CAPITULO 14. CONFABULACIÓN

Durante la comida la pareja Ackerman no se había dirigido mucho la palabra más que para lo escencial, Sara asentía de vez en cuando con una sonrisa, tratando de mantenerse lo más cordial posible. Por su lado Levi mantenía su tranquila y seria expresión de costumbre, parecía llevarse muy bien con Thomas. Para alivio de Sara, la molesta acompañante había terminado de comer hacia unos minutos y desapareció de la mesa. Ninguno le habia prestado atención.

-Señor Thomas. ¿Usted conoce a ese hombre?.- dijo mientras señalaba al hombre de cabello oscuro que vieron al llegar, rodeado aun de varias personas.

Thomas frunció el ceño. -Para mi desgracia si lo conozco. Ese hombre es el hermano menor del antiguo comandante de la Rama de la Policía Militar. ¿Recuerda a Nile Dok?. -Levi asintió.

-Pues ese tipo se llama Gerard Dok. A diferencia de su hermano es un hombre comerciante. Tenía mucho poder aquí en Paradis, y mucho más ahora que la exportación se ha permitido, ha ganado mucho más dinero con la explotación de metales.

-Es la primera vez que escucho de él. Por la forma en que lo miras parece que lo detestas.

-Pues si. Solíamos tratarnos hace unos años pero por culpa de él tuve que dejar mi hogar. Lo que más me duele es que era la casa que compartí con mi difunta esposa y tuve que salir de allí, casi destruye a mi familia. Lamentablemente estaba muy involucrado con mi hermana, y para alejarnos de su alcance me mudé a esta ciudad.- dijo Thomas sin contar mas detalles y procurando que solo Levi escuchara.

-Entiendo.

-Lo único que le puedo decir es que no es un hombre de fiar, al tener tantos contactos poderosos es casi intocable. Lamentablemente La Policia Militar siempre ha estado sumergida en corrupción, sobre todo antes del reinado de la Reina Historia. A pesar de que el nuevo reinado ha luchado contra eso aun prevalece.

Levi quedó pensativo ante lo que escuchaba. Ahora entendía un poco más la actitud de los hermanos Cliff al llegar al lugar. Aunque no diría que la expresión de Margaret fuera precisamente de disgusto. El pelinegro vio por última vez al tal Gerard y como se alejaba de su mesa.


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Para los 3 en la mesa de Levi no era sabido aún donde se encontraba Margaret y con quien. Ella no perdería tiempo, cuando notó que Gerard los observó por un buen rato sintió la necesidad curiosa de buscarlo. Se retiró de su mesa, caminó cerca de la mesa del hombre unos minutos antes con el fin de que el la notará y se fue hacia uno de los balcones del lugar. Allí esperó unos minutos hasta que el hombre de apellido Dok apareció.

-No pensé que te vería tan pronto Margaret.

-Yo tampoco. Aunque cuando mi hermano me habló de esta cena supuse que era posible que estuvieras.

-Espero que no haya rencores entre nosotros.

-Ja! No te preocupes. Eso ya no me interesa. Supongo que tu esposa se enteró de todo.

-Si pero ya está acostumbrada, no eres la primera amante con la que me consigue. El problema contigo fue que se hizo muy público.

-Pobre mujer idiota... ¿Se puede saber que tanto mirabas hace rato hacia mi mesa?

-Hnmn. - El hombre rió con una mirada astuta. - Me atrapaste. Por nada importante. Simplemente me intrigó esa mujer que vino contigo. ¿Por qué no me presentas a tu amiga?

- Jajaja. Esa mujer no es mi amiga. Todo lo contrario. ¿Ves el hombre que está al lado de mí hermano?

-Si. ¿Qué hay con él?. Creo que se me hace conocido.

-Es el esposo de esa chica. Pero quizás no por mucho. Se llama Levi Ackerman.

-Con que ya pusiste tus ojos en otra víctima, ¿eh?

-Si. Y creo que pronto caerá. Ya estoy trabajando en eso. Solo que me cuesta ser paciente.

-Quizás pueda hacer algo, claro, solo si es para mi beneficio. Que tu obtengas algo como consecuencia es tu problema.

-Por mi haz lo que quieras con ella. Me ahorraría esfuerzo y tiempo. - Margaret pensó que la actuación de Gerard como el pretendiente secreto de Sara sería mucho más efectiva que utilizar a Michel. Así que usaría eso a su favor en cuanto pudiera.

-Quizás lo haga. -Gerard anotó en un pequeño papel una dirección.- Toma, encuentrame en este lugar mañana antes del mediodía.- Dijo con una pequeña sonrisa maliciosa viendo como Levi y Thomas dejaban su mesa, esta sería una buena oportunidad.

-Buenas noches, señorita. - La voz ronca y masculina sacó a Sara de repente de sus pensamientos.

-Eh, Buenas noches.

-Si me permite decirle, es usted una mujer encantadora. Que agradable verla aquí esta noche. Mi nombre es Gerard Dok. Un placer conocerla.- Se presentó mientras tomaba la mano de la chica y depositaba un suave beso en su dorso.

-G-gracias. Mi nombre es Sara White. Bueno ahora sería Sara Ackerman.

-Oh, ¿Su esposo es Levi Ackerman?. Ya lconocia un poco sobre él pero no imaginé que estaría casado con usted. - Mencionó Gerard mientras tomaba asiento.

-Si, aún no me acostumbro a usar su apellido. Tenemos pocas semanas de casados.

-Umm interesante. Sin querer ofenderla permitame decirle algo. - Sara asintió dudosa. - Tengo un buen rato observándola, no solo a usted si no también a su acompañante. Pude notar que casi no se han hablado en toda la noche, tampoco he visto algún tipo de cercanía o muestra de afecto entre ustedes. Si no hubiera preguntado no sabría que eran pareja.

-Ahh. Ehh...- Sara estaba sin palabras. ¿Cómo un perfecto desconocido había notado tanto en solo un rato de verlos?.

-No se preocupe Sara. No tiene que responderme. Yo sé que las parejas pasan por problemas en cualquier punto de la relación. Eso es normal. Pero yo, a diferencia de su esposo jamás la desatenderia, la tendría conmigo en un pedestal si fuera posible.

Sara bajó su mirada avergonzada. Ni siquiera sabía que responder ante eso. Sin duda esa noche se sentía sola y descuidada por Levi. Pero ella sabía que esto podía pasar, ahora solo tenía que sufrir los efectos de casarse con alguien que no la ama.

-Sara, ¿Me acepta una invitación a bailar?

-Yo no sé si eso sea prudente, Señor.

-Solo concédeme una pieza. Sería un honor para mí. - Sonrió el hombre encantadoramente.

-Ehh...- Sara buscó un momento a Levi con sus ojos pero no pudo encontrarlo.- Bueno supongo que una pieza está bien.

En uno de los balcones se encontraban hablando Levi, Thomas y un ex capitán veterano de las Tropas de Exploración. Los tres mantenían una agradable conversación aunque la mayoría del tiempo el Ackerman sólo escuchaba a los otros dos hablar.

En un momento volteó hacia la mesa donde había dejado a Sara y para su mayor sorpresa jamás pensó encontrarla hablando con el tal Gerard Dok. Desde allí podría ver la actuación galanesca del hombre viendo el rostro avergonzado de su esposa. Pero peor fue cuando los vio ponerse de pie y dirigirse a la pista de baile, donde empezaba a sonar un hermoso vals. No debí dejarla sola. Creo que he descuidado mucho mi papel de esposo hoy. Pensaba Levi

Para Sara era un momento algo incómodo. Además de no saber bailar muy bien ese tipo de música, el largo vestido amenazaba con hacerla tropezar en cualquier momento. No sólo eso, ella pensó por un instante que si despreciaba la invitación de ese hombre le causaría un desplante y perjudicaría a Levi. Aún estando molesta ella no quería dañarlo de ninguna manera, se preocupaba sinceramente por él.

-Disculpe señor, no soy muy buena bailando.

-Tranquila querida, para no ser tan buena como dices lo haces muy bien.

-Gracias.

-Me atrevería a decir que eres la mujer más hermosa en todo este lugar. -Dijo mientras la acercaba cada vez más hacia él. Sara casi pega un grito. Esa canción parecía eterna y ya quería alejarse de allí. Peor se sintió cuando el hombre bajó su mano desde su espalda deslizandola hasta su cintura.

El baile por fin terminó y la chica se fue a su mesa. Aún estaba en shock por la manera en que ese hombre la trató. Jamás le había pasado, nunca había conocido a un hombre tan conquistador. Ella sabía que el tipo trataba de ligar con ella, pero aún no estaba segura de cómo actuar ante eso. Aunque ella quisiera que su relación con Levi marchara de otra manera tenía la impresión de que sólo fue usada como tapadera, que en cierto modo era cierto, pero asimilarlo ahora la hacía sentir horrible.

Desde el otro lado del salón, en el balcón Levi sentía que su furia crecía sin ataduras. Jamás pensó que ver a Sara en esa situación le enojaría de tal manera. Aunque aún no supiera discernir lo que sentía como celos y lo que estaba causando en él, no hizo nada. Prefirió guardarselo y quizás hablarlo después. Sabía que no era ni el momento ni el lugar para discutir algo así.

Un rato después Margaret se unió nuevamente a la mesa. Había presenciado el baile de Sara con Gerard, comprobando que el hombre se había tomado en serio su nuevo 'reto'. Sabía que le gustaban las cosas difíciles. Todo va cada vez mejor. Pensó.

Una hora más tarde los esposos Ackerman y los hermanos Cliff se retiraban del lugar. Ninguno había pronunciado alguna palabra durante el trayecto hasta su hogar.

Al entrar a su casa Sara subió las escaleras con lágrimas en los ojos. Ahora se sentía mal y no quería que Levi la viera así. Por su parte su esposo fue a la cocina a preparar un té. Necesitaba calmarse y esta noche quizás ni dormiría.

Pasó un par de días y Sara se encontraba nuevamente en su trabajo. Gracias a Dios aún seguía en ese empleo, ese día era lo único que podría distraerla. La pobre ni siquiera se imaginaba que mientras ella atendía las mesas y servía el té, un nuevo paquete de la discordia llegaba a su casa y era recibido una vez más por Levi.

Como ya era de costumbre se encontraba en su oficina con la pequeña caja en sus manos. Ahora sus muebles y las 4 paredes de esa habitación eran sus cómplices y testigo del nacimiento de los celos del ex capitán.

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Querida Sara, deseo poder ver tu hermoso rostro nuevamente.

Si gustas encuentrame esta tarde a las 6 y 30 en la plaza central de Mitras.

Te esperare en la fuente. Espero te guste mi obsequio.

Siempre tuyo G. D.

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Levi llegó a su límite, hasta ese día le veían la cara de idiota. Ahora el tipo firmaba con sus iniciales y no tardó mucho para sacar conclusiones sobre su identidad, sólo necesitaba comprobarlo. Por ello planificó una emboscada a la pareja así terminarían con esto de una vez. Luego de lo que haría esa noche dejaría al descubierto a Sara y solo se limitaría a cumplir el contrato hasta alcanzar un tiempo prudente para solicitar un divorcio.

El señor Ackerman tomó el paquete y lo dejó como intacto. Luego llamó a Evelin y le dijo que había llegado algo para Sara y que no sabía de quién era. Le ordenó que se lo entregará o que lo dejara en su cama. El calculaba que Sara llegaría a casa alrededor de las 5 y 30 y revisaría la invitación dándole tiempo de salir y reunirse con el hombre.

Ya cerca de las 5 de la tarde Levi se había arreglado y salía de su casa, rumbo a la mencionada plaza. Allí esperaría hasta que el hombre apareciera y al llegar Sara los sorprendería. Ahora empezaba a sentirse ansioso, no veía la hora de salir de allí.

Lo que el ex capitan ignoraba por completo es que toda esa artimaña había sido planificada minuciosamente por dos personas, un día antes en una reunión dentro de pequeña cabaña. Margaret sintió que encontró la oportunidad perfecta y no la dejaría pasar. Al parecer Gerard solo quería tener a esa mujer aunque sea un corto tiempo, después de tenerla la desecharía y simplemente conseguiría un nuevo objetivo. Aunque no era algo más permanente estaba segura que eso sería necesario para cortar ese matrimonio de una vez por todas.

En su mente Gerard solo quería que Sara cayera perdidamente enamorada de él, quizas no fuese tan difícil ya que según su percepción las cosas en el matrimonio Ackerman no parecían ir del todo bien pero, en el caso de que no lo lograra trataría de estar con ella a cualquier costo. La pobre mujer ni siquiera se imaginaba el giro radical que daría su vida y las incontables lágrimas que derramaría por culpa de ese hombre en un futuro cercano.

Levi estuvo esperando hasta las 6 y 30 pero nadie había llegado. Sara nunca llegó y tampoco ese hombre. Esto hizo que empezara a cuestionarse muchas cosas. Quizás estaba siendo el objeto de una extraña jugarreta y sólo se burlaban de él. Aun asi no hallaba ningún sentido en esa teoría. Lo que también desconocía Levi es que su esposa no había recibido el mensaje y que de hecho nunca llegaría esa noche a su hogar.