Yoshi llegó a su casa y, a diferencia de todos los días, se encerró en su habitación con Kannonmon.
–¿Por qué estás molesto, Yoshi? –dijo Kannonmon.
–Porque un estúpido, llamado Hien, está interfiriendo entre Lili y yo. –dijo Yoshi.
–¿Y eso te importa mucho?
–¡Claro que sí¿Apoco a ti te gustaría que Ambarimon te quitara a Yikumon como amiga?
–¿Lili sigue siendo tu amiga?
–¡Claro que sí!
–¿Por qué?
–Porque ese estúpido no se quitaba de en medio cuando iba a... iba a...
–¿Declárate?
–¡No lo digas en voz alta!
Mientras, en casa de Lili, ella y Yikumon estaban en la habitación, conversando de lo que había sucedido en el receso.
–¿Apoco no te has dado cuenta, Lili? –dijo Yikumon.
–¿Dado cuenta de qué, Yikumon? –dijo Lili.
–De que Yoshi se enfadó con Hien debido a ti.
–Sé que le gusto a Yoshi, pero... ¿me gustará a mí también?
–Posiblemente. ¿Te gustó el beso aquel?
–¡Yikumon, baja la voz; papá y mamá pueden oírte!
–Entonces qué.
–Sí, fue lindo... Pero me sentía insegura antes y hasta después del beso.
–Ah...
Y en la casa donde vivía Hien, él comentaba al resto de su familia, o sea a su hermano y a sus padres, sobre lo que había sucedido aquel día.
–Entonces¿esos chicos eran Tamers? –dijo la madre.
–¡Ay, mamá¿cuándo puedo ser Tamer como mi hermano¡¿Cuándo, cuándo! –decía el hermanito de Hien.
–Cuando seas mayor, Hajime. –dijo la madre.
–Y¿qué pasó, hijo? –dijo el padre.
–Oh, nada; la chica Lili me derrotó con su Digimon sin necesidad de darle una orden siquiera... Ella y su Yikumon son sorprendentes, en especial la Tamer...
–¿Por qué?
–Es linda...
Cuando llegó la noche, una cosa misteriosa apareció entre unos libros de...
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