Cuando Lili y Yoshi llegaron a con Ryo y Rika, y que les dijeron qué había pasado (menos lo del beso), se fueron a dejar a Yoshi a su casa.
–¡Adiós, Yoshi; hasta mañana! –decía Lili desde el auto.
–¡Hasta mañana, Lili! –le dijo Yoshi antes de entrar a su casa junto con su padre (que había estado para ver la despedida).
En cuanto llegaron a su casa, Lili fue corriendo a su habitación a buscar a Yikumon, para contarle sobre lo que había sucedido en el viejo templo...
–Yikumon, adivina que... –dijo Lili, pero al no encontrar a Yikumon mejor dejó la frase inconclusa.
–Ella salió por un momento. –dijo una voz detrás de ella.
–¡Ah, Renamon¿No te dijo a dónde o cuánto tardaría? –dijo Lili.
–No me dijo nada más que "vuelvo en un momento". –dijo Renamon, y Lili cerró la puerta de su habitación.
–¡Maldición! –oyó decir Renamon a Lili.
Mientras, Yikumon conversaba en la parte más alta de un edificio súper alto con otro Digimon.
Como siempre, Yikumon se mantenía al borde, viendo hacia las luces de la ciudad que se movía por debajo de ella.
–¿Y cómo te ha ido con tu Tamer, Kannonmon? –dijo Yikumon, volteando a ver al Digimon que se mantenía en las sombras.
–Bien, aunque no hemos tenido ni tantas batallas juntos... –dijo Kannonmon.
–No te preocupes, siempre hay algo para cada quien.
–¿Me puedes dar un ejemplo?
Yikumon se apartó de la orilla del edificio y se fue acercando lentamente a Kannonmon...
–Veamos: tú tienes a tu Tamer, o sea a Yoshi... y me tienes a mí...
Aquella tierna mirada que traía Yikumon y también aquel dulce tono de voz suyo paralizaron a Kannonmon, que preguntó:
–¿Cómo que yo te tengo a ti?
–Sí, me tienes como amiga... ¿O acaso te interesa algo más? –dijo Yikumon.
–Por el momento... solo amigos¿ok? –dijo Kannonmon, y se fue sin decir nada más.
–Ok, solo amigos. –dijo Yikumon, algo triste, y se fue también.
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