Para que no me olvides...

Escrito por Princess Sheccid

Disclaimer:

Lo he dicho ya miles de veces, (suspiro de resignación u.u) pero aún así, siempre tendré que decirlo: InuYasha y compañía no me pertenece! Todos ellos fueron creados por Rumiko Takahashi sensei, para mí, la diosa del manga.

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Capítulo 1:

Faltaban unos escasos cinco minutos para finalizar con la tortuosa clase de matemática, la última del año escolar, y así empezar con las ya ansiadas vacaciones de verano.

Tanto maestro como alumnos en sus pupitres vigilaban atentos el avance lento de las agujas del reloj.

Kagome, con sus lindos ojos chocolate fijos en la lenta máquina, golpeteaba con los dedos nerviosa el tablero del pupitre. Parecía querer adelantar el tiempo con su acción.

o ' ¡Vamos, vamos! Sólo un poco más y... '

Tocó la campana.

Los alumnos salieron casi desesperados de las aulas. Afuera, en el patio se oían a los jóvenes gritar llenos de júbilo y correr a tropel hacia la puerta de salida. Kagome y sus amigas comentaban animadas sus planes para los días siguientes, los cuales incluían un viaje en tren al sur con sus compañeros de aula.

o Ya se los digo chicas¡este viaje será fantástico! -Eri levantó un puño, como en señal de victoria.

o Sí -dijo Ayumi sonriente, consultando un pequeño folleto- Según tengo entendido, abordaremos el tren pasado mañana, al mediodía. El viaje no durará tanto, no creo que sean más de tres horas. –echó un último vistazo al folleto y luego lo dobló y guardó en su maleta- Pero en verdad valdrá la pena. –sonrió muy complacida- Serán dos semanas de veraneo y diversión.

o Estas vacaciones son algo que hace tiempo realmente necesitábamos. –Kagome puso una cara de verdadero cansancio. Su mente entre que permanecía con sus amigas y que viajaba a otros lugares. Negó con la cabeza y murmuró muy bajito.- He estado bajo muchas preocupaciones y penas.

o Tienes razón Kagome-chan. El ir a clases es un homicidio obligado.

Eri, Yuka y Ayumi soltaron una carcajada ante el último comentario. Kagome sólo se limitó a sonreír levemente. Dentro de sí, su alma estaba deshecha de la pena.

Bajó la mirada al suelo, recordando acontecimientos pasados.

Una mano, de manera suave se apoyó en su hombro.

o Vamos Kagome, levanta esos bríos... –Ayumi trataba de animarla. Eri y Yuka miraban a la aludida, apesadumbradas. Daban por seguro que el motivo de su estado anímico era alguna pelea con su 'novio rebelde'. Kagome no se dignó a levantar la mirada.- Hace más o menos medio año que estás así... Nos apena mucho verte tan triste.

o ¿Pero que ha pasado Kagome? -Eri le dijo un poco exasperada- ¿Acaso tu novio rebelde y tú volvieron a pelear?

o No es eso. –pasó el dorso de su mano debajo de sus ojos, evitando que unas recientes lágrimas formadas cayeran.- 'Es mucho más complicado de lo que ustedes se imaginan. ¡Nunca llegarían a dar con la respuesta!'

o Kagome, ya olvida a ese chico. –dijo Yuka suspirando, como resignada- Ya ves, él no te supo apreciar como en verdad lo haría una persona que realmente te amara. Debes buscar a otras personas, como Ho...

o¡Basta Yuka¡No digas tonterías! -Ayumi le dirigió una mirada de total frialdad a la joven. Luego se dirigió a la muchacha de mirada almendra- Calma Kagome. Cualquier problema que tengas, ya verás como pronto se soluciona. Tú sólo ten fe y confía en que siempre nos tendrás a nosotras para darte nuestro apoyo.

o Gracias Ayumi -Kagome le dio un abrazo, sintiendo un renovado escozor en la garganta, indicio que tarde o temprano volvería a llorar.- Gracias... –bajó la mirada, sintiendo sus mejillas húmedas- 'Pero, yo hace mucho que perdí las esperanzas...'

Las amigas se separaron en una esquina, cada una con rumbo a su casa.

Kagome Higurashi no había vuelto a ser la misma joven alegre y carismática que todo el mundo conocía. Desde hacía seis meses, seis largos meses que su vida dio un giro drástico.

Todo ello motivó a su nuevo estado melancólico y casi siempre solitario, cosa que sus amigas no habían podido averiguar sus causas, y se limitaban sólo a consolarla en su tristeza.

La joven de largo cabello azabache subió las escaleras que conducían al templo, completamente desganada. Una vez llegada a la cima, miró su alrededor. Todo tranquilo y aburrido como siempre.

Casi como si lo hiciera de rutina, se dirigió al pequeño cuarto que alojaba en su interior al pozo que la hizo vivir grandes aventuras. Ingresó, bajó las escaleras y se sentó en el borde del pozo, mirando con gran pena su interior. Dejó su mochila a un costado, y, como esperando un milagro, se arrojó en el interior. No tenía ninguna esperanza de cruzarlo, y así sucedió.

Miró su alrededor y tocó las paredes de piedra que la aprisionaban. Dirigió la mirada arriba, deseando con todo su ser encontrar aquel cielo tan azul que le encantaba de la época antigua. Desilusionada, se dejó caer en el suelo, sintiendo una fuerte opresión en el corazón. Las lágrimas se agolparon en sus ojos y ella las dejó caer, ya sin control.

Casi todos los días iba al pequeño santuario, contemplaba el pozo un momento y se dejaba caer por él. Todo, con la pequeñísima esperanza de atravesarlo y regresar al Sengoku. Pero todo había sido en vano, porque Naraku le había arrebatado su trozo de perla, e Inuyasha no había ido ni siquiera una vez a verla.

o Pero lo comprendo. –dijo ella entre sollozos, abrazándose a sí misma- Comprendo que no haya venido, porque él no ha podido atravesar el pozo, así como yo. Veo eso siempre en mis sueños, y me da coraje porque no puedo cambiar de algún modo la situación...

Kagome siguió llorando amargamente un largo rato.

Luego, sintió poco a poco cómo el cansancio empezaba a apoderarse de ella. Sus sollozos empezaron a apagarse y el último pensamiento coherente que tuvo antes de caer dormida, fue que si volvería a ver a Inuyasha una vez más.

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o Kagome, cariño... –la madre movió levemente el hombro de la adolescente, quien sólo se revolvió un poco en su sitio- Vamos, despierta.

La muchacha, con gran pesadez, abrió sus ojos almendrados. Se sentó lentamente en el suelo duro del pozo. Al hacerlo, notó que un brazo se le había entumecido, al igual que sus piernas. Le dolía mucho el cuello.

o No es bueno que te encuentres aquí a estas horas, el clima ya comienza a refrescar.

La única respuesta que obtuvo por parte de su hija, fue un estornudo. Kagome se frotó los brazos, tratando de darse calor. Su cuerpo estaba helado.

La chica, de manera repentina, evocó un recuerdo pasado hacía muchísimo tiempo atrás.

La lluvia afuera estaba cayendo.

El silencio apenas era interrumpido por el golpeteo de las gotas de agua sobre el techo de la cabaña y el repetido crepitar del pequeño fuego. El día en sí se había mostrado gris, y con muchas nubes que anunciaban un mal tiempo.

Ella trataba de darse calor de manera un poco inútil con una pequeña hoguera encendida. Los escalofríos le recorrían sus entumecidos miembros. Y de pronto estornudó. Y luego otra vez. Parecía que el frío que se colaba por la puerta hacía gran contraste con el calor pequeñito que emanaba el fuego.

Y de pronto sintió una tela de gran tibieza cubrir sus fríos brazos. Y un segundo después, a su lado estaba InuYasha, preguntándole por su estado y preocupándose por su salud. Se sintió inmensamente feliz.

Lentamente se recostó en el hombro del chico, quien ante su cercanía, sólo atinó a sonrojarse y comenzar a decir incoherencias.

Sintiéndose desfallecer, apoyó su cabeza contra el muro de piedra. Su madre se puso en cuclillas frente a ella, mirándola con gran dulzura.

o Lo has intentado de nuevo¿no es así? -ella con gran cuidado, se sentó al lado de su hija.

o ¿Qué cosa? -Kagome retiró la mirada de la de su madre. Aquella pregunta estaba de más, era una tontería. Pero trataba de evadir el tema de alguna forma.

o Cariño, eso bien lo sabes tú. –exhaló un suspiro. Luego, con un brazo le rodeó la espalda- Kagome, sé que estás pasando por un muy mal momento y el verte así en verdad me preocupa. Esto sólo te está haciendo mucho daño...

o Lo sé. –bajó la mirada a sus rodillas.- Pero mamá, es que no es tan fácil. No puedo olvidarlo así como así. –sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas- Me es imposible. Él ocupa mis pensamientos desde que despierto hasta que vuelvo a cerrar los ojos por la noche. Incluso en sueños me invade su recuerdo. Ya no sé qué hacer... –sus sollozos se hicieron más audibles.

Su madre la abrazó, y la chica se echó a llorar en sus brazos.

Sota cerca del borde del pozo, oía toda la conversación. Apretó fuertemente los puños y frunció el ceño. Aquella escena interpretada por su madre y hermana, ya se le estaba haciendo costumbre de ver y oír.

Parecía ya algo de la vida diaria.

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Kagome, después de un largo rato de haberse desahogado con su madre y calmado, salió del pozo en dirección a su alcoba. Afuera, el cielo vespertino poco a poco comenzaba oscurecer. Unas cuantas estrellas tímidas en el firmamento iluminaban brevemente.

La muchacha de largos cabellos de ébano, avanzó por el largo corredor que conducía a su cuarto. No había apoyado ni siquiera la mano en el pomo de la puerta de la alcoba, cuando dentro escuchó ruidos. Un abrir y cerrar de cajones, armarios y el suave susurro de la tela cuando es sacudida.

Sin más titubeos, giró el pomo y abrió la puerta.

Recorrió el cuarto con la mirada. Su primera visión fue la de unas camisetas esparcidas por el suelo; además de ellas, unos calcetines deportivos y varios broches para el cabello. El autor de aquel desastre en el que se había convertido su antes impecable cuarto, en ese mismo momento añadía un cajón abierto a los demás.

Él se giró de manera despreocupada al sentir que alguien lo observaba. Al ver a la muchacha de pie en la puerta, completamente perpleja, sólo murmuró un 'Hola hermana' y continuó su labor, como si nada hubiese pasado.

o ¿Cómo que 'Hola hermana'? -le dijo Kagome entre sorprendida y enojada- Sota¿me puedes explicar qué haces en mi habitación! ' Además de destruirla, por supuesto.'

o Arreglo tu equipaje. –con un dedo señaló la enorme maleta abierta sobre la cama, la cual contenía un montoncito de ropa.

o Pero¿por qué?

Irás a ese viaje en tren con tus compañeros de escuela.

o ¿Qué? -la chica estaba sorprendida.

o Hermana, no finjas que no sabes del paseo. Se lo comentaste a mamá la semana pasada. Creo que dijiste que irían a...

o ¡Oh, por Kami! -Kagome se llevó las manos al rostro, algo rendida. Luego, se dirigió a la cama y empezó a sacar algunas blusas ya dobladas de la maleta- Sota, bien sabes tú que no pienso ir a ese viaje. ¡ Se lo dije a mamá y al abuelo! Voy a quedarme en casa a pasar las vacaciones de verano, es algo que ya tengo decidido.

Sota dejó de rebuscar en el cajón.

Lentamente se giró a su hermana, desafiándola y se cruzó de brazos. El ceño fruncido de su hermana mayor le llegó a intimidar un poco, ya que nunca, nunca la había visto tan enfadada. Aquella discusión estaba tomándola muy a pecho.

Sin embargo, reunió un poco de coraje, y decidió encararla y terminar de una vez por todas con aquella situación que tanto había cambiado a Kagome.

o No hermana. –dijo con voz firme, muy pocas veces escuchada en él- Tú debes ir. Necesitas salir y distraerte. Pasas mucho tiempo en casa o en aquel pequeño santuario, sin hacer nada más que lamentarte y llorar. –Notó que los labios de su hermana se abrían de manera inmediata para reprocharle.- Y no trates de ocultarlo. Esa tristeza y preocupación constantes te están consumiendo de a pocos, y ello se manifiesta en tu mirada.

Sota se giró rápidamente al cajón, empezando a revolver todo de nuevo.

Las mejillas del pequeño habían adquirido un leve tono rosa, y es que al final de todo aquel discurso, llegó a comprender todo lo dicho y le avergonzó. No entendía de dónde habían brotado todas esas palabras, si de su corazón o de su cabeza.

Mientras tanto, Kagome se había quedado de piedra en su sitio. Bajó la mirada y se mordió el labio inferior.

Su hermano menor tenía toda la razón. Se estaba cerrando al mundo, tratando de estar sola todo el tiempo, tratando de afrontar todas sus cargas y preocupaciones ella sola.

Ella misma se estaba haciendo mucho daño.

Sota, que ya había dejado de rebuscar en los cajones, ahora daba saltos, tratando de alcanzar un bonito sombrero de paja que estaba colgado muy alto en un perchero.

Repentinamente, una mano apoyada en su hombro reprimió un renovado intento de alcanzarlo.

o Está bien Sota. –dijo Kagome, mientras le sonreía de manera dulce, como no lo había hecho en aquellas semanas- Yo lo tomaré.

Un brillo lleno de ilusión apareció en los ojos castaños de su hermano, así como una pequeña sonrisa.

o ¿ Eso quiere decir que irás?

o Hai. –la hermosa joven sonrió más al ver a su hermano celebrar su gran hazaña, al fin y al cabo, había logrado convencerla de cambiar de opinión.- Eso sí Sota. –dijo la muchacha en tono un tanto divertido y guiñándole un ojo.- Me ayudarás a empacar.

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... Continuará...

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Notas de Princess Sheccid:

Konnichiwa minna-san:P

Hasta aquí ha llegado este nuevo capítulo. En el próximo, se narrará el viaje y una que otra sorpresa por allí. Así que sigan leyendo y enviando sus comentarios n-n !

Quiero dar un especial agradecimiento a:

- Hikaru (thebadgirl19...): Hola amiga linda! Agradezco mucho tu valiosa opinión, ya que ayuda a subir mucho mi autoestima ;-;. Por lo menos, poco a poco voy empezando a mejorar en mi forma de redacción... ( Ja! Eso último, ni yo me lo creí... n-nU) Vale, eso es todo. Besos!

Gris-Kag: Holas! Debo darte las gracias por darte la molestia de dejar un comentario. Todas las críticas son bien recibidas y ayudan a subir mi moral n-n... En cuanto a lo que sucedió en el pasado, todo será explicado a su momento, hubo una razón por la que... (Ah! O.o Yo solita meto la pata... Eso todavía no lo podía decir u.uU) Muchos besos!

Kagome-kitty: Hola chika! Vaya que me sorprendió el ver tu review. Se había repetido tres veces XDD En fin... Pues, agradezco tus elogios y sí, le estoy echando muchas ganas a este nuevo proyecto. Y en cuanto a mi nick, lo saqué de un libro que leí hace mucho ('La fuerza de Sheccid'- te lo recomiendo, por si no lo has leído n-n). Cada vez que leo las obras de este autor, me hace sentir una gran admiración por él (aunque no es el único... :P) Ahora sí, ya no te aburro más. Besos!

Bueno chikos, eso es todo por ahora.

Para algún elogio, comentario, dulces, tomatazos y demás, excepto virus (n-nU), aquí está siempre su fiel servidora, dispuesta a responderles.

Nos vemos hasta el próximo capítulo! (Espero no tardar en éste ni en el otro, que ya lleva muchas semanas sin actualizar... u.u)

Princess Sheccid