Todos los personajes pertenecen a Rick Riordan igual que el texto en negrita yo solo los usaré para este fic sin fines de lucro.
N/A: -Deja el capítulo y se vuelve a morir un tiempo-
Todos estaban sentados en sus mesas correspondientes listos para comenzar a comer, ya estaban sirviendo sus platos y demás cosas, Percy estaba sentado con sus hermanos y con Jason, no pensaba soltar a Jason porque confiaba más en el rubio que cualquier otra persona.
—¿Quieres más chocolate caliente? —Jason le estaba sirviendo comida, algo no muy pesado. Creía que cenar tanto tal vez le estaba provocando las pesadillas de las noches pasadas.
—Si —El rubio puso más chocolate caliente en la taza de Percy mismo que balanceaba sus piernas en el asiento. Percy era bastante pequeño para su edad, lo que les llevaba a pensar a más de uno, que aparte del maltrato físico que pudiera darle ese ser, también lo dejaba sin alimento cuando la madre de él no estaba cerca.
—Debes dejar de comer tantas cosas dulces —regañaba Perseo a Teseo que ya se llevaba comiendo como tres pedazos de pastel y su cena estaba casi intacta.
—El pastel está bueno, no es mi culpa —replicó el azabache comenzando a comer su cena porque Perseo lo estaba mirando feo y se le había llevado su pastel. No era agradable que él le mire así, le hacia sentir peor con respecto a lo que sentía ¿No podía enamorarse de alguien más? Había muchas semidiosas mejores que él para que Perseo se enamore. En pocas palabras, Teseo no se creía merecedor a que Perseo lo ame.
—Qué este bueno, no significa que debas comerlo todo de una sola vez —agregó Orión que estaba comiendo al frente de ellos y devolvió a Teseo a la realidad —Ni siquiera Percy que tiene siete se ha comido tantos pedazos de pastel como tu —Rodó los ojos ¿Por qué tenían que compararlo con un niño de siete? Él era mucho mayor que su hermano bebé, claramente sabía que no debía comer tantos dulces, pero era lo único que le evitaba pensar tanto en lo que sentía por Perseo y viceversa.
—Porque Jason no lo ha dejado —añadió Belerofonte haciendo reír a todos porque Jason se los quedo mirando un poco avergonzado, tal vez estaba exagerando los cuidados con Percy y no se había dado cuenta.
—Esta bien que no lo deje comer tantos dulces, o lo tendrá toda la noche brincando por todas partes —gruño en una esquina de la mesa Tritón, no se veía feliz de tener que vigilarlos mientras cenaban pero sus padres se lo habían pedido. Aunque si era sincero, no se lo estaba pasando tan mal, al menos por ahora ninguno de ellos estaba muy lastimado o le tenía muy preocupado.
—Yo no brincaría por todas partes, a mucho en la cama —Percy fruncia su entrecejo mientras hablaba como tratando de responder cualquier incógnita que diera la afirmación de ellos —O en el suelo, aunque mamá dice que no debo hacerlo —
—Y tu madre hace bien, puedes dañar la cama o lastimarte —Teseo paso una servilleta por el rostro de Percy mientras Jason se llevaba los platos.
—¿Tu madre hace muchos turnos en su trabajo? —pregunto Jason sirviendo un pequeño pedazo de pastel a Percy, este se lo quedo mirando un largo rato, estaba decidiendo si responder o no a la pregunta.
—A veces —respondió con algo de tristeza —Necesita el dinero para mantener el departamento —murmuró antes de comenzar a comer. Los demás se miraron entre sí, estaba visto que ese ser no hacía más que aprovecharse de la madre de Percy y del niño.
—¿Por qué no puedo comer papas fritas? A Percy lo dejaron comer pastel —Nico se cruzó de brazos como si fuera un niño pequeño. La verdad todo esto lo estaba incomodando, la lectura, avergonzarse por todo y principalmente que le recuerden la idiota promesa que le hizo su hermana.
—Percy, es Percy, y tú ya comiste suficientes papas en estos días —Will alejaba las papas de él, este estaba consagrado a hacer que Nico cambiara su rutina de comida. Al menos de esa forma podía acercarse a él aunque le costaba bastante no rendirse antes esos ojos oscuros de él, esos que le hacían latir con fuerza el corazón. Reyna se acercó a ellos y le pasó un paquete de papas a Nico por lo bajo.
—Will tiene razón, debes comer mejor —Le guiñó un ojo antes de irse de ahí y Nico sonrió de lado guardando las papas de la vista de Will. Reyna era del agrado de Nico cada vez más, ella si se comportaba como una hermana, después de todo a pesar de que casi no conversaban en Nueva Roma ella había sido de las pocas que lo aceptó a pesar de todo el misterio que le envolvía.
—¿Crees que seguiremos con el cuento de la otra noche hoy? —pregunto Chris a su novia que estaba limpiándose el rostro después de terminar de comer su cena. Ella lo miró y luego al pequeño Percy que estaba terminando de comer.
—Creo que si, aunque es extraño lo de ayer —entrecerró los ojos mientras veía al niño que estaba riendo por algo que estaba diciendo Teseo. Chris asintió, era verdaderamente extraño que el cuento se haya quedado en blanco justo cuando el pequeño se quedó totalmente dormido, pero bueno siendo semidioses las cosas extrañas eran el diario vivir.
—Oh vamos Belerofonte, ya debes haberlo pensado bien, no puedes rechazar una propuesta así —decía Aquiles mientras acompañaba a Belerofonte a dejar su plato, este lo dejo junto con los demás y pronto desaparecieron. Al parecer había algo que limpiaba por todos ellos en el Olimpo tal vez espíritus del viento.
—Y ya lo hice y sabes mi respuesta, esta no va a cambiar —murmuró el arrimandose un poco más a la mesa. La verdad era que no había pensado en el asunto en todo el tiempo que llevaba aquí, solo quería disfrutar todo lo que pudiera con sus amigos y familiares. Se dio la vuelta y fue de nuevo a la mesa bajo la atenta mirada del rubio.
Una de las cazadoras se levantó de su mesa y fue según a dejar uno de sus platos, pero luego dejarlo se escabulló hasta unos arbustos de su chaqueta saco un pequeño aparato junto con un control remoto, puso el aparato en el suelo. Era un poco complicado hacer que haga su voluntad pero comenzaba a hacerlo y a familiarizarse con el control.
—Muy pronto —sonrío cuando pudo hacer que fuera a una de las direcciones que quería, lo volvió a traer hacia él y lo guardó en su chaqueta una vez más. Regreso con las demás cazadoras como si nada.
—Visteis que acaba de volver ¿verdad? —susurro Zoë a Thalia y esta asintió, ninguna miró a la castaña directamente pero la vieron irse y volver. Ninguna confiaba en que desapareciera por algo bueno, ambas tendrían que encargarse de averiguar que es lo que tramaba.
—Hola Percy —Poseidón regreso a la mesa y besó los cabellos de su hijo que en ese momento ya había terminado de comer del todo —¿Cómo estas? —
—Bien —Le sonrió a su padre, era extraño pensar que ahora tenía uno, tal vez nunca se haría a la idea de tener uno.
—Bien ¿Quieres que leamos una vez más tu cuento? Así te vas a dormir después —sugirió Jason, Percy asintió tomando la mochila aunque hizo una mueca sacando el libro —¿Pasa algo? —
—Nada, solo es raro —murmuró acomodando el libro en sus pequeños brazos, el rubio le ayudó a cerrar la mochila esperando que le siga diciendo que es lo que le pasaba pero Percy simplemente se acomodó con el libro en el asiento.
—¿Qué es raro? —pregunto finalmente el rubio, viendo que él no respondería a menos que le pregunten.
—Que lea un cuento para dormir cuando estoy dormido —Percy le sonrió y Jason se congeló en su lugar.
—¿Dormido? —susurro bastante sorprendido por el hecho de que Percy de verdad esté creyendo que todos estos días que había convivido con ellos fueran solo un simple sueño. Pero Percy asintió.
—El sueño más largo y bonito que he tenido en mucho tiempo —le sonrío al rubio, los demás hermanos de Percy se quedaron viendo a Jason que solo veía al niño incrédulo.
—¿Qué pasa? —pregunto Perseo viendo la cara de su hermano, dio un ligero golpe en su mejilla haciendo que reaccione y se de cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor.
—Jason ¿Estas bien? —pregunto Piper poniendo las manos en el rostro de su novio, Jason los miro a todos y respiró hondo.
—Percy, te dejaremos un momento ¿si? Tengo algo que decirle a ellos —señaló a todos los hermanos del niño, a Annabeth y Piper que eran las que estaban ahí con ellos y por supuesto a Perseo. Hizo que lo siguieran, no se alejaron demasiado tampoco querían perder de vista a Percy mismo que solo miraba la portada del libro esperando impaciente leerlo —Percy me acaba de decir algo, extraño —todos le vieron expectante —El cree fervientemente que esto es un sueño —
Todos fruncieron el ceño ¿Cómo podría creer el niño que aquello era un sueño? Ya había estado aquí por lo menos dos días enteros como para que siga creyendo eso ¿Cuán loco creía estar el pequeño para pensar que esto aún era un sueño? Annabeth respiró hondo y decidió ir con ¿Cómo podía llamarlo ahora? ¿Amigo? ¿Futuro novio? Se sentía verdaderamente extraño cualquier termino que no fuera el de novio.
—Percy —susurro suavemente su nombre mientras se arrodillaba frente a él y tomaba sus pequeñas manos que estaban sobre el libro entre las suyas. Los ojos verdemar cargados de inocencia le devolvieron la mirada junto con una sonrisa juguetona.
—Princesa —dijo con un tono divertido pero que hacia que las mejillas de Annabeth se colorearan de color rojo. No le gustaban los sobrenombres pero los que el pequeño y el mayor Percy le decían, le hacían creer que de verdad era lo que el pronunciara. Ella trató de calmarse y no pensar demasiado en donde estaría su novio, el que no le hacia sentir que estaba rompiendo la ley, para poder hablar con el pequeño.
—Jason me acaba de decir, que tu crees que esto es un sueño —comenzó a decir ella mientras los demás comenzaban a acercarse a ella. Percy asintió entusiasmado, aunque esto solo ponía más raro el sueño.
—¿Por qué crees eso Percy? —pregunto Piper suavemente sentándose a uno de los lados de Percy, acomodo uno de sus mechones de cabello detrás de su pequeña oreja, el niño la miró aún sonriente a pesar de no entender a dónde querían llegar.
—Porque solo en mis sueños alguien a parte de mi madre me querría —Ladeó un poco la cabeza mirando a la castaña, pero su voz sonaba muy cargada de tristeza que hizo que todos sintieran un nudo creciendo en su garganta.
—Eso no creo que sea así Percy —Belerofonte lo tomo por la cintura y lo acomodó en su regazo con delicadeza. El niño solo se dejó llevar por el mayor sosteniendo su libro de cuentos.
—Claro que si —asintió Percy con resignación, es que le habían repetido tantas veces que solo su madre podría querer a un engendro como él, que en su pequeña mente se lo había terminado por creer.
—Te aseguro que esto no es un sueño Percy —Annabeth paso con delicadeza una de sus manos por su mejilla, él niño frunció el ceño y borró su sonrisa.
—Si lo es, porque es mi sueño. Y por eso todos me quieren, porque en los sueños todos hacen lo que tú dices... excepto cuando se convierten en pesadillas —su voz se fue apagando al parecer tenía bastante que decir con respecto a pesadillas pero sacudió la cabeza revolviendo aún más su alborotado cabello negro —Y por eso tengo papá y hermanos —
Con razón había aceptado tan fácilmente todo el asunto de los dioses, ahora a todos ellos les quedaba bastante claro eso, el porque él no había rechistado, protestado, llorado o incluso odiado a alguien ahí en la sala. Él simplemente había asumido que todo eso era meramente producto de su imaginación.
—Bien ¿Vamos a leer esa historia o no? —Ares había llegado a sentarse frente a ellos justo para interrumpir el momento. Él estaba interesado en el "cuento" porque quería saber que es lo que pasaba con sus hija y sus hijos. Afrodita sutilmente le dio un golpe y una mala mirada, ella sintió que interrumpió algo importante.
—Si, hay que leer el cuento —concordó Poseidón que si bien se había mantenido algo distanciado cuando llegaron todos junto a Percy, si que había escuchado todo lo que decían ellos y esto solo le preocupaba más.
—Yo quiero leer —se ofreció Leo quien había llegado corriendo recientemente. Los que sabían del pensamiento de Percy solo cruzaron miradas, prometieron que este asunto no podía quedar ahí.
—Esta bien Leo, lee tu —Percy le dio el libro a Jason quien se lo paso a Leo, los demás comenzaron a acomodarse en sillones que las diosas iban apareciendo para todos, cuando estuvieron en sus lugares comenzó a leer Leo.
Salimos del tren en el Times Square y cogimos el autobús hacia el embarcadero.
—Y así es como se embarca en una situación peligrosa una vez más —Tritón en serio se comenzaba a preocupar por el chiquillo. Se notaba que no tenía demasiado amor propio desde esta edad ¿Cómo un niño de siete podía pensar que solo su madre lo quería? ¿Percy no tenía amigos de su edad? Quizá la respuesta era un no.
—Suficiente con que me lo recuerde el libro Tritón —se medio quejo Poseidón pero él estaba igual o peor que su hijo inmortal viendo a su pequeño que jugaba con las manos de su otro hijo ¿Qué tanto daño de forma mental le habían hecho los mortales a su pequeño? Nunca en todos sus siglos, más bien milenios de existencia había sucedido algo así. Bueno que en la antigüedad tener el hijo de un dios era signo de algo bueno, pero ahora, ahora no lo era.
Abordamos el barco de la isla Staten a las tres y media, junto con un grupo de turistas que se agolpaban en las barandas de la cubierta superior, tomando fotos
mientras pasábamos por la Estatua de la Libertad.
Atenea suspiro eso si podía recordarlo. Quizá porque era un recuerdo relativamente reciente, no hace menos de un siglo que la habían hecho para ella. Su hijo que fue un gran escultor, la esculpió como un regalo tanto para ella como para el que sería su nuevo hogar, para conmemorar las batallas que sus hijos libraron tanto en Francia como en Estados Unidos. Esos si eran buenos recuerdos y espantaban otros pensamientos, como lo era el hecho de que los dioses ya habían estado deliberando sobre cierto asunto.
Los nuevos reyes junto con los demás dioses presentes y los ahora ex dioses, tuvieron una pequeña reunión sobre un único tema a tratar: Que hacer con los tres nuevos semidioses. Ya no podían seguir apartandoles de los demás semidioses, no se merecían más misericordia de la que habían recibido. Vamos que el mismo Zeus apenas los convertía en mortales los enviaba sin contemplaciones a vivir y dormir con ellos.
Al menos ahora estos habían estado protegidos y durmiendo bajo el techo de la diosa del hogar, esperando un lapso de tiempo para que se hagan un poco a la idea de que eran semidioses. Pero no podían seguir haciéndolo más, así que habían determinado que desde esta noche ellos dormirán con los demás semidioses. Lo que ahora estaba aterrando un poco a los tres pero ninguno lo mostraba verdaderamente.
"Él construyó eso usando como modelo a su madre", dije mirando la estatua.
Annabeth sonrió un poco ante eso, se lo había dicho en el campamento cuando conversaban acerca de uno de sus libros, pero pronto las lágrimas comenzaron a ganarle. El solo pensamiento y vacío en su ser de que Percy no estaba ahí para recordar eso le hacía sentir mal.
Siempre Juntos recordaba la voz de él, lo que simplemente la destruyo más ¿Por qué no estaba ahí? ¿Cuánto tardaría en llegar ahí? ¿Llegaría ahí? Pero simplemente lloro en silencio, como cuando desapareció en el campamento, lo último que quería era la lastima de los demás. Ya suficiente tenían ellos con sus propias penas por no tener al idiota de su novio para preocuparse por la ajena.
Clarisse frunció el ceño. "¿Quién?", me preguntó.
"Bartholdi," le dije. "El tipo que hizo la Estatua de la Libertad. Era un hijo de Atenea y la diseñó para que se viera como ella. Eso es lo que me contó Annabeth, de todos modos."
—¿Por qué siempre tiene que sacarla a colación? —se medio quejo Teseo dando a entender que seguía sin agradarle demasiado la chica, además que así desviaba su atención en otra cosa que no fuera, o los peligros que corría su hermano bebé en el libro, o lo que sabia de su hermano bebé, o Perseo. En especial el último tema.
—Porque en ese momento era su mejor amiga y de la que trataba de aprender todo lo que pudiera —murmuró Perseo que como siempre estaba a su lado, Teseo hizo un mohín ignorandole. Perseo no entendía que le pasaba, desde que había despertado estaba bastante distante de él y se perdía con facilidad en pensamientos, el hijo de Zeus daría lo que fuera por saber en que pensaba la cabecita loca de Teseo.
Clarisse puso los ojos en blanco. Annabeth era mi mejor amiga y sabía mucho en cuanto a arquitectura y monumentos.
—Porque quería y es una gran arquitecta —Piper que se había dado cuenta de la situación de Annabeth sutilmente se había cambiado a su lado, la tenía abrazada por los hombros y los frotaba suavemente.
—Gracias —susurro ella recostandose más contra Piper, Jason y Leo también se sentaron cerca de ella para darle apoyo a las dos. Jason y Leo sabían sin siquiera mediar palabras con Piper que ella no estaba bien del todo que ella estaba tan decaída como ellos pero que así mismo, ella estaba tratando de ser fuerte. Como todo semidiós intentaba serlo ante las adversidades.
Creo que lo que decía se me quedaba grabado algunas veces.
—Muchas veces seria más apropiado decirlo —Murmuró Malcolm viendo a su hermana, él mismo habría querido ir ahí para consolarla después de todo el era su hermano pero no lo hizo. Quizá fueran hermanos, quizá fueran hijos de la diosa de la sabiduría, pero cuando se trataba de cosas de sentimientos todos ellos podían ser bastante densos. Así que era mejor dejar que otros se encargaran de esas cosas, las relaciones humanas no era algo que podías resolver con un libro.
—Ella estará bien —susurro a su lado Lou Ellen apretando su mano, él asintió tratando de calmarse del todo. Ella estaba siendo un buen apoyo para él, lo había sido también en el momento de la titanomaquia a pesar de que ella ahí no llevaba demasiado tiempo siendo campista, ni siquiera había sido reconocida.
"Inútil", dijo Clarisse. "si no te ayuda en la lucha, es información inútil."
—No lo es, porque eso te podría ayudar a saber más hechos de la estatua y lo que puedes obtener de su infraestructura, también hacer un estimado de cuán degradada puede estar la estructura de la estatua. Además te da una idea de... —comenzaron a decir los hijos de Atenea, Clarisse rodó los ojos y le hizo señas a Leo para que siga más rápido, lo último que deseaba era oír la perorata de las lechuzas esas.
Podría haber discutido con ella, pero en ese momento el barco se sacudió como si hubiera golpeado una roca.
—Los gemelos deberían comportarse mejor —Hizo una mueca Afrodita adivinando que eran sus hijos quienes estaban haciendo eso contra el bote. Ares por otra parte sonreía, así debían ser sus hijos, atacar sin piedad a todo lo que se les pusiera enfrente, claro que eso no lo dijo en voz alta.
Ares y Afrodita tenían ideas muy diferentes de lo que era bueno o malo para sus propios hijos. Quizá por eso los más parecidos a Ares eran quienes más le veían, no como el quisiera porque mayormente los veía en plenas guerras que fuera de estas y los que se parecían más a Afrodita eran quienes estaban más involucrados con ella, se involucraba tanto en la vida de sus hijos como podía. Fue en especial en la de Eros. Pero eso era otra historia porque él tenía bastante de los dos.
Los turistas tropezaron hacia adelante, cayendo unos sobre otros. Clarisse y yo corrimos hacia la parte de adelante de la embarcación. El agua debajo de nosotros comenzó a hervir. Entonces la cabeza de una serpiente de mar hizo erupción de la bahía.
—¿Tenía que ser una serpiente? —A Apolo no le importaba que fuera una serpiente terrestre o marina, a él le desagradaban todas por igual. Excepto tal vez Martha y George, quizá porque ellas pertenecían a Hermes y este era su mejor amigo. Se quedó por un momento revisando la categoría en la que tenía a Hermes "Mejor amigo" ¿Enserio era su mejor amigo? Tal vez no lo quería de mejor amigo, tal vez como súper mejor amigo. Si quizá era eso aunque una palabra seguía molestando en la definición, pero no sabía exactamente cuál.
—Era un monstruo que podían controlar mejor en el agua —sugirió Hermes a su lado encogiéndose de hombros. Apolo solo hizo una mueca, habían muchos más monstruos acuáticos que serpientes.
El monstruo era al menos tan grande como el barco. Era de color gris y verde con una cabeza de cocodrilo y unos dientes muy afilados.
—Trabajo para la niebla —Hestia negó con la cabeza, a veces lo que hacían algunos dioses era solo darle más trabajo a los demás, tenía que hablar con ellos. No creía que Hecate este demasiado feliz con todo lo que sucedía, ni en este libro, ni en los otros. Se comenzó a preguntar sobre los dioses menores, a veces los reyes eran injustos con ellos degradaban su trabajo solo por el hecho de ser menores. Claro que eso iba a cambiar ahora pero le hacia preguntarse ¿Dónde estaban estos en los libros?
Olía a… bueno, a algo que acababa de salir de las tuberías de Nueva York.
—Es decir que olía verdaderamente asqueroso —murmuró el pequeño Percy que aún jugaba con las manos de Belerofonte, a los demás les parecía sumamente tierno como jugaba con él y con su tiburón. Pero algunos de ellos no podían sacarse de la cabeza el asunto de que para el pequeño todo esto era solo un sueño. Percy levantó la vista hacia Belerofonte —¿Por qué tu cabello es castaño? Parece chocolate —
—Porque mi madre era castaña y heredé su cabello —Belerofonte pasaba sus manos por el cabello de Percy que solo río ante esto —Seguro también heredaste algo de tu mamá —Percy frunció el ceño de forma pensativa.
—¿Su carácter? Mamá dice que en eso me parezco a ella y que mi cabello hace hondas como el de ella —sonrió orgulloso por las pequeñas cosas en las que se parecía a su madre. Belerofonte sonrió abrazándole con fuerza, Percy niño era una cosa verdaderamente dulce y no se podía creer que alguien no le quisiera, que tan enferma estaba la gente en el futuro como para no quererlo.
Montado en su cuello se encontraba un fornido joven vestido con una negra armadura griega. Su cara estaba cubierta de espantosas cicatrices y llevaba una lanza en la mano.
"¡Deimos!"-gritó Clarisse.
—Awwww se ayudan el uno al otro —arrullo Afrodita, los demás se le quedaron viendo un poco extrañados que a ella eso le provocara ternura alguna. Bueno que uno estaba convertido en una serpiente Marina mal oliente y el otro era un total mal encarado. Tal vez debían llevar a Afrodita a revisar por un psicólogo.
—Siempre trabajan juntos, al menos se tienen el uno al otro —Murmuró Ares que extrañamente comenzaba a pensar cada vez más en sus hijos y no solo por los de la sala ¿Dónde estarían los inmortales en ese momento? Y no solo los gemelos, también sus demás hijos. La mayoría de estos que eran hijos de Afrodita también, debía verlos una vez que pudieran salir de ahí.
"¡Hola, hermana!" -su sonrisa era casi tan horrible como la de la serpiente.
—¡Ey! Mis hijos sonríen hermoso —chasqueó la lengua Afrodita, como madre lo último que quería oír era que le dijeran que sus hijos eran feos o que sonreían feo. Para toda madre sus hijos son hermosos a su manera, en especial para la diosa del amor.
—Si Afrodita, él tal vez exagero —hablo Hefestos pero en el rostro se veía que estaba muy de acuerdo con el libro de que Deimos tenía una sonrisa horrible. Pero Afrodita no se fijo en su rostro, solo asintió gustosa de que alguien le de la razón.
"¿Listos para Jugar?"
El monstruo rugió. Los turistas sólo gritaron y se dispersaron. No sé exactamente lo que vieron. La niebla suele evitar que los mortales vean monstruos en su verdadera
forma, pero lo que hayan visto, los asustó.
—Algún cocodrilo o caimán o serpiente de agua pero no tan fea como la real —propuso Demeter que estaba sentada en su sillón mirando a sus hijos, en especial aquellas que murmuraban con los hijos de Hermes.
—Si, hemos encontrado un jardín precioso —susurraba Travis cerca de Katie que estaba consumiendo hermana Miranda, las dos veían a los chicos un poco escépticas de que de verdad hayan encontrado lo que decían.
—Y tiene fresas como el campamento, tal vez un jardín del señor D aquí arriba —sugirió Connor viendo a las dos chicas. Estaban tratando de convencerlas para que les acompañen a ver el jardín uno de esos días. Las dos intercambiaron unas cuantas miradas, no se creían tanta amabilidad de ellos.
—Yo creo que es una broma de ustedes —señaló Katie a ambos, estos se llevaron una mano al pecho ofendidos y negaron con la cabeza rápidamente.
—Juramos que no es así —dijeron los dos al mismo tiempo levantando la mano derecha. Las dos les vieron con los ojos entrecerrados, no se terminaban de creer nada de lo que decían.
—Vamos a confiar en ustedes, pero como sea una broma. Tengan por seguro que morirán de hambre al menos un mes y que no les hablaremos en lo que nos quede de existencia —advirtió Miranda, los chicos sonrieron y después compartieron una mirada. Ya casi lo lograban y con esto tal vez la vía libre para hacer bromas a Chris.
"¡Déjalos en paz!" grité.
"¿O qué, hijo del dios del mar? -se burló Deimos. "¡Mi hermano me dice que eres un cobarde! Además, me encanta el terror. ¡Yo vivo del terror! "
Zeus resopló, y después le preguntaban que porque no quería a ciertos diosesillos en el Olimpo. Ahí estaba una prueba de porque debía ser exclusivamente para los del consejo Olímpico y solo algunos dioses menores que de verdad sean útiles. Pero estaba seguro que ahora se llenaría de puros diosesillos de muy baja categoría como esos gemelos.
La verdad todo estaba molestando e incomodando al ex Dios del Rayo, ya sabía que tendría que dormir con los demás mestizos pero quizá sería el más solo de los tres que cometieron su fechoría. Porque Atenea, tenía a sus hijos (Aunque no creía que la fueran a aceptar demasiado) y Hera... bueno ella tendría la compañía de ¿Atenea? Porque no creía que las demás semidiosas la vayan a aceptar. Y bueno él esperaba tener a sus hijos pero el único que dormía ahí era Jason y ya no lo hacía, él ahora estaba bajo la protección de Poseidón.
No es como si le sorprendiera que este bajo la protección del dios del mar, no era la primera vez que uno de sus hijos entrara bajo esta. De los hijos semidioses el que más contaba con ella era Perseo. Poseidón prácticamente había reconocido al muchacho como suyo, lo ayudó cuanto pudo y no le dijo nada cuando mató a su monstruo marino. Aunque quizá esté le acompañará en los dormitorios pero lo dudaba, porque no se despegaba del hijo de Poseidón.
Gruño molesto sabiendo que tendría que soportar dormir con semidioses, no le agradaban los semidioses. El único que le agradaba era su hijo Hércules pero él ahora no contaba, porque dormía con las cazadoras, tanto como si quisiera o no.
Espoleó la serpiente de mar para que le diera un cabezazo a los transbordadores, que se zarandeó hacia los lados. Las alarmas sonaron. Los pasajeros cayeron unos sobre otros tratando de escapar.
Hestia frunció el ceño, lo que menos le gustaba es que jugaran con los pobres mortales. Estos no tenían la culpa de lo que sucediera entre los dioses. Tendría que hablar con Fobos y Deimos, al menos para que intenten hacer menos travesuras. No aspiraba a que los padres hablaran con ellos porque simplemente a los dos les agradaba el actuar de sus hijos, después de todo para eso habían nacido esos dos.
Deimos se rió con deleite.
"Eso es todo", me quejé. "Clarisse, agárrate".
"¿Qué?"
"Agárrate a mi cuello. Vamos a dar un paseo. "
Ella no protestó.
—Así que ¿Has nadado con Percy? ¿Debo estar celoso? —molesto un poco Chris recibiendo un fuerte codazo de parte de su novia y que el padre de esta le mire con burla.
—Cállate —Clarisse miro enfurecida a su novio y a todo aquel que se atrevió a poner sus ojos en aquella pelea. En especial porque sentía su rostro algo caliente, se avergonzó de la broma de su novio y más porque este estaba riendo mientras sostenía su estómago.
Ella se agarró a mí y me dijo: "Uno, dos, tres - ¡SALTA!" Saltamos por la cubierta superior y directamente hacia la bahía, pero estuvimos bajo
el agua solo por un momento.
—Claro ella no puede estar demasiado tiempo en el agua —murmuró Orión quien estaba sentado detrás de los que estaban escuchando, no quería cubrir la vista de nadie de los que leían por alguna razón. Así que se había movilizado, lo que no espero es que cierta diosa esté sentada cerca de donde él estaba y eso lo tenía un poco inquieto.
—Por supuesto que él recordó eso, es un buen chico —estuvo de acuerdo ella y él no pudo evitar sonreír, como hacia cada vez que estaba de acuerdo con algo —Orión ¿Te puedo hacer algunas preguntas? —El rubio arqueo una ceja pero asintió —Se que en el libro estoy por salir de misión, sola. Solo quiero que me confirmes algo —
—Te dejaría ir —respondió incluso antes de que hiciera la pregunta —No voy a negar que me asustaría, me asustare y estoy asustado de como va a resultar esa misión, pero aún así te dejaría ir. Porque solo tú puedes librar tus batallas, no puedo hacerlo por ti o evitar que lo hagas, porque eres completamente libre y no soy quien para detenerte —
Artemisa tuvo que mirar a otro lado para que no viera el gran sonrojo que tenía en su rostro, él seguía conociéndola tan bien, él seguía confiando en ella sin importar lo que ella hizo. Tuvo que levantarse de donde estaba y desaparecer para comenzar a hacer su trabajo o más bien esa era su excusa porque hace rato que el carro lunar había empezado su trabajo en automático.
Orión solo la vio marchar, cada palabra que le había dicho era totalmente la verdad. Él solamente estaría ahí apoyandola y solo intervendría de ser necesario, pero muy pocas veces lo era. Sonrió débilmente.
Sentí el poder creciente de los océanos a través de mí. Controlé el agua para que nos rodeara, haciendo fuerza hasta que salimos volando por la bahía en un géiser de agua de diez metros.
—Bastante poderoso para trece años —comento Nico por lo bajo acomodándose sin darse cuenta contra Will que no se quejaba para nada, más bien comenzaba a acariciar suavemente su cabello casi en automático. Como si eso fuera lo más normal entre ellos, como si siempre fuera así.
Hazel que estaba cerca de ellos los veía de reojo y sonreía mucho por esto. Era como si su plan ya estuviera dando frutos. Tal vez porque así era. Frank solo negaba suavemente con la cabeza mientras besaba los cabellos de su novia.
A lo lejos entre las cazadoras la que veía la escena del rubio y el azabache un poco sorprendida y extrañada, era Bianca. Su hermano nunca había sido el niño más tranquilo del mundo, tampoco uno demasiado afectuoso o apegado a la gente. Le gustaba brincar correr de un lado a otro pero que alguien lo mimara y se quedara completamente quieto, no solía pasar de nuevo. Además que estaba notando que tenía mucho apego con el rubio, eso le dio una idea. Esperaba que eso le ayudara.
"¿Crees que puedes hacer frente a Deimos?" grité a Clarisse.
"Estoy en ello-dijo-. "Acércame unos tres metros más".
Ares frunció el ceño mirando a su hija, sabia que la del libro debía tener quince años, por tanto no era tan fuerte como la de la sala. Estaba en camino a serlo pero aún no lo era, así que no creía que fuera capaz de hacerle verdadero frente a su hermano, por otro lado, Percy se veía con más oportunidades de eso.
Nos dirigíamos a la serpiente. Ésta nos enseñaba sus colmillos, yo giré al agua del surtidor a un lado, y Clarisse saltó. Ella se estrelló con Deimos Y los dos cayeron al mar.
—Me gusta el mar —murmuró Percy frotando sus ojos, el sueño comenzaba a ganar terreno después de todo, se recargo más contra Belerofonte, este lo acomodó entre sus brazos estaba ya quedándose dormido.
—Si, a todos nos gusta —El castaño acariciaba suavemente su cabello mientras sonreía, pronto se quedaría dormido eso era seguro. Percy abrazó bien a su tiburón mientras se comenzaba a dejar llevar por el sueño.
La serpiente se acercó después a mí. Giré un chorro de agua hacia él y luego invoque todo mi poder, e hice ascender el agua.
WHOOOOM!
—¡Leo! —gritaron la mayoría en son de regaño, el latino había gritado con gran emoción la onomatopeya. Los que se habían estado durmiendo de verdad habían dado un gran brinco pero más que nada Percy. Él estalló en llanto.
—Ya, ya Percy tranquilo —Belerofonte trataba de reconfortalo cargandolo contra su hombro, esa era más que nada la razón por la que la mayoría estaba viendo de mala forma al pobre hijo de Hefestos que se escondió muy conveniente detrás del libro que leía.
—Tal vez deba cargarlo yo —propuso Jason, después de todo se veía que Percy se sentía más seguro en sus brazos. Y tenía toda la razón porque el pequeño al escuchar su voz volteó a verlo y se echó hacia sus brazos —Ven, ya está, tranquilo. Nada malo pasó —
—Mi mami... él... golpe —gimoteaba entre hipidos mientras se aferraba a Jason con sus pequeñas manos, se recargaba contra su cuello mientras las lágrimas bañaban la camisa del rubio. Incluso su tiburón quedó olvidado entre los brazos de su hermano.
—Ella está bien ¿sí? Nada malo pasó, todo está bien. Nadie la lastimó ni a ella ni a ti —le aseguraba Jason mientras Belerofonte le indicaba que se sentara haciéndole un espacio, este obedeció mientras frotaba la espalda del pequeño que aún se aferraba con fuerza a su camisa pero al menos ya respiraba normal.
—Ya puedes seguir Leo pero intenta evitar eso —murmuró Piper poniéndose a lado de su amigo. Sus amigos y hermanos sabían que la intención de él nunca había sido la de despertar así al pequeño y menos hacerlo llorar, así que todo lo que podían hacer es pedirle que no lo haga de nuevo.
Leo comenzó a leer nuevamente, esta vez con voz más tranquila y queda, queriendo así reparar su error con el pequeño Percy.
Ciento cincuenta metros de agua salada se estrellaron contra el monstruo.
—Poderoso y peligroso, además de temperamental —murmuró Octavian que se había fijado en la fuente cercana cuando el niño estalló en llanto, esta había reaccionado ante esto. No exploto pero si hizo movimientos bastante erráticos. Eso era él tenía que ver lo malo de Percy niño, de esa forma cuando Lina Adara llevara acabo el plan, él no se sentiría culpable. Pero solo ver al pequeño con la carita roja por el llanto le producía un dolorcito en el pecho, no quería que este así —Concentrate Octavian —se regaño y evito verlo una vez más.
Salté por encima de su cabeza, destapé a Contracorriente e hice un corte con toda mi fuerza, en el cuello de la criatura.
—¡Bien! —Más de uno celebro por lo bajo, no querían asustar al pequeño que ya parecía bastante repuesto del susto que se había llevado.
Ahora Percy estaba abrazando a su preciado tiburón como si nunca quisiera dejarlo, Jason lo abrazaba a él y para Percy no había lugar mejor que los brazos del rubio. De todo el sueño, esta era la mejor parte, siempre había alguien para él asegurándole que todo estaba bien. Así como hacia su mami.
El monstruo rugió. La sangre brotaba verde de la herida y la serpiente se hundió bajo las olas.
—Son unas lloronas —chasqueó la lengua Anfitrite, es que ¿Cómo se atrevía esa serpiente a su quiera ir contra uno de los hijos de su esposo? Ellas ya debían saber que tenían las de perder, que no tenían ni porque intentar acercárseles. Tampoco le había gustado que Percy salte así asustado y llorando pero no le reprochaba nada al hijo de Hefestos, lo había hecho sin maldad, solo un juego pero esperaba que no se repita.
Me zambullí bajo el agua y vi que se estaba retirando hacia mar abierto. Eso es una cosa buena sobre las serpientes del mar. Son bebés grandes cuando son heridas.
Toda la familia Marina asintió muy de acuerdo con esa opinión, los demás solo hicieron una mueca. Alguno comenzaban a pensar que nunca querían ver una de ellas, no creían poder hacerles algún daño como le hizo Percy a la del libro.
Clarisse apareció cerca de mí, escupiendo y tosiendo. Nadé y la tomé. "¿Recibió su merecido Deimos?", le pregunté.
Clarisse negó con la cabeza. "El cobarde desapareció a medida que luchaba. Pero estoy segura de que volveré a verlo. A Fobos también."
—Por supuesto que si, ellos no se rendirán tan fácilmente —concordó Dionisio, que estaba sentado en un sillón con su esposa misma que por ahora estaba tranquila pero el Dios no se confiaba demasiado de esto.
—¿Te preocupa algo cariño? —susurro ella a su oído, el negó con la cabeza, ella sonrió mientras hacía aparecer unas mantas sobre los hijos de él mismos que ya estaban más dormidos que despiertos. Quizá la bebida que les compartió Dioniso haya tenido un poquitín de su vino especial para relajarlos, había notado que estaban algo tensos y eso les ayudaría a descansar.
Los turistas seguían corriendo con pánico en el barco, pero no parecía que nadie hubiese resultado herido.
—Menos mal —se aliviaron bastante los que estaban algo preocupados por los pasajeros, a veces los mortales resultaban lastimados por luchas que ni siquiera tenían que ver con ellos y eso les pesaba en la conciencia a algunos.
El barco tampoco parecía dañado. Decidí que no debería quedarme, me agarré de las mangas del brazo de Clarisse e hice que las olas nos
llevaran hasta la isla Staten.
—Era lo mejor —murmuró Rachel ella mejor que nadie sabia que los peligros que pudieran correr los mortales habrían sido mayores si se hubieran quedado ahí con ellos. Ella entrecerró los ojos ¿Qué le pasaba a Octavian? Estaba con el ceño fruncido, parecía tener un debate interno. Se preguntaba sobre qué.
En el oeste, el sol se ponía sobre la costa de Jersey. Se nos estaba acabando el Tiempo.
—Para terminar de alegrar todo —comento Perséfone que no perdía de vista a Will y a Nico, él último estaba más que dormido en el hombro del otro. Hades les veía con el ceño fruncido pero no les diría nada, después de todo le alegraba que su hijo este bastante tranquilo a comparación con otras ocasiones pero la que le preocupaba aún más que Nico era Bianca. Quería conversar con ella desde que la vio pero simplemente no había podido esperaba encontrar el momento adecuado.
Nunca había pasado mucho tiempo en la isla Staten, y vi que era mucho más grande de lo que pensaba y no es muy divertido estar caminando.
Más de uno hizo una mueca compresiva, lo ultimo que querías en una misión como esas de tiempo cada vez más limitado, era que el espacio de lo que buscaras fuera demasiado amplio porque caminar bajo el sol, no siempre era divertido y peor en un lugar desconocido como esa isla si no eras de allí.
Las calles giraban confusamente en la calle. Yo estaba seco (nunca me mojo en el mar, a menos que yo
lo quiera),
La familia de Percy sonrió satisfecha de que él se este familiarizando cada vez más y más con sus poderes. Con lo que era, lo que les llevaba de vuelta al asunto: Percy piensa que todo es un sueño ¿Cómo podían hacerle ver que no era así, que de verdad ellos le querían aquí y en el futuro? Esperaban encontrar la forma de hacerlo.
pero la ropa de Clarisse estaba empapada por lo que dejó huellas en toda la acera y el conductor del autobús no nos dejó subir.
"Nunca voy a llegar a tiempo", suspiró.
—Un poquito más de positivismo, no les caería nada mal a todos —susurro Reyna aunque ella misma no podía negar que por momentos las cosas le sobrepasaban y comenzaba a pensar de forma negativa, pero que por el bien de la legión nunca dejo que alguien lo notara. Pero ¿Y ahora qué no estaba ahí? ¿Ahora qué no había esa responsabilidad? ¿Reyna podría ser Reyna cuanto quisiera? Eran preguntas que llenaban su mente por momentos.
"Deja de pensar de esa manera." Traté de no sonar mal, pero estaba empezando a tener dudas, también. Deseaba que tuviéramos refuerzos.
—Lástima que no los hubiera, pero lo hiciste bien —Una de sus hermanas golpeó su hombro. Clarisse sonrió de lado y devolvió el golpe, por supuesto que había llegado a tiempo. Lo que le hacia pensar ¿Se vería el peor miedo de Percy? A pesar de ser una bocazas la mayoría de las veces, esto era algo que de verdad se había guardado, Percy había confiado en que no se lo diría a los demás. Ella lo seguiría cumpliendo lo mejor que pudiera.
Dos semidioses contra dos
dioses menores, no era un partido justo, y cuando nos encontráramos con Fobos y Deimos juntos, no estaba seguro de lo que íbamos a hacer.
—Pues que más harían, luchar por salir de ahí en el mejor estado posible —hizo una ligera mueca Hylla, eso era una pelea verdaderamente injusta, aunque no iba a negar que la hija mestiza de Ares se veía que tenía temple y estaba decidida a hacer lo necesario para pasar la prueba que le habían puesto. Así que confiaba en ella y más si estaba con Percy, de alguna forma él siempre hacía que las personas dieran aún más de lo que querían dar. Él daba fuerzas pero no de la forma de Belona, él lo hacía sutil y sin usar ningún poder especial. Quizá por eso era tan interesante a ojos de las Amazonas.
Estaba recordando lo que había dicho Fobos, y tú, Percy Jackson ¿a qué le temes? voy a averiguarlo, ya sabes.
—El peor miedo de Percy —murmuró Thalia frunciendo el ceño, nunca se había puesto a pensar si él de verdad le temia a algo realmente. Porque cuando Percy peleaba, no había ningún atisbo de miedo o duda en lo que hacia para defenderlos, pero con los libros estaban comenzando a ver que él si tenía miedos, dudas, muchas preocupaciones pero que se los había Guardado por el bien de todos. Ahora tal vez sabrían cuál era ese miedo y conocer a Percy un poco mejor, al real Percy.
Después de arrastrarnos por un montón de casas suburbanas y un par de iglesias y un McDonald's, al fin vimos un letrero que decía Zoológico.
—Mcdonald's —murmuró Nico entre sueños, haciendo que Will suelte una risita. Seguramente estaba soñando con eso, lo cual era muy bueno porque al menos no eran pesadillas y eso era un gran paso en la recuperación de Nico.
Doblamos la esquina y seguía la calle hasta dos curvas con un bosque a un lado hasta que llegamos a la entrada del zoológico.
Percy después de todo el susto y el alboroto, estaba quedándose dormido una vez más. Hace rato cuando Leo había gritado, le había recordado cuando su mami lo había dejado dormido en la cama y entonces llegaba el oloroso Gabe pateando todo, exgiendole cosas a su mami. Esos eran recuerdos difíciles de olvidar cuando no era solo uno. Pero ahora se estaba durmiendo sin ese recuerdo en los brazos del rubio, el quería al rubio aunque fuera solo algo de su sueño.
La señora de la taquilla nos miraba con desconfianza, pero
gracias a los dioses que llevaba suficiente dinero como entrar.
—Menos mal —murmuró Chris hijo de Marte, no quería imaginarse que habrían tenido que hacer si el dinero no les alcanzaba o no lo tenían. Bueno si se lo imaginaba, pero no lo diría en voz alta, eran cosas que Ana no aprobaba y le hubiera visto de forma reprobatoria, estaba seguro pero menos mal en ese momento estaba distraída conversando una chica de su cohorte.
Caminamos alrededor de la casa de los reptiles y Clarisse se detuvo en seco.
"Ahí está."
—Lo han encontrado —Sherman se alegró sinceramente por su hermana del libro, Clarisse lo miro con cara de ¿Enserio pensabas que no lo hallaría? Idiota.
—¿Qué pasa Leo? —pregunto Piper frotando uno de sus ojos, estaba cansada igual que los demás. Pero veía que su amigo revisaba el libro como buscando algo.
—No hay más letras, esta en blanco —murmuró contrariado y veía si quedaba algo, si tal vez tenía algún mecanismo secreto aquel libro pero simplemente no lo había.
—Bueno pues habrá que seguir mañana —dijo Jason acomodando a un Percy bastante dormido en sus brazos. Leo frunció el ceño.
—La hipótesis es correcta —murmuró para si misma, quería revisar más el libro pero le fue arrebatado por Annabeth quien lo guardó en la pequeña mochila de Percy —¡Hey! Tengo que revisar ese libro en aras del saber —quiso quitarle la mochila a la rubia, pero esta la dio una mirada. De estoy cansada, frustrada y bastante molesta por el sueño ¿De verdad quieres molestarme? —Aunque claro bien podemos revisarlo mañana —levanto las manos a la defensiva.
—Vamos Leo, no creo que quieras que Annabeth te use de muñeco de práctica —Nissa tomo al latino por los hombros conduciéndolo hacia las cabañas.
—Semidioses —La voz de Poseidón detuvo el andar y el movimiento de todos —Quiero avisarles que los tres nuevos semidioses, les acompañaran desde esta noche en las cabañas. Por favor tratenles bien —Los mestizos se vieron entre sí y luego a los nuevos mestizos.
—Buenas noches, mi nombre es Will Solace, hijo de Apolo. Creo que debe acompañarme por aquí —Will le dio su mejor sonrisa como hacia con los campistas nuevos cuando le tocaba mostrarles todo y acalarar sus dudas.
Zeus le vio con algo de desconfianza, después de todo el no es que tratara de lo mejor a Apolo, así que no sabia si alguno de los hijos de este vaya a querer vengarse en nombre de su padre. Pero a pesar de todo, siguió a Will no sin antes darle una mirada a Atenea y a Hera.
—Buenas noches, mi nombre es Annabeth Chase, hija de Atenea, acompañenme por aquí y les mostraré donde dormirán —Atenea se la quedo mirando, ella se presentó como si no supiera con quienes estaba hablando en verdad. Su hija simplemente camino sin prestarle atención a sus miradas, Hera seguía sin decir nada. Cuando llegaron habían dos camas nuevas —Estas serán sus camas, en la pequeña cajonera tendrán todo lo que necesitan igual que las demás campistas, el baño está por allá —señaló una puerta —Ahí encontrarán todo lo que necesiten y ahora debo irme —Ella se dispuso a irse de ahí.
—Annabeth —susurro Atenea sosteniéndola del brazo pero su hija fue más rápida y fuerte.
—Discúlpeme pero no me gusta que me tomen así del brazo, si necesitan algo ahí están Piper y Clarisse, ellas encantadas contestarán sus dudas. Ahora tengo que ir a dar el beso de buenas noches a un pequeño —ella se fue de ahí importandole muy poco que su "madre" tuviera muchas dudas en ese momento.
—Si, si, te tienes que cepillar los dientes —decía Jason a un adormilado Percy que renegaba porque él solo quería dormir de una vez a pesar de que ya se había bañado. Obedeció a regañadientes y pronto salió del baño —Bien ya estas —Jason seco su cabello.
—Permiso —Annabeth entró a la habitación y Percy se soltó de Jason para ir hasta ella. Ella lo alzó entre sus brazos, sentirlo cerca le hacia tanto bien como mal pero era peor no tenerlo —¿Listo para dormir? —Percy asintió entusiasmado —Que sueñes bonito —ella beso su mejilla.
—Tu también princesa —Él beso la mejilla de ella y se abrazó con fuerza a su cuello, le agradaba mucho la princesa. Las mejillas de Annabeth se enrojecieron mientras se aferraba a él todo lo que podía.
—Te quiero Percy —susurro antes de dejarlo en la cama, paso su mano por su pequeña y suave mejilla mientras el cerraba los ojos —Eres el mejor de todos —
—¿Estas bien? —pregunto Jason mirando a Annabeth, ella pasó sus manos por su rostro antes de asentir y salir de ahí sin decir más. El rubio suspiro y se acercó al niño —Espero que pronto llegue el Percy mayor, aunque te extrañaría mucho pequeño —se acomodo a uno de los lados del niño, los arropó a los dos mientras Percy se aferraba a su pecho junto con su tiburón. Rogaba que no tuviera más pesadillas.
Tritón por su parte había salido del templo sin ser visto, camino despacio hasta el parque en el que solían reunirse todos cuando había recesos y se detuvo a la mitad de este mirando el firmamento, en especial a ella.
—¿Cómo estas? —susurro suavemente sin despegar la mirada del suelo —Perdóname por romper mi promesa, no imaginé que terminaría aquí. Solo quise acompañar a mi madre ¿Tu me entiendes? —sonrió débilmente viendo como las nubes le cubrían una vez más, siempre parecían querer evitar que se vean. Quizá ella se los había pedido —¿Me perdonas? ¿Alguna vez lo harás? —
—Yo creo que te perdono hace siglos—La voz de su madre a sus espaldas lo sobresaltó a penas, paso sus manos por su rostro con cuidado. —¿Cuándo vas a perdonarte tú? —Tritón no contestó, solo desapareció en bruma marina. Ella miró al cielo —Luna, espero que él algún día entienda que ya le perdonaste y que deje de cargar con esa culpa —
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