Un nuevo día, una nueva jornada en la escuela y otra oportunidad para ver a Scribble Dee sucumbir ante el pánico escénico. La señorita de lentes gruesos y melena anaranjada disertaba frente a toda la clase mostrando claros signos de nerviosismo. Cualquiera que la conociera podría asegurar que es bastante confiada cuando se encuentra rodeada de sus amigos. Sin embargo, en ese momento, era prisionera de su timidez por estar parada sola frente a sus compañeros.
Durante toda la presentación, tanto Micro como Wiz Kid le dieron ánimos para continuar. Micro levantaba los pulgares en señal de aprobación mientras Wiz le susurraba cada vez que se atascaba. El joven castaño conocía muy bien el pánico escénico de su mejor amiga y por esta razón había memorizado todo el monólogo de Scribble. Gracias a esto, la joven pudo realizar la presentación de una manera más o menos aceptable.
Al terminar, Scribble tomó sus cosas y se fue rápidamente a su asiento, sin percatarse del cable tendido en el suelo.
—¡Cuidado! —advirtió Wiz demasiado tarde.
Scribble se enredó con el cable y tiró el proyector al piso, el cual estalló formando un corto circuito. Las luces de emergencias se encendieron e iluminaron a una pasmada Scribble frente al desastre.
—Eh… ¿alguna pregunta? —dijo con un hilo de voz.
Rainbow levantó la mano, pero no pudo hablar, ya que un fuerte pisotón, cortesía de Applejack, la hizo callar en el acto.
En la hora del almuerzo, Scribble estaba tumbada en la mesa aún constipada por el desastre.
—No te preocupes —dijo Wiz en un intento de consolar a su amiga—. El proyector lo podremos arreglar entre nosotros.
Sus palabras solo recibieron un "aja" por parte de la dolida.
—Y la presentación no estuvo tan mal.
—¿En serio?
—No —interrumpió Micro afligiendo aún más a Scribble.
La muchacha lanzó un quejido mientras se deshacía en la mesa.
—Bien dicho —dijo Velvet con una mirada molesta.
—Solo quería hacerla reír —se excusó.
Todos en la mesa lo reprochaban por su pesada broma. Por suerte, apareció Sandalwood para llevárselo de la incómoda situación. Tomó sus cosas (es mejor no dejar nada cerca cuando Scribble está molesta contigo) y siguió a su amigo hasta un área apartada del casino.
—¿De qué quieres hablar?
—De Lemon.
Micro torció el gesto.
—Sé que te pones nervioso cuando estás cerca de ella y por eso te daré algunos consejos.
Esas palabras le animaron. Rápidamente sacó su libreta para anotar las recomendaciones de su amigo. Pasados unos minutos, volvió a la mesa con una sonrisa en la cara.
—Por lo visto te fue bien con Sandal —dijo Velvet con tono juguetón.
—Más que bien —respondió Micro con una sonrisa. Tardó unos momentos en comprender el doble sentido de la frase—. ¡N-no es lo que están pensando! —exclamó alarmado mostrando la libreta.
Velvet la tomó y leyó su contenido.
—Parece interesante, pero necesita algunas modificaciones —dijo llamando la atención de su melancólica amiga.
—Creo que es muy poco... "microbiano", tal vez si pusieras...
Dicho esto, ambas jóvenes comenzaron a editar el contenido. Micro se acercó para ver lo que sus amigas escribían.
—Ah ah ah~. No podrás leer hasta que terminemos —señaló Velvet.
Micro bajó los hombros y volvió a su asiento, permitiendo a sus amigas escribir en paz, pues al final, será él quién saldrá beneficiado.
Pasada la tarde, Micro se preparaba para salir del instituto. Como el proyector se rompió, debió quedarse con sus amigos reparándolo. Fue el último en salir, ya que lo obligaron a ordenar por lo dicho en el almuerzo.
—Solo quería animarla —dijo entre lamentos al cerrar el taller.
En su camino a casa se topó con Twilight, dándole un gentil saludo con la mano.
—Hola Twi...
No logró terminar la frase, la muchacha salió corriendo como alma que se le lleva Nightmare cuando vio al muchacho.
—light…
Chips, a punto de irse, vio uno de los cuadernos de Twilight tirados en el piso. Lo recogió y se sorprendió al reconocerlo. El título escrito con torpe letra más el forro esmeralda le dieron entender que se trataba de su libreta, exactamente su cuaderno donde Velvet y Scribble anotaron sus consejos para la próxima cita de Micro. Le dió una rápida ojeada a la última página, escrita con la letra de Twilight.
«Me pregunto si tendrá el valor para confesarse a Sandalwood», pensó antes de guardar el cuaderno e irse para su casa.
Ya en su morada, Micro se encerró en su habitación y leyó la libreta. Encontró todo tipo de consejos redactados por casi todas las chicas de la escuela. Los mensajes iban desde simples tips para tener una amena cita hasta las más hilarantes fantasías que le sacaron una risa.
Tras pasar el resto de la tarde leyendo se puso a reflexionar.
«No puedo llevar la libreta a mi cita. Es demasiado llamativa y no creo que a Lemon le guste la idea que le preste más atención a un cuaderno que a ella».
Le dio un vistazo a la libreta.
«Aparte está el hecho de que gran parte de la información no me es relevante. A algún que otro muchacho le puede servir para conquistar a alguna chica en concreto. Pero como a mí solo me interesa Lemon, esa información no me sirve»
Giró en su silla en un intento de exprimir más ideas a su cerebro.
«Necesitaré reducir la información y encontrar alguna manera de llevarla sin llamar demasiado la atención».
Micro vació los bolsillos en búsqueda de la respuesta. Cuando sacó las entradas del cine de su última cita, le brillaron los ojos. El papel era lo suficientemente discreto para anotar los más importantes consejos, con la ventaja de poder revisarlo cerca de Lemon sin mucha sospecha. Solo debía mentir diciendo que estaba confirmando los asientos o la hora de la función.
Con el medio listo, Micro traspasó toda la información e invirtió las siguientes tardes revisando los datos, separando lo útil de lo gracioso y anecdótico. No fue hasta el viernes por la noche, un día antes de su cita, cuando terminó con una lista de 10 consejos, que para él eran los más importantes si quería conquistar a Lemon.
Con todo listo se estiró en su silla, feliz por estar preparado para la cita. En su relajo, logró escuchar unos ruidos provenientes de la habitación contigua, la de Sunny.
«¿Acaso está llorando?» pensó, colocando la oreja en el muro. En ese momento Micro estaba sobre el dilema entre dejar a Sunny en paz o ir a consolarla. Con un suspiro decidió ir por la segunda opción, rogándole al cielo de que Sunny no lo aventara contra la muralla.
—Oye Sunny —dijo al abrir la puerta del pasillo exterior con delicadeza. Inmediatamente Sunny dejó el aparente llanto.
—Te escuché desde la otra habitación y...
—¡QUE TÚ QUÉ! —gritó con sorpresa y furia. Se levantó de la cama portando su teléfono con la mano no dominante.
En ese momento se dió cuenta de que no sollozaba por tristeza y que la tuvo que dejar en paz.
—Y-y-yo —tartamudeó Micro ante la asesina mirada de su hermana.
Sunny se abalanzó contra el muchacho, lo sujetó con fuerza de la camisa para que no escapara y echó el puño hacia atrás lista para transformarlo en guacamole.
—¡Pensaba que llorabas! —gritó al último instante tapándose la cara. Pasaron los segundos y Micro no sintió ningún golpe, es más, sintió como el agarre se debilitaba.
Abrió los ojos y miró a Sunny observándolo con extrañeza.
—Pe-pensé que estabas... qué estabas llorando y q-quería consolarte —dijo aún temeroso por su integridad física.
—¿Por qué?...
Suspiró desviando la mirada con una expresión melancólica, la misma dada hace días en el baño.
—Sé cómo es no tener a nadie que te consuele.
Esas palabras lograron apaciguar la ira de Sunny. Soltó al joven quien cayó al piso aun con algo de miedo. Se formó un silencio incomodo que fue interrumpido por unos golpecitos en la puerta.
—¿Está todo bien? —preguntó Sunbed desde el otro lado.
—Sí… —respondió Sunny.
—¿Y ese grito?
Sunny le dió una mirada al muchacho.
—Choqué con la cómoda —dijo volviendo a su habitación.
Antes de cerrar la puerta, señaló al joven, y con la mirada más amenazadora dijo:
—Primera y última vez.
Micro se quedó tirado en el pasillo, analizando los sucesos recién ocurridos, sacando una muy valiosa lección.
«Nota mental. Siempre toca la puerta antes de entrar».
Un gran agradecimiento para Stellar Wools y Un Simple Escritor por asesorarme con este fanfic. Sin ellos, mi historia nunca hubiera mejorado.
