Capítulo 10: Me cargo unas cuantas naves espaciales.

Era una mañana cálida en el Olimpo, el Dios del sol parecía haberse esmerado con la salida del sol, quizá se encontraba con un ánimo más renovado que en días anteriores. Puede que fuera por cierto suceso del día anterior en el que había podido cuidar de ese dulce y pequeño paciente que si no estaba mal los cálculos del hermano de este seguiría siendo pequeño por un rato más.

—La vida es bella —Decía un dios del sol muy animado a su amigo el dios de los ladrones que estaba en el lugar donde se estacionó, este le sonrío muy feliz de que el este de tan buen humor —¿Ya han comenzado a despertar? —

—Pronto lo harán —Hermes lo observaba con detenimiento, Apolo irradiaba luz en este momento tanta que era difícil mirarlo —Vamos hay reunión —Los dos se dirigieron hacia el templo de Poseidón que sería el centro de reuniones esta mañana.

Entraron al templo que ya estaba lleno de dioses por todas partes, Poseidón estaba en la cabecera de la mesa sosteniendo a un bebé de no más de dos años que mordía con gusto un juguete que sostenía en su pequeña mano bronceada.

—Bien, bienvenidos Apolo y Hermes —El dios de los mares los invito a sentarse indicando dos asientos libres cerca de él. El bebé que estaba en sus piernas río mirando a los dos mayores y agitando en su mano el juguete que cargaba con mucha fuerza, como si los reconociera y le diera mucha felicidad verlo.

El dios del sol estaba tentado a robarse al pequeño y sentarlo con él, pero no lo creyó apropiado puesto que el bebé en verdad no lo conocía así que probablemente se asustaria en cuanto lo tomara en brazos. Hermes se sentó a su lado aún absorto por el resplandeciente brillo de su amigo el dios del sol.

—Bien, la reunión será corta, es un tema que ha surgido en vista de los acontecimientos ocurridos el día de ayer —Poseidón miro a Artemisa sentada a uno de los lados de Anfitrite.

—Ha surgido el problema con la hija de mi tío Hades y mi medio hermana Thalia —Afirmó la diosa, todos estaban atentos oyendola, incluso el bebé que estaba aún jugando con su juguete —Cómo me temia el día de ayer, el juramento de ellas se ha desvanecido —Algunos dioses comenzaron a murmurar —Nunca habíamos hecho esto y por supuesto es la primera vez que pasa algo así con el juramento —

—Le explicaba entonces a la diosa Artemisa —Comenzó a decir Tritón que estaba de pie detrás de Poseidón con las manos en la espalda cual sombra de este —Que esto era lo más probable a suceder, puesto que ellas no son de este tiempo y al regresar a esa etapa temprana de sus vidas sin previo aviso hizo que esa parte se borrara puesto que su futuro está siendo reescrito —Miro a Apolo, este asintió.

—Ayer que estábamos revisando la fórmula había una nota que decía que debían saber lo que harían o lo olvidarian, ellas regresaron a una etapa en la que olvidaron el juramento. Si ellas hubieran hecho en su tiempo, el juramento seguiría, pero al no estar en su tiempo este se ha borrado hasta que estén en su tiempo nuevamente —Agregó Apolo y Tritón asintió.

—Ese es el problema, porque significa que en el nuevo futuro mis cazadoras no tendrán teniente —Artemisa fruncia el ceño ligeramente con una expresión preocupada.

—Mana —El bebé la llamaba con su juguete babulceando lo que ellos entendían que quería decir hermana o algo parecido. Bebé Percy agitaba el muñeco hacia ella empujando su cuerpo hacia adelante, ella se levantó y lo tomó entre sus brazos, el río.

—Pero si las Moiras están haciendo todo esto para reescribir el futuro -Comenzó a decir Hermes y todas las miradas fueron hacia él —Quizá en el nuevo futuro no tengas que cambiar de Teniente, además que en tus filas cuentas con una medio hermana tuya ya —

Artemisa pareció pensarlo mientras se sentaba una vez más en su lugar acomodando al bebé en sus piernas que seguía riendo y balbuceando cosas que apenas se entendían.

—Puede ser, Zoë es una gran teniente, pero ¿y si no es así? ¿Y si sigo perdiendo a mi teniente en esto? No puedo confiar que Lina Adara mejore mucho de aquí hasta allá, además mis cazadoras no se si lo aceptarían —Ella jugaba con Percy mientras hablaba, el soltaba risitas que sólo provocaban que Apolo quisiera arrullar olvidando el tema que se discutía.

—Pues lo veremos en el futuro —Intervino Hades que estaba a un lado de Poseidón —Quizá hasta tengas diferentes y nuevas cazadoras de las que conoces, eso no lo sabemos, quizá hasta más hijas de Poseidón —

—¿Por qué hijas mías? —Saltó Poseidón —Hasta ahora sólo tengo hijos varones y aún así ¿Por qué me pronosticas más hijos? —

—Sin profecía que cumplir, yo digo que tendrás como cincuenta —Asintió Hades, Poseidón lo vio ofendido.

—Ni que fuera Zeus —Los demás se rieron por como iba ahora la conversación.

—Pero volviendo al asunto —Corto la risa Afrodita —Eso quiere decir que ellas ahora son semidiosas normales ¿no? —Artemisa gruño.

—Sólo si quieren, porque aún podrán dormir en mi templo si es que ellas quieren seguir con mis cazadoras aunque sea como cazadoras honorarias —Gruño la diosa de la caza sintiendo que la diosa del amor ya estaba haciendo planes con las vidas de sus ahora ex cazadoras. Amo ver como su sonrisa de gato desapareció y le dio una mirada molesta.

—Aún así seguirían siendo sólo semidiosas —Argumentaba Afrodita, la conversación una vez más se desvió comenzando a formarse una pequeña pelea entre ambas diosas.

Apolo aprovechó para ponerse de pie y obtener el premio que quería desde que entró en la sala de reuniones, el pequeño y dulce bebé Percy que contrario al día de ayer hoy le sonreía mucho diciendo algo que el no entendía para nada, pero aún así lo hacía muy feliz, era un niño demasiado adorable.

—Eres hermoso ¿Verdad que si? —Le hacia cosquillas en la pancita haciéndolo reír y retorcerse, mientras Poseidón trataba de que la discusión entre las diosas parara lo que no estaba logrando. Lo que si termino con eso fueron los gritos que provenían de las habitaciones del templo de Poseidón, todos los dioses se quedaron callados oyendo el escándalo.

Dentro de las habitaciones del templo de Poseidón se encontraban por supuesto los hijos del mismo que dormían plácidamente en compañía de sus amigos que eran héroes antiguos como ellos. Cada uno había acompañado a uno de los hasta ayer niños de cinco años a dormir en sus camas, habían dormido juntos pues siendo niños pequeños en un lugar extraño para ellos no se habían querido alejar de Perseo o Aquiles cuando fue hora de dormir.

Así que Perseo había dormido con Teseo en la habitación de este y Aquiles durmió con Belerofonte, esperando por supuesto que al día siguiente estos tomaran sus formas ahora adolescentes normales o adultas con todos sus recuerdos. Lo que no esperaban es que ellos no despertaran con esa forma, por más que Tritón les haya dicho que había una posibilidad de que esto no sucediera.

Es así que en cuanto Teseo y Belerofonte abrieron los ojos los gritos comenzaron puesto que no estaban en un lugar que reconocieran y mucho menos a la persona que estaba a su lado abrazándoles. Las ropas que cargaban les quedaban algo grandes y se les rodaba fácilmente por los hombros, aún no llegaban a la edad que tuvieran cuando llegaron ahí.

—Teseo, espera, espera —Perseo trataba de defenderse luego de caer de la cama culpa del ataque que comenzó a recibir luego de despertar aturdido por el grito que lanzara Teseo cerca de su oído y ahora trataba de esquivar todo lo que este lanzara. Agradecía por supuesto que él no fuera de más edad y que no tuviera más fuerza.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Quién te ha permitido entrar en mis aposentos?! ¡Largo! ¡Largo! ¡Guardias! ¡¿Qué hago aquí?! —Ya le había lanzado a aquel extraño todo lo que había encontrado a su alcance, almohadas, sábanas, zapatos, zapatillas, pantuflas aunque no supiera que así se llamaban, también las cosas que encontró sobre el velador.

Cuando el ataque paró fue el turno de Perseo para gritar, apenas notaba que su amigo no se veía excesivamente como su amigo, era apenas un mocoso de unos once o doce años de edad al que la ropa le nadaba. Comenzaron a gritar y a gritar más sin decir nada en concreto hasta que la puerta se abrió, se veía a un rubio de cabello largo despeinado, asustado y algo ruborizado probablemente cansado de gritar igual que Perseo, todos tres gritaron en cuanto entró.

—Ven —Aquiles jalo a Perseo fuera de la habitación y empujo a un castaño de tampoco más de doce años a la habitación, mismo que le mordió antes de que lo dejara —¿Qué fue lo que pasó? —

—Yo se los advertí —Tritón llego al pasillo acompañado por Apolo y el bebé Percy que estaba en los brazos de este —Ellos no tienen cuerpos normales como los demás, por lo que la fórmula tardará un poco más en irse —

—Así que ellos crecerán paulatinamente según pasen los días, por lo que ahora deben estar como a mitad de camino de lo que deberían ser —El dios del sol acomodo al bebé en sus brazos, este le miraba los ojos y el cabello riendo diciendo algunas cosas que no se entendían mucho.

—Si, ya lo notamos —Dijeron los dos antiguos héroes al mismo tiempo.

—Denme permiso —Tritón apareció ropa antes de quitarlos de delante de la puerta y entrar, encontrando a los dos niños viéndose de frente, se analizaban por el parecido que tenían —Bien, aquí, ya saben quien soy —

—¡Tritón! —Gritaron los dos y luego se miraron —¿Lo conoces? —

—Si, si, me conocen, los he visitado en sueños cuando eran más pequeños —Dejo la ropa sobre la cama mirando el desastre que Teseo armó en esa habitación -Aquí hay ropa para que se vistan -Señaló la ropa —Los espero afuera para explicarles todo —Los dos asintieron y el salió de ahí —Serán unos días muy largos —

En las cabañas de los semidioses las cosas no iban mejor que en el templo, los gritos se comenzaron a oír por todo el lugar puesto que muchos de los niños pequeños del día de ayer no pudiendo dormir solos se habían ido a la cama de sus nuevos amigos para hacerlo. Lo que esta mañana resultaba en una incomodidad terrible para algunos, como lo eran Octavian y Leo.

El latino no dejaba de gritar algo de rubio pelos de elote manchando su integridad varonil con su vibra de espantapájaros andante y que con razón soñaba que el chamuco se lo llevaba. Muy pocos entendían lo que decía, primero porque gritaba en español, segundo porque estaba gritando mucho haciendo ruidos raros.

—Estúpido graecus —Octavian se pasaba las manos por la ropa como tratando de sacudirse cualquier cosa que Leo le pudiera haber pegado por dormir con él.

—Ugh —Leo se quejaba sólo mirando si no tenía alguna herida, después de todo Octavian era de los primeros que había jurado arrancarle la cabeza en cuanto tuviera oportunidad. Pero bueno al parecer nada le había pasado, quizá había sido mejor siendo niño que siendo ahora adolescente tal vez debería haberse quedado siendo niño.

Bueno no eran los únicos que gritaban, otros rubios también lo hacían por haber despertado abrazados y es que Thalia siendo niña o pre adolescente había encomendado a su pequeño hermano a Luke. Lo que está mañana resultaba bastante incómodo para ambos y se estremecían pensando en que habían amanecido abrazados.

—Ok, no hablemos de esto, nunca —Sentenció Jason y Luke asintió, los dos se alejaron en ese momento cada uno para su lado con algunas miradas extrañadas entre sí.

Si Nico no estuviera ya algo acostumbrado a despertar con un rubio bastante pegajoso desde prácticamente llegar ahí estaría gritando igual que todos en esa habitación. Sólo hizo algo que le encantó hacer, fingió seguir durmiendo y empujo con su pierna a Will fuera de la cama, lo escuchó gritar asustado, luego sintió la mirada molesta de este caer sobre él, lo que no espero fue el empujón de parte del otro para terminar con él en el suelo.

—Qué bueno que ya has despertado sombritas, creo que te has movido mucho mientras dormías —Sonrió antes de irse de ahí porque sabía que Nico lo asesinaria.

En la cabaña de las mujeres por otro lado sólo habían caras muy confundidas en especial la de Hazel y Annabeth, despertar abrazada de alguien no era la forma en la que ellas esperaban abrir los ojos, menos que estas dos fueran cazadoras que se notaban bastante extraviadas. Bianca parpadeo un par de veces como no creyendo la idea de estar a lado de Hazel y aún vivir para contarlo pues notaba en su mirada cuando estaban en la sala que ella no aprobaba en absoluto sus decisiones de seguir a las cazadoras, así que retrocedió lentamente hasta poder salir de ahí.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Annabeth bastante serena y tratando de procesar todo lo que había sucedido el día de ayer con los acontecimientos de esta mañana.

—Pues —Thalia se miró las manos bastante confundida —Ayer, wow, apenas... dioses —

—Si, creo que ayer fue un día muy loco —Admitió Annabeth pasando sus manos por sus sienes, tenía un débil dolor de cabeza.

—Y me siento rara —Se miro más los brazos y vio que usaba la camiseta del campamento mestizo —Y ¿Por qué traigo esto? —Se levantó buscando su ropa de siempre, sólo estaba su chaqueta, se miró al espejo sobre su cabeza no estaba la tiara que la coronaba como la teniente de las cazadoras de Artemisa —Tengo que hablar con mi señora —Salió de ahí lo más rápido que pudo.

Así es como la conmoción del día anterior y esta mañana estaba comenzando a cobrar factura en todos los presentes ahí. El comedor se llenó pronto de voces alteradas y más de uno disculpándose por su comportamiento, por palabras dichas por sus versiones infantiles, por acciones y accidentes. Algunos como un rubio sólo se sentó a mirar sus manos, temblaba ligeramente recordando algunas cosas del día anterior, el miedo recorriendo su ser y los gritos desesperados de alguien que llamaba amigo.

—Esta mal —Farfullo por lo bajo recostando su cabeza sobre la mesa del comedor que pronto estaba llena de más campistas con platos de comida, levanto la cabeza para notar que su plato había sido llenado delante de él y que alguien lo miraba fijamente.

—Recuerdo que no tuviste un buen día ayer —Reyna lo miraba analítica mientras jugaba un poco con su ensalada de frutas.

—Yo... —Volvió a temblar en su lugar y miro la comida que ella había servido.

—Anda, come, el día será largo —Ella se dedico a comer, el miro su plato traía lo que solía desayunar en el campamento Júpiter, ella lo había recordado. Octavian no quiso ser mal agredecido así que comenzó a comer sintiéndose más aliviado que en días anteriores —Debes comenzar a cuestionarte si tus decisiones han sido las mejores —El rubio asintió mirando su plato con frutas.

—Fue verdaderamente extraño Frank, estaba a mi lado, en mi cama —Hazel aún no terminaba de procesar lo que había ocurrido esa mañana —No sé que pensar de eso —

—Que la niña que Bianca fue no es la misma que es ahora —Frank beso con delicadeza su mejilla y abrazando sus hombros —Quizá con todo esto puedan conocerse más y llegar a ser lo que son, hermanas —Hazel volteo a verlo con una ceja alzada como si la idea fuera muy descabellada —Digo, yo me llevé con los hijos de Ares ayer y esta mañana hasta me han saludado con normalidad —Ella sacudió la cabeza.

—Es que ella le hizo tanto daño a Nico, no puedo soportar pensar en que le haga algo más mi hermano ya ha sufrido mucho —Suspiro tratando de concentrarse en su plato de comida.

—Al menos has elegido algo que si es comida —Will llego a la mesa de ellos en compañía de Nico.

—Tengo ganas de desayuno italiano —Se encogió de hombros y se sentó a comer su croissant junto con su taza de leche con café, porque en palabras de Nico "L'imbecille di Will" no lo dejo servirse café porque según le haría daño para su organismo en crecimiento que fue apoyado con la frase de "Son órdenes del doctor" traducido al porque lo digo yo y se acabo. Nico lo odiaba en este momento.

Aunque eso lo dejaba pasar con el hecho de que había otra persona dominando sus pensamientos, otra con la que tenía que charlar seriamente no sólo con respecto al día de ayer y los pequeños retazos de información que ahora posiblemente poseía de su pasado, sino también sobre lo que seria el futuro de los dos. Porque ya se había enterado de algunas cosas que había traído consigo aquel accidente del día anterior.

—Bien, campistas prestenme atención —Hestia llamo la atención de todos cuando estaban por terminar el desayuno —Se que el rumor ya ha comenzado a esparcirse desde esta mañana, así que sólo haré una confirmación del mismo —Atrajo al frente a las dos ex cazadoras —Es verdad, el juramento de Thalia y Bianca se ha desvanecido —

Los murmullos invadieron el lugar mirándoles y resaltando el hecho de que ambas tenían camisetas del campamento mestizo ahora, más agregando el hecho de que Thalia no traía la corona de teniente.

—Ellas han vuelto a ser unas campistas más —Las dos arrugaron la boca un poco —Pero la diosa Artemisa ha decidido que aún estarán bajo su cuidado si es que ellas así lo desean —Miro a las dos —Eso es todo —

—Ahora has dejado de ser la teniente —Habló Zoë mirando a Thalia, esta le sonrió de lado.

—Quizá ya no necesiten una nueva teniendote a ti en el futuro —Golpeo levemente su hombro.

—Eso no lo sabemos con exactitud —Reconoció y luego miro a Bianca —Contigo creo que deberías reconsiderar algunas decisiones —Tomo sus manos entre las suyas —Aún no deberías decidir —

—No lo sé, me he sentido tan segura con ustedes —Bianca mordió su labio mirándolas.

—Puedes estar con las cazadoras por ahora, pero tómate tu tiempo para tomar una decisión. No te apresures una vez más —Thalia la abrazo —Espero que pienses bien todo y trata de no lastimar a nadie con eso —La soltó —Yo pretendo recuperar algunos recuerdos —Señaló hacia Jason los demás que estaban por entrar a la sala de tronos.

—Fue bueno tenerte entre nuestras filas ex teniente Thalia Grace —Hablo una voz a sus espaldas, Thalia se dio la vuelta e hizo una reverencia.

—Mi señora

—Es la primera vez en todos mis años vividos que pierdo a una teniente de esta manera —Sonrío e hizo que Thalia levantara el rostro —Espero que encuentres lo que buscas —

—Deseo que las cazadoras sigan siendo tan fuertes y valientes como lo es usted mi señora —Le dio una última sonrisa antes de salir corriendo hacia donde la esperaba su hermano, volver a ser una campistas más no iba a ser sencillo, pero quería disfrutar a su hermano ahora.

—Vamos —Zoë atrajo hacia ella a Bianca y la llevó con las demás cazadoras —Aún no se tomara tu decisión como definitiva —Bianca asintió.

Entraron a la sala de los tronos aún con muchas cosas en sus cabezas recordando el día de ayer, con los sentimientos a flor de piel y muchas conversaciones pendientes. Apolo se presentó en la sala con su pequeño bebé paciente de su mano, este se había movido mucho diciendo algo del suelo, así que el entendió que quería caminar.

—amina, amina —Percy bebé reía tirando de la mano del dios del sol que sólo sonreía ante toda la ternura de su pequeño paciente.

—Si, si, ya vamos —Apolo le seguía lo más rápido que se podía mover el pequeño y llegaron a su trono, sólo que Percy no parecía tener planes de sentarse a leer porque en cuanto el dios lo puso en sus piernas para poder abrir el libro el niño comenzó a llorar —¿Qué pasa? —

—Juelo, juelo —Lloraba moviéndose para que el dios lo suelte.

—Oh, no quieres estar sentado eh —El dios lo puso en el suelo y Percy dejó de llorar comenzando a pasarse las manos en la cara.

—Ven acá —Tritón lo llamo y realizo con algunos peces con agua que estallaban en pequeños estallidos cuando el los atrapaba entre sus pequeñas manos haciéndolo reír —Ahora si puedes leer —

—Veamos, leer —Miró a todos en la sala —O jugar con mi pequeño paciente —Los demás dioses miraron el libro con algo de terror el libro. —Nuestro buen amigo Hermes puede leer este y nuestra linda y hermosa Lina Adara Porque no nos haces el favor de leer los que queden —La nueva cazadora gruño ante esto y Zoë que estaba a su lado la empujo para que no dijera nada más.

—Yo no... —Zoë la empujo casi haciéndola caer y apretó su brazo.

—Dice que ella leerá los capítulos que quedan con mucho gusto —La miro con intención y Lina Adara trago saliva sintiéndose más pequeña que antes lo que por supuesto no le agradaba, miro el libro entre las manos de Hermes sintiendo una descarga de calor. Apolo le sonrío demasiado amable dejando que sufra por su futuro próximo, mientras él se convirtió en un niño pequeño de unos cinco años y fue a jugar con el bebé Percy.

—Bien capítulo 10 Me cargo unas cuantas naves espaciales —Leyó Hermes y medio gruño Lina cuando comenzó la lectura sentándose en su lugar. Hermes miro de nuevo al libro y luego a los demás —¿Qué son naves espaciales? —

—Es un vehículo diseñado para poder explorar el espacio exterior —Explicó brevemente Malcolm con el ceño ligeramente fruncido porque su madre también se vio interesada en eso.

—Las naves creo que hasta la fecha son sólo algo que vive en las mentes de los semidioses de esta época —Annabeth frunció el ceño —No será hasta 1961 que será revelada la primera nave espacial y puesta en el espacio, por ahora sólo existen previos experimentos a ese. Incluso los satélites artificiales para obtener las primeras lecturas de algunos de los compuestos químicos que existen en las distintas capas con las que está recubierta la tierra —

—Posteriormente fueron lanzados más satélites que también permiten la comunicación entre todo el mundo y otros fueron equipados para tomar las primeras fotografías del espacio exterior e incluso de otros planetas —Termino por decir Sophia.

—No olviden que muchos legados de Hefestos hicieron esto posible, incluso algunos siguiendo los pasos de Arquímedes del cual se tenía muy pocos de sus planos, pero que aún así no las hemos ingeniado para perpetuar su legado a la actualidad —Acotó Leo moviendo entre sus manos algunas piezas que pronto las hizo volar por la sala de los tronos.

Octavian se estremeció viendo al pequeño aparato tenía recuerdos vagos de lo que había sucedido el día anterior y un artefacto en especial era el que más vibraba en su cabeza de color azul moviéndose por el suelo, sólo que no recordaba exactamente lo que era. Sin embargo había algo de lo que estaba seguro y era que nunca en su vida se iba a acercar a una serpiente, ni a internarse en un bosque.

Después de la breve explicación de que era una nave espacial Hermes continuó con la lectura, mientras Lina Adara se quedaba pensando en cómo le serviría uno de esos aparatos en ese momento para salir de ahí sin contemplaciones. Temia mucho por su cuello ahora que podía morir en serio, no como la vez anterior cuando en vez de morir se convirtió en un Dios inmortal, vaya deseo inútil si es que le preguntaban ahora porque de nada le había servido, puesto que una vez más seguía en ese limbo del que se librará muchos siglos atrás.

Crucé el Mall pitando, sin atreverme a mirar atrás, y me metí disparado en el Museo del Aire y el Espacio.

—Oh si, mi hijo corre de Zombis que lo quieren muerto, no lo recordaba —Mencionó en un tono sarcástico Poseidón recostado contra su trono. —Al menos no lo está persiguiendo un León de Nemea, o un gigante que me tenga odio, supongo que debo dar gracias por eso —

—Al menos ha llegado al otro lado vivo, dale algo de crédito —Se burlo un poco Hades para que Poseidón se distraiga de las no miradas que le estaban dando los del futuro, ay la que les esperaba.

—Si, le daré el crédito de matar a su padre inmortal —Poseidón suspiro y miro al bebé Percy que jugaba con Apolo y Tritón corriendo de un lado a otro, ellos detrás de los peces hechos de agua y el otro haciéndolos. El dios del mar se preguntaba si se podía quedar así toda la vida, pequeño y sin darle mayor problema, luego miro a sus otros hijos que estaban torturando a sus amigos con preguntas, ojalá todo se detuviera justo ahí sin peligros, sin preocupaciones, sabía que no era posible aún así se valía soñar.

Me quité la gorra de invisibilidad en cuanto crucé la recepción.

—Bueno con Zombies persiguiendole por su olor de mucho no le iba a servir —Comento Demeter mirando a sus hijas que parecían molestas por alguna razón y tenían a dos hijos de Hermes con las cabezas agachadas a uno de sus lados, como si hubieran recibido el regaño de su vida. ¿Qué sucedió entre ellos?

—Gracias por los ánimos hermana —Replicó Poseidón pasando sus manos por su rostro.

—No hay de que —Contesto ella muy alegre, el dios sólo sacudió la cabeza.

Hera comenzaba a sentirse cansada y fastidiada, eso que sólo iniciaba el capítulo, miro a su lados una vez más estaba entre Atenea y Zeus, la una que tenía el ceño fruncido en concentración como si intentara develar todos los secretos del universo mirando a la nada y el otro susurrando canciones melancólicas que a veces les cantaba a sus amantes como si eso fuera lo mejor para soportar el dolor de la lectura. Bah, nada de eso le interesaba, sólo quería que la dejen de vigilar tanto para poder llevar a cabo su nuevo plan, uno que apenas maquinaba y aún así ya estaba viendo a quienes usar para este.

La parte principal del museo era una sala gigantesca llena de cohetes y aviones colgados del techo. Por todo el perímetro discurrían tres galerías elevadas que permitían observar las piezas expuestas desde distintos niveles.

—Debe ser un lugar muy interesante —Murmuró Atenea muy interesada en todo lo que había en ese museo, oh como le gustaría poder verlo en ese mismo momento, no obstante tendría que esperar un poco más para poder ver todo lo que sus legados y los de Hefestos más algunos otros de los demás dioses podrían llegar a realizar.

Tritón miro en su dirección con una ligera sonrisa que pronto fue borrada por un dolor punzante en su cabeza. La herida que se hiciera ayer puede que haya sido un poco más profunda de lo que quisiera confiarle a Apolo, apenas había dejado que haga una leve limpieza por encima y prometió que estaría bien, quizá necesitaba una revisión más exhaustiva, tal vez hubo algo que se encajó ahí cuando cayó, no lo sabía.

Sólo alguien faltaba en la sala y Dionisio no podía estar más que preocupado por ello. El dios del vino mordía su labio inferior oculto detrás de su revista de vinos preocupado por lo que pasara ayer, sabía que no verla era sinónimo de peligro, esperaba que no hubiera hecho nada al menos Atenea parecía bien.

No había mucha gente. Sólo algunas familias y un par de grupos de niños, seguramente de excursión escolar.

—Esas excursiones son las mejores —Murmuró una hija de Hecate.

—Porque miras el exterior y pierdes clases —Le siguió un hijo de Hebe a su lado, los dos soltaron risitas muy de acuerdo con eso.

Habría querido gritarles que echaran a correr, pero pensé que no lograría otra cosa que acabar detenido. Tenía que encontrar a Thalia, Grover y las cazadoras. En cualquier momento tipos-esqueleto irrumpirían en el museo, y mucho me temía que no se decantarían por la visita guiada.

—Desafortunadamente no —Susurro Nico aún ansioso viendo a Bianca que estaba sentada entre las cazadoras a pesar de que ya no era una de ellas ¿Es que acaso planeaba dejarlo una vez más por ese grupo de niñas Scouts? Esperaba que no, puede que el aún estuviera resentido con su hermana por su primera decisión, pero aún la deseaba a su lado.

Tropecé con Thalia. Literalmente. Yo subía a toda velocidad por la rampa que llevaba a la galería más alta y choqué con ella con tal fuerza que la dejé sentada en una cápsula Apolo.

—Tsch —Zeus dejó escapar un leve quejido de dolor, su trasero o el de su hija en todo caso había recibido un fuerte impacto gracias a la caída. Hera a su lado no dijo absolutamente nada a pesar de que ella sentía el dolor de Percy y que el sudor por el esfuerzo de correr estaba presente en su frente, ella actuaba como si nada la perturbara ¿Cuánto más podría resistir sin decir nada? No lo sabría.

Grover dio un grito de sorpresa.

—Más bien un grito de espanto ¿no? —Murmuró Julia hija de Hermes viendo con una sonrisita burlona a Grover, él se ruborizo hasta las orejas.

—Por supuesto que no —Se defendió el sátiro, aunque puede que ella tuviera un poco de razón en eso. Pero en ese momento no lo podía asegurar, porque en realidad estaban pasando muchas cosas en el libro y en la sala de los tronos que a más de uno cargaba sobresaltado, en especial con todo lo que había sucedido el día de ayer.

Antes de que pudiese recuperar el equilibrio, Zoë y Bianca me apuntaban ya con sus flechas (los arcos habían surgido como de la nada).

—Beneficios de ser cazadora —Sonrió Zoë mirando a Bianca, ella sólo parpadeo aunque pudo sentir la intensa mirada de alguien más. Si, Nico le estaba mirando a ella y a Zoë, vaya que la decisión de Bianca era importante no sólo para ella.

Cuando Zoë me reconoció, no pareció muy deseosa de bajar el arco.

—No debí estarlo —Sonrío sin importarle las malas miradas de algunos de los chicos —Él sabia de antemano que no era de mi agrado ¿Por qué habría de cambiar mi actitud de la nada? —Más de uno gruño, así era ella no podían negarlo, Percy no le agradaba en un principio y menos que se apareciera ahí de la nada, tenía razón para querer darle con sus flechas.

-¡Tú! ¿Cómo osas presentarte aquí?

—Pues con toda su insolencia —Se encogió de hombros Leo antes de soltar en la sala una bola a la que le salieron alitas y se fue a posar sobre el lugar en el que Apolo y Percy seguían jugando junto con Tritón. Probablemente tomando fotografías de ellos para tener mercancías y futuras evidencias para chantajear a Percy sobre lo adorable que era de bebé.

Zoë le dio una mirada de una ceja alzada a Leo que se había atrevido a hablar y este sólo sonrió de vuelta como si no le importara morir por una flecha gracias a su comentario, aún así la cazadora no hizo nada sólo miro a la libélula y Leo sonrío, quizá y sólo quizá tenía una nueva clienta.

-¡Percy! -dijo Grover-. ¡Gracias a los dioses!Zoë le lanzó una mirada fulminante y él se sonrojó.

Zoë miro ahora a Grover y este se sonrojo como en el libro murmurando algo sobre sólo yo me puedo meter en estas situaciones por abrir mi gran boca y sin abrirla también.

-Bueno... eh... Cielos, se supone que no deberías estar aquí.

—Pero estaba muy agradecido de que este ahí —Grover suspiro aliviado, Quiron a su lado le dio leves golpes en la espalda sonriendo. Era demasiado notorio que Grover le tenía un gran cariño a Percy, después de todo era una de las personas que más creyó en él cuando los demás le daban la espalda y su mejor amigo.

-Luke -dije, tratando de recobrar el aliento-. Está aquí.

La cólera en los ojos de Thalia se disolvió en el acto. Se llevó una mano a su pulsera de plata.-¿Dónde?

Zeus parpadeo un poco desorientado por la mezcla de emociones que tenía su hija en el libro, se suponía que debía odiar al tal Luke, pero no lo hacía ¿Qué le sucedía? ¡Él había matado su árbol! ¡Intento acabar con ella! ¡¿Por qué se estaba comportando así?! ¡¿Por qué deseaba verlo?! Era ilógico para él que su hija haga esas cosas y está mezcla de emociones como si en parte deseara ver a ese muchacho que le hizo daño y una profunda tristeza en vez de desear que el no exista. Simplemente las emociones de una adolescente eran demasiado incomprensibles para el ex dios de los cielos.

Les conté lo del Museo de Historia Natural: la escena entre el doctor Espino, Luke y el General.-¿El General está aquí? -Zoë parecía consternada-. Imposible. Mientes.

—Pues no estaba mintiendo —Murmuró Poseidón sobando sus sienes con sus dedos.

—Él estará bien cariño —Trataba de calmarlo su esposa sobando levemente su hombro, ella sentía que si el chico hacía algo más loco su esposo tendría un desmayo divino.

-¿Por qué iba a mentir? Escucha, no tenemos tiempo. Hay guerreros-esqueleto...-¿Qué? -preguntó Thalia-. ¿Cuántos?

Hades puso ceño con su hija ahí no debían tener mayor problema con esos guerreros esqueletos aunque si ella aún no sabía de su poder puede que esos si les dieran más de un problema. Bianca por su parte se miraba las manos aún pensando en su decisión, estaba cómoda con las cazadoras, las consideraba familia sólo que ella tenía una familia, un hermano y ahora una hermana de parte romana ¿Qué haría?

-Doce -dije-. Y algo más todavía: ese tipo, el General, ha dicho que había enviado a un «compañero de juegos» para distraeros. Un monstruo.

—Que hermoso compañero debe ser —Dijo en tono sarcástico Hermes y más de uno hizo una mueca, si que iban a jugar de lo lindo entonces porque dudaban que fuera un monstruo chiquito.

—Si, si sólo era un gatito —Soltó Thalia sin pensarlo y todos se la quedaron mirando, Grover estaba temblando mientras recordaba al "gatito" y Zoë tenía una mueca de molestia ante esto.

—Un gatito —Susurró Luke con el ceño fruncido ¿Qué gatito? Comenzó a repasar los monstruos que se sabía y sólo uno concordaba con aquello, vaya que estaría en problemas próximamente y ahora entendía más el porque le odiaban.

—Qué no sea lo que pienso —Murmuró Poseidón mirando las caras que habían Thalia y Grover, no eso no iba a ser agradable.

Thalia y Grover se miraron.

-Estábamos siguiéndole el rastro a Artemisa -dijo Grover-. Casi habría jurado que conducía aquí. Hay un intenso olor a monstruo. Debió de detenerse por aquí cuando buscaba a esa bestia misteriosa. Pero aún no hemos encontrado nada.

Artemisa tenía el ceño levemente fruncido en concentración había estado un poco distraída mirando a su hermano que ahora si se comportaba como lo que era en ese momento, un niño de cinco años, ahora que lo pensaba era probable que ella en ningún momento estuviera ahí lo que si podía haber sucedido era que el General usara alguna de sus prendas para dejar un rastro falso. Eso no pintaba bien para ninguno de los que estaban en la misión.

-Zoë -dijo Bianca, nerviosa-. Si es el General...

-¡No puede ser! -espetó Zoë-. Percy habrá visto un mensaje Iris o alguna clase de ilusión.

—Pues no creo que fuera eso Zoë —La diosa de la caza miro a su general que sólo se limitó a asentir. Ahora ella si creía en lo que dijera el muchacho, pero en el libro todavía tenía dudas de eso además que prefería que fuera mentira todo lo que el decía.

-Las ilusiones no resquebrajan un suelo de mármol -le dije.

Zoë respiró hondo, tratando de serenarse. Yo no sabía por qué se lo tomaba como algo personal, ni de qué conocía al General, pero supuse que no era momento de preguntar.

—Es una de las personas que mejor debe conocerlo —Habló Demeter mientras su rostro estaba descansando sobre una de sus manos que estaba apoyada en el descanso de su trono, ella se deleitaba con la vista del pequeño Percy que ahora corría alegre por el pasto que ella estaba haciendo crecer. Si, era definitivo ellos preferían cualquier distracción a tener que escuchar la terrible noticia de que ese titán estaba libre de eso.

—Te tengo —Apolo abrazo el pequeño cuerpo de Percy y este río dejándose caer contra el suelo y llevándose al de cinco con el mientras reía. Tritón sólo los miraba sentado desde el suelo, sabía que Demeter hizo aparecer el pasto por lo que era bastante cómodo.

—Tu mini novio, se ve adorable—Susurro Piper a Annabeth que se sonrojo levemente y la miro con el ceño fruncido.

—Piper en esa edad Percy no era mi novio, deja de decir esas cosas voy a parecer pedófila si sigues con eso—Piper se río de su amiga que al menos esta mañana parecia de mejor humor que en la pasada, debió haber tenido una noche tranquila era todo lo que podía pensar la castaña. Y era la verdad esa noche no había tenido pesadillas de ningún tipo, seguramente porque sus sueños eran con relación con algo de su presente y no de su infancia.

-Si eso de los guerreros-esqueleto es cierto -dijo por fin-, no hay tiempo para discutir. Son los peores, los más horribles... Debemos irnos ahora mismo.

—Si, salgan de ahí por favor—Poseidón se puso de pie en toda su imponente forma humana y camino hasta donde el bebé Percy jugaba entretenido con una bola de agua, se arrodillo delante de él—Hola bebé—Los ojos vivaces de Percy se centraron en él, ojos puros e inocentes que nunca habián sufrido la crueldad del mundo y que apenas lo comenzaba a tratar.

—Papá—Soltó la pelota con la que estaba jugando y corrio hacia el hombre con los brazos abiertos y el lo recibió de la misma forma, su sonrisa con apenas algunos dientes demostraba todo el cariño que podia hacia el dios de los mares. Este lo levanto entre sus brazos y lo acurruco en ellos como si lo quisiera proteger de todo mal en ese mundo. Lo que probablemente era la verdad sobre ese abrazo.

—Me asegurare de darte un futuro mejor—Susurro llevándose al pequeño Percy entre sus brazos seguido de un pequeño Apolo que no estaba dispuesto a alejarse de Percy bebé, así que tomo la esquina de la camisa hawaiana que cargaba Poseidón y camino a su lado.

Anfitrite moría de ternura viendo a su esposo con los dos pequeños caminando de regreso a su asiento, o al menos murió de ternura hasta que se dio cuenta que Tritón no los seguía daba la impresión de que el dios mensajero de los mares no había tenido una buena noche. Se había quedado recostado sobre el pasto con los ojos cerrados tratando de dormir, eso sólo preocupaba a la diosa de las aguas pacíficas.

-Buena idea -asentí.-No me refería a ti, chico -agregó Zoë-. Tú no tomas parte en esta búsqueda.

Todos se quedaron mirando a Zoë estaba bien que el se estuviera metiendo en una misión, pero ella tampoco tenía porque decir esas cosas. Ella no dijo nada sólo se sentó recta y orgullosa, ellos actuaban como si en el caso de ella todos fueran a actuar mejor cuando muchos sabían que no era así, porque así eran la mayoría de los seres humanos, mestizos y hasta seres de la naturaleza; juzgaban a los demás cuando ellos mismos podían cometer ese error.

-¡Eh, que estoy haciendo lo posible para salvaros!-No deberías haber venido, Percy -dijo Thalia gravemente-. Pero ya que estás aquí... Venga. Volvamos a la furgoneta.

—Bueno, al menos no lo dejaste ahí tirado —Murmuró Jason a su hermana, ella le miro extrañada por ese comentario —Es que no se ve que se llevaran bien —

—Porque es un sesos de alga, aún así no lo iba a dejar ahí tirado a su suerte puede que no nos lleváramos, sin embargo seguía siendo un chico en peligro no podía dejarlo ahí —Contestó Thalia en un susurro con la frente arrugada en concentración, ella podía hacer muchas cosas como discutir y pelear con Percy, pero al final del día el seguía siendo muy importante para Annabeth en ese entonces, ahora también lo era para ella no podía simplemente dejar que lo mataran sólo porque era un chico. Le parecía irrisoria la idea de dejar morir a alguien sólo porque no es una chica, ellos no tenían la culpa del sexo con el que nacían era sólo genética.

-Esa decisión no os corresponde a vos -replicó Zoë.

—¿Por qué no habría de corresponderle? También era su misión —Cuestiono Perséfone mirando a la teniente que en ese momento no ponía mayor atención a la lectura.

—En ese momento, debo estarme considerando la líder de todo el grupo como lo soy de las cazadoras, así que la última palabra la tomaba yo —Justifico Zoë en cuanto se dio cuenta que hablaban con ella, Thalia la miro desde su asiento negando con la cabeza.

La verdad era que las dos podían llegar a ser muy cabezas duras, quizá por eso chocaban tanto ninguna quería que alguien más mandara sobre ellas o los grupos que lideraban.

Thalia frunció el entrecejo.-Tú no mandas aquí, Zoë. Y me da igual la edad que tengas. ¡Sigues siendo una mocosa engreída!

Zoë miro a Thalia con una ceja alzada y las demás cazadoras también miraron a la ex teniente, ella sólo sonrió con arrogancia después de todo había sido una de las pocas personas que le había dicho lo que pensaba a Zoë en la cara y no había demostrado temor al hacerlo. Bueno eso y que Zoë no la atravesó con una flecha como hacia con aquellos que querían replicar sus opiniones.

-Nunca has demostrado sensatez cuando se trata de chicos -refunfuñó Zoë-. ¡Nunca has sabido prescindir de ellos!

—Tú tampoco sabías como hacerlo —Refunfuño Lina Adara por lo bajo y cuando se dio cuenta que Zoë le había alcanzado a oír quiso cortarse la lengua.

—Pero lo aprendí, a traiciones para mi desgracia y esperaba que ella lo entendiera sin ello —Espetó la teniente dándole una mirada de muerte a la cazadora lo mismo que hacían las otras a su alrededor —Y espero que tu llegues a entender todo lo que has hecho mal hasta este punto de tu vida araña azul —Sonrío viendo la cara de terror que tenía Lina Adara, estaba pálida. Zoë sólo se dio la vuelta mirando al frente para seguir oyendo la lectura.

Thalia parecía a punto de abofetearla. Y entonces nos quedamos todos helados: se oyó un rugido tan atronador que pensé que había despegado uno de los cohetes.

—No creo que fuera uno de los cohetes —Murmuró Malcolm que se sentía extraño, ser un niño había sido fácil había jugado con todos y no se peleó con nadie sólo que ahora siendo adolescente de nuevo las cosas no eran tan fáciles pues sus amigas y pequeña hermana parecían peleadas entre sí. Lou Ellen por su lado, Kayla por el suyo y Sofía con el ceño fruncido sentada delante suyo ¿Qué les pasaba? Nadie lo sabía y lo peor es que Malcolm no tenía idea de que era su culpa, tampoco sabía cómo solucionarlo.

Abajo, varias personas gritaban. Un niño pequeño chilló entusiasmado:-¡Kitty!

Poseidón comenzaba a sudar con los pequeños jugando con su cabello, no sabía si por las travesuras que hacían ellos con su preciado cabello o por lo que estaban leyendo en el libro. Fuera cual fuese la razón, estaba seguro de algo estaba teniendo un infarto divino y aún no le contaban toda la lucha.

Una cosa enorme saltó rampa arriba. Era del tamaño de un camión de mercancías, con uñas plateadas y un resplandeciente pelaje dorado. Yo había visto una vez a ese monstruo. Dos años atrás, lo había divisado brevemente desde un tren. Ahora, visto de cerca, parecía todavía más grande.

—Que deje de describirlo —Poseidón pasaba sus manos por su cara.

—Tranquilo tío P, estoy seguro que Percy supo como lidiar con todo esto —Apolo sonaba relajado quizá porque jugaba con el cabello de su tío aún luciendo cinco años y Percy estaba poniendo pinturas de colores con sus regordetas manos sobre el cabello de su padre —Ya esta este lado —El pequeño Percy chilló de felicidad.

—Lindo cabello tío P, creo que deberías preocuparte más por tus peluqueros que por lo del libro —Poseidón parpadeo ante lo que dijo Hermes, miro a los lados notando que Percy las tenía sucias de muchos colores y luego a Apolo que tenía cintas de tela en las suyas con una tijera en su bolsillo.

El dios de los mares suspiro, si eso no sonaba tan mal como en la lectura le hizo una seña a Hermes para que siga leyendo mientras le hacía cosquillas a sus peluqueros que se rieron, después de todo el cabello tenía solución.

-El León de Nemea -dijo Thalia-. No os mováis.

—Bueno, que al parecer Percy tiene una suerte bárbara al encontrarse de nuevo con él —Murmuró Leo, había tenido tan lindos recuerdos con su madre del día anterior siendo un niño de cinco años cuando aún la podía ver todos los días y ahora sólo tenía recuerdos borrosos de ella y su sonrisa. Aunque estaba claro que con el suceso de ayer se habían aclarado podía verla en la cocina moviendo lo que estuviera cocinando al ritmo de una melodía de la radio, como la amaba y extrañaba —Todo debe salir bien, bien, bien —Se comenzaba a repetir una y otra vez porque entonces no la perdería.

El león rugió con tal fuerza que me puso los pelos de punta y casi me hizo la raya en medio. Sus colmillos relucían como el acero inoxidable.

Algunos se rieron por lo bajo de lo que decía Percy, aunque ellos habrían estado igual o hasta peor al ver semejante animal delante de ellos y más si los tenía en la mira como su almuerzo. Al oír lo de los colmillos algunos se estremecieron.

Artemisa por su parte tocaba su barbilla cazar un León de Nemea no iba a ser sencillo, con sus cazadoras apenas podían con él y eso que eran varias y ahora ellos apenas eran cinco con un lugar algo lleno de gente, las máquinas esas que mencionaban podían ser de ayuda, pero aún así. Miro a su teniente y a su ex teniente, la pelea entre ellas en el libro podáis ser contraproducente aunque con el muchacho ahí quizá no estaría tan mal, ahora quería escuchar que se les ocurrió para acabar con ese enemigo.

Y un rubio le miraba de vez en cuando mientras aguantaba la perorata de sus ahora más pequeños hermanos cuya curiosidad era más grande que sus cuerpos y querían entender hasta la más mínima cosa. Puede que Teseo hubiera dejado su etapa de cero ropa, pero la de preguntas quedaba claro que no se le había pasado porque Perseo estaba teniendo una jaqueca terrible con su voz aún infantil preguntando por todo y Aquiles no estaba mejor con un Belerofonte haciéndole ojitos para que le responda sus preguntas.

-Separaos cuando dé la señal -dijo Zoë-. Intentad distraerlo.

-¿Hasta cuándo? -preguntó Grover.-Hasta que se me ocurra una manera de matarlo. ¡Ya!

—Sospecho que si de verdad esperaban eso iba a tardar un rato —Murmuró Orión mirando a Zoë que tenía el ceño ligeramente fruncido como si estuviese frustrada con el resultado incluso sin saberlo ¿o ella lo sabía? Seria raro que lo supiera si ella no estaba ahí en ese momento, era su yo del futuro quien estaba ahí aunque... Orión sacudió la cabeza estar con sus hermanos le estaba haciendo perder la razón, ojalá se callaran cinco minutos.

—¿Y entonces esas cosas vuelan? ¿Cómo las estrellas? —Teseo sonaba tan emocionado y con los ojos brillantes que hacían Perseo contestarle cada pregunta aunque estuviera cansado ya.

—Si, no tanto como las estrellas pero si —Admitió y vio la brillante sonrisa de su amigo de ahora sólo doce años que aún no perdía toda la inocencia de esa edad. Era tan dulce verlo así y sin cargar culpa alguna sobre sus hombros.

Destapé a Contracorriente y rodé hacia la izquierda. Silbaron varias flechas y Grover se puso a gorjear un agudo pío-pío con sus flautas. Zoë y Bianca treparon por la cápsula Apolo.

—¡Tiene mi nombre! —Chilló Apolo de cinco años —¡Un cohete tiene mi nombre! —Grito lo más fuerte que pudo, todos tuvieron que cubrirse los oídos y más que nada los del pequeño Percy que lloró cuando lo alcanzó a oír —Lo siento bebé —paso sus manos por las mejillas regordetas del bebé y este sólo hacia pucheros.

—Pero porque ponerle su nombre a esa nave voladora —Interrumpió Hefestos intrigado por todo esto de las naves espaciales.

—Muy pronto comenzarán las investigaciones para querer ir al espacio, porque es algo que siempre ha atraído la atención de los mortales y semidioses, con esto trajo programas que comenzaron a desarrollar equipos para que las personas pudieran ir más allá del espacio —Comenzó a explicar Jake Mason.

—Uno de esos programas fue el Programa Mercurio, el primero en proponer llevar al hombre al espacio entre el año 1961 y 1963, aunque ya se venía poniendo por escrito desde 1958 justo un año y algo después de que la unión Soviética pusiera en órbita el primer satélite artificial —Siguió diciendo Nissa.

—Y así comenzó la curiosidad por ir más allá de los límites a los que podían llegar, quizá poder ver todo el universo que nos rodeaba con nuestros propios ojos y no sólo por fotografías, por lo que se construyó el cohete Saturno que usaba combustible líquido para poder funcionar teniendo varias partes en las que se diseccionaba al llegar al espacio, fue esta la base que se usó para construir el cohete Apolo —Termino diciendo Malcolm —Y si varios de sus legados, tanto de mi madre como del señor Hefestos —Señalo a los dos.

—Y la historia de como llegaron casualmente a ese nombre fue porque un legado de Mercurio comenzó a conversar con los demás del programa, su nombre Silverstein, quien recordó que el dios del sol manejaba un carro por todo el cielo y que eso era precisamente lo que querían lograr —Prosiguió Annabeth —Revisaron su historia encontrando que tenía muchas más cualidades como el tiro al arco y demás, por lo que decidieron que era un buen nombre para el cohete, también lo determinaron así en honor a los primeros astronautas que desafortunadamente fallecieron por fallas en el panel de control que produjo un incendio —

Los dioses se sintieron incómodos por más que no les guste esto así era a veces el progreso significaba que algunos debían quedar en el camino, así eran incluso ellos porque esos eran los sacrificios que se hacían en aras del avance, uno cruel, pero de los fallos es como se aprendía hasta perfeccionar todo. La lectura siguió porque no podían detenerse ahora si es que querían que los nuevos sacrificios del futuro sean mínimos.

Le disparaban flechas incendiarias al monstruo, pero todas se partían contra su pelaje metálico sin hacerle nada.

—No iba a ser tan fácil de destruir eso es evidente —Mascullo entre dientes Lina Adara su mente hilaba una y otra vez como es que Zoë supo lo del robot araña ¿o era sólo artimaña de ella para que el diga que lo hizo? ¿Era eso? Entonces probablemente ya había caído ¿Lo había hecho? ¿Demostró nerviosismo? No, no lo había hecho quizá Zoë había oído a Octavian eso tenía que ser.

El león le asestó un golpe a la cápsula, ladeándola, y las cazadoras salieron despedidas.

—Bien —Lina quería burlarse de las cazadoras lo más que pudiera, pero su interior se estaba interponiendose comenzando a tener un murmullo que decía que eran sus hermanas. No, no lo eran sólo eran un montón de niñas que creían que podían contra el mundo solas si claro, ellas no comprendían que sin un hombre no podían hacer nada.

Recibió un golpe accidental de parte de Zoë aunque ¿De verdad fue accidental? Ella había movido su brazo hacia atrás según acomodando su arco y golpeado su cabeza justo cuando ella había pensado en una cosa machista, esto estaba muy raro.

Grover cambió de tercio y se puso a tocar una melodía frenética. El león se volvió hacia él, pero Thalia se interpuso en su camino con la Egida y la fiera retrocedió rugiendo.-¡¡Grrrrrr!!

—La va a matar —Zeus se llevó una mano al pecho podía sentir que ella tenía un grado de miedo sólo que lo empujaba al fondo y se llenaba de ira, sólo que el miedo que Zeus de por si ya tenía de que posiblemente su hija pudo ser comida de León y que no era la primera vez que pasaba si le sumaba eso, además que Thalia no era súper fuerte como Hércules era casi una niña. Si, puede que lo de ayer y el de hoy estuviera afectando bastante su interior ver a su hija adolescente jugar con su pequeño hermano cuidarlo como una mamá leona en vez de jugar con los demás niños de su edad, recordar que probablemente así fue su infancia o quizá un poco más cruda. Todo en el estaba siendo doloroso.

-¡Atrás! -gritó Thalia-. ¡Atrás!

El león gruñó y dio un zarpazo al aire, pero continuó reculando como si el escudo fuera un fuego abrasador.

Hera respiraba entrecortado nunca había sentido el terror al punto que lo estaba sintiendo en este momento era como si sus emociones las del muchacho más bien se intensificarán en su interior. El sentía todo a su alrededor como una simple presa que estaban por atrapar, un juego que sabía que en algún punto iba a perder sólo que no lo haría sin dar pelea, las manos de Hera estaban hechas puño con las uñas enterándose en su palma con el recuerdo del bebé Percy de seis meses y ahora el niño de dos años que jugaba tranquilo con su padre picaban en su mente comenzando a crear un agujero de sentimientos. Porque ella debía aborrecer a ese pequeño ser, tenía que hacerlo porque nació fuera de sus dominios era un bastardo.

Eso fue a lo que se aferro para detener los sentimientos que comenzaban a causar estragos en su interior, recordarse que el sólo era una muestra de una infidelidad de su hermano Poseidón una abominación que no debió nacer desde un principio y una que podía acabar con todos los presentes en cualquier momento. Ella, sólo ella veía la amenaza latente que era ese ahora pequeño niño que hacía burbujas de saliva con su boca chillando y riendo descontrolado, tenía que acabar con él antes de que los acabara.

Por un momento creí que Thalia lo tenía controlado, pero entonces vi que el león se agazapaba con todos los músculos en tensión. Yo había visto muchas peleas de gatos en los callejones que había cerca de nuestro apartamento en Nueva York. Sabía que estaba a punto de saltar.

—No era el único que lo sabía —Murmuró Thalia estremeciendose recordando que se aterrorizó de ver como el León se agazapaba ya se veía siendo la merienda de él y sólo esperaba que algo distrajera al gran gato, menos mal si sucedió.

-¡¡Eeeh!! -grité con todas mi fuerzas.No sé en qué estaría pensando, pero arremetí contra la bestia. Lo único que quería era alejarla de mis amigos.

—No me mires así Annabeth —Thalia giro el rostro hacia un lado evitando ver a la rubia.

—¿Así como? ¿De forma acusatoria diciéndote que de verdad Percy te apreciaba aunque no lo dijera y te veía como una amiga aunque para ti era un enemigo? ¿De la forma de te dije que Percy te protegería aún si tu no lo querías? Dime cómo no debo mirarte Thalia —Annabeth la miraba esperando una respuesta de parte de ella, nunca había entendido del todo porque ella tenía esa rivalidad con Percy ahora podía ser que le quedara un poco más clara, no era sólo porque se parecieran tanto en carácter era porque Percy iba a hacer algo que ella no podría hacer salvar justo a la persona que menos lo quería sólo porque se veía en ellos.

Thalia se negó a mirarla si ella lo aceptaba, quizá nunca podría salvar a alguien que le caía mal, pero ya era suficiente sentirse culpable sin tenerlo ahí para poder enmendar un poco de lo que hizo como para que ella se lo recordara. Sin embargo era culpa de él todo esto, el tenía que estar ahí para también recibir esa mirada no tenía que ser el pequeño Percy quien este ahí leyendo ese libro si no el idiota versión adolescente al que adoraba molestar al punto en que se querían matar con sus poderes.

—Thalia ¿Estás bien? —Jason la miro a los, ella podía verse en el reflejo de sus ojos ¿Cuándo la mirada de su hermano había cambiado tanto? Ah si, justo en el tiempo que no estuvo para él ahora su hermano era un desconocido para ella y por más que ella actuara como su hermana la verdad estaba lejos de eso.

—Si, lo estoy —Susurró parpadeando varias veces tratando de detener las lágrimas que querían escaparse de sus ojos con todos sus sentimientos acumulados ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Era por recordar todo lo de ayer? ¿Esos momentos felices que ya no estaban? ¿Era eso? Paso sus manos por su rostro se sentía mareada.

Le di un mandoble en el flanco con mi espada, un golpe que debería haberlo hecho picadillo, pero la hoja se estrelló contra su pelaje con un ruido metálico y sólo le arrancó un puñado de chispas.

Lina Adara ni siquiera hizo una mueca su mente estaba demasiado ocupada analizando cada movimiento que hizo en esos días y tratar de saber si la teniente la había descubierto en su fechoría o no y si así era ¿Cómo la haría pagar? Tenía que estar lista para lo que viniera esperen ¿lista? ¡Ella no era una mujer! ¡Era un hombre! ¿Desde cuándo pensaban en él como una chica? Comenzó a hiperventilar un poco con esa línea de pensamientos.

El león me dio un zarpazo y me desgarró un buen trozo de abrigo. Retrocedí contra la barandilla y, cuando cargó contra mí, no tuve más remedio que volverme y saltar.

—Ay por nosotros —Ahora era Anfitrite quien estaba al borde de un colapso como Hestia que se aferraba a su asiento, la verdad esta que se estaban encariñado más de lo debido con el pequeño Percy y sintiendo mucho miedo por su versión futura.

Caí en el ala de un antiguo avión plateado, que se balanceó y no me lanzó por muy poco al suelo, tres pisos más abajo.

—Una jaqueca divina me va a dar —Se quejo Hades entre dientes su niña estaba ahí también metida en esa pelea ya casi podía verla siendo atún para el gato gigante y esta apenas estaba viendo ese mundo que era lo peor.

—Todo va a estar bien —Perséfone acariciaba su espalda con dulzura aunque ella misma no dejaba de mirar de reojo a Bianca como asegurandose que no iba a desvanecerse en el aire o que algún León saltaría en ese momento a atacarla.

Demeter miro a su hija, ella siempre había odiado a los hijos de su esposo, eso estaba comenzando a cambiar por lo que podía apreciar quizá eso de estar mirando a las niñas como lo que eran niñas inocentes comenzaba a calar de a poco en su corazón. La diosa de la agricultura por supuesto siempre había apoyado a su hija en eso de odiar a los niños esos porque eran pruebas de infidelidades de su hermano, sólo que quizá no tenía que fomentar eso en ella, pudiera ser que estaba equivocada después de todo ella misma había caído por un hombre casado como era Poseidón y no había sido sólo su culpa, el la sedujo con su carácter su belleza sus dulces palabras con todo lo que le mostró no podía culpar a las mortales por caer ante un dios cuando ella misma podía caer por uno. Debía hablar con su hija urgente.

Una flecha me pasó silbando junto a la cabeza. El león también saltó y aterrizó sobre el avión. Los cables que lo sostenían empezaron a gemir.

—Gemir —Hablo Afrodita sonriendo traviesa.

—Afrodita por favor —Se llevo una mano a la cabeza Poseidón.

—¿Qué? Sólo repetí la palabra porque me es interesante —Sonrío inocente, pero la verdad fuera dicha la dijo en un tono seductor con el propósito de sacar a todos un momento de lo que fuera que torturaba sus mentes, porque así como ella amaba que todos se excitaran en el amor carnal también adoraba que sus mentes estuvieran tranquilas, odiaba cuando todo se sentía tan tenso como ahora.

Afrodita no se explicaba porque las Moiras habían hecho lo de ayer, ella había aceptado todo como un simple accidente sólo que en realidad no lo creía así, las Moiras no hacían las cosas al azar todo tenía su razón de ser y eso de que todos ellos se hicieran pequeños sin tener conciencia de ello fue tan arrollador como calmante porque había sido hermoso ver a sus hijos en esa etapa, pero el día de hoy parecía que todos habían abierto mucho más que sus ojos aunque lo querían negar.

La fiera se abalanzó sobre mí, así que sin pensarlo me dejé caer sobre la siguiente pieza: un extraño artilugio espacial con aspas de helicóptero.

—Artilugio espacial —Sophia no sabía si reír o querer golpear a Percy por decirle así a un satélite aunque se le hacía un poco divertido que lo llame de esa forma porque era normal que no conociera el nombre de esas cosas ni la historia por la que habían pasado no todos vivían con la cabeza metida en los libros. Y ojalá las dos que querían quitarle a su hermano metieran sus cabezas en un libro en vez de querer llevárselo, ella no tenía hermanos fuera del campamento y tenía un apego especial con Malcolm así que si querían algo con él primero tendrían que vérselas con ella.

Levanté la vista y vi al león rugiendo con las fauces abiertas. Tenía la lengua y la garganta rojas.

—Y le anda viendo la garganta al León —Más de uno se pegó en la frente ante las descripciones de Percy preguntándose como es que podía andar viendo todo justo cuando estaba en peligro de muerte, sin embargo como mestizos debían recordar que ellos siempre andaban alerta ante todo lo que pasara en la batalla beneficios del TDAH.

Ése es el blanco, pensé. Su pelaje era del todo invulnerable, pero si lograba herirle en la boca...

"Así que así fue como se le ocurrió" era lo que pasaba por la mente de Zoë que sólo mostraba una ligera sonrisa dejando desconcertado a más de uno ¿Por qué sonreía? No era la única que lo hacía Thalia y Grover estaban iguales después de todo la idea loca de Percy fue la que los saco de esa situación. El ingenio de él era admirable después de todo no todos podían pensar sobre la marcha un plan.

El único problema era que se movía demasiado deprisa. Entre sus garras y sus colmillos, no podría acercarme lo bastante sin quedar cortadito en lonchas.

—Tiene un punto —Murmuró Reyna tratando aún de calcular que es lo que pudo haber hecho para acabar con el León, aunque no era en lo único que pensaba también estaba esa "oveja" descarriada o "espantapájaros" como le llamaba Percy luego de todo lo de ayer se notaba más tranquilo y pensativo, esperaba que la charla de la mañana estuviera ayudando y de verdad el pensara en las cosas más a fondo.

Reyna se había dado cuenta de las miradas que se cargaban Octavian y la cazadora Lina Adara, estaba segura que ellos tuvieron mucho que ver con todo lo que ocurrió el día de ayer en especial con lo que alcanzo a escuchar sobre un "dulce" azul que estaba involucrado en el hecho de que Percy ahora luciera como un niño de dos años y que todos ellos tuvieran la edad que tuvieron. No es que ella no agradeciera haber tenido un buen recuerdo de infancia aunque fuera uno fabricado a destiempo, sólo que las cosas que ahora recordaba antes de los hechos le hacían pensar que eso se pudo haber evitado o al menos era un hecho que pudo haber sido distinto.

Recordaba vagamente ver a Octavian alejarse hacia unos arbustos mientras ella conversaba con otro de los del campamento Júpiter, así que desde que se despertó extrañamente abrazada por su hermana Hylla se había escabullido para conversar con la otra persona que estaba segura sabía más de aquello Zoë Belladona. Entre las dos habían logrado llegar a una conclusión muy acertada, que era que Lina Adara y Octavian estuvieron armando un plan para deshacerse del pequeño Percy el día de ayer sólo que todo se les había salido de las manos con la poción aquella, no querían imaginarse que habría sucedido si la poción no se hubiera esparcido por el lugar, aún así Lina Adara a quien Zoë aseguro que sería la mayor responsable de esto la harían pagar de una forma u otra, de Octavian se encargaría Reyna. La teniente de las cazadoras no le parecía tan mala.

-¡Zoë! -grité-. ¡Apuntadle a la boca!

Todos miraron a la teniente que aún seguían con la ligera sonrisa en el rostro sin decir nada ni a sus cazadoras, sólo Bianca estaba techada hacia adelante absorta con la lectura y deseosa de saber cómo es que la habían librado y quizá preguntándose si de verdad ella estaba lanzando flechas junto con Zoë. Ella no se creía buena en nada, menos en lanzar flechas con el arco vamos que sólo era una niña de doce años había adquirido un poquito de confianza como para mostrar su rostro, pero ser considerada buena para ayudar a matar a un monstruo, no. Así que ahí se quedó mirando el libro esperando a ver como lo derrotaban.

El monstruo saltó. Una flecha silbó a su lado sin acertarle. Me dejé caer en lo alto de la pieza que había expuesta en la planta baja: una reproducción inmensa del globo terráqueo. Me deslicé por territorio ruso y, a la altura del ecuador, salté.

—Deben hacer que abra la boca —Susurraba Piper quien mantenia sus manos aferradas al asiento tratando de prestar atención a la lectura y no a avalancha de sentimientos que le habían surgido desde el día de ayer entendiendo a la pequeña Piper de cinco años que jugó con todo el mundo sin importar nada, incluso con la pequeña Drew a la que no le molesto el color de su piel ni el de sus ojos, ojalá ese sentimiento de que no te interese de donde vienen los demás o lo que tienen o no tienen se mantuviera por siempre, sólo que no era así esas cosas se perdían con el tiempo y los obstáculos comenzaban a aparecer para todos ¿Cómo se volvía a ese punto donde podías hacerte amigos de todos en sólo un instante? No lo sabía.

El León de Nemea dio un rugido e intentó mantener el equilibrio sobre la nave espacial, pero pesaba demasiado. Uno de los cables se partió. Mientras la nave empezaba a balancearse como un péndulo, el león cayó de un salto sobre el Polo Norte.-¡Grover! -grité-. ¡Despeja la zona!

—Pobres mortales, ellos no tienen la culpa de esto —Hestia trataba de lucir tranquila mientras veía su fogata que hoy se veía un poco más apagada que el día de ayer quizá porque esos niños de ayer no tenían los mismos sentimientos de hogar que los adolescentes de ahora, si tan sólo el sentimiento hubiese quedado para siempre en sus corazones estaba segura que hoy todo estaría mejor, sólo que no era así todo había cambiado las emociones de los adolescentes todavía tenían mucho que cambiar para poder definir los adultos que serían, ellos aún tenían un largo camino que recorrer sólo esperaba que fuera uno mejor que con el que llegaron a esa sala.

Varios grupos de niños corrían dando gritos de pánico. Grover trató de reunirlos en un rincón, lejos del monstruo. El otro cable de la nave se partió entonces y ésta se desplomó al suelo con gran estruendo.

Más de uno suspiro aliviado de que nadie saliera dañado con la caída de esa nave, ellos también debían procurar el bienestar de los mortales cuando luchaban contra monstruos era quizá por eso que preferían que los mortales no estuvieran en su camino.

Thalia saltó desde la barandilla de la segunda planta y cayó al otro lado del globo terráqueo. El león nos miró desde el Polo Norte, tratando de decidir a cuál de los dos destrozaba primero.

Zeus tenía el alma en un hilo rogando que no se coman a su hija por favor, el no quería saber lo que se sentía estar en el estómago de un León de Nemea. En especial si el suyo propio estaba revuelto de sólo oír todo lo que pasaba en esa lucha. Y más con la emoción que Hermes leía, definitivamente le iba dar un paro cardíaco al ex rey del Olimpo.

Zoë y Bianca estaban arriba, con los arcos listos, pero tenían que moverse continuamente para buscar un buen ángulo.-¡No tenemos un disparo claro! -gritó Zoë-. ¡Hacedle abrir la boca otra vez!

—Cómo si fuera lo más fácil del mundo —Hylla se reía entre dientes, las cazadoras a veces hacían esos comentarios como si todos tuvieran la experiencia de ellas peleando con monstruos, pero se imaginaba que Zoë estaba un poco desesperada por acabar con el monstruo y por eso decía esas cosas, no la culpaba sin embargo seguía siendo gracioso.

El león gruñó desde lo alto del globo terráqueo.Miré a ambos lados. Una alternativa. Necesitaba...

—Tu puedes Percy —Alentaban algunos desde la sala, como Polux que este día parecía incluso más triste que cuando llegó, el recuerdo de vivir un día de su infancia sin su gemelo había dolido mucho en su interior de verdad ansiaba que por favor todo cambiará para tenerlo a su lado de nuevo.

¡La tienda de regalos! Me había venido el recuerdo de mi visita al museo cuando era niño y de una cosa que le hice comprar a mi madre (aunque luego me arrepentí). Si todavía la vendieran...

—Si todavía vendieran ¿Qué? —Era el comentario general de todos los presentes que se hacían hacia adelante para poder saber que era lo que Percy quería.

—De los juguetes promocionales del fabuloso dios Hermes —Fingió leer el dios hasta que dos flechas zumbaron en los costados de su cabeza —Arty casi me haces dos agujeros —

—Sólo no te atine al centro porque el niño está mirando —Señalo con la cabeza a bebé Percy que bebía su biberón lleno de jugo con la mirada fija en Hermes como todo el mundo —Ahora lee lo que corresponde —

—Ya no dejan a uno hacer una bromita, aburridos —Chasqueo la lengua sacando las flechas de los costados y volviendo al libro.

-Thalia -dije-, mantenlo distraído.Ella asintió.

—Ay no —Si estaba claro que Zeus iba a salir de allí en una camilla directo a la morgue a ser enterrado del paro cardíaco fulminante que le iba a dar ¿Qué si estaba siendo dramático? Si, claramente si estaba siendo dramático si escuchar como un León se quiere comer a tu hija y también sentir como el corazón de ella latía con fuerza por el terror de pelear contra un León gigante era cosa de todos los días, era Zeus exagerando claramente.

Lo apuntó con su lanza y un arco eléctrico azul salió disparado de la punta y fue a darle al león en la cola.-¡Grrrrr!

—Eso más que llamar su atención hará que... —Jason miro a su hermana con una ceja alzada estaba un poco perdida en pensamientos, así que la empujo un poco con el hombro ella se sacudió y lo miro —¿Segura que estas bien? —

—Si, perfecta, lo que no será perfecto es lo que vendrá después en el libro —Señaló hacia Hermes y Jason asintió aún le parecía tan raro que ella actuara así ¿Era porque dejó de ser teniente las cazadoras? Quizá estaba considerando que estar a su lado no era lo mejor, claro el día de ayer había sido genial después de todo ambos eran niños y ella se había esmerado en cuidarlo, sólo que ahora no eran niños los dos eran adolescentes y cada uno tenía su camino uno en el que no estaba el otro. El mismo se perdió en pensamientos ahora.

El animal giró y saltó hacia ella. Thalia se hizo a un lado, sosteniendo la Égida para mantenerlo a raya, mientras yo corría hacia la tienda de regalos.-¡No es momento para souvenirs, chico! -gritó Zoë.

Todos apoyaban a Zoë aunque en su interior sabían que Percy habría corrido hacia allí por una buena razón y no era exactamente por un recuerdo, bastante tendría con las cicatrices que le podía dejar el León en el cuerpo como para recordar esa lucha, pero ¿Qué es lo que había ido a buscar Percy?

Irrumpí en la tienda, derribando montones de camisetas y saltando por encima de mesas abarrotadas de planetas fosforescentes y cacharros espaciales. La dependienta no protestó. Estaba muy ocupada escondiéndose detrás de la caja.

—Al menos se ha escondido —Dionisio miraba aún a los lados tratando de actuar tranquilo ¿Dónde se había metido su esposa? Si quería tomar un paseo perfecto sólo que se estaba demorando demasiado, los demás dioses comenzaban a notar su falta en la sala lo sabía Ares había estado mirando de reojo el trono a su lado vacío y no era el único —Ay Ariadna por mi ¿Qué haces? —Susurraba para si mismo el dios.

¡Allí estaban! En la pared del fondo: aquellos relucientes paquetes plateados. Había estantes enteros con los tipos más variados. Recogí todos los que pude y salí corriendo.

—Oh con que eso buscaba —Comentaron algunos ya sabiendo de que se trataba el asunto con solo esa descripción ahora faltaba saber como los usaría en su plan, sería interesante de ver.

Los dioses por otra parte no sabían de que se trataba así que miraban el libro con curiosidad.

Zoë y Bianca seguían rociando al monstruo con una lluvia de flechas. Pero no servía de nada. El león se cuidaba mucho de no abrir la boca en exceso. Trataba de darle un mordisco a Thalia o de arañarla con sus garras, pero mantenía los ojos apenas entreabiertos para protegerse.

—Por los dioses, si las Moiras querían matarme de un infarto van por buen camino —decía por lo bajo el ex dios del rayo recostado contra un lado del sofá en el que estaban sentados los tres.

—Nunca pensé oírte preocupado por una de tus hijas semidiosas —Murmuró Atenea mirando hacia un lado, Zeus no le dijo nada y Hera menos ella sólo miraba sus propias manos aún encadenadas.

Thalia lo hostigó con su lanza y retrocedió enseguida. El león la estaba arrinconando.-¡Percy -gritó-, si piensas hacer algo...!

El dolor invadió el cuerpo de Zeus y casi queda inconsciente sobre el sofá, apenas entraba algo de aire a sus pulmones viendo con desesperación a Hermes para que siguiera leyendo en vez de estarle mirando como lo hacía.

El monstruo dio un rugido y la barrió de un zarpazo inesperado como si fuese un muñeco, mandándola por los aires contra un cohete de la serie Titán. Thalia se dio un buen golpe en la cabeza y quedó atontada en el suelo.

—Aún recuerdo ese golpe —Thalia se sobo la cabeza justo donde se había golpeado ese día.

—¿Te duele? —Jason acaricio su cabello como si el golpe aún estuviera ahí, Thalia casi se hecha a llorar de su bebé no había nada ya, sin embargo seguía siendo su hermanito.

—No —Susurró sonriendo y le pegó un poco en la mano, el le sonrió de vuelta. Puede que ya no hubiera nada de su pequeño Jason aún así el seguiría siendo su hermanito.

-¡Eh, tú! -le grité al león. Estaba demasiado lejos para alcanzarlo, de modo que me arriesgué y le arrojé mi espada como si fuera un puñal. Le rebotó en un flanco, pero al menos sirvió para captar su atención. Se volvió hacia mí gruñendo.

—Debo agradecerle que apareciera —Se río un poco Thalia por un momento pensó que pronto tendría al León encima suyo, eso no iba a ser lindo.

Quiron en este momento agradecía que cuando los semidioses llegaran al campamento por lo general fueran grandes, porque escuchar todo el verano el ruido que hacían el día anterior no sabia si iba a poder soportarlo.

Sólo había una manera de acercarse lo bastante. Me lancé al ataque y, cuando el animal se disponía a saltar, le embutí entre las fauces una bolsa de comida espacial: una buena ración de helado de fresa liofilizado, envuelto en celofán.

—Tu hijo mío eres un suicida, si, lo eres —Le hacia cosquillas en la barriguita al bebé de dos años que sostenía entre sus brazos mientras le daba su biberón.

—Ta ta papá —Balbuceaba moviendo su mano tratando de agarrar la oreja de su papá aún con el biberón en la boca.

—Son tan lindos a esta edad —Susurraba Apolo aún siendo un niño de cinco años sentado en la pierna de su tío Poseidón mirando al pequeño bebé Percy —Son tan inocentes —Percy lo miro con el ceño fruncido como si no quisiera que lo llamaran así, sólo fue un momento antes de reírse terminando su biberón de jugo.

—Apo —Estiro sus manos hacia el dios Apolo y este lo abrazo entre sus pequeños brazos sintiendo su calor. Si, definitivamente había algo en Percy que despertaba su lado protector y paterno, como si fuera su hijo más pequeño o su legado, en serio debía hablar con Quiron sólo que siempre se olvidaba.

El león abrió los ojos de par en par y empezó a sufrir arcadas, como un gato atragantado con una bola de pelo.

—iugh —Fue un poco lo que dijeron algunos de los presentes, pero bastante alegres de que el León se atragantara.

No era de extrañar. A mí me había pasado lo mismo de niño, una vez que intenté tragarme aquella comida espacial. Una cosa sencillamente asquerosa.

—Uno la compra sólo para saber cómo comen ellos en el espacio, pero hay que asumir que en tierra no sabrá igual que en el espacio exterior, quizá —Hizo una mueca Lou Ellen recordando que ella misma había comprado de esa comida espacial.

—Es comida deshidratada es normal que tenga ese sabor —Aclaro Katie con el ceño ligeramente fruncido luego de decirlo dándole una mirada aún de enojo y reproche a los Stoll, ellos si que la habían hecho en grande con lo de ayer es que como se les ocurría querer hacer eso en pleno comedor lleno de campistas.

—Ya Kit Kat nosotros no sabíamos que todo terminaría así —Travis le hacía pucheros a la chica, esta le dio una mirada aún más molesta haciendo que el agache la cabeza de nuevo.

-¡Zoë, prepárate! -ordené.La gente gritaba a mis espaldas. Grover tocaba otra canción espantosa con sus flautas.

—Que fueron muy útiles —Decía Grover al sentir algunas miradas que cuestionaban sus acciones, ya querían saber cuál era la utilidad de esas melodías.

Me aparté del león como pude. Ahora ya había logrado tragarse el paquete y me miraba con odio reconcentrado.

-¡Hora del aperitivo! -chillé.Cometió el error de soltarme un rugido, así que le lancé otro bocado de fresa espacial al gaznate. Por suerte, aunque el béisbol no era precisamente mi debilidad, yo siempre había sido un lanzador bastante bueno. Antes de que el león dejara de sufrir arcadas, le colé otros dos sabores distintos de helado y una ración de espaguetis liofilizados.

—Eso muchacho ya lo tienes —Ares estaba al borde del asiento escuchando la lucha, la acción y la posible estrategia del muchacho, esto si era buena lectura. Pensar en conflictos era preferible a ponerse a evaluar todo el revoltijo de emociones que eran en ese momento la mayoría de los presentes. Emociones ¿quién las necesitaba? Todo lo que debían necesitar era valentía y acción en sus vidas, nada más.

Los ojos se le salían de las órbitas. Abrió la boca del todo y se alzó sobre sus patas traseras, tratando de evitarme.-¡Ahora! -grité.De inmediato, las flechas cruzaron sus fauces: dos, cuatro, seis. La bestia se retorció enloquecida, dio una vuelta sobre sí misma, cayó hacia atrás y se quedó inmóvil.

—¡Bien! —En la sala celebraban, el bebé Percy aplaudía por la mediana celebración que estaban haciendo todos gritando.

—Lo hiciste bien eh —Apolo le dio un besito en la mejilla al bebé este se río más.

Las alarmas aullaban por doquier en el museo; la gente salía en manada por las puertas de emergencia y los guardias de seguridad corrían de un lado para otro, muertos de pánico, aunque sin entender qué sucedía.

Todos se paralizaron ¿Por qué hacían eso? Era verdad que no podían ver a León de Nemea como un monstruo pero seguro como uno normal si ¿Por qué no habían intervenido en la lucha de ellos? Ahora que lo notaban ningún guardia se interpuso en su camino y ahora se explicaba que estaban aturdidos ¿Qué había ocasionado eso?

Grover se arrodilló junto a Thalia y la ayudó a levantarse. Parecía estar bien, sólo algo aturdida. Zoë y Bianca saltaron desde la galería y aterrizaron a mi lado.

—Con una jaqueca terrible también —Zeus se sentía ya morir después de sentir los golpes de su hija y no quería saber cuando se le juntaran dos de sus hijas no quería saber si su teoría de que sentía lo de las dos era real o no, esperaba equivocarse ¿A quién se le rezaba para que no se cumpla esa teoría? No lo sabía, pero era urgente descubrir a quien.

Zoë me observó con cautela.-Interesante... estrategia.-Bueno, ha funcionado.No me lo discutió.

—No había como hacerlo, han acabado con el monstruo gracias a su astucia —Aquiles ponía una curita en la rodilla de Belerofonte que había estado corriendo con Teseo por la parte de atrás de la sala en lo que escuchaban la lectura y se había terminado cayendo —Ya está —

—Gracias —Belerofonte le sonrió, era tan tierno incluso a esta edad y hacia que el corazón de Aquiles se caliente, extrañaba a su amigo su versión adulta.

El león había empezado a derretirse, como sucede a veces con los monstruos muertos, hasta que finalmente no quedó nada en el suelo salvo su reluciente pelaje, reducido al tamaño de un león normal.

—¡Botín de guerra! —Celebro Ares alzando su puño en el aire como si el hubiera sido quien lo gano. Los mestizos asintieron era un botín de guerra.

-Agárrala -me dijo Zoë.

Me quedé mirándola.-¿La piel del león? ¿No será una violación de los derechos de los animales o algo así?

Algunos golpearon sus cabezas con sus manos, sólo él podía hacer esa clase de preguntas en momentos así.

-Es un botín de guerra -contestó muy solemne-. Os lo habéis ganado con todo derecho.

-Pero lo has matado tú.

—Pero la estrategia ha sido de Percy, por eso se lo has dado ¿verdad? —Cuestiono Artemisa mirando a su teniente.

—Así es, él se lo merecía sin el pudimos acabar de almuerzo o muy lastimados —Admitió Zoë mirando de reojo a alguien más que había ganado también la piel del León, pero que estaba muy sumergida en pensamientos como para siquiera vanagloriarse de que lo hizo primero.

Phoebe por su parte sacó un aparato de su bolsillo apretando algunos botones y mirando con satisfacción la pantalla de este pronto se lo tendría que mostrar a Zoë.

Ella meneó la cabeza, casi sonriendo.

—Vaya que estabas muy complacida con su estrategia —Se burló Orión de Zoë esta le dio una mala mirada, el sólo le sacó la lengua lo que la hizo enfadar más.

-Si la fiera ha caído, ha sido por vuestro sandwich espacial. A cada cual lo suyo, Percy Jackson. Quedaos con el pellejo.

—Ella tiene razón —Dijo Hefestos apenas levantando la vista de un libro sobre máquinas que había estado leyendo para distraer su mente de todo lo que estaba sucediendo en la sala. No eran cosas que sucedían por encima, si no más bien bajo la piel y se arremolinaba con el aire haciéndolo más pesado, no muchos se habían dado cuenta de ello en cambio otros estaban más atentos que al principio.

Lo recogí del suelo. Para mi sorpresa, era muy ligero. Suave y blando también. No parecía en absoluto capaz de detener una estocada. Mientras lo contemplaba, se fue transformando hasta convertirse en un abrigo largo marrón dorado.

-No es que sea mi estilo exactamente -murmuré.

—Aún así servirá —Proclamo Clarisse con firmeza y los demás asintieron, las cosas adquiridas en batalla siempre eran útiles más adelante en la misión o en próximas misiones. Chris miraba a su novia actuaba muy tranquila desde la mañana, menos molesta y más animada, como si lo de ayer le hubiese regresado algo que había perdido antes de venir ahí, quizá una nueva razón para golpear a Percy lo que fuera a él le alegraba tenerla así.

-Tenemos que salir de aquí -terció Grover-. Los guardias de seguridad no van a seguir alelados toda la vida.

Todos miraron a Grover intrigados de como el sabia eso y el se sentó orgulloso de si mismo sacando pecho por lo logrado en esa misión.

Por primera vez reparé en el hecho asombroso de que los guardias no se nos hubieran echado encima para detenernos. Corrían en todas direcciones, salvo en la nuestra, como enloquecidos buscando alguna cosa. Algunos chocaban contra las paredes o entre ellos.-¿Tú los has dejado así?Asintió, algo avergonzado.

Ahora lo hizo bastante orgulloso de su hazaña lograda.

-Una cancioncilla de confusión. Siempre funciona. Pero sólo unos minutos.

—Ahora las puedo hacer mucho mejor —Admitió era sorprendente lo mucho que había crecido desde aquellos tiempos a los actuales, quería ver a Percy para agradecerle siempre creer en él además ya quería tenerlo a su lado diciendo sus cosas como que algún día se volvería vegetariano, pero que no comería latas como él para luego reírse. Lo extrañaba.

-Los guardias de seguridad no son lo peor -dijo Zoë-. Mirad.

A través de las puertas de cristal del museo, vimos a un grupo de hombres cruzando el césped de la entrada. Hombres grises con uniforme de camuflaje. Aún estaban demasiado lejos para verles los ojos, pero yo ya sentía sus miradas clavadas en mí.

—Ya han dado con él —Murmuró Hermes viendo de reojo a Luke que casi se había camuflado con el sillón desapareciendo luego de que apareciera en escena el León de Nemea que si Poseidón lo veía estaba seguro lo mandaba a nadar con un megalodon o dos. Era mejor terminar de leer antes de que recordaran quién envió todo eso tras ellos.

-Idos -dije-. Me persiguen a mí. Yo los distraeré.-No -dijo Zoë-. Vamos juntos.La miré.-Pero si dijiste...

—Ella sabe lo que dijo —Aseguro Artemisa —Y sabe bien que ya no tiene validez, después de todo el probó ser parte importante de ese grupo —Miro a Zoë que sólo asintió.

—Que tierna —Se burló Orión ganándose una mala mirada de Zoë y una flecha de su parte —Debes aprender a apuntar bien —El la tomo en el aire y la arrojo al suelo, ella lo miro con ganas asesinas, el sólo seguía sonriendo y Artemisa negaba con la cabeza eran niños.

-Ahora formas parte de esta búsqueda -repuso a regañadientes-. No es que me guste, pero el destino no puede modificarse. Tú eres el quinto miembro del grupo. Y no dejamos a nadie atrás.

—Yo creo que si te gustaba —Las cazadoras gruñeron por los molestos comentarios del semigigante a su teniente, esta estaba a nada de ir a pelear con él o al menos así se podía apreciar en su mirada. La verdad ella estaba más bien divertida con el asunto, un desafío que no tenía en siglos estaba ahora en la sala pareciendo dispuesto a dar una que otra batalla.

—Bien, bien, ha terminado el capítulo —Hermes puso el marcador y cerró el libro, dio unas palmadas y aprecio en manos de Lina Adara quien gruño con sólo mirarlo recordando que ahora le tocaría leer el resto de capítulos —Y ni pienses en perderlo —

El calor que sintió cuando Apolo le dijo que leería lo que quedaba del libro la invadió más que antes, arrojó el libro a un lado y este inmediatamente se regresó golpeando en su cabeza para caer sobre sus piernas.

—Tendremos una excelente lectura de ahora en más —Río Apolo volviendo a su forma original y a su trono.

—Si, pero creo que algunos ya necesitan tomar aire —Hablo Hestia viendo algunas caras que rogaban por un descanso como la de Perseo y Aquiles, las de Thalia, Jason, Annabeth, Leo, Piper, Nico y Hazel, las de los demás igual.

—Si y yo iré a cambiarme... todo —Poseidón se levantó de su trono luciendo un cabello lleno de colores y mechones mal recogidos, también su ropa manchada de todo lo que uno pudiera imaginarse y un bebé igual que él que sólo decía cosas que apenas se entendían.

—Mamá ita mi ta —Decía Percy mientras Poseidón lo dejaba en suelo y tomaba su manito.

—Si vamos a limpiarte la ropa y a que papá se arregle el cabello —Decía el dios de los mares.

—Amina amina bano, mano el bano un apo —Iba diciendo Percy tirando de su mano tanto como podía.

—Si, si, vamos —Poseidón se reía aunque en ese momento parecía sacado de un manicomio, se dio cuenta que detrás de él iba Tritón muy sonriente sacando fotos —No te atrevas —

—Oh claro que si, sonríe —Tomo una foto más con ese moderno aparato de los hijos de Hefestos puede que la cabeza aún le doliera, pero esto no se lo iba a perder.

—Encontré muchas de estas —Murmuraba Leo a Thalia y esta se inclinaba a su lado a mirar.

—¿Cuánto por estas de los dos? —Decía ella sacando fotos también como las de él.

—Dame dos mías y te doy la de ellos más esta —Le mostro otra foto donde estaban Zeus y Jason, ella resoplo.

—Bien, damela mi hermano se ve bonito —Cambiaron las fotos como si fueran tarjetitas de colección.

—¿Qué tanto hablan Thalia y Leo? —Preguntaba Annabeth a los demás esos dos se habían quedado atrás y no sabían porque.

—No lo sé, pero no tengo un buen presentimiento de eso —Susurró Nico mirando hacia ellos mucho más cuando se les unió Hazel ¿Qué hacían ellos?

Frank por su parte sólo sonreía mientras se servía comida, el si sabía lo que hacían ellos tres.

N/A: No he muerto pero casi