N/A: En la noche de ayer ya había terminado el capítulo, pero tengo tanta suerte que se me fue el internet.
Lamento que tengan que esperar tanto porque publique, pero es que mi salud es un asco y en mi casa andan con el covid.
att: la administración Kleopever
pd1: Disculpen los errores y horrores, la mayor parte lo escribí de madrugada más dormida que despierta.
pd2: Ora si lean.
Estaban sentados ya cada uno en su mesa, Percy estaba entre los rubios. Ellos tenían una pequeña disputa, Percy quería comer más postre que ensalada, ellos querían que coma más ensalada menos dulces y ninguno de los tres parecía ceder. Percy podía querer demasiado a su princesa, sentirse muy a salvo con el rubio, pero ninguno era su madre y no quería comerse las verduras.
—Vamos, si comes tanto pastel de noche te hará daño —Alegaba Jason, pero el niño solo seguía de brazos cruzados.
—Jason tiene razón, debes comer menos dulces —Annabeth alejo el pedazo de pastel de él y acerco una vez más la ensalada, Percy estaba enojado aún, su ceño fruncido y un puchero en sus labios. El sueño ya no le estaba siendo agradable.
—¿Qué sucede? —Thalia había terminado de comer con las cazadoras y noto que Percy, Annabeth y Jason aún tenían inconvenientes con el pequeño niño.
—No quiere terminar la ensalada, pero si quiere más pastel —El rubio suspiro cansado. Thalia soltó una risita y el otro se la quedo mirando, ella se agachó, susurro algo al oído de Percy.
—¿En serio? —Thalia asintió con seriedad, los ojos de Percy estaban muy abiertos. Miro la ensalada y en menos de nada ya había terminado todo —¡Ya! —Miro a la chica, ella le sonrió y le guiñó un ojo.
—Ahora ve a lavarte y a ponerte la pijama, Jason te leerá tu cuento después de eso —Decía Thalia, el niño asintió, salió corriendo al templo de su padre para hacer lo que ella decía.
—¿Cómo? —Fue la pregunta de los rubios, Thalia río con ganas.
—Hay un monstruo que se come a los niños desobedientes, supuse que no quería ser comido por este. Ataca especialmente a los que son desobedientes en sueños —Dijo ella con convicción y los otros dos rieron —Es el mismo que atacaba a Jason cuando no quería comer —Vio con cariño al rubio, este se sonrojó. Los demás soltaron un arrullo y una risita.
—Tu también deberías comer menos dulces, estas peor que Percy —Perseo regaño a Teseo, este solo termino de comer el pedazo de pastel que genia en su boca, no lo miro para nada y comenzó a comer la ensalada que había dejado de lado hacerñ rato. El hijo de Zeus se lo quedó mirando, al menos le estaba haciendo caso, a pesar que era bastante extraño que no le haya dicho ni una sola palabra en lo que iban de la cena —¿Estás molesto conmigo por algo? —
—No —Teseo termino de comer enseguida y se bebió el vaso de jugo —Me iré a dormir ahora, me esta doliendo la cabeza —Se retiro de la mesa con prontitud.
—Yo iré con él —Belerofonte se levanto de la mesa sin haber terminado de comer y salió detrás de su hermano. Aquiles que estaba a su lado solo se lo quedo mirando, quizá se habían cansado del captura a la bandera.
Tritón trataba de concentrarse en su plato, se repetía mentalmente que no debía importarle lo que suceda con los hijos de su padre, sus hermanos, estúpidos hermanos. Más estúpidos ahora que una parte de el, los reconocía como su familia. Era un asco eso de tener familia, te preocupabas por ellos, ver que nada les pase, dejo la cena a medio talle para salir de ahí. Sus padres se miraron entre sí preguntando si el otro sabía algo de lo que le pasaba.
—Bonita la familia marina ¿no? —Decía Chris mientras se sentaba a lado de Luke, mismo que había estado mirando hacia la mesa de Poseidón un rato. Dejo de hacerlo en cuanto el castaño habló.
—No los comprendo, no se comportan como creía —Fruncio el ceño y sobo un costado de su cabeza —Es extraño todo esto, se que tengo cosas por aprender, pero... —Sacudio su cabello con ambas manos, Chris solo río de esto.
—Bueno, tienes bastante tiempo, mientras sigas pensando en hacerlo y no desistas —Lo abrazo por los hombros, el otro suspiro. Al menos se había desahogado un poco, sus pensamientos se revolvian y casi podía oír una vez más la voz de Cronos, el sentimiento de tenerlo de vuelta dentro lo hacía temblar.
—¿Y? ¿Cuándo piensas hablar con Luke? —Pregunto Thalia en confidencia a Annabeth mientras Jason intentaba recordar alguna canción de cuna, su amable hermana le recordó que debía cantar una a Percy.
—Lo haré en su momento, creo que aún está con la cabeza llena de cosas, no importa que diga que está listo para eso, no lo esta —Dijo con firmeza mirando al rubio que estaba con uno de sus hermanos y parecía tener un dolor de cabeza.
—Eso espero —Susurro para después mirar a Jason que tenia problemas con la canción —Te puedo ayudar con la canción, hay una que te gustaba mucho. Ella te la cantaba a veces —El rubio se quedó mirando a su hermana, Thalia muy pocas veces quería hablar de ella, casi ni la había mencionado cuando la volvió a ver en el campamento.
—Me serviría mucho —Le sonrió, ella le estuvo cantando la canción en voz baja. A él le dio un leve calor en el pecho, como si no fuera la primera vez que se la cantaban, que no era la primera vez que oía la canción. No recordaba la letra, pero el sentimiento de paz que le provocaba estaba. Eran en estos momentos que el quería recordar todo de cuando era un bebé, tener algo de esa familia de la cual no pudo ser parte como deseaba.
—¿Dónde está Percy? Ya quiero leer el cuento —Leo sonaba un poco exasperado mientras miraba de un lado a otro, Jason y Thalia que habían sido interrumpidos se le quedaron mirando, sus manos trabajaban pero no estaba concentrado en lo que hacia.
—Ya debe estar por venir, solo fue a lavarse y ponerse el pijama —El hijo de Júpiter miro hacia donde se había ido solo el pequeño. Se estaba tardando un poco.
—Bien, avisaré a los demás que nos podemos ir poniéndonos cómodos —El latino salió de ahí rápido, los Grace se miraron y luego hacia donde debería llegar Percy ¿Por qué tardaba tanto?
El niño de siete años, se había bañado, cambiado, cepillado los dientes y revisaba animadamente su blanca sonrisa. Quería ya escuchar su cuento, esperaba estar cerca del final, aunque ya le estaba entrando el sueño, pero se repetía que no podía dormir sin su cuento.
—Sharpy —Llamaba a su tiburón por la habitación, no recordaba donde le había dejado, ya tenía su pequeña mochila sobre sus hombros, pero le faltaba su fiel peluche. —¡Sharpy! —
Se metió bajo la cama hasta alcanzar a su fiel amigo, luego salió de ahí con algo de dificultad y se encaminó hacia donde dejó a Jason. Le encantaba estar con el rubio, aunque insistiera mucho con los vegetales, el era un buen amigo. Un ruido se oyó entre los arbustos captando la pobre atención de Percy.
—¿Un suspiro? —Ladeo la cabeza, era curioso, si sus ojos no le fallaban acababa de ver un suspiro —¡Un suspiro azul! —Esta vez lo vio pasar rápido hacia el bosque, se dispuso a ir tras él. No todos los días veías un suspiro de tu color favorito en mitad de la noche y peor uno que se mueva —Ven aquí, ven aquí —Corrio unos cuantos metros detrás de él hasta que unos brazos le detuvieron.
—¿A dónde ibas? —Tritón lo sujetaba con fuerza en sus brazos, Percy lo vio molesto en un principio y luego a donde estaba el suspiro, este ya se había ido —Te llevare a que te lean tu cuento —Ahí él recordó su cuento.
—¡Si! ¡Cuento! —Olvido el suspiro de color azul que se había ido al bosque. El mensajero de los mares solo le hizo cosquillas mientras lo cargaba hasta dónde estaban el resto.
Más allá detrás de algunos árboles una cazadora de cabello castaño, maldecia entre dientes, su plan habría funcionado de no ser por la aparición de ese sujeto. Una oportunidad desperdiciada. A uno de sus lados, un rubio, voluntaria, o involuntariamente, estaba cruzando los dedos detrás de la espalda. Una parte de él se negaba a seguir con el plan, la otra parte seguía con indecisión.
—Anda, ve con Jason —Tritón soltó a Percy que corrió a los brazos del rubio.
—Es un precioso niño ¿verdad? —Poseidón sonrió ante el leve gruñido de su hijo, que después esquivó la mirada.
—Ay, está volviendo a ser lo que era —Anfitrite colocó sus manos alrededor del cuello de su esposo mientras veía a Tritón alejarse.
—¿Me puedo sentar? —Pregunto el mensajero de los mares a una semidiosa, no tan semidiosa. Atenea se lo quedó mirando, recordaba vagamente haber tenido relación alguna con él, pero ¿Por qué había escondido tanto esos recuerdos? En su cabeza de diosa existía información basta, tanta como la misma tierra, sin embargo alguna de esta solo le había bloqueado, entre esa la de Tritón.
—Si, no veo el problema —El otro asintió y se sentó junto a ella. Atenea le vio de reojo, era verdad Tritón se parecía físicamente a su padre, pero en cuanto actitud era diferente. Ahora es cuando deseaba tener el acceso a esos recuerdos bloqueados.
—Aquí, aquí, aquí, aquí —Percy abría con entusiasmo el libro mientras se sentaba en las piernas del rubio y señalaba la página que seguía.
—Se ve precioso en pijamas —Arrullaron algunas hijas de Afrodita, era verdad el pequeño Percy era una monada con su pijama enteriza de unicornio.
—Necesito una foto de esas también —Señalo Hazel mientas con su mano sacudía a Leo para que tome la foto.
—Voy, voy —El latino saco su aparato y comenzó a tomar fotos, Percy después de unas cuantas comenzo a taparse el rostro —Pagaran bien por estas —
—Leo, creo que has molestado al niño —Frank señaló que Percy le veía con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—Esa vale oro —Encendio de nuevo el aparato pero esta vez fue detenido por Jason antes de que tomara fotos.
—No es momento Leo —Advirtió el rubio, el suelo estaba sacudiendose levemente.
—¡Hay que oír la historia! —Piper atrajo la atención a ella, no quería que maten a su amigo. Percy la quedo mirando.
—Si, empecemos de una vez —Annabeth comenzó a leer lo que decía el libro. Eso distrajo a Percy.
Estaba en una esquina entre el zoológico de mascotas y el estanque: un carro de oro grande y rojo, atado a cuatro caballos negros. Hubiera sido hermoso si todas las fotos que tenía no vieran mostrado a la gente muriendo en forma dolorosa.
—Es la mejor parte de vehículo —Se alabo así mismo Ares apareciendo junto con Afrodita que sonreía encanta mientras retocaba su maquillaje.
—No creo que eso sea lo mejor —Hestia suspiro —Pero supongo que están bien para el Dios de la guerra después de todo —Ares le sonrió a su tía, por eso y más la amaba, ella lo aceptaba tal como era.
Los caballos estaban echando fuego por las narices.
Poseidón negó con la cabeza, no debió dejar que su sobrino combinara a dicho animal con sus poderes. Ares por su parte sonreía mucho, como le gustaba que hicieran eso, los hacía ver más fiero de lo que eran, más aguerridos y eso asustaba a los enemigos.
Familias con cochecitos caminaban por delante del carro, como si no existiera.
—¿Por qué no pueden ver los caballos que echan fuego? —Percy miro a Annabeth esperando una respuesta.
—Ya lo hemos hablado, es por la niebla, pero aquí en el libro tu te das cuenta de eso —Ella sonrió viendo el entusiasmo del niño —Ahora deja que lea como te das cuenta de ello —El niño asintió con firmeza.
Supongo que la niebla debería ser muy fuerte a su alrededor, porque el único camuflaje del carro era una nota escrita a mano pegada a una de las riendas de losCaballos que decía: VEHÍCULO OFICIAL DEL ZOO.
—Seguro los mortales veían un carro común o algo, estúpidos mortales —Masculló Hefestos ¿Cómo se atrevían a comparar su trabajo? Porque esa carroza era su trabajo, con uno de esos cacharros construidos en masa. Él sabía que fue uno de sus hijos el inventor del auto, pero los de esos tiempos, ya solo eran burdas réplicas de su trabajo, algunas hasta con defectos.
—Hefestos —Hestia se lo quedo mirando, el herrero alzó la mirada de su trabajo y ella señaló con la cabeza al niño. Este estaba mirando fijamente al Dios.
—Estúpido no es una buena palabra —Contesto el pequeño —Mamá dice que no hay que decirla, porque lástima sentimientos —El dios hizo una mueca y asintió —Como los míos —Susurro muy bajito recostandose contra el pecho del rubio. Los dos rubios no entendieron todo lo que dijo, sin embargo lo intuían. Annabeth siguió leyendo, ya hablarían con él.
"¿Dónde están Fobos y Deimos?" murmuró Clarisse tomando su espada. Yo no podía verlos en ningún lugar, pero esto tenía que ser una trampa.
—Si trata con esos dos, es claro que es una trampa —Sono la boca un hijo de Mercurio y algunos le dieron la razón. Después de todo eran, el miedo y el pánico, en persona por así decirlo. Ellos sabían que no le harían tan fácil el escaparse con el auto.
Me concentré en los caballos. Por lo general, les puedo hablar a los caballos, ya que mi padre Poseidón los había creado.
—¿Puedo hablar con caballos? —Interrumpio Percy casi arrebatando el libro de las manos de Annabeth, esta río por ello —Wow —
—Si, puedes hablar con caballos y con seres marinos —Los ojos de Percy brillaban. Nico se lo quedó mirando ¿Él se habría visto tan iluso cuando tenía diez años? Esperaba que no, frunció el ceño mirando su mano. Will sostenía la mano del azabache.
Will Solace había hecho un canje, cambio una adorable foto de Nico Di Angelo de diez años —Sólo una— Por tener el derecho a preocuparse por su salud, por la obediencia de Nico por lo menos hasta que suba de peso y por sostener su mano. Lo último era un deseo egoísta del rubio, no iba a mejor el estado de salud físico del hijo de Hades, pero como afectaba al emocional, solo que Will no estaba enterado de esto último.
Nico miró al rubio solo unos segundos antes de apartar la mirada ¿Qué le pasaba con este? No podía enamorarse, aún se negaba a hacerlo, solo le iba a traer malas cosas, no quería arrastrarlo a eso. Pero aún así, no rechazó nada de lo que pidió Will en la cena a cambio de la foto. Nico también pudo usar sus poderes para hacerse de la foto, sin embargo, estaba disfrutando del pago de Will, obteniendo algo a más de la foto de su versión de diez años. Lo que era una venganza desde su perspectiva, con esa sonrisa ingenua, esas esperanzas y esa ilusión, ahora todo muerto, de ese pequeño niño que solo quería tener a su familia cerca mientras está le dejaba de lado.
Oigan, dije, "lindos caballos respira fuego", vengan aquí."
Poseidón, su esposa y Tritón hicieron una mueca, no creían que le vaya a contestar de la mejor manera. Puede que fueran equinos, pero dudaban de que llegaran a ser amables como lo eran los pegasos.
—Caballos con fuego por la nariz —A Harley le brillaban los ojos mientras pensaba en nuevas maneras de tortur... ejem, maneras de realizar juegos con los campistas, eso. Comenzó a anotar sus ideas en una libreta, los demás que lo conocían un poco se alejaron sutilmente, ese niño no era muy tranquilo que digamos y solo tenía nueve años, no querían ver como era de más grande.
Uno de los caballos relinchaba con desdén. Yo podía comprender suspensamientos, todos de hecho. Él me llamó con algunos nombres que no puedo repetir.
—Parece que algunos aprendieron bien de sus dueños —Afrodita se río ligeramente con su amante, est estaba muy feliz de las enseñanzas que les había dado.
—Bueno, el dios de la guerra es su dueño, no se podía esperar menos de ellos —Hizo una mueca Katie, pensaba que la gente no debería insultar y menos unos animales, aunque al menos a los animales solo ciertos semidioses les entendían, a ellos se les pasaba.
"Voy a tratar de conseguir las riendas", dijo Clarisse. "Los caballos me conocen. Cúbreme".
—Ella huele a guerra, así que puede que la traten mejor —Se encogió de hombros Hermes mirando a Apolo que estaba haciendo rabiar a Artemisa, desde la cena estaba haciendo eso.
—¡Basta! ¡No necesito que me cuides! —Estallo la diosa de la Luna antes de desaparecer en un resplandor plateado. Apolo solo se cruzó de brazos disgustado por ser dejado de ese modo.
—Solo quería que me dejara vigilarla en sus cacerías y todo el tiempo desde mi auto cuando se esta de noche —El Dios bufo, no comprendía que estaba mal con querer cuidar a su hermana, los demás dioses solo negaron con la cabeza.
Orión solo miro al cielo sonriendo, se notaba que ella no cambiaría. Nunca que había agradado que su hermano se preocupe de lo que hacia, o dejaba de hacer, entendía que era su familia, que se preocupara no estaba mal, sin embargo Apolo exageraba, era una diosa y tenía obligaciones, no podía estar todo el día en un lugar a salvo por favor.
No estaba seguro de lo que significaba cúbreme la espalda, pero no le quitaba los ojos, conforme Clarisse se acercaba al carro. Ella caminaba de puntitas hacia los caballos.
—Eso, tiene que ser sigilosa —Murmuró Travis antes de abrazar de sorpresa a Katie, haciendo que grite y que todos le miren.
—¿Qué hacen? —Pregunto Percy morandoles y dejando de prestar atención a su cuento.
—Pues se están dando cariño y afecto —Comento con una sonrisa Afrodita mirando a los chicos que se sonrojaron mucho. Demeter solo los miro sobando el puente de su nariz, Hermes le alzaba pulgares a su hijo.
—Ah —Fue la respuesta de Percy mirando a los chicos, ahora preguntándose porque estaban rojos, decidió no tentar a su suerte haciendo más preguntas. A veces la gente se molestaba cuando hacía demasiadas preguntas. Se frotó uno de sus ojos con su puño, lucia adorable pareciendo un unicornio azul.
—¿Ya te está dando sueño? —Pregunto Piper, Percy la miro y negó con la cabeza, a pesar que era notorio que si que tenia sueño. Annabeth siguió leyendo.
Se quedó inmóvil, cuando pasó una señora con una niña de 3 años de edad. La niña sólo dijo: "ponis con llamas."
—Que linda —Mencionaron algunos, los ponis eran peligrosos si, pero oír que una niña los viera y llamara ponis, se les hacai tierno.
"No seas tonta, Jessie," dijo la madre con voz aturdida. "Eso es el vehículo oficial del Zoológico".
—Mortales —Soltaron con desprecio algunos de los presentes, con comentarios como esos es que le quitaban la imaginación a los niños y les obligaban a ver las cosas como otros querían.
La niña intentó protestar, pero la madre le cogía la mano y siguió caminando.
—Mortal estúpida —Mascullo un hijo de Marte entre dientes, los que no pertenecían al mundo mitológico siempre solían ser así, muy incrédulos y solían tildar de locos a los que si veían a ese mundo, lo que hacía más difícil la labor para los semidios ¿Cómo protegias a quién se te hacía detestable? Era complicado.
Clarisse se acercó al carro. Su mano estaba a seis pulgadas del carro, cuando los caballos se molestaron, y comenzaron a relinchar y respirar llamas.
—No la dejarían tan fácil nunca —Bufo Mark hijo de Ares, recordaba su propia travesía con ellos y el castigo por casi no conseguir devolver la carroza. Cargo un olor putrefacto por semanas después de aquellos, lindos hermanos inmortales que tenían.
Fobos y Deimos aparecieron en el carro, los dos ahora vestían una armadura de batalla color negra como la de la serpiente.
A Ares ya le olía a batalla, lo que atraía toda su atención y Afrodita parecía encantada con eso, hasta que sus ojos viajaran hacia sus hijos. Drew, estaba al parecer quitándole algo a alguna de sus hermanas, esta trataba de recuperarlo.
—Solo damelo Drew, es mío —La chica con frenillos trataba de que la otra le diera un cuaderno.
—Sólo voy a verlo ¿Qué es lo peor que podría hacer? Ni que tuvieras algo interesante de verdad aquí —Drew se río de la otra mientras estiraba su mano y la otra trataba de atrapar el pequeño cuaderno.
—Arruinarlos, siempre lo haces Drew —Replico la chica viendo con furia a la otra. Afrodita suspiro, su hija no entendía que no tenía que tratar mal a sus hermanos.
—Les doy mi detalle de la moda, algo que a ti te falta Valentina —Justifico Drew bajando el libro —Ejemplo este es horrible, a este le falta más rosa, a este uh es un asco —Se río mientras usaba un bolígrafo rosa y tachaba los dibujos y diseños del libro, haciendo siempre a un lado a la otra.
—Eso no esta bien Drew —Regaño Afrodita llegando a lado de ellas de la nada, porque esa discusión estaba interrumpiendo todo. La asiática se la quedo mirando —Devuelve el libro ahora —La chica lo entrego, Afrodita hizo un movimiento de mano, los rayones desaparecieron en un instante —Mereces un castigo cariño —Miro con pena a su hija —Hasta que entiendas que debes tratar mejor a los demás, estarás sin poderes, serás una mortal —Suspiro mientras de Drew salía un humo de color dorado con rosa.
—¡¿Qué?! ¡No! —Grito ella comenzando a desesperarse mientras todo el vapor dorado con rosa quedaba atrapado en un pequeño frasco.
—No te estoy causando un daño, así que no estoy yendo contra el juramento que he realizado —Miro a todas partes mientras su hija chillaba y berreaba cosas que no lograba entender —Sigamos con la lectura —Con tristeza se volvió a sentar con Ares.
—Ella te entenderá —Susurro el dios de la guerra abrazando a su amante y besando un costado de su cabeza, ella asintió aún viendo como su hija lloraba por su castigo.
Fobos sonrió, sus ojos eran de un rojo brillante. La cara de susto de Deimos se veía aún más horrible de cerca.
—Mis hijos son hermosos —Afrodita se quejó como si lo de hace un momento no hubiese pasado. Ella sabía como guardar sus emociones.
—Vista de madre, supongo —Susurro una hija de Hermes, esta estaba cerca de Hera. Ella no la miro ni nada, solo desvió un poco la vista hacia su hijo, Hefestos, ella no tenía esa "vista de madre" su hijo era horrible.
"¡La caza ha comenzado!" -Fobos gritó. Clarisse se tambaleó hacia atrás cuando azotó los caballos y el carro venia directamente hacia mí.
—¡Si! —Celebraron los hijos de Ares/Marte, algunos rodaron los ojos. Percy en cambio los vio con el ceño fruncido, se estaba durmiendo pegado al rubio, pero el ruido no le dejaba.
Me gustaría decirte que hice algo heroico, como ponerme de pie enfrente de los furiosos caballos respira fuego, sólo con mi espada.
Clarisse soltó una carcajada, en el momento no había podido hacerlo, sin embargo ahora podía hacerlo. La cara de Percy en esa ocasión había sido para recordar, no todos los días podías verle aterrado por caballos. Lo malo es que estaba segura que ella también puso esa cara, bueno, Percy no estaba para reírse de eso.
Recordar que Percy no estaba le quitó la risa, ese granuja se las pagaría cuando llegara, lo iba a golpear hasta cansarse en cuanto pudiera. Chris a su lado vio los cambios de ánimo y sabiamente no dijo nada, solo siguió a lado de Luke.
La verdad es que corrí. Salté porencima de un cubo de basura y una valla de exhibición, pero no había manera de poder escapar del carro.
Algunos se rieron de lo que decía en el libro, el pequeño Percy solo hacía una mueca medio preocupado por su yo del libro, aunque luego dejó de poner atención a sus risas, se apegó al rubio buscando calor. El sueño ganaba terreno.
Se estrelló justo detrás de mí, destrozando todo por supaso."Percy, ¡cuidado!" Clarisse gritó, como si necesitara que alguien me lo dijese.
—No debi preocuparme por él —Clarisse rodó los ojos.
—¿Te precuoaste por Percy? Awwww, seguro el querra saber esto —Connor estaba tentando a la muerte. Clarisse lo vio como si pudiera hacer que su cabeza estalle con solo una mirada, ella solo se movió un centímetro mientras el otro ya salía corriendo.
—¡Acabalo princesa guerrera! —Alantaba Chris desde su lugar, Ares se lo quedo mirando mientras gruñía, pero no le dijo nada. Hermes solo se reía de su hijo, no estaba preocupado para nada de su salud. Al menos no estaba demostrando estarlo.
Salté y aterricé en una isla rocosa en medio de la exhibición de las nutrias.
—Excelente lugar para ir a parar, las cositas tiernas con las cositas tiernas —Murmuró Annabeth molestando al pequeño Percy, el pequeño río cuando ella le hizo cosquillas.
—No soy tierno —Se quejo con un puchero, su capucha con un cuerno le cayó sobre uno de sus ojos.
—Awwww, claro que eres tierno —Annabeth comenzó a darle besos en las mejillas. Los demás arrullaron y se oyeron clicks de cámaras, lo que hizo que la rubia le dejara. —Seguire leyendo —Miro a Leo con ganas asesinas y a todos aquellos que parecían querer copia de las fotos de Percy.
Thalia se guardo algo en su bolsillo sin que lo note nadie y le guiñó un ojo a Leo, este se llevo la mano al bolsillo tratando de lucir inocente.
Convoqué una columna de agua del lago y rocié a los caballos, extinguiendo sus llamas temporalmente y dejándolos confusos y estaban confundidos.
Poseidón sonrió de la astucia de su hijo, Ares solo gruño apretando los puños. Maldito chiquillo de Poseidón, era astuto el condenado. Miro a la versión pequeña del muchacho, solo que tuvo que retirar la vista enseguida porque la familia del niño le estaba mirando.
Las nutrias no estaban muy contentas conmigo. Se removieron y me gruñeron, así que pensé que sería mejor salir de su isla, antes de que unos enloquecidos mamíferos acuáticos me persiguieran.
—Normal, estaba en su hábitat —Travis miraba a su hermano trepar por un árbol tratando de escapar de la lanza de Clarisse —¡Dale con todo! ¡Rompe la rama! —
—¿No deberías apoyar a tu hermano? —Miranda veía a Connor que había caído de la rama siendo agarrado por una pierna mientras Clarisse sonreía.
—Nah, me la debía de en casa robarse mis ahorros —Se encogió de hombros, su hermano gritaba por ayuda en el fondo.
Corrí mientras Fobos maldecía e intentaba mantener a sus caballos bajo control.
—Al no ser el dueño, les cuesta un poco más —Justifico Dioniso con aburrimiento mirando a su esposa que seguía callada y miraba a Atenea de vez en cuando, hasta que Tritón se la quedo mirando.
Atenea se percató de que él desvió la mirada y miro en la dirección que el estuvo observando, no dio exactamente con quién deseaba porque ¿Qué razón tendría Tritón para mirar a Dionisio y a Quirón? Quizá quería jugar con ellos, no sería de extrañar que con las cosas tan tranquilas como estaban los dioses se relajaran. A veces lo hacían incluso en media guerra. Dejo el asunto, luego pensaría en ello.
Clarisse aprovechó la oportunidad para saltar en la espalda de Deimos justo cuando iba levantando su jabalina.
Los de Ares/Marte y Atenea aprobaron la acción de la chica, ella tenía que tomar la oportunidad cuando se le presentara.
Así mismo opinaba Lina Adara que miraba de reojo desde entre sus compañeras al niño de Poseidón, que estaba bostezando. Aún estaba molesto por haber perdido la oportunidad, todo por ese maldito mensajero del mar, pero ya encontraría otra, como que era un hijo de Zeus. Aunque no lo era en ese momento, pero se entendía.
Ambos salieron disparados del carro dando tumbos.Podía oír a Deimos y a Clarisse comenzar a luchar espada con espada, pero no tenía tiempo para preocuparme porque Fobos iba tras mí de nuevo.
—Y ahí va otro dios contra él —Anfitrite suspiro preocupada mirando a su esposo, este le sonreía a Percy que estaba recostado contra el rubio, sus ojitos se iban poniendo pesados.
—Nada le pasará —Aseguro el Dios de los mares, Anfitrite suspiro de nuevo. Se notaba que él seguía pensando en uno y mil planes donde nadie iba a tocar a su niño.
Me apresuré hacia el acuario con el carro justo detrás de mí."¡Hey, Percy! -se burló Fabos. "¡Tengo algo para ti!"
—Ya lo tiene —Aquiles mordió su lado, el chico le agradaba y oír que el miedo mismo estaba por atraparlo, no era agradable. Y más cuando tu mejor amigo, Belerofonte, no estaba para ser tu apoyo, o él el suyo. Pero bueno, ya lo vería después.
Miré hacia atrás y vi el carro fundiéndose, los caballos convirtiéndose en acero yuniéndose como dos figuras de acero arrugándose.
Más de uno hizo una mueca ante eso ¿Qué es lo que le estaba pasando al carro del Dios? El dios por otra parte estaba en el borde de su asiento, gustaba de las transformaciones de su carroza, Afrodita solo negaba con la cabeza. Ares no era el único emocionado con eso, Hefestos también lo estaba, porque después de todo el había construido ese vehículo.
El carro se transformó en una cajade metal negro con unas cintas de metal, un cañón y una torrecilla.
—Un tanque, impresionante —Alabo Cecil mirando el libro que leía Annabeth y luego a un lado donde venía Clarisse arrastrando a su hermano por el pie, lo dejo a lado de Travis bajo la atenta mirada de todos y se fue a sentar.
—¿Qué? ¿Alguien más quiere probar mi lanza? —Le gruño la chica a todos que le miraban, la mayoría apartó la mirada aterrados —Eso pensé —Escupio a un lado y se sentó en su lugar.
—Es bellísima —Chris estaba encantado mirando a su novia, que estaba sudada, enlodada, con sangre no propia encima y con una expresión osca en el rostro. Luke miró a su hermano como si estuviera loco, quizá lo que él le hiciera —ya se temía que algo le hizo— le afectó la cabeza ¿En serio la veía hermosa? El amor si que estaba ciego.
Un tanque. Lo reconocí por un informe de Investigación que tenía que hacer para la clase de historia.
—Al menos hace la tarea, o piensa en ella —Malcolm se recostó contra el asiento ya se estaba durmiendo, este día había sido algo cansado. Todos comenzaban a recogerse en sus asientos.
Fobos estaba sonriéndome desde lo alto del tanque de la Segunda Guerra Mundial."¡Di patata!", dijo.Rodé hacia un lado cuando disparó.KA-BOOOOM!
—¡Annabeth! —Gritaron todos después del ruido que hizo ella al leer, sonrió inocente, en especial viendo como Percy estaba riendo por como saltaron los demás. Él tenía los oídos cubiertos por Jason, la rubia le había dado una señal de hacerlo.
—Sus caras —El niño seguía riendo con diversión desde los brazos de Jason y aplaudía. El rubio le revolvió el cabello bajando su capucha. Annabeth decidió seguir leyendo.
Un quiosco de souveniers explotó, enviando animalitos de peluche,vasos de plástico y cámaras desechables en todas direcciones.
—Desperdicio de mercadería —Se quejó Connor abriendo su único ojo bueno, su hermano le estaba dando ambrosía con ayuda de Justin.
—Si, seria mejor que no hables —Decía el moreno terminando de vendar la mano del hijo de Hermes, paso un algodón con alcohol por la boca ensangrentada del chico haciendo que grite de dolor.
—Tu te lo buscaste, has molestado a Clarisse mucho en estos días —Miranda le limpiaba la frente del barro y las hojas.
—Y yo que tu, no me reiría. También has fastidiado a Clarisse —Murmuró Katie a Travis que se reía de su hermano, este se tensó ante sus palabras y miro a la hija de Ares, que alegre afilaba la punta de su lanza. El hijo de Hermes tragó saliva.
Mientras Fobos iba acomodando su arma, me puse de pie y me sumergí en el acuario.
—¡No! —Ares se contuvo de maldecir porque su tía le estaba mirando, los hijos de Poseidón y el mismo Dios sonreían. Atenea sonrió viendo a Tritón hacerlo, le daba algo verlo feliz, como si fuera la primera vez en muchi tiempo que le volvía a ver de esa forma ¿Por qué?
Quería rodearme de agua. Eso siempre aumentaba mi poder. Además, era posible que el carro de Fobos no pudiera entrar por la puerta. Por supuesto, si tiraba de la puertaabajo…
—Esto se pondrá bueno —Chris hijo de Marte estaba al borde del asiento, su amiga Ana solo negaba con la cabeza, estaba peor que niño. Ni siquiera los niños presentes estaban como él y los demás hijos de la guerra.
Corrí a través de habitaciones bañadas por una extraña luz azul desde los tanques de peces. Peces de colores, peces payaso, y todas esas anguilas me quedaban mirando mientras iba pasando.
—Pobres animales —Se lamentaron algunos, entre ellos Percy que hizo un puchero.
—Tranquilo, algunos son muy felices en ese lugar, porque en mar abierto ya no pueden estar —Calmo Thalia al niño, este la miro y asintió, aunque no por eso se le quitaba la pena de esos peces encerrados.
Podía oír sus pequeños susurros en mi mente, ¡El hijo del dios del mar! ¡El hijo del dios del mar! es genial cuando eres una celebridad para los calamares.
—Es más genial porque eres una celebridad para todos en el fondo del mar —Aseguro Poseidón mirando a su hijo, este se sonrojó, estaba seguro que su yo del libro no decía que de verdad fuera genial, sino más bien todo lo contrario.
Me detuve al final del acuario escuché. No oía nada. Y Después... Broom, Broom.
—Annabeth, deja de hacer eso —Piper se quejó, la rubia le señaló su costado, el pequeño reía de los saltos que dieron nuevamente.
—Es adorable, no me puedo molestar con él —Hazel le sonreía al pequeño Percy mientras este intentaba calmarse y el rubio lo acomodaba en sus piernas.
—Te molestarias si fuera rubio, ojos azules y se llamará Octavian —Susurro Frank y Hazel hizo una mueca.
—A ese mejor no nombrarlo —Hizo un mohín, pero ahora que su novio le había mencionado le vio de reojo. Ese rubio estaba muy quieto ¿En qué estaría pensando?
Era un diferente tipo de motor. Miré con incredibilidad mientras Fobos aparecía conduciendo una Harley-Davidson.
Algunos silvaron, vaya que esa carroza tenía estilo al transformarse. Ares sonrió con arrogancia ante su moto.
Había visto esa motocicleta antes: estaba decorada con flamas en su motor, con Fundas de escopetas, su asiento de cuero que parecía piel humana. Era la misma Moto que Ares había montado cuando lo conocí, pero nunca se me había ocurrido que era sólo otra forma de su carro de guerra.
—Claro que era eso, no podría transportarme en otra cosa que no fuera eso —Los ojos de Ares llameaban, el fuego en ellos quemaba sus lentes de sol. Percy no lo miro pero sabia que le estaba mirando.
—¿Por qué el me mira? —Pregunto en voz baja a Jason, este miro a quienes estaba mirando a Percy.
—Porque es un primo al que no le agradas demasiado —Contesto acomodando al niño para que no pudieran verle demasiado el rostro, Percy solo asintió y se dejó pegar más al cuerpo del rubio, estaba tibio.
"Hola, perdedor", dijo Fobos, sacando una enorme espada de su vaina. "Es tiempo de asustarse."
—El peor temor de Percy —Susurro Poseidón con aire sombrío, no sabia si de verdad quería saber cuál era el peor temor de su hijo en ese entonces. No quería pensar en la carga emocional que estaba llevando y que le creaba miedos, todo por ser su hijo.
Levanté mi espada, decidido a darle en la cara, pero luego los ojos de Fobos eran más brillantes que antes y cometí el error de verlos.
—Ya cayó —Perseo no estaba seguro de querer saber el temor de su tocayo.
—El temor de Percy —Hylla trataba de recordar el momento en que Percy estuvo con las Amazonas, tener a otro Perseo entre sus filas no estaría mal, así que juntarse con el hijo de Zeus estaba en sus prioridades ahora. Se veía que era bueno, lo que le haría cooperativo, además era hijo del ex rey del Olimpo, todavía mejor. Por un momento olvido en lo que pensaba inicialmente, lo de hacer esclavo a Perseo estaba ganando terreno.
De repente me encontraba en un lugar diferente.
—¿De verdad será necesario saber su peor temor? —Se preguntaba Bianca, ella no querría que supieran cual era su peor temor, además con eso de que algunos no querían al chico. Miro a su pequeño hermano, si a ella le preguntaran cuál era su peor miedo, a que le temía más, ella podría contestar con facilidad: A ser odiada por mi hermano menor, estar sin su madre y quedarse completamente sola. Sabia que contaba con las cazadoras, pero de nada servía si su verdadera familia sanguínea le odiaba y no encontraba modo de disculparse por todo lo que había hecho. Ella no deseaba que los demás sepan eso, no creía que Percy querría que lo supieran.
Yo estaba en mitad del Campamento Mestizo, mi lugar preferido en todo el mundo, y estaba envuelto en llamas.
A más de uno se le seco la garganta, ya no había sonrisas en ningún rostro ahora que comenzaba esa descripción.
El bosque estaba en llamas. De las cabañas sobresalía humo. Las columnas Griegas del pabellón estaban derrumbadas y la casa grande era una ruina humeante.
Comenzaron a abrazarse entre sí, más de uno estaba compartiendo el mismo temor de Percy de trece años, porque así es como iba a terminar todo en el campamento si no paraban la guerra.
Mis amigos estaban de rodillas suplicándome a mí. Annabeth, Grover, todos los demás campistas. ¡Sálvanos, Percy! se lamentaban. ¡Toma una decisión!
Thalia se tensó, sintió una culpa demasiado grande en su interior, apretó los puños. Sintió que ella ocasionó eso, era su culpa que de verdad él haya cargado con eso, de que las vidas de los demás hayan dependido de Percy, si ella no hubiese huido con las cazadoras, si ella hubiera tenido la fuerza suficiente para resistir todo. Sacudió la cabeza, no podía pensar en los hubiera, eso no servía, lo hecho, hecho estaba. Ahora cargaría con eso por dentro.
Me quedé paralizado. Éste fue el momento que más había temido siempre: la Profecía que se supone que venía cuando cumpliese 16 años. El de tomar una decisión para salvar o destruir el monte Olimpo.
Zeus miró al niño que estaba esforzándose por mantener los ojos abiertos entre los brazos de su hijo, era increíble cuán irresponsables podían ser los dioses, el mismo se incluía. Ahora que lo veía desde el mundo semidiós, sus manos no se sentían fuertes, tenía imperfecciones, cosas en las que estaba seguro que era malo, no era muy fuerte ¿Entonces porque les encargaban esas cosas a los semidioses? Era como si desearan que murieran... Estaba mal, no debía pensar en eso, los semidioses les servían, era su deber por ser sus hijos, estaba bien enviarlos a hacer esos mandados.
Ahora el momento estaba ahí, y no tenía ni idea de qué hacer. El campamento estaba ardiendo. Mis amigos me miraban y pedían ayuda. Mi corazón latió con fuerza.
Annabeth tuvo que detenerse, leer la carga emocional que tuvo y tiene su novio, era algo abrumador. Percy nunca demostraba físicamente esa carga, solo les sonreía, daba lo mejor de sí, se enfurecia a veces, sin embargo nunca les dejaba saber que estaba mal. Y si lo hacía, era por breves momentos. Debían tener una seria charla sobre todo esto.
No me podía mover. ¿Qué pasa si hago las cosas mal?
Will hizo una mueca, pensaba que tal vez eso era lo que tanto hacía que Percy tuviera pesadillas. Lo que estaba mal, porque afectaba a su estado mental ¿Seguiría soñando con cosas como esta con la nueva profecía? ¿O es que la carga habría aumentado? Bajo los hombros y miro al suelo, todos apostaban a que los siete lo lograrían, que ellos vencerian, pero más que nada a que Percy una vez más volvería ¿Y si no lo hacía? ¿Y si moría en el tártaro? ¿Y si la última vez que le vieron en persona fue hace meses cuando desapareció? El rubio comenzó a pensar en que ¿Qué derecho tenía de llamarse amigo de Percy si apenas había cruzado palabras con él en batalla y en el campamento? ¿Qué derecho tenían todos al pedir que los siete le salven?
—Will ¿estás bien? —Nico lo hizo volverse, solo asintió, el otro le quedó mirando.
Will detallaba con sus ojos el rostro de Nico ¿Qué derecho tenía a amar a Nico? Apenas y lo conocía, solo sabía algunos de sus gustos y disgustos, lo había estado mandando estos días, pero no le daba derecho a que lo ame, o a ser amado. Tenia que hacer más por Nico, si de verdad quería tener algo con él. Y también algo por Percy, después de todo a el le agradecía que Nico llegara al campamento y que gracias a su decisión siguieron con vida después de lo de Cronos, lo que que daba oportunidad de hacer las cosas bien con el hijo de Hades.
Entonces oí las voces de los peces del acuario: ¡Hijo del dios del mar! ¡Despierta!
—Peces idiotas —Mascullo Ares, creía que su hijo pudo ganar, si no fuera por esos peces. Poseidón en cambio suspiro aliviado, le dolía saber la carga de su hijo y que todo esto era solo por ser su hijo.
—Él estará bien mi señor —Susurraba Anfitrite mientras acariciaba su mano intentando calmarlo, el dios solo asintió.
De pronto sentí el poder del océano alrededor de mí otra vez, cientos de litros de agua salada, miles de peces tratando de llamar mi atención.
—Menos mal —Orión sonrió aliviado de que su hermano pudiera salir de aquello, aunque miro al templo de su padre ¿Esos dos se habrían dormido, o estarían solo torturandose por cosas que podían arreglar con solo hablar?
Yo no estaba en el campamento. Ésta era una ilusión. Fobos me estaba mostrando mi miedo másprofundo.
—Uno muy malo —Murmuró Clarisse alzando su lanza para verla mejor, aún recordaba bien ese día y sin que lo leyeran, saber que Percy le tenía consideración le había hecho sentir importante. Hasta esos días, ella se había considerado como alguien sin importancia en la vida de los demás, pero luego de eso no lo hizo más.
Parpadeé, y vi que la hoja de Fobos estaba bajando hacia mi cabeza.
Poseidón miró con reproche a los padres de Fobos, Afrodita sonrió dulcemente, Ares solo se encogió de hombros, el nuevo rey solo negó con la cabeza. Con esos padres era de esperar que usaran esos trucos para acabar con sus enemigos.
Alcé Contracorriente y bloqueé el golpe justo antes de que me cortase los dedos.
—Por poco —Murmuró Polux sonando sus manos como si fuera a él a quien estuvieron por cortarlo y no a Percy.
Contraataqué y apuñalé a Fobos en el brazo. Broto icor dorado, la sangre de los Dioses.
—Cortar al miedo mismo —Murmuró Zoë a un pequeño aparatito que le habían dado y luego lo guardo en el bolsillo de su chaqueta.
Fobos gruñó y me atacó. Lo esquivé fácilmente, sin su poder del miedo, Fobos no era nada.
La familia marina sonrió con arrogancia al Dios de la guerra, mismos que empezó a maldecir en voz baja cosas de malditos críos del mar que ponían en vergüenza a su prole. Percy por su parte no se enteraba de mucho, sus ojos se cerraban y tardaban más en abrirse con cada parpadeo.
Ni siquiera era un luchador decente. Lo presioné hacia atrás, me acerqué a su cara y le hice un corte en la mejilla.
—Bien, ahora el miedo mismo le va a tener odio —Reyna sonrio de lado mientras Rachel reía a su lado por esto.
—Tiene facilidad para eso —Se encogió de hombros la pelirroja y la otra asintió, las dos rieron. Se llevaban bien.
Él se molestó aún más. Acabó muy molesto. No podía matarlo. Era inmortal. Pero no lo habrías sabido por su expresión. El dios delmiedo parecía asustado.
—Vaya ironía —Susurro Lou Ellen riendo después junto con Kayla y Malcolm.
—Asustando al miedo mismo, solo Percy Jackson puede hacerlo —Negaron con la cabeza algunos de los presentes.
Finalmente le di una patada hacia atrás contra la fuente de agua. Su espada se deslizó en el baño de damas.
—Vergüenza —Ares pasó una mano por su rostro ¿Cómo su hijo podía perder contra un semidiós? No quería imaginarse cuán enfadado podría estar su yo futuro con los gemelos.
Tomé las correas de su armadura y lo tiré hacia mi cara."Vas a irte ahora", le dije. "te saldrás del camino de Clarisse. Y si te vuelvo a ver, voy a darte una cicatriz grande y mucho más dolorosa."
—¡Eso! —Alabaron la mayoría de los presentes, pero ni con eso se logró despertar mucho al pequeño Percy.
Él tragó saliva. "¡Habrá una próxima vez, Jackson!"
—Si, si, que se vaya a llorar ya con su padre —Rodo los ojos Perséfone que había estado encantada mirándose con su esposo la mayor parte de la historia, Hades le sonreía a sobre manera y Demeter intentaba separarlos. Sin éxito alguno.
Y se disolvió en vapor amarillo.Me giré hacia las exhibiciones de peces. "Gracias, chicos."
—Bien, ya no puedo leer más —Anuncio Annabeth mostrando la siguiente página en blanco y luego al niño dormido. —Pero ya casi se termina el cuento —
—Hay que terminarlo —Leo estaba desesperado por el cuento, por el libro, por la mochila y sus misterios.
—Sera mañana, ahora Percy está dormido —Jason acomodo a Percy entre sus brazos, este se aferraba a él con sus manitos.
—Bien —Le latino sonó fastidiado pero no dijo nada más.
—Frank, mira que Leo duerma bien, creo que a estado desvelandose —Decía Piper al chico, este solo asintió.
Algunos tuvieron que ser despertados para que caminaran a sus camas en la cabaña, los más pequeños fueron llevados por sus hermanos. Thalia camino con las cazadoras, mirando a una en especial, por un momento se les perdió y no podían permitir que eso pase una vez más.
—¿Necesitas ayuda? —Poseidón se ofreció a cargar a Percy, Jason le dio al niño.
—En realidad no es muy pesado —Decía el chico mientas caminaban a la habitación, el dios le sonrió.
—Lo sé, solo me gusta tenerle entre mis brazos y saber que esta bien —Contesto el dios entrando a la habitación y poniendo al niño en la cama —Estoy seguro que Zeus hizo lo mismo por ustedes cuando eran bebés —Jason no dijo nada, solo se metió a la ducha a bañarse y a cambiarse de ropa.
Para cuando salió, el Dios ya no estaba, Percy dormía en la cama, bien arropado y abrazando a Sharpy. Se veía pequeño, indefenso y muy frágil, eso le hizo pensar en el de dieciséis también se veía así, lo cual estaba mal.
—Al menos tu padre intentará hacer algo Percy —Susurro acomodándose a lado del niño, Percy abrió apenas los ojos —Rock-a-bye, baby, thy cradle is green, Father's a king, and mother's a queen, Sister's a lady, and wears a gold ring, Brother's a drummer, and plays for the king. —Comenzó a cantar, no era perfecto, ni siquiera sabía si sonaba como debía, solo sabía que quería transmitir seguridad a su amigo, que sintiera que lo quería y que no iba a dejar que nada le pasara mientras estuviera ahí.
—Te quiero Jason —Susurro el niño antes de caer de nuevo en los brazos de morfeo.
Mientras en la penumbra de la noche, en su cama en la cabaña, con las sábanas cubriendo su cuerpo una semidiosa veía a una mortal llorar amargamente por el castigo que le habían impuesto. La mente de la semidiosa hilaba una idea tras otra, los dioses querían que ambas cambiaran, quizá lo harían juntas.
