CAPITULO 20. SUTIL
Después de la visita pautada para una semana, las semanas transcurrían con sus recurrentes altibajos. Sara poco a poco se recuperaba, sobretodo físicamente, aunque le costaba aun soportar los suplementos trataba de tomarlos, solo buscaba no preocupar mas a Evelin y a Levi, sentía que de alguna manera quería evitar ser una carga para ellos; aunque ni siquiera fueran parte de su familia biológica la habían apoyado totalmente y sin reparo. Esa tarde en casa, Sara tomó una resolución para su vida: Saldría adelante así fuese sola, sería más fuerte, no importa como, aunque ahora debido al nublado panorama en su vida no pudiera visualizarlo en su futuro, no se detendría y si cayese nuevamente se levantaría. Claramente sería un camino largo y difícil, pero al menos quería intentarlo.
Con el pasar de los días la situación en casa se hacía menos pesada, aunque aquella ocaqsión donde Levi le dijo esas contundentes palabras había marcado un cambio en él también, lentamente caía en cuenta de lo que se avecinaba, si todo iba bien dentro de unos meses habría un bebé en la casa, y ante los ojos de los demás el sería su padre. Nunca pensó que tendría descendencia con una mujer por la cual no sintiera un amor como el de sus subordinados por sus compañeras, aunque se preguntaba ¿De verdad ese es el caso?. Desde la desaparición de Sara el hombre Ackerman empezó a sentirse diferente respecto a ella, se preocupaba por cada cosa, si la veía triste, o afectada por los típicos malestares de una mujer en gestación, si no quería salir de su habitación, si lloraba... Cada día se fijaba más en los detalles que rodeaban a la mujer.
Aunque al principio de su convenio aún antes de planear lo que harían, él mismo se encargó de matar las ilusiones de ella sobre sus sentimientos, Levi se había tratado de convencer que su acuerdo no trascendería más allá que eso, un trato que en su mayoría lo beneficiaria a él. Más sin embargo allí estaba, pendiente de una mujer a la que rechazó, pero aún así decidió casarse con él y liberarlo de un incómodo destino. En momentos se sorprendía admirando alguna pequeña sonrisa que se escapara de los labios de Sara cuando hablaba con Evelin, o recordando las veces que había disfrutado junto a ella.
- Si estuviera en mis manos borraría cada mal recuerdo, cada lágrima derramada y solo le daría momentos de dicha. - Pensaba Levi mientras fingía leer su periódico, viendo disimuladamente a su esposa. - ¿Podría hacer algo así?. ¿Alguien como yo podría llegar a hacer feliz a una mujer como ella?. - Empezaba a cuestionarse ante los sentimientos que lentamente afloraban en su interior.
Sara levantó su mirada de repente encontrándose con la de Levi quien la observaba un poco distraído según ella. Al percatarse de que lo habían pillado el corazón del hombre empezó a latir con fuerza, y esa extraña sensación en su estómago se hizo presente. Ese par de ojos oscuros estaban irrumpiendo en su realidad, y no sabía que haría con toda esa nueva percepción. Tratando de lucir indiferente en ese incómodo momento, intentó cubrir el leve sonrojo de su rostro y se ocultó nuevamente tras su periódico.
Por su parte Sara notaba la actitud 'inusual' de su esposo, aunque realmente no le molestaba, al contrario, era testigo de como Levi procuraba cuidarla, siempre al pendiente de su salud, si comía, si algo le molestaba, cosa que le parecía muy dulce. En algunas ocasiones se ilusionaba pensando que quizás los sentimientos de él hacia ella eran algo más que una amistad, pero rápidamente se esfumaban al recordar su situación actual y en como terminó todo así.
La querida Evelin no se consideraba una mujer intrusiva o chismosa, más si era muy perceptiva, sabía que aunque habían ocurrido muchas cosas negativas los últimos días en el hogar Ackerman aún existía la posibilidad de que la pareja consiguiera la felicidad, juntos o no.
Aunque quería ayudarlos a acercarse más aún no sabía como, entre las responsabilidades en su hogar y el trabajo en la casa del ex capitán no tenía tiempo ni cabeza para algo más. Entre tanto allí en la cocina, mientras preparaba un té la iluminación llegó a la mujer y junto con ella una idea.
- Aquí está su té. - Anunció Evelin mientras se acercaba a la sala.
- Gracias. - Dijo el hombre mientras apartaba su periódico a un lado.
- Gracias Evelin, acompáñanos también, por favor. - Pidió Sara amablemente.
- Claro. - Respondió la mujer. Los tres disfrutaban la cálida bebida mientras charlaban un poco, Sara se mostraba un poco más receptiva e intervenía opinando con frecuencia.
- Sara, dentro de un par de días es el cumpleaños de mi hija mayor, y me preguntaba si querías ir, usted también señor Levi. - El mencionado la miró con un ceja levantada.
- ¿De verdad?. ¿Cuántos años cumple?
- Cumplirá 14. Tenemos planeado hacer una tarde de picnic cerca de un pequeño lago al sur de la ciudad. Es hermoso. Y al terminar iremos a casa a cenar, partiremos el pastel y celebraremos un poco más. ¿Qué te parece?
- Pues... - Sara la miraba un tanto inquieta, aun le costaba relacionarse con otros, sobre todo desconocidos.
- No suena mal. - Respondió Levi rompiendo su silencio. - Yo acepto su invitación.
- ¡Que bien!. Entonces Sara... Vamos, creo que sería muy bueno que te distrajeras un poco. Será un lindo día y habrá comida deliciosa. Yo me encargaré de todo. Estoy segura de que te llevarás muy bien con mi familia.
Sara miró a Levi y luego a la emocionada Evelin, aunque aún le costaba un poco al menos trataría de hacerlo, por ellos.
- Bien, iré.
- Excelente Sara. - Sonrió Evelin. - Señor quería preguntarle si podría trabajar hasta el jueves al mediodía. Es que debo encargarme de muchas cosas para el viernes. ¿Hay algún problema?.
- No, ninguno. Puede hacerlo. Disfrute su fin de semana.
Luego de esa conversación Levi quedó convencido de que la recuperación de Sara fuera posible. Tratar de procurarle momentos agradables era su nueva misión y por ella iría a los cumpleaños de cada hijo de Evelin de ser necesario. Además también le serviría para recolectar información, ver como interactuaba una familia normal era algo que quería hacer en virtud del nuevo rol que ejercería en unos meses.
Al día siguiente Levi fue a comprar un par de obsequios para la cumpleañera, algo de vino para los adultos y dulces para los niños, no sin antes contar con la opinión y sugerencia de Sara, quien ese día no tuvo humor para salir de su hogar. Al regresar con todo él le pidió a la mujer que le ayudara a envolver los regalos, cosa que aceptó con una sonrisa. Levi solo la miraba complacido y agradado mientras colocaba su saco y su sombrero en el ropero.
La pareja finalizó el día jueves con una tranquila cena, para luego ir a descansar. Sara fue a tomar un baño mientras Levi se cambiaba en la que era su habitación. Cada vez se le hacía más difícil estar junto a Sara en un mismo cuarto, en una misma cama. Le parecía tan hermosa últimamente, no es que antes no lo creyera, solo que ahora era más perceptivo ante ello.
Al terminar de alistarse caminó a la otra alcoba, al llegar vio a una Sara recién bañada peinandose frente al espejo, su pálida piel resaltaba ante el sólido negro de su cabello y el color magenta de su ropa de dormir. El olor a flores de su crema corporal inundaba todo el ambiente y él solo lo recibía gustoso.
Levi entró a la cama y se sentó apoyando su espalda en la cabecera, hipnotizado con cada suave movimiento de Sara aún sentada frente al espejo. La chica terminó y caminó hasta la lámpara que iluminaba la habitación, la apagó y se dispuso también a acostarse.
- Levi... Estos últimos días te he notado diferente. ¿Pasa algo? - Preguntó dulcemente Sara mientras posaba su mano sobre la de él.
- Ehh, no... No pasa nada. - Respondió algo nervioso.
- Uhmm. Bueno, si tú lo dices... Pero sabes que puedes hablar conmigo si lo necesitas.
- Claro. - Sonrió él un poco en respuesta. - Gracias.
- Yo también quería darte las gracias Levi. No sé qué hubiera hecho sin ti durante estas semanas, ya hace casi 3 meses... - Se interrumpió, no quería llorar en ese momento. - ...Espero algún día poder retribuir todo lo que has hecho por mí. Tu te has vuelto alguien muy importante en mi vida.
- Tu también. - Levi reaccionó rápidamente luego de decir eso sin pensarlo. Aclaró su garganta, mientras un pequeño sonrojo pintaba sus mejillas. Si no estuviese todo oscuro fuese aún más notorio. -... No hay nada que agradecer.
Sara se sonrojó de igual manera y le sonrió. - Descansa, Levi. Buenas noches. - Se despidió por esa noche y luego le dio un suave beso en la mejilla.
- Si... - Fue su única respuesta, mientras veía como Sara cerraba sus ojos para dormir, y él quedaba allí tan sorprendido como contento.
...
A la mañana siguiente luego del desayuno, Sara se encontraba en su habitación buscando algo que ponerse y procurando no olvidar nada de lo que llevarían a su reunión con Evelin. Levi estaba en la sala leyendo la correspondencia cuando vio un sobre de Historia quien le solicitaba reunirse esa mañana ya que tenía información sobre la búsqueda de Gerard Dok.
Justamente ese día que por fin Sara había accedido a salir llegaba tal mensaje, aunque era muy importante para ellos, por lo que decidió ir con Sara al cumpleaños, dejarla por un par de horas y reunirse con Historia. Luego retornaría con ella y podría estar en la celebración el resto del día. Sólo esperaba que ningún otro imprevisto arruinará sus nuevos planes.
Una hermosa y ansiosa Sara salía de casa del brazo de Levi, nerviosa ante la idea de tener que socializar después de tanto tiempo de no querer hacerlo, sin embargo estar al lado de Levi la tranquilizaba un poco. La pareja tomó su rumbo y pronto llegaron al lugar del encuentro. Era un pequeño lago con una hermosa vista de un par de montañas al fondo, frondosos árboles en sus alrededores, y mesas de madera y bancos especialmente colocados para tener una agradable imagen ante sus ojos mientras se degustaba alguna comida.
- Buenas tardes. - Saludaron ambos a los presentes, y llegando pasada la 1 de la tarde.
- Buenas tardes, sean bienvenidos. Sara que hermoso vestido, me encanta. Te ves más radiante que nunca.
- Tiene razón, Evelin. - Secundó Levi.
- Gracias. - Respondió Sara tratando de no sonrojarse.
- Bueno vengan, tomen asiento. Les presentaré a todos.
- Bien, este es mi esposo Albert. Mi hija mayor Celia, cumple hoy 14 años, luego está Jack de 12, Saul de 9 y la más pequeña Lilly de casi 2 años. Ah y mi hermano Ted al parecer vendrá pero se unirá quizás en la cena.
- Hola, mucho gusto. Levi Ackerman.
- Mucho gusto. Soy Sara, esposa de Levi. Gracias por invitarnos, y Celia feliz cumpleaños. - Sara sacó los obsequios y se los entregó. - Esperamos que los disfrutes. Felicitaciones.
- Muchas gracias, también es un gusto. - Respondió la jovencita.
Luego de las presentaciones todos se encontraban sentados, mientras los pequeños jugaban en la hierba disfrutando los dulces que habían recibido y los adultos bebían del vino que trajo la pareja Ackerman, a excepción de Sara.
Un rato después Levi tomó la decisión de partir.
- Sara, Evelin. Sé que es un poco raro pero debo salir por un rato. Les prometo que volveré. Es solo que me surgió algo importante.
- ¿Qué?.. Bueno y ¿que es eso tan importante?. - Pregunto Sara nerviosa ante la idea de que Levi la dejara sin su apoyo.
- Perdona que no te haya comentado, es solo que la reina me pidió que nos reunieramos hoy, al parecer hay información nueva sobre Dok. No quería preocuparte.
- Entiendo.
- Volveré pronto, lo prometo. Además quedas en buenas manos.
- Claro que sí Levi, vaya con cuidado. Aquí lo esperamos.
- Gracias.
- Nos vemos. - Se despidió Sara resignada.
...
La reunión trascurría con normalidad en ese hermoso lugar, mientras disfrutaban del atardecer sentados en la hierba Sara tenía su mente puesta en Levi y la información que le darían sobre ese hombre. En ese momento sentía un poco de temor aunque se diluía poco a poco a medida que veía a su esposo quien acababa de llegar aproximarse a ella. Levi pudo regresar tal y como prometió, para su suerte Historia pudo recibirlo y no tardaron mucho más de lo planeado, por el momento no hablaría nada con Sara hasta que estuviesen en casa; buscando no preocuparla simplemente le sonrió y se sentó a su lado.
- ¿Cómo te has sentido?. ¿Algún malestar?.
- No, la verdad no. Últimamente solo son mas fuertes en las mañanas, pero el resto del día no son tan molestos. Quizás solo un poco de cansancio pero creo que es lo normal.
- Eso es bueno. Hablaremos en casa. Por ahora disfruta el resto del día.
- Bien.
- Oigan, ya es hora de irnos. Ya vimos la hermosa puesta de sol, pronto oscurecerá. Es hora de una rica cena. - Mencionó Evelin a todos los presentes.
Media hora después se encontraban en casa de Evelin y su familia, Sara se sentía muy bien, era un ambiente muy cálido y hogareño, esa sensación que brinda un verdadero hogar. En algunas de sus memorias de infancia podía verse así, rodeada de su familia en una pequeña casa, lástima que ni siquiera recordaba sus nombres. Mientras Albert y Levi se encontraban en un corredor que daba al patio trasero bebiendo y charlando un poco, Sara estaba en la cocina junto a Evelin y Celia, preparaban todo para la cena mientras alguien llamó a la puerta y el joven Jack corría a ver de quien se trataba.
- ¿Dónde está mi hermosa sobrina?. ¿Dónde está la festejada de esta noche?. - Exclamó el hombre mientras entraba a la casa.
- ¡Tio Marcus!. ¡Qué bueno que pudiste venir!. - Respondió Celia emocionada mientras corría y abrazaba a su tio.
- Claro, no me lo perdería. Nunca me podría perder sus cumpleaños. ¿Y su madre?.
- Está en la cocina con una amiga. - El hombre junto a los niños caminaron hasta el lugar buscando a Evelin.
- Ah hermano, ¿Cómo estás?. Tan ruidoso como siempre.
- Muy bien hermanita, siempre soooooo... Hola, bella dama... Evelin que modales, preséntame a tu invitada.
- Ah sí, este es mi tonto hermano menor...
- Marcus, un placer. Siempre a su servicio. - Interrumpió el hombre mientras besaba la mano de Sara.
- Eh, gracias... Me llamo Sara, soy amiga de Evelin.
- Evelin, ¿Dónde habías escondido a esta amiga?, nunca la había visto contigo. Egoísta.
- Calla un poco idiota. Mejor ve a la mesa con el resto ya vamos a comer. Ve por tus hermanos Celia.
- Si mamá. Tio Albert nunca cambiarás. - Dijo Celia mientras volteaba los ojos. Al tiempo en que los niños, Sara y Evelin tomaban un lugar en la mesa, a petición de su hermana Marcus fue en busca de su cuñado, ignorando que Albert estaba acompañado.
- Hola Marcus, bienvenido. Dejame presentarte. Levi el es mi cuñado Marcus.
- Un gusto señor. Marcus Foster.
- Levi Ackerman. - pronunció solamente Levi serio ante el alboroto que había escuchado por parte del recien llegado en la cocina. No sabía que le molestaba exactamente, lo único seguro es que no le gustó el intento de coqueteo del hombre con su esposa.
- Bien, vayamos al comedor, ya vamos a cenar. - dijo Marcus sonriente.
Levi caminaba tranquilo a tomar su lugar en la mesa al lado de Sara, cuando el hermano de Evelin se le adelantó y se sentó rápidamente al lado de ella.
- Señorita espero no le moleste que me siente a su lado, quiero hacerle compañía durante esta velada. Déjeme decirle que es la mujer mas hermosa que haya visto en mucho tiempo.
Sara lo veía asombrada, no sabía como reaccionar al ver la cara seria de Levi mientras observaba al tipo. Evelin al darse cuenta de la imprudencia de su hermano intervino.
- Eres un idiota Marcus, sé mas respetuoso y toma otro lugar. Ese es el asiento del señor Levi, al lado de 'Su' esposa. Si sigues con eso harás que me despidan, Levi es mi jefe ¿Sabías?. - Dijo Evelin en tono imperativo mientras quitaba el brazo de su hermano que estaba apoyado alrededor del asiento de Sara.
- ¡¿Qué?!. ¿Su esposo? ¿Y por qué nadie me dijo nada? Debí parecer un idiota de verdad.
- Pues porque no pensé que serías un donjuan en el cumpleaños de tu sobrina. Debes dejar la costumbre de caerle a cuanta mujer linda se te cruce.
- Sí, ya. Lo siento Sara, señor Levi. Yo no pude evitarlo, ¿Qué hombre cuerdo no hubiera hecho lo que yo?. - Con esa frase ahora era Evelin quien volteaba los ojos.
Sara solo asintió en respuesta a Albert. Ella miraba el rostro de Levi mientras se sentaba a su lado. Cualquiera diría que estás celoso.- Pensó Sara riendo en su interior y dirigía una mirada hacia Evelin como diciendo Gracias al cielo Evelin. Te quiero.
Todos tomaron sus respectivos lugares y luego del incómodo momento finalmente disfrutaron una agradable y deliciosa comida. Partieron el pastel y un rato despues los esposos Ackerman se encontraban en camino a su hogar.
Una vez más Sara tomaba un baño rápido como cada noche antes de descansar, para luego prepararse para dormir. Al cerrar la llave salió de la ducha y tomó su toalla, luego de secarse salio a su habitación a buscar su ropa, que habia dejado olvidada sobre su cómoda. Siempre procuraba desvestirse o vestirse en el baño por si Levi entraba no la encontrara como vino al mundo, pero esa noche fue un poco despistada. Viendo que aún se encontraba sola en su cuarto decidió vestirse rápidamente, se puso su ropa interior y el top de su pijama, y de pronto pasó lo que temía Levi abría la puerta y ella solo lo miró con la boca abierta y él con su cara de sorpresa. Unos segundos despues la resignada mujer solo respiró y actuó sin darle mucha importancia.
- Disculpa, pensé que estarías cambiandote aun en el baño.
- Tranquilo, no pasa nada. Además ya estaba casi vestida. Olvidé la ropa y salí por ella, pensé que me daría tiempo antes de que regresaras. - Levi solo permanecía en silencio cerca de la puerta.
- Oh, vamos. ¿Tan horrible soy que no puedes hablar?. - Bromeó Sara. - Pasa ya... ¿Estás más tranquilo?. ¿Por qué estabas tan molesto en la cena?
- No sé de que hablas. - Dijo él intentando poner su cara de indiferencia, mientras caminaba hacia la ventana
- Claro que sí, tanto Evelin como yo te vimos molesto. - Decía Sara apuntándole con un cepillo, mientras se acercaba a él.
Unos segundos despues de esperar que respondiera Levi finalmente habló. - Bien, sí lo estaba. Ese hombre me parece muy confianzudo en la manera en que te trató.
- Pues, sí es verdad. ¿Estabas celoso entonces?. Eso sí que es nuevo.
- ¿Qué?... - ¿Celoso yo? imposible. Pensaba el pelinegro. - ...Claro que no. Simplemente me pareció un completo idiota.
- Pues no tienes que estarlo. - Dijo ignorando su negativa. - El no sabía que estaba casada y que tu estabas allí. Además despues se disculpó. - Sara le sonrió y se acercó a él rodeándolo con sus brazos.
- ¿Qué haces, Sara?. - Él tratando de no estar tan peligrosamente cerca de ella y Sara ahora lo tenía inmóvil en su abrazo.
- Ya, ya señor Gruñon... Gracias por acompañarme hoy, la verdad me divertí. La familia de Evelin y su hogar son muy agradables. - Dijo Sara mientras sentía que Levi le correspondía a su abrazo.
- No hay de qué. - Dijo él con una pequeña sonrisa. Saber que Sara había disfrutado compartir con otros de verdad le alegraba.
Un minuto pasó y Sara se apartó lentamente, no sabía cómo ni por qué, pero algo en ella la impulsó a hacerlo, tomó el rostro de Levi en sus manos y simplemente unió sus labios a los de él. Algo que anhelaba hacer desde hace mucho, desde el día de su actuada boda, quería repetir ese beso como la primera vez pero de la manera más honesta posible. Más grata fue su sorpresa cuando el hombre que tenía frente a ella correspondió no solo su abrazo de hace unos momentos si no también ese beso.
Tan inesperada unión duró unos segundos, apartándose brevemente buscando respirar un poco mejor, y para luego retomar una vez más el enlace de sus bocas. Esta vez con un poco más de efusividad, como si se aferraran para no perderse. A medida que subía la intensidad ambos se concentraban el uno en el otro, solo podía escucharse el sonido de sus respiraciones agitadas y los suaves gemidos que se escapaban de vez en cuando.
Ante la necesidad de encontrar algo de apoyo ambos se movieron y Sara quedó de espaldas a la pared, mientras las manos de ambos recorrían el cuerpo del otro, sus brazos, sus espaldas, sus cuellos, sus rostros. En el momento en que sentían que si continuaban no podrían detenerse, Levi abrió sus ojos, y se detuvo, completamente sorprendido de sí mismo y como se había dejado llevar por sus deseos, aun sabiendo por lo que había pasado Sara, y en ese instante de claridad no sabía si algo así reviviría su traumática experiencia de hace unos meses.
- Sara perdóname... Yo no sé que me pasó...
- Levi, no pasa nada. Yo t-también me disculpo. Yo fui quien te besó. - Dijo ella aun sonrojada.
- ¿Qué rayos acaba de pasar?
- ¿Qué fue lo qué pasó? ¿El me correspondió.?
Dijo en su mente cada quien por su lado, casi al unísono.
Mejor vayamos a dormir. - dijo apenado Levi. - Quizás el vino fue lo que me hizo actuar tan raro hoy. - Lo más seguro es que los dos tendrían bastante dificultad para quedarse dormidos esa noche.
Gracias por leer... ? ゚リリ
Nos vemos en el siguiente capítulo
