Capítulo 6
Una salida al parque de atracciones: Parte II.
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"Ya podéis entrar." les avisó una de las personas de la atracción después de que saliera gente que había entrado antes, todos parecían estar asustados.
"¿Qué les habrá pasado?" se preguntó Leona mirándolos.
"Leona."
"Ya voy." dijo Leona yendo hacia donde estaba Evangeline, una vez que entraron, fueron por un pasillo estrecho que parecía no tener fin, estaba ligeramente iluminado con velas en candelabros, alineados contra las paredes de piedra, y con varios cuadros de personas que parecían estar observándoles.
"Esto está bastante oscuro." miraba Leona a su alrededor.
"Por lo general, esta atracción suele estarlo." mencionó Evangeline con simpleza avanzando por el pasillo sin interés mientras se escuchaba crujir la madera al pisarla.
"No parece que avancemos…" dijo Leona al ver que por más que caminaban no llegaban a ninguna parte.
"Por cierto Leona, la gente que trabaja aquí, se te aparecerá para asustarte, pero no puedes atacarles, ¿entendido? No quiero problemas." explicó Evangeline sin girarse.
"Está- ¡Kyaa!" gritó Leona cuando de repente se abrió una trampilla debajo de ella y cayó sin que a Evangeline le diera tiempo a reaccionar, inmediatamente la trampilla se cerró de golpe.
"Dijo… ¿Kya…?" pensó Evangeline sorprendida con un leve sonrojo en las mejillas.
"¿Do- Dónde estoy?" se preguntó Leona mirando a su alrededor, había caído en una especie de colchoneta en la que amortiguó el golpe. "Tengo que encontrar a Evangeline." saltó al suelo yendo por lo que parecía ser otro pasillo.
Mientras caminaba por el pasillo supuestamente interminable, llegó a unas escaleras cubiertas de telarañas, las subió apartando las telarañas como podía, una vez arriba, vio tres puertas en las que decía: "Pasa por aquí.", "Piérdete.", y "Tal vez quieras entrar tal vez no."
"¿Qué se supone que significa eso?" susurró Leona mirándolas, estuvo unos segundos pensando hasta que lo decidió. "'Pasa por aquí.' es obvio que quieren que entres… 'Piérdete.' ni quiero imaginármelo… Así que iré por la puerta 'Tal vez quieras entrar tal vez no.'" se dirigió hacia la puerta y entró, al hacerlo, entró en lo que parecía ser otro pasillo, había delante otra puerta, pero antes de ir, notó como si se estuviera moviendo, cuando pareció que se detuvo, abrió aquella puerta y entró en una habitación oscura, ligeramente iluminada, la niebla flotaba por el piso y pedazos de tela colgaban del techo para bloquear la vista.
"¿Hola?" dijo Leona yendo por la niebla. "No sé por qué pregunto." suspiró, de repente, se empezó a escuchar un sonido de una motosierra. "Mejor me voy yendo…" pensó dándose la vuelta, pero vio que la puerta por donde había entrado ya no estaba. "¡Ah! ¿Dónde está la puerta?"
"Te voy a mutilar."
"¿Eh?"
De las sombras salió una persona con una máscara blanca parecida a la del grito, llevaba una motosierra encendida, seguidamente empezó a correr hacia Leona para atacarle.
"Tsk." gruñó Leona preparándose para golpearle, pero recordó lo que le había dicho Evangeline y no tuvo más remedio que huir de la persona. "Porras." murmuró con una expresión molesta, intentando buscar una salida, segundos después vio una delante de ella. "Menos mal." la miró aliviada, pasó por ella y rápidamente la cerró con una llave que había en la cerradura, cuando parecía que ya había terminado, la motosierra atravesó la puerta y la persona la tiró abajo, destrozándola.
"Pero que bestia." retrocedió Leona unos pasos, seguidamente corrió por el pasillo mientras la persona la perseguía, no llevaba más de veinte segundos corriendo y las paredes se abrieron, saliendo de ellas varias personas, una de ellas era una momia que saltó para atraparla, pero Leona lo esquivó agachándose, se empezaron a escuchar gritos de gente que venía de las diferentes habitaciones que iban pasando, del suelo salieron personas ensangrentadas, algunas de ellas tenían lo que parecía ser un cuchillo en la cabeza atravesado.
"¡Pero por qué aparecen todos de repente!"
"Ven con papa." dijo alguien vestido de Fredy alzando los brazos mientras lo rodeaban unas niñas que parecían estar cantando, Leona pasó tan rápido por su lado que un ligero viento se alzó sobre ellos, se giraron con una gota en la nuca viéndola marcharse.
"Me sería más fácil si pudiera defenderme." pensó Leona, al doblar una esquina, alguien la sujetó, abrazándola por la espalda.
"¡¿Ah?!"
"No te muevas."
"¿E-Evangeline?" tartamudeó Leona al verla, sonando nerviosa ya que la había pillado desprevenida. "¿Qué haces? Nos van a-"
"No harán nada."
"¿Cómo?" la miró Leona extrañada. "Que vienen… ¡Qué vienen!" exclamó viendo las personas corriendo hacia donde estaban.
De repente, los perseguidores se detuvieron delante de ellas, mirándolas, esperando.
"Largo." avisó Evangeline con una mirada sombría, sus ojos se habían vuelto rojos y tenían una mirada de sed de sangre, al verla, todos se marcharon corriendo.
"¿Qué ha pasado?" parpadeó Leona confundida.
"En esta atracción, no puedes atacarles, pero ellos tampoco pueden tocarte." respondió Evangeline, encogiéndose de hombros.
"¡Eh! ¿Por qué no me lo explicaste antes? ¡He estado dando vueltas por todo el lugar!"
"Lo sé, te vi correr por todo el pasillo." sonrió Evangeline con una voz divertida. "Así que me adelanté para poder atraparte."
"¿Y si me hubieran hecho algo?"
"No te habría dicho que no les atacases y ni te hubiera dejado a solas si realmente te fueran a hacer daño."
"Ya puedes soltarme." pidió Leona con una mirada molesta por haber estado en esa situación.
"¿Seguro? Mm… No sé si hacerlo… ¿Y si te asustas de nuevo y te me pierdes otra vez?" sonrió Evangeline burlonamente, una vena de enfado apareció en la sien de Leona, palpitando.
"¡No va a pasar!" respondió Leona, sonrojada.
"Está bien." la soltó Evangeline. "De todas formas, no te separes de mí."
"Sí…" suspiró Leona, siguiéndola por el pasillo hasta que vieron a un señor que parecía estar esperándoles, detrás de él había otra puerta.
"Hola." les saludó el hombre pálido con una voz débil. "Detrás de esta puerta que estáis viendo, encontrareis la salida, pero tened cuidado, si lo hacéis podría apareceros algo aterrador y un vampiro con sed de sangre podría aparecer en cualquier momento…" explicó el hombre mirándolas fijamente, apoyándose en el bastón.
Leona miró a Evangeline.
"A mí no me mires, no tengo nada que ver con eso."
"¡Ahem!" tosió el hombre para que le prestaran atención. "Antes de que lo decidáis, si entráis debéis de daros la mano y no soltaros bajo ningún concepto."
"¿Por qué?" preguntó Leona con curiosidad.
"Si conseguís pasar los obstáculos sin soltaros y llegáis a la salida, os darán una invitación para que podáis entrar en cualquier restaurante del parque con un descuento del 90%."
"Bien." Evangeline miró a Leona sonriéndole levemente, y le extendió la mano para que ella la tomara, Leona la miró nerviosa, tomándole la mano.
"¿No tenéis miedo?" preguntó el hombre aun mirándolos fijamente, con una voz fría como el acero y distante.
"Por qué me siento así si solo la estoy tomando de la mano…" pensó Leona, ruborizada mientras el hombre hablaba.
"Entonces, pasad." dijo el hombre al ver que no se negaron, inmediatamente dio un golpe sonoro en el suelo con fuerza y la puerta se abrió con un chirrido debido al profundo silencio en el que todo se encontraba, después de eso, entraron y la puerta se cerró detrás de ellas, miraron a su alrededor y ello parecía ser una mazmorra, solo la tenue luz de las velas iluminaba el lugar, cuando terminaron de observarlo, empezaron a avanzar por el estrecho camino que había entre las celdas, de repente el silencio se rompió cuando unas manos salieron de entre los barrotes de las celdas, intentando cogerles del brazo.
"¡Ah!" se sobresaltó Leona, abrazando a Evangeline, haciendo que se sorprendiera, segundos después, Leona se dio cuenta y rápidamente se separó en shock, sonrojada. "Yo… Yo no- quiero decir-" le intentó explicar, Evangeline suspiró.
"¿Tienes miedo?" sonrió Evangeline dándole una mirada de estima.
"No- ¡no es eso! Solo me sorprendió, eso es todo."
"¿Es eso? Me pareció que te aferrabas a mi como si lo tuvieras y no hubiese un mañana."
"¡Qué! ¡Eso no es así!"
"Será mejor que sigamos antes de que se abran las celdas y salgan." miró Evangeline calmada a los de la celda, estaban intentando abrirla, dando golpes cada vez más fuertes.
"¿Crees que se va a abrir?" los miró Leona.
"Pero no pasará nada si lo hacen porque no tienes miedo, ¿no?" sonrió Evangeline de manera sincera con los ojos cerrados.
"No pueden hacer nada." dijo Leona, volviendo la mirada hacia Evangeline.
"¿No escuchaste al hombre cuando dijo que no se haría cargo de lo que pasaría a partir de que cruzáramos la puerta?" la miró Evangeline, alzando una ceja.
"¿Eh?... En qué momento fue eso…" parpadeó Leona, confundida. "Si es así, entonces puedo atacarles-"
"Está prohibido."
"¡Y eso quien lo dice!"
"Yo." contestó Evangeline con firmeza, dándole una mirada seria.
Hubo un momento de silencio mientras se miraban a los ojos fijamente.
"¿En serio?"
"Sí."
"¿Puedo saber el por qué?"
"No quiero que nos llamen la atención, piénsalo, si lo congelas todo o sale algún herido tendremos problemas, tómatelo como un entrenamiento."
"No iba a congelarlos…" murmuró Leona. "Entonces, yo no puedo ni dar los buenos días a los señores malhumorados de la casa de las tinieblas, pero ellos si quieren pueden hacer lo que quieran, como tirarme a un precipicio atada a una piedra, ¿es eso?"
"No te preocupes, solo tenemos que llegar a la salida." le sonrió Evangeline.
"Está bien, salgamos de aquí." suspiró Leona, empezaron a correr por el lugar hasta que vieron una puerta que cruzaron rápidamente, la siguiente habitación tenía un precipicio en el que había un puente estrecho, al lado del puente había un cartel en el que ponía cuidado con el lobo.
"Ese dibujo parece más bien de un perro… De todas formas… ¿Dónde está?" miraba Leona a su alrededor.
"Supongo que aparecerá cuando menos lo esperes." Evangeline encogió los hombros, cuando estaban ya cruzando el puente e iban casi por la mitad, de repente, el puente empezó a derrumbarse por la parte de atrás y un hombre lobo apareció desde el otro lado dirigiéndose hacia ellas.
"¿No lo estabas buscando?" le sonrió Evangeline.
"Hubiera preferido que no se mostrara."
Mientras hablaban, el hombre lobos saltó hacia ellas, pero antes de que las alcanzara, Evangeline rápidamente cogió a Leona en brazos de manera nupcial y saltó apoyándose en la cabeza del hombre lobo usándola como impulso para llegar al otro lado, después dejó a Leona en el suelo, sin soltarle la mano.
"¿Crees que estará bien?" se acercó Leona al precipicio, mirándolo con una gota en la nuca, ya que el hombre lobo había caído junto con el puente.
"Seguramente." respondió Evangeline con una mano en la cintura. "Debieron pensar que de esa manera nos separaríamos, sigamos." le indico haciendo un gesto con la cabeza.
Pasaron a la siguiente habitación y vieron que había dos puertas, en las que decían "Pasa por aquí." y "Piérdete."
"Esto debe ser una broma." las miró Leona con una mirada inexpresiva.
"¿En cuál quieres que entremos?"
"¿Eh?" la miró Leona. "Pasa por aquí." la señaló con el dedo índice.
"Está bien."
Cuando entraron vieron una habitación en la que había varios obstáculos y al final se veía una puerta.
"Esto ya parece una yincana en vez de una casa del terror." alzó una ceja Leona, viendo los obstáculos, algunas de las paredes se salían chocándose entre ellas y luego volvían a su lugar, había unas bolas con pinchos que iban de un lado al otro, colgadas del techo, y al final había un precipicio en el que había unas plataformas sostenidas en el aire que aparecían y desaparecían hasta llegar a la siguiente puerta.
"¿Crees que puedes seguir mi ritmo?" la miró Evangeline con una voz calmada y una sonrisa tenue.
"¿Eh? Puedo intentarlo." respondió Leona al percatarse de que quería que la siguiera para pasar los obstáculos.
Evangeline asintió, entonces empezaron a ir por los obstáculos, los fueron esquivando y pasando rápidamente, cuando llegaron a las plataformas fueron saltándolas al mismo tiempo ya que se compenetraban, al llegar al final, pasaron la puerta y llegaron a otra habitación en la que había solo una puerta que decía 'Piérdete.'
"Nada, que quieren que vayas por esa puerta." estrechó la mirada Leona.
"¿No te gusta?"
"No me fio del nombre."
"¿Qué piensas que habrá?"
"¿El conde Drácula?
"¿Eso piensas? Bueno, dudo que esté aquí."
"No realmente, pero como todavía no he visto ningún vampiro."
"Oh, entonces no soy de tu agrado."
"¿Qué? No… Yo- ¡No quería decir eso!"
"Lo sé, solo bromeaba, eres tan ingenua, Leona." sonrió Evangeline, sacudiendo la cabeza con los ojos cerrados.
"Siento ser así." miró Leona hacia otro lado.
"Vamos a ver que hay ahora." Evangeline abrió la puerta y vieron un agujero bastante profundo. "Supongo que tenemos que tirarnos."
"¿Lo dices en serio?"
"¿Tienes miedo?"
"Tengo que tirarme por un agujero que parece no tener fondo y que ni siquiera sé lo que hay, ¿y si resulta que quedamos empalados?"
Evangeline soltó una risa leve ante el comentario.
"Por eso no te preocupes, no creo que pase, es una atracción, al fin y al cabo."
"Para ser una atracción, la bola de pinchos no parecía ser de goma precisamente."
"¿Prefieres regresar?"
"No, sigamos."
"Entonces vamos."
Se tiraron por el agujero hasta que después de unos segundos, cayeron en un suelo, todo estaba oscuro hasta que de repente el lugar se iluminó ligeramente por unas velas en candelabros que había sostenidas en las paredes, también vieron que, a su alrededor, había más gente que había entrado en la atracción.
"¿Dónde estamos?" miró Leona a su alrededor.
"No estoy segura."
En ese momento, la habitación empezó a llenarse de un líquido rojizo que parecía ser sangre, la gente susurraba al verlo y cuando ya les llegaba por los tobillos empezaron a verse partes de cuerpos mutilados que flotaban sobre el líquido, podía notarse en el ambiente que la gente estaba cada vez más nerviosa y entonces de la nada, apareció el hombre que habían visto antes, manchado de sangre.
"Os advertí de que no siguierais, pero decidisteis continuar, ahora vuestra osadía os costará cara." los miró el hombre fríamente con la voz apagada y áspera. "Seréis sacrificados y vuestra sangre pertenecerá al amo, ¡ahora moriréis!" exclamó levantando los brazos.
Las velas se apagaron y todo quedó en oscuridad, seguidamente comenzaron a escucharse varias voces que no se sabían de donde veían, las velas volvieron a encenderse y ahora en el aire, había un vampiro mirándolos con los ojos sedientos de sangre.
"¡Venir a mí, simples mortales! ¡Os daré una muerte digna! ¡Sentiros honrados de que vaya a tomar vuestra sangre!" sonrió el vampiro mirándolos. "Vengan a mí, mis humildes servidores, ¡no dejéis ninguno y seréis recompensados! ¡Ha! ¡Ha! ¡Ha!" rio cruelmente, a su alrededor salieron numerosos murciélagos y se lanzaron hacia la gente, lo que hizo que las personas salieran atemorizadas hacia una puerta que había aparecido un momento antes.
"Oh, vaya han quedado dos, ¿no os habéis querido ir como el resto? O estáis tan asustados que no podéis moveros."
"Como no se van a ir, si has soltado toda la familia entera como si fuera una estampida."
"¿Uh? Oh my…" el vampiro se quedó mirando fijamente a Leona. "No puede ser." se sorprendió, descendió al suelo y se puso delante de ella. "Realmente eres esa niña, ¿no? ¿Te acuerdas de mí, honey?" la miró sonriéndole ampliamente.
Leona sintió un escalofrió al recordarla.
"Tú-"
"¿Cómo es que no has envejecido? No siento que seas un vampiro." la miró detenidamente el vampiro extrañado. "Bueno, ¿viniste a verme? ¿Dónde está ese vampiro molesto e inoportuno que tienes cómo maestra? ¿Te abandono? Que cruel, bueno no importa, ya que estás aquí esta es una oportunidad." sonrió mostrando los colmillos, sin embargo, antes de que se lanzara hacia Leona, una espada de energía mágica se interpuso entre ella y Leona, rozándole el cuello al vampiro.
"No has cambiado nada mujer insoportable, no aprendes, ¿verdad? ¿Quieres que de nuevo te deje regenerándote por décadas? Avanza otro paso más y te rebano el pescuezo." dijo Evangeline con veneno en su voz, dándoleuna mirada fría y sombría.
"My, my… Si también estas aquí, ya me parecía extraño… Tampoco hay que ponerse así." le dio el vampiro una sonrisa torcida.
"Aléjate de ella."
"Tan amable como siempre Evangeline, no si se podré soportar tanta hostilidad."
"Oh, eso es porque todavía no has visto mi especialidad, pero puedo mostrártela." sonrió Evangeline con malicia, mostrando los colmillos.
"No es necesario, no quisiera molestarte."
"No es ninguna molestia, insisto."
"Recuerda Evangeline, no puedes atacar a los que trabajan en esta atracción." sonrió el vampiro burlonamente.
"Es cierto, pero puedo hacer una excepción."
"¿Por qué estás aquí, Irise?" interrumpió Leona al ver la tensión en el ambiente.
"Oh, puedo explicarlo, pero antes, me gustaría que tu maestra dejara de tener esa espada sobre mi cuello, no me siento cómoda."
"¿Necesita ayuda, ama?" se escuchó al hombre que vieron antes, mirándolos fijamente con las manos detrás de la espalda.
"No es necesario, quédate ahí." le ordenó Irise mientras Evangeline hizo desaparecer la Ensis Exsequens.
"Bueno, después de nuestro pequeño encuentro fortuito, estuve intentando regenerarme, no es lo mismo regenerarte un brazo que el corazón, pero me saltaré todo lo demás y responderé a tu pregunta, trabajo aquí a media jornada, aunque supongo que ya te lo imaginabas."
"¿En serio?" parpadeó Leona.
"¿Dónde pone que los vampiros no podamos trabajar? Además, asusto a la gente haciendo de vampiro." soltó Irise una risa de ironía ante lo que acababa decir. "Y me pagan por eso, me es divertido… De todas formas, dime, ¿cómo es que no envejeciste? Tu sangre me era conocida pero no sabía si en verdad eras tú." inquirió mirando a Leona fijamente con la mano en la barbilla.
"No es de tu incumbencia." intervino Evangeline con una mirada estrecha.
"Hmph, supongo que era pedir demasiado… Bueno, ¿cómo estás, honey?" le sonrió a Leona.
"Por tu culpa aún tengo pesadillas."
"Nunca me habían alagado tanto, ho ho, ho." rio Irise con las manos en la cintura.
"No te estaba alabando."
"Ahora sé porque a veces tienes esa expresión atemorizada cuando duermes."
"¿Qué? ¿Lo-lo hago? ¿Cómo lo sabes?"
"Porque a veces me despierto y te miro mientras duermes."
"¡Eh!"
"¿Dormís juntas?" ladeó Irise levemente la cabeza. "¿Qué sois ahora exactamente?"
"Nos vamos, ya hemos estado demasiado tiempo en este lugar." suspiró Evangeline empezando a marcharse con Leona.
"Espera, ¿no me vas a preguntar quién es él?" señaló Irise con el dedo índice al hombre que estaba escuchando la conversación atentamente.
"No me interesan los romances que tengas con tus sirvientes." respondió Evangeline moviendo la mano en el aire con indiferencia como si se despidiera.
"¿Romance?" parpadeó Leona mientras se iban.
"¿Qué? Oh no, no, no, no, él no es uno de mis romances." movió Irise la mano y la cabeza en negación. "Solo es un sirviente, pero si tuviera que elegir, preferiría a tu discípula."
Evangeline se detuvo de repente, y se dio la vuelta lentamente.
"Irise, supongo que no es necesario que te lo diga, aun así, te lo diré; No cruces la línea porque no habrá una segunda oportunidad." recalcó Evangeline, mirándola seriamente con sus ojos azules que parecía que dejarían helado a cualquiera que la mirara en ese momento.
"Era solo una broma, no te lo tomes tan enserio." hizo una mueca Irise con las manos en la cintura. "Por cierto, no os olvidéis de pasar por taquilla, os darán el vale de descuento ya que no os habéis soltado de la mano."
"Hmph." pensó Evangeline, pero solo dijo. "Está bien." se dio la vuelta y se fue del lugar con Leona.
"Disculpe ama, ¿no va a hacer nada?"
"¿Oh? ¿Qué quieres decir?" lo miró Irise, ladeando levemente la cabeza.
"Por favor ama, no haga como si no lo hubiera notado, hay algo en esa niña que es extraño, algo que cada vez se está haciendo más fuerte, no sé el motivo, pero usted sabe que puede llegar a ser peligrosa."
"Wilson, no es nuestra incumbencia, además estoy segura de que, si llegara a pasar algo, ella se encargaría." contestó Irise con los brazos cruzados bajo su pecho.
"No te cae bien." miró Leona a Evangeline después de recoger el vale de descuento y de hacerse una foto por pasar la prueba.
"¿Eso piensas? Bueno, siempre puedes volver con ella."
"¡Eh! ¡No!"
Después de salir de la atracción, Leona se tapó el rosto con la mano.
"Agh, la luz del sol, siento que ha sido una eternidad desde la última vez que lo vi."
Evangeline rio para sí misma por el comentario.
"Por cierto Leona, ya puedes soltarme la mano."
"¿Eh?"
Leona bajó la mirada y vio que todavía le estaba cogiendo la mano a Evangeline, rápidamente la soltó, sonrojándose levemente.
"Lo siento, no quería-"
"¿Por qué te disculpas?" la miró Evangeline, alzando una ceja.
"No, no es nada." respondió Leona negando con la cabeza.
Evangeline miró la hora en un reloj que había en el parque.
"¿Quieres que vayamos a comer?"
"Está bien."
Minutos después de estar buscando un sitio, vieron uno que parecía ser agradable, se sentaron en unas de las sillas que había en las mesas de fuera y cuando les atendieron, pidieron la comida y la bebida, Evangeline pidió ensalada de fideos soba, pollo teriyaki y de postre, sorbete de limón, Leona pidió ramen, tonkatsu y de postre, tarta de chocolate, minutos después les trajeron lo que habían pedido, junto con las bebidas.
"¿Dónde estarán los demás?" pensó Leona mientras tomaba un sorbo del vaso de agua que había pedido.
"¿Estas bien?" le preguntó Evangeline al notarla pensativa.
"¿Eh? Sí, solo pensaba donde podrían estar los demás, llevamos un rato por el parque y aun no los hemos encontrado."
"Este parque es bastante amplio, acabaremos encontrándolos." Evangeline, cogió la copa de vino tinto que tenía al lado y tomó un poco. "De todos modos, no te preocupes, deben estar divirtiéndose." la miró después de dejar la copa en la mesa. "¿Tú estás bien?"
"¿Por qué lo dices?"
"Es por tu 'problema'" señaló Evangeline con un gesto el brazo donde tenía la venda.
"Ah, estoy bien."
"Si tú lo dices, no obstante, me gustaría que, si alguna vez no pudieras soportarlo, me lo dijeras, en el momento que fuera."
"Está bien, no tienes que preocuparte, ¿por qué me lo dices?"
"Porque sueles ser bastante testaruda respecto a algunas cosas."
"Testaruda, ¿yo?"
"Estuviste bastante tiempo ocultándome el problema que tenías y cada vez que no te sientes bien, haces lo mismo, lo escondes hasta que no puedes más-"
"Uh… Está bien, lo entiendo." la miró Leona incomoda. "¿Podemos cambiar de tema?"
"¿Estás cómoda en UQ Holder? Es algo que quería haberte preguntado, pero estuve ocupada estos días."
"Sí, estoy bien, todos son amables."
Estuvieron comiendo durante un rato más, cuando terminaron, Evangeline pidió un café y le preguntó a Leona si quería uno, ella lo pensó unos segundos y asintió, ya que no lo había probado, minutos después, el camarero les trajo los cafés que habían pedido y se volvió a marchar, después de echarle azúcar, Evangeline cogió su taza y tomó un sorbo mientras observaba a Leona, al principio lo probó sin echarle azúcar cosa que hizo que pusiera una expresión de disgusto y murmuraba lo amargo que estaba, entonces empezó a echarle varias cucharadas de azúcar al café con una expresión molesta.
"Si sigues poniendo azúcar no va a haber quién se lo beba." le sonrió Evangeline divertida.
"No pensé que estuviera tan amargo." se detuvo Leona, probándolo de nuevo. "Uhg…"
"Te lo dije." encogió los hombros Evangeline. "Voy a pedir la cuenta." dijo llamando al camarero, cuando regresó con la cuenta, Evangeline le enseñó el vale de descuento de la atracción y él asintió, entonces cuando iba a pagarle, Leona intervino.
"No tienes por qué pagar todo, déjame a mí también poner algo."
"No es necesario."
"Pero-"
"Trabajas para mí, sería como si yo lo pagase de todas formas, puesto que soy yo quien te da el sueldo."
Leona la miró con una mirada inexpresiva mientras parecía que en ese momento hubiese caído un rayo detrás de ella, entonces asintió, Evangeline pagó la cuenta y dejaron el restaurante.
"Hay una parada de tiro al blanco." dijo Leona, mirando la parada.
"¿Quieres ir?"
"Bueno… Me gustaría echar un vistazo."
Cuando se acercaron, vieron los diferentes premios que se podían ganar, y entre ellos, hubo uno que llamó el interés de Leona, era un koala parecido al que le regaló a Evangeline, pero de diferente color.
"¿Quieres ese?" preguntó Evangeline, al notar que lo estaba mirando atentamente.
"¿Qué? No." desvió Leona la mirada.
"…"
"¡Quiero uno!" se escuchó a un niño, viendo los premios.
"Está bien." dijo uno de los padres.
El hombre de la parada les dio unas pelotas de beisbol para que les dieran a las botellas que había detrás de él.
"Dependiendo el número de botellas que tiréis, podréis tener uno premio u otro."
Después de intentarlo, el hombre miró las botellas que habían caído.
"Los premios que podéis tener son estos." señaló el hombre.
"¡Ese!" sonrió el niño, señalando uno con el dedo índice.
"Está bien." dijo el hombre mientras se lo daba.
"¡Lo cuidaré como si fuera un tesoro! ¡León, préstame tu poder!" sonrió el niño mientras se iba con sus padres.
"¿Quieren intentarlo?" preguntó el hombre, mirándolas fijamente.
"Está bien." contestó Evangeline.
"Dependiendo el número de botellas que tiréis, podréis tener uno premio u otro." repitió el hombre, dándole las pelotas de beisbol, después de que Evangeline le pagara lo que valía el intento.
Después de hacerlo, algunas habían quedado en pie.
"Los premios que podéis tener son estos." señaló el hombre.
"¿Para el koala cuantas se necesitan?"
"Bueno, para ese se necesitan por lo menos ocho, puede intentarlo las veces que quiera." sonrió el hombre, confiado.
"Está bien, lo intentaré de nuevo."
"Entonces, aquí tiene."
El hombre hizo lo mismo que antes.
"Bien." asintió Evangeline mientras lanzaba una pelota al aire y la cogía. "Está claro que algunas están pegadas para que de esa manera no puedan caerse… En ese caso." pensó, entonces empezó a lanzar las pelotas contra las botellas con fuerza, rompiéndolas, cuando terminó no había ninguna en pie.
"…"
"Me da el Koala de allí, si es tan amable."
"Sí… Ahora mismo…" dijo el hombre sorprendido mientras le daba el koala en una bolsa. "Aquí tiene."
"Gracias." sonrió Evangeline. "Vamos Leona."
"Sí…" asintió Leona con una gota en la nuca.
"Es para ti." la miró Evangeline, dándole el peluche mientras se alejaban. "¿Lo querías, no?"
"No tenías por qué hacerlo." la miró Leona. "¿Por qué me miras así?" preguntó ya que ella la estaba mirando seriamente.
"¿No vas a hacer eso?"
"¿Él qué? ..." preguntó Leona confundida.
"¡Koala, préstame tu poder!"
"¡Por qué debería!" se sonrojó Leona, mirándola seriamente.
Evangeline empezó a reírse.
"¡No tiene gracia!"
"¡Yukihime-sama!" se escuchó la voz de Karin.
"¿Mm?"
"¡Por fin nos encontramos!"
Karin había ido donde estaban con los demás.
"Deberíamos de haber quedado en algún lugar…" suspiró Kirie con las manos en la cintura.
"Bueno, al menos ya nos encontramos." sonrió Touta.
"Estuvimos en varias atracciones… Pero al final no fuimos a la casa del terror." suspiró Mizore, decepcionada.
"La casa del terror…" pensó Leona, recordando a Irise, riendo descontroladamente. "Menos mal que no fueron…"
Una sombra cubrió su mirada.
"¿Leona? ¿Estás bien?" la miró Kuroumaru.
"¿Qué? Sí."
"¿Acaso fuisteis?"
"Bueno…" Leona desvió la mirada hacia otro lado, rascándose la mejilla con el dedo índice.
"Si, estuvimos allí." añadió Evangeline.
"¿Y cómo fue?" preguntó Mizore con curiosidad.
"No quiero recordar…"
"Tuvo que ser más horrible de lo que pensé."
"Entrasteis juntas…" murmuró Karin mientas se imaginaba una posible escena.
"¡Ah! Yukihime-sama, ¡tengo miedo!"
"No te preocupes, estoy aquí."
"Que suerte…" susurró Karin con una sonrisa nerviosa.
"¿Qué se estará imaginando?" parpadeó Leona confundida mientras la miraba.
"Se está haciendo tarde… ¿Por qué no vamos a la noria antes de irnos?" propuso Kirie, señalándola con el dedo índice.
"Buena idea." sonrió Mizore, asintiendo.
Cuando llegaron a la noria estuvieron discutiendo sobre cómo se dividirían, al final se pusieron de acuerdo y quedaron de la siguiente manera, Mizore, Shinobu y Kuroumaru se montaron en una, Touta, Santa y Karin en otra, y, por último, Kirie, Leona y Evangeline.
"Me hubiera gustado contemplar el atardecer con Touta-sama." hizo un mohín Mizore, mirando por la ventanilla con los brazos cruzados bajo su pecho.
"Pero fue divertido." la miró Shinobu.
"En eso tienes razón."
"Creo que es mejor así, si hubieran ido las tres con Touta, podría haber sido un problema…" pensó Kuroumaru.
"Ah." suspiró Karin. "¿Por qué tengo que estar en la misma que tú?" miró a Touta fijamente.
"Vamos Karin-senpai, es lo que decidimos."
"Ya lo sé, pero aun así… He desperdiciado una oportunidad para estar más cerca de Yukihime-sama…"
Touta sonrió levemente.
"A qué viene esa sonrisa." estrechó la mirada Karin.
"¿Eh? No es nada, de verdad." negó Touta con la cabeza para evitar ser golpeado.
"A simple vista parecería que no se soportan… Pero me da la impresión de que se llevan bastante bien." pensó Santa, mirándolos fijamente mientras discutían.
"Se ve distinto el parque desde aquí arriba." dijo Leona mirando por la ventanilla.
"Sí." asintió Kirie.
"Puedes ver la puesta de sol desde esta altura." dijo Evangeline mientras el cielo se volvía de un color naranja cada vez más oscuro.
"Es cierto." sonrió Kirie sin dejar de verlo, mientras la veían, Leona miró a Evangeline por un momento y luego pensó.
"Me gustaría estar siempre a su lado."
"¿Y ahora dónde vamos?" preguntó Touta al terminar la atracción.
"Hice una llamada al lugar donde íbamos a quedarnos Leona y yo, así que ya reservé más habitaciones para quedarnos todos."
"Una idea brillante, Yukihime-sama." añadió Karin, mirándola con un brillo en sus ojos.
"Entonces podemos ir ahora."
"Hey." se escuchó a Jinbei desde la distancia.
"¿Qué haces aquí?" lo miró Kire sorprendida con una gota en la nuca.
"Vine a buscaros."
"¿En serio? ¿Por qué?" estrechó la mirada Kirie.
"¿Cómo que por qué? ¿Tan raro es? Lo hice para que no tuvierais que andar demasiado."
"Oh." dijo Kirie con simpleza. "Y yo que pensé que era porque así te librabas de trabajar."
"¿Esa es la imagen que tienes de mí?" sonrió Jinbei nerviosamente.
"Podéis discutirlo después si queréis…" los miró Mizore.
"Vamos entonces." sonrió Jinbei.
Al irse del parque de atracciones, cogieron el coche con el que había llegado Jinbei y fueron hacia el hotel que había reservado Evangeline para pasar la noche, una vez dentro, fueron a recepción y cogieron las llaves.
"Está bien, nos dividiremos de la siguiente manera: Mizore y Shinobu compartirán habitación, Kirie y Karin estarán en otra, Touta, tú compartirás habitación con Santa, Jinbei y Kuroumaru estarán en otra, ya que, a pesar de llegar a última hora, pude arreglarlo."
"Vaya, muchas gracias." sonrió Jinbei.
"Y, por último, Leona y yo estaremos en otra."
"…"
"¿Alguna objeción?" los miró Evangeline fijamente, antes de que alguno pudiera decir algo.
"No, ninguna." dijeron todos negando con la cabeza, sabiendo que si protestaban podría ser peor.
"Entonces, quedamos así."
Mas tarde, todos fueron a sus habitaciones.
"Estoy cansada…" murmuró Leona después de ducharse. "Aunque estuvo bien."
"Después de lo que comiste me extrañaría que no hubieras engordado." la miró Evangeline, sonriéndole burlonamente.
Leona se sonrojó por el comentario.
"Tampoco comí tanto." dijo Leona haciendo un mohín mientras iba hacia a la cama.
"¿Entonces te divertiste?"
Leona asintió, después de unos segundos, Evangeline habló rompiendo el silencio.
"¿Quieres ver algo en la televisión?" la miró Evangeline, incorporada en la cama.
"Bueno…" respondió Leona, sentada en la cama, apoyando la espalda en el cabezal.
Evangeline cogió el mando que había en la mesilla de noche y encendió la televisión que estaba delante de ellas.
"¡Ah! ¡Ah! ¡No pares!"
Súbitamente, los ojos de Leona se ampliaron mientras su cara iba poniéndose cada vez más roja mientras Evangeline tenía una mirada inexpresiva.
"?!"
Evangeline cambió de canal, donde aparecían las dos personas haciéndolo apasionadamente.
"¡Oh! ¡Sí!"
De nuevo, cambio de canal ya que era lo mismo que el anterior.
"Nunca te he olvidado."
"Yo tampoco, todo este tiempo no hacía más que pensar en ti."
"Házmelo, toma mi sangre."
Entonces, el vampiro se puso encima de la humana y empezaron a quitarse la ropa mientras le besaba el cuello.
"La virginidad de mis ojos…" pensó Leona.
Evangeline apagó la televisión mientras Leona tenía una sombra cubriendo su mirada.
"Al parecer se han puesto todos de acuerdo." suspiró Evangeline, dejando el mando en la mesilla. "¿Leona?"
"Yo… Creo que iré a dormir al sofá…"
"¿Eh?" dijo Evangeline poniendo una mirada inexpresiva.
Leona iba a levantarse de la cama, pero Evangeline le sujetó el brazo para detenerla.
"Espera, ¿por qué quieres ir al sofá?" alzó la ceja Evangeline.
"…"
"Oh, ¿Es por esas escenas de antes?" la miró notando su sonrojo, entonces dejó escapar un suspiro y sonrió. "No voy a hacer nada de eso, si es lo que te preocupa."
"No- Yo… No me refería a que fueras a-"
"Es porque te dan vergüenza esas cosas y te ponen nerviosa, ya que no estás acostumbrada, ¿no? Supongo que es normal para alguien de tu edad, además, conociendo tu pasado, no creo que ello fuese algo de lo que te parases a pensar."
"…"
"Tsk, la apagó." gruñó Jinbei desde lo alto de un edificio donde se podía ver la habitación de ellas.
"Como Yukihime se entere, nos va a patear el trasero." añadió Santa.
"Esto lo hago para ayudarlas." sonrió Jinbei, con su habilidad había estado cambiando los canales normales de televisión por los de mayor de edad.
"¿Ayudando? ¿Ayudando a qué?" parpadeó Touta confundido, mirando a Jinbei.
"Eres todavía demasiado joven para entenderlo."
"Pues en vez de ayudar, yo creo que estás haciendo lo contrario…" suspiró Santa.
"Yo tampoco lo entiendo, ni siquiera sé cómo demonios me dejé convencer para estar aquí." resopló Kirie con los brazos cruzados bajo su pecho.
"Jinbei…" se escuchó la voz de Karin detrás de ellos.
"Karin-san…" la miró Jinbei con una sonrisa nerviosa.
"Cómo te atreves… Hacerle eso a Yukihime-sama…" lo miró Karin con un aura siniestra alrededor de ella.
"Solo estaba intentando ayudar-"
"¡Cómo si fuera a creerte!" exclamó Karin yendo hacia él con un martillo largo, Jinbei lo esquivó y huyó, Karin fue tras él.
"Sera mejor que nos vayamos de aquí." suspiró Kirie.
"Entonces, ahora que estás más calmada, ¿quieres que nos vayamos a dormir? ¿O prefieres hacer otra cosa?" preguntó Evangeline, mirando a Leona.
"Preferiría dormir… ¿Puedo preguntarte algo?"
"¿Mm? ¿El qué?"
"¿Ya puedes dormir? Quiero decir, ¿los vampiros no son nocturnos?"
Evangeline alzó la vista al techo y se quedó pensando unos segundos.
"Así es, la mayoría lo son, aunque existen dos clases de vampiros." la miró Evangeline. "Están los 'pura sangre' que son los que no les afecta la luz del sol y otras cosas como el agua bendita, y los 'no pura sangre' que serían los que aparecen en las películas antiguas donde si les afecta el sol y demás… En mi caso, yo sería un pura sangre versionado ya que no nací como vampiro sino como humana, pero como te dije me convirtieron en vampiro a través de un conjuro, con la edad aprendí a vivir bajo la luz del sol y a que no me afectaran otras debilidades, eso debería responder a tu pregunta."
"Hum." asintió Leona.
"¿Estás interesada en mí?" sonrió Evangeline maliciosamente, acercando su rostro al de Leona, quedando a solo unos centímetros de sus labios.
Leona se sonrojó al tenerla tan cerca, sin saber que responder, sintiendo que su corazón iba cada vez más rápido, se quedaron durante unos segundos mirándose, hasta que Evangeline se apartó de ella.
"Será mejor que vayamos a dormir."
"Sí…" asintió Leona mirándola nerviosa.
Evangeline apagó la luz de la habitación mientras Leona se tapaba con las sabanas.
"Buenas noches, Leona."
"Buenas noches…"
Mientras los minutos iban pasando, Leona estaba mirando el techo mientras el único ruido que se podía escuchar era el sonido del reloj de la habitación.
"No pude contestarle, ¿por qué me pongo tan nerviosa cuando esta tan cerca?" pensó Leona. "A estas alturas ya no puedo evitar quererle, y no soy capaz de decírselo, es tan complicado…" suspiró. "Aunque dijo que no está saliendo con nadie, quizás ya tenga a alguien en mente, ¿está bien para mi enamorarme de ella? Solo sé que mis sentimientos hacia ella van creciendo profundamente."
Al día siguiente, todos se habían reunido en la recepción para volver a UQ Holder, después de pagar la estancia, la mayoría subió al coche, excepto Jinbei y Evangeline que eran los que faltaban por subir.
"Bueno, es hora de regresar."
"Jinbei." lo llamó Evangeline.
"¿Ocurre algo, Yukihime?" preguntó Jinbei, alzando una ceja, mirándola.
"Es sobre lo de anoche."
"¿Eh?" dijo Jinbei con un tono nervioso, entonces Evangeline le puso una mano sobre el hombro.
"No creas que no me di cuenta."
"No sé de qué hablas…"
"¿Oho?" hizo una mueca Evangeline. "Te estoy hablando de cuando te pusiste a cambiarme los canales de la televisión, es curioso que no lo recuerdes porque, hicisteis bastante escándalo y como vampiro tengo el oído muy fino."
"… Yukihime..." Jinbei tragó saliva, intentando pensar en una explicación. "Veras…"
Evangeline cambio la mirada a una fría y sombría.
"Vas a estar haciendo los baños de UQ Holder hasta el día del juicio final." sonrió Evangeline sombríamente, mostrando los colmillos.
Una sombra cubrió la mirada de Jinbei.
"No fastidies…"
Fin del capítulo.
Y así terminó la salida al parque de atracciones, parece ser que Jinbei tendrá que limpiar los baños por la eternidad, ¿Qué pasará en el siguiente capítulo? ¿Llegará el día en que Leona consiga declararse?
Gracias por leer, espero que haya gustado, si es así, dejen review por favor, me gustaría saber su opinión, me anima a seguir escribiendo. Cualquier duda de la historia, pueden decirme.
