Día 19.
Prompt: Voyeurismo/Exhibicionismo
Trigger Warning: Sexo explícito, Voyeurismo, Exhibicionismo, sexo anal, Fingering, referencias a sudor, cuarto oscuro, sexo en público.
Voyeurismo: Placer sexual observando a otras personas tener sexo.
Exhibicionismo: Placer sexual siendo observado por otras personas mientras se tiene sexo.
Cuarto oscuro: Sala pobremente iluminada de algunas discotecas o locales de ocio donde tener sexo anónimo.
¿BAILAS, KACCHAN?
«¿Bailas, Kacchan?»
Katsuki no baila. Sí sabe bailar. Le costó horrores aprender. Y tuvo que exigir ayuda a demasiada gente. El día de su boda con Izuku, bailó con el un vals practicado mil veces con Kirishima, y lo ejecutó a la perfección, con un total de cero pisotones y una gracilidad digna de Todoroki, porque no conoce otra manera de enfocar las cosas. Sabe perrear. Por una apuesta con Mina, que le enseñó a mover las caderas tan bien o mejor que Jirou.
Pero no baila. Mejor dicho, no bailaba. Porque si hay alguien que consigue hacerlo bailar, es Izuku.
Si Izuku, cuando uno de sus amigos celebra su boda, tiende la mano hacia él con los ojos brillantes, pasa la mano por su cintura, lo aprieta contra su cuerpo, y entonces lo guía a través del salón, al ritmo de la música, hasta que esta cambia y tienen que adoptar otro tipo de baile, y luego sigue hasta que a Izuku le duelen los pies o el evento termina y su sonrisa compensa todo lo demás.
Si Izuku se le acerca cuando están de fiesta con todos sus amigos, perreando y bailando delante de sus caderas, el cuerpo de Katsuki lo acompaña. Si alguno de sus amigos osa burlarse, entonces es él quien le perrea a Izuku, para demostrar que nadie se burla de él o de su marido sólo por la forma de bailar. O, peor, arrastra a Kaminari, o el supuesto amigo que ose burlarse, a la pista para que los acompañe.
«¿Bailas, Kacchan?»
La forma en la que Izuku lo mira, sonriendo, cuando lo saca a bailar, es irresistible. Lo más curioso es que no es intencionado. No es que Izuku sepa lo que hace y utilice esa arma contra él para convencerlo de bailar. Simplemente es así. Como Kacchan no ha encontrado la forma de decirle que no a algo, pues acepta su mano y se deja arrastrar a la pista, donde mueve los brazos, las piernas y el torso, a la luz estroboscópica y oscura de la discoteca.
Hay algo mejor que bailar con Izuku.
Ver. Bailar. A. Izuku.
La forma en la que Izuku se desliza por la pista de baile, elegante, cuando suena música de salón, vestido con su traje formal y el nudo de la corbata de lazo hecho por Katsuki, que no está dispuesto a que su novio vaya con un extremo más largo que el otro, como tiende, se desliza con Todoroki por ella como si en lugar de zapatos tuviese patines.
Lejos quedan los tiempos en los que se esforzaba por impresionar a una niña en el festival cultural, que se desenvolvía con torpeza bajo la impaciente dirección de Mina. Ahora, Izuku y Todoroki atraen las miradas de aquellos que no los conocen, sorprendidos por su elegante forma de bailar, por lo preciso de sus movimientos, lo exacto de su ritmo. Los dos amigos disfrutan del momento, les pertenece a ellos, pero Katsuki no puede menos que mirar a Izuku sin perderse un solo movimiento de sus piernas, una floritura del brazo, la forma en la que gira dentro del brazo de Todoroki para luego dar vueltas sobre sí mismo hasta estirar la mano y el cuerpo, como una flor que abre sus pétalos al mundo.
«¿Bailas, Kacchan?»
Cuando salta en los conciertos o en la discoteca, entusiasmado e incansable, al lado de Ochaco y Jirou, tan excitado que se olvida de la bebida que Katsuki le sostiene, tan sonrojado y sudoroso que las pecas se le camuflan en las mejillas y el pelo se le pega en la frente. Katsuki se sitúa detrás de él, tan cerca que pueda percibir su espalda, no tanto para que salte sobre sus pies. Y lo sostiene con gentileza por la fuerte cintura, para evitar que se adelante en la emoción de disfrutar de la música.
«Baila primero para mí, Deku».
Cuando Izuku baila para Katsuki, es todavía mejor. Excitante. Caliente. Sensual. Erótico. Su cuerpo se mueve al ritmo de la música, pero de pronto sus ángulos rectos parecen curvas, sus caderas marcadas hacen círculos, sus piernas y espalda se vuelven tan flexibles como cuando follan y Katsuki lo hace doblarse sobre sí mismo, haciendo que se sujete los tobillos al lado del rostro, para penetrarlo más profundamente. O cuando Izuku se sienta encima de su polla, despacio, dejándose caer lentamente hasta llegar al final y Katsuki lo sostiene con sus grandes manos para que no pierda el equilibrio. Entonces Izuku, sin salir de él, se lleva los tobillos hasta la nuca, cruzando los pies detrás de la cabeza y se mete su propia polla en la boca, tan profundo que es capaz de lamerse los huevos si Katsuki se los sostiene. Y, si usa Float, Katsuki puede hacerlo subir y bajar encima de su polla, lentamente, mientras ve cómo el semen de Izuku se derrama por las comisuras de su boca, su pene tiembla entre sus labios y su culo se aprieta alrededor de su pene.
Sólo pensarlo hace que Katsuki, disimuladamente, tenga que recolocarse la erección hacia un lado del pantalón, tratando de contenerlo.
Porque cuando Izuku le ruega que baile con él, Katsuki siempre accede, aunque a veces se haga de rogar, como ahora. Y cuando se hace de rogar, pidiéndole que baile para él, Izuku obedece al instante, entusiasmado.
Y baila para él.
En medio de la discoteca, en la pista de baile de un salón elegante o en casa de Momo haciendo una fiesta. Olvida su natural timidez, su vergüenza y su pudor, y la música lo es todo junto con los ojos de Katsuki, que se lo comen con la mirada, deseando hacerlo con la boca. Baila para él vestido de traje elegante, con la camisa nueva y el pantalón que eligió comprando con su pandilla de amigos, con una camiseta de merchandising de algún héroe y unas bermudas cortas.
Izuku baila desnudo para él en la intimidad de la habitación o del salón de su casa. Lo hace sin quitar la mirada de Katsuki, intensa, excitada, caliente, cariñosa. A veces Katsuki sólo mira, y mientras Izuku baila para él, deja escapar su polla del pantalón y se masturba lentamente sin quitarle ojo, tragando saliva cuando Izuku lo ve y no deja de bailar, pero su pene también se pone duro y se balancea de un lado a otro, con el movimiento de sus caderas, y el glande deja escapar una gota de líquido, que a veces es más abundante que sólo una gota y cae al suelo por el movimiento. O encima de Katsuki, si Izuku baila lo suficientemente cerca.
A veces Izuku baila tan cerca, que sus pollas acaban rozándose, mojándose con el líquido seminal del otro. Baila tan cerca, que Katsuki puede meterse su polla en la boca y, sin que Izuku deje de moverse, seguirla hasta que se corre en su boca, con espasmos tan rítmicos como su baile. A veces baila tan cerca que se arrodilla a ambos lados de las caderas de Katsuki y le rodea el cuello con las manos, moviendo la cintura en círculos cuando Katsuki está dentro de él.
Baila para él, en cualquier sitio y cualquier lugar, porque el condenado Deku no sabe, no es consciente, no imagina, lo jodidamente sexi que es verlo bailar.
Todoroki lo sabe, porque termina de bailar con él sonrojado y dirige una mirada de culpable disculpa a Katsuki, pero Izuku no se entera.
Mina lo sabe, porque es escandalosa y lo vocifera a los cuatro vientos, insultando a Izuku, incluso, cuando este perrea tan cerca de Katsuki que tiene que apretar la mandíbula para no correrse en los pantalones. Y en un par de ocasiones, ha tenido que disimular la mancha de humedad por no haberlo conseguido.
Katsuki lo sabe, pero no lo supo hasta que bailó por primera vez con él, el día de su boda. Y entonces se alegró del esfuerzo por aprender, de no haberse negado a hacerlo, de no haber mandado a Todoroki a bailar con su marido el baile de apertura sólo por no saber cómo hacerlo. Porque desde entonces, Katsuki no baila… salvo con Izuku.
La discoteca siempre es buena idea. Cuando salen solos, van directos allí. No lo propone ninguno, no les hace falta. Es un local oscuro, pero las luces de colores son suficientes para ver a Izuku bailar, incluso en la pista llena de gente que se interpone en su ángulo de visión. Katsuki se queda cerca de la barra, asegurándose de que puede verlo, de que no se pierde una pizca del espectáculo, con una erección tan grande que casi no le cabe en el pantalón, una mancha de humedad que crece cuanto más tiempo baila Izuku y más tiempo está duro y grandes gotas de sudor recorriéndole la espalda por la excitación.
Izuku va sin camiseta. No es el único. Los pantalones, largos y sueltos, le caen por debajo de las caderas, dejando ver varios centímetros de piel desnuda, el vello verde que conecta con la línea de fino cabello que va hasta el ombligo, la forma en la que su abdomen, entrenado hasta la saciedad, marca no sólo las líneas rectas de su abdominal, sino que enmarca su ombligo de media luna en una uve perfecta que se pierde bajo la tela del pantalón. Una tela suelta, pero no tanto como para no ver bambolearse la erección de Izuku contra ella, excitado porque Katsuki está observando cómo baila.
Ninguno de los dos lleva camiseta ni camisa, olvidadas ambas en la montaña de ropa que se eleva a unos metros de él, en un rincón de la barra, entremezclado con las prendas de los demás presentes en la fiesta. No es algo destacable, desde donde está, Katsuki puede ver a otros que, como ellos, van sin camiseta ni ropa interior, apenas cubiertos por un crop top de rejilla y un bóxer y, en el caso del chico guapo y delgado de pelo rosa sobre la frente que baila de espaldas a Izuku, apenas unos milímetros de él, sólo un suspensorio que no deja nada a la imaginación.
Un escalofrío de placer recorre a Katsuki cuando las manos de Izuku bajan por su propio cuerpo, moviendo las caderas, respondiendo al baile del otro chico y rozándose contra él durante apenas unos segundos antes de volverse hacia Katsuki de espaldas y descender hasta el suelo meneando las caderas y mirándolo por encima del hombro.
—Demonios, nerd —protesta Katsuki para sí mismo, apretándose inconscientemente la erección por encima del pantalón.
El chico de pelo rosa comprende que Izuku ya no va a bailar más con él, y se despide tirándole un beso desde la distancia, desplazándose por la pista y hundiéndose en la marea de cuerpos desnudos y sudorosos. No importa, porque a Izuku no le fata gente con quien bailar. Hombres más jóvenes, más mayores, con cuerpos musculados, tan delgados que se les hunde el vientre, con un poco de panza que se bambolea cuando siguen el ritmo. Los hay depilados, velludos, guapos y feos. A Izuku no le importa, porque para él, en este momento, está olvidado el pudor y la vergüenza de ser observado, y sólo existe la música y Katsuki, así que salta de uno a otro, moviéndose con ellos unos segundos, dejando que sus dedos le rocen las cicatrices de los brazos o los músculos del pecho durante un instante, y luego sigue con otro.
Descubrieron la discoteca por simple y llano error. Habían salido de fiesta arrastrados por Mina, hacia lo que ella denominó un «lugar de ambiente». Similar a este: oscuro, lleno de cuerpos sudoroso, con luces de colores por toda iluminación, y un cuarto con apenas un poco de luz negra donde escaparse si la tensión en el interior de los pantalones era insoportable. Explorando las discotecas más cercanas los fines de semana siguiente, ya a solas, habían entrado aquí. Al principio, Izuku, un poco abrumado por la cantidad de cuerpos semidesnudos bailando, todos hombres de diferentes edades, había estado a punto de retroceder, chocándose contra el pecho de Katsuki.
Sin embargo, habían acabado tomando una copa, observando la pista desde la barra, antes de decidirse a marcharse, pensando que ese no era su rollo. El local tiene un cuarto oscuro, como aquel al que fueron con Mina y los demás, pero aquí hay normas más laxas y es frecuente que en la pista, ocultos entre los cuerpos que bailan, alguien se arrodille para tragarse la polla de otro que se mece al ritmo de la música. En los bordes exteriores de la pista, amparados por la oscuridad de esa zona, es frecuente que quienes están apoyados con los codos en la baranda tengan a alguien detrás, entrando y saliendo con cierta urgencia de su interior.
Todo el local está impregnado de música, sudor y sexo.
Resultó magnético y, a la primera copa le siguió una segunda, mientras observaban los cuerpos de los bailarines, ninguno tan sensual como Izuku, aunque varios se acercaban, los de aquellos cuya urgencia por desfogarse los hacía tirar de la tela de la ropa interior hacia un lado, liberando sus penes para obtener mutuo placer. Para cuando pidieron la tercera copa, después de más de dos horas allí dentro, moviendo la cabeza al ritmo de la música, observando sin cesar, Katsuki había empapado la camisa de sudor y el pelo de Izuku se le pegaba a la frente. El ambiente cargado, la calefacción por encima de lo adecuado y el erotismo de los bailes contribuían, precisamente a esa marea de cuerpos semidesnudos.
Habían vuelto. No había sido una decisión tomada en una conversación, sólo… Katsuki había seguido los pasos de Izuku. O más probablemente, Izuku los de Katsuki. En cualquier caso, habían acabado dentro del local de nuevo. Izuku había bailado para él, esa vez, quitándose la camiseta y entregándosela para guardarla. Para cuando había empapado su propia camisa de sudor, Katsuki también renunció a llevarla puesta. Aquel primer día, ni siquiera aguantó a llegar a casa. Arrastró a Izuku hasta el cuarto oscuro, deslizándose entre los cuerpos de otros hombres y sus gemidos de satisfacción y, espoleado y excitado por ellos, se había follado a Izuku hasta que ambos habían terminado extenuados.
Ahora acuden de vez en cuando. Con las menos prendas de ropa posibles, incluso en invierno, para poder soportar el intenso calor, no tener que buscar sus pertenencias durante minutos enteros cuando vuelven a casa, se deleitan en el cuerpo el uno del otro, mientras Izuku baila y Katsuki mira.
Pero todos miran a Izuku. Izuku sólo mira a Katsuki. Katsuki se come con los ojos a Izuku.
Izuku es tan guapo y sexi, de una forma particular y magnética, con las pecas y los grandes ojos verdes, con las cicatrices que cubren sus antebrazos y manos, las de los muslos, los anchos hombre y los músculos del pecho y el abdomen trabajados y definidos y la mata de vello verde que se atisba en la cintura del pantalón.
Quienes bailan con él lo hacen por divertirse, por rozarse con su piel, para intentar seducirlo. Uno trata de besarlo, malinterpretando la situación, pero Izuku mueve el rostro para evitarlo y lo aparta delicadamente con una negación compasiva que el otro acepta con una disculpa avergonzada antes de alejarse.
Más de uno y más de dos en la pista de baile, o en la barandilla que la rodea, está en este preciso momento mirando a Izuku bailar mientras se masturba, se la chupan o le enculan.
Si Izuku supiese cuánta tensión sexual se enhebra a su alrededor, casi haciendo saltar chispas por los aires, cuántos ojos lo siguen mientras se desplaza, cuantos hombres estarían encantados de que se acercase a ellos, tirase de sus manos y los condujese al cuarto oscuro.
Pero, cuando llega el momento, Izuku sólo tiene ojos, como el resto de la noche, para Katsuki. Es a él a quien se acerca, sonriendo, con pequeños regueros de sudor en la sien y cabello apelmazado, para tenderle una mano invitadora.
«¿Bailas, Kacchan?»
—Claro que bailo, tonto nerd —gruñe Katsuki antes de aceptar su mano, entrelazar los dedos con ella y dejarse arrastrar hasta la pista.
Los ojos de todos se posan sobre ambos. Al principio, cuerpos ajenos le rozan al pasar junto a él o bailar cerca, pero pronto un pequeño círculo se abre a su alrededor, rodeados de hombres que, desde luego, no están mirando en su dirección descaradamente.
Izuku sí toca a Katsuki. Sus manos recorren los pectorales y abdominales de este, menos definidos porque se centra más en fortalecer sus brazos y piernas para resistir las secuelas de utilizar su Don. Lo abraza y recorre con la yema de los dedos la espalda de Katsuki, hundiendo el dedo en la línea de sudor que baja por el medio hasta perderse en sus pantalones, frotando para hacer que la nitroglicerina explote controladamente. Hunde el rostro en su cuello, lamiéndolo, mientras sus manos se posan en los pezones de Katsuki y hace que explote el sudor que corre por encima de ellos, enviando estímulos eléctricos directamente a su erección.
—Que bien que Kacchan quiera bailar conmigo —grita en su oído.
Besa los labios de Katsuki y este le abraza también, acercándolo a él, comiéndose su mirada verde con los ojos rojos, acercándole tan estrechamente que nota sus erecciones frotándose, impacientes, sobre la tela de los pantalones.
—¿Bailas, Kacchan? —pregunta Izuku una vez más, y en sus ojos se refleja la chispa traviesa y sensual de sus cuerpos semidesnudos y sudorosos, de las caderas de Izuku llevando el ritmo, de su polla rozándose contra la de él. Tras él, Katsuki puede ver al chico de pelo rosa, que los observa excitado, mientras la tela delantera de su suspensorio se tensa y el glande, también rosado, asoma por la cintura. Probablemente no sea él único. Cerca de ellos, en un rincón, alguien de rodillas mueve la cabeza rítmicamente frente a las caderas de otra persona.
—Baila para mí, Deku —susurra Katsuki, directamente en su oído—. Demuéstrales de quien eres y a quien eliges.
—Claro que bailo para ti, Kacchan. Me gusta bailar para Kacchan.
Izuku se arrodilla en el suelo, desabotonando el pantalón de Katsuki para liberar su erección, que se mete inmediatamente en la boca con un movimiento fluido. Mientras, Katsuki rebusca en uno de sus bolsillos, hasta encontrar un pequeño sobre de lubricante. Cierra el puño alrededor de él y suspira, mirando con desafío alrededor de él, sonriendo petulante ante las miradas de excitada envidia que reciben.
Tira del pelo de Izuku cuando nota que está a punto de correrse. Este se ha desabrochado su propio pantalón, masturbándose a sí mismo mientras mamaba y dejando un charquito de líquido preseminal en el suelo. Este se levanta inmediatamente y sus pantalones, sueltos, caen inmediatamente de sus caderas hasta que consigue sujetarlos en los muslos.
Izuku flota. Con una mano empapada por el lubricante del sobre, lo atrae hacia sí con la otra. Izuku le rodea la cintura con las piernas, abrazándose a su cuello y hundiendo el rostro mientras los dedos de Katsuki entran y salen de su ano, distendiéndolo y lubricándolo con impaciencia. Cuando frota el pequeño agujero desde fuera, el sudor de sus manos mezclándose con el lubricante, pequeñas explosiones le hacen dar grititos de placer.
Katsuki dirige su polla hacia el culo de Izuku y lo penetra de un golpe, haciéndolo descender sobre ella. Con los muslos atorados en los pantalones, los tobillos cruzados tras la cintura y su propia erección atrapada entre sus cuerpos sudorosos, Izuku no puede controlar más que su Don, dejándose guiar por las manos de Katsuki en sus nalgas para marcar el ritmo y la profundidad.
El ano de Izuku se aprieta con fuerza alrededor de la polla de Katsuki cuando se corre. Su semen húmedo mancha el abdomen de Katsuki, mezclándose con su sudor. El jadeo caliente de Izuku, ahogado, junto a la oreja, lo excita todavía más, volviendo sus embestidas más fuertes, más caóticas.
—Me encanta bailar con Kacchan —suspira Izuku, apoyando la mejilla en el hombro de Katsuki, besando suavemente su cuello, mientras deja que este siga penetrándolo hasta correrse en su interior.
Katsuki se corre, estremeciéndose con fuerza, en el interior de Izuku. Se queda apenas un segundo así, porque Izuku desactiva Float y se vuelve más pesado en sus brazos, así que sale de él, notando el semen de su culo gotear hacia el suelo, y lo pone de pie, con suavidad. Cuando este se da cuenta de que las rodillas no le van a fallar, se inclina hacia adelante, colocándose los pantalones y lame el abdomen de Katsuki, evitándole tener que limpiarse.
Con una sonrisa, sigue bailando, dejándose llevar por la música. Katsuki se abrocha sus propios pantalones e, ignorando a todas las personas que los rodean, sólo ellos dos en medio de la pista a pesar de la marea de gente excitada, sudorosa y un tanto envidiosa, baila con Izuku hasta que este protesta por el dolor de las plantas de sus pies.
He dado positivo en COVID. Y hoy han llegado los síntomas. Esto ya estaba escrito, así que por eso sale. También hay escrito un Ron/Hermione/Viktor que planeaba para mañana, así que es muy posible que haya publicación aún. SIn embargo, no me veo con fuerzas de escribir, así que, ahora sí que sí, me temo que llega el retraso que se veía venir desde el día 1 esta vez no hay trampa que pueda editarlo.
