Sunny escuchó a su hermanastro llorar durante toda la tarde. Las hirientes palabras dichas a la hora del almuerzo habían perforado demasiado hondo en la moral de Chips. Intentó disculparse varias veces, pero recibió constantes negativas. Tras los últimos almohadazos decidió dejarlo en paz e intentar la diplomacia otro día. mientras tanto, Sunny planeó cómo disculparse con sus amigas, pues también había discutido con ellas.

A la mañana siguiente, ninguna de sus amigas se dignaba a hablarle. Seguían molestas por su agresivo comportamiento del día anterior, y no fue hasta la hora del almuerzo cuando le dirigieron la palabra.

—¿Y, tienes algo que decir?

—Sí… —dijo Sunny sin mucho ánimo—. Lamento haber sido tan cruel con ustedes. Quedé atónita cuando nos entregaron la nota. Esperaba tener una B o una C en la prueba, pero no una F. Inmediatamente fui a hablar con el profesor, pero él se negó a escucharme. Dijo que era mi culpa por no haber leído bien las instrucciones y que debía asistir a clases de verano si quería aprobar el semestre. —Unas lágrimas de cocodrilo afloraron sobre sus ojos—. Su respuesta y actitud me molestó y no encontré nada mejor que desquitarme con ustedes, a pesar de que no tenían la culpa de mi error…

Un abrazo la hizo callar.

—No digas más —le susurró Lemon—, sé cómo te sientes, también me fue mal en la prueba.

—No te preocupes —comentó Sour Sweet sumándose al abrazo—, esas cosas suceden, sobretodo con ese estúpido profesor Discord.

—Es más —agregó Indigo Zap secando las lágrimas de Sunny con delicadeza—, en tu posición las habría atacado con una silla.

Su comentario ganó unas risas que aumentaron cuando imitó a un maestro circense luchando contra un león. Las chicas abrazaron a Sunny por un largo rato hasta que una tripa sonó y poco a poco rompieron el abrazo.

—Que tal si vamos a hablar con la directora —opinó Indigo devorando un emparedado—, no eres la única que tuvo problemas en la prueba.

Señaló a los demás compañeros en el comedor. La mayoría tenían la mirada baja o mostraban consternación de alguna u otra manera.

—Tienes razón, pero para ello debemos organizarnos. —Sunny sacó su teléfono—. Crearé un grupo de WhatsPony para que inviten a todos los estudiantes que tengan o hayan tenido problemas con Discord.

Rápidamente todas sacaron sus teléfonos y enviaron las invitaciones. En menos de media hora ya contaban con 50 miembros en el grupo y cuando fueron a visitar a la directora sobrepasaba los 200 integrantes, más o menos una quinta parte de la escuela.

—Primero debo felicitarlas —comentó la directora Candace tras escuchar a las muchachas—, no todos los jóvenes utilizan la vía diplomática para resolver los problemas; la mayoría recurren a la violencia o la intimidación para expresar su descontento. —Hizo una pausa, más larga de lo necesario.

—Entonces… —dijo Lemon, impaciente.

—Hablaré con vuestro profesor .—Hurras se escucharon tanto dentro como fuera de la oficina—. Dentro de poco les daré mi respuesta, por ahora vuelvan a sus casas o actividades extracurriculares —dicho esto despachó al grupo de su oficina.

—Esto hay que celebrarlo —expresó animosa Indigo Zap tras salir de la escuela.

—Estamos a martes, no podemos hacer una fiesta —respondió Sunny

—Me refería a comida. —Esas palabras le dieron una idea a Sunny—. ¿Vienes?

—Lo siento, pero ya tengo planes —dicho esto se separó del grupo.

—¿Y a ella que le pasa?

—No sé —dijo Lemon—, pero creo que tiene que ver con Micro. Ayer no me respondió ningún mensaje y parece que hoy no fue a clases.

Tras alejarse, Sunny fue a la pizzería para comprar la pizza más grande y mejor condimentada. Después pasó al minimarket por los bebestibles donde encontró una oferta de condones.

«Ni loca me acostaría con Micro», pensó desviando la mirada.

Pidió un taxi tras comprar todo lo necesario, dejó su mochila en el comedor y subió al segundo piso portando los alimentos.

Toc-toc-toc

—¿Puedo pasar? —preguntó Sunny desde el otro lado de la puerta, tratando de endulzar sus palabras—. Traigo pizza y compre tu bebida favorita. Esa, la del logo verde con letras rojas.

No hubo respuesta. Golpeó otra vez recibiendo la misma silenciosa respuesta.

«Al carajo, es ahora o nunca», se dijo antes de abrir la puerta sin importar lo justificadamente molesto que esté su hermanastro. Al entrar encontró a Micro acurrucado en la cama, tapado hasta la cabeza con las sábanas.

—Oye... —dijo Sunny en tono triste—, lamento mucho haber herido tus sentimientos. Quedé atónita cuando ayer me entregaron la nota. Esperaba tener una B o una C en la prueba, no una F. Inmediatamente fui a hablar con el profesor, pero él se negó a escucharme. Dijo que era mi culpa por no haber leído bien las instrucciones y que debía asistir a clases de verano si quería aprobar el semestre. Su respuesta y actitud me molestó y no encontré nada mejor que desquitarme contigo a pesar de que no tenías la culpa de mi error…

Sunny dejó de hablar a la espera de alguna respuesta. Los segundos pasaron y Micro seguía con su teléfono como si no pasara nada.

—Al menos haz un ruido para saber de qué me estás escuchando —habló molesta.

Micro desconectó los audífonos.

(8)Tuuuuu… destroza cooorazoooones,

te di mi calor y tuuuuu ofensas(8)

—Ok, comprendo —dijo algo vacilante.

—No Sunny, tú no lo comprendes —dijo Micro encarando a su hermana, con los ojos irritados de tanto llorar—. Confíe en tí. Te conte mi mayor secreto para darte a entender que no eres la única que sufre por no tener los dos padres a tu lado. Y todo para qué, ¿para que lo uses a la primera oportunidad en mi contra? —unas lágrimas comienzan a correr por las mejillas del muchacho—. No sabes como duele recordar que tu madre murió...

Chips no pudo contenerse y lloró otra vez, aunque los ojos le dolieran.

Sunny, quien se lamentaba de todo el dolor que había provocado, se acercó despacio y dió un fuerte abrazo en señal de disculpa.

El muchacho no se opuso al apriete. Los minutos pasaron mientras se desahogaba sin preocupación y sentía como su pesar caían junto las lágrimas. Hace tiempo que quería tener un hombro sobre cual llorar y no iba a perder la oportunidad de extirpar todas las espinas clavadas en su alma.

Los sollozos se fueron apagando, hasta que Micro dejó de llorar y apoyó su despeinada cabeza sobre las piernas de su hermanastra. Unas suaves caricias revolvieron de manera serena la cabellera del muchacho.

—¿Sabes?, podrías hacer esto todos los días —dijo con una sonrisa.

—¿Traer pizza?

—Me refería a acicalarme, pero la comida nunca está de más.

Dicho eso se levantó por un trozo de pizza y llevó otro para su hermana. Hizo lo mismo con las bebidas, las servilletas y los palitos de queso. Todo lo distribuía de manera uniforme a pesar de seguir molesto.

—Pensé que seguías enojado.

—No tanto como antes. —Miró a la pizza antes de continuar—. Pero se me quitará si me sigues acariciando.

Sunny sonrió y levantó los brazos para que reposara otra vez en sus muslos. Pasaron la tarde disfrutando la compañía del otro. El zen se mantuvo, hasta que Sunny bajó la vista y notó la "alegría" del muchacho.

—Supongo que estás mejor —dijo Sunny levantándose inmediatamente.

En ese momento, Micro también se dio cuenta de su erección. Muerto de la vergüenza, se tapó con las sábanas a tal punto que parecía una oruga gigante. Tras un largo facepalm, Micro se dijo:

—¿En serio Timmy, en serio? ¿No encontraste mejor manera de arruinar el momento?

Unas risas lo alertaron. Levantó la vista y vió que Sunny aún no se retiraba de la pieza.

—No te preocupes —dijo Sunny entre risas —te dejaré solo para que "castigues" a Timmy.

Dicho esto se fue de la habitación, dejando al muchacho más avergonzado que antes.


Un gran agradecimiento para Stellar Wools y Un Simple Escritor por asesorarme con este fanfic. Sin ellos, mi historia nunca hubiera mejorado.