Este año había sido ni más ni menos una montaña rusa. En el hospital con la llegada de Salen Morrison, los cambios que trajo y la puesta en marcha nueva clínica de Morgan que estaba a punto y funcionando lo suficientemente bien para que pudiera tomarse un merecido descanso. -Tengo los boletos. Dijo Morgan blandiendo los pases de abordar en su mano -Maletas listas. Respondió Alex inclinando levemente la cabeza hacia donde se encontraban los velices, pero sin dejar de ver a su novia con esa de mirada de cachorro sin dueño que a ella la fascinaba, aunque le costara admitirlo.
Un par de horas más tarde se encontraban a bordo de un avión con destino a Hawái. Morgan apoyo cabeza en el hombro de su novio y sus manos se entrelazaron trayendo recuerdos del viaje a Guatemala. Park cerro los ojos y apretando un poco más su mano se sintió agradecido de su suerte.
Por fin llegaron a su destino: Villa Kaanapali Ocean en Maui y era un lugar hermoso. Durante dos semanas se dejaron envolver en la provocativa atmosfera de la isla, El primer día fue tranquilo: tomar el sol en la playa, nadar en las pozas. Después vinieron las aventuras, hicieron snorkeling, un día se animaron a hacer senderismo y en su último día Alex la convenció de tomar una lección de surfing. Fue muy divertido rieron, gritaron y disfrutaron como chiquillos. Hasta que Morgan se hirió al caer de su tabla.
Alex la vio caer, también vio la sangre en el agua. La ayudo a recuperar la tabla
-Estarás bien. Dijo el doctor Park tranquilamente. Ella un poco conmocionada, no pronuncio palabra, solo veía la sangre correr por su brazo mientras trataba de evaluar la profundidad de la herida. el instructor llevo a ambos a la orilla y los guio al puesto de socorro más cercano.
Un paramédico procedió a limpiar y vendar la herida que resulto ser superficial por lo cual no iba a requerir suturas así que una visita al hospital quedaba descartada junto con la posibilidad de cualquier otra actividad acuática.
Salieron de la enfermería ya más tranquilos. -Lo siento, dijo Morgan un poco apenada. Lo estábamos pasando genial en las olas. -Bueno, respondió él. -Tan genial que no me percaté de que estabas teniendo problemas. Al decir esto su mirada se volvió sombría. ´
–está bien. Dijo Morgan, más animada -fue un accidente y no paso nada. al decir esto levantó el brazo afectado y lo movió sin mayor problema. Luego con mirada picara agregó -propongo que aprovechemos nuestra última noche en Maui. Alex sonrió divertido. - ¿Qué tienes en mente?
Dos horas más tarde estaban en el luau de la villa donde se hospedaban. Ella lucia radiante con un vestido de hombros caídos, la tela era de un color azul que resaltaba sus ojos y caía delicadamente acentuando su figura. Cosa que su novio no dejó de notar. El por su cuenta iba elegante con pantalón de lino blanco y una camisa clásica hawaiana en tonos verdes claros. El estampado era sobrio. La llevaba desabotonada en el pecho. solo lo suficiente para verse genial y para inquietar a Morgan quien le dedicaba miradas provocativas cada tanto, debatiéndose entre seguir disfrutando el espectáculo de la danza de antorchas (no era cosa de todos los días ver esos monumentos de bailarines Hula) o sucumbir a este otro fuego, el que si la podía quemar.
Por buen rato disfrutaron de la música, la risa, las danzas y las bebidas. En cierto momento ella le soltó la mano para arreglarse el cabello y aplaudir a los artistas. El, aprovechó para abrazarla teniendo cuidado de acariciar sutilmente la espalda descubierta con apenas las yemas de sus dedos. la sintió estremecerse. ella correspondió pasándole discretamente la mano por el pecho para luego posarla "accidentalmente" sobre su cremallera por un breve momento y retirarla como si no hubiera pasado nada.
Lo siguiente fue un beso. La suerte estaba echada. la tercera ronda de Mai Tais quedó abandonada a medio terminar junto con el espectáculo. Un mesero vio a la pareja dejar algunos billetes de prisa y salir del lugar tomados de la mano entre risas. En el ascensor hubo más besos que parecían subir de tono conforme subían pisos.
La puerta de la habitación se cerró de golpe. El vestido de Morgan cayó al suelo, el pantalón de Park en la mesilla. se tumbaron en la cama. el sobre ella y continuaron la lucha entre besos, ella le desabotonó la camisa como pudo. Él le quitó la ropa interior y así abrazados, aferrados uno al otro, se amaron por completo. El apuro obedecía más al deseo de entregarse, de pertenecerse uno al otro que a un simple placer físico. Eso era algo nuevo para ella, pero ya no tenía miedo. por primera vez en mucho tiempo se sentía plena. Estaba en paz.
La mañana los encontró abrazados ella apoyada en la espada de Park abrazada a su cintura. Abrió los ojos y se estiró un poco para ver el reloj. Eran las seis de la mañana. Lo despertó. -Tenemos que tomar un avión. dicho esto, se levantó de la cama sin ganas y fue directamente a la ducha.
Park se dio la vuelta en la cama, hizo la sabana a un lado y se levantó perezosamente tomándose su tiempo para luego meterse en la ducha con un natural: - ¡Buenos días! Que sorprendió a su novia. - ¿Qué haces? Preguntó ella fingiendo molestia. La verdad le parecía divertido. -ahorro tiempo. Dijo el con aire de seriedad. - ¡ah! Respondió Morgan arqueando una ceja. Y el ahorro de tiempo se convirtió en quince minutos intensos. -No vamos a llegar a tiempo. Dijo Morgan. -Que me cubra Andrews, me preocupan más tus pacientes de la clínica. Fue la respuesta de Park ahora besándola en el pecho. -Hay Internos. Dijo Morgan alzando los brazos y dejándose hacer. Al final salieron corriendo hacia el aeropuerto, maletas mal hechas, cabello mojado y dejando a la camarista un espectáculo muy similar a cierta escena de la película "Titanic"
Con la suerte de su lado, resultó que su vuelo salió retrazado así les alcanzo perfecto el tiempo para abordar. En el camino Alex la iba molestando por la curación apresurada que se hizo en el brazo. -Ay que fea. Le dijo burlonamente. - ¿Qué querías? llevábamos prisa y no la hice con mi mano dominante. Contestó Morgan fingiendo enojo. -a ver permíteme dijo el Park extendiendo la mesita y colocando ahí el brazo de su novia sacó de su equipaje de mano una cinta de curación y gasas que había comprado antes de abordar. Le retiró el vendaje torcido. Limpio con una de las gasas y luego cubrió con otra nueva cuidando de dejarla lisita y extendida, procedió a pegar. - ¡listo! y este también es tuyo. Le dijo entregándole un pequeño botón magnético con la inscripción: "Maui No ka 'io" * Morgan vio el souvenir con disgusto. –No. Acuérdate de tu loro. Prefiero no guardar recuerditos, pero gracias. Alex se encogió de hombros y lo guardó en el bolsillo.
Por fin llegaron a San José, Park dejó a Morgan en su casa, se despidieron con un beso y hasta mañana. Era tiempo de volver al trabajo y la realidad.
