Usagi se humedecieron, culpa y añoranza mezclándose entre sí. Fue raro escuchar algo así de Mamoru; le afectó en una forma que no esperó. Permaneció de rodillas, observando al hombre directo a los ojos, para recordarse lo tanto que había necesitado volverlo a ver. "Yo también, Mamo-chan. Todos los días…"
"Eso me recuerda." Mamoru dio un sorbo de su té. "Comencé a leer tus cartas."
Rubor calentó las mejillas de la rubia. "Oh, no tenías que hacerlo todavía. Sé que tienes muchas tareas que hacer desde que regresaste."
"No, fue buena idea compartirlas conmigo. Me han ayudado… Aprecio saber de todo lo que me perdí. Ven, siéntate." Mamoru le ayudó a volver a sentarse en el sofá junto a él. "Usako, quiero que sepas que estoy orgulloso de ti. Has crecido tanto desde la última vez que nos vimos…"
Usagi talló la comisura de uno de sus ojos. "N-no, ni tanto, la verdad."
"No te menosprecies." Mamoru le sonrió. "Tus cartas me están haciendo ver que no fui el único… arrastrado a un camino… que nunca creímos que recorreríamos por separado. Algo de lo que no podemos arrepentirnos de haber experimentado."
"No entiendo a qué te refieres." Usagi murmuró, sonrojada.
"En tus cartas…" Mamoru pausó. Luego. "Mencionas a Seiya en muchas ocasiones."
Usagi tragó saliva. ¿Lo había hecho, en verdad?
Mamoru suspiró. "Si hubiera tenido la oportunidad de escribirte cartas, te hubiera contado que a veces el espacio a mi alrededor era frio, una jaula por así decirlo. Cuando el Caos ganaba terreno sobre la Vía Láctea… podía percibirlo."
-Oh, Mamo-chan. Usagi mordió su labio, consternada.
"Pero nunca perdí la esperanza." Mamoru declaró con firmeza. "Hice todo lo posible por mostrárselo a ella también…"
Usagi frunció su ceño.
"Y tuve razón. Al final, la pudiste encontrar. En el fondo de las inmensas tinieblas, la luz de la esperanza triunfó."
"Bueno, Chibi-Chibi fue la que me encontró a mí." Usagi movió su cabeza ligeramente, recordando a la pequeña con nostalgia. ¿A dónde se habría ido, después de desvanecerse en aquel rayo de luz? "Nunca tuve idea de que se trataba de la semilla estelar perdida de la Sailor Legendaria." Mordió su labio inferior, indecisa de preguntar lo que en verdad moría por saber. Al final, Usagi decidió ser valiente. "Porque por 'ella', te refieres a Sailor Galaxia, ¿cierto? ¿Tuvieron contacto mientras te mantuvo cautivo?"
Observó la manzana de Adán de Mamoru pasar saliva. "Estando en su reino, fue algo inevitable." El hombre estiró su brazo en el respaldo del sofá. "Hera."
"¿Hera?"
Mamoru le sonrió al contenido de su taza. "Es su nombre."
Usagi pensó en la bella mujer que había despojada de la maldad pura. Hera. "¿Como pudiste conocerla?"
Mamoru giró su rostro a la ventana, pensativo. "Es complejo de explicar. No lo comprendo por completo… Parecía que a veces, ni la crueldad del Caos podía suprimir la esencia real del cuerpo que estaba poseyendo. Hubo momentos… donde aquella esencia aparecía de la neblina en la que nos guardaba el Caos. No teníamos forma corpórea. Pero aun así… De alguna manera, esa identidad tan especial buscó protegerme de la agonía que a Chaos Galaxia le gustaba infligir."
Usagi tragó saliva. Ciertamente, le conmovió averiguar aquel hecho. Le brindó confort saber que alguien había estado con Mamoru en una situación tan aterradora. Sin embargo, también sintió inquietud en el fondo de su estómago. "Suena a que ustedes dos pudieron conectarse en medio de la adversidad. Dime, ¿cómo es ella? Quiero decir, ¿cuánto pudiste conocerla?"
La pregunta tomó a Mamo-chan de sorpresa. Fue notable por la expresión en su rostro. El hombre suspiró, volviendo a ver la ventana del apartamento.
"Suficiente." Marcó, en tenor ronco. "Suficiente para…"
Ante la pausa abarcando el espacio entre los dos, Usagi se abrazó a sí misma en el sofá.
"Le aseguré que Sailor Moon lucharía por este mundo—por la Galaxia, si fuera necesario. Le costó por mucho tiempo creerlo en verdad. Estaba sumergida en la desesperanza total. Lo que Sailor Galaxia sacrificó durante la Guerra Universal de las Senshi la había dejado en estragos. Le costó tener fe de nueva cuenta."
Usagi sintió su corazón acarrear un ritmo algo nervioso. Mamoru sonó nostálgico, buscando en el cielo del medio día por algún tipo de señal, que Usagi no podía comenzar a descifrar.
"No podía comprender al inicio su impulso por protegerme, ¿por qué yo, cuando otros sufrían?... Aunque con eso bastaba para hacerle ver que la bondad todavía vivía en una parte de su ser. Le insté a no darse por vencida, Usagi. El Caos, sin embargo… Es un tipo de enemigo complejo, distinto a todo lo que hemos enfrentado en el pasado. No se trata de un ser vivo, no es un mal individual. Su poder se alimenta de…"
"Del mal dentro de cualquier corazón." Usagi terminó, recuerdos de su breve encuentro con Hera, regresando a su cabeza. "No es un enemigo que se puede aniquilar de manera permanente."
"Así es." Mamoru se levantó del sofá. Al parecer, para dejar su taza con té de vuelta a la cocina. "Todo el sufrimiento… la forma en la que torturó a cada una de ustedes… Lo pude visualizar en cortos instantes. Las chicas. Las Sailor Outers." El joven volvió a paso lento, posicionándose frente a Usagi. "Las Sailor Starlights por igual… Dime, Usagi, no son Senshis comunes, ¿cierto?"
Usagi frunció su ceño.
"El resplandor de sus estrellas peleando al unísono fue algo espectacular. Su fortaleza ante Chaos Galaxia ha sido algo que no había atestiguado con anterioridad. Aunque el Caos no lo demostró, en el fondo sí temió a su poder conjunto. En especial porque parte de las esencias de las Inner y Outer Senshis indicaban tener una fuerte conexión a ellas. La densa neblina de Galáctica no era suficiente para mantenerlas aisladas."
Oh. Usagi trató de procesar la información. "No estoy segura a qué te refieres."
"No te apures. Supongo que estoy pensando en voz alta. Procesando." Mamoru sobó sus sienes, todavía pensativo. "Creo que a lo que voy, es que el poder de las Sailor Starlights es algo que no habíamos conocido antes. Probaron ser más fuertes que las Sailor Outers. Lo considero impresionante."
"Lo fueron." La afirmación se deslizó de la boca de Usagi, sin pensarlo. "Lo son. Seiya, Taiki y Yaten son las personas más asombrosas que he conocido. A pesar de todo lo que perdieron, fueron valientes hasta el final."
Mamoru le sonrió.
Sonrojándose, Usagi hizo una mueca. "¿Por qué me ves así?"
"Nada." Mamoru meneó su cabeza, todavía sonriendo. "Usagi, lamento que tengas que despedirte de ellas. Veo que creaste un vínculo muy fuerte con esas chicas."
Así de fácil, la tristeza volvió. Usagi suspiró, dejándose caer sobre el respaldo del sofá. Desvió su mirada hasta el vestíbulo, donde Mamoru tenía instalada la línea telefónica. Recordó entonces, la manera tan extraña en la que se habían despedido anoche. ¿Cómo seguiría Seiya? ¿Se sentiría mejor?
"Las extrañaré mucho." Admitió en voz baja. "Mamoru, yo no sé cómo explicarlo… Fue un año difícil."
"Lo siento, Usako."
"No, no me malentiendas." Usagi sacudió su cabeza. "A pesar de todo, no me arrepiento de lo que experimenté. Bien como lo dijiste tú." ¿Cómo explicarlo, sin oírse egoísta? Usagi mordió su labio inferior. "Traté de ser fuerte, como te lo prometí. Pero hubo momentos… donde aun así me sentí muy sola. En esos terribles momentos…"
Sintió el peso de Mamoru regresar a su lado.
"¿Seiya ayudó?"
Usagi se congeló. Conmocionada, humedad comenzó a condensarse en su mirada. ¡Por Kami-sama! ¿Qué sucedía con ella?
Seiya.
-Sigo pensando en ella. Usagi se reclamó, sintiéndose en la orilla de un acantilado. -Tengo a Mamoru conmigo, y sigo pensando en Seiya.
"Sucedió algo anoche, ¿acaso, Usako?" Mamoru tomó su hombro. "Luces preocupada."
Usagi apretó sus manos juntas en su regazo. "Seiya se sintió enferma mientras estábamos en el karaoke. Creo que fue algo que comió. Se marcharon muy temprano por esa razón y no he sabido nada más."
"Mmm." La mano de Mamoru la soltó. "¿Por qué no la llamas? Para saber cómo sigue."
"No quiero ser una molestia." Usagi miró el teléfono con angustia. "Nuestra relación con las Sailor Starlights no fue siempre la mejor. Por mucho tiempo, Taiki y Yaten no aprobaron de mi amistad con Seiya. Y ahora que tienen a su querida Princesa de vuelta, no quisiera interrumpirlas. Deben estar preparándose para su viaje de vuelta a Kinmoku."
Si esperaba que Mamoru le siguiera la corriente en su larga lista de objeciones, estuvo equivocada. "No hay nada malo con checar su estado. Estoy segura de que las circunstancias entre las Starlights y tú han mejorado lo suficiente para tener una simple llamada telefónica. No temas, Usagi."
Usagi se redirigió hacia Mamoru. Le contempló en asombro.
"¿En verdad lo crees?"
"Por supuesto." Mamoru se encogió de hombros. "O si no te sientes cómoda, yo puedo hacerlo."
"¿Nani?"
Mamoru volvió a sonreír. "No veo por qué no, puedo pedir comunicarme con su Princesa para oficialmente agradecerle su ayuda en esta última batalla. No podrían molestarse por eso, ¿o sí? De esa forma podría preguntar sobre el estado de Seiya, si así lo quieres."
Usagi parpadeó, algo confundida con la surgencia de Mamoru. Sin embargo, no pudo evitar la emoción que se coló por su pecho con la idea.
"¿Crees que… funcionaría?"
Mamoru le guiñó el ojo, y sin más, se levantó del sofá con dirección al teléfono. "¡Podemos intentarlo!"
"Por Kami-sama, ¿en verdad lo harás?"
Mamoru ya tenía la bocina en su oído. "¿Conoces su número?"
Incrédula, Usagi recitó el número del penthouse que ya sabía de memoria. Lo había marcado hasta el cansancio cuando Seiya había sido lastimado por culpa de Sailor Tin Nyanko, sólo para ser ignorada por Yaten y Taiki. Mamoru presionó los números adecuados, y señaló a una ansiosa Usagi no hacer ruido. Usagi, ahora de pie en recibidor junto a Mamoru, se mordió sus uñas.
El teléfono sonó.
Sonó.
Sonó.
"¿Moshi-moshi?"
Al estar tan cerca de la bocina, Usagi reconoció la voz de Yaten. ¡Oh, no! ¡La peor de las opciones!
Mamoru, sin embargo, fue completamente educado y firme al presentarse en la línea. Usagi escuchó a Yaten tartamudear una respuesta y cubrió su boca para aguantarse las risas. ¡Fue tan raro escuchar a Yaten así de nerviosa!
"Así es, me preguntaba, ¿si podría tener un momento para conversar con Kakyuu-Hime? Minako me hizo el favor de compartirme su número, espero no les moleste."
-Cielos, está funcionando. Usagi estuvo asombrada con la facilidad que Yaten cedió el teléfono a su Princesa. ¿A dónde se había ido su personalidad conflictiva y grosera? Mamoru señaló por más silencio.
Luego.
Mamoru sonrió. "Princesa Kakyuu, buen día."
Usagi brincó sobre los dedos de sus pies.
"Espero lo mismo." Mamoru continuó, después de tener una buena plática de introducción con la Soberana. "Sería un honor continuar con una relación política entre ambos planetas, sin lugar a duda. Espero que después de las reconstrucciones de Kinmoku, tengan la oportunidad de volver a la Tierra. Les aseguro que siempre serán bienvenidas. Y si podemos seguir nutriendo una alianza, mucho mejor."
-Wow, Mamoru habla como todo un político. Usagi no se podía pegar más a la bocina, aunque así lo quisiera. Mamoru conversó un poco más con Kakyuu-Hime sobre su alianza y pareció descubrir algo interesante, al pedirle a Usagi por una libreta y pluma. Usagi se apresuró a traerle los objetos. Entonces, Mamoru escribió sobre el papel.
-Atrasaron su partida.
Usagi sintió su corazón brincar.
-Por motivos de salud, dice. Esperará a que sus Star Senshis se sientan totalmente recuperadas.
"Es Seiya." Usagi siseó. Luego cubrió su boca. -¡Debe seguir enferma!
"Es comprensible. No tengo idea que tan lejano esté su país de este sistema solar, aunque puedo suponer que es un viaje que requiere mucho esmero. Si hay algo que podamos hacer por ustedes, por favor, no duden en pedirlo." Mamoru colocó su pluma en su oreja, procesando lo que estuviera compartiéndole Kakyuu. Conversaron por un momento más, y Mamoru lució complemente interesado en lo que la mujer estuviera conversando. Hasta rio en instantes. "Bueno, a decir verdad, Kakyuu-san, hay otra razón alternativa por la que llamaba… No es mi naturaleza el ser entrometido, pero admito que ya me habían notificado que una de sus senshis no se encontraba bien de salud."
Otra pausa.
Mamoru lució pensativo. "Así es, tenemos una muy buena amiga en común, al parecer." La mirada de Mamoru se conectó a la suya. "Y se encuentra muy preocupada, como puede imaginarse. No desea molestarlas, por eso no se atreve a llamar por su cuenta. Me preguntaba, ya que estamos aquí, contemplando la oportunidad de seguir colaborando juntos… ¿Sería posible que Usagi pudiera hablar con Seiya por un momento de manera discreta, sin atraer la atención de terceros?"
Usagi no sabía que más morderse. A estas alturas, su lengua sangraría.
-Está actuando renuente. Qué raro. Mamoru escribió.
Usagi sintió, así de fácil, los aires desplomarse de su emoción. Debió haberlo adivinado.
Mamoru retiró la bocina de su oído. Usagi retrocedió del vestíbulo un poco, no queriendo ver como colgaba el teléfono.
"¿Moshi-moshi?"
Sus pasos frenaron.
Usagi se tornó de vuelta, donde Mamoru estaba ofreciendo el teléfono con una sonrisa.
"¿Hay alguien ahí?" Seiya repitió en voz diminuta.
Usagi acogió el teléfono. "¡Seiya!"
Del otro lado, Usagi escuchó ruidos de algo caerse. ¿Tal vez cajas para empacar? Cuando Seiya volvió a hablar, se oyó agitada. "¿Usa—? Quiero decir—¡Hola!"
Que extraña forma de saludar. "Lo siento, ¿estabas muy ocupada?"
"¡N-No!" Una pausa. "Para nada…" Más ruidos extraños. Susurros. Luego, una puerta cerrándose. "Además, ya sabes que nunca lo estoy para ti."
Calor brotó por el rostro de Usagi. Menos mal que Mamoru se había alejado para darle privacidad. Seiya y su forma de decir las cosas, por Kami-sama.
"No entiendo, cómo—De acuerdo, comprendo el cómo. Astros, creo que no estoy haciendo mucho sentido. Lo que pasa es… que me has tomado por sorpresa, Bombón. Estaba tomando una siesta cuando Kakyuu-Hime llamó a mi alcoba."
"Estaba preocupada." Usagi suspiró. "¡No por primera vez, además! Parece que es algo que te gusta provocar en mí. ¿Sigues enferma? Tu Princesa mencionó que retrasaron su partida. ¿Esa es la razón? ¿Por qué te sientes mal?"
Un resoplido retumbó por la línea. "Odango. ¡Una cosa a la vez!" Una suave risa le siguió. "Estoy bien, es sólo un estómago molesto. Nada grave. Te lo aseguro. No puedo creer que nuestra Princesa te lo haya… Bueno, no importa." Cual fuera el debate interno que Seiya haya estado dándole frente, pareció cesar. "La Princesa Kakyuu sólo nos desea en condiciones óptimas para nuestro viaje. Esperaremos una semana más, a lo mucho."
"Oh." Usagi se sintió tonta por su deseo de escuchar algo distinto. De alguna forma, había imaginado que su regreso se pospondría por mucho más tiempo. "Bueno, al menos, espero que podamos vernos una vez más antes de que tengan que marcharse. Estábamos divirtiéndonos anoche, ¿cierto? Es una lástima que se hayan ido tan rápido."
"Lo sé. Lo siento. Estuviste… estuviste estupenda en el karaoke. ¡Ni siquiera tuve la oportunidad de decírtelo!"
Usagi sonrió. "¿Lo crees? ¡Hotaru fue la que cantó más que yo!"
"Tonterías. Estabas cantando a tope de tus pulmones para la segunda mitad de la canción. ¡Tienes una voz muy agradable, no sé de qué te preocupabas, Odango! Se notó que estabas divirtiéndote."
"Es una canción muy especial." Usagi retorció el cable del teléfono entre sus dedos, incapaz de dejar de sonreír. "Hubiera sido genial oírte cantar también."
"¿Ah sí? ¿Qué te hubiera gustado escuchar?" ¿Por qué Usagi podía percibir a Seiya sonreír por igual, a pesar de no tenerla frente a ella?
"No lo sé. Creo que algo de los Three Lights hubiera sido muy obvio, ¿verdad?"
"Tengo otras canciones que no son conocidas. No todas nuestras composiciones fueron incluidas en el álbum oficial. A decir verdad…" Seiya aclaró su garganta. "Una de esas canciones me viene a la mente en este preciso momento. Fue de las últimas que escribí."
"¿Oh sí?"
"H-hai." Una pausa. "¿Te gustaría escuchar una parte?"
De repente, respirar fue un reto. ¿Pero desde cuando Usagi se doblegaba ante uno? "¡Me encantaría!"
Por un momento, Usagi creyó que había caído en una broma más de Seiya. El silencio que prosiguió la confundió. Pareció indicar que Seiya no había hablado en serio, después de todo, y Usagi comenzó a avergonzarse por haber sido pillada. Abrió su boca para forzar una risa y cambiar el tema…
"En este brillante mundo de color blanco… Te veo con tus alas extendidas."
Los dedos de Usagi se apretaron alrededor del teléfono.
"Pero esas alas lucen muy negras y pesadas para ti…"
De reojo, Mamoru fue visible en su camino hacia la salida del apartamento. Una parte de Usagi se rebeló a la noción, tintada de remordimiento. Sus pies permanecieron en el piso, no obstante. Su oreja permaneció adjunta a la bocina.
"Te ves como si tu destino te estuviera aplastando…" Seiya inhaló hondo. Usagi cerró sus párpados lentamente. Casi podía… "Quiero ayudarte, quiero rescatarte y lo haré siempre que pueda. Hasta arriesgaría mi vida, todo por ti…" …creer que Seiya estaba junto a ella. "Cuando tengas miedo, cuando sea doloroso, yo estaré contigo… A cambio, sólo pido que me muestres tu rostro sonriente."
No hubo lugar en el vestíbulo dónde esconder su rostro—Emociones saltaron de aquel lugar recóndito en su ser, que Usagi siempre procuraba no dejar expuesto. La batalla fue inexistente antes los versos; el candado fue averiado con cada línea aterciopelada saliendo de la garganta de Seiya.
"Lo puedo sentir… Este sentimiento tan maravilloso… Lo puedo sentir… algo diferente a mi misión… Debe tratarse de un amor no correspondido… en una estación aparte de la galaxia."
Usagi fue transportada al camerino de los Three Lights. Fue trasportada a cada momento vivido con Seiya y Sailor Star Fighter, siendo amigas—siendo guerreras lado a lado. Siendo algo, que Usagi no había tenido con alguien más, ni en esta vida, ni en la anterior.
Una secuencia de escenas enternecedores se reprodujo en su mente, basadas en sus recuerdos—o tal vez, también basadas en aquel anhelo pulsante…
Seiya aclaró su garganta.
La ilusión se rompió.
Usagi abrió sus ojos.
Volvió al presente, al departamento.
"No está terminada." Provino de la bocina. Una confesión que sonó forzada.
Usagi tragó saliva. Su mano había comenzado a sudar con las fuerzas que sostenía el teléfono. "Es—Seiya, es…"
"No te apures, no tienes que decir algo al respecto, Odango… Lo siento si te incomodé."
"¡Para nada! Es hermosa." Usagi masculló. Hasta de mujer, la voz de Seiya había sido increíble.
"Es brutal." Fue difícil escuchar este tono ácido de parte de su amiga. Usagi no supo cómo aliviar la atmósfera tensa que se tejió entre las dos. "Inapropiada. Estoy segura de que Taiki puede pensar en más adjetivos que agregar, considerando…" Un resoplido cáustico rozó la línea. "Gomen, Odango. No sé qué me pasa. Creo que mis cambios de humor están siendo afectados con este malestar de estómago. Aprecio tu preocupación por mí, en serio, y que te hayas molestado en llamar…"
Usagi sabía cuándo estaba recibiendo un intento de despedida.
"¿Sabes? Deberías cambiar la última parte, Seiya. Una canción así de bella no debería transmitir tanta tristeza."
Silencio.
Usagi fijó su mirada en la puerta que Mamoru había cerrado tras de sí. Congoja le invadió irremediablemente, sabiendo que todo estaba cambiando, sin ninguno de los teniendo control. Ciertamente, Usagi no sintió control alguno, al dejar salpicar de su corazón directo a la oreja de Seiya, verdades que no servirían de mucho para cambiar lo que ya estaba escrito.
"¿Odango?"
"Cuando te conviertas en una hermosa estrella fugaz y dejes este planeta detrás, Seiya, deberías hacerlo sabiendo que los momentos que vivimos juntas… siempre serán atesorados." Usagi sostuvo su pecho con su mano libre, cerrando sus ojos de nuevo. "Sin importar cuanto tiempo transcurra, albergaré tu dulce canción… De esa forma, siempre podré recordarte. Y sonreiré para ti, donde quiera que te encuentres."
Quizás estaba siendo demasiado vaga. Usagi no pensó en mejor formar de expresar sus sentimientos, sin embargo. Ella no era la compositora experta, pero hizo su mejor esfuerzo; trató de atar con los trozos de su corazón algo sincero e igual de vulnerable. Trató de ser recíproca al tierno mensaje de Seiya, a su manera.
"Usagi, tú…" El susurro desprendió vil conmoción.
Escuchando ruidos en el pasillo fuera del apartamento, Usagi miró la puerta con renovado desconcierto. Luego, volvió su atención a la mesa donde descansaba la base del teléfono. "Gomen, Seiya. No es mi intención decirte qué hacer." Con una risa nerviosa, Usagi trató de dispersar la complejidad de sus sentimientos. "¡No soy ninguna autora profesional!
"No te disculpes… Dime, ¿dónde te encuentras? ¿En tu casa? Me gustaría verte."
Los sonidos aumentaron. Usagi comenzó a adentrarse más al vestíbulo, sus respuestas volviéndose más distraídas. "Me encuentro en el departamento de Mamo-chan, pero no está aquí conmigo."
Más sonidos. Luego, lo que Usagi pudo jurar escuchar como un gemido.
"Eso no ayuda para nada, ¿dónde rayos vive el tipo?"
"En la zona residencial de Mora Akisu, es un complejo de apartamentos universitarios... Seiya, tengo que colgar."
"¡Bombón, aguarda!"
"¡Seiya, creo que alguien está en problemas!" Definitivamente, podía distinguir gritos. Usagi ya tenía su mano en su broche. "¡Si quieres venir a ayudar, estoy en el cuarto piso!"
"Oi—"
Usagi colgó apresurada.
"¡Moon Eternal Power! ¡Make Up!"
Resultó perturbador abrirse camino por el pasillo del cuarto piso y encontrar sospechoso silencio. Sailor Moon se asomó por el barandal, analizando los pisos debajo. Nada.
-Siento que algo no está bien. Sailor Moon caminó en dirección de las escaleras, ignorando el elevador. Sus instintos le sirvieron bien. Camino arriba, encontró un zapato deportivo descartado en los escalones y un cesto de lavandería regado. -Oh, no.
Corrió por las escaleras de emergencia, cuesta arriba, sin pensarlos dos veces.
"¡Mamoru! ¿Estás por aquí? ¡Por favor, contéstame!"
Conforme más escalones rebasó Sailor Moon, así empeoró su ansiedad. Era la quietud. Eso fue lo que más la sacó de sus casillas.
En el sexto piso, encontró sangre en las paredes. Alguien estaba definitivamente herido. Las franjas pasajeras indicaron que alguien había intentado frenarse en el camino a la azotea. Sailor Moon deseó tener un arma en mano. Para su mala suerte, su cetro no se había recuperado después de haber sido destruido por Sailor Galaxia. Lo único que tendría de ofensiva sería la Tiara Lunar.
Al llegar al último piso, el octavo, se adhirió a la pared adjunta a la puerta de seguridad. Uno de los soportes de la puerta estaba fuera de su eje.
Tratando de pasar desapercibida, se asomó con cuidado hacia la azotea.
Lo primero que divisó fueron los cuerpos inconscientes.
-Kami-sama. Sailor Moon endureció sus puños. -Ése es Mamoru.
Un grupo de estudiantes universitarios, que sin duda habitaban el complejo igual que Mamoru, yacían en el piso, cubiertos en lo que aparentó ser un conjunto de telarañas. Eternal Sailor Moon colocó su mano derecho en su frente, concentrándose para llamar su tiara.
El gruñido la tomó por sorpresa.
Eso, y el dolor.
"¡Aaaah!"
Un minuto estaba en la entrada de la azotea, y en el siguiente, fue arrojada hacia la dirección contraria. Rodó sin freno por la azotea, apenas registrando la escalofriante criatura deslizándose hacia ella para volverla a atacar.
"¡T-Tiara Lunar, acción!"
En el aire, la tiara fue arrojada hacia la gigantesca tarántula. Cortó sólo una de las ocho patas.
"¡Uuuuuuuuy!" Sailor Moon gimió al aterrizar en el concreto. Su vientre ardió y sintió verdadero temor al ver sangre traspasar la blancura de su fuku. "¿Pero de donde proviene esta criatura tan horrible? ¿Cómo llegó a ese tamaño? ¡Es espeluznante!"
La tarántula sobrealimentada alzó sus patas frontales, siseando en forma intimidante. Sailor Moon sintió escalofríos—no había duda de que después de hoy, las cucarachas serían las menores causas de sus pesadillas. -¡Ay, no! ¡Debí llamar a las chicas!
La tarántula se abalanzó hacia ella. Con un gemido aterrorizado, Sailor Moon se apartó de la línea de ataque. Invocó su tiara lunar por segunda ocasión.
"¡Tiara Lunar! ¡Acción!"
La tarántula gigante arrojó una red viscosa en contraataque. Sailor Moon observó boquiabierta como la tiara fue capturada en el aire. La red se adhirió a ella, comenzando a resplandor en segundos, mientras la tiara se onduló, buscando escape.
Su tiara desapareció en chispas cósmicas.
La tarántula creció centímetros.
Sailor Moon entendió al instante.
-Está alimentándose de la energía vital. Mamoru. Los estudiantes. Por eso estaban inconscientes. -Pero, entonces, ¿cómo podré derrotarla? Sailor Moon colocó un brazo protector alrededor de su herida. Comenzó a orillarse de vuelta a la entrada. Si lograba actuar de carnada para que la criatura la persiguiera por las escaleras, por lo menos, sus víctimas estarían a salvo. Después, Sailor Moon se las arreglaría.
La tarántula gruñó al percibir sus movimientos. Volvió a alzarse en sus patas traseras, enseñando sus cavidades y múltiples ojos. Sailor Moon fue cubierta en escalofríos.
Tomó la apertura, corrió hacia las puertas de la azotea.
La criatura se movilizó a velocidad impresionante, persiguiéndola. De reojo, Sailor Moon miró otra red viscosa ser arrojada hacia sus espaldas. -¡Oh, no!
"¡STAR SERIOUS… LASER!"
Sailor Moon rodó por el concreto, tras agazaparse para protegerse de la telaraña. Al levantar su cabeza, presenció como el láser de Sailor Star Fighter sirvió para recargar la telaraña de la criatura inevitablemente. Frente a sus ojos, la monstruosidad sufrió otro aumento significativo en su tamaño.
"¡Ay, no, Sailor Fighter! ¡Esa fue una terrible idea!"
"Oye, de nada." Botas oscuras aparecieron en su línea de visión. "Demonios, ¿estás bien?" Los brazos de Fighter rodearon el cuerpo de Sailor Moon para levantarla. "¿Qué diablos es esa cosa?"
Sailor Moon hizo una mueca con el esfuerzo implicado en ser alzada. Fighter de inmediato palpó el área de su herida. Chilló con el dolor, por más cuidadosa que Fighter intentó ser.
"Sailor Moon, estás sangrando, necesitas ir al hospital cuando antes."
Sailor Moon levantó su rostro, intercalando su mirada con Fighter por primera vez. "¡N-no podemos dejarlos!"
Fighter volteó hacia Mamoru y los demás estudiantes. Lució tan perturbada como Sailor Moon.
Otro gruñido fue el único anuncio antes de que la criatura arrematara en su dirección. Sailor Star Fighter alzó su Star Yell—Sailor Moon le detuvo con su mano.
"¡No lo hagas! ¡Solamente absorberá la energía de tu ataque!"
"Demonios." Fighter masculló. Lo siguiente que Sailor Moon sintió fue ser teletransportada en sus brazos.
Reaparecieron en el área contraria a las puertas de la azotea, justo a tiempo para observar a la criatura chocar contra el metal y concreto. Eso no la detuvo. La criatura mostró ser inteligente, al proseguir a cubrir su única fuente de escape con densa viscosidad.
Detrás de ellas, Sailor Moon divisó las mallas de seguridad separándolas del borde de la azotea.
"¿Cómo se supone que debemos aniquilar a esa cosa, si se beneficia de todo ataque que le arrojemos?"
"¿Fighter, viniste sola? ¡Es en momentos como estos donde creo que Sailor Star Maker tendría una buena solución!"
Sailor Fighter hizo una mueca muy curiosa. "Bueno, eh, es complicado…"
"¿Eh?"
"Técnicamente," Fighter le lanzó una mirada culposa por sobre su hombro. "no debería estar aquí. Me escapé a escondidas del apartamento."
Sailor Moon sintió una gota de sudor correr por su cuello. "¿Qué? ¿Por qué? ¡Pensé que pedirías por la ayuda de Maker y Healer!"
"¡Es una historia para otro momento!" Fighter se concentró de vuelta al frente, mientras protegió a Sailor Moon con su cuerpo. "Tenemos peores problemas que enfrentar. Como una araña gigante interesada en convertirnos en su almuerzo. ¿Hay alguna forma de llamar por refuerzos?"
Sailor Moon mordió su labio, por dolor y por su mala suerte. "No, dejé mi intercomunicador en el departamento de Mamoru. Lo siento, Fighter…"
"De acuerdo, improvisaré."
"Por favor, ten cuidado. Tiene algo filoso en la punta de sus garras, creo que es así como me lastimó." Sailor Moon comenzaba, además, a sospechar, que algún tipo de sustancia adicional se había sumado a la herida en su abdomen. Poco a poco, Sailor Moon se percató que su concentración estaba sufriendo.
Pero, no dejaría a Fighter pelear por su cuenta.
"¿Crees que este monstruo sea una semilla estelar contaminada por el Caos como las criaturas del día de ayer?"
Fighter asintió. "Tal vez. Aunque pensé que habías purificado el Caldero Mágico de Pacotilla, ¿qué no? ¿No era ésa la solución?"
"¡Es lo que Sailor Mercury y Luna dijeron!"
"¡Cuidado, agáchate!" Fighter actuó en instinto, empujando a Sailor Moon hacia el piso. Sobre sus cabezas, una red compuesta en gruesa telaraña fue esquivada. Terminó adhiriéndose a las mallas de seguridad del edificio. "Debe de haber una manera de incapacitarla. ¿Cuentas con otro ataque? Te vi utilizar tu tiara."
Sailor Moon se sintió frustrada, no queriendo dar otra negativa. "Puedo intentar invocarla de nuevo."
"La distraeré, entonces. Intenta ayudar a las víctimas."
"¿Qué? ¡Sailor Fighter!" Demasiado tarde. Fighter se teletransportó a la parte trasera de la azotea, hacia las enormes máquinas de aire acondicionado. Sailor Moon se arrastró en cuclillas hacia Mamoru y los demás. "Dios mío. ¿Mamoru? ¿Puedes escucharme? ¡Los ayudaré, lo prometo!"
El capullo de telarañas se había endurecido, creando una jaula alrededor de los jóvenes inconscientes. Por la manera en la que la jaula resplandecía, Usagi se imaginó que, de alguna manera, la criatura seguía alimentándose de la energía vital de sus víctimas.
-Ya no más. Sailor Moon se concentró en renacer su tiara lunar con todas sus fuerzas. A lo lejos, Sailor Fighter es escuchó burlándose de la tarántula para mantenérsela distraída. Sailor Moon sabía que la táctica no duraría por siempre. -Vamos, otra vez.
El dolor de su herida se agudizó durante el proceso. Poco a poco, la tiara dorada se materializado a su comando. Sailor Moon se puso de pie. Retrocedió unos pasos para agarrar impulso, y arrojó su tiara hacia la jaula sobrenatural.
Chispas se desprendieron con la fricción de la tiara contra el capullo. No lo rompió.
Sailor Moon no se dio por vencida. "¡Tiara Lunar, acción!"
Otra serie de ataques directos llevaron al mismo resultado. Sailor Moon rodeó a los cuerpos, intentándolo desde diferentes puntos.
"¿Sai...lor Moon?"
"¡Mamoru!" Sailor Moon detuvo sus ataques, acercándose al hombre. Los ojos de Mamoru parpadeaban con desconcierto. "¿Puedes moverte? ¡Por favor, intenta liberarte! ¡Estoy haciendo todo lo posible, pero no surge efecto!"
"¡STAR SERIOUS LASER!"
-Oh, no. Sailor Moon se tornó hacia la Star Senshi. Presenció cómo Fighter había optado por atacar a la criatura directo en su núcleo, al tenerla en su proximidad física. La tarántula convulsionó, recibiendo el láser en chillidos.
Sailor Fighter, aun con su brazo extendido, cayó de rodillas sobre un panel de ventilación. Sailor Moon notó que la mujer lució más afectada por el extenuante duelo, que el día anterior cuando se habían enfrentado a las semillas estelares infectadas con el Caos.
-Debe sentirse enferma aún. Feroz preocupación le invadió, pensando en el riesgoso lugar en el que Fighter estaba.
No debió sorprenderle, que al final, la criatura se recuperó del ataque directo. Reincorporó sus siete patas y el núcleo de su cuerpo. Saltó desde la otra columna albergando aire acondicionado, tejiendo una red directamente hacia Fighter.
"¡No, détente!" Sailor Moon gritó, al último momento, lanzando su tiara hacia la criatura. "¡Sailor Fighter, huye!"
Sabía que el ataque sería absorbido. Lo que importó fue darle el chance a Fighter de teletransportarse. Le llenó de pánico ver como Fighter lo intentó, sólo para volver a caer de rodillas.
-¡Por favor, cetro lunar, vuelve a mí! Eternal Sailor Moon sintió sus propias rodillas debilitarse. Luchó por mantenerse de pie, a pesar de presenciar su tiara siendo desintegrada por nueva ocasión. -¡POR FAVOR! ¡Cristal de Plata, ayúdame!
Creciendo y creciendo, la criatura se preparó para un ataque masivo.
Sailor Moon se interpuso entre Mamoru y el inminente dolor por venir.
"¡AAAAAAAARRRRGHHHHHH!"
La visión borrosa de Sailor Moon fue asaltada con repentina luz. Temó que se tratara de Sailor Star Fighter. ¿Estaba siendo absorbida por...?
Luminiscencia escarlata le cegó.
Nadie estuvo más sorprendida que Sailor Moon, al descubrir que tal fuente de cálida energía no provino del Cristal de Plata. Una esencia muy familiar se filtró por sus sentidos, así como un repentino apogeo de energía positiva.
Sailor Moon recordó a Chibi-Chibi.
-¿Acaso...?
"¡GALAKTOS FORCE FIELD!"
-Esa voz. Usagi volvió en sí, su rostro contra el concreto. Movió su cabeza ligeramente hacia Sailor Star Fighter.
Aquella armadura dorada era imposible de olvidar. Desafortunadamente, sería la causa de muchas pesadillas de Usagi por los años por venir, debido a la traumatizante experiencia de ser torturada por su dueña, por más que ésta hubiese estado fuera de control de sí misma.
Con una mano dirigida hacia la criatura, Sailor Galaxia no ocupó de más, para inmovilizar al enemigo.
Frente a ella, Sailor Fighter volvió a reaparecer. "¿Odango? ¿Estás bien?"
"Yo… debería estar… preguntándolo." Brazos la acogieron para ayudar a levantarla del piso. "¿Sailor… Galaxia?"
"¿Puedes creerlo? No tengo idea de dónde haya salido." El pecho de Fighter sostuvo las espaldas de la chica. Su dulce aroma, oh-Kami-sama. Usagi fue envuelto en él con gusto.
Usagi inhaló profundamente.
Volvió a enfocarse.
Y se percató de que su fuku había desaparecido. Había vuelto a su identidad civil.
Fighter percibió su sorpresa. "Tranquila. Sigues herida, y con la energía que gastaste ayer, no debe sorprenderte que tu henshin necesite un descanso."
Usagi sintió la presión del guante de Fighter sobre dicha herida. Usagi chilló en forma automática. "¿Mamoru?"
"Aquí estoy." Provino a sus espaldas. Usagi no pudo girar su rostro por entero. Los sonidos de forcejeos fueron obvios.
En un día regular, Sailor Galaxia era totalmente intimidante. Verla en esos momentos, capaz de contener a tan horrible criatura con la fuerza de una mano, dejó a Usagi sin palabras. El largo cabello que Usagi había conocido, había vuelto a ser comprimido en su casco de combate, y aunque la Sailor no vestía sus pulseras mortales, mancuernas doradas adornaban sus puños. Resplandecían, claramente manifestando parte del poder que Galaxia guardaba en su interior, ahora con su semilla estelar restaurada.
La gran tarántula siseó, suspendida en el aire. Trató de liberarse de forma desesperada. A pesar de todo, Usagi se sintió mal, al sentir el pánico de la bestia de siete patas.
"¡Por favor, no la lastimes!" Usagi se dirigió a Galaxia con firmeza. Detrás, escuchó un resoplido incrédulo de Fighter. "¡Es una criatura inocente!"
"No planeaba hacerlo." Vino de Sailor Galaxia, girando su perfil hacia ella. No transmitió sorpresa con la petición. "¡Regresa a tu forma original! ¡Abandona esta criatura de una vez, Caos!"
Otra serie de chillidos agudos sonaron por la azotea. Usagi y Fighter cubrieron sus orejas.
Oscuridad fluyó del cuerpo del enorme insecto al comando de Galaxia. El proceso conllevó más tiempo de lo que Usagi sintió que sus pobres oídos podían soportar. Los chillidos fueron atenuándose conforme el tamaño de la tarántula fue disminuyendo.
Sobre Mamoru y los estudiantes, aquella celda que ni Sailor Moon había podido penetrar, comenzó a perder consistencia. Oleadas de energía se desprendieron de la tarántula, y fue obvio, que se trataba de toda la energía vital que había robado en primer lugar. Mamoru así lo demostró, al poder liberarse de los restos de su jaula a patadas.
Al final, Galaxia abrió su palma. Aquel ser vivo que había sido contaminado por el Caos, cayó sobre sus dígitos.
"Que algo así de pequeño haya causado tantos problemas, es increíble."
Galaxia bajó su mano al piso. Aterrorizada, la tarántula de dimensiones normales se deslizó por el piso de la azotea.
Usagi, aliviada, dejó que su peso fuera recibido por Fighter. "¡Gracias por tu ayuda, Sailor Galaxia!" Curiosa, revisó su estómago. Mamoru no había sido el único restaurado. Solamente la mano de enguantada de Fighter era lo que Usagi podía sentir. Sintió calor concentrarse en su rostro con el descubrimiento.
Galaxia caminó hacia el grupo con pasos mesurados. Al contrario de la oscuridad que siempre le había perseguido, el escenario del medio día dibujó un halo de luz sobre el material metálico de su fuku.
"Hera…"
Usagi parpadeó.
Libre, Mamoru se había levantado. Caminó hasta quedar al mismo nivel que Fighter y Usagi. Luego, frenó su avance, luciendo indeciso.
La mirada de Galaxia viajó de Usagi hacia el hombre. "Príncipe Endymion."
"Viniste. No estaba seguro…" Mamoru cerró su boca de golpe. Carraspeó su garganta. "Quiero decir, como ya dijo Usagi, gracias. Nos salvaste."
"Es algo menor a comparación con todo el sufrimiento que he causado."
"Inclusive así, no estaba seguro de que podrías escuchar mi llamado." Mamoru le sonrió a la mujer. "Creí percibir tu presencia cerca de aquí en momentos, pero… no tenía la certeza de que nos volveríamos a ver tan pronto."
Usagi frunció su ceño con lo dicho. Recordó la manera nostálgica con la que Mamoru había contemplado la ventada del apartamento. ¿Había sido esa la razón? ¿Mamoru podía percibir a Sailor Galaxia, a pesar de la distancia?
Fighter no fue igual de paciente. "No entiendo. ¿Por qué tanta dulzura? ¿Qué no lo asesinó?"
Un codazo salió de Usagi. "¡Shush! Ayúdame a levantarme, ¿quieres?"
"Mnn." Sailor Fighter era suspicaz por naturaleza. Usagi ya había notado el aura de desconfianza que parecía transmitir alrededor de Mamoru desde que se habían conocido. Usagi no lo comprendía. Apenas y los dos se habían dirigido la palabra de manera directa, hasta ahora. En ningún momento, Mamoru había sido descortés.
Conforme la auxilió a reincorporarse, Fighter siguió lanzando miradas raras hacia Galaxia y el Príncipe Terrícola. Impaciente, Usagi jaló de su brazo para revisar el estado de los estudiantes.
Al hincarse junto a ellos, descubrieron que color había regresado a sus rostros. Cuando Fighter revisó sus pulsos, confirmó que los signos vitales estaban en perfecto estado. Todo apuntaba que solo necesitarían un buen descanso.
"¿Deberíamos moverlos?"
Usagi rascó se nuca. "¡Creo que sí, no podemos dejarlos aquí solos! Aunque no tengo idea de cuales sean sus apartamentos."
"Yo sí." Mamoru intervino. "Son compañeros de mi piso. Estábamos conversando cuando fuimos atacados por esa extraña criatura."
Fighter suspiró. "Bueno, espero que los elevadores todavía funcionen."
"Deberías descansar, sigues enferma." Usagi murmuró en la cercanía de Fighter. "Te vi, estabas teniendo dificultades para teletransportarte, ¿qué no?"
"Me siento mejor." Fighter gruñó a lo bajo. "No soy ninguna damisela."
Usagi rodó sus ojos. -Siempre tan obstinada.
Las telarañas habían sido desintegradas con la derrota de la criatura, así que la salida de la azotea estuvo libre para volverse a usar. Entre Mamoru y Fighter, los dos cuerpos de los compañeros de piso fueron arrastrados hasta el elevador. El cual, afortunadamente, funcionaba. Al llegar al cuarto piso, Mamoru les indicó los números de apartamentos de sus vecinos. Decidieron compartirse la responsabilidad, con Usagi y Fighter dirigiéndose a un apartamento, mientras Mamoru y Galaxia se dirigieron a otro.
"¡Definitivamente así, no fue como imaginé que mi día iría!" Fighter gimió, minutos después, mientras acomodó al estudiante desmayado en el sofá de su sala.
"Mucho menos yo." Usagi espió por el apartamento, esperando que no hubiera alguien más. Alentó a Fighter a salir de lugar lo más pronto posible.
De vuelta al pasillo, Fighter desactivó su henshin. Como Seiya, la chica se apoyó en la pared de afuera.
"¡Seiya, te dije que no deberías esforzarte tanto! Sigues enferma, ¿no es así?" La tez de la ex-ídola estaba ligeramente rojiza. Cuando Usagi colocó una mano en su frente, se preocupó al instante. "Tienes temperatura."
Seiya se apoderó de su mano. "Ya te lo dije, estoy bien."
"Seiya, no seas terca."
"No hagamos un alboroto, lo último que quiero es pensar en el sermón que me espera de vuelta en el penthouse. En especial porque…" Ambas chicas intercalaron miradas. Usagi tragó saliva. "Odango…"
Oh.
Sonrojada, Usagi movió su atención hacia el pecho de su acompañante. Resultó ser un error de juicio, porque en su estado femenino, Usagi obtuvo un vistazo directo de los senos asomándose por la blusa oscura de la chica. Fue aparente que Seiya se había vestido con prisa, considerando que precarios lucieron esos botones. Usagi estuvo segura de que Seiya ni siquiera estaba vistiendo un sostén.
-¡Uy, cielos, mira a otro lado! ¡No seas maleducada!
El sonido de una puerta cerrándose las hizo saltar. Seiya siguió aferrándose a una de sus manos, conforme las cabezas de Mamoru y Sailor Galaxia se asomaron por el pasillo.
Hubo un momento donde los cuatros se congelaron, al reencontrarse.
"Bien. Veo que ya no necesitan mi asistencia." Galaxia declaró primero.
"No significa que tengas que marcharte." Mamoru se giró hacia la mujer con ojos engrandecidos. "Todavía tengo preguntas sobre el origen de ese tipo de criaturas. Pensamos que al purificar el Caldero Mágico, los ataques se detendrían. ¿Por qué crees que seres malignos siguen apareciendo? Nadie conoce al Caos mejor que tú."
Sailor Galaxia miró a Mamoru con dureza, ante lo último. El hombre levantó sus manos en tregua inmediata.
"Lo siento, sabes que no lo decía de esa forma…"
Sailor Galaxia se cruzó de brazos. "Hm."
No se marchó. Aunque, tampoco lució cómoda con la idea de conversar con una audiencia. Mamoru indicó percatarse del mismo mensaje y estiró su brazo hacia el balcón para continuar dialogando.
"¿Qué se traen esos dos?"
"Son amigos. Creo." Usagi replicó. Seiya levantó una ceja confusa. "Mientras la semilla estelar de Mamoru fue capturada, tuvo la oportunidad de conocer la verdadera esencia de Sailor Galaxia que no había sido corrompida por el Caos. ¡Ya lo sé, suena muy extraño! ¡Pero fue lo que sucedió, me lo dijo Mamoru!"
Seiya le echó otro vistazo extrañado al par. "Bueno. A estas alturas, nada me sorprendería."
Usagi sobó su nuca. "Formaron un vínculo especial. Creo que esta es la primera vez que se encuentran, fuera del horrible lugar donde el Caos los mantuvo."
"Huh."
Usagi analizó la poca distancia que separó a Mamoru de la mujer, conforme ambos indicaron llevar una conversación en voz baja. Le pareció muy extraño ver a Mamoru sonreír con cierto nivel de timidez alrededor de Sailor Galaxia. Por su parte, su antigua contrincante, parecía estar decidida en no ver a Mamoru a la cara. A pesar de continuar con su plática, su bello perfil se concentró en el paisaje ofrecido por el balcón del complejo.
Usagi se sintió mal por husmear. "¿Por qué no pasas al departamento de Mamo-chan para que descanses un momento? Tengo que ir por mis cosas, de todas formas." No esperó por una respuesta. Con sus manos entrelazadas, haló de Seiya por el pasillo hasta llegar al apartamento de Mamoru. La puerta estaba semi abierta por la urgencia con que Sailor Moon había salido del lugar.
"Puedo esperar afuera." Seiya miró la puerta como si ésta fuera a explotar.
"No seas sangrona." Usagi le jaló de nuevo del brazo. Con un suspiro resignado, Seiya la siguió al vestíbulo.
Adentro, todo permaneció intacto. Hasta la música baja del radio, seguía sonando.
"¿Quisieras un vaso con agua?" Usagi la guio al mismo asiento que Usagi había estado usando. Se sintió surreal. Tener a Seiya aquí, cuando antes había conversado con Mamoru sobre sus ansias de hablar con ella.
"Gracias." Seiya le sonrió, aceptando el vaso con agua fría. "Me siento mucho mejor, en verdad. Deja de verme así, Usagi."
Usagi tomó asiento a su lado. "¿Así cómo?"
"Como si estuvieras esperando malas noticias, o algo así."
"Pues así se siente. De alguna manera, tengo el presentimiento de que no estás siendo completamente honesta conmigo. ¿O sí?"
Seiya hizo una mueca. "Cielos, Odango, al menos esperaba más simpatía de tu parte."
"Ay, eres una bebé." Usagi se burló juguetona. "¡Tú eres la que insiste que se siente de maravilla!"
"De acuerdo, tal vez no me sienta tan bien, pero no es como si…" Seiya dejó el vaso vacío en la mesita de estar. "Este es el último lugar en el que esperaba decírtelo."
Calor regresó a su rostro. "¿Decirme… qué?"
"¡Bueno, primero que nada!" Seiya le sorprendió al girarse hacia Usagi en apertura. Recargó un brazo sobre el respaldo del sofá y con el otro, retomó la mano de la chica. "Primero que nada…"
Usagi sintió su corazón ablandarse. "¿Sí?"
"No tienes idea de lo que significaría… si tú…" Usagi no podía despegar su atención de Seiya. Desde la forma en la que su atractiva clavícula se asomaba, incitando a Usagi a querer conocer más allá—hasta su potente aroma dulce, en la que Usagi deseaba sumergirse en un profundo abrazo.
"¿Si yo…?"
Los ojos de Seiya fueron dos carbones, oscuros. Profundos. Los versos que le había cantado por el teléfono hicieron eco por la cabeza de la terrícola, acelerando su corazón. Sus rostros definitivamente estaban acercándose…
Por eso, le sorprendió a Usagi lo que salió de la boca de la artista.
"Me encuentro en celo."
Silencio.
"Oh, bueno. Estoy en mi Ciclo. Así es como lo llaman en mi país. O la Fiebre. Personalmente, yo prefiero el titulo Hagamos-A-Seiya-Sufrir, pero Taiki me dice que no debería tomarlo personal. Es un fenómeno que aplica para toda nuestra población."
"No entiendo." Usagi torció su entrecejo. "¿Es esta, otra de tus bromas pesadas?"
"¡No!"
"Seiya, vamos…" Desconcertada, Usagi se deslizó por el sofá. "¡No es gracioso!"
"¡Hablo en serio!"
"¿Esperas que crea algo así?" Ofendida, Usagi se tornó en dirección contraria. "Si no quieres decirme lo que pasa contigo, está bien. Puedo respetar tu privacidad, no tienes que recurrir a bromas así de crueles. ¡En especial porque en verdad estaba preocupada por ti!"
Que Seiya se carcajeara, no ayudó la situación.
"Odango, créeme, desearía que fuera una broma. Rogaría que fuera así… A decir verdad, me sorprende que ustedes los terrícolas no tengan un fenómeno similar—Es bastante común en nuestro Sistema Solar. Oi, ¿a dónde vas?"
Usagi fue sentada de nuevo por Seiya de manera enérgica. "¡No me empujes!"
"Hablo en serio. Lo juro." Seiya perdió el humor. "Nos prometimos no mentirnos más, ¿recuerdas? Estoy contando la verdad."
Usagi analizó a su acompañante con ojos desconfiados. Seiya lució más agitada que antes, pero Usagi no supo interpretar si el tono rojizo de su rostro se debió a una fiebre real o… -No, Seiya no podría fingir algo así. Sentí su frente. En verdad está enferma.
"¿Por qué te sucedería algo así?"
Seiya desvió su mirada, incómoda. "No lo sé, Usagi. ¿Por qué suele suceder en la vida general de las formas de vida?"
-Bueno, tampoco hay que ser sarcástica.Usagi sabía por qué ese tipo de cosas sucedían con los animales. No era tan tonta. "Pero, tú…" Aunque, ¿qué no se debía a la importancia de la reproducción? A Seiya no le gustaban los hombres, ¿qué no? "Así que, ¿quieres tener bebés?"
"¡No!" Seiya cubrió su rostro en mortificación. "¿Sí, pero no? ¡Argh! Quiero decir—¡No de esta forma! ¿En el futuro? ¿Quizás? Al menos, desearía que fuera bajo mis términos… Que fuera mi elección, el crear una familia."
A pesar del tema de conversación, Usagi se conmovió con la confesión. ¿Seiya deseaba una familia propia? Eso le resultó inesperado, y al mismo, algo muy lindo. No había imaginado que alguien como Seiya deseara algo tan alineado a lo que la Usagi deseaba por igual.
"Muy bien, tranquilízate." Seiya permitió que Usagi alejara sus manos de su rostro. "Respira hondo y dime más."
Seiya, así lo hizo.
Había sido un accidente, en resumidas cuentas. En el país de Seiya, solían tener medicamento para evitar estos famosos Ciclos. Sin embargo, tras la invasión de Sailor Galaxia, sus recursos habían sido limitados. Las Sailor Starlights habían huido con lo que habían tenido a la mano. Usagi, además, aprendió que Seiya, Taiki y Yaten habían elegido permanecer en disfraces masculinos para evitar sufrir sus ciclos en un planeta desconocido.
Tras la derrota del Caos y los primeros síntomas de Seiya, Kakyuu-Hime no había estado impresionada. Les había recordado que todo tipo de magia tenía sus límites, y estaba convencida, que por haber reprimido su biología por tanto tiempo, ahora Seiya estaba sufriendo las consecuencias del desbalance de su cuerpo. Para empeorar la situación, todavía no descartaban por completo que Taiki, o Yaten, no se le unieran a Seiya en el transcurso, ahora que habían revertido a sus identidades verdaderas.
Era por todo esto, que el regreso a Kinmoku había sido pospuesto.
Usagi necesitó caminar por la sala por un largo rato, indecisa entre pellizcarse, o sentir total empatía por el dilema de su amiga.
Mirando a Seiya, Usagi se decidió por empatía. "¿Qué vas a hacer? Si dices que tu medicamento no está funcionando."
Seiya se encogió de hombros. "Aguantarme."
Usagi colocó sus manos en su cintura. Se inclinó por la incredulidad. "¿Aguantarte, dices?"
"¿Qué puede suceder?" Seiya gruñó. "Regresaré a mi hibernación en el penthouse hasta que se me pase."
"¡Seiya, no sé si te has visto en un espejo, pero no te miras de ultratumba! Y según a lo que me dices, ¿la fiebre va a empeorar? ¿Estás segura de que ningún medicamento en la Tierra podría ayudarte? ¡No puedo creer que en este estado hayas venido a luchar contra esa criatura!"
"Taiki no lo cree. Diferentes fisiologías y no se qué más. He tomado analgésicos—anoche, por ejemplo. Para poder salir con ustedes. ¿Y qué esperabas que hiciera? ¡Claro que tenía que venir a ayudarte!"
"Oh." Usagi ahora comprendía el raro comportamiento de las Starlights. Habían estado protegiendo a Seiya. "Aun así, aguantarse es una opción muy cruel, ¿no crees?"
"Es lo único que puedo hacer." Seiya suspiró contra su puño, examinando la alfombra del departamento. "De todas formas, quería que lo supieras. Tu amistad es muy importarte para mí, Usagi. Sé que estarías preocupada… No deseaba que pensaras que estaba… siendo intencionalmente indiferente contigo. Al menos, te debía la verdad, por más que Taiki y Yaten no lo piensen así."
"Seiya, no me gusta oírte hablar de esa forma." Usagi se sentó en la mesa frente a la chica. "No te des por vencida."
Eso le ganó una sonrisa.
"No hay otra opción para mí." La forma en la que Seiya la miró no dejó en duda que estaba decidida.
-¿Cómo puedes decir algo así? Usagi posó sus manos sobre las rodillas de Seiya. "Pero, Seiya… Este Ciclo… Debe ser algo especial. A lo que me cuentas, este tipo de fenómeno está destinado a otorgarte consuelo, no más sufrimiento. ¿O me equivoco?"
Seiya indicó que no lo había considerado. Levantó un hombro con desdén. "En teoría. Todavía se guarda mucho tabú sobre esta costumbre en nuestro planeta. No es bien visto que se compartan detalles de lo que se transpira en los ciclos, lo consideran algo muy íntimo… En la sociedad actual de Kinmoku-sei por eso se suprime con medicamento hasta que hayas encontrado a aquella persona con la que quieras compartir tu vida. Experimentar un ciclo juntos, deber ser un evento para reforzar relaciones." Seiya viró sus ojos. "Y claro, para perpetuar la raza. Aunque, no quiere decir que seamos máquinas de bebés. Se considera una necesidad secundaria."
Wow. Usagi se encontró completamente fascinada al conocer mucho más de la cultura de donde provenía Seiya. Sonaba bastante única.
"Y dime…" Usagi se retorció un poco sobre la mesa. La curiosidad le picó las costillas y no lo pudo ignorar más. "¿Qué pasa con las chicas?"
Seiya parpadeó. "¿Con las chicas?" Luego, sonrió. "Creo que esa parte la vimos en biología, ¿no lo recuerdas, Odango?"
"No, ejem. Digo, ¿qué sucede… con las chicas que les gustan otras chicas?" Por Kami-sama, Usagi juró que toda la fiebre de Seiya se pasó a su propio cuerpo. "O ya sabes, con chicos que prefieren la compañía de otros chicos. ¡No que tenga algo de malo! ¡Sólo digo, sé que eso sucede!" Fue el turno de Usagi de cubrir su rostro con sus manos. "¡Uy, olvídalo, ¡no sé qué estoy diciendo!"
Seiya rio con suavidad. No la ridiculizó. Acercó sus rodillas hasta presionarlas juntas, y su tono de voz adquirió un tono más personal.
"El nombre lo indica, Odango… Un Ciclo de Unión se trata de eso. Unirte a alguien correcto para ti. No importa tu… uh, preferencia. Si la persona es compatible biológicamente a ti… el ciclo te lo deja saber… Una de las fases iniciales consiste en liberar feromonas para atraer a potenciales parejas, hombres y mujeres."
Usagi se asomó entre las partiduras de sus dedos. "¿Cómo Motoki?"
Así de rápido, toda suavidad se desvaneció del porte de Seiya.
"Sí, sí, como ese tipo." La intimidad fue reemplazada por una atmósfera incómoda. De caliente a frio, su amiga evadió la atención de Usagi para revisar la hora en su reloj de muñeca. "O-Oh, mira la hora. Debería regresar, Odango. No hay forma de que Taiki y Yaten no se hayan dado cuenta de mi ausencia. Sólo por Kakyuu-Hime, deben estar frenándose para no armarme un escándalo en mi intercomunicador."
La cabeza de Usagi siguió atascada en la última porción de lo compartido.
Le costó creer que Seiya podría interesado en Motoki, aunque fuera alguien considerado "compatible." Inclusive ahora que Seiya era una mujer de tiempo completo, Usagi no pudo ni imaginarlo. Se ganó un terrible sabor de boca, por sus esfuerzos.
Usagi trató de recordar ese día que habían convivido, con más detenimiento, revisando cada momento con Seiya con nuevos ojos. ¿Quién más había actuado demasiado amigable? Era difícil de discernir, considerado que Seiya había continuado siendo reconocido como miembro de Three Lights…
Seiya se levantó del sofá. "¿Hola? ¿La Tierra comunicándose a Odango? Vamos, ¿qué pasó con tus modales? ¡Dije que ya me voy, ven a acompañarme a la puerta, al menos!"
"Seguro." Usagi continuó distraída. Perturbada. Consternada, por tener la sensación de estar perdiéndose algo importante. Siguió el rastro de Seiya hacia el vestíbulo, sus puños cerrándose y abriéndose con ligera angustia.
Se sintió incorrecto, dejar a Seiya ir.
"Seiya, déjame pedirte un taxi. Es muy peligroso que regreses por tu cuenta al penthouse de los Three Lights, ¿no es así? Por tu condición—"
"¡Nah, estoy bien! Prefiero no lidiar con gente extraña, si lo puedo evitar. ¡Aunque sé cómo defender mi honor!" Seiya pausó después de colocarse sus botines y revestir sus lentes de sol. A través de las micas oscurecidas, sin embargo, Usagi percibió la calidez de su mirada cobalto recorrerle de pies a colita. "No te apures, Usagi. Todo estará bien. Confía en mí. Me sentiré mucho mejor en un par de días más, ya lo verás."
Usagi, aun en pantuflas, avanzó hacia el último centímetro del escalón del recibidor. Se atrevió a acariciar la manga del saco. "Seiya…"
El momento se sintió como otro vistazo al acantilado, al que Usagi tanto temía.
"Irme, sí. Es lo que debo hacer… Ahora mismo." Se escapó de Seiya en un murmullo tortuoso. Cuando alejó su manga de los dedos de Usagi, dolió. Usagi no podía recordar alguna vez que Seiya se alejara de ella forma intencional. "S-Sayonara, Odango."
"Adiós." Usagi permaneció en el mismo punto. Las demás objeciones se atascaron en su pecho.
-¿Qué estás pensado? Usagi observó la puerta cerrarse tras Seiya.
En la radio, el locutor anunció promociones del Centro Comercial. Usagi midió el tiempo que permaneció de pie por medios de los comerciales. Al llegar al quinto, la puerta del apartamento se volvió a abrir.
Usagi aspiró con esperanza.
Mamoru se mostró igual de sorprendido de encontrarla. "Usako."
Un nudo de desilusión se apretó en su pecho. Usagi se abrazó a sí misma. "Mamo-chan."
Mamoru se adentró al vestíbulo. "¿Dónde está Seiya? ¿Ya se marchó?"
"Sí."
Una pausa.
"¿Dónde está Sailor Galaxia?"
Mamoru guardó sus manos en los bolsillos de su sudadera con hombros deslindados. "Se marchó por igual."
Una segunda pausa nació entre los dos.
Ambos soltaron suspiros, mellizos en su decepción.
"Decidió investigar por su cuenta si el Caos ha dejado más restos de energía por la ciudad. Viajará a otras partes del globo, si es necesario."
"Wow, eso es muy considerado de su parte." Usagi admiró la dedicación de Sailor Galaxia. "Aunque no se siente correcto que ella haga todo el trabajo. ¡Deberíamos ayudarla!"
"Sugerí lo mismo." Mamoru pasó de lado a Usagi en el vestíbulo, pateándose sus tennis deportivos con desgane. "No compartió mi opinión de poder acompañarla, por más que abogué la causa." ¿Estaba acaso el hombre, haciendo pucheros? Usagi achicó sus ojos para cerciorarse.
Lo estaba haciendo. Mamoru estaba haciendo su propia versión de un berrinche, revoloteando su fleco y mirando el interior de su apartamento, como si el lugar le ofendiera con su mera existencia.
"¡Está empeñada en creer que merece lidiar con esta problemática por su cuenta! ¡Entre más la conozco, me doy cuenta de que es una mujer increíblemente obstinada!"
-Suena a alguien más que conozco. Usagi torció sus propios labios en descontento. ¡Uy, Seiya-baka tenía que seguir acaparando sus pensamientos!
"¡Lo sé! ¡Por más que uno intenta convencerlos de que no tienen que hacerlo todo por su cuenta, se rehúsan a escucharlo! ¡Seiya vive para hacerse la masoquista!"
"¡Este es mi Planeta, también! Si alguien debiera auxiliarla, debería tratarse de mí. ¿Quién mejor para compartir la responsabilidad?"
"¡Exacto!" ¿Quién mejor que Usagi, para encontrar una forma de ayudar a Seiya en su predicamento? Seiya la había acompañado en sus peores momentos, ¿qué había de malo en regresarle el favor?
¿Quién cuidaría de ella, cuando la fiebre empeorara? ¿Kakyuu? ¿Yaten, Taiki? Dudaba que alguna de ellas estuviera así de atenta. Usagi, al menos, le podría hacer compañía… Se aseguraría que Seiya pudiera mantenerse hidratada y bien comida para afrontar su enfermedad. ¡Usagi hasta podría cocinarle la receta especial de Mamá Ikuko para animarla!
Usagi respiró hondo. El perfume de Seiya había invadido el apartamento por completo.
Manzanilla y flor de naranja. A Usagi le encantaba tanto…
Aquel aroma parecía tener vida propia, acariciando los sentidos de Usagi en dulce seducción. Su propio cuerpo se estremeció y su corazón galopó, como si quisiera comunicarle algo urgente desde la cavidad de sus costillas…
BA-BUM.
BA-BUM.
Usagi se dio media vuelta.
Se detuvo.
-"¡Vaya, que colonia tan más agradable! ¡Nunca había olido algo igual, Kou-san!"
-"¡Te dije que olías diferente!"
-"¿A quién se le ocurre usar tanto popurrí en un lugar así de cerrado? No estamos en una maldita florería."
Fue como el reventar de la cuerda de un instrumento.
Los ojos de Usagi se posaron en el teléfono que había utilizado horas previas.
Motoki. Haruka.
Ella misma.
-"Una de las fases iniciales consiste en liberar feromonas para atraer a potenciales parejas, hombres y mujeres."
-Eso significaría que yo… Los vellos de sus brazos se pusieron de punta con la revelación.
-"Lo puedo sentir… Este sentimiento tan maravilloso… Lo puedo sentir… algo diferente a mi misión… Debe tratarse de un amor no correspondido… en una estación aparte de la galaxia."
-Pero, no lo es. Usagi apretó sus puños. El estruendo de un relámpago pareció atravesarla, vigorizando su ser. -Por esa razón es que me resulta tan doloroso dejarte ir, Seiya.
"¿Qué tal si se mete en problemas? ¿Cómo lo sabré? ¿Cómo podría ayudarle, en caso de que lo necesitase? Debería ir a buscarla, tal vez la pueda convencer si insisto…"
"¿Y qué estás esperando?" Usagi corrió a la mesa de la sala, recogiendo su bolso. "¡Es una grandiosa idea, Mamoru! ¡Anda, hazlo!"
Mamoru ya estaba trotando en dirección del vestíbulo para colocarse sus tennis de regreso. "Quiero decir, es lo correcto. ¿Es parte de mi deber, qué no, Usako?"
"¡Mm-hm!" Bolso, listo. Usagi se apresuró al vestíbulo para ir por sus zapatillas. Casi tumbó a Mamoru en su intento de apurarlo. "¡Es tu amiga, además! ¡No necesitas excusas para querer hacerle compañía! Uy—Mamo-chan, ése no es tu zapato."
"Gomen, gomen." Mamoru brincó en un pie hasta la pared, dándole espacio a Usagi para maniobrar. "¿Irás tras Seiya, asumo?"
Usagi realizó sus propios brincos. Luego, se detuvo sólo lo suficiente para ver a Mamoru directo a la cara.
"Tal vez es como lo que dijiste antes…" Deliberó con una pequeña sonrisa. "Sobre ser arrastrados por caminos que nunca creímos que recorreríamos por separado."
"Pero, de los cuales no podemos arrepentirnos de haber experimentado." Mamoru completó, conflicto interno mostrándose en su galante rostro. "Usako…"
Se miraron el uno al otro, y Usagi descubrió entonces, que no había sido la única al borde de lo desconocido, temiendo a dar el gran salto.
Sólo ocupaban un empujoncito.
"¡Mamoru, apresúrate! ¡Quiero alcanzarla!"
Mamoru se retorció fuera de su camino para permitirle abrir la puerta. "¡Claro, claro!" Saliendo detrás de Usagi, frenó junto a la puerta, rebuscando por las llaves en su pantalón. "¡Buena suerte!"
Usagi pausó a mitad del pasillo para lanzarle su signo de amor y paz con su mano derecha. "¡Ganbatte kudasai!"
Mamoru era demasiado lento. Usagi no pudo aguardar por él, al meterse al elevador. Dentro de la cabina, Usagi brincó impaciente de un costado a otro. Esperaba que Seiya no estuviera avanzada en su trayecto, porque no tenía ni la menor idea de cuál era la dirección oficial de los Three Lights.
-¡Oh, la mañosa de Luna debe conocerla! Usagi mordió su pulgar. -Uy, aunque preferiría no tener que acudir a esa alternativa. Luna tendrá cientos de preguntas.
La chica se disparó del elevador, y posteriormente, de las puertas de salida del complejo. Pausó un momento en el asfalto, estirando su rostro en toda dirección. "¡Seiya!"
Sus llamados atrajeron miradas extrañadas de la gente que circulaba la zona. Usagi las ignoró, optando por irse por el lado oeste, porque sería el menos concurrido a esta hora. Seiya había dicho que no quería tropezarse con otras personas, si podía evitarlo…
-Ay, no. ¿Qué tal si se sintió mejor y simplemente se teletransportó a su penthouse? Usagi se disculpó al tener que rebasar a desconocidos en su apuro. -No, no pienses así.
Dio vuelta hasta rodear la cuadra del complejo, deteniéndose frente al semáforo en rojo. Usagi sufrió una crisis, entonces, entre atravesar el semáforo o seguir caminando por otra avenida. No encontró señal de alguna colita de cabello oscuro por ninguna parte, que le auxiliara a decidirse.
-¿Qué tal si usas tu nariz? Usagi sonrió de oreja a oreja con la idea. Comenzó a olfatear su alrededor, buscando por pistas de aquella esencia tan agradable y singular. Las miradas de los extraños solamente empeoraron.
"Por Kami-sama, creen que estoy loca." Usagi gimió decepcionada. El semáforo cambió de color. Decidió arriesgarse y tomar el cruce. -No tomaría el autobús. Demasiadas personas.
Para la tercera cuadra recorrida, desesperación comenzó a envenenar el entusiasmo de Usagi. No encontró a Seiya en ninguna banca de las paradas de autobuses, ni en las calles cercanas al parque. Exceptuando los grandes pósters promocionales que todavía decoraban las tiendas comerciales del distrito universitario, Seiya la aludió en todo sentido.
Una hora transcurrió sin éxito, a pesar de que Usagi recapituló sus pasos de vuelta al complejo de Mamoru.
Estaba atardeciendo, para ese entonces.
"…La perdí." Usagi suspiró, su buen humor desplomado. Sin más opción, decidió que sería buena idea regresar a casa. Por lo menos, todavía tendría la opción de convencer a Luna que le compartiera la dirección del penthouse. Sólo tenía que pensar en una buena excusa. Una que la gatita no considerara sospechosa…
Usualmente, el camino de vuelta a su casa necesitaba un viaje en autobús. Usagi decidió caminar, queriendo despejar su cabeza.
-Espero que Mamoru haya tenido mejor suerte que yo. Usagi resopló, dramática con su tristeza, media hora después. Cruzó la avenida que la llevaría a su hogar y reconoció el auto de su padre ya estacionado en la Residencia Tsukino. Usagi arrastró sus zapatillas con desgane hacia las puertas principales.
"Odango."
Las manos de Usagi se apretaron alrededor de la reja. Volteó hacia la dirección de la voz.
Seiya estaba sosteniéndose del muro más lejano de la residencia. Su silueta se presentó como un ensueño, iluminada con las tonalidades de las estrellas recién nacidas en el horizonte. Usagi no lo creyó por un minuto. ¿Después de buscarla por toda la ciudad, ahora se aparecía de la nada frente a ella, así como así?
"Seiya…" Usagi avanzó, despacio.
"Discúlpame, yo…" Conforme Usagi más se acercó, más definición obtuvo del porte de la mujer. "Rayos, no sé en qué demonios estoy pensando. Pensé que podría resistirlo…"
"Seiya, en verdad eres tú." Lo era, porque aquel aroma que Usagi había buscado, le envolvió en su embrujo. El resto de la distancia fue eliminada en un enorme salto. Seiya emitió un gemido de sorpresa al ser estrechada en sus brazos. "¡Por Kami-sama! ¡Te busqué por todas partes!"
"¿Qué… dices?"
El cuerpo de Seiya hirvió en su abrazo. Asustada, Usagi se separó una mínima distancia, analizando la apariencia de su amiga. Le preocupó inmensamente encontrar transpiración en su rostro y un matiz aún peor en su piel. Fuertes escalofríos indicaron afectar su cuerpo también, y Usagi de inmediato apretó sus brazos para que Seiya se sostuviera mejor.
"No te apures, de todas formas, estaba por preguntarle a Luna dónde vivías para ir a verte. ¿Seiya, qué haces aquí? ¡En este estado, hubiera preferido que estuvieras descansando!"
Seiya, cabizbaja, gruñó hacia el muro. "Lo… intenté."
"¿Eh?" Con la manga de su sudadera, Usagi limpió parte del sudor de la sien de la chica.
"Caminé." Seiya cerró sus ojos con el contacto. "Mucho. Y la mayoría del tiempo se sintió que lo hice en círculos sin freno." Seiya apartó su rostro en un brote de fuerza. "Discúlpame. No fue mi intención asustarte así. Esta maldita fiebre…"
"Está empeorando." Usagi suspiró, ajustando sus manos para sobar la espalda de Seiya con suavidad. "Es lo que me temía, ¿ves? Seiya, no puedes seguir pensando que atravesar esto por tu cuenta es buena idea—"
Sin querer, tocar el tema pareció ser un punto de ebullición para Seiya. La chica enseñó lo que le restaba de fuerza, al encajar su puño en el muro del que se sostenía. Un gruñido ahogado le hizo sombra el estruendo.
"¿Qué más puedo hacer, con un demonio?"
Usagi mordió su labio. Odió ver aquel profundo sufrir, arrastrar Seiya a este nivel…
"No tengo…" Los párpados de la kinmokusiana se entreabrieron. Al entablarse con la mirada de Usagi, añoranza salpicó de sus ojos oscurecidos por la noche. "Te lo dije, Usagi. No hay otra opción para mí." Los párpados volvieron a caer. Como si sus propias palabras fueran un golpe más doloroso que el puño de Sailor Uranus en su estómago. "No hay… alguien más para mí."
"Oh, Seiya. Es lo que estoy tratando de decirte…" Usagi se impulsó al acantilado sin más titubeo, un único objetivo en su cabeza, cuerpo y corazón, asegurándole que no caería al vacío.
Los labios de Seiya temblaron, al ser acogidos por los suyos. Otro clamor frágil se soltó de la mujer, y esta vez, Usagi lo recibió con su propio aliento, brindando sosiego. Presionó delicadamente, cerrando sus propios ojos. Los temblores de Seiya no le intimidaron. La fiebre, Usagi no la consideró un enemigo, incluso cuando su ardor se compartió de los labios calientes de Seiya a los suyos. El ímpetu de los efectos que estuvieran reinando en el interior de la artista, Usagi pudo jurar sentirlos en ecos, por su sistema.
Por un único instante.
Y fue el turno de Usagi de producir un sonido conmocionado, saboreando aquel rastro cítrico…
Una palma sostuvo su rostro; la boca de Seiya se separó. Palabras no se materializaron, no obstante. Seiya fue incapaz.
Hundida en sublime dulzura, Usagi besó una comisura de su labio superior. Seiya apretó sus dígitos, enmarcando la mejilla de la rubia—soltó otra exhalación quebradiza.
Sonriendo, Usagi finalmente ofreció lo que Seiya no se atrevía a pedir para sí.
"Para mí tampoco."
[+]+[+]
Fin de Parte 2.
[+]+[+]
NDA:
CHAN CHAN CHAAAAAAAAAN.
P.D. ¡Me ENCANTÓ escribir Mamoru/Galaxia (Hera)! Me gusta que la dinámica de poder se modifica completamente con alguien como ella, quien básicamente es una exterminadora en jubilación xD. Involucrar a Mamoru en esta historia fue una de las razones principales por querer hacer este remix, ¡y no me arrepiento! ¡Mamoru y Usagi siendo tontos juntos fue súper divertido de escribir! No duden en decirme lo que pensaron de esta nueva pareja.
En el próximo capitulo abarcaré más cambios, porque a) el lemon UsagixSeiya será manejado con estilo distinto; b) HARUTEN.
Así es, prepárense.
¡Disfruten su puente :)!
