¿Recuerdas cuál fue tu pestañeo más largo? ¿Ese, en donde el mundo se detuvo y veías todo con total claridad, hasta el punto de notar las plumas del colibrí vibrar por las ínfimas corrientes de aire que danzaban alrededor? Pues es exactamente lo que sintió Micro Chips tras ser besado. Nunca esperó que la noche terminara de manera tan disidente, ni siquiera esperaba levantarse o que Sunny consiguiera sacarlo de la cama. Pero aquí estamos, cansado después de la ajetreada noche, y con la oportunidad de cumplir una enferma fantasía: tener SEXO con su candente hermanastra. El mundo volvió a girar cuando Sunny alegó el rostro y saboreo los labios.
—A la próxima asegúrate poner de tu parte.
Micro Chips no respondió, seguía anonadado por la iniciativa de la dama. Ella tuvo que mover la mano frente a sus ojos para que reaccionara.
—Perdona, estaba sorprendido.
—Lo sé, suelo causar esa reacción —dijo Sunny con indiferencia. Se sentó en la cama y palmeó al lado, indicando que la acompañara.
—Cómo aún te falta práctica, te enseñaré cómo «preparar» a una dama. Es bastante fácil, solo debes tener las manos tibias y…
Sunny tomó la mano del muchacho y la condujo hasta su entrepierna. Un ligero escalofrío recorrió su espalda con el primer contacto.
—Ahora muévelas con delicadeza y trata no mirar.
Al notar la confusión en el rostro del chico, explicó:
—Durante el sexo, pocas veces podrás ver mi rostro para saber si lo estas metiendo bien. Por eso te aconsejo usar el oído, los gemidos son una buena señal.
El asintió.
—Ahora mueve los dedos e intenta adivinar qué cosas me gustan.
Con suavidad, Micro movió los dedos alrededor de la intimidad. Hizo caso a la curiosidad y rozó los labios, un toque que fue recompensado con una cortada aspiración. Continuó acariciando, de abajo hacia arriba, pellizcando el clítoris de vez en cuando.
—Eso es… —susurró Sunny.
Micro sintió un líquido escurrir por los labios vaginales. Lo consideró una señal y aventuró el índice dentro del tesoro. Un jadeo le indicó que estaba por buen camino. El anular lo acompañó y entre ambos recorrieron "la cámara de los secretos". Siguiendo el consejo, puso atención a los gemidos y las respiraciones entrecortadas, cuales aumentaron cuando comenzó a oscilar el clítoris con el pulgar.
Sunny arqueó la espalda, sorprendida de la habilidad del muchacho ¿Dónde aprendió a mover tan bien los dedos? La respuesta vino tras observar el gran póster de Starcraft II colgado. Los siguientes minutos los dedicó a respirar y gemir, esperando que Micro tomara la iniciativa. Sunny no quería apresurar las cosas y que acabara demasiado pronto… otra vez. Chips estaba tan fascinado con la hermosa y desconocida vagina, que no se percató de su eyaculación precoz.
Sunny gimito con fuerzas, cuando otra ola de placer recorrió la espalda, tan inesperada que levantó la cadera. No esperaba que Chips tuviera la osadía de meterle tres dedos. Los gemidos fueron aumentando en intensidad mientras más cerca estaba del clímax. Lo podía sentir y por la sonrisa egocéntrica de Chips, sabía que él también. Tuvo que agarrar las frazadas con fuerza y apretar los dientes por el exceso de placer. Agitaba las piernas con violencia, tanto que temía hacer un mal movimiento y golpear al chico. Todo el zarandeo terminó tras aclamar un fuerte gemido, apretando las piernas con fuerza y curvandose a más no poder. Se desplomó en la cama, rendida y extasiada.
—¿Y qué tal? —preguntó Micro con soberbia, sorbiendo uno de sus dedos.
Si Sunny no estuviera tan agotada, hubiera reído del disgusto que tuvo Micro tras saborear por primera vez el almizcle femenino.
—Será mejor que te acostumbres al sabor, que aún tienes un "desastre" que limpiar —Dijo Sunny.
—Lo mismo digo yo.
Micro respondió quitándose los pantalones. Inmediatamente los subió cuando encontró una mancha pegajosa alrededor del cierre. Dio la espalda, avergonzado de su precocidad. Extrañada, Sunny preguntó "¿Todo bien?" recibiendo silencio cómo respuesta. No tardó en saber qué estaba pasando.
—No te preocupes, pasa más seguido de lo que piensas —dijo Sunny abrazandolo por la espalda— sobre todo en la primera vez.
—E-en serio.
—Sí y por eso te voy a dar un consejito, uno que te servirá para durar horas y horas en la cama.
Esas palabras le llamaron la atención.
—El truco es pensar en cualquier cosa durante el sexo. Puede ser sobre la escuela, algún deporte o tu videojuego favorito. La idea es mantener la mente ocupada.
—¿Y funciona?
—Más de lo que crees. Ahora, ¿podrás continuar donde estabas?
—Solo si tú también haces tu trabajo.
Sunny levantó la ceja. No tardó en transformarla en una sonrisa pícara y con pericia introdujo la mano dentro de los calzoncillos. Encontró a Timmy listo para la batalla.
—¿Y qué tal? —preguntó micro, algo desconfiado.
Sunny meditó las palabras. En cuanto a forma era algo ovalado, señal que se masturbaba seguido y el largo dejaba un poco de desear.
—¿Y bien? —volvió a preguntar con un tono nervioso.
—Si algo he aprendido con los años, es que el tamaño no es tan importante. El placer depende más de la habilidad que tengas al meterlo, sin contar que tener un pene grande es incomodo. Cuesta mantener la erección y no podrás envainarlo en algunas mujeres.
—Si tu lo dices… —comentó no muy confiado.
—Ya llegará el momento para probar mi punto, por ahora…
Dejando la frase al aire, Sunny comenzó a masturbarlo con una mano, mientras la otra masajeaba las lampiñas bolas. La palma bajaba y subía sin prisas, acariciando cada centímetro del miembro. Con cada movimiento los gemidos del chico aumentaban, tanto de intensidad cómo en duración.
—No eres el único que puede "comprender" a los demás —dijo Sunny con una sonrisa egocéntrica.
Micro no respondió, trataba de pensar en la escuela, muy fuerte en la escuela. Sentía un inmenso placer al ser tocado por otra persona, tanto que temía eyacular en poco tiempo. Necesitó emplear toda su concentración en recordar las clases de historia. El profesor era un experto en conflictos bélicos y transmitía su entusiasmo en todas las clases, ni siquiera un documental lleno de efectos especiales podría igualar su capacidad de cautivar a los estudiantes.
Mientras tanto, Sunny ya estaba con la mano cansada. Esperaba acabar la manualidad en cinco minutos, pero ya pasaron quince y los primeros calambres iniciaban. "Es hora del plan B" pensó al acercar el rostro hacia Timmy. Se detuvo un momento para olorosar el almizque y un escalofrío le recorrió la espalda. Si no estuviera tan hipnotizada por el encantador pequeño, hubiera reído por la neardental expresión del chico.
Micro contemplaba sin palabras la iniciativa de Sunny. Sintió cómo su cuerpo se derretía con cada respiración de la dama, ni contar el profundo gemido que exhaló con la primera lamida: Una rápida, concentrada en la punta, absorbiendo parte del pre-semen. Los siguientes lengüetazos fueron más largos y comenzaron a envolver la cabeza, para luego deslizarse por el tronco, casi llegando a las bolas.
Sunny dejó de lamer para admirar su trabajo y al chico que mantenía los ojos cerrados y utilizaba toda su fuerza de voluntad para no correrse. En el silencio pudo escucharlo susurrar la clase de historia.
«Veamos cuánto aguantas» peso al abrir la boca. Sintió cómo Micro movía las piernas con la primera mamada: una lenta y profunda, envolviendo casi todo el miembro. Las manos del chico no tardaron en rodearle la cabeza, insistiendo que actuara con intensidad. Ella no le dio importancia y dictaminó el ritmo, dando mamadas lentas y profundas.
A este punto, Micro no sabía qué hacer para evitar acabar pronto, pues Sunny acariciaba a Timmy con pericia. Ni siquiera él en las noches más solitarias había conseguido mimar tanto a su amiguito. Recordó la entrepierna de Sunny y cómo empleó su concentración en ella, ignorando todo lo demás, hasta su eyaculación precoz.
La dama no puso resistencia cuando unas raquíticas manos le agarraron la cintura y la condujeron encima del rostro de Micro. Lo escuchó soltar un "Wow" al contemplar tan cerca una flor femenina.
—¿Te gusta lo que ves?
—Creo.
Sunny levantó la pierna, mirando extrañada a Micro.
—Lo siento, no lo tomes a mal, pero los colores son un poco… extraño —opinó tras ver el tono turquesa de la vulva afuera de la carmesí vagina.
—También me sorprendió la primera vez que lo ví. Es más, le dije a mamá que me llevara al médico, porque pensaba que tenía una infección.
—¿Y hace cuanto fue? — preguntó Micro.
Avergonzada, se tapó la boca (adivina con qué) para no hablar del tema.
Tras la pequeña charla, ambos acariciaron al "amiguito" del otro. Sunny mimaba a Timmy con devoción, mientras el chico lamía el lirio con mucho menos habilidad. Le faltaba práctica y por alguna razón no prestaba atención al clítoris.
«Recuerda, es su primera vez» Susurró un pensamiento en la cabeza de Sunny. No esperaba que el sentido común apareciera pronto, mucho menos al acostarse con Micro. Una cosa es tener una cita con él ¿pero follárselo? escapa de toda razón. No sólo está fuera de la cúspide social, si no que será su hermanastro en unos meses. ¿Qué razón había para acostarse con él? ¿Tan desesperada estaba por rechinar la cama o es que aun sentía culpa por los cuernos del muchacho?
Esta y otras dudas agitaron el avispero, haciendo que Sunny balanceara la cabeza con mayor avidez, tanto que no tardó en sentir el miembro palpitar y al chico colocarle otra vez las manos. A este punto, Sunny se dejó llevar mientras el chico insistía con fiereza. Suerte que el pene era pequeño o le hubiera costado respirar. Un entrecortado gemido fue la única señal que recibió antes de ser hidratada con la semilla del chico.
—¿E-estás bien? —preguntó con un hilo de voz, tras escucharla toser.
Sunny se limitó a mirarlo molesto. Al fin y al cabo era la primera vez de Micro y aún necesitaba aprender algunas cosas. Se sentó a su lado y Micro no tardó en abrazarla mientras respiraba agotado.
—¿Y esto por qué?
—No se, siempre veo en las películas que lo hacen.
—y qué películas son.
Ahora era el turno del chico colocarse cómo tomate.
Pasaron los minutos y ambos se mantuvieron callados. Sunny jugueteaba con los pulgares, no muy segura de presionar. Temía agotarlo demasiado rápido y tener que hacer el resto del trabajo sola, pues no es el primer chico con poco estado físico que se acuesta.
Con el aliento recuperado, Micro preguntó "quieres continuar" recibiendo un profundo beso como respuesta. Rápidamente se alejó tosiendo con asco. La graciosa de Sunny pensó que era una buena idea devolverle algo de sus "nutrientes".
—Eso es por acabar en mi boca sin avisar —dijo Sunny rascándose el cuello.
— Lo admito, fue mi culpa, ¡Pero no por eso tenías que devolverme mi semen!
— Y qué me dices cuando tú me obligues a besarte después de romperme el trasero.
Lo miró extrañado —eso no ha pasado.
—¿Quieres que pase?
Otra vez se quedó sin palabras por la iniciativa de Sunny.
—Tomate tu tiempo para decidir, por mientras pasaré al baño.
Dijo Sunny saliendo de la pieza con una enorme sonrisa. Algo le decía que iba a ser una noche muuuy larga.
Al fin, tras pasar más de 3 meses escribiendo, pude terminar el capítulo 18. Fue una osadía llegar hasta esta parte, me comía mucho el coco pensando que podía escribir para describir el coito de manera sensual y he llegado al punto que me siento satisfecho. Los siguientes capítulos llegaran en los proximos minutos y el prólogo del arco demorará un poco en llegar. Realizé un cambio a ultimo minuto, algo que le dará coherencia a la personalidad de Micro Chips en los futuros capítulos. Por ahora me despido, deseandoles una amena noche nueva y un gran agradecimiento por acompañarme en este viaje... Ah, y tambien un agradecimiento a El Último Escritor por asesorarme en la escritura y correción del escrito.
