Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.


Mascotas.

VI. Búsqueda.

Kagome estaba sentada en el sofá con Rin, la escuchaba entré atenta y distraída, su amiga le hablaba de cócteles, mesas de dulces, números de entradas en un menú y los tipos de vestidos que había para novias. Entré más escuchaba, más sentía que todo era demasiado y los tres meses que tenían para fecha que ella e Inuyasha acordaron para la boda, no sería suficiente.

—Perdona si soy muy entrometida— dijo al ver que Kagome no contestó a su pregunta de si prefería rosas u otra flor—. Pero es porque yo no tuve a alguien que me ayudara, crecí sola, no tenía amigos cercamos y no quería que pasaras por lo mismo, sé que tienes a Sango, a tu madre, pero te considero como una hermana.

—Rin, gracias— dijo con sinceridad—. Es solo que, todo esto es demasiado, no queremos nada grande, solo vendrán pocas personas y se hará en el templo.

—Oh, creí que invitarían a amigos del trabajo.

—Inu no es muy sociable y yo… aunque conozco más personas, del trabajo, voluntarios de los refugios y viejos amigos de escuela, solo quiero estar ese día con la gente que realmente me importa.

—Entiendo, en ese caso la lista será más corta— tomó una libreta y bolígrafo—. Ya tienen la fecha, el lugar de la fiesta y ceremonia, ¿Ya tienes tu vestido?

—Sí, mamá lo está ajustando, usaré un kimono blanco.

—¡Ya quiero vértelo puesto!— le fascinaba la idea de la boda tradicional—. ¿Qué me dices de tu segundo vestido? No puedes estar el resto de la fiesta en kimono.

—No lo había pensado.

—Deberá ser adecuado para el clima, podemos ir a ver en la plaza, mientras tanto, en esta revista hay varias opciones para que te des una idea.

—¿Debe ser totalmente blanco?

—No te preocupes por el tema de pureza, no estamos en el siglo…— se detuvo al ver que Kagome sostenía frente suyo la página de una revista—. Lo dices porque ya te gustó uno, deja verlo más de cerca— tomó la revista—. Iremos a buscarlo mañana, sé dónde queda una tienda de esas.

—Espero que lo tengan y que me quede bien, me gusta mucho.

—Seguro que sí.

—¿Qué dices Pocky, es lindo?— preguntó Kagome a su amiga canina, que se había bajado de su sillón, obteniendo como respuesta un ladrido.

—Es una chica con buen gusto. ¿Ya agendaron una prueba para el pastel?— preguntó al volver a su lista.

—¿Eso se tiene que hacer?— ella cría que solo iban a una pastelería, pedían de un sabor que les gustase a ambos y elegían un diseño de algún catálogo.

—Sí, les dan a probar varios tipos de pastel.

—Inu va a disfrutar esa parte.

—Al igual que la prueba de menú.

—Respecto a eso, Inuyasha dijo que ya lo tiene, no sé qué quiso decir con eso.

—Creo que yo sí, su madre era organizadora de banquetes— seguramente la señora Izayoi insistió en regalarles ese detalle.

—Inuyasha me dijo que su madre daba clases de piano y violín.

—Y no te mintió, dejó lo de los banquetes cuando ella y su esposo se mudaron antes del retiro completo de él, como ya no necesitaba estar siempre en una oficina y ahora trabajaba a distancia, entonces comenzó a dar clases

—No sabía eso— le comenzaba a preocupar que no conocía realmente a la familia de Inuyasha.

—Solo los has visto una vez, no creo tuviesen demasiado tiempo para platicar— esperaba no haber metido la pata.

—Solo los vimos por unas horas, no podían posponer su vuelo a Viena— o eso quería creer, y no que fue una excusa para irse antes.

—Ellos te adoran, la madre de Inuyasha no les daría un detalle tan lindo si no lo fuese así.

—¿Qué más hay en la lista?— quería poner su mente en otra cosa.

—De acuerdo— debía recordarse hablar con Inuyasha, esperaba no haber complicado las cosas—. ¿Qué hay con las invitaciones?

—Tenemos tres opciones, deja te las muestro.


Sango, Rin y Kagome salieron de la tercera tienda de la boutique donde se supone tendrían el vestido que le gustó a Kagome, pero como en las dos primeras tiendas, no lo tenían en su talla y no tendrían más por el fin de temporada.

—No te desanimes, encontraremos otra opción, hay muchas más tiendas— alentó Rin.

—Sí, lo sé, es solo que, con el poco tiempo, ¿deberíamos posponer la fecha?

—Claro que no— dijo Sango, quien en ese día también las acompañó—. Es una fecha importante para ustedes, es el día que se vieron por primera vez.

—Podría ser para el próximo año.

—Amiga, ya llevan mucho tiempo posponiéndolo.

—Tengo una idea, vayamos a comer y platicar con más calma— sugirió Rin al buscar en su teléfono un restaurante cercano.

—Ya debo ir por Pocky, Inu la llevó a que la bañaran.

—Creí que él lo hacía— dijo Sango.

—Lo hace, pero ahora le debían cortar un poco el pelo.

—Te acompañamos.

...

Kagome esperaba con Pocky afuera de una heladería mientras sus amigas compraban un postre para el camino. Veía todas las tiendas de vestidos y no pudo evitar suspirar. Pocky le lamió la mano a su dueña, captando su atención.

—Estoy bien, es solo que no pude conseguir el vestido— le acarició detrás la oreja—. Es Inu— dijo al ver la llamada entrante en su celular—. Hola, ¿qué tal tu día?

—Tranquilo, ¿Cómo van con las compras?— se aburría de esperar unos planos y decidió que llamaría a su prometida.

—Bien, ya pasé por Pocky y vamos de regreso a casa.

—Kag, ¿todo bien?— se enderezó de su silla, ella no sonaba alegre.

—¡Claro!, es solo que fue agotador.

—Sabes que me puedes decir lo que sea ¿cierto?— hubo un silencio, esperaba que ese día de compras no le hubiesen hecho cambiar de opinión respecto a su boda.

—Es solo que…— finalmente comenzó a hablar—. Estuve buscando algo y…— el claxon o bocina de algún vehículo sonó y Pocky salió corriendo—. ¡Pocky!, ven aquí— debió haber mantenido sujeta la correa con más fuerza.

—Kag, ¡Kagome!

—Lo siento— dijo con voz agitada—. Ella corrió, creo que creyó que era el cochecito de hotdogs, pero ya la tengo.

—Deberé regañarla, no debe salir corriendo— no entendía su comportamiento, dejando las veces en que salía corriendo para ver a Kagome, a él no le hacía esas cosas—. Alguna o ambas podrían lastimarse, se supone que ella debe cuidarte, no hacer que corras tras ella y… Kagome, ¿me escuchas?

—Sí, te escucho.

—¿En verdad estás bien?

—Todo está muy bien— dijo realmente feliz.

—Ya voy de salida, te veo en el parque, donde siempre ¿en media hora?— no podía estar más en la oficina, primero su prometida estaba decaída y ahora realmente soñaba feliz, debe ver.

—Más que suficiente, nos vemos al rato.

—Kagome, te vimos correr ¿Qué paso?— preguntó Sango.

—Lo encontré— señaló el escaparate de una pequeña tienda—. Mejor dicho, ella lo encontró— Pocky se había detenido justo en ese lugar.

—Este me gusta más— dijo Rin—. ¿Qué esperas?, entra a verlo, yo espero aquí con Pocky.

...

Inuyasha sonrió al ver que Kagome y Pocky se acercaban, definitivamente había sido una muy buena idea salir del trabajo antes.

—Perdona por llegar tarde.

—Ustedes están justo a tiempo, sabes que siempre llego antes— tomó a Kagome de la mano y luego de saludar a Pocky, tomó su correa.

—Creí que Sango y Rin te acompañarían.

—Lo hicieron, pero ya se fueron.

—¿No compraste nada?— preguntó al ver que no llevaba bolsas.

—Si lo hice, pero Rin se llevó lo que compré, dijo que tú no debías verlo, ya sabes que ella si cree mucho en eso.

Una corneta sonó y en esta ocasión si era el carrito de hotdogs, lo que provocó que Pocky tirase de su correa en dirección del sonido.

—¡Oh, no!, tú estas castigada— jaló la correa e inmediatamente su perra bajo las orejas y vio a Kagome para pedirle ayuda—. Y no la veas a ella, lo que hiciste estuvo mal.

—Pero gracias a eso, encontré lo que quería.

—Aun así, no debió hacerlo.

—Yo también quiero uno y sé que a ti también se te antojó— sonrió cuando lo vio rolar los ojos, había cedido.

—Bien, pero ella solo tendrá uno.

Kagome le dio un beso en la mejilla y continuaron caminando.


01/01/2022