Son las 6 de la mañana cuando los primeros rayos del sol despertaron a los habitantes de la dormilona ciudad. Algunos se levantaron con el ruido de la alarma, otros gracias al coro de las aves, y en el caso de Micro, por no objetar en la elección de los cuartos.

La primera Noche, le pareció de maravillas tener un tragaluz en su cuarto. Podía ver los astros decorar los cielos desde su cama, mientras fantaseaba con las vistas que tendría cuando llegaran las tormentas. El problema surgió en la mañana, cuando el sol invadió su habitación sin que pudiera aplacar su paso.

Por suerte pudo solventar ese problema con una simple almohada. La colocaba encima de su rostro de tal manera que opacara su vista sin afectar su respiración. Gracias a este método se aseguraba de dormir hasta las 10 de la mañana, hora en la cual su estómago exigía un sacrificio.

Cuando bajaba la escalera, vio a su hermanastra jugar al Daring party 7 junto con Lemon, Scribble y el resto de sus amigas. Todas opacaron unas risas cuando lo vieron, pero Micro no le dió mucha importancia, sabía lo pintoresco que se volvía su cabello en la mañana.

—¿Tú crees que se de cuenta? —preguntó Indigo Zap tras verlo entrar somnoliento a la cocina.

—¡SUNNY!

—Creo que sí.

Chips volvió a la sala de estar bastante mosqueado. Parecía una ramera con el maquillaje: tenía los labios pintados, las mejillas como tomates y las cejas muy resaltadas. Las chicas no aguantaron más y estallaron a carcajadas. El muchacho se limitó a mirarles con odio, sobre todo a Sunny.

—No me mires a mí —dijo luchando por respirar—. Velvet te pintó la cara.

El joven fulminó a su amiga antes de entrar al baño y quitarse el maquillaje.

Más tarde, los amigos de Micro llegaron a la casa. Inmediatamente montaron todo lo necesario sobre la mesa y se pusieron a trabajar. Para no estorbar, las estudiantes de la Cristal Prep. salieron a disfrutar de la piscina.

—¿Y qué creen que sea? —preguntó Sunny.

—Tal vez sea uno de esos robots que caminan solos y evitan obstáculos.

—Suena demasiado simple. Seguramente haga una demostración de artes marciales o alguna coreografía —dijo Indigo Zap al imaginar cómo el robot bailaba al ritmo de Thriller Night.

—Yo creo que...

—Mejor no opines —interrumpió—, seguramente ya sabes.

La peliverde cruzó los brazos y guardó silencio, ya que Sunny tenía razón. Uno de los temas que más le fascinaba hablar a Micro era su proyecto de ciencias. En cada cita le platicaba sobre los avances del robot, sus nuevas funciones y las mejoras en el rendimiento. Las explicaciones que daba eran tan simples y bien estructuradas que hasta una novata de la informática, como lo es Lemon, pudo comprenderlas.

Mientras Sunny y sus amigas charlaban, los estudiantes de Canterlot High retocaban los últimos detalles del robot. Comprobaron que todo estuviera bien conectado antes de encender la máquina y reproducir una genérica canción pop.

—Creo que somos dioses —exclamó Wiz Kid sin dejar de sonreír.

—Corrección, somos programadores —dijo Micro Chips con orgullo.

Pasaron varios minutos sin decir nada, admirando como su esfuerzo se desenvolvía frente a sus ojos, hasta que Velvet se animó a preguntar:

—¿Y si llamamos a las chicas?

Las estudiantes de la Crystal Prep se acomodaron alrededor de la máquina. Velvet reprodujo otra vez la genérica canción e inmediatamente el robot bailó con una maestría que sorprendió a todas.

En mitad de la exposición, Lemon tomó inesperadamente a su novio y se lo llevó a bailar. Varias risas resonaron por los erráticos movimientos del muchacho, quien bailaba con la misma habilidad que un pescado.

A pesar de hacer el ridículo, Micro no se detuvo, ni cuando cambiaron la canción o cuando los demás detuvieron las carcajadas. Él quería aprovechar el momento y disfrutar de la compañía. Gracias a su terquedad pudo bailar con Lemon hasta la hora del almuerzo, donde recibió varios chistes por su forma de bailar. El se lo tomó con humor y respondió a casi todas las bromas de forma sarcástica.

Entrada la noche, Sunny se preparaba para dormir cuando escuchó unos toques en su puerta. No se sorprendió al ver a Micro detrás de la puerta, pero si le extrañó que estuviera cohibido.

—Ya te lo dije, no te fotografiamos maquillado.

—No es por eso a lo que vengo, sino a pedirte un favor.

Sunny levantó una ceja.

—Te quería pedir si…

— … ¿Si?

—Si… me podrias enseñar a bailar

Parpadeó sorprendida. —Está bien, pero ven mañana que es algo tarde —dijo cerrando la puerta

Micro dió un pequeño salto de felicidad y volvió a su cuarto. Si todo salía segun lo planeado, podría aprender a bailar mucho antes de la fiesta. Mientras exhalaba su último bostezo, fantaseó con la feria de ciencias:

Aplausos, hurras y felicitaciones se escucharon alrededor de la escuela secundaria Canterlot. En este nublado día se celebraba el 14vo campeonato estudiantil de ciencias. Evento donde los estudiantes exprimían al máximo su conocimiento, con el fin de sobrepasar a sus compañeros y ganar el tan deseado premio.

Uno de esos participantes era Micro Chips, quien con su increíble robot danzante maravilló a los invitados y participantes del concurso, hasta tal punto que nadie se sorprendió cuando fue nombrado ganador.

La única que no celebraba la victoria era Sunset Shimmer. Rechinaba los dientes por tener que cumplir la promesa y ofrecer su casa para la fiesta. Una vez Micro recibió su trofeo, guió a todos los estudiantes a su morada.

Lo prometido es deuda —dijo con molestia al abrir la puerta.

La casa rápidamente se llenó de invitados y la fuerte música comenzó a retumbar por las paredes. El ganador de la feria deambulaba por la estancia, presumiendo su gran conocimiento sobre la informática, cuando vió a una hermosa peliverde en la entrada: lucía un hermoso vestido esmeralda, con la espalda abierta y una ligera abertura en la falda. Se acercó con disimulo y con una galardona voz dijo:

¿Cómo estás, querida?

Lemon se sorprendió al escucharlo.

Bien, ¿y tú?

Mejor ahora que estás conmigo.

La chica se sonrojó por el cumplido.

¿Qué tal si vamos a bailar? —propuso él, extendiendo la mano.

El joven deslumbró a su pareja con sus cortejantes pasos de baile, hasta el punto de hacerla suspirar. Tras un par de canciones, subieron al segundo piso y se encerraron en un cuarto, alejado de cualquier ojo curioso.

¿Cómo me veo? —preguntó Lemon mientras la amena luz de la luna iluminaba su sedosa presencia.

Como una musa —respondió con una sonrisa lujuriosa—, pero te verías mejor sin el vestido.

La joven devolvió la mueca y se desprendió de la ropa con suma elegancia. El muchacho hizo lo mismo, deshaciéndose del traje a la par de su novia. Cuando ambos estuvieron desnudos, el cazanovas se acercó despacio, como un tigre acechando a su presa. Lemon retrocedió hasta chocar con la cama y estirarse con los brazos encima de su cabeza, lista para ser devorada.

Con delicadeza, el muchacho separó las piernas de su dama, bajó besando hasta llegar al fruto permitido cubierto por una suave tela blanca.

¿Quieres que continúe?

Lemon asintió.

Sujetó la alta costura y la retiró en un llano movimiento. Se acomodó alineando las caderas, deseoso por desflorar a su querida, pero antes de que pueda dar la primera estocada, un estridente sonido retumbó en la habitación.

Micro se levantó exaltado de la cama. Notó que ya no se encontraba en la fiesta, sino en su propio cuarto, solo y con Timmy levantado entre las piernas. Soltó un quejido antes de tomar su teléfono y apagar la alarma.


Un gran agradecimiento para Stellar Wools y Un Simple Escritor por asesorarme con este fanfic. Sin ellos, mi historia nunca hubiera mejorado.