Capítulo 11: Después de la batalla

Después de que todo se calmó en la casa de Yoshi, por fin él pudo decirle lo que le quería decira Lili desde el principio.

–Lili, ¿por qué traes puesto eso? –preguntó él, y ella se sonrojó de la vergüenza.

–Ah... este... ¡Ay! Yikumon me despertó para venir, por eso. –dijo ella.

Mientras Yoshi intentaba ver de nuevo el camisón rosa que traía Lili y ella intentaba esconderse detrás de los muebles de la estancia, el D-Power que le correspondía a Yoshi apareció al lado de Kannonmon.

–Yoshi es tu Tamer. Felicidades, Kannonmon, él es un buen chico. –dijo Yikumon, viendo el D-Power totalmente blanco.

–¿Un buen chico persigue a una chica en camisón por toda la estancia? –dijo Kannonmon, y ambos se quedaron viendo a los dos Tamer.

Entonces, alguien abrió la puerta de la casa y ambos muchachos y sus Digimon se quedaron paralizados en sus lugares.

Un momento después, Henry llegó a la estancia y prendió la luz, para encontrarse a su hijo y a la hija de Rika petrificados a la mitad del lugar.

Minutos después, Lili iba sentada junto a Yoshi en el auto de Henry.

Yoshi le había prestado una chamarra y Henry se los había llevado a los dos al auto, mientras Kannonmon veía como desaparecía del lugar Yikumon.

–Bájense los dos, ahora. –dijo Henry, bajándose también.

–Mamá me va a matar... –decía en voz baja Lili, cuando fueron a tocar a la puerta de su casa.

Rika fue la que abrió, ya que últimamente se le iba el sueño sin que ella hiciera nada.

Y entonces Lili sintió que se moría, ya que era su madre la que más la regañaba de los dos (Rika y Ryo).

–¿Henry, qué haces aquí? –dijo Rika.

–Vine a traerte a tu hija, Rika. –dijo Henry.

Lili estaba escondida detrás de Yoshi, para que Rika no la viera, pero aún así...

–Lili, ¿qué hacías fuera de casa a estas horas? –dijo Rika, algo molesta.

–Yo no hice nada. –dijo rápidamente Lili, cuando Henry apartó a Yoshi de ella.

Henry y Yoshi se fueron, y Rika y Lili entraron a la casa.

Lili esperaba un terrible castigo, aparte del terrorífico regaño, pero Rika no hizo nada más que dejarla en su cuarto y decirle:

–No vuelvas a hacer eso, por favor.

Cuando Rika cerró la puerta de la habitación, Lili se quedó realmente sorprendida de aquello, y dijo para sí misma:

–No me mató...

–No te mató, porque entonces se hubiera quedado sin hija. –dijo Yikumon, apareciendo en un rincón.

Lili se durmió y Yikumon se salió en silencio de la habitación para dormir en el pasillo, donde Renamon estaba observando.

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