Fue sábado cuando una peculiar ola de calor azotó la ciudad. Los termómetros se elevaron por encima de los 37 grados convirtiendo en un infierno convivir en las sombras y mucho más transitar por las calles.

Esto hubiera sido muy fastidioso para Sunny, si no fuera porque el día anterior le levantaron el castigo. Podía usar la piscina e invitar a sus amigas. Ese día, la pelimorada se levantó más temprano de lo usual. Tras bajar las escaleras, se topó con su más madrugador hermanastro trabajando en un extraño aparato.

—¿Y eso qué es? —preguntó curiosa.

—Mi proyecto de ciencias —respondió Micro Chips sin separar la vista del robot—, y no toques nada, que vendrán mis amigos a terminarlo.

—¿Tienes amigos? —preguntó fingiendo incredulidad.

—¿Tienes cerebro? —dijo él con el mismo tono.

Desde que Micro ha tenido novia, Sunny ha presenciado un cambio positivo en el muchacho. Ya no desvía la mirada cuando es observado, ni responde como un globo chillón. Ahora es asertivo, se muestra más confiado y, por qué no decirlo, siendo menos pervertido.

—Como sea, asegúrate de que no incomoden a mis amigas.

—Y por qué crees que he corrido la mesa.

La adolescente observó la mesa. Se dió cuenta que fue movida de tal manera que era imposible espiar la piscina estando sentado.

—Bien hecho. Parece que Lemon te tiene bien entrenado —bromeó entrando en la cocina. Preparaba unos huevos revueltos cuando sonó el timbre y Micro fue a la puerta.

—¿Cómo estás, "papitas"? —saludó Wiz Kid, un chico con los mismos gustos de Micro, pero con un rostro más inocente y un peinado castaño mucho más nerd.

—Mejor que tú, "niño"—contestó Chips.

Ambos chocaron los puños y giraron la mano como si se tratara de una compuerta, emitiendo una serie de ruidos electrónicos por la boca. Al lado de Wiz se encontraba Bright Idea, quien saludó a Micro meneando su perfecta cabellera azulada.

Sunny escuchó todo el ñoñismo desde la cocina. Rodó los ojos y esperó que no fueran tan "peculiares" cuando la vean. Estaba a punto de salir de la cocina cuando recordó que seguía en pijama. «Mierda», se dijo mentalmente. Debía esperar el momento adecuado para subir a su cuarto.

Mientras tanto, Micro Chips mostraba su nueva morada y lo espaciosa que es a sus amigos. Presumió el televisor de 92 pulgadas conectado a todas las consolas de videojuegos que había tenido. Después les mostró el comedor y la mesa donde tenía todo lo necesario para terminar a R.U.B (Robot Ultra Bailarín), su proyecto de ciencias. Al final les enseñó la entrada al sótano invitándolos a entrar. Los dos se miraron extrañados, pensando qué maravillas tendría ahí abajo, para qué les llamara más la atención que un televisor lleno de videojuegos. A Micro solo le bastó pronunciar "jockey aéreo" para que los chicos les brillaran los ojos y bajaran corriendo. El anfitrión también bajó, no sin antes decir en voz alta "me debes una" antes de cerrar la puerta.

Sunny salió de la cocina tras captar el mensaje. Al terminar su desayuno, bajó para limpiar la piscina. Fue en este momento cuando el timbre sonó por segunda vez.

«Es muy temprano para que lleguen mis amigas... de seguro pidieron pizza» pensó Sunny mientras se dirigía a abrir la puerta.

Desde el sótano no se podía oír el timbre; era imposible que los chicos subieran, peor aún si estaban jugando.

Cuando atendió la puerta, vió a una joven con el cabello largo color castaño morado que le resultaba familiar. A ella también le resultaba familiar Sunny y ambas se quedaron mirando.

— … ¿Sunny, Sunny Flare? —preguntó la chica.

Ella asintió.

— ¿La chica que siempre se sentaba en la ventana, lo más lejos del profesor?

— Sí... ¿Cómo lo sabes?

— Soy yo, Velvet Sky.

Sunny ladeó la cabeza.

—¿Recuerdas cuando nos pasamos todo el recreo en el baño, porque te dio vergüenza que-?

— Steel se me declarara… —completó, como si de un engranaje se tratara. Todos los recuerdos de la primaria invadieron su cabeza, entre ellos, quien era Velvet y la estrecha amistad que tuvieron.

—Oh por Lauren, ¡Velvet! —exclamó a la par que le daba un fuerte abrazo—. Pero cuánto has cambiado.

—¿Yo?, ¡Mírate tú! Nunca dejabas que nadie tocara tu largo pelo y ahora pareces un hombre.

—Qué puedo decir, una debe ajustarse a la moda —respondió animosa.

Fue tanto la bulla que Micro subió a inspeccionar.

—¿Se conocen? —preguntó el muchacho, al ver a su hermanastra y Velvet Sky felizmente abrazadas.

—Espera, ¿ustedes dos se conocen? —preguntó Sunny.

—Sí, somos amigos desde la primaria. Y si estás tú, seguramente estará...— miró detrás de ambas chicas.

Vió a Scribble Dee, también desconcertada.

Tras una rápida presentación, los cuatros presentes aclararon el cómo se conocieron.

—En resumen —decía Sunny—, tu padre se quedó sin empleo y tuviste que cambiarte de escuela, donde conociste a Scribble Dee, quien tiempo después se hizo amigo de Micro y los otros dos chicos que están abajo.

—Mmm... sí, se podría decir que así fue —afirmó Velvet a la par que sorbía su café.

—Pero aún tengo una duda —dijo Scribble—, ¿cómo es que no reconociste a Sunny cuando Micro nos habló de su hermanastra?

—Hay muchas Sunny Flare en la ciudad —dijo Velvet levantando los hombros—. No pensé que se trataba de mi amiga de la infancia.

En ese momento, dos chicos salieron del sótano. Portaban el disco de hockey aéreo partido.

—Oye, Micro, lamento decirte que… —Wiz se detuvo al ver los cuatro sentados— ¿Y hace cuándo llegaron?

Tras dos tazas de café más tarde, los seis adolescentes ya estaban al corriente de la situación y como todos eran amigos de una manera muy rebuscada. Dejaron las tazas en la fregadera y el grupo de Canterlot High se puso con el trabajo.

«Con Velvet entre los muchachos, será difícil que nos espíen», pensó Sunny de camino a limpiar la piscina.

Más tarde, el timbre sonó de nuevo y Micro se levantó para atender la puerta. Llevaba una gran sonrisa, la cual desapareció al toparse con Sour Sweet.

—¡Ahh, un orco! —dijo burlándose del muchacho.

Micro solo la miró con molestia y la dejó pasar junto a las demás amigas de Sunny. Todas le dieron un saludo rápido, a excepción de Lemon, quien lo saludó con un profundo beso.

—¿Me extrañaste? —le pregunto.

—No sabes cuanto —dijo Micro volviéndola a besar.

Los 3 amigos del joven miraron sorprendido cómo besaba apasionadamente a su novia.

—Me debes una pizza —comentó Wiz a Scribble, quien asintió con la cabeza, aún anonadada.

Lemon rompió el beso y fue hacia la piscina. Afuera, las chicas combatían la calurosa mañana con un vaso frío de agua. Todas esperaban que la piscina se terminara de filtrar.

—¿Y ellos quiénes son? — le preguntó Lemon a Sunny.

—Los amigos de Micro.

—¿Las chicas también?

Sunny asintió.

—¿Hasta la bonita con pelo largo?

—Sí y se llama Velvet Sky. Es una amiga de Micro y también es una vieja amiga mía.

Dicho esto, Sunny explicó la misma historia por tercera vez. Al terminar de relatar, la piscina ya se encontraba limpia.

Cada una se quitó la ropa, mostrando los trajes de baño que llevaban debajo. A más de una se le escapó un gemido al sentir el frío y reconfortante tacto del agua con su piel.

El ruido de las salpicaduras llegó a los oídos de los canterlotienses, quienes se asaban con el calor de las computadoras. A todos les corría la gota de sudor por la frente, mientras revisaban las líneas de código de su programa.

Cada vez más a Velvet se le hacía la idea de dejar sus amigos abandonados e ir a nadar un rato. Cuando las gotas de sudor cayeron sobre su teclado, se dio cuenta que no aguantaba más. Salió al patio con la excusa de ir a estirar las piernas. En la orilla de la piscina vió a Sunny junto a sus amigas quienes la invitaban a nadar.

— Me meteré solo si puedo traer a Scribble y le prestan un traje de baño.

Todas miraron a Sunny quien aceptó, salió de la piscina y entró a la sala. Los chicos dejaron de programar cuando vieron a Sunny portando nada más que su traje de baño. A Wiz y Bright se le cayeron las mandíbulas, al igual que Micro, que rápidamente volvió a trabajar cuando cruzó la mirada con Sunny.

Velvet hizo una seña a Scribble para que las acompañara al segundo piso. Ella las siguió ante la mirada atónita de sus amigos. Los dos invitados se sonrieron complicemente antes de levantarse de las sillas.

—Ni se les ocurra —dijo Micro apoyándose fuertemente sobre los muchachos.

En el segundo piso, Sunny y Velvet buscaron por un largo rato el traje de baño para Scribble, ya que todos eran muy "grandes" para ella. Tras escarbar en lo más profundo del cajón, encontraron el adecuado.

—Pruebatelo —ordenó Sunny

—¿¡Delante de ustedes!? —preguntó sorprendida.

—Oh vamos, todas somos mujeres, tenemos lo mismo.

«Pero no tan desarrollado», pensó mirando los frutos de la turquesa.

Velvet tocó en el hombro a Sunny. —Mejor dejemosla sola —dijo—, es algo reacia a mostrar su cuerpo.

Sunny no discutió y se retiró de la habitación. Aprovechando la privacidad, Scribble se cambió mientras escuchaba a las dos chicas rememorar anécdotas del pasado. Al terminar se miró en el espejo, admirando como el traje de baño le quedaba perfecto. Abrió la puerta y ahora Sunny es quien quedó sorprendida.

Mientras Scribble se cambiaba, los tres muchachos decidieron tomarse un descanso e ir afuera. Wiz y Bright intentaban impresionar a las chicas, mientras Micro conversaba alegremente con su novia; estaba en mitad de una frase cuando Scribble apareció y se le cayó la mandíbula. Lemon giró molesta la cabeza y también se le cayó la mandíbula al igual que Wiz, Bright y todas las demás chicas.

Pese a estar semi tapada por Sunny y Velvet, se pudo apreciar la razón de tanta sorpresa. De pies a cabeza, empezando por los tobillos, subiendo por los muslos hasta llegar a los hombros y bajar por los brazos se contemplaba una piel tan perfecta como la porcelana amarilla, sin ninguna varice, bello o imperfección en su cuerpo.

Tímidamente, Scribble se acercó a la piscina y se sentó al borde. Sintió un escalofrío al sentir la mirada penetrante de todos los presentes. Los nervios de la pelinaranja enrojecieron sus mejillas al ser el centro de atención, ya que nadie dejaba de admirarla en silencio.

Debió ser Velvet la salvadora de su amiga, diciendo una estupidez al aire. Funcionó, pues todos volvieron a la "normalidad", aunque en el fondo sabían que la incomodidad de Scribble fue producida por ellos.

Al poco rato, Velvet mandó a Wiz y Bright por soda. Pelearon en la cocina por ver quién sería el afortunado de ofrecerle el vaso a su amiga. La disputa continuó hasta el patio, donde tiraron accidentalmente un vaso sobre la espalda de Sour Sweet. Está de más explicar la asesina mirada que dió a ambos chiquillos, quienes huyeron rápidamente a la cocina.

Scribble suspiró aliviada al no tener la mirada de sus amigos presente (Micro no estaba, ya que discutió con su novia), pero aun así seguía nerviosa. Poco a poco la pelinaranja se fue soltando y comenzó a charlar con las demás, sobre todo con Lemon. Las dos hablaron sobre música, sus artistas favoritos y las mejores canciones que habían escuchado. Paulatinamente fue saltando de tema en tema hasta hablar sobre la escuela y el proyecto de ciencias. La muchacha se dio cuenta de su cagada demasiado tarde, exactamente cuando Sunny salió rápidamente de la piscina.

—¿Micro, puedes subir un momentito? —dijo dulcemente Sunny.

Wiz y Bright molestaron a Micro por la amena manera de tratar de su hermana, sin saber del verdadero peligro que se encontraba. Con la cabeza baja, subió al segundo piso, donde diría sus últimas palabras.

— ¿Y?

— ¿Y… que?

— ¿No tienes algo que contarme?

— Eh... ¿use tu acondicionador sin permiso?

Sunny solo levantó el puño.

— Está bien, está bien. Te lo contaré todo —y dicho esto, Micro le explicó la inesperada apuesta que Velvet hizo con Rainbow, donde el equipo perdedor debía ofrecer su casa para una fiesta.

— Y tu aceptaste —dijo Sunny apoyando su mano en la sien para dar un suspiro, dedicarle una mirada molesta y negar con la cabeza.

—Estas... ¿enojada?

—Tú solo... dedicate a terminar el proyecto de ciencias —dijo al bajar las escaleras—, y que nuestros padres no se enteren.

Micro bajó después de Sunny e inmediatamente le preguntaron qué tanto hacia allá arriba.

—Nada, solo le conté sobre la apuesta.

Los chicos parecieron decepcionados con la respuesta, como si esperaran una respuesta más lujuriosa de su parte. Micro estaba a punto de reprimirlos, cuando llegó Sunbed a la casa. Saludó a Micro con un beso en la mejilla y le pidió amablemente de que despejara la mesa para el almuerzo. Los tres muchachos hicieron caso, dos de ellos anonadados por la belleza de la madre, y sacaron los cables, computadoras y cualquier otro articulo ajeno de una comida.

En un par de minutos ya tenían todo despejado y Sunbed fue a avisar a las damas. Son en estos momentos donde agradecía tener una mesa grande, ya que todos los invitados se sentaron sin estorbarse. El almuerzo transcurrió relativamente bien, explicando esta vez Micro como él y Sunny compartieron una amiga por mucho tiempo sin saberlo.

Durante el resto de la tarde, ambos grupos de estudiantes jugaron en el salón a los distintos juegos que tenía Micro. No fue hasta al anochecer donde Wiz y Bright se retiraron. Las amigas de Sunny no, ya que la nombrada pudo convencer a su madre de formar una pequeña pijamada en celebración de su nueva y antigua amiga. Los canterlotiences solo miraron con odio a Micro quien iba a ser el único varón presente.

—¿Ya te pavoneas? —preguntó molesta Sunny, ante el irritante comportamiento de su hermanastro.

—Solo me falta una cosa —dijo sacando su teléfono.

Igual que antes, Sunny lo amenazó con el puño.

—Oh vamos, dime que no harias lo mismo.

Apretó la mano.

—Está bien... —dijo guardando el teléfono.

—No te sientas mal —intervino Lemon— si quieres, despues nos "sacamos" unas fotos.

Su consuelo hubiera funcionado, si no fuera porque Laurel escuchó. Se llevó a Micro y Sunny para una pequeña "charla" con ellos. Tras esto, las chicas se acomodaron en la sala de estar, pues el segundo piso iba a ser exclusivo para Micro.

Sin ningún hombre presente, las damas conversaron con mayor libertad, hablaron sobre sus novios y alguna que otra tóxica relación que habían tendido. El tiempo voló y cuando menos se lo esperaran ya era media noche. Recibieron una advertencia por parte de Laurel que se fueran a dormir y a duras penas se acostaron... no sin antes jugar un último juego. Un simple piedra, papel o tijeras se había convertido en la apuesta más intensa de todas, ya que la perdedora debía subir a la pieza de Micro y traerse algo sin ser detectada por el chico o los padres. Tras un intenso combate, Velvet salió perdedora.

—Iré solo si Sunny me acompaña, al menos para tener una coartada.

La nombrada asintió y ambas subieron al segundo piso. Como esperaban, la puerta de Micro se encontraba cerrada, debieron entrar por la habitación de al lado.

—5 horas y ni siquiera ordenaste. Por lo visto no has cambiado —susurró Velvet al ver el desastre.

Salieron al balcón y entraron a la habitación de Micro. La luz de la luna que se filtraba por el tragaluz les permitió observar con mayor facilidad la habitación del muchacho. Dieron un vistazo rápido en búsqueda de algún objeto que probara su valentía.

Velvet reconoció un particular libro verde encima del escritorio, exactamente el mismo libro donde ella, Scribble y casi todas las chicas de Canterlot High escribieron consejos para conquistar mujeres. Lo iba a tomar cuando vió a un desprotegido Micro durmiendo. Se detuvo dando una juguetona sonrisa a su amiga.

—Que tal si… —dijo sacando su pintalabios.


Un gran agradecimiento para Stellar Wools y Un Simple Escritor por asesorarme con este fanfic. Sin ellos, mi historia nunca hubiera mejorado.