Descargo de Responsabilidad: Obviamente no soy dueña de los personajes y la trama original de Los Instrumentos Mortales, eso le pertenecen a la increíble Cassandra Clare, yo solo jugaré un poco con ellos haciendo una versión alternativa, más oscura y retorcida. Este es el primer fic de este tipo que escribo, pero es que toda esa aura de oscuridad sexy de Sebastian/Jonathan que Cassandra nos regaló fue hermoso, me quedé con ganas de más Clabastian desde su primer beso, y mucho más después de ver lo sádico y caliente que podía ser con ella en Ciudad de las Almas Perdidas.
Prologo
Sabía que solo tendría una oportunidad y no podía desperdiciarla, así que empuñó la espada con todas sus fuerzas y la dirigió directamente al corazón de Jace.
Jace cayó al suelo aún con una expresión de sorpresa y traición en el rostro, envuelto en llamas soltando la espada que rápidamente fue consumida por el fuego hasta desaparecer, y Sebastian, desde la tarima, soltó un grito de agonía inhumano y llevó sus manos al pecho sobre la marca de Lilith que lo quemaba mientras desaparecía. Estaba hecho. Clary se arrodilló junto Jace esperando a que las llamas se apagaran, pero cuando lo hicieron algo le dijo que había salido mal, Jace se quedó inmóvil, sangre brotaba a borbotones de la herida y él ya no parecía seguir respirando. Ella se negó a créelo, Jace no podía estar muerto, debía sobrevivir, pero antes de que pudiera encontrar cualquier indicio de que Jace seguía vivo, alguien la levantó con brusquedad, tirando de ella en un fuerte abrazo y alejándola del cuerpo de Jace. Clary solo pudo girar la cabeza para verla, era Amantis, que había llegado hasta ella desde atrás, y como si ella no pesara nada la alzó del suelo un par de centímetros mientras la llevaba en dirección a la tarima.
- Suéltame – su voz salió algo ahogada por la presión que Amantis ejercía en ella y el nudo que empezaba a formarse en la garganta de Clary, tenía que llegar de nuevo junto a Jace y comprobar que estaba bien, que estaría bien- por favor, Amantis, tienes que soltarme.
Sin embargo, ella solo siguió alejándose de Jace. Ella no es realmente Amantis, tuvo que recordarse a si misma, ya no es humana y ahora solo sigue las ordenes de Sebastian. Clary gritó y forcejeó, pero con los brazos atrapados dentro del fuerte abrazo de Amantis y sus piernas suspendida en el aire sin algo en lo que apoyarse o impulsarse no le era nada fácil. Los otros oscurecidos las esquivaban y rápidamente Clary perdió de vista a Jace entre la multitud. Desesperada Clary la pateó tratando de librarse, pero Amantis solo incrementó la fuerza con la que la sujetaba, cortándole la respiración por un momento. Simon y los demás estaban demasiado lejos como para ayudarla por más que la escucharan gritar o la vieran, y Clary no tenía la fuerza suficiente para soltarse.
- Por favor, – la desesperación se filtró en su voz y el nudo en su garganta era cada vez más grande- suéltame. Necesito llegar a Jace, Amantis.
- No tiene caso, él ya está muerto – la indiferencia con la que lo dijo le heló la sangre a Clary, que se negaba a creerlo- Sebastian me ha enviado por ti, y yo te llevaré a él.
- No, no, no ¡No! – sus gritos eran cada vez más fuertes y sus intentos de detenerla se intensificaron, pero Amantis ni siquiera disminuyó la velocidad con la que se abría paso a través de la multitud- ¡suéltame! ¡Jace!
Mas rápido de lo que debería haber sido posible con la batalla desarrollándose a su alrededor, Amantis estaba subiendo las escaleras. Al terminar de subir a la tarima, Amantis la soltó con un empujón que la hizo perder el equilibrio, trastabilló unos pasos y cayó de rodillas. Le costó varias respiraciones profundas regularizar su respiración, no intentó huir de inmediato por que ya había entendido que Amantis o cualquiera de los otros oscurecidos serían más fuertes y rápidos que ella, mientras no tuviera un arma, una espada o una estela, no podría superar a ninguno de ellos.
- Aquí la tiene, mi señor -con un estremecimiento, Clary se dio cuenta de que le estaba hablando a Sebastian, ella alzó la cabeza y miró al frente para encontrarlo a solo unos pasos de ella. Su hermano ahora tenía el rostro desencajado de ira y respiraba con dificultad, como si aún siguiera soportando un intenso dolor, pero la runa de Lilith ya se había quemado por completo de su piel, eso lo supo al instante. Sintió una pizca de alegría al comprobar lo afectado que estaba por ello, pero ese sentimiento rápidamente murió en su interior cuando su hermano se irguió por completo y la miró, poniendo toda su atención en ella.
- Bien hecho, Amantis. -no miraba a la oscurecida, sino a Clary, la miraba con una intensidad aterradora, y solo entonces Clary vio que aún tenía la Copa Infernal en su mano. Su corazón se saltó un latido y luego comenzó un ritmo frenético, su estomago se revolvió de miedo al pensar que él la forzaría a beber de la copa, no podía permitir que la transformara en una oscurecida.
- Así que ¿Qué haré contigo, Clarissa? – él había captado su mirada de terror a la copa y sonrió oscuramente mientras la levantaba más frente a ella.
Clary se levantó dispuesta a correr en cualquier dirección, pero dos pares de manos la sujetaron con fuerza de ambos brazos antes de que pudiera siquiera estar completamente parada. Ella miró a ambos lados con rabia, eran Amantis y otro oscurecido al que no reconoció, se sacudió y los pateó, pero ellos la retuvieron en su lugar, no la miraban a ella, ni siquiera cuando sus golpes los acertaban, sino que miraban a Sebastian, que no parecía tener ojos más que para Clary. Estaba perdida, ese pensamiento hizo que se le nublaran los ojos de lágrimas y el nudo en su garganta se apretara dolorosamente, pero parpadeó furiosa consigo misma, no mostraría debilidad ahora y se lo dejaría fácil a Sebastian, no, pondría todo de ella para evitar que la cambiaran, ella mantuvo su boca fuertemente cerrada y siguió peleando por soltarse de los oscurecidos. Cuando por fin llegó hasta ella, Clary seguía luchando sin lograr aflojar el agarre de ambos oscurecidos en ella. Él ni siquiera intentó acercarles la copa oscura a los labios, sin embargo, secó su estela con la mano que tenía libre y dibujó en su hombro una runa sin que ella pudiera hacer nada más que gruñir de dolor.
- No tengo tiempo para ti ahora -los bordes de su visión se oscurecieron y su cuerpo se relajó contra su voluntad, el Oscurecido que la había estado sosteniendo de uno de los brazos la soltó y Sebastian le entregó la copa en las manos, con unas instrucciones que ella ya no llegó a entender, luego se acercó más a ella, inclinándose lo suficiente para hablarle justo al oído, haciendo que un estremecimiento la recorriera al sentir su aliento en la piel y no ser capaz ni siquiera de voltear la cara- pero ya me encargaré de hacerte pagar por todo lo que has hecho hoy, hermanita.
Esa amenaza fue lo último que escuchó antes de desplomarse en los brazos de Amantis y caer en la inconsciencia.
Esta historia será muy retorcida, pero tenía que escribirla para poder sacármela de la cabeza, así que aquí la tienen. Espero que disfruten leyéndola tanto como yo escribiéndola. Déjenme un comentario tanto si les gusta como si tienen alguna crítica, todo es bienvenido. Trataré de subir el próximo capítulo pronto.
