Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.
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Mascotas.
III. Oh, My Dog!
Sango al entrar al apartamento de Kagome se paseo por las habitaciones, buscaba evidencia que hiciera hablar a su amiga, hace días actuaba extraño, pero ella no hablada del asunto y para que lo hiciera, debía acorralarla. No tardó en encontrar lo que buscaba, croquetas sin recoger bajo un sillón y no solo eso, el sillón tenía pelo de perro negro.
—Cuidaste un perro.
—Si, voy a cuidar una por una temporada, necesito dinero y es una buena manera para ganarlo— explicó al llevar té y galletas.
—¿En verdad esperas que me crea eso? No quería decirlo pero lo sé.
—¿Qué sabes? — preguntó disimulando sus nervios.
—El fin de semana vine y vi salir a un chico alto, cabello negro y ojos claros, me pareció que algo le preocupaba, que se había molestado por algo, decidí no visitarte y fui con tu vecina, una mujer muy amable, ama a los gatos y le mostré fotos de Kirara, ella me dijo que ese chico en los últimos días ha venido a menudo y trae a su perra.
Kagome había olvidado lo informativa que podía ser la vieja Shoga, cada que llegaba o salía de casa, podía sentir su mirada atreves de la mirilla de la puerta vecina.
—La cuido para él— esa era la verdad,
—Tengo buena memoria y lo sabes, es el chico del otro día en el lago.
—¿En verdad? — intentó fingir ignorancia—. No me di cuenta.
—Kagome, saltemos todas tus excusas bobas, debe ser una buena persona para que cuides a su mascota.
—No me gusta— aseguró en automático.
—No he dicho eso— ahora Sango tenía un aura victoriosa, consiguió lo que quería—. Pero ahora que lo mencionas, me contaras TODO.
...
Miroku había citado a Inuyasha en un pub, hace días, su amigo tenía un aire alegre, andaba en las nubes, pero después del fin de semana, algo cambió. Se enojaba por cualquier cosilla y nadie en el trabajo quería pasar junto a él. Les llevaron su orden, cerveza y alitas para Miroku, doble hamburguesa y refresco para Inuyasha.
—Cuéntame todo con lujo de detalles, no olvides nada— Inuyasha le miró con fastidio—. ¡Vamos! Para tenerte como idiota y luego ponerte de mal humor, debe ser una lindura.
—Yo me voy y las relaciones a larga distancia no funcionan.
—Que no te funcionara la última vez...
—Ella conoció a ese tipo a los dos meses, terminamos por teléfono— le recordó.
—Intuyo que a Pocky le agrada, recuerda que Kikyou no le gustaba, no le dejaba tocarla y le gruñía. Hazle caso a tu perra, es más lista que tú, con mejor instinto.
—A ella ya le gusta alguien, un tal Ryouga que rescata lobos, debiste haberla odio hablar de él, dijo que era "sorprendente", "de buen corazón" y "tierno" — imito molesto un mal tono femenino.
—Debe gustarte mucho como para que sientas celos.
—No estoy celoso— dio un gran mordisco a su hamburguesa.
—Tú también amas a los animales.
—No es lo mismo— habló con la boca medio llena—. Yo solo tengo afinidad con los perros y ese lobo sarnoso con todo tipo de especies. Además, solo la he conocido por menos de un mes, eso que siento pasará pronto.
—No lo creo, pero si te hace sentir mejor, espero tengas razón.
...
Sin duda la manera en que se conocieron Kagome e Inuyasha era digna de una película romántica o un manga shojo, lo que Sango no lograba comprender era ¿Por qué Kagome no se arriesgaba? Notaba su mirada brillosa al hablar del chico en cuestión, era más que obvio que se sentía atraída por él.
—Da tú el primer paso— aconsejó.
—No funcionaría.
—Eres terca, puede funcionar, van a tener a la perra en común.
—No es como si le viese cada fin de semana o dos veces al mes, la próxima vez podría ser en seis meses.
—Existe algo que se llama internet.
—Supongamos que salimos, las cosas van bien unos meses, pero luego ambos queremos más. Yo estoy feliz aquí e Inuyasha tiene su puesto soñado ¿Quién debe ceder? ¿El más comprometido? ¿Y el otro qué?
—Si no te arriesgas ¿Cómo lo sabrás?
—Además, dudo que yo le guste un poquito.
—¿Por qué lo piensas?
—El sábado parecía molesto, tu misma lo viste, no me miraba, era como si mi presencia le incomodara. No lo entiendo, estábamos bien. Incluso Pocky no me quería cerca, se quedó conmigo pero no era la misma— no había querido admitirlo pero tanto el dueño como la mascota, le dejaron estrujado su corazón.
—¿Dijiste o hiciste algo fuera de lo normal?
—Le ofrecí la masa de las galletas, no la quiso, luego vio la foto de Kouga, foto que no debías mover.
—Fue para cambiar la vista— no le gustaba que todo luciera igual por mucho tiempo, pero algo le decía que cambiar de lugar la foto, fue la mejor decisión que pudo tomar.
—Como sea, hablamos de él y se fue al recibir un mensaje.
—¿Hablaron de Kouga?
—Si.
—Dime exactamente que le dijiste— intuía que su amiga había metido la pata.
Ya tenía casi todo empacado, le sorprendió que al final no llevaba mucho, algunas cosas las vendió y otras que de momento no se pensaba llevar, las dejó en la cochera de sus padres. No podía creer que en dos días era su viaje, el tiempo pasaba volando.
Fue a la cocina a prepararse una sopa instantánea y mientras esperaba que el agua hirviera, su celular sonó, era de la casa de Sesshoumaru.
—Hola Rin— saludó, dudaba que su hermano fuese quien le llamase.
—¡Vamos a cuidar a Pocky!— dijo una alegre voz.
—Yo creí que...
—Te dije que haría que Maru aceptara— siempre al último momento, estaba llegando a pensar que le gustaba darle emoción a la cosas.
—Es que... Te lo agradezco pero...
—¡¿Ya la diste en adopción?! — de ser así, ella iría por Pocky, la recuperaría.
—¡Claro que no!, alguien ya la cuidará.
—¿Quién? — preguntó intrigada.
—Luego te llamo, debo volver al trabajo— colgó al no saber que excusa dar, pero si lo pensaba por un momento, ¿Por qué la rechazó? Aún podía aceptar la ayuda de Rin y así ya no tendría nada que ver con Kagome y Miroku dejaría de crearle historias de amor.
No pudo rechazar la ayuda de Kagome, había tenido la oportunidad, llegó a tomar su celular pero nunca marcó, también fue al parque y la vio de lejos, pero no se acercó, algo en él no lo dejó y fue así que llegó el día en que partiría.
Kagome veía a Inuyasha dejar dos grandes bolsas de croquetas y una bolsa con jabones para perro.
—Esto debe ser suficiente para dos meses— le dijo a Kagome sin verla—. Te visitaré en vacaciones, pórtate bien— Pocky movía su cola.
Serás tonta, le estuviste dando a entender que Kouga te gusta, cuando le vuelvas a ver, aclara eso, hazle cumplidos.
La voz de Sango resonaba en la cabeza de Kagome ¿Era posible que ella tuviese razón? ¿Debería arriesgarse? ¿Inuyasha estaba distante por Kouga?
—Me voy.
—Mucha suerte, todo saldrá muy bien porque eres un gran ingeniero.
—No lo sabes, jamás has estado en un edificio donde yo ayudase en su construcción.
—No pero... — eso no salió muy bien, lo que la lastimó.
—Esta es la veterinario de Pocky, nadie más es de mi confianza, solo ella puede atenderle— le dio una tarjeta y la cartilla de vacunación de Pocky.
—Entiendo.
¡Y otra cosa! Cuando se vaya dale un abrazo.
—Me voy, hasta pronto chica— acarició a Pocky atrás de las orejas—. Adiós Kagome.
—Inuyasha...— le llamó, sin saber muy bien lo que iba a decir—. Buen viaje.
La puerta se cerró y Kagome se sentó en el escalón del recibidor. ¿Por qué esa mujer era de la confianza de Inuyasha? ¿Por qué solo ella podía atender a Pocky? ¿Por qué a ella le dijo adiós? Y ¿Por qué sentía esa opresión en su pecho y lloraba?
Todo un mes ya había pasado e Inuyasha no terminaba de acostumbrarse a su nueva vida que le parecía aburrida, salía de su apartamento, iba al trabajo y de vuelta al apartamento. Aunque frente a las viviendas había un parque donde podía ir a correr, prefería quedarse encerrado y mirar televisión. Kagome solía mandarle fotos de Pocky de cuando la llevaba al parque, sin embargo, la chica jamás aparecía en alguna, en lo profundo de su ser anhelaba poder verla de nuevo, esperaba recibir una llamada suya y escuchar su voz, pero nada, solo mensajes cortos.
Pero ese día de extremo calor, había recibido la inesperada visita de Miroku en el trabajo.
—¿Por qué tan mala cara?
—Por el idiota de Sesshoumaru, me reclama por no dejarles a Pocky, que no debí romperle el corazón a Rin, ahora no para de pedir un perro. Como si yo la malcriara, él es quien le da todo— jamás se llegó a imaginar a su hermano velando por el bienestar de alguien, muchísimo menos se lo imaginaba en una relación, pero allí estaba junto a Rin.
—Es una mujer embarazada, debe ser difícil para ella.
—Él ya sabía que algo así podía pasar, debió aceptar a Pocky a la primera.
—Si eso fuese, no hubieses conocido a Kagome.
—Otra vez con ella, ya te dije que no es lo que crees.
—La estas pasando mal ¿Por qué no vas por ella? — podía notar su mala vibra.
—Tiene su vida allá, y sigue estado aquel tipo.
—Investigué un poco y en el proceso conocí a una hermosa castaña de nombre Sango, su carácter es fuerte, tiene unos atributos que me hacen tener sueños nada santos y... Me estoy desviando— carraspeo, debía concentrarse—. Esta chica es amiga de Kagome, me dijo que Kagome nunca a tenido un animal más del tiempo necesario porque se encariña y sufre la separación. Los cuida hasta que estén sanos y les busca hogar, no se los queda porque si se lo permite, ahora su casa estaría llena de animales. Sango también dijo que le sorprendió que contigo hiciese una excepción. Y Kouga, es un amigo, pero suponiendo hipotéticamente que se siente atraída por él, pienso que también por ti y deberías hacer algo al respecto ¿Por qué él va a ser mejor que tú?
Inuyasha lo meditó un momento, Miroku pudiese tener razón, él podía competir por Kagome, tenía algo en su favor, Pocky.
—Solo digo que, el señor Himura renunció y tú eres la primer opción para el puesto, no te lo han ofrecido porque creen que estar aquí es donde quieres estar.
—¿Desde cuándo sabes eso? — esa clase de información no la debía pasar por alto.
—No importa, lo importante ahora es que cojas el teléfono, llames al jefe y pidas el puesto, si no lo haces por ella, hazlo por mí, no me gusta tener a mi mejor amigo tan lejos.
Kagome estaba tumbada en su cama, miraba los mensajes en su celular, específicamente los de Inuyasha. Ella le mandaba fotos de Pocky esperando iniciar una conversación, pero nunca pasaban de "Gracias", "¿Ella está bien?", "¿Le falta algo?". Lo extrañaba, quería escucharlo, por eso optó por no escribirle en casi toda una semana, para que él le llamase y no funcionó, fue ella la que terminó mandando otra foto.
—Pocky, ¿Crees que Inuyasha esté bien? — preguntó a la perra que estaba echada junto a la cama—. Espero no se alimente solo de sopa instantánea y papitas.
El viento fresco entró por la ventana y la chica se estiró, era un buen día para salir a pasear, de un ágil movimiento se levantó y miró a Pocky.
—¿Quieres dar un paseo? — inmediatamente Pocky se paró—. Vamos por tus cosas.
Terminaba de ponerle el chaleco que Inuyasha le dejó, le había dicho que eso le ayudaría a cansarla más rápido y a su vez servía de mochila.
Y cuando ella iba por sus patines, el timbre sonó, no le extrañó, era domingo y probablemente era Souta, ya había conocido a Pocky y solía visitarla para acompañarles en sus paseos. Pero al abrir, jamás se imaginó encontrarse con aquella visión, Inuyasha estaba justo frente a ella, usaba unas orejas de perro blancas, un collar y correa.
—Me dijeron que adoptas perros que necesitan hogar ¿Tienes espacio para otro? Tengo todas mis vacunas y estoy entrenado— solo los dioses sabían la vergüenza que estaba pasando, había estado planeando su reencuentro muy bien, quería sorprenderla, pero se dejó guiar por Miroku.
Su loco amigo le dijo que debía ser original, que debía impactarla, que debía hacerla sonreír y llegarle por su corazón, por su lado más débil. ¿Y cuál era la debilidad de Kagome? Los animales. Fue cuando él mismo cavo su tumba al decir "Esto seria más fácil si yo fuese un perro", los ojos de Miroku brillaron y sugirió que se disfrazara de perro.
—El sillón ya lo ocupan y el departamento es muy pequeño— ¡Inuyasha se veía tan lindo! Quería abrazarlo, pero tenía que controlarse.
—Me adapto, también soy compartido, no me molestaría dormir junto a mi dueña— ¿De dónde salió lo último? ¿Por qué dijo eso? Lo había hecho de nuevo, lo jodio todo.
Kagome no podía controlar su corazón, en lugar de ofenderse o sentirse acosada, de una extraña manera se sintió alagada por las palabras de Inuyasha. Se debatía en qué hacer, qué decir. Y como si sus suplicas fuesen escuchadas, la respuesta llegó.
—Entra— le jaló de la correa al escuchar que subían las escaleras—. Alguien te va a ver y va a pensar que ahora soy alguna clase de fetichista.
—¿Me vas a adoptar? — estaba ansioso, deseaba que todo lo que hizo no fuese en vano—. Hola Pocky— saludó cuando su perra le brincó, interrumpiéndolos—. ¿Llegaban de la calle? — preguntó al verla con su chaleco.
—Estábamos por ir al parque.
—¿Puedo ir?
—¿Con todo y correa?
—Si eso quieres— respondió el chico con una divertida sonrisa.
...
Ya extrañaba aquel ambiente, podía sentir su cuerpo relajarse y el saber que Kagome iba con él le alegraba más el día. La observó en la fila para comprar los cafés, todo eso le traía buenos recuerdos y planeaba crear más junto a sus dos azabaches, por que si, sin Pocky jamás hubiese llegado a ese camino de su vida.
—Pocky, quieta— le reprendió al verla con intensiones de correr hasta Kagome.
—Entonces Pocky es tu perra— dijo una chica, su voz sonaba como si le reclamase algo.
—¿Las conozco? — volteo a verla, aquella chica rubia iba acompañada de una pelirroja, ambas le parecían conocidas pero no sabía de dónde.
—De la cafetería en la avenida, te invité a salir.
Inuyasha las vio mejor, era verdad.
—Sigue siendo "No", tengo dueña, se llama Kagome.
—¿Cómo la canción? — preguntó incrédula la rubia—. No vamos a creer de nuevo eso.
—Debe ser tu gata u otra perra— agregó la otra, no caerían de nuevo en el engaño.
—Yasha, le puse crema a un café, olvidé si le ponías o...— interrumpió Kagome, por ir concentrada en no chorrear las bebidas no se percató de la compañía que tenía el chico.
—Ella es Kagome— Inuyasha cogió uno de los cafés y tomó la mano de la azabache y la entrelazó con la suya, las dos amigas se pusieron coloradas por el coraje y se alejaron.
—¿Qué fue eso? — se había perdido de algo y no sabía qué.
—No tengo idea— mintió para restarle importancia, nada iba a estropear esa no oficial cita.
—¿Seguro? Parecían muy molestas.
—¡Sigamos nuestro paseo! — guio a Kagome a otra parte del parque, donde se podrían sentar y disfrutar de sus bebidas.
...
A Kagome le sorprendió la condición y energía que tenía Inuyasha, no dio por terminado el paseo hasta que el cielo se oscurecía. ¡Hasta Pocky se cansó! Comió y se durmió. Ella por su parte, se bañó y fue a ver un poco de televisión en lo que su cabello se secaba. De momentos dormitaba, quería dejarse caer sobre el tatami y dormir, fue en uno de esos cabeceos que sintió un peso sobre sus piernas. Inuyasha la había tomado de almohada.
—¿Qué haces?
—Quiero que mi ama me mime— respondió con naturalidad.
—Tonto— se sonrojó hasta las raíces—. ¿Qué pasó con tu trabajo?
—Acepté otro puesto aquí, solo en algunas ocasiones deberé viajar, pero la mayoría del tiempo la pasaré en esta ciudad... Kagome— le llamó algo inseguro—. ¿Ya vamos a vivir juntos? Me adoptaste ¿Cierto?
—Supongo.
—Que bueno, porque en verdad no tengo casa, donde vivía ya la rentaron.
—Es hora de ir a dormir, tengo un futón extra que...
La cara de Kagome palideció y luego se sonrojó, no podía asimilar del todo lo que acababa de hacer Inuyasha, seguramente lo imaginó por el sueño, ¡Eso era! Ya estaba dormida.
—¿No te gustó?
—Me lamiste— seguía pasmada.
—Soy un perro ¿Qué esperabas?
—Eres... Eres insoportable, me voy a ir a dormir y no te daré tu futón para que aprendas a...
Si estaba soñando que no la despertaran, la boca de Inuyasha sobre la suya era la gloria. La estaba dejando sin aliento y ella estaba encantada. Era el mejor beso que le habían dado en su vida.
—¿Mejor? — susurró contra los labios de Kagome, desde que volvió a verla había tenido ganas de hacer eso, quería saber el sabor de ella, fue mejor de lo que imaginó.
—Cállate y hazlo de nuevo— le jaló del cuello para besarlo y ambos terminaron acostados sobre el tatami, fue allí donde el sueño les venció y durmieron abrazados hasta que las lamidas de Pocky en la cara de Inuyasha, les despertó.
30/07/2017
Hasta aquí (por ahora) mi loca idea que surgió al imaginarme a un Inu humano llevando orejas de perro.
No le pongo "Complete", porque puede que después agregue algo más, un "epilogo" o pequeños "extras".
Muchas gracias por sus mensajes, espero les gustase y que nos estemos leyendo en próximas creaciones.
SheylaStV, gracias por darme el título del capítulo indirectamente y sin proponértelo XD
