¡Hola otra vez! ¿qué tal la semana? Espero que bien… Aquí os traigo otro capítulo por si alguien le ha entrado el gusanillo de leerlo… aunque no sé… tal vez se me de mejor el humor… Bueno, antes de nada quiero aclarar que esto es un Harry & Hermione… bastante me ha costado poner a Ginny de su mujer pero es que es necesario para la trama… ¡qué le vamos a hacer!
Todos los personajes utilizados son propiedad de JK Rowling, La Warner y de cualquiera que haya pagado los derechos.
Bueno, espero que os guste
Aio!
¡No te lo repito más veces! – gritó desesperada una chica en una habitación únicamente bañada por la luz de unas lámparas a pesar de tener un par de ventanas – Deja en paz los códigos ¿vale? A este paso vas a convertir el programa en un virus…
¿Y no es eso lo que estamos haciendo? – preguntó su compañero.
La última vez que lo revisamos estábamos haciendo un antivirus ¿recuerdas?
Recordaría más si pudiese dormir un poco…
¿Y quién te lo impide? – se levantó de la silla y miró por una de las escasas ventanas que hacían que la habitación pareciese más grande.
Creía que tú – le contestó con ironía. Normalmente su pelirrojo amigo conseguía ver lo más divertido de cada situación haciendo a su vez que los demás lo viesen pero… esta vez era demasiado incluso para él.
Lo siento… pero tenemos que acabarlo… - se volvió y la luz natural que lograba filtrarse a través de unos maderos le iluminó la silueta.
Lo sé, pero nosotros solos no podemos y lo sabes – se cruzó de brazos – Necesitamos que vuelva Harry…
En eso estamos de acuerdo Ron; necesitamos que vuelva – se sentó nuevamente rendida – yo necesito que vuelva – murmuró intentando contener las lágrimas. ¿Cuándo había pasado esto? Hace menos de una semana todo iba genial. Ellos tres formaban el mejor grupo informático de la empresa. Harry James Potter, Hermione Jane Granger y Ronald Billius Weasly… eran el equipo perfecto. Podían resolver cualquier problema, eliminar el virus más letal y crear el programa más inverosímil. Pero todo cambió aquel martes. Aquel día en el que se le ocurrió abrir el correo. Si ella no lo hubiese comprobado… era su culpa ¡su maldita culpa! Ahora Harry estaba desaparecido y ellos estaban exhaustos.
Así no vamos a poder avanzar Herms… - bostezó con fuerza – Tal vez si nos damos una vuelta para despejarnos…
Sabes que nos estarán buscando – incluso en ese solitario apartamento no podían estar seguros de que no les estuviesen observando – Además, ya sabes lo que pasó cuando uno de nosotros salió ¿no? – sintió un escalofrío. Harry salió hace un par de días a comprar comida y a descansar un poco y todavía no había vuelto.
No creo que pase nada… - se levantó perezosamente de la silla – Ellos ya tienen a quién querían; nosotros no representamos ningún peligro… - desde siempre se había establecido una competición silenciosa entre ellos. Desde los primeros días de la universidad comparaban notas e incluso contaban las chicas con las que tenían una cita… pero Ron siempre perdía. Cuando llegó a la conclusión de que no podría hacer nada para cambiar esa situación acabó resignándose. Ahora eran los mejores amigos y se apoyaban el uno en el otro.
Yo no diría tanto – se acercó a él – sabes perfectamente que nosotros tenemos la otra parte del programa… supongo que también nos considerarán importantes ¿no?
Si tú lo crees – suspiró resignado – pero yo sigo pensando que nos vendría bien salir un poco… nos estamos ahogando aquí y te estás volviendo paranoica…
¡No lo estoy!
¿Y cuándo vino el chico de la pizza? ¡casi le pides su historia familiar completa!
Es una precaución – se sentó en la silla y se frotó los ojos con fuerza – No me apetece acabar mis días antes de tiempo…
Eres un poco fatalista ¿no crees? – gruñó frustrado - ¡quiero salir de aquí! – explotó al final – No te lo tomes a mal pero… tanto tiempo encerrado contigo me está volviendo loco… necesito salir, necesito ver que hay más gente, necesito…
A Luna – acabó por él. Necesitaba a su novia; a aquella rubia que estaba con él desde hacía un año. Estaba claro que la echaba de menos. Y ella no podía culparle… sobre todo porque ella sentía lo mismo por…
Exacto – interrumpió sus pensamientos – Por favor – casi rogó – llevamos aquí un mes entero y casi no he podido hablar con ella ¡y menos verla! Creo que voy a volverme loco…
¿No lo estabas ya? – se levantó y una pequeña sonrisa nació en sus labios – Está bien pelirrojo histérico… salgamos de aquí – su amigo corrió y le dio un fuerte abrazo.
No creas que esto es porque me gustes ¿eh? – le guiñó un ojo.
¿No? – se separó de él alzando una ceja – anoche no decías lo mismo…
¡¿Qué!
¡Vaya! En menos de un segundo te has puesto blanco… - le examinó detenidamente - ¿estás enfermo? – frunció el ceño.
No cambies de tema… ¿qué pasó anoche? ¿y por qué no recuerdo nada? – empezó a dar vueltas por toda la habitación muy nervioso – Luna me matará…
Tranquilo que era una broma – su amigo se paró en seco.
No tiene gracia… - la miró directamente. Hace unos tres años él se había sentido… digamos… atraído por ella. Algunos días soñaba con que le daba una oportunidad; aunque al final decidió darse por vencido. Nunca habían hablado de ello pero él estaba seguro que alguien ocupaba el corazón de su castaña amiga.
No te pongas así hombre… - le dio un codazo - ¿nos vamos? – abrió lentamente la puerta.
¡Sí! – gritó ilusionado.
Si sigues gritando no te llevaré a ningún sitio… - murmuró y miró al pasillo por precaución – dame la mano…
¿De qué estás hablando? – se puso colorado en menos de medio segundo.
Si te portas como un niño tendré que tratarte como tal ¿no? – le sonrió y salió antes de que Ron le diese un empujón.
Por fin libres… - dijo el pelirrojo nada más pisar la calle.
Sí, pero aún así tenemos que tener cuidado ¿Vale?
Como usted ordene capitán – sonrió y ambos se dirigieron calle arriba. Lo que no sabían es que alguien comenzó a andar detrás de ellos.
¿Entonces este es mi puesto de trabajo no? – Harry y Ginny estaban de pie ante una mesa que tenía el último modelo en ordenadores y una silla que parecía muy cómoda. Encima de su escritorio tenía una foto de su boda; no habían cambiado mucho en un año.
Exacto, este es el despacho del encargado de informática de la empresa Hogwarts – explicó con una gran sonrisa.
Impresionante – por más que lo intentaba no conseguía recordar lo más mínimo. Antes de pasar por ahí estuvieron en el hospital. Su cerebro sólo podía recordar varias figuras vestidas de blanco que iban de un lado para otro poniéndole un montón de cables conectados a una máquina - ¿No hay nadie más? – no había ni rastro de algún ayudante o de aquellos que debían estar a sus órdenes… siendo un encargado habría alguien ¿no?
Les diste vacaciones – le recordó – y tú también querías tomarte unas… - hizo un pequeño puchero – pero todavía estás esperando a que las autoricen…
Ah… - no estaba muy seguro de lo que estaba escuchando. ¿Para qué iban a querer a un encargado si no había nadie de quien encargarse? – Bueno, voy a encender el ordenador…
Yo me tengo que ir – dijo de repente como si acabase de recordarlo - ¿estarás bien verdad? – le preguntó preocupada.
Claro - ¿Cómo iba a pasarle algo malo estando rodeado de tantas medidas de seguridad?
Nos vemos en casa cielo… - le besó en los labios y salió de la oficina. Harry la observó mientras se iba preguntándose por qué ese beso le había parecido tan vacío.
Está bien… comencemos por encender el ordenador – conectó la CPU y la pantalla - ¿En qué estaba trabajando? – hizo un escaneo de todas las carpetas que había en su directorio. Todos parecían programas básicos e incluso muy fáciles de realizar. ¿Por qué le tomarían por uno de los mejores informáticos? Hasta un recién licenciado conseguiría hacer algo mejor. Suspiró fastidiado y se recostó en su cómodo sillón. Cerró los ojos para intentar recordar algo cuando de repente un flash llegó a su mente. Un cabello marrón y ondulado. Y lo más extraño de todo… él queriendo peinarlo con sus propios dedos. ¿De quién era ese cabello? Lo único que tenía claro es que se trataba de una mujer; de una mujer que no era la suya claro ¿Le estaba siendo infiel?
Buenos días Harry – una interrupción le sacó de sus recuerdos - ¿Trabajando duro como siempre? – aquel extraño le sonrió pero no era por amabilidad; más bien parecía sarcasmo.
¿Nos conocemos? – preguntó alzando las cejas. No recordaba a ningún chico que fuese así. Tendría su misma edad, era rubio con ojos grises y parecía muy altivo. Además aquella mirada le daba escalofríos.
No me digas que te has olvidado de mí ¿eh? – se acercó al escritorio – Haces una cosilla mal en un programa y tu propio jefe niega acordarse de ti… - se sentó sin esperar ninguna invitación y le miró directamente a los ojos – cualquiera diría que no te caigo bien…
No es eso – intentó parecer educado pero algo en esa frase parecía un desafío. Al ver que el desconocido sonreía enseñando todos sus dientes en una mueca de desprecio se apresuró a contestarle con la misma moneda.
Soy Draco – contestó con desgana al ver que el moreno no tenía intención de seguir hablando – Draco Malfoy ¿recuerdas? Me dejaste en investigación…
¡Ah! – el nombre se le hacía levemente conocido pero no conseguía situarlo del todo - ¿Y qué estás haciendo aquí? – le preguntó con interés.
Te traigo las pruebas del último antivirus ¿qué esperabas? – le tiró el cuaderno en el que se podían distinguir cifras y gráficos – Sólo tienes que verificarlas como siempre y firmar para que pueda salir de aquí – miró hacia otro lado.
No faltaba más – respondió entre dientes mientras lo recogía. Inspeccionó todo lo que estaba escrito y los gráficos - ¿Están todas las pruebas? – le preguntó directamente.
Claro – se tomó un tiempo excesivo para contestar – No he parado de trabajar en todo el día… no como otros…
Para tu información y aunque no te concierna estaba en el hospital…
¿Fuiste a tu reconocimiento mensual? – parecía imposible pero podría detectar… ¿celos? – Seguro que ha sido muy pesado ¿verdad?
¿A qué te refieres? – frunció el ceño.
A que debe ser muy duro pasar el reconocimiento de tu esposa Potter – escupió el apellido – y ahora si no te importa – le arrancó de las manos el informe recientemente firmado – los pobres mortales debemos irnos a casa a comer – sin esperar ninguna respuesta salió dando un portazo.
¿Qué le pasa a este? – es como si estuviese celoso de que él estuviese con… con… ¡Dios! No se acordaba del nombre de su esposa… suponiendo que en el anillo estuviese se lo quitó rápidamente para mirar el grabado en su interior. No había ningún nombre lo único que había era una inicial: una "H" – Genial… ahora no me acuerdo del nombre de mi mujer y encima lo único que pone aquí es mi inicial… Ella tendrá la suya… - suspirando comenzó a revisar los archivos que tenía encima de la mesa – Un momento… ¿no sería más normal que yo tuviese su anillo?
Paremos aquí – pidió Ron. Llevaban más de media hora andando y su estómago empezaba a quejarse por la falta de alimento – Sólo un momento para comer… por favor…
Está bien – accedió Hermione que también estaba hambrienta – Si no hubieses tenido tanta prisa por salir ahora ya hubiésemos comido.
No me sermonees ¿Vale? Yo no soy Harry…
Yo no sermoneaba a Harry – replicó ofendida – sólo le daba consejos…
Sí, claro, cómo no… bueno pues deja de darme consejos ¿quieres? – la única respuesta que obtuvo fue un gruñido muy bajito.
¿Qué desean comer? – un camarero bastante atractivo se acercó a ellos para tomarles nota.
Yo comeré una ensalada, estofado de carne, patatas asadas y de postre tarta de chocolate… ¡Ah! Para beber una soda por favor – respondió Ron mientras seguía ojeando el menú por si se le antojaba algo más.
Muy bien señor – terminó de apuntar la comida - ¿Y la señorita? – le sonrió.
Yo tomaré una ensalada y un poco de pollo, gracias – le tendió el menú; de todas formas no podría comer mucho… sobre todo con ese peso en el estómago.
¿No desea nada de postre? – le preguntó agrandando la sonrisa.
No gracias – el camarero al ver que no iba a obtener la respuesta que esperaba se alejó.
Creo que estaba intentando ligar contigo… - le dijo Ron de pasada… como si estuviese diciendo que pronto iba a llover.
La verdad es que no me interesa mucho – Hermione volvió la vista a la ventana del establecimiento.
¿No estarás vigilando por si nos ha seguido alguien no?
¿Tú qué crees?
De todas formas si quieren algo creo que sería más inteligente ir al apartamento y robarnos los archivos ¿no?
¡Es cierto! – se levantó de golpe – No había pensado en eso… - estaba tan preocupada por la falta de Harry que no había tenido eso en cuenta – Será mejor que volvamos – ya iba a salir corriendo cuando una mano le agarró de la muñeca.
Tranquila… he cogido los archivos y los tengo aquí grabados en un CD… además en el ordenador no queda nada de nada – le informó Ron con orgullo – Sabía que no estabas pasando tu mejor momento.
Gracias – farfulló mientras se sentaba. Normalmente ella no hubiese cometido ese error, siempre revisaba una y otra vez que todo estuviese en orden y listo para cualquier eventualidad pero… desde hace un par de días estaba despistada y no le apetecía nada trabajar.
Seguramente vas a pensar que estoy loco pero… ¿y si volvemos a Hogwarts? – al ver la mirada escandalizada de su amiga se apresuró a explicarse – Ahí están todos los archivos… ya sé que están seguros pero… creo que será más seguro que nos lo llevemos ¿no estás de acuerdo?
¿Y si nos pillan? – preguntó en un susurro ya que el camarero acababa de llegar con dos platos para ellos.
No creo que piensen siquiera que lo vamos a intentar… seguramente piensan que no estamos tan locos ¿no?
Probablemente… pero sigo sin estar segura Ron…
Piénsalo… además tal vez podamos buscar a Harry… o encontrar alguna pista…
No sé… - se debatió mentalmente durante unos minutos interminables. No quería volver a esa empresa y estar todo el rato alerta para que nos les encontrasen pero… por otra parte… necesitaba encontrarle y si esa era la única forma nadie iba a decir que Hermione Jane Granger no había hecho todo lo posible por saber su paradero – Está bien – Ron sonrió – pero tendremos que tener mucho cuidado, los sabes ¿verdad?
Por supuesto – comenzó a comer de su ensalada – pero tú también debes saber que soy el mejor inutilizando sistemas de alarma – alzó las cejas – Como aquella vez que os quedasteis atrapados Harry y tú… tuve que abrir la puerta para que pudieseis iros sin que quedase registrado nada… - soltó el tenedor y se acercó a ella con una sonrisa pícara – por cierto nunca os lo he preguntado… ¿qué hacíais a la una de la mañana en el despacho los dos solitos?
¿Y tú? ¿qué hacías tú por ahí? – recordaba perfectamente esa noche. Estaban revisando una documentación para un nuevo programa y se les había pasado el tiempo. Cuando se dieron cuenta ya eran las doce y media. Ambos comentaron a la vez que se les había hecho corto el tiempo y se rieron. En ese mismo momento las luces se apagaron. Fuera había una tormenta eléctrica y ya que todo estaba regulado por un ordenador, para poder controlar las subidas de tensión y que no pasase nada se apagaba todo automáticamente. Así que ahí estaban los dos solos a oscuras y sin poder salir de la habitación que tenía una cerradura electrónica. Recordaba perfectamente cómo se agarró al brazo de Harry intentando encontrar algo conocido; aunque podía llegar perfectamente a la puerta esquivando limpiamente cualquiera de las cinco mesas que los separaban de la puerta. También podía recordar cómo la mano derecha de él se desplazó por su brazo intentando reconfortarla… siempre lo hacía cuando la veía intranquila, triste o amenazada… era una forma silenciosa de decirle que estaba con ella. Pero lo que nunca se iría de su memoria ni en un millón de años fueron los siguientes cinco minutos… aún podía sentirlo en su cuerpo. Después de aproximadamente un minuto sintió cómo las caricias de Harry en su brazo disminuían lentamente y al parar formaba un pequeño agarre. Segundos después su brazo izquierdo pasaba delante de ella y le instaba a moverse a su izquierda; pronto estuvo reconfortada en un tierno abrazo. Recordó un breve suspiro que salió de sus labios haciendo que su aliento chocase con la barbilla de Harry… ella estaba segura de que sonreía… le conocía tan bien… Lentamente sintió algo más, algo que jamás pensó sentir aunque lo deseaba con todas sus fuerzas… él se estaba acercando a su rostro lentamente; cómo si fuese a encontrar algún impedimento. Lo único que ella hizo fue esperar pacientemente hasta que llegase a su destino. Al ver que pasaban un par de minutos y él no terminaba de acercarse dejó atrás su timidez y dejó de pensar para atraerlo. Sus labios estaban situados a milímetros cuando se produjo el tan esperado encuentro. Se besaron. Estuvieron besándose hasta que escucharon a alguien intentando entrar en el despacho… Jamás había odiado a nadie, pero en ese mismo momento hubiese asesinado a Ron - ¿Trabajando hasta tarde con una compañera? – sonrió tal como lo había hecho anteriormente su amigo.
Puede ser… - él sólo se quedó un rato esperando a su novia… ¿quién iba a pensar que le iba a encerrar en aquel despacho?
Por cierto, siempre he querido preguntártelo… ¿cómo pudiste abrir la puerta si todavía la electricidad no había vuelto?
Sencillo; enchufé la cerradura.
¿La enchufase?
Sí, desvié la energía de mi portátil a la cerradura y ¡bingo!
Ah… - maldijo interiormente la estúpida costumbre de su amigo de llevarse ese trasto infernal a todas partes.
¿Nos vamos? – preguntó Ron al terminar la comida.
Claro, cuanto antes lleguemos antes saldremos de ahí.
Así me gusta – le abrió la puerta – detrás de usted.
Muy amable caballero – sonrió. Cinco minutos después de haber abandonado el local, un hombre se levantó de su sitio, pagó su cuenta y salió en su misma dirección.
