UQ Holder no es de mi propiedad, pertenece a su respectivo autor.
Capítulo 1
Senkyokan
.
… ¿Dónde… estoy?... Siento como si estuviera sostenida en el aire, todo esta oscuro…
De repente, estoy viendo a alguien, parece una mujer, esta de espaldas frente a mí, sin moverse, su cabello es largo, rubio platino.
¿Quién es?, siento que la conozco… ¿Por qué su imagen se muestra en lo más profundo de mi alma? Mis recuerdos están confusos... No consigo recordar nada…
Ella se ha dado la vuelta y ahora es una niña, esta sonriendo y me está tendiendo la mano, trato de alcanzarla mientras extiendo mi mano, pero antes de que pueda hacerlo… Ella desaparece… Intento decir algo, pero las palabras simplemente no salen… Escucho una voz… Creo que dice mi nombre…
¿Leona?
Abro los ojos, una niña de ojos verdes oscuros y largo cabello de un verde más claro, vestida del mismo color, estoy viendo delante de mí, parece que esta… ¿Triste? ¿Por qué se sentirá así?
"Lo siento, espero que algún día podrás perdonarme."
Su mano ahora esta en mi mejilla mientras sigue mirándome de esa manera, aunque ahora sonríe ligeramente.
¿Ha dicho, perdonarme? ¿La conozco de algo?
De repente, todo se vuelve un destello y lo siguiente que recuerdo es que caigo con fuerza en el agua.
-Tiempo después-
No sé cuánto tiempo hace que estoy aquí, y no tengo un estúpido reloj para saber qué hora es, aquí siempre esta oscuro, lo único que sé, es que desde que caí en este lugar, no paro de pelear con todo tipo de criaturas raras, y cuando digo raras es porque lo son, tienen colmillos enormes y se esconden con esos ojos rojos que brillan en la oscuridad esperando el momento para atacarme, parece ser que no existe nada más que esas criaturas, mis ropas están desgarradas de tanto tiempo que llevo peleando.
¿Es que estoy en otra dimensión? ¿En el subsuelo?
Lo que tengo claro es que estoy aquí por esa niña… Pero, no pienso morir aquí, debe de haber algo más… Además, me gustaría saber quién era esa niña de ojos verdes y por qué en mis sueños aparece esa mujer de cabello platino, cada vez que aparece, mi corazón se estremece y no entiendo la razón.
Voy a salir de aquí.
/Grace Of Destiny II/
"Y ahora donde estoy… Mientras estaba en ese lugar, apareció ese monstruo en el que pensé que iba a matarme, entonces lo siguiente que recuerdo es que estoy aquí." pensó Leona mientras miraba a su alrededor, estaba flotando en el aire y no había nada, todo era blanco.
"Ya estás mas consciente que la última vez…" se escuchó una voz, Leona se dio la vuelta y vio una niña.
"¡Tú! ¡Eres la de la otra vez!" la señaló Leona con el dedo índice.
"Supongo que tienes preguntas que quieres decirme." sonrió la niña levemente.
"Unas cuantas, ¿quién eres? ¿Te parece normal mandarme a ese infierno? ¡Encima no recuerdo nada de lo anterior! ¡¿Sabes qué es eso?!"
"Lo siento, pero primero te diré mi nombre, me llamo espíritu del árbol del mundo."
"¿Perdón?" dijo Leona con una mirada inexpresiva.
"Te lo explicaré, fui yo quien te trajo aquí, más bien, te salvó, estabas peleando con alguien y antes de que los dos murierais, te hice desaparecer, pero debido a la cantidad de magia que tuve que utilizar, no pude regresarte a ese lugar, así que te tuve aquí retenida, y cuando quise enviarte de nuevo… Fallé y te envié por equivocación a aquel sitio horrible… Me preocupé bastante, una persona normal hubiera muerto."
"Siento un cabreo importante ahora mismo, pero intentaré contenerlo, por lo que solo seguiré preguntando, ¿y aquel monstruo?"
"¿Mm?" inclinó la niña hacia un lado la cabeza, cruzando los brazos bajo su pecho, dudando por un segundo. "Lo mataste, aunque inconscientemente." terminó de decir.
"¿Por qué no recuerdo nada? ¿Por qué me salvaste? Realmente sigo sin entender nada…" cerró Leona los ojos, poniéndose una mano en la sien como si le doliera.
"Te salvé porque no podía dejar que murieras ahí, pienso que puedes ser de ayuda para hacer frente al creador de la vida, mas bien conocido como el mago del principio, o como se solía llamar… Ialda Baoth." la nombró la niña, cambiando de tono a uno más serio, mirándola seriamente.
"¿Quién?" la miró Leona confusa.
"No puedo explicarte demasiado sobre ella, pero estuvo retenida en el árbol del mundo del que yo soy el espíritu, sin embargo… Hace años se liberó y ahora planea hacer algo que puede ser un problema para la humanidad."
"Y tú piensas que puedo servir…"
"Estoy segura de ello." afirmó la niña sonriendo con seguridad. "Aunque desconozcas todavía tu poder… Conociéndote sé que podrás lograrlo…" murmuró, perdida en sus pensamientos, por un momento.
"¿Has dicho algo?"
"Ah… No, nada de importancia…" respondió la niña, negando con la cabeza ligeramente. "Sobre la otra pregunta, no te preocupes, lo recordarás todo cuando te envié de nuevo donde perteneces." sonrió alegremente, con los ojos cerrados. "Llevas demasiado tiempo aquí, es normal."
"Demasiado… ¿Tiempo?" tartamudeó Leona, preocupada al escucharlo. "¿Cuánto exactamente?" preguntó dudando de si debía saberlo.
"… Ochenta y cinco años…" respondió la niña con una sonrisa nerviosa.
"Ah… Espera… ¡¿Cómo?! ¡Ochenta y que! ¡Madre del amor hermoso!" exclamó Leona incrédula.
"¡Lo siento! ¡El tiempo aquí es distinto al otro!"
"¡¿Y no he envejecido nada?! ¿Soy inmortal?"
"No, es porque aquí el tiempo no avanza, está detenido mientras lo demás cambia."
Leona suspiró sin saber si debía enfadarse o ponerse a llorar.
"Bueno… Ahora que lo sabes todo, puedo enviarte de nuevo... ¿Estás lista?"
"Sí… Por favor, antes de que pasen ochenta años más…" suspiró Leona, diciéndolo con un tono contenido.
"Bien." asintió la niña, alzó el brazo hacia ella y empezó a decir unas palabras que no se llegaban a entender, mientras las pronunciaba, su cuerpo cambio a uno adulto. "Que te vaya bien, Leona." sonrió, ahora la mujer.
"Ah… Antes de que me vaya… Por que cada vez que soñaba se me aparecía una mujer o niña… No lo tengo claro…"
"Debe de ser o fue alguien importante para ti, es todo lo que puedo decirte."
"… Huh… Gracias por mantenerme con vida, aunque no recuerde nada ahora mismo… Y después de tantos años, a saber, quién me voy a encontrar ahora…" dijo Leona acariciándose la cabeza por detrás. "Bueno, estoy lista."
"Adiós, Leona, quizás nos volvamos a ver." sonrió la mujer ligeramente, seguidamente hubo un destello y Leona desapareció.
Era una mañana soleada en la ciudad escuela llamada Mahora, los estudiantes de aquel lugar estaban estudiando en sus aulas ya que habían iniciado las clases, por ello, en las calles no había demasiada gente, solo los que trabajaban en sus puestos, de repente, hubo un destello en el cielo y algo cayó con fuerza en el mar.
"¡Ah!" exclamó Leona, sacando la cabeza del agua, cogiendo aire. "¡Otra vez!… Una de dos, esta mujer no sabe medir las distancias o lo hace adrede, ¿no podía dejarme en el mismo árbol?" pensó Leona gruñendo mientras iba nadando hasta la orilla, una vez allí, salió del agua y vio la ciudad escuela.
"¿Este es el sitio donde estuve? ..." murmuró Leona, mirándolo detenidamente como si el tiempo se detuviera, de repente, sintió que la cabeza le empezaba a doler con fuerza. "¡Ah!" gritó cerrando los ojos mientras se ponía la mano sobre ella, seguidamente empezaron a mostrarse rápidamente diferentes escenarios, hasta que vio el momento en que se despedía de los que había con ella y a continuación, atacaba a quien estaba en el cielo, despareciendo así ambos. "Ahora lo recuerdo todo…" murmuró abriendo los ojos, recomponiéndose. "Yo… Ochenta y cinco años… Mierda…"
Leona salió del lugar donde estaba y fue rápidamente hacia las calles.
"Parece ser que este sitio ha cambiado en algunos aspectos…" pensó Leona mientras iba caminando por una de las calles, observando, hasta que llegó al árbol del mundo. "Sin embargo este árbol sigue igual…" puso su mano en el tronco. "Y pensar que he estado todo este tiempo aquí… Todos deben de haber envejecido o muerto…" una sombra cubrió su mirada, al cabo de unos segundos, una imagen vino a su mente. "¡Evangeline!" la nombró al recordarla. "¿Seguirá aquí?" se preguntó, retrocediendo, apartándose del árbol. "Necesito saber si sigue viva."
Seguidamente se fue a un ritmo acelerado hacia el bosque que había, algo alejado de la ciudad, minutos después de haberse adentrado y de estar atravesando arbustos, vio la cabaña de Evangeline, se veía bastante destrozada.
"Parece como si nadie hubiera estado viviendo aquí durante bastante tiempo…" murmuró Leona con un tono decaído, se dirigió a la puerta y la abrió ya que estaba rota, una vez dentro, miró a su alrededor, todo estaba igual de estropeado, aparte de ello, había acumulado bastante polvo. "¡Maestra! ¡Chachamaru! ¿Chachazero?" las llamó, pero nadie contestó.
"La carta de pactio." pensó Leona, rápidamente la sacó del bolsillo y se la puso en la frente, cerrando los ojos. "Si no recuerdo mal, Kamo dijo que podía servir para comunicarse… Solo tengo de decir."
"Telepatía."
Pasaron unos segundos, pero no ocurrió nada.
"Por qué no funciona…" murmuró Leona mirando la carta de pactio. "¡Adeat!" exclamó, llamando a su artefacto, pero la carta seguía igual. "Tampoco se ha transformado… Tsk." le dio una mirada preocupada y la guardó de nuevo en el bolsillo.
Segundos después, subió al piso de arriba y vio lo mismo que el resto de la casa, Leona siguió deambulando por la casa hasta que salió de ella, al dejarla, se sentó en las escaleras que había.
"Otra vez… Estoy sola…" agachó Leona la mirada con tristeza, aferrándose a sus rodillas, ocultando su rostro.
En algún lugar, varias personas estaban reunidas alrededor de alguien, excepto una que estaba más alejada mirando hacia el horizonte con una mirada perdida.
"¿Estas pensando en alguien?" preguntó una de ellas, acercándose a la persona que estaba más alejada.
"Se podría decir." respondió la otra persona con los brazos cruzados bajo su pecho.
"Y ese alguien debe ser importante para ti, ¿no? Déjame adivinar, es aquella niña de la que nos hablaste una vez."
"Sí, Rakan, lo es, ahora, ¿podrías dejarme? Quiero estar con mis pensamientos."
"Que fría eres, mujer." rio Rakan con las manos en la cintura, la mujer lo miró molesta.
"No me mires así, si estas encariñada con-"
"Te equivocas, de aquello fue hace mucho tiempo." interrumpió la mujer, dándole una mirada seria.
"Rakan, no la molestes." se escuchó a alguien detrás de ellos.
"Está bien, Negi." respondió Rakan, poniéndose una mano detrás de la cabeza, después regresó con los demás.
"¿Todavía no te has acostumbrado a nosotros?" sonrió Negi levemente.
"Hmph." rio la mujer, cerrando los ojos, con los brazos cruzados bajo su pecho. "Me cuesta, ya sabes, estuve demasiado tiempo sin estar en este mundo."
"¿Serás capaz de enfrentarte a ella cuando la veas?" la miró Negi seriamente.
"Dejaros de preocuparos." suspiró la mujer. "Mis ideales son los mismos que los tuyos, quiero cambiar el mundo, aunque sea de esa forma que dijiste." lo miró seriamente. "Y si alguna vez me reencuentro con ella, no cambiará nada."
"Esta bien, solo espero que recuerdes lo que has dicho ahora."
"Sí, padre." sonrió la mujer burlonamente, aunque sabía que no lo era, Negi la siguió mirando sin inmutarse. "Por cierto, dile a la chica del libro, que deje de leer mis pensamientos, me siento acosada y la voy a denunciar un día de estos."
Negi rio para sí mismo y se alejó yendo hacia los demás.
"¿Podemos fiarnos de ella?" preguntó Yue, dándole una mirada dudosa.
"No veo que piense lo contrario a lo que dijo." añadió Nodoka mientras veía su diario en el que aparecían los pensamientos de la gente.
"Por el momento, tenemos que hacerlo."
"No se yo si es un buen reemplazo de Cutlass, al contrario que nosotros, hace lo que le da la gana." suspiró Yue.
"Mientras siga con el plan, no me importa lo que haga." los miró Negi seriamente.
"¿Cómo sabe que esta viva? ¿Tiene un radar?" preguntó Rakan, poniéndose una mano en la barbilla, pensativo.
"No creo que realmente lo sepa, solo debe tener la esperanza de que lo este, además, si lo estuviera, sería demasiado mayor." sonrió Albireo.
"En todo caso, si se opusiera a nuestro plan, nos desharíamos de ella, no importa quien sea." añadió Rakan, Nodoka asintió.
"Solo para que quede claro." se escuchó a la mujer acercándose a ellos con una expresión bastante molesta. "Esa chica de la que estáis cuchicheando es mía, solo yo puedo tomar su vida, si alguno de vosotros intenta ponerle una mano encima, lo mataré." puntualizó con veneno en su voz.
"Ja, ja, ja." rio Rakan con fuerza. "Esta bien, esta bien, como quieras, no hace falta que te pongas así."
La mujer lo miró estrechando la mirada, tenia el cabello castaño largo hasta la cintura, sus ojos eran de color verde oscuro, iba vestida con una camiseta sin mangas blanca, una chaqueta negra por encima de ella, unos pantalones cortos de color negro y unas bambas blancas.
"Como desees, no nos interpondremos, solo espero que, si os llegáis a encontrar y se opone a nuestros planes, no te dejes llevar los sentimientos… Rachel." la nombró Negi, mirándola seriamente.
/Grace Of Destiny II/
Después de haber estado en la cabaña de Evangeline, Leona se había alejado de la ciudad escuela y estaba deambulando cerca de un puerto.
"Todo lo que sentí, todo lo que viví aquí, ya no existe nada…" pensó Leona mirando el cielo con melancolía. "Y ella… Ni siquiera sé si está viva o dónde está, y aunque me la volviera a encontrar… ¿Qué le diría? Tal vez lo mejor es que no intente buscarla… De todas formas, debe pensar que ya no existo." lagrimas empezaron a salir de sus ojos.
"¡Ayuda!" se escuchó a alguien pidiendo ayuda.
"¿Eh?" salió Leona de sus pensamientos, miró hacia un lado y vio a unos que intentaban meterse con uno de los pescadores de aquel puerto.
"Sera mejor que no opongas resistencia, anciano." sonrió uno de los jóvenes.
"Aunque el tiempo pase, hay algunas cosas que no cambian." se escuchó a Leona detrás de ellos, los jóvenes se dieron la vuelta, ahora mirándola.
"¿Y tú quien eres? Será mejor que te vayas, mocosa, si no quieres salir lastimada, lárgate."
"No tengo el día, así que lo diré una vez, disculparos con ese hombre e iros."
"¿La has oído?" rio otro de los jóvenes.
"Por favor, márchate." la miró el pescador preocupado.
"He dicho, largo de aquí." dijo Leona con una voz oscura, de repente, se levantó un fuerte viento alrededor.
"¿Mago, eh?" sonrió el mismo joven. "Nosotros también sabemos hacer magia." seguidamente, él y los demás sacaron unas varitas de magia de sus bolsillos.
"Ochenta y cinco años y aún siguen las varitas…" suspiró Leona, alzando la mirada al cielo. "O sois novatos o todo fue en decadencia."
"¿De que hablas? ¡Vamos a demostrarle quien manda aquí!" exclamó quien parecía ser el líder, antes de que pudiera decir el conjuro, Leona desapareció y apareció delante de él, sin que le diera tiempo a reaccionar, le golpeó con la rodilla en el estómago, el chico escupió saliva y sintió el aire escapar de sus pulmones, retrocedió unos pasos y cayó al suelo, inconsciente.
"¡Tú! Desgraciada, ¡ahora veras!" exclamó otro, los demás lo siguieron para atacar a la vez, cuando se lanzaron hacia ella, de pronto, una gran ola de energía los lanzó a todos, provocando que se estrellaran contra las paredes, doloridos.
"Estoy rodeada de unos idiotas que piensan que por tener una varita ya son los amos del mundo." dijo Leona con un tono molesto.
"Ahg…" se quejó dolorido uno de ellos, Leona fue hacia él y lo cogió de la camisa, levantándolo.
"¿Queréis seguir con esto?" preguntó Leona dándole una mirada fría y sombría que parecía que iba a atravesarle.
"No…" respondió el joven nervioso, Leona lo soltó y él se fue corriendo con los demás, llevándose al que estaba inconsciente con ellos.
"Muchas gracias." agradeció el pescador yendo hacia ella. "¿Eres de por aquí?"
"Se podría decir que si…"
"No te había visto antes, bueno, gracias otra vez por ayudarme." sonrió el pescador.
"En realidad, hace bastante tiempo que no me paso por este lugar…" miró Leona hacia otro lado. "Y no hace falta que me des las gracias."
"Entonces te diré algo, por si no lo sabes, hay una isla lejos de aquí en la que existe una posada llamada Senkyokan, pero se rumorea de que esta maldita, si alguna vez la encuentras, no te acerques a ella." explicó el pescador, mirándola seriamente.
"¿Una qué?" parpadeó Leona. "Hum… Gracias por el aviso."
"Bueno, tengo que volver al trabajo." sonrió el pescador. "Si necesitas saber algo puedes preguntarme."
"Bueno, hay algo que me gustaría saber, aunque suene algo extraño… ¿En qué año estamos?" preguntó Leona algo nerviosa, el pescador la miró extrañado, pero no le dio demasiada importancia.
"Estamos en el año, dos mil ochenta y seis."
"Gracias." respondió Leona viendo como el pescador se marchaba. "Tenia razón, han pasado todos esos años…"pensó, mirando al mar. "Una posada maldita… Hay algo que me dice que vaya… Bueno, no tengo nada mejor que hacer…" cogió una lancha motora que había allí y se alejó del puerto.
Minutos mas tarde, llegó al lugar que el pescador le había mencionado.
"¿Y esto es una posada maldita?" pensó Leona, dejando la lancha motora en la isla. "Pues sí que han cambiado desde entonces… Me la había imaginado algo distinto a esto… Si caen hasta pétalos…"
La posada se veía agradable y acogedora, aparte de lo grande que se veía a simple vista, también, por el diseño parecía del periodo Edo, después de estar observándola, Leona entró por la puerta principal, había una sala muy amplia con diferentes pasillos, al lado había un recibidor y en frente unas escaleras que conducían a otro piso.
"Mm… ¿Hola? ¿Hay alguien?" preguntó Leona, mirando a su alrededor. "Si esto esta maldito y hay fantasmas, esta pregunta es algo estúpida." pensó.
"¿Sí?" se escuchó una voz, Leona vio a un hombre vestido de traje, llevaba una camiseta blanca, unas gafas de sol, unos pantalones de color negro, una chaqueta abotonada del mismo color y una corbata negra. "No esperábamos visita hoy, vienes a alojarte, supongo."
"Ah… Bueno…" respondió Leona nerviosa. "¿Esto no está maldito?"
"¿Perdón?" dijo el hombre alzando una ceja.
"¡Nada! No he dicho nada…" respondió Leona, negando con la cabeza. "Ahora resulta que no lo estaba… ¿Qué le digo yo a este hombre? Si le digo que me he confundido de sitio, va a dudar de mí, esto está en medio del mar… Tendré que quedarme al menos un día… Espero que no sea muy caro, apenas me queda algo… Solo falta que hayan cambiado de moneda, ya me remata del todo." suspiró.
"¿Hay algún problema?" preguntó el hombre, mirándola fijamente.
"No… Me alojaré un día."
"Bien, entonces serán 80 yen."
"¡¿Solo?!"
"Sí… Bien, déjame que termine unos papeles y te acompañaré a tu habitación, puedes pagarme ahora o cuando vayas a irte."
"Pagaré ahora…" respondió Leona, después de unos minutos, el hombre la acompañó a unas de las habitaciones del piso de arriba.
"Hum… ¿No llevas equipaje?" la miró extrañado.
"No." lo miró con una mirada inexpresiva, hubo un silencio.
"… Que tengas un buen día." respondió el hombre, al fin. "Si tienes alguna duda, mis compañeros o yo te ayudaremos encantados." explicó, se retiró y Leona entró a la habitación.
"Ah…" suspiró Leona. "Como llegué aquí…"
Unas horas después, Leona estaba tumbada en la cama, la habitación era bastante lujosa, tenía dos habitaciones juntas, un baño con ducha, una mesa grande con dos sillas, una cama espaciosa, unos armarios, cuadros, y un balcón amplio con una mesa pequeña con dos sillas.
"Y todo por 80 yen… Posada maldita… No será por el precio." pensó Leona mirando el techo. "Iré a dar una vuelta." se levantó de la cama y salió de la habitación, estuvo caminado por uno de los pasillos hasta que escuchó a alguien que parecía decir su nombre.
"¿Eh?" Leona se dio la vuelta y vio a un hombre de pelo blanco con bigote que iba corriendo hacia ella con una expresión sospechosa.
"¡Espera!"
"Al igual me espero…" pensó Leona, entonces empezó a correr por el pasillo.
"¡Detener a esa niña!" exclamó el hombre de pelo blanco, los que escucharon el grito, empezaron a seguirla.
"¡Alto ahí!"
"¿Por qué me siguen? ¡Vaya día llevo!" exclamó Leona molesta.
"¡Sabia que era sospechosa!"
"¿Qué es tanto alboroto?" preguntó un hombre saliendo de una habitación, adormilado.
"¡Jinbei-san! ¡Detén a esa niña!"
"¿Eh?" dijo Jinbei confundido viendo a Leona ir hacia él, y antes de que pudiera reaccionar, Leona lo golpeó en el estómago con fuerza.
"Ugh… Por qué…" se quejó Jinbei cayendo al suelo de rodillas adolorido.
"¡Jinbei-san!" exclamó uno de los hombres que seguían a Leona. "¡Jinbei-san ha sido golpeado!"
"¡Qué! ¡No la dejéis escapar!"
"Tengo que salir de aquí…" murmuró Leona, intentando despistarles por los pasillos, cuando parecía que los había despistado, chocó con alguien, cayendo ambos al suelo, quedando Leona debajo de la persona.
"Ay…" se quejó Leona por el golpe, cuando abrió los ojos vio a una mujer.
"Tú… Eres…" dijo la mujer, mirándola sorprendida.
Fin del capítulo 1.
Y así empieza esta historia, ¿quién será esa mujer del final? Quizás os estéis preguntando si Rachel es la misma persona del pasado de Leona, sí, es ella.
Gracias por leer, espero que haya gustado, si es así, dejen review por favor, me gustaría saber su opinión, me anima a seguir escribiendo. Cualquier duda de la historia, pueden decirme.
