-¿Si pudieras pedir cualquier deseo, qué pedirías?

-Traerte de vuelta.-Contestó al instante, mientras las estrellas aparecían en el cielo y la brisa tanteaba su piel.

-¿Traerme de vuelta? Pero si no me he ido.- Dijo Goku confundido.

Abrió sus ojos azules con terror, se levantó de la manta en la que estaban recostados y lo miró, parecía años más joven.

-¡Tú no eres! ¡No eres Goku!- Gritó.

-Claro que lo soy, yo soy Son Goku y tú eres Bulma.-Explicó inocente.-Deja de actuar tan extraño, cuando hablas así pareces más vieja.

-¿Qué edad tienes?- Interrogó tratando de entender lo que pasaba.

-Tengo tu misma edad, ¿Por qué la pregunta? - Devolvió. - Además, ¿Por qué tienes esa ropa?

Bajo la mirada hacia su cuerpo y vio la misma ropa que había usado en su primer día despierta en la mansión, temblaba sin parar, levantó su camisa y vigiló la herida, brotaban gotas de sangre.

-¡Bulma! ¡Estás herida!-Vociferó el joven acercándose.

-¡No!- Exclamó ella cuando él tocó la herida, de repente ese bosque en el que habían acampado se convirtió en una caída, no le costó mucho reconocerla, era el accidente. Cerró los ojos con miedo, sintió el golpe casi mortal. Abrió los ojos y vio de nuevo al Goku que la había protegido, asumiendo la fuerza del impacto. Su hombro estaba dislocado y sus costillas rotas perforaron sus órganos y escupía sangre.

-¡Goku no! No no no no no- Repetía frenéticamente, se acomodó como pudo y notó que la sangre de su herida caía sobre el rostro de su amigo.- ¡No te duermas! ¡Vamos a salir de esto, lo prometo!

Él intentó decir su nombre pero no pudo, se ahogaba con su propia sangre y las punzadas en su cuerpo lo hacían agonizar.

-¡Ayuda! ¡Ayuda por favor!- Gritaba, se movió para ver una forma de salvarse, oyó los gorgoteos que salían de la cercenada garganta de Goku y no le importó que su carne se desgarrara por la brutalidad de sus movimientos, miró hacia abajo, estaban a más de doce metros de altura, en un barranco inestable al borde de una carretera abandonada. Tomó la mano de su acompañante, llena de barro por la lluvia que hizo inestable su motocicleta.

-¡No me dejes! ¡No me dejes!- Rogaba llorando mientras él cerraba sus ojos.- ¡Por favor no! ¡Goku! ¡No me dejes! Te lo ruego, no me dejes. ¡Ayuda! ¡Ayuda!

Sus últimos gritos resonaron junto a los truenos en el cielo, la lluvia volvía, dándole un baño de agua y sangre, sin muchas fuerzas cayó sobre el cuerpo sin vida de Goku, pidiendo ayuda en susurros que se enredaban a medida que se desvanecía.

-Bulma, Bulma.- Llamó.- Tranquila, ven conmigo, despierta.

-¿Quién eres? - Cuestionó con los ojos cerrados, en la misma posición en la que la había encontrado el equipo de rescate horas después.

-Soy Son Goku, ¿Acaso no reconoces mi voz?- Preguntó tranquilo.

-Goku está muerto.- Afirmó sollozando, con miedo de abrir los ojos y ver de nuevo el cadáver del que fue su mejor amigo.

-Lo estoy. - Reconoció.

El contacto entre la piel de sus brazos y la ropa del cuerpo bajo ella cesó cuando sintió una mano envolver su mano y subirla.

- Ya no estás herida.- Musitó agarrándola. Sintió la calidez que no pudo sentir el día del accidente, se aferró a él.- Abre los ojos.- Pidió suavemente.

-¡No! No quiero… no quiero.- Decía encogiendo los hombros y reteniendo las lágrimas. - No quiero verte así.

-Bulma, necesito que lo hagas.- Pidió.- Por favor.

Ella abrió los ojos con lentitud, derramando un sollozo largo, si había accedido, fue porque lo reconocía como un castigo, era una forma de pagar lo que había pasado. Lo hizo con todo el odio que se guardaba a sí misma, con todo el resentimiento que pudo juntar, sin esperar que cuando abriera los ojos lo único frente a ella fuera la sonrisa de Goku, la que siempre había tenido.

-¡Goku!- Llamó desesperada, abrazándolo.- Por favor, dime que no me odias, dímelo.

-¿Por qué te odiaría? - Preguntó inocente.- Puedes llorar, Bulma, está bien. Eres muy fuerte.

-No lo soy, soy horrible, no digas lo contrario porque tú sabes lo que hice.-Confesó con la voz entrecortada.

-No hiciste nada.- Respondió después de un tiempo, en un susurro suave, se quedó con ella mientras lloraba, acariciaba su cabello. -Vi que cortaste tu cabello, te ves bien así.- Mencionó tranquilo.- Hay algo que quiero que veas.

La dejó en el suelo, se movió para estar a su lado y la abrazó por los hombros para mostrarle el cielo lleno de brillantes estrellas, ella oyó una risa y se volteó, era el mismo recuerdo que había iniciado todo, ellos dos, viendo el cielo en una de sus muchas aventuras.

-¿Lo recuerdas?- Cuestionó él.

-Fue hace mucho.- Dijo limpiando las lágrimas que caían con el dorso de su mano.-No sabíamos lo que iba a pasar.

-Déjalos ir, Bulma. Son recuerdos.- Sugirió.

-No pienso olvidarte.- Respondió bruscamente, alejándose de él y contemplando la inocencia de los dos adolescentes que hablaban bajo el firmamento.

-No tienes que hacerlo.- Explicó antes de suspirar. -No quiero que vivas así. Esos dos,- dijo señalándolos.- están aquí porque tú lo quieres, el recuerdo del accidente también. Es normal que te duela, yo todavía no puedo acostumbrarme a este sitio, ¿Sabes? Pero no puedes seguir cargando con la culpa de algo que no te corresponde. Lo que pasó no estaba en nuestras manos. En este mundo, Bulma, lo que está en nuestras manos es mínimo; los hilos se mueven de una forma que no podemos explicar, vamos y venimos. No puedes cambiar eso. Nunca he sido muy listo, lo sabes, pero, ¿Ves esto? Las estrellas son infinitas y nosotros no somos nada frente a ellas, puedo entenderlo. Puedes aferrarte al pasado por el resto de tu vida o puedes vivir.

Goku se sentó en el pasto y miró hacia arriba.

-A veces pienso que este lugar te gustaría mucho, hay muchas cosas que puedes cientificar, - Admitió divertido, recordando cuántas veces ella lo había golpeado por decir "Cientificar" como si fuera un verbo existente.- pero tú tienes mucho que hacer allá en la tierra. ¿Sabías que aquí puedo comer? -Cuestionó feliz.- Nunca esperaba eso en el más allá, o en el más aquí, como se diga. Estoy bien aquí, he hecho muchos amigos, sé que es egoísta de mi parte sentirme conforme mientras ustedes me lloran. Milk tiene seres que la quieren y la cuidarán , así como tú. Mi hijo será un niño noble y fuerte y tú, tú emprendiste un viaje muy extraño, tómalo como una oportunidad.

Bulma se quedó en silencio, se sentó junto a él y reposó su cabeza sobre su hombro.

-No siento mi herida.- Dijo calmada, obnubilada por la paz de los astros.

-Aquí, si no quieres, no sientes dolor.

-Supongo, después de todo, ¿Así son los sueños, verdad?

-Es un asunto dimensional, ¿Ves? Te dije que había mucho que cientificar.

-¡Cientificar no es una palabra! - Corrigió riéndose.

-¿Si no lo es, por qué la dices?

Disfrutaron los minutos que les ofrecía la nada, nunca había sentido esa tranquilidad, se dejó llevar, escapó brevemente del sufrimiento y disfrutó la oportunidad.


Se despertó por el agarre firme en su cuello, cinco dedos ejercían una mínima presión, abrió los ojos consternada y vio la mirada oscura de Vegeta.

-¿Ni siquiera dormida puedes dejar de hablar?


¡Holi! ¿Cómo están? Sé que este capítulo es muy corto. Al principio quise hacer unos tres o cuatro capítulos, pero, creo que me voy a aventurar a hacer actualizaciones más constantes con menos texto, me enamoré de esta historia y no quiero dejar temas a medio tocar, quiero que cada momento tenga la narración que se merece, Espero que les guste la idea. Por cierto, aunque ya lo dije antes, me gustaría usar mi cuenta de Twitter para dar detalles sobre mis fics y estar más en contacto con ustedes. ¿Qué opinan? Como siempre, les envío mucho mucho amor.